Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]

por **Soren Kaarkarogf** Lun Jun 14, 2010 3:31 am

Recuerdo del primer mensaje :

Aquella noche que apenas comenzaba, Soren había decidido que un poco de aire fresco serviría para obtener la inspiración que le hacía falta para terminar de planear el discurso para su clase sobre el poeta Charles Baudelaire. Baudelaire era uno de los poetas de moda, estaba rápidamente ganando fama por casi toda europa, por lo que hablar sobre el simbolismo de su poesía en una clase no era precisamente fácil, sin mencionar que era una gran responsabilidad para el como maestro. Por lo que decidió que ir a un restaorante y escribir desde allí sería mejor que quedarse en su refugio solitario y frío.

Antes de dirigirse a su restaurante favorito, pasó por la tienda y encargó a EunMi (la muchacha que limpiaba) que atendiera el negocio mientras no estaba y no olvidara sacar los nuevos productos de la bodega. Una vez terminado con eso, bajó caminando por las calles pedregosas de aquella despejada noche de luna llena. Usaba un largo gabán oscuro y en su cuello un pañuelo azul azabache. Bajo el gabán 3 libros y dos cuadernos yacían apeñuscados en sus manos.

A los pocos minutos encontró el restaorante que buscaba, le gustaba no por su comida, obviamente no iba allí a comer, pero le gustaba porque en el segundo piso había una mesa que estaba cercana al balcón, por lo que se podía ver al resto de los comensales en la primera planta sin ser realmente visto, era casi como su mesa, o al menos el la consideraba así. Pidió un vaso de vino tinto al entrar a un camarero que le saludó por su nombre y se dirigió al segundo piso con paso apurado.

Entonces, por primera vez desde que frecuentaba el lugar, se encontró con que una persona ya se encontraba ocupando el lugar. Arqueó las cejas con la sorpresa y los libros y cuadernos que traía se le cayeron torpemente y se esparcieron por el suelo frente a las bien torneadas y delicadas piernas de la mujer.

- Lo-lo...siento - Exclamó azorado mientras se arrodillaba.

por **Soren Kaarkarogf** Vie Jun 25, 2010 8:32 am

Soren no pareció notar los cambios en ella, realmente no era bueno leyendo las expresiones de la gente, quizás era esa una de las razones por las cuales no le iba muy bien relacionandose con los demás. Garabateó algo más en su cuaderno, palabras inconexas más que todo, conceptos, ideas, a veces bocetos de dibujos, todo revuelto en un demencial caos de tinta.

Luego en casa, cuando tuviera tiempo, checaría el cuaderno y vería que cosas podría utilizar para las clases y para sus propios proyectos personales, por ahora estaba seguro que incluiría algunas de las cosas que la mujer había dicho en su catedra de Charles Baudelaire de esa noche.

Levantó el rostro del cuaderno cuando escuchó la voz de la mujer. Un momento... ¿Cliente? ¿él?. Su mente pareció finalmente comprender a lo que ella se refería y sus mejillas se colorearon tanto como el color mismo del vino.

- No... no NO - Exclamó azorado, comenzó a mover las manos rápidamente como a la defensiva- No expresé bien mis palabras entonces, Madame Delacroix -Se llevó una mano a la frente y se revolvió el flequillo con una medio sonrisa como si no pudiera creer el mal entendido - Cuando digo que le acompañaría al burdel, no me refiero a acostarme con usted... No me malinterprete ni se ofenda, pero nunca me he acostado ni me acostaría con una mujer por dinero -

por **Claire Quartermane** Mar Jun 29, 2010 2:54 am

No era mentira, pero de alguna forma se sentía como si estuviera rechazándola. ¿Él? ¿Este torpe y algo extraño vampiro a ella? ¿Una de las diosas del local nocturno más famoso de París? Era para no creerlo. Sabía que su temperamento la traicionaría, pero no quería gritarle, golpearlo o insultarlo ahí frente a todos, aunque sabría que de haber obtenido esa misma respuesta en el burdel lo habría hecho. Su cabeza le decía que se calmara, que quizás este si era el primer hombre que conocía que nunca había ido a un local aunque sea a mirar mujeres. Aunque a la mayoría de aquellos caballeros sólo los ubicaba de su trabajo.

Repasó la tapa de su libro esperando que con unos segundos de silencio los colores le volvieran al rostro. – Entonces… ¿No se acostaría conmigo? ¿O la restricción es por el hecho de pagar? – Sonrió de lado, le gustaba sentir que tenía en control, aunque fuera, en este caso, una forma de evitar reconocer su error. Se negaba a creer que si estaba interesado en eso del estudio, era un bicho raro o una excepción a la regla. La segunda opción sonaba mejor. Lo miró directo a los ojos, otra forma de asegurarse de tener todo bajo su control. A veces llegaba a ser maniática con las cosas que le interesaban. Un hombre no es una cosa Claire, acéptalo. Se repetía mil veces mientras contaba el dinero de cada noche. Pero era por lo mismo que le costaba creerlo.

Creyó verlo sonrojado, pero de seguro también era su imaginación jugándole una mala pasada. – Si sigue interesado, acompáñeme al burdel, hágase pasar por cliente y descubra lo que eso significa, no se irá con las manos vacías se lo aseguro, pero eso tendría un costo… y no me refiero a dinero… - Habló mirándolo con el brillo algo malvado en los ojos que la caracterizaba cuando su cabeza trabajaba a toda máquina ideando. A veces se perdía en aquellas ideas, especialmente cuando eran altamente probables llevarlas a cabo… como quizás podría serlo en este caso.

por **Soren Kaarkarogf** Mar Jun 29, 2010 6:37 am

– Entonces… ¿No se acostaría conmigo? ¿O la restricción es por el hecho de pagar? –

La piel de Soren solía ser pálida muy acorde a los de su clase, pero a la mención de aquella pregunta indiscreta y aún más, el hecho de involucrar dinero, sus mejillas se tornaron tan rojas como el vino que bebían. Cierto era que no tenía mucho dinero para pagar a una prostituta costosa, pero el punto no era pagar, el punto era que esa mujer frente a él, era increiblemente sexy y hasta ese momento no lo había tomado en consideración.

Generalmente las mujeres recatadas de la época no iban por ahí preguntandote si tendrías sexo con ellas. Por lo que le sorprendía demasiado que la mujer fuera tan abierta a esos temas. Después de todo era la primera cortezana que conocía.

- Ehmm este... puess... - Iba a responder, pero no sabía que decir o como decirlo, cuando la mujer habló de nuevo ¿Hacerse pasar por cliente? ¿Costo?

- Bueno yo... no es que... no me apetesca dormir con una mujer tan atractiva con usted - Comenzó de nuevo sintiéndo que la cabeza le explotaría en cualquier momento - De hecho, supongo que cualquier hombre lo haría teniendo la oportunidad... pero me temo que no esa lo que me refiero cuando le digo que quiero investigar y aprender... - Agrega desviando la mirada hacía el mantel de cuadros. - Oh... este mantel, tiene le mismo patron que uno que vi en un café en Estocolmo, que curiosidad, ¿se pondrán de acuerdo en todos los restaurantes? - Termina de decir obviamente nervioso.

por **Claire Quartermane** Jue Jul 01, 2010 2:05 am

Había logrado su objetivo, el color de la piel de sus mejillas se lo decía. No era ella, era él quien tenía el problema. Quizás su táctica había sumado un par de puntos a su ego, pero seguía desconcertándola. Estamos de acuerdo, logró conseguir que dijera que si se acostaría con ella, interesante dato viniendo de alguien que recientemente conocía, eso sólo confirmaba lo que podría lograr si decidía utilizar sus armas con alguien. Pero él no sería quien pasara por eso, esto era apenas una diversión, una pequeña prueba. Su inseguridad a ratos le afectaba y no dejaba que pensara las cosas antes de decirlas.

Apenas sonrió mientras lo escuchaba hablar nervioso, por dentro sentía como si pudiera gritar y correr en círculos de emoción. Entrecerró los ojos y respiró profundamente preparándose para lo que haría a continuación. Puso un dedo bajo la barbilla de Soren y haciendo leve presión en ese lugar lo acercó a ella. Inclinó su propio cuerpo para quedar a escasos centímetros de juntar su boca a la de él. – Si desea investigar y aprender, dígame otro modo de hacerlo y le ayudaré – quitó el dedo para pasarlo por su mejilla arriba y abajo varias veces, seguía mirándolo directo a los ojos – Pero lo único que tengo para ofrecerle, es mi experiencia en el burdel… y créame estaría encantada de enseñarle. –

Se alejó de vuelta hacia su posición original sintiéndose satisfecha, la sonrisa había crecido y ahora iluminaba su cara, miró por primera vez el mantel, notando lo que él había dicho momentos antes. - ¿Siempre que está nervioso comienza a desvariar? Porque no creo que aquel comentario sea acorde al tema que nos… apasiona – lo miró de reojo haciendo énfasis en la última palabra. ¿No era la pasión acaso lo que los llevó a mantener aquella conversación? Ahora ella dudaba de sus propias palabras, quizás no era el amor el objeto de su pasión, quizás sólo era egoísmo puro y búsqueda de poder.

por **Soren Kaarkarogf** Sáb Jul 03, 2010 11:32 pm

Definitivamente era el universo que se confabulaba en contra suya cada que se encontraba con una persona del sexo opuesto. ¿Donde quedaban las niñas tiernas, virginales y sin caracter que obedecían a los hombres tímidamente de todo Paris?. Quien sabe, él siempre terminaba dando con las agresivas, perturbadoramente sexys y fuertes damicelas. Tragó saliva al escuchar lo que decía sobre la experiencia en el burdel.

A decir verdsad él no era muy erudito en las artes amatorias, especialmente lo concerniente al sexo, pero bien era sabido que el sexo y el amor tenína una conexión de cierto tipo, quizás eso era lo que le hacía falta para comprender todo ese complejo existencialismo de la poesía y la literatura en torno al amor.

- Eh... está bien... iré con usted Claire... ¿Cuando podría ser? - Preguntó duditativo, estaba visiblemente nervioso, pero estaba dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias por el conocimiento, después de todo era la principal razón de su existencia. - Y... sobre el mantel... - Agregó sintiendo ganas de esconderse bajo la mesa. ¿Desvaríos? decía, ah, que verguenza, maldición - En realidad... vi un restaorante con este mismo mantel en Estocolmo - Se defendió intentando parecer muy serio.

por **Claire Quartermane** Dom Jul 04, 2010 6:36 pm

Se mordió el labio, la sonrisa pícara no quería desaparecer de su rostro, en alguien más se vería malvada, en ella, era sensual, natural, su sello característico. La excitación crecía en ella al escuchar aquella respuesta afirmativa, por primera vez en mucho tiempo deseaba probar de lo que era capaz, probárselo a si misma, más que a cualquiera. Esperó un par de minutos, lo miró a los ojos, las dudas se arremolinaban en su cabeza, quizás todo aquel nerviosismo era una forma de atraparla, lo peor de todo, era que lo estaba consiguiendo, tal vez él era un dios en la cama, disfrazado de intelectual torpe para captar a sus presas. Parece que esta noche sus preguntas obtendrían respuesta.

Pidió la cuenta para romper el silencio, estaba buscando las palabras correctas como siempre lo intentaba. Se tocó el cuello varias veces, jugó con su pelo mientras depositaba unas monedas donde le indicaba quien la había atendido, pagó también el vino del señor frente a ella. ¿Lo tomaría como un atrevimiento o como una invitación? Mojó sus labios con la punta de su lengua, lentamente. – En un par de horas, golpee la puerta del burdel y pregunte por Claire Delacroix, le dirán que no recibo a nadie sin previo acuerdo, diga que es un cliente concertado esa misma tarde, yo dejaré indicaciones para que lo conduzcan a mi habitación.-

Miró su libro y notó que no había alcanzado a leer ni una página, ya vendrían más tardes para estar sentada en ese u otro restaurant, ahora lo que le importaba era aquel momento, con el vampiro intranquilo frente a ella. – Si quiere aprender, será el recorrido completo, no hay términos medios, podrá ver, tocar y oler, pero al final de la noche terminaremos en mi cama, donde seré la profesora y usted el alumno dispuesto a todo.- Se giró para mirarlo de frente, había hablado con una suave voz, para que sólo él la escuchara, no tenía porque el resto de los comensales enterarse de sus planes futuros. – Le creo, los manteles se repiten, las noches como la que tendremos hoy… también podrían hacerlo.-

por **Soren Kaarkarogf** Dom Jul 04, 2010 9:28 pm

La mujer se tomaba su profesion con una seriedad digna de ver. Pensaba Soren mientras ella hablaba, bueno, no era que no considerara su profesión como algo no digno de tomarse en serio, pero quizás su actitud fría y en cierto modo profecional, le ayudase a sobrellevar las dificultades de la misma. Cuando Soren le había dicho que nunca había estado en un burdel era cierto. Nunca se había sentido particularmente atraído por esos sitios de mundano y banal placer y no precisamente porque no 'necesitara' de ese placer.

A veces era más fácil quedarse en casa y satisfacerse así mismo en caso de llegar a ser muy urgente.

– Si quiere aprender, será el recorrido completo, no hay términos medios, podrá ver, tocar y oler, pero al final de la noche terminaremos en mi cama, donde seré la profesora y usted el alumno dispuesto a todo.-

Soren tragó saliva imaginando lo que eso significaba. Ver, tocar... oler. Esos tres verbos en si mismos resultaban ya demasiado gráficos que su cabeza parecía que se inflaba como un globo de helio y se estallaría en cualquier momento. Asintió con la cabeza como un autómata y se puso de pie cuando ella se acercó a pagar la cuenta del restaorante. Notablemente nervioso la siguió hasta la puerta.

- Disculpe... Madame pero... - Comentó duditativo, tenía que preguntarle, pero le daba demasiada verguenza, tragó saliva una vez más y mientras jugaba con los dedos dijo - ¿Donde queda el burdel? - Preguntó sonrojado - Quiero decir ¿En que calle? -

(( No esperes mucho de un virgen (?) ))

por **Claire Quartermane** Lun Jul 05, 2010 3:16 pm

Parecía absorto en su mundo, era eso o sus palabras lo habían asombrado de sobremanera. Las risas que se escuchaban cercanas parecían provenir de un mundo paralelo, en el suyo eso no existía, no en este minuto. Cada una de esas preguntas nerviosas tejía una red alrededor de ella que la envolvía, le daba apenas espacio para respirar y moverse, estaba atrapada. En la puerta del restaurant se detuvo, miró a ambos lados en la calle apenas iluminada por los faroles, la noche ya era total y el burdel de seguro ya había comenzado su actividad, los primeros bailes, los clientes ansiosos y el administrador preguntándose donde se había metido ella.

Dio un paso para estar casi pegada a él, levantó la barbilla para mirarlo a los ojos, directamente, perdiéndose un poco detrás de aquellas gafas. Cambio de planes, la enseñanza comenzaría antes para ambos, se vería un poco raro que llegara junto a él, pero nadie sospecharía ni se atrevería a decir nada. Así era ella, impredecible. – Haremos otra cosa mejor, usted sígame.- Se giró y comenzó a caminar, rápido, dejando que el viendo ondeaba su pelo y la brisa se llevara su aroma. Se detuvo al no sentirlo tras ella, lo miró sonriente y con una ceja alzada, las manos en la cintura y el toqueteo molesto de su pie contra el suelo, todo finalmente resultaba tan gracioso.

-Mejor le explico, la noche pasa rápido y el tiempo se hará corto, iremos al burdel ahora, usted será un cliente que me esperaba en las afueras, deambularemos un momento por el local, podrá ver el show, intentaré que las mujeres se le ofrezcan, a mi lado no se atreverán, pero lo dejaré solo unos momentos mientras me quito esta ropa, siento no darle tiempo para prepararse, el factor sorpresa es siempre más excitante.- Le hizo una seña con la mano y volvió a su camino, no sería largo, estaban a apenas unas cuadras, apenas unos minutos más y su noche como maestra experta comenzaría.

por **Soren Kaarkarogf** Mar Jul 06, 2010 7:46 pm

No supo muy bien como, pero de un momento a otro se encontró siguiendo a la mujer por las calles de Paris. Recordó a su abuela materna que siempre le decía que no debía seguir a extraños, sobre todo cuando estos eran plebeyos. Por supuesto, en la alborada de su juventud, las afueras del castillo eran un peligroso y sucio lugar para un joven de su estatus social, la familia Kaarkarogf tenía demasiado dinero como para correr el riesgo, ahora, 291 años después Soren, convertido en un demonio chupador de sangre, se estremecía de incertidumbre siguiendo a una prostituta por las calles de Paris.

Era tan ridiculamente irónico, que debería escribir un libro con ello.

La mujer le dio indicaciones, más parecía planeando una estrategia para un grupo de soldados que una noche de educación en el arte del amor. La fríaldad y seriedad con la que hablaba era digna de admirar. Era facinante como podía desligar sus emociones y sentimientos del trabajo. Algo que para Soren era completamente imposible. Él estaba completamente embebido y ligado emocionalmente a su trabajo como maestro y por increible que pareciera a todos y cada uno de los objetos que ofrecía en la tienda. Asintió con la cabeza a todo lo que ella decía sin remilgar y sin responder. No por sumicsón, si no más bien porque se sentía como en un desconocido campo minado y con cada pisada en ese nuevo terreno, tenía la impresión de que estallaría dejándolo paralitico para el resto de su vida.

Una vez en el burdel, Soren obedeció al pie de la letra, se organizó un poco el gabán arrugado y la siguió, adentrandose en la oscuridad del mismo como quien atravieza un portal mágico hacía otro mundo. El mundo de la perversión y el sexo.

El mundo real.

por **Claire Quartermane** Miér Jul 14, 2010 4:28 pm

Dando pasos firmes, luciendo como si las calles fueran suyas. A veces se sentía dueña del mundo, ahora sólo dueña de la noche del vampiro que caminaba detrás de ella, excitación e impulsividad le recorrían la piel como arañas caminando en busca de su alimento, explorando con aquellas múltiples patas que le otorgan velocidad y destreza. En la puerta del burdel se detuvo, ordenando que alguien tomara ambos abrigos y lo condujeran a una mesa, para que no sintiera el trato especial que le daban a sus clientes, para que fuera uno más de los que cada anochecer llegaban buscando algo más que compañía a cambio de dinero.

Era tan cierto como increíble la forma en que su rostro cambiaba al entrar en ese lugar, sus facciones se modificaban hasta transformarse en una máscara de absoluta seguridad, sonriendo a todos, especialmente a los hombres que le ofrecían oro como si de hojas de arboles se tratara. Tan normalmente, tan tranquilamente, mientras a unas cuadras moría gente de hambre por no tener un doblón para comprar comida o un techo donde pasar la noche, por el contrario, ella, que estaba en lo más bajo de la escala social, gozaba de muchos privilegios sin tener que destrozar sus manos trabajando, eran injusticias para algunos, para esa cortesana no, era la recompensa por sus primeros años, donde tuvo que aguantar más de lo que una niña de 14 inviernos podría siquiera imaginar.

Se giró para mirarlo por ultima vez, le dio la indicación de que la esperara ahí sentada, se acercó para susurrarle algo al oído, - Disfruta lo que verás, regreso enseguida, - le dijo sin darle lugar a reclamos ulteriores o algún espacio para el debate, no sabía si así actuaban los profesores, pero ella sentía que debía mandar y él debía obedecer, simple. Pasó junto al piano y eligió una canción con apenas un dedo en la partitura, el músico sabía que venía a continuación, comenzó la introducción de una melodía suave, lenta y acompasada, que daba a entender que el show empezaría pronto, el ruido de las sillas en todo el local también lo indicaban, todos estaban preparándose, había llegado la hora.

{{Sigue en el burdel…}}

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