Anhelos... [Zaskya Cassabel]

por Invitado Miér Mar 23, 2011 2:59 pm

Las olas, muy bien coordinadas, de movían gracias al viento de la mañana, muy nublado a decir verdad, al parecer se avecinaba una tormenta, eso era lo que decían las voces marinas, expertos en aguas profundas.
Mi cabello se movía al compas del viento, era agradable para mí, pero observaba que muchos de los marinos estaba bastante abrigados, y varios, quejándose de lo frio que hacía.
El barco, que debía llegar pronto en unos 30 minutos, tenía una encomienda que dejarme, por lo tanto, no estaba solo, detrás mío, se encontraba mi carrosa junto con un carro pegado atrás. Eran las cosa de mi mansión en Inglaterra, decidí que era lo mejor que estuvieran conmigo, siempre pensaba lo peor… que Alucard sería capaz de destruirme todo y no dejarme ni un solo recuerdo de todo lo que he vivido estos siglos.

Lo que más me importaba, eran mis libros y mis agendas de vida personal, eran capítulos más bien, cada libro era un año… explicaba todo lo que hacía, desde que me transforme hasta el presente tiempo. Era un legado magnifico para las futuras generaciones, ¿Quién sabe?

Había varia gente paseando por las orillas del mar, más bien de una pequeña playa que había cerca del puerto, tiendas, pescadería.

Pero algo sumamente extraordinario me llamo la atención, algo que realmente no sentía hace bastante tiempo, un olor en particular, algo… intensamente delicioso.

por **Zaskya Cassabel** Jue Mar 24, 2011 12:02 am

Un día más amanecía en tonos grises destacándose en el ambiente; permanecían las nubes medio bajas produciendo un mar de niebla esparciéndose entre el conducir de los pasos humanos bajando y subiendo mercancía en el puerto, redes azotando por los animales recién sacados del mar; el perfume de la brisa salada era exquisita meintras me hallaba parada descalza sobre la pequeña playa ubicada a lado justamente del reposadero.

La gente iba a venía presurosa, yo estaba absorbiendo la tranquilidad promovida por la inmensidad en el mar, la comodidad sobre la arena acomodándose entre mi cuerpo. Llevaba un vestido sin crinolinas así que la tela estaba adhiriéndose a mi piel pálida; me encontraba leyendo bajo el sol a media tarde dejando mi cabello se perdiera entre los movimientos del viento sacudiéndolo por completo, claro que estaba toda despeinada.

Me percaté de ello cuando las miradas comenzaron a estar más seguido sobre mi rostro, intenté comprender qué sucedía pero no tarde en darme cuenta cuando los mechones estaban sobre mi frente -Ay... he debido traer un cepillo- murmuré mordiéndome el labio inferior pues la maraña llevada en mi cabeza parecía un nido de arañas o la melena de un león muy mal acomodada.

-Podría poner un poco más de cuidado en mi persona, así evitaría ser un espécimen en observación- musité recogiendo todo el alboroto sobre mis hombros acomodándolo un poco mejor. Las olas comenzarona volverse más fuerte, con ello la corriente pues el agua ya me había llegado hasta la mitad de las piernas, en una de esas fue a dar hasta mi mano arrastrando lo que estaba llevando, me paré corriendo como loca para alcanzarlo más el oleaje conspiró en contra mía llevándoselo, no perdí la esperanza de poder recuperar mi librito; terminé por caerme de bruces llenándome toda de una mescolanza sobre mi ropa.

-Ah... pero si la torpeza tiene nombre- murmuré exprimiendo mi cabello mojado; tomé asiento de nuevo resignada a lucir como estropajo;la sorpresa fue que a pesar de todo mi cabello se había rizado ligeramente, un ribor tocaba mis mejillas tornándolas rosas, alcé los hombros caminando descalza nuevamente; me detuve en seco porque sentí una gélida sobre mí -¿Cómo no te van a mirar si pareces un trapeador?- murmuré antes de seguir caminando entre la frontera del agua y la arena así como la frontera entre la humanidad y la naturaleza...

por Invitado Jue Mar 24, 2011 1:16 pm

Frunci el ceño y busque de donde provenía tal delicioso y delirante olor.
Estaba en la orilla de la playa, como siempre y no se por qué… era una joven, muy activa por lo que observaba, estaba a punto de ir por su ayuda, pero justo logro conseguir lo que había perdido de sus manos.
Mi mirada era de águila, la chica estaba a varios metros de donde estaba parado.
- ¡Señor Lindemann! ¡Su barco! – fue mi chofer quien llamo mi atención luego de ver que la joven había tomado asiento nuevamente.
En efecto, mi barco, quien estaba a varios kilómetros del puerto. Venia justo hacia nosotros, no era muy grande, era lo suficiente como para traer mis cosas.

- Señor… ¿Por qué no entra a la carrosa? La lluvia se avecina… más bien la tormenta… - dice de pronto Albert de tras de mí.
No tome mucho en cuenta lo que recomendaba Albert, nuevamente mi mirada se fijo en la chica, que había tenía hace poco una aventura graciosa – yo… vengo en un segundo Albert, preocúpate de que carguen todo… - dije sin mirarlo, comencé a caminar, con mi mirada fija en la joven dama… - ah por cierto… - me gire sobre mis talones – no te preocupes por la lluvia, falta mucho para que llegue – era un instinto vampírico.

Mi paso era decisivo y firme, caminaba por los tablones que parecía un puente sobre la arena. Estaba con botas, era imposible que la molesta arena entrara a mis pies. Gracias a la fuerte brisa marina, mi corazón logro acelerarse un poco más, ¿la razón? La esencia de la joven dama… su sangre, un olor exquisito, algo que no había sentido hace siglos… nadie llama mi atención si no es de esta forma. Pero debía ser sigiloso… Ya que, si luego de esta pequeña charla, sale alguna amistad, tendré que tener cuidado con Alucard, mi enemigo eterno.

- ¿está todo bien madame? – sus cabellos húmedos al igual que su ropa… su manos presentaban alguna gotas de agua salada. - ¿quiere que le ayude en algo? – tal vez este sintiendo frio, no me gustaría que… alguien tan joven y con deliciosa sangre se resfriara…

Off:

por **Zaskya Cassabel** Vie Mar 25, 2011 12:15 am

Hasta el contemplar el paisaje toda fachosa no le quitaba la hermosura, la inmensidad del mar no cabía en pupilas así que no alcanzaba a vislumbrar el límite,aún el cielo entintado de tono negro invitaba a mirarlo perdiéndose en él hasta morir de ser posible -Bueno, no pienses en morir salada- pensé riéndome.

-Los días nublados sacan lo peor de uno e incluso como se ven- musité mirándome de pies a cabeza alzando los hombros mirando a una pareja discutiendo acaloradamente con palabras altisonantes bastantes desagradables -Uhhh!! a alguien lo mandarán muy lejos, -¿Puedes dejar de ser tan metiche Zaskya?- me dije alzando un dedo señalando mi sien; después seguía con ese gusanito de ser observada como experimento o una partícula bajo un microscopio, voltéé para todos pero seguía sin obtener respuesta.

-Tu imaginación ya te hace desvariar en tiempo completo- pensé rinéndome al respecto; pero me sacudió el leve tintineo en el ambiente, aspiré del aroma y había algo distinto, no mencioné que olía mal pero si estaba algo distinto, logré volver la cabeza con el cabello peor si haber recibido descargas eléctricas.Sin equivocarme un hombre caminaba hasta mí preguntándomse si necesitaba algo.

-Si tenéis una peluca o algún modo para arreglar tanto desaste diré que sí- murmuré mirándolo, lo siguiente dicho me hizo entrar en razón, casi inmediatamente lo contemplé un poco más atenta pues el color en su piel estaba sumamente lejos de parecer a uno normal, algo así como un abismo para llegar al otro lado del mar para que fuese humano.

-Dicen por allí que la sangre fría es como una buena copa de vino servido, esperad pero si ese se toma al tiempo no puede saber muy rico frío como el blanco, por el momento no encuentro algún comparativo adecuado- me quedé pensativa sonriendo.

-Despreocupe monsieur, si pesco un resfriado entonces no seré un buen aperitivo, tendría algo de bueno- le dije poniéndome en pie lamentando llevar esos andrajos, si era chica de clase no se notaba ni en la punta de los pies.

-Aquí entre nos, no creo que a las criaturas existentes quieran una presa con mucosidad o ataques de tos cada minuto- reí sacudiéndome las manos con restos de sal.

-Soy Kya- hice una pequeña reverencia bajando la cabeza sintiendo el cabello caer como vil bulto salpicándolo seguramente, hice una mueca sin saber qué hacer, permanecí con la cabeza agachada tomando la mata entre ambas manos subiéndola lentamente.

-Lo siento mucho, perdonadme por favor- le dije algo apenada, el rubor sobre mis mejillas estaba balconéandome de lo lindo.Miré al caballero por sus botas y demás, era alguien gallardo a su lado, seguramente parecía pordiosera.

-A todo esto, ¿Que asunto teneís con mi sangrita? bueno... ya ni preguntar es bueno, por cierto, tranquilizad vuestros latidos monsieur que hasta acá los oigo- guiñé un ojo.

De verdad, gracias no hago nada más que ponerme en la situación, no quiero matarte ¿Porqué? O.O, jajajajajaja no soy asesina a menos de que me lo pidan ok... eso no se leerá bien

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