En medio de la penuria y la soledad, se encuentra la amistad (Zaskya Cassabel)

El mundo plagado de tantos tipos de humanos nos hace un parteagüas para marcar la diferencia cada uno ¿No es así?, se supone que cada uno de nosotros somos únicos haciendo un mundo poblado, aunque, en nuestra época la variación de mentalidades parece algo arcáica, la religión es la mayor estirpe a nivel social sin considerar que sólo creemos lo prudente para no meternos en problemas más allá de nuestras narices cuando hay mucho más por observar si nos tomamos el tiempo para hacerlo, ¿Es que de verdad somos tan superficiales? o ¿Seremos tan dristraídos? pasando de largo sin darle mayor importancia a lo que nos rodea siendo todo una sociedad, toda una multitud, todo un mundo para perdernos así de fácil. Estos pensamientos venían a mi cabeza mientras llevaba en las manos un pequeña plantita que estaba dispuesta a plantar sobre el bosque, me prometí a mi misma irla a visitar todos los días, regarla viéndola desarrollarse hasta convertirse en un hermoso árbol en su hábitat natural.

Entre un paso y otro los senderos en ese lugar se me hacían sumamente cortos pues había tanto para respirar sólo con un momento de tranquilidad envolviéndote en ese ambiente de paz desconectando hasta la última neurona disfrutando de esa estancia pacífica, relajante encantándome en todos sentidos el poder volver a regocijarme entre la naturleza. París desde un inicio me había gustado por eso ya que disfrutaba en demasía el hecho de caminar sin rumbo por las veredas llenas de árboles, respirando el aroma de cada uno e intentando identificar los tipos de flores asomándose pequeñas entre las inmensidades a su lado verdáceas representando toda una vida, experiencias junto con vivencias desperdigadas a pesar de estar en silencio sabían mucho más que cualquier ser, de eso estaba segura.

-Tú seráis parte de todo esto, ¿Verdad que es hermoso?- le hablabla con tanta naturalidad a la pequeña que llevaba en manos como si se tratase de alguien pensante -¿Es que a caso estaráis tan loca para hablar con plantas?- recriminó mi cabeza testarudamente -Si no estuviese tan loca vos no existiriáis- comenté a modo defensor acallándola casi inmediatamente, acariciaba las hojas con sumo cuidado sin dañarla, me imaginaba con el pasar de los años yendo a mirar su avance, su crecimiento, puesto que seguramente viviría mucho más que yo (claro, si permanecía como humana) porque sino tendría la eternidad para mirarle encandilada por haber sabido que yo le había puesto en un nuevo hogar. Muy a mi pesar tenía que admitir, convertirme en uno de ellos tenía más cosas buenas malas que buenas, ser criatura de la noche no era el sueño principal que manejaba, sin embargo, tampoco descartaba la posibilidad ¿Porqué lo pensaba tanto?, ¿Porqué esa decisión me costaba tanto?, tal vez porque el resto de mi existencia dependía de ello.

Suspiré tratando de olvidarme por un momento del asunto haciéndome la tonta perdiéndome en otro tipo de imaginaciones por ejemplo: el hecho de verme bailando o dirigiendo algún movimiento para permitir el libre pensamiento femenino podía servirme para ocupar en algo mi tiempo en lugar de andar pensando en tonterías junto con discusiones personales tontas; ahora mi misión era encontrar el sitio perfecto para aquella amiguita, solía tararear siempre la misma melodía hallándome por los bosques, extrañamente no sabía el origen de ésta más siempre me hacía sentir excelente desde el interior sin ofuscarme en lo absoluto, de hecho era una melodía parecida a algún tipo de arrullo cosa aludida a mi canción de cuna, eso suponía y aún así no tenía la menor idea.


-Bien, busquemos ese sitio- murmuré convencida sin apaciguar mis pasos. A lo lejos divisé un lugar específico, donde un hermoso lago podía notarse entre los rayos del cielo, la luz apuntaba justo a un sitio pequeño entre dos abetos enormes, sonreí para mí misma señalándole en dónde quedaría plantada.

Claro, que lo que vino después jamás me lo imaginé: un par de ojos saltarines me acecharon con una pregunta dejándome fuera de contexto, un chico estaba allí interrogándome sobre si era real o era una alucinación ¿Tan mal luciría?, ¿Tan desgastada me vería?, pensaba que no, digo, llevaba algunos días con el mismo atuendo por el hecho de rehusarme a regresar a mi casa para evitar encuentros desagradables, me quedé congelada por un par de segundos antes de poder formular una contestación decente.

-Ahmm, que yo sepa soy tan real como los árboles que están aquí, os prometo que no soy ningún tipo de alucinación ¿Os encontráis bien monsieur?- le pregunté algo preocupada con el ceño fruncido para ver alguna señal de herida o algo similar pero todo lucía en excelentes condiciones, aferré con la mano derecha a la planta entre mi antebrazo y el espacio del tronco para "protegerla", ¿Quién querría hacerle daño a una flor?, ¿Qué ganaba con cuidarla tanto?, ¿Quién era él?, ¿Qué hacía en medio de la nada?, ¿Tendría alguna mala intención?, ¿Sería uno de ellos?, ¿Tal vez quería "cenarme"?, reflexioné sobre mis pensamientos asustada, yo también comenzaba a rayar en el delirio...

Si ben podría snar con un lunatico, ante esa cuestiones poco planteadas a alguíen que se encontraba entre la naturaleza y la nada, pero que era extraño que añguien fuese al bosque, nadie se atrevía a ir con tantas leyendas contadas por los parisinos a cientos de Kilometros lejos de este lugar.
Le contemple por escasos segundos, con un poco de verguenza reflejada en mi rostro, pues al escucharle y ver que en sus manos llevaba un pequeña planta supuse esta dama había venido a colocarla en algún lugar entre abetos y pinos -Lo lamento en el fondo de mi alma haberla asustado o haberle provocado sorpresa, si la he importunado- sonreí tranquilo -Es que me resulta de lo más extraño que alguién venga por estos parajes cuando se cuentan historias tan terrorificas en la ciudad- deje la guitarra en el piso, entre un roca y el pasto nevado, con sumo cuidado como si se tratase de otra planta igual a la que ella portaba en sus manos -Vivo aquí, mi nombre es Bryan Wilde, no prentendo hacerle daño soy forastero, un trotamundos venido de las tierras de Inglaterra- intente explicarle puesto que algo pensaba, su expresión me lo decía todo, cualquiera pudiera pensar que si estoy vivo es porque era algún tipo de criatura mitologica y oscura, efectivamente algo de eso había en mi pero no llegaba a ser tan sangriento como los vampiros ni tan territorial como lo Lycans, un bujo y nada más que eso.
-Soy músico como puede ver- más ella parecía estar sumida en su pensamiento, ahora la pregunta de un principio debía formular a la joven -¿Se encuentra bien mademoiselle? le noto perdida, se que hay personas que lastiman a las plantas por ridiculo que esto se oiga, he vivido bastante entre naturaleza y humanidad, yo no soy de esa gente, no le haré daño a su planta, no la abraze fuertemente pues la lastimará y no esta no crecera, si usted gusta puedo mostrarle un lugar perfecto para la planta esta casi en el centro del bosque, de día no hay tantos peligros al menos que una ardilla hambrienta quiera atacarle- rei ligeramente -Venga, no se preocupe si yo fuera alguien peligroso ya me hubiera encerrado entre rocas y troncos puntiagudos o si otra amenaza llegará a atravesarse en el camino yo la defenderé, es la invitada a mi casa esta mañana, si algo pasase yo seré el responsable y para serle sincero no quisiera tener almas inocentes en mi conciencia, puede preguntarme cosas en el camino sobre mí- tome mi guitarra, colocandola en mis hombros, volviendo al camino que ya conocía entre los gigantescos pinos y los rayos del sol iluminando el camino, con la armoniosa melodía de los habitantes del bosque escuchandose en todas partes, las aves cantaban y las ranas croaban -Parece tendremos compañia todo el camino, ¿Vendrá mademoiselle?- suspire -Por cierto no se su nombre, curioso con la poca gente que he tratado siempre sucede lo mismo ¿Cual es su nombre?-.
Una pregunta aire, la respuesta a un no era conocida, pocas veces tenía compañía, estaba de animos para tener a alguién en mi hogar, más la verdadera interrogante era ¿Confiaría aquella dama en mí?.

Abrí la forma en modo "O" para poder emular algunas palabras pero él ya se había desilachado con toda una conversación que mejor volví a cerrar los labios prestando atenció a lo que decía aunque era increíble ¡Conocía a alguien que hablaba más que yo! eso era algo importante, fuí conectando la conversación con ideas propias pues sí que estaba en lo cierto no uchos gustaban de ir al bosque por cantidad de "mitos y leyendas que había en los alrededores de París -Uy sí, sobre todo son falsedades- murmuré a mis adentros en tono divertido -Deberíais callar eso Zaskya, deberíais intentar ser normal, deberíais...- se quedó en el aire la vocecilla -¿Qué?, ¿Debería estar muerta?, querida si os desaparezco del mapa tú te hundes conmigo- murmuré sarcásticamente mientras volvía a escuchar lo que él chico decía.

Noté que sí, estaba aferrándome a la pobre plantita que llevaba en los brazos como queriendo asfiziarla o usarla como arma de defensa ¿De qué me serviría? ni yo lo sabía pero estaba luciendo algo tonta, por un momento imaginándome apuntándole a la cara con la shojas verdes me produjo algo de gracia, algo de lo que dijo me hizo sonreír pues se trataba de un trotamundos, aquél que viajaba para conocer, explorar, culturizarse pero sobre todo disfrutar de la libertad (ya lo había hecho pero no había podido durante mucho tiempo, era muy delicadita), solté un suspiro enorme al sentir nuevamente por mi cuerpo la sensación de sentime libre, sin inhibiciones, poder respirar largamente, disfrutando del viento galopando sobre mí, dejándome sentir su brisa moviéndome de lado a lado a veces tirándome, gritar a todo pulmón que gozaba por fín de no ser presa de mí misma y para colmo, había vuelto a lo mismo. Mencionó llamarse Bryan el hombre podía estar de acuerdo ya que en el día no se presentaban cosas tan interesantes como solía ser de noche, un escalofrío me recorrió ante algunos recuerdos previstos en meses anteriores precisamente de noche mi vida había dado un giro de 180° abiréndome el conocimiento a nuevas cosas, suspiré no queriendo volver hasta ese instante -No lo podéis evitar ¿Eh?, os seguirá carcomiendo la culpa por mucho tiempo más que os quede claro- murmuró esa vocecilla en voz bajita, bajé la cabeza al piso mirando al ser vivo que llevaba en brazos aflojándola un poco cuando escuché que me preguntaba mi nombre, acerca de un sitio específico para mi planta y compañeros de trayecto -¿Compa.. de qué..?- pensé para mí misma, ¿Estaría muy lejos a dónde iríamos? ¿Me haría atravesar medio bosque para sembrarla? ¿Sería tan especial ese lugar? ¿De verdad valdría la pena?, decidí dejar de cuestionarme e ir parte por parte ya que estaba en poniendo en sincronía lo que pensaba para poder responderle.

-Si, tenéis razón es completamente extraño que los citadinos vengan por estos lugares, pero monsieur seamos sinceros las historias hacen más interesante vuestra vida y es divertido observar a quién causa pavor la idea de las cosas "anormales" en una ciudad tan tranquila como París ¿Vos sóis creyente de ese tipo de leyendas?- pregunté algo intrigada, si decía que sí sería un acto para aplaudir por fin conocer a alguien que no huyera como enfermito cada vez que se hablaba de ese tipo de "circunstancias" haciendo la vida un poco aburrida por querer guardar las apariencias sin dejar hablar libremente pero el hecho de admitir la existencia de seres poco convencionales era poco probable que lo tomasen para bien conociendo nuestro modo de pensar tan cavernícola por así llamarlo (No hay modo de llamarle mejor ¿O sí? -Solamente me habéis causado sorpresa pero creédme caballero son pocas las cosas que me asustan actualmente- suspiré mirando las hojitas verdes ya con la tierra medio seca, regresé los ojos hatsa su guitarra, era músico eso quería decir que le cantaba tal vez a lo más preciado: la vida, el hecho de estar vivo, con salud como se le veía, y sobre todo feliz era el modo perfecto para tener algún propósito estar con un corazón latiendo con fuerza sin duda alguna.

-Tenéis razón, mi plantilla no será de mucha ayuda si alguien osara en atacarme, además ella sería la menos culpable- la miré torciendo los labios besándole sus pequeños retoños en camino. De verdad era sombroso el ánimo con el que me alentaba buscar dónde dejarla para que fuese su hogar como él consideraba suyo estar en el bosque en esos momentos, lo consideraba casa, era "SU" lugar, suspiré feliz ante esto pues pocos podían llamar casi cualquier sitio dónde estuviesen a gusto una casa y menos con tantas cosas al natural, aves, árboles por doquier, tranquilidad, paz, también acompañante la soledad, ¿Y en las noches de frío?, ¿Las noches de cobijo?, estar aislada a veces era bueno pero no siempre ¿O sí?, yo disfrutaba mucho sin depender de nadie pero ¿Toda la vida? no sonaba tan divertido, me guardé mis comentarios -Siempre habéis sido una libertina, nunca habéis tenido arraigos familiares- musitó la voz interna, si consideraba que mis lazos familiares era estar huyendo cada tercer o cuarto día para no ser la cena de mi padre no me daba pena admitirlo.

-Vamos entonces, creo que dejaré que el experto me guíe hasta allí porque tenía muy buen rato de no venir por estos lugares monsieur Bryan, por cierto mi nombre es Zaskya pero podéis decirme Kya, es una abreviación más fácil, muchos suelen complicarse con mi nombre y eso que es corto- suspiré alzando los brazos dando un paso hacia adelante para emprender camino.

-Entonces, ¿A dónde nos dirigimos? ¿Norte, sur, este, oeste? que conste que si nos perdemos yo desconozco como regresarnos pero podríais ser una experiencia divertida, caminar sin rumbo sólo dejándonos llevar ¿A poco no?- lo miré sonriente alzándome el vestido para poder tener mejor movilidad, de hecho estaba bastante estorbocito siendo más tedioso que glamoroso andar con él, me reprimí nuevamente de quejarme para no causar malas impresiones desde el inicio.

-¿Podríais tocar algo mientras andamos? ¿Podríamos cantar alguna melodía? así el sendero se hace más ligero- me coloqué frente a él con cara pícara -Vamos, se que conocéis muchas ya que habéis viajado por varios lugares, ¿Podéis deleitarme con algo de su tierra natal?- pregunté curiosa por escuchar esas notas que independientemente, cada país tenía "esa canción especial" haciéndola distintiva del resto, eso quería oír mientras emprendía un nuevo viaje quién sabe con qué terminación...