Estreno en París...(Jacqueline)

Si algo tenían los vampiros de privilegios sobre los humanos, a parte de los que ya eran evidentes como vivir eternamente hasta que a alguien le diese por cortarte la cabeza, los poderes, el hecho de ser superiores (teoría que él sustentaba), tenían la suerte de que las obras de teatro y las óperas más famosas, siempre eran estrenadas primero en el teatro de los vampiros, lugar al que Hugh solía asistir muy a menudo. No nos vamos a engañar, en París no había demasiadas cosas que hacer: podías asistir a una de esas repelentes fiestas, podías ir a tomar un buen vino, a pasear o a buscar víctimas. La última opción, era ver como tu tiempo pasaba rápidamente yendo al teatro, para observar como unos vampiros tomaban los roles de otras personas y lo representaban para el disfrute de aquellos que eran de su misma especie.

Hugh, por su parte, prefería el teatro porque no era una rutina como las anteriores actividades. Cada semana se representaba una nueva obra que podía cautivar a cualquiera. No es que fuese un gran amante del teatro y había veces que las obras que se representaban le aburrían de un modo que nadie era capaz de imaginarse. Sin embargo, otras solían ser de su agrado. Sobretodo cuando eran obras de teatro u óperas diferentes a todas las demás. El gusto por lo diferente era una de las mayores características de aquel vampiro de ya casi 400 años.

Aquella noche, según tenía entendido, se iba a representar una obra sin igual. Uno de los actores que la había estado preparando, conocido suyo, le había dicho que no podía perdérsela. Muchos de los allí presentes conocían ya perfectamente los gustos de Hugh y eso, de inmediato, despertó su atención en él. Jamás antes le habían dicho que una obra le pudiese interesar. ¿Sería tan buena como para que no pudiese faltar ni en sueños? Trato hecho, a la noche siguiente, día del estreno, se hizo pasdo entre la multitud de vampiros que esperaban para el teatro. Éste se ubicaba en un lugar lo bastante alejado como para que ningún humano pudiese acceder a él y aunque lo hiciese, se encontraría con la más absoluta nada, puesto que el escenario y los asientos estaban bien escondidos una planta por debajo de lo que se suponía debía ser aquel teatro, ahora en ruinas. Nada más pasar todo lo que debía para llegar al verdadero teatro, pudo ver un gran cartel en el que aparecía el título de la ópera de aquella noche y el nombre de su autor. "Don Giovanni", de Mozart. Sonaba monótono, pero habría que esperar a ver.

Con la mirada, comenzó a buscar sitios entre bastidores, encontrando un asiento vacío en tan solo un momento. Si hubiese podido correr, lo hubiese hecho para que nadie le quitase el sitio, pero aquel bastón que sonaba cada vez que era golpeado contra el suelo, no se lo permitía. No supo como, pero consiguió tomar aquel asiento, entre un hombre que tenía pinta de ser un pomposo de aquellos parisinos y una mujer que bueno... no parecía estar tan mal

- ¿Será una obra de esas para echar a la basura o podremos disfrutar de una buena obra? ¿Qué es lo que dice su programa? - preguntó viendo que ella portaba un programa de la ópera consigo. Malditas prisas, por su culpa se le había olvidado tomar uno...

No entendia muy bien como habia llegado alli, simplemente estaba confundida...Sentia algo de incomodidad sobretodo por el simple echo de llevar mis zapatos puestos.
Esperaba a que comenzara todo, de a poco el teatro se llenaba de gente de todas clases...bueno, entre media y alta.

Un caballero de mi tipo y clase se habia sentado cerca de mi. Habia preguntado por el programa y yo simplemente lo mire con una pequeña sonrisa.
- Si, supongo que si.-luego le extendi mi programa.-Tomelo, yo ya lo hojee.-dije encogiendome de hombros y prestandole atencion a la bella musica que la orquesta estaba preparando.

La muchacha simplemente le dio el programa que tenía entre sus manos y Hugh la miró de reojo para después fijarse en aquel papelito que le había pasado. Estuvo echando un vistazo por un momento, sorprendiéndose al ver la longitud que tenía aquella ópera. ¡Pero si se iba a hacer viejo si se ponía a verla! Y nunca mejor dicho, además.

- ¡Venga hombre! ¿Pero cuánto dura esto? Ya puede ser muy buena, sino me salgo ahora mismo... - dijo lo suficientemente alto como para que el resto de los espectadores le mirasen de mala manera, puesto que estaba interrumpiendo el comienzo de la obra. Algunos ya conocían a Hugh, por lo que decidieron simplemente no hacerle caso, aunque otros dejaron escapar alguna que otra tos. Y entre ellos, el hombre que estaba a su otro lado - La próxima vez disimula de otro modo. Hasta donde yo sé, nosotros no tosemos. Eso si, por la actuación le doy un 10, le falta cantar para ser parte del reparto - murmuró mirándole de reojo para después negar con la cabeza.

Tras aquello, pareció que la cosa se había calmado y Hugh simplemente resopló, tendiéndole después el programa a la muchacha que se lo había dado. Él no era de esos que se pasaban el día dando las gracias por todo, así que simplemente se lo dio y la miró de nuevo

- Me han hablado bien de esta cosa, pero nunca se sabe. Cualquiera le estaría agradecido por haberle dado el programa pero debo admitir que yo no soy como cualquiera, así que si me lo permite, le voy a fastidiar la ópera hablandole todo el tiempo - dijo de forma bastante divertida. Otra cosa no, pero tocar las narices, le encantaba... - Según veo no pone mucho interés en ello, ¿por qué ha venido entonces? -

Realmente el individuo a mi lado era más extraño y atrevido de lo que jamas habia visto, su comentario le mando varias miradas de pocos amigos y no era buena estrategia tener toda una opera de vampiros contra ti.

Me encogi de hombros ante sus palabras.
-Mi interes está, joven, pero mientras este la orquesta abriendo todo, es poco importante para mi.-hable sin dejar de mirar el escenario, luego si, le dirigi la mirada.-Las operas sin son de mi interes...Usted porque esta aqui, tan impaciente, sin esperar gozando de la musica?-pregunte con atrevimiento pero en algo me habia molestado un poco.

No supo por qué presintió que la muchacha estaba algo molesta con él por alguna razón. Bueno, no era nada del otro mundo y tampoco algo nuevo para Hugh. Él siempre solía causar ese efecto en todos aquellos que solían querer entablar una conversación con él... que al final se arrepentían de haberlo iniciado.

El hombre la miró fijamente, como si así fuese a descubrir qué era lo que ocurría mientras de fondo se podía escuchar como la orquesta continuaba tocando una melodía que tenía poco de alegre. Rió, aunque esta vez por lo bajo, al escuchar como le llamaba "joven". ¿Él? Claro, por supuesto... ¡si era un chiquillo! Cuatrocientos años ni más ni menos...

- De joven tengo poco, mademoiselle y podríamos decir que he venido aquí porque me han recomendado esta ópera. Suelo venir aquí cada semana y conozco al reparto de actores que llevan la representación. Me han dicho que me podía interesar pero veo que no es así. ¿Acaso es usted una persona de pocas palabras? Me refiero... por muy interesante que sea la obra, podeis venir mañana a verla, sin embargo, no siempre tendreis el privilegio de encontraros con el vampiro más extraño de todos los tiempos - susurró con un aire burlón

Torci mi sonrisa cerrando mis ojos, era extraño pero no malo.
Simplemente lo mire, sin dejar de sonreir:

-Veo que es un tanto fanfarron consigo mismo.-me quite el velo de mi cabello y lo deje reposando en mis hombros.
-No soy de pocas palabras, Monsieur, pero apenas acabamos de conocernos y no hemos sido presentados.-luego mire al escenario, la obra estaba por comenzar pero dio curiosidad una cosa por lo que le pregunte:
-Si tan a menudo viene, la obra debe parecerle un gran aburrimiento. Porque esta aqui entonces?