AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Erasé una vez... {Kaine}
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Erasé una vez... {Kaine}
La tarde anaranjada en el ambiente de París, abandonaba para ser ocupada por la noche caprichosa y joven, que hacía que salieran los dueños de las sombras. Los niños del orfanato corrían alegres por los pasillos sin preocupación alguna.
Gabrielle llevaba aquel peluche que le regaló aquel hombre la otra noche, Raúl esta vez estaba como de costumbre molestando a los otros niños hasta que una de las ayudantes del orfanato lo mandó hacia otro lado. Iba caminando comprobando que todo estaba en orden y de repente sueña la campana del comedor. Una estampida de niños hambrientos bajó todos a la vez hacia la cocina en busca de llevarse algo a la boca. Subí a las habitaciones y fui comprobando una por una que no había ningún niño dentro de ellas. Comprobaba y cerraba la puerta.
Cuando ya comprobé todas las habitaciones del piso superior, me dirigí hacia el comedor y pude ver una vez más las caras felices de los niños mientras comían la cena. Cogí una cacerola que contenía el segundo plato, y fui sirviendo uno por uno a cada niño de cada mesa. Algunos niños me decían más, otros menos pero había que repartir por iguales te gustara o no. Volví a la cocina y dejé la cacerola que estaba vacía dentro del fregadero. Lo llené de agua y lo deje que reposara. Me acerqué a la puerta de la despensa y cuando voy a abrir la puerta, me encuentro un conejito de peluche al lado de una caja de madera. Lo cogí y para cuando me doy cuenta, salgo corriendo al comedor y busco a Gabrielle. Gracias a Dios. Estaba comiendo sana y salva, pero tenía en sus pequeños brazos el mismo peluche que el que tenía ella. Sería de otro niño o de otra niña.
Cuando todos hubieron comido y estaban listos para irse a la cama, yo me encontraba descansando esa noche en la sala de estar mientras me mecía en la mecedora. Esa noche era mi turno de trabajo, pero hasta que no fueran las doce de la noche no tendría su última labor por hacer. Me mecía lentamente en la mecedora. Mi mirada vagaba entre los títulos de los libros infantiles y de varios temas en concreto. Pero uno en sí, atrapó mi atención al completo.
Era un cuento que mi padre me solía leer cuando era pequeña. Me levanté con cuidado de la mecedora y fui a coger el libro. “El pescador y la hija del noble”.
Cuando cogí el libro, mil recuerdos me atacaron en mi corazón. Mi alma se retorcía de dolor haciendo salir lágrimas de mis ojos. Dejé el libro cerca de una mesa de madera y me tapé con la mano el llanto de mi dolor. Me derrumbé en una silla acolchada en terciopelo rojo. Poco a poco el llanto fue cesando y cogí el libro con cariño. Entonces pensé que últimamente había muchas coincidencias aquí en París. Un cuento de origen rumano, la copia de la carta que encontré en el libro de vampiros cuando estuve con Duna en la biblioteca, el nombre de mi madre en el libro, no sé que me quería decir el destino, pero algo bueno no era.
Metida en mis pensamientos, un ruido seco me despertó de mi mundo. Giré la cabeza y pude ver a un niño que sostenía un coche de juguete agarrado entre su brazo.
-Thomas... ¿No puedes dormir?-Pregunté al pequeño al ver que me negaba con la cabeza.
-Raúl no me dejaba el coche de carreras-Dijo el pequeño intentando aguantar las lágrimas.
Gabrielle llevaba aquel peluche que le regaló aquel hombre la otra noche, Raúl esta vez estaba como de costumbre molestando a los otros niños hasta que una de las ayudantes del orfanato lo mandó hacia otro lado. Iba caminando comprobando que todo estaba en orden y de repente sueña la campana del comedor. Una estampida de niños hambrientos bajó todos a la vez hacia la cocina en busca de llevarse algo a la boca. Subí a las habitaciones y fui comprobando una por una que no había ningún niño dentro de ellas. Comprobaba y cerraba la puerta.
Cuando ya comprobé todas las habitaciones del piso superior, me dirigí hacia el comedor y pude ver una vez más las caras felices de los niños mientras comían la cena. Cogí una cacerola que contenía el segundo plato, y fui sirviendo uno por uno a cada niño de cada mesa. Algunos niños me decían más, otros menos pero había que repartir por iguales te gustara o no. Volví a la cocina y dejé la cacerola que estaba vacía dentro del fregadero. Lo llené de agua y lo deje que reposara. Me acerqué a la puerta de la despensa y cuando voy a abrir la puerta, me encuentro un conejito de peluche al lado de una caja de madera. Lo cogí y para cuando me doy cuenta, salgo corriendo al comedor y busco a Gabrielle. Gracias a Dios. Estaba comiendo sana y salva, pero tenía en sus pequeños brazos el mismo peluche que el que tenía ella. Sería de otro niño o de otra niña.
Cuando todos hubieron comido y estaban listos para irse a la cama, yo me encontraba descansando esa noche en la sala de estar mientras me mecía en la mecedora. Esa noche era mi turno de trabajo, pero hasta que no fueran las doce de la noche no tendría su última labor por hacer. Me mecía lentamente en la mecedora. Mi mirada vagaba entre los títulos de los libros infantiles y de varios temas en concreto. Pero uno en sí, atrapó mi atención al completo.
Era un cuento que mi padre me solía leer cuando era pequeña. Me levanté con cuidado de la mecedora y fui a coger el libro. “El pescador y la hija del noble”.
Cuando cogí el libro, mil recuerdos me atacaron en mi corazón. Mi alma se retorcía de dolor haciendo salir lágrimas de mis ojos. Dejé el libro cerca de una mesa de madera y me tapé con la mano el llanto de mi dolor. Me derrumbé en una silla acolchada en terciopelo rojo. Poco a poco el llanto fue cesando y cogí el libro con cariño. Entonces pensé que últimamente había muchas coincidencias aquí en París. Un cuento de origen rumano, la copia de la carta que encontré en el libro de vampiros cuando estuve con Duna en la biblioteca, el nombre de mi madre en el libro, no sé que me quería decir el destino, pero algo bueno no era.
Metida en mis pensamientos, un ruido seco me despertó de mi mundo. Giré la cabeza y pude ver a un niño que sostenía un coche de juguete agarrado entre su brazo.
-Thomas... ¿No puedes dormir?-Pregunté al pequeño al ver que me negaba con la cabeza.
-Raúl no me dejaba el coche de carreras-Dijo el pequeño intentando aguantar las lágrimas.
Última edición por Lenneth P. Stratowski el Miér Abr 13, 2011 11:39 am, editado 1 vez
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
kaine caminaba despreocupado por las calles de paris, dando saltitos de aqui alla y observando a la gente pasar por las calles y a los hombres lanzarle miradas lacivas, gruño para sus adentros, tenia que ir asi por las calles por culpa del estupido de louis, suspiro para sus adentros, ahora el, kaine de ronsard estaba como tonto caminando por las calles con los kimonos de su madre porque no pensaba comprar ropa de mujer solo para satisfacer a un gato tonto, solto un suspiro y luego observo lo que encontraba frente a el, no se habia dado cuenta de como pero habia ido a parar a aquel maldito edificio nuevamente, siempre que salia a bagabundear por las calles terminaba ahi parado, no sabia por que razon pero era algo que no podia evitar, miro el letrero, decia "ORFANATO" a el no le gustaban esos lugares, el era huerfano, pero no era algo que le quitase el sueño, y el irse a parar a sitios como ese le hacia sentirse culpable por no sentir la perdida de sus padres, y peor aun, no extrañarlos ni un poquito
-tal vez deberia.....
solto un lamento ahogado, estaba seguro de que se hiba a arrepentir de eso, miro a todos lados y le hizo una señal a sus perros para que se quedaran atras y toco la puerta con una mano mientras se cubra el sostro con la otra, para el hubiera sido facil entrar por la ventane o por algun otro lado, pero esta vez no se sentia muy seguro de importunar a la gente que ahi residia, una cosa era molestar a un grupo de idiotas y otra muy diferente era aterrorizar niños por las noches.... un pensamiento macabro paso por su mente, pero se llego a concretar, en ese instante no tenia ganas de ser malo
-tal vez deberia.....
solto un lamento ahogado, estaba seguro de que se hiba a arrepentir de eso, miro a todos lados y le hizo una señal a sus perros para que se quedaran atras y toco la puerta con una mano mientras se cubra el sostro con la otra, para el hubiera sido facil entrar por la ventane o por algun otro lado, pero esta vez no se sentia muy seguro de importunar a la gente que ahi residia, una cosa era molestar a un grupo de idiotas y otra muy diferente era aterrorizar niños por las noches.... un pensamiento macabro paso por su mente, pero se llego a concretar, en ese instante no tenia ganas de ser malo
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Raúl siempre se tenía que meter en líos. Cogí el libro del pescador a la vez que miraba al pequeño.
-¿Quieres que te lea un cuento?-Dije. Thomas asintió y se sentó en mi regazo. Comencé a mecer la mecedora a la vez que abría el libro.
–Erase una vez un apuesto pescador, joven e inteligente. Cada vez que atravesaba las posesiones de cierto noble, Mariola, su hija, lo llamaba, le compraba el pescado y le daba dinero en cantidad diez veces superior al valor del pescado que compraba. Tanto dinero ganaba de esta forma, que comenzó a no darle importancia, pero Mariola seguía siendo su cliente. En una de estas ocasiones, mientras ella le daba el dinero, le tocó la mano y le dio un pequeño apretón; el pescador se puso tan colorado como una remolacha, miró hacia el suelo y, ganando confianza, comenzó a darse aire y a retorcer su bigote. Gradualmente fueron entablando confianza; ella supo que él estaba soltero y le alegró la respuesta que él le daba. Aunque él era sólo un pescador, ella se enamoró perdidamente de él y, dándole un monedero lleno de monedas de oro, le dijo que se comprara ropas apropiadas para un caballero y que volviera para mostrarle que eran adecuadas para él. Se compró un caftán y otras ropas que le hacían pasar por un auténtico noble, se vistió con ellas y se fue a enseñar a Mariola. Ella casi ni lo reconoce, pues tanto su carruaje como sus ropajes eran impresionantes y ya no pudo ocultar el amor que sentía por él y le hizo entender que si se lo pedía, ella sería su esposa. El pescador dudó, sabiendo que no era un partido adecuado para la hija de un noble, pero viendo que ella insistía, con gran timidez, y retorciendo su gorro, al final consintió. Al oír todo aquello, el noble enfureció, diciendo que el pescador no era un partido adecuado para su hija; pero amaba a Mariola profundamente y, viendo que su corazón deseaba ese matrimonio, al final consintió. Mariola volvió a darle un monedero lleno de oro a su pretendiente, pidiéndole que comprara ropajes adecuados para la ceremonia y todo lo que fuera necesario. Sin tardanza se presentó el pescador ante ella, vestido con ropajes bordados en oro y Mariola lo condujo ante la presencia de su padre, que al momento le concedió la mano de su hija.-Iba contando el cuento de manera atenta y dulce, para que Thomas se tranquilizara de su llanto y se quedara plácidamente dormido. Poco a poco los delicados ojitos de Thomas fueron cerrándose y al final cayó muerto de sueño. Su respiración se normalizo y respiraba apoyado contra mi pecho.
Con cuidado cerré el libro y me fui levantando poco a poco de la mecedora con Thomas en brazos. Lentamente fui transportando a Thomas por los pasillos del orfanato hasta que llegáramos a las habitaciones. Cuando estaba subiendo las escaleras que estaban al lado de la puerta trasera, pude escuchar levemente un sonido que chirriaba en la noche. Alguien estaba entrando por la puerta de atrás. Me di prisa en llevar a Thomas a la habitación, me tendría que ver a solas con aquella amenaza. Llegué a las habitaciones y entré en la de Thomas. Lo coloqué con suavidad en la cama, lo arropé con ternura y lo tapé con otra manta de más. Me había dejado el coche de carreras, pero ya se lo daría mañana. Salí de la habitación y me dirigí hacia donde escuche el sonido que hacia chirriar las bisagras de la puerta de madera.
Cuando llegué vi una silueta negra en la oscuridad que estaba compuesta por un animal que habría estado deambulando por París. El perro me miraba al haberle encontrado entrar por la puerta de atrás.
(off: Espero que esté bien...)
-¿Quieres que te lea un cuento?-Dije. Thomas asintió y se sentó en mi regazo. Comencé a mecer la mecedora a la vez que abría el libro.
–Erase una vez un apuesto pescador, joven e inteligente. Cada vez que atravesaba las posesiones de cierto noble, Mariola, su hija, lo llamaba, le compraba el pescado y le daba dinero en cantidad diez veces superior al valor del pescado que compraba. Tanto dinero ganaba de esta forma, que comenzó a no darle importancia, pero Mariola seguía siendo su cliente. En una de estas ocasiones, mientras ella le daba el dinero, le tocó la mano y le dio un pequeño apretón; el pescador se puso tan colorado como una remolacha, miró hacia el suelo y, ganando confianza, comenzó a darse aire y a retorcer su bigote. Gradualmente fueron entablando confianza; ella supo que él estaba soltero y le alegró la respuesta que él le daba. Aunque él era sólo un pescador, ella se enamoró perdidamente de él y, dándole un monedero lleno de monedas de oro, le dijo que se comprara ropas apropiadas para un caballero y que volviera para mostrarle que eran adecuadas para él. Se compró un caftán y otras ropas que le hacían pasar por un auténtico noble, se vistió con ellas y se fue a enseñar a Mariola. Ella casi ni lo reconoce, pues tanto su carruaje como sus ropajes eran impresionantes y ya no pudo ocultar el amor que sentía por él y le hizo entender que si se lo pedía, ella sería su esposa. El pescador dudó, sabiendo que no era un partido adecuado para la hija de un noble, pero viendo que ella insistía, con gran timidez, y retorciendo su gorro, al final consintió. Al oír todo aquello, el noble enfureció, diciendo que el pescador no era un partido adecuado para su hija; pero amaba a Mariola profundamente y, viendo que su corazón deseaba ese matrimonio, al final consintió. Mariola volvió a darle un monedero lleno de oro a su pretendiente, pidiéndole que comprara ropajes adecuados para la ceremonia y todo lo que fuera necesario. Sin tardanza se presentó el pescador ante ella, vestido con ropajes bordados en oro y Mariola lo condujo ante la presencia de su padre, que al momento le concedió la mano de su hija.-Iba contando el cuento de manera atenta y dulce, para que Thomas se tranquilizara de su llanto y se quedara plácidamente dormido. Poco a poco los delicados ojitos de Thomas fueron cerrándose y al final cayó muerto de sueño. Su respiración se normalizo y respiraba apoyado contra mi pecho.
Con cuidado cerré el libro y me fui levantando poco a poco de la mecedora con Thomas en brazos. Lentamente fui transportando a Thomas por los pasillos del orfanato hasta que llegáramos a las habitaciones. Cuando estaba subiendo las escaleras que estaban al lado de la puerta trasera, pude escuchar levemente un sonido que chirriaba en la noche. Alguien estaba entrando por la puerta de atrás. Me di prisa en llevar a Thomas a la habitación, me tendría que ver a solas con aquella amenaza. Llegué a las habitaciones y entré en la de Thomas. Lo coloqué con suavidad en la cama, lo arropé con ternura y lo tapé con otra manta de más. Me había dejado el coche de carreras, pero ya se lo daría mañana. Salí de la habitación y me dirigí hacia donde escuche el sonido que hacia chirriar las bisagras de la puerta de madera.
Cuando llegué vi una silueta negra en la oscuridad que estaba compuesta por un animal que habría estado deambulando por París. El perro me miraba al haberle encontrado entrar por la puerta de atrás.
(off: Espero que esté bien...)
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Mire hacia adelante, había una gran pasillo extendiéndose delante de mi, parecía un lugar viejo pero bien cuidado, cerré los ojos, todo estaba cubierto por la penumbra y las sombras engullían todo el lugar, miro el lúgubre escenario y se imagino como seria de día, casi podía ver las figuras fantasmales de los niños corriendo por los pasillos y jugueteando por las escaleras, casi podía oír las risas de los infantes que disfrutaban de su juventud
- Que pasada-exclamo mientras miraba hacia adelante, y entonces, frente a el apareció una figura femenina que se movía en la oscuridad, y de repente la luna ilumino aquella silueta dejando a ver a una hermosa mujer de rasgos delicados y figura exquisita....- demonios…. Esto si que es una pasada-susurro observando aquella aparición
(me tarde pero aqui esta XD)
- Que pasada-exclamo mientras miraba hacia adelante, y entonces, frente a el apareció una figura femenina que se movía en la oscuridad, y de repente la luna ilumino aquella silueta dejando a ver a una hermosa mujer de rasgos delicados y figura exquisita....- demonios…. Esto si que es una pasada-susurro observando aquella aparición
(me tarde pero aqui esta XD)
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Observé al perro que estaba delante de mí. Le sonreí intentando ocultar el nerviosismo que me entró de repente por el cuerpo e intenté buscar algo con lo que distraerle, pero vi que se sentó a ver qué movimiento hacía. La luna me iluminaba y hacia que mi rostro resaltara en belleza. Encontré una pelota de goma, la cogí y la lance hacia el perro que estaba en la puerta. No se movió. Entonces, me fui acercando al perro poco a poco y me agache a unos centímetros de él. Le mire y comencé a acariciarle la cabeza con suavidad. Parecía gustarle dado que movía las orejas, abría la boca una y otra vez.
-¿Te gusta, eh?-Dije con dulzura. Me levanté al parar de acariciarle la cabeza por detrás y se me ocurrió que podría darle algunas sobras de lo que sobró de la cena. Busqué y encontré algo que podría servir. Mezclé un trozo de carne con un poco de puré de patatas y puse en un cuenco algo de agua. Me giré hacia él y me agache a la vez que le ponía la comida en el suelo.-No tenemos pienso, amiguito, pero al menos espero que te guste esto que he sacado de la cena.-Dije terminando en una sonrisa.
Me levanté y me alejé de nuevo para verle comer. Esperé a que empezara a comer, pero no veía indicios de querer comer. Me di la vuelta y apoye la curva de mi cadera en la encimera, marcando bien la curva de mi cintura por el corpiño que llevaba esta noche. Pensé que a lo mejor no le gustaba que mirasen cuando comía pero de todas maneras, no es de buena educación ver como come alguien tan de cerca tanto si es animal o humano y bueno, a los vampiros no le parecía importarle tanto, dado que lo hacían todo cuerpo a cuerpo. Una sonrisa se dibujo en mis labios.
-¿Te gusta, eh?-Dije con dulzura. Me levanté al parar de acariciarle la cabeza por detrás y se me ocurrió que podría darle algunas sobras de lo que sobró de la cena. Busqué y encontré algo que podría servir. Mezclé un trozo de carne con un poco de puré de patatas y puse en un cuenco algo de agua. Me giré hacia él y me agache a la vez que le ponía la comida en el suelo.-No tenemos pienso, amiguito, pero al menos espero que te guste esto que he sacado de la cena.-Dije terminando en una sonrisa.
Me levanté y me alejé de nuevo para verle comer. Esperé a que empezara a comer, pero no veía indicios de querer comer. Me di la vuelta y apoye la curva de mi cadera en la encimera, marcando bien la curva de mi cintura por el corpiño que llevaba esta noche. Pensé que a lo mejor no le gustaba que mirasen cuando comía pero de todas maneras, no es de buena educación ver como come alguien tan de cerca tanto si es animal o humano y bueno, a los vampiros no le parecía importarle tanto, dado que lo hacían todo cuerpo a cuerpo. Una sonrisa se dibujo en mis labios.
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Me relamí los dientes al ver a la dama de aquella manera, ella había intentado darme las sobras de la comida, de seguro había creído que se trataba de algún perro abandonado, pero no, mire lo que me ofrecía, pero no había probado bocado, una de las razones era obvia, el no estaba acostumbrado a comer sobras, su comida estaba cocinada de una manera extremadamente peculiar, la segunda era que ya había comido afuera, venia de camino de una reunión con sus amigos donde los había obligado a pagar la cena mientras les ponía una cara de “ayuden a este pobre y lindo lobito en su economía” y aunque nadie se trago el cuento igual había bastado para convencerlos de pagar la cuenta, y la tercera, era el hecho de que simplemente no podía comer algo que ya había sido tocado por alguien mas, le parecía algo asqueroso, algo completamente repugnante, miro a la mujer de espalda y vislumbro su hermosa figura y pensó para sus adentros “jajajaja solo que quedo porque estoy viendo curvas mas pronunciadas que las de el rio Mississippi” y luego miro la comida en el plato alejándola con el hocico hasta los pies de la mujer para después jalar con la boca el vestido de la dama levemente haciéndole señas “no tengo hambre” intentaba decir con un poco de dificultad
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Me pareció escuchar el chirriar de algo de metal y me di la vuelta y pude ver al perro que rechazaba la comida que le había ofrecido. Sentí como que algo tiraba del bajo de mi falda y era el perro que al parecer estaba intentando captar mi atención. Me giré del todo y eché una mirada al perro.
-¡Ay! Madre mía, si al menos te entendiera...-Dije con una sonrisa a la vez que me dirigía a acariciar de nuevo el cogote del perro. -Podría saber al menos que es lo que quieres...-Dije sonriendo dulcemente.- ¿No tienes hambre, eh?-Pregunte-Pues ya me dirás que es lo que quieres.-Dije un poco confusa. En realidad, no iba a saber de ningún modo que es lo que iba a querer el perro, pero me gustaría ayudar en algo. Me levanté y me apoyé en la encimera de nuevo. Observe que el perro estaba ahí sentado, sin hacer ningún movimiento.
Me estaba poniendo nerviosa, cuando de repente escucho un llanto que provenía de las escaleras del hall principal. Me fui de la cocina dejando al perro en la entrada y me fui con prisa a ver de donde provenía ese llanto. Pude ver que una de las ayudantes del orfanato ya iba en rescate de aquel llanto y entonces ya me tranquilicé. Iba a dirigirme a la cocina, pero para cuando llego, el perro que estaba, no le veía por ninguna parte. Salí por la puerta de atrás de la cocina que llevaba a los jardines, pero no salí demasiado dado que estaba muy silenciosa. Mira a un lado y a otro y me volví a meter en la cocina. Cerré la puerta y vi al perro de nuevo justo al lado del pie del umbral de la cocina. Le miré y dios mío, que silencio mas incomodo.
-¿Tienes un nombre?-Pregunté antes de realizar que estaba hablando con un ser animado mudo. Esto era ya de locos, yo hablando con una pared peluda. Un mechón de mi pelo se escapó rebelde rozando una de mis mejillas. Lentamente con mis delicados dedos lo retire hacia atrás y mi pelo recogido en una coleta baja, se movió a estar completamente en mi lado izquierdo. Lo acaricié melosamente y me fui andando hasta el perro. Me puse delante de él y me agache.
-Lo único que te puedo ofrecer es que te quedes a pasar la noche sin hacer nada de ruido.-Dije con dulzura. Ladee la cabeza a modo de espera. La coloque en su sitio y seguí manteniendo la mirada al perro. -¿Sí? –Dije con tono inocente. El mechón de pelo que había devuelto a su sitio, volvió a rebelarse y se movió hacia adelante junto con otro más. La goma que formaba un coletero se había dado de sí y lentamente se fueron saliendo todos mi pelo dejandolo suelto al aire vacio del ambiente.
-¡Ay! Madre mía, si al menos te entendiera...-Dije con una sonrisa a la vez que me dirigía a acariciar de nuevo el cogote del perro. -Podría saber al menos que es lo que quieres...-Dije sonriendo dulcemente.- ¿No tienes hambre, eh?-Pregunte-Pues ya me dirás que es lo que quieres.-Dije un poco confusa. En realidad, no iba a saber de ningún modo que es lo que iba a querer el perro, pero me gustaría ayudar en algo. Me levanté y me apoyé en la encimera de nuevo. Observe que el perro estaba ahí sentado, sin hacer ningún movimiento.
Me estaba poniendo nerviosa, cuando de repente escucho un llanto que provenía de las escaleras del hall principal. Me fui de la cocina dejando al perro en la entrada y me fui con prisa a ver de donde provenía ese llanto. Pude ver que una de las ayudantes del orfanato ya iba en rescate de aquel llanto y entonces ya me tranquilicé. Iba a dirigirme a la cocina, pero para cuando llego, el perro que estaba, no le veía por ninguna parte. Salí por la puerta de atrás de la cocina que llevaba a los jardines, pero no salí demasiado dado que estaba muy silenciosa. Mira a un lado y a otro y me volví a meter en la cocina. Cerré la puerta y vi al perro de nuevo justo al lado del pie del umbral de la cocina. Le miré y dios mío, que silencio mas incomodo.
-¿Tienes un nombre?-Pregunté antes de realizar que estaba hablando con un ser animado mudo. Esto era ya de locos, yo hablando con una pared peluda. Un mechón de mi pelo se escapó rebelde rozando una de mis mejillas. Lentamente con mis delicados dedos lo retire hacia atrás y mi pelo recogido en una coleta baja, se movió a estar completamente en mi lado izquierdo. Lo acaricié melosamente y me fui andando hasta el perro. Me puse delante de él y me agache.
-Lo único que te puedo ofrecer es que te quedes a pasar la noche sin hacer nada de ruido.-Dije con dulzura. Ladee la cabeza a modo de espera. La coloque en su sitio y seguí manteniendo la mirada al perro. -¿Sí? –Dije con tono inocente. El mechón de pelo que había devuelto a su sitio, volvió a rebelarse y se movió hacia adelante junto con otro más. La goma que formaba un coletero se había dado de sí y lentamente se fueron saliendo todos mi pelo dejandolo suelto al aire vacio del ambiente.
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Kaine escucho la pregunta de la dama y volteo a todos lados tratando de buscar una forma de comunicarse con ella, y es que como perro era imposible hacerlo, además, si se volvía humano ella lo a lo mejor se asustaba, miro a todos lados y luego se quedo quieto, tenia enredado en el cuello algo muy bonito, algo que le había quitado a su querido junnito, era un collar con su nombre “JUNNO” ponía en letras muy chulas y con adornos muy brillantes, en ese momento debía estar loco buscándolo, sonrió para sus adentros imaginándose la cara desesperación que debía tener el mayordomo en esos momentos, pero luego miro a la hermosa dama y le hizo señas para que viera el collar, después de todo era mejor que transformarse en humano y decirle “me llamo kaine y estoy aquí porque esta buena” después escucho la propuesta de la joven acerca de quedarse a dormir ahí, miro hacia afuera, tenia una pereza de irse, así que asintió con la cabeza, se quedaría a velar el sueño de la hermosa dama
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Vi al animal que asentía con su cabeza, agintandola habilmente arriba y abajo, se agitaba lo que parecia una placa de plata con el nombre de "JUNNO",-¿Te llamas Junno? Que nombre tan especial-Dije. Entonces despues de un suspiro, eche la llave a la puerta, me la guarde en el bolsillo de mi falda y me fui en silencio junto con el perro a mi lado escaleras arriba, sin hacer ruido y cuando ya llegué a mi habitación eché al perro al pasillo para poder cambiarme. Era un perro, pero aún asi, mi intimidad era sagrada.
Para cuando ya estuve lista, me puse un camison verde a rayas negras, que le daban un toque pintoresco y vestía una bata verde oscuro que iba a juego con el camison. Saqué mis lentes y cogí un libro. Me senté en el borde de la cama y para cuando fuí a abrir la tapa del libro, un sonido seco a la altura de la mitad de la puerta, retumbo con golpes secos. Enseguida me acordé del perro que habia dejado afuera para que no me viera vestirme con mi camisón. Ay de mi. Abrí la puerta, pero no ví a nadie. Salí al pasillo y busqué por ambos lados al perro. Espero, por la cuenta que le trae, que no tuviera la tesitura de tener que seguirle por el orfanato e ir en su busca, por que desde luego no lo iba a hacer, estaba cansada y si tenía que ponerme a buscar, me darían las tantas y al día siguiente tengo muchas cosas que hacer. Algo por alrededor de mi cintura comenzó a deslizarse lentamente haciendo que mi cuerpo se quedara paralizado y con un repentino tirón en mi muslo izquierdo. Un suspiro calido sobrepaso el borde de mi oreja haciendolo más real que la vida misma.
-¿Quién anda detrás de mi?-Dije con voz severa intentando que no pareciera los nervios que recorrian en ese momento mi cuerpo. Solo el silencio era tan atrevido que fue lo unico que me respondio. Mis lentes en un intento de darme la vuelta, se cayeron al suelo y querria que todo fuera alguna vez normal.
La puerta de una habitación proxima se abrió pero luego se cerró.
-Si usted sea lo que sea le ha echo algo a Junno, se las verá con alguien muy poderosa, que le podrá causar problemas.-Dije amenazante.-Y hablo muy en serio.-El tono agudo de mi amenaza sono como un chirrido que parecia parte de una comedia. Sin querer, me apoye en un amplio pecho, pero aun, sea quien fuese, aun seguia sin responder a mis preguntas.
Para cuando ya estuve lista, me puse un camison verde a rayas negras, que le daban un toque pintoresco y vestía una bata verde oscuro que iba a juego con el camison. Saqué mis lentes y cogí un libro. Me senté en el borde de la cama y para cuando fuí a abrir la tapa del libro, un sonido seco a la altura de la mitad de la puerta, retumbo con golpes secos. Enseguida me acordé del perro que habia dejado afuera para que no me viera vestirme con mi camisón. Ay de mi. Abrí la puerta, pero no ví a nadie. Salí al pasillo y busqué por ambos lados al perro. Espero, por la cuenta que le trae, que no tuviera la tesitura de tener que seguirle por el orfanato e ir en su busca, por que desde luego no lo iba a hacer, estaba cansada y si tenía que ponerme a buscar, me darían las tantas y al día siguiente tengo muchas cosas que hacer. Algo por alrededor de mi cintura comenzó a deslizarse lentamente haciendo que mi cuerpo se quedara paralizado y con un repentino tirón en mi muslo izquierdo. Un suspiro calido sobrepaso el borde de mi oreja haciendolo más real que la vida misma.
-¿Quién anda detrás de mi?-Dije con voz severa intentando que no pareciera los nervios que recorrian en ese momento mi cuerpo. Solo el silencio era tan atrevido que fue lo unico que me respondio. Mis lentes en un intento de darme la vuelta, se cayeron al suelo y querria que todo fuera alguna vez normal.
La puerta de una habitación proxima se abrió pero luego se cerró.
-Si usted sea lo que sea le ha echo algo a Junno, se las verá con alguien muy poderosa, que le podrá causar problemas.-Dije amenazante.-Y hablo muy en serio.-El tono agudo de mi amenaza sono como un chirrido que parecia parte de una comedia. Sin querer, me apoye en un amplio pecho, pero aun, sea quien fuese, aun seguia sin responder a mis preguntas.
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Mire a la dama entrar a cuarto a cambiarse dejándome afuera a pesar de ser toda una feme fatale no era como las demás mujeres que había conocido, ya que aunque al parecer era perfectamente consiente de su belleza pero aun así había espacio para un poco de pudor, sonreí para mis adentros mientras observaba la puerta cerrada y me transforme en humano, la parecer cuando ella termino de vestirse noto mi presencia, me pareció divertido jugar un poco con la señorita así que comencé a dar vueltas a su alrededor mientras me transformaba en junno y después volvía a ser yo. Por un segundo escuche que te referías a mi como si se tratara de un ladrón y preguntaste por mi contraparte perruna, así que salí de mi escondite como junno y avance hasta colocarme detrás de ella en algún punto ciego y volví a ser kaine, ella pareció asustarse al sentir una perturbación a su alrededor, pero antes de que pudiese darse cuenta de lo que era volví a mi forma animal acercándome a ella y lamiéndole la mano diverido
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Poco a poco la perturbación que sentía desapareció de repente y me encontre la mano humeda. giré mi mirada hacia mi mano y vi a Junno lamiendome la mano captando mi atención.
-¡OHH! ¡JUNNO!-Me lance al cuello de Junno con cuidado y lo estreche con alivio. Valgame dios que le hubiera pasado si le hubiesen descubierto.-Ay...de mi, pobrecito, ven vamos.-Dije levantandome y cojiendo del collar a Junno hacia dentro de la habitación. Lo solté y busqué algo que pareciera cómodo. Encontré una almohada en forma de cuadrado, a cuadros verdes y azules muy apagados pero era acolchado. Lo puse en el suelo al lado de mi cama y cogí una manta que había de sobra en el fondo del armario. Lo puse al lado de la almohada.
-Junno, se que no es mucho, pero espero que sea de tu agrado-Dije señalando a Junno el lugar que le había preparado para dormir. Junno me miraba como lo hacía un perro pero me inquiete al ver que no habia cambios de sorpresa o una boca abierta, nose, o algo. Comencé a acariciarme mi pelo que estaba a un lado de mi hombro y de repente me entró un picor por dentro del camison cerca de la clavicula derecha y comencé a rascarme. Con suavidad me rascaba y entonces me pareció ver a Junno moverse. Se me pasó el picor y me tumbe en la cama, con lo que el bajo de mi camison se subio medio centimetro de mis pantorrillas y me quité la bata quedandome solamente en camisón. Miré a Junno y le sonreí. Me giré para meterme en la cama, pero antes que nada, me fui hacia la chimenea y cogí el libro para continuar leyéndolo. Me metí en la cama y miré a Junno.
-Vamos Junno, a dormir-Me quede mirando a Junno con el ceño fruncido.-¿No tienes sueño?-Dije un poco extrañada. Dejé a Junno que decidiera mientras yo me arropaba con las sabanas y me disponía a abrir el libro pero un silencio nuevamente incomodo me impedia comenzar la lectura. Mire entonces a Junno con una sonrisa.
-¿Quieres que te lea un cuento?-Pregunte dulcemente.
-¡OHH! ¡JUNNO!-Me lance al cuello de Junno con cuidado y lo estreche con alivio. Valgame dios que le hubiera pasado si le hubiesen descubierto.-Ay...de mi, pobrecito, ven vamos.-Dije levantandome y cojiendo del collar a Junno hacia dentro de la habitación. Lo solté y busqué algo que pareciera cómodo. Encontré una almohada en forma de cuadrado, a cuadros verdes y azules muy apagados pero era acolchado. Lo puse en el suelo al lado de mi cama y cogí una manta que había de sobra en el fondo del armario. Lo puse al lado de la almohada.
-Junno, se que no es mucho, pero espero que sea de tu agrado-Dije señalando a Junno el lugar que le había preparado para dormir. Junno me miraba como lo hacía un perro pero me inquiete al ver que no habia cambios de sorpresa o una boca abierta, nose, o algo. Comencé a acariciarme mi pelo que estaba a un lado de mi hombro y de repente me entró un picor por dentro del camison cerca de la clavicula derecha y comencé a rascarme. Con suavidad me rascaba y entonces me pareció ver a Junno moverse. Se me pasó el picor y me tumbe en la cama, con lo que el bajo de mi camison se subio medio centimetro de mis pantorrillas y me quité la bata quedandome solamente en camisón. Miré a Junno y le sonreí. Me giré para meterme en la cama, pero antes que nada, me fui hacia la chimenea y cogí el libro para continuar leyéndolo. Me metí en la cama y miré a Junno.
-Vamos Junno, a dormir-Me quede mirando a Junno con el ceño fruncido.-¿No tienes sueño?-Dije un poco extrañada. Dejé a Junno que decidiera mientras yo me arropaba con las sabanas y me disponía a abrir el libro pero un silencio nuevamente incomodo me impedia comenzar la lectura. Mire entonces a Junno con una sonrisa.
-¿Quieres que te lea un cuento?-Pregunte dulcemente.
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Kaine sonrió para sus adentros al ver a la dama portarse tan cariñosa con el pero al mismo tiempo cautelosa, era una mujer lista, había notado rápidamente que no se trataba de un perro común y corriente, vamos, ni siquiera se trataba de un perro, pero ese no era el punto. Miro la almohada que le entrego la dama para que se recostara y trato de acomodarse en ella, dio muchas vueltas y la aplasto con las patas para amoldarla a su cuerpo hasta que encontró la forma perfecta para descansar, entonces escucho el comentario de la joven “Junno no es mucho pero espero que sea de tu agrado” así que ladre como confirmación, ella se recostó en la cama para leer así que me le quede mirando, su belleza era suficiente para entretenerlo toda la noche… se había quedado mirándola y no había caído en cuenta hasta que escucho su suave voz preguntando, ¿una historia? Le caería de perlas, de todas formas no creía poder pegar un ojo en toda la noche por razones obvias así que dio un ladrido y saco la lengua en forma de confirmación
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Al parecer estaba por la labor de que por lo menos le contara un cuento. Era un perro peculiar y por lo menos me agradaba su compañia. Me levanté de nuevo apartando la sabana con la que me había cubierto y volví hacia la chimenea a por otro libro. Dejé el que había cogido y escogí el cuento que leí hace un buen rato a Thomas.
-Espero que te guste "El pescador y la hija del noble", me lo he encontrado en la biblioteca-Dije mientras me acercaba al borde de mi cama y me sentaba cruzando las piernas.-Veamos...-Comencé buscando la pagina del inicio del cuento dado que era un libro con varios cuentos dentro.-Aqui-Señale contenta con el dedo indice.- Érase una vez un apuesto pescador, joven e inteligente. Cada vez que atravesaba las posesiones de cierto noble, Mariola, su hija, lo llamaba, le compraba el pescado y le daba dinero en cantidad diez veces superior al valor del pescado que compraba. Tanto dinero ganaba de esta forma, que comenzó a no darle importancia, pero Mariola seguía siendo su cliente.
En una de estas ocasiones, mientras ella le daba el dinero, le tocó la mano y le dio un pequeño apretón; el pescador se puso tan colorado como una remolacha, miró hacia el suelo y, ganando confianza, comenzó a darse aire y a retorcer su bigote.........-Iba relatando el cuento poco a poco, intentando captar la atención de Junno. Como ya me lo sabía de memoria dado que me lo leian mis padres de pequeña, iba mirando de vez en cuando a Junno, enfatizando algunas de las palabras del cuento para que hubiera subidas, bajadas de interes y no quedara lineal la historia y sin emoción. Conforme iba llegando al final escuché pedradas en la ventana de mi habitación. Paré un instante y despues de diez segundos de espera y haber visto que no pasaba nada, continué la historia.
-Pasó el primer día así y llegó el segundo, que pasó también sin un solo sonido. Al tercer día Mariola comenzó a temblar de miedo y seguía al pescador allí donde iba, pidiéndole que le dijera una sola palabra. Él, por otro lado, temiendo ser vencido por sus lágrimas, huía de su presencia.
Los tres días habían transcurrido y todo el pueblo estaba pendiente del problema entre el criado mudo de la posada y la bella joven, que creían que lo había confundido por otro, lo cual le había traído toda esta mala suerte. Construyeron una plataforma de madera y la gente se congregó allí para presenciar el final de la tragedia. Se mandó llamar a los oficiales que, en contra de su voluntad, fueron obligados a llevar a cabo su castigo.El verdugo se acercó a Mariola y la condujo hacia la plataforma, diciendo que, como ella no había conseguido hacer hablar al muchacho mudo, debería aceptar lo que había apostado con su vida. Suspirando, ella volvió la cabeza una vez más hacia su impasible marido, pero, viendo que éste no hacía ningún signo de querer ceder, se preparó para morir: se soltó su cabello, hizo la señal de la cruz y se encomendó a Dios. Todos los allí reunidos se conmovieron al ver todo esto y, una vez más, en los escalones de la plataforma de madera, con el sacerdote a su lado, se volvió hacia el pescador diciendo: “Mi amado esposo, te suplico que me salves, una sola palabra será suficiente”. Pero, sacudiendo la cabeza, él miró en otra dirección.El verdugo esperaba con la soga en la mano. La ajustó alrededor del cuello de Mariola, en un minuto todo habría terminado. En ese momento el pescador, estirando la mano dijo: ¡Alto! - Todo el mundo se quedó helado de la impresión y lloraban de alegría. El verdugo aflojó el nudo y el pescador, mirando severamente a Mariola le preguntó: “¿Me volverás a echar en cara que soy un pescador?” Con gran emoción, ella lloraba: “Perdóname, mi amado esposo, he cometido un error y nunca más heriré tus sentimientos de nuevo”.
-“Liberadla, que es realmente mi esposa”, dijo el pescador. Y, tomándola de la mano, la condujo de vuelta a casa, donde toda su vida transcurrió llena de felicidad y prosperidad.-Terminé el cuento con una lágrima que estaba a punto de escaparse y una sonrisa de emoción. Me sequé las lágrimas y miré a Junno que estaba mirandome y con su cabeza apoyado en sus patas.-Y fin.¿Te ha gustado?-Pregunté a Junno con duda.
Pude ver que Junno se volvia a sentar de nuevo y entonces me acerque a el y le acaricie de nuevo por detras de su cabeza. Me abrazé a él y me separé de él. Algo había en Junno que me hacia sentir en paz, segura, sin nada que temer. De algun modo me atraía. Me senté en el borde de la cama con ambas piernas a un lado y me dispuse a mirar hacia la ventana. ¿Qué había sido aquellas pedradas?-Me pregunté en silencio.
-Espero que te guste "El pescador y la hija del noble", me lo he encontrado en la biblioteca-Dije mientras me acercaba al borde de mi cama y me sentaba cruzando las piernas.-Veamos...-Comencé buscando la pagina del inicio del cuento dado que era un libro con varios cuentos dentro.-Aqui-Señale contenta con el dedo indice.- Érase una vez un apuesto pescador, joven e inteligente. Cada vez que atravesaba las posesiones de cierto noble, Mariola, su hija, lo llamaba, le compraba el pescado y le daba dinero en cantidad diez veces superior al valor del pescado que compraba. Tanto dinero ganaba de esta forma, que comenzó a no darle importancia, pero Mariola seguía siendo su cliente.
En una de estas ocasiones, mientras ella le daba el dinero, le tocó la mano y le dio un pequeño apretón; el pescador se puso tan colorado como una remolacha, miró hacia el suelo y, ganando confianza, comenzó a darse aire y a retorcer su bigote.........-Iba relatando el cuento poco a poco, intentando captar la atención de Junno. Como ya me lo sabía de memoria dado que me lo leian mis padres de pequeña, iba mirando de vez en cuando a Junno, enfatizando algunas de las palabras del cuento para que hubiera subidas, bajadas de interes y no quedara lineal la historia y sin emoción. Conforme iba llegando al final escuché pedradas en la ventana de mi habitación. Paré un instante y despues de diez segundos de espera y haber visto que no pasaba nada, continué la historia.
-Pasó el primer día así y llegó el segundo, que pasó también sin un solo sonido. Al tercer día Mariola comenzó a temblar de miedo y seguía al pescador allí donde iba, pidiéndole que le dijera una sola palabra. Él, por otro lado, temiendo ser vencido por sus lágrimas, huía de su presencia.
Los tres días habían transcurrido y todo el pueblo estaba pendiente del problema entre el criado mudo de la posada y la bella joven, que creían que lo había confundido por otro, lo cual le había traído toda esta mala suerte. Construyeron una plataforma de madera y la gente se congregó allí para presenciar el final de la tragedia. Se mandó llamar a los oficiales que, en contra de su voluntad, fueron obligados a llevar a cabo su castigo.El verdugo se acercó a Mariola y la condujo hacia la plataforma, diciendo que, como ella no había conseguido hacer hablar al muchacho mudo, debería aceptar lo que había apostado con su vida. Suspirando, ella volvió la cabeza una vez más hacia su impasible marido, pero, viendo que éste no hacía ningún signo de querer ceder, se preparó para morir: se soltó su cabello, hizo la señal de la cruz y se encomendó a Dios. Todos los allí reunidos se conmovieron al ver todo esto y, una vez más, en los escalones de la plataforma de madera, con el sacerdote a su lado, se volvió hacia el pescador diciendo: “Mi amado esposo, te suplico que me salves, una sola palabra será suficiente”. Pero, sacudiendo la cabeza, él miró en otra dirección.El verdugo esperaba con la soga en la mano. La ajustó alrededor del cuello de Mariola, en un minuto todo habría terminado. En ese momento el pescador, estirando la mano dijo: ¡Alto! - Todo el mundo se quedó helado de la impresión y lloraban de alegría. El verdugo aflojó el nudo y el pescador, mirando severamente a Mariola le preguntó: “¿Me volverás a echar en cara que soy un pescador?” Con gran emoción, ella lloraba: “Perdóname, mi amado esposo, he cometido un error y nunca más heriré tus sentimientos de nuevo”.
-“Liberadla, que es realmente mi esposa”, dijo el pescador. Y, tomándola de la mano, la condujo de vuelta a casa, donde toda su vida transcurrió llena de felicidad y prosperidad.-Terminé el cuento con una lágrima que estaba a punto de escaparse y una sonrisa de emoción. Me sequé las lágrimas y miré a Junno que estaba mirandome y con su cabeza apoyado en sus patas.-Y fin.¿Te ha gustado?-Pregunté a Junno con duda.
Pude ver que Junno se volvia a sentar de nuevo y entonces me acerque a el y le acaricie de nuevo por detras de su cabeza. Me abrazé a él y me separé de él. Algo había en Junno que me hacia sentir en paz, segura, sin nada que temer. De algun modo me atraía. Me senté en el borde de la cama con ambas piernas a un lado y me dispuse a mirar hacia la ventana. ¿Qué había sido aquellas pedradas?-Me pregunté en silencio.
- Spoiler:
- El cuento: http://web.educastur.princast.es/proyectos/acogida/rumania/cuentosrumanos/El%20pescador%20y%20la%20hija%20del%20noble.pdf
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Kaine se quedo atento a la voz de la dama tratando de descifrar porque aquella historia le parecía tan conocida, que era lo que pasaba, ya la había escuchado antes y no sabia donde, puso las patas sobre su cabeza y soltó un pequeño aullido en manera de queja “porque naci siendo estúpido!!!!” gritaba para sus adentros, después mire a la dama, tenia los ojos aguados, al parecer aquella historia que no lograba encontrar en el banco de sus recuerdos era algo que ella atesoraba, así que la miro fijamente y note como ella se acercaba y le abrazaba unos segundos para después alejarse de el y volver a su posición anterior. Kaine se acerco a la cama entonces y puso su cabeza en la cama recostándose un rato para luego alzar las orejas alerta al sentir una perturbación en el ambiente, miro a su dama y ladeo la cabeza al darse cuenta de que ella miraba hacia la ventana “pero que mirara…. Será que no le gusta estar sola??” se pregunto el lobo volteando la cabeza hacia la ventana, a lo mejor tenia miedo de que alguien la atacara…
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
El viento soplaba viento en popa, las ramillas de las ramas que salían como extremidades de los arboles, rallaban con suavidad el cristal de la ventana. El sonido hueco del viento sonó afuera desde dentro de la habitación y por mucho que aguantara esta situación, nada me gustaba tener que soportar el pensar que la piedra del orfanato o cualquier catastrofe temporal sucediera mientras yo estuviera dentro del mismo techo. Uno golpes secos en la puerta resonaron en la madera de la puerta. Mi mirada se dirigió hacia alli y me puse las lentes en su sitio dado que se rebalaban del puente de mi nariz. Me levanté sigilosamente de la cama y fuí a abrir la puerta. Me paré antes de abrir y espere a que llamaran de nuevo. Sonaron de nuevo y fueron a la altura de mi rodilla, puse mi oreja en la mader y pude escuchar sollozos a través de la puerta. Mi corazón se estremeció al pensar que podría ser alguna criatura pequeña victima del miedo.
Abrí la puerta y me encontré al pequeño Thomas llorando de nuevo a causa del miedo, al menos lo que pude pensar. Me agaché y abracé al pequeño entre mis brazos, calentandole del frio que se iba instalando en sus finos huesos y el cuerpo le dejó de temblar al instante. Me abrazo y lo levante en brazos a la vez que lo llevaba a su habitación de nuevo, bajo la melodía de una preciosa nana para dormir. Pero antes de que me fuera de mi habitación, Thomas se agitó en mis brazos al haber descubierto a Junno.
-Lena-Dijo Thomas contento.-¡UN perro!
-¿Que? ¿Ya no tienes miedo?-Dije en plan burla hacia Thomas, pero me hizo caso omiso al estar agitando sus piernas a modo de que le bajara y se acercaba a Junno.-Thomas...-Se acercó a mi a la vez que cerraba la puerta.
-¿Puedo acariciarlo?-Dijo Thomas con entusiasmo a la vez que me cogia de la mano.
-Tienes que dormir, Thomas.
-Solo un poquito Lenii...-Dijo Thomas casi suplicando. Miré a Junno pero no sabía si estaba por la labor.
-Te cojere en brazos, pero si se mueve, nos vamos.-Dije con severidad. Thomas asintió y lo cogí en brazos y fui dirigiendome hacia Junno. Le miré fijamente a los ojos y con la mirada le dije "No te muevas, si no no hay desayuno", pero para cuando Thomas le toco un poco, Junno al parecer acepto el gesto suave de Thomas.
-Gracias Lena-Dijo Thomas un poco mas contento.
-Bien pues ahora, vamos a tu habitación.-Dije con dulzura. Dejé mi habitacion, deje bien arropado a Thomas y para cuando se quedó dormido, me fuí a la mia encontrandome a Junno esparramado en toda mi cama.
-¿Qué haces así como un humano en mi cama?-Dije en un modo autoritario que no supe de donde había salido. Ambos nos miramos y de nuevo el estruendo de un relampago retumbo a lo lejos de París en la atormentada noche.
Abrí la puerta y me encontré al pequeño Thomas llorando de nuevo a causa del miedo, al menos lo que pude pensar. Me agaché y abracé al pequeño entre mis brazos, calentandole del frio que se iba instalando en sus finos huesos y el cuerpo le dejó de temblar al instante. Me abrazo y lo levante en brazos a la vez que lo llevaba a su habitación de nuevo, bajo la melodía de una preciosa nana para dormir. Pero antes de que me fuera de mi habitación, Thomas se agitó en mis brazos al haber descubierto a Junno.
-Lena-Dijo Thomas contento.-¡UN perro!
-¿Que? ¿Ya no tienes miedo?-Dije en plan burla hacia Thomas, pero me hizo caso omiso al estar agitando sus piernas a modo de que le bajara y se acercaba a Junno.-Thomas...-Se acercó a mi a la vez que cerraba la puerta.
-¿Puedo acariciarlo?-Dijo Thomas con entusiasmo a la vez que me cogia de la mano.
-Tienes que dormir, Thomas.
-Solo un poquito Lenii...-Dijo Thomas casi suplicando. Miré a Junno pero no sabía si estaba por la labor.
-Te cojere en brazos, pero si se mueve, nos vamos.-Dije con severidad. Thomas asintió y lo cogí en brazos y fui dirigiendome hacia Junno. Le miré fijamente a los ojos y con la mirada le dije "No te muevas, si no no hay desayuno", pero para cuando Thomas le toco un poco, Junno al parecer acepto el gesto suave de Thomas.
-Gracias Lena-Dijo Thomas un poco mas contento.
-Bien pues ahora, vamos a tu habitación.-Dije con dulzura. Dejé mi habitacion, deje bien arropado a Thomas y para cuando se quedó dormido, me fuí a la mia encontrandome a Junno esparramado en toda mi cama.
-¿Qué haces así como un humano en mi cama?-Dije en un modo autoritario que no supe de donde había salido. Ambos nos miramos y de nuevo el estruendo de un relampago retumbo a lo lejos de París en la atormentada noche.
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Kaine miro al niño y sintió como le acariciaban la cabeza, era una monada de chiquillo y aunque la mirada de la dama me advertía no pude evitar aceptar con felicidad el cariño del pequeño.
Después de que ella salió del cuarto me quede pensando, el pequeño humanito la había llamado lena… lenita, que bonito nombre, sonreí para mis adentros mientras me levantaba de la almohada y me instalaba en la cama, después de todo ahí era mas cómodo y… jajajajaja si tenia suerte podría dormir con la Venus encarnada. Me quede echado en la cama hasta que ella regreso y escuche su comentario respondiendo con un ladrido, claro que ella no me entendía hacia que lo había dicho directamente “Pero si soy un humano!!!!” mientras comenzaba a saltar por todos lados haciéndole fiesta a la recién llegada arriba de la cama, tratando de demostrarle que no era mi intención bajarme de ahi
Después de que ella salió del cuarto me quede pensando, el pequeño humanito la había llamado lena… lenita, que bonito nombre, sonreí para mis adentros mientras me levantaba de la almohada y me instalaba en la cama, después de todo ahí era mas cómodo y… jajajajaja si tenia suerte podría dormir con la Venus encarnada. Me quede echado en la cama hasta que ella regreso y escuche su comentario respondiendo con un ladrido, claro que ella no me entendía hacia que lo había dicho directamente “Pero si soy un humano!!!!” mientras comenzaba a saltar por todos lados haciéndole fiesta a la recién llegada arriba de la cama, tratando de demostrarle que no era mi intención bajarme de ahi
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Vi como se zarandeaba en mi cama con alegría y me llevé las manos a mi frente a modo de"dios mio lo que está haciendo". Le miré y conforme me fuí acercando a Junno, paró de saltar y entonces me senté a su lado. Le miré por un momento de pies a cabeza y me cruzé de brazos. No había señales de que fuera un hombre lobo, ni de ninguna otra cosa extraña. Aparté mi mirada de él y miré a la habitación que estaba hecha un desorden. Mi mano fue hacia la cabeza de Junno, pero para cuando acercó el hocico a mi mano, pude notar como algo se entrelazaba entre mis dedos, como si de una mano se enredara entre mis dedos.
Aparté al instante mi mano, pero para cuando me quise dar cuenta, la sombra de un joven se proyectaba en la pared de piedra de la habitación. Tragé saliva. Posiblemente fuera alguién que estaba sujeto a la barandilla de la ventana y estaba mirando a traves de ella. Tragé de nuevo saliva y para cuando empezé a girar el cuello lentamente, noté algo húmedo en mi brazo y cuando fuí a ver que era, ví que era el hocico de Junno que se había acomodado en mi regazo después de haber saltado sobre mi cama.
-Junno...Creo que me voy a dormir, pero ya...-Dije llevándome las manos a la cabeza. Un repentino palpitar comenzaba a retumbar en mi sien y comencé a darme masajes circulares con dos dedos de mis manos. El dolor cesó de repente y me sentí un poco aliviada. Acaricié la cabeza de Junno y pude ver que sonreía.-Ay...menos mal que no eres un humano -Dije antes de cojerle con ambas manos la cara.-con tantas preocupaciones, ni que vengán de repente unos padres los cuales consideraba muertos hace cuatro años...-Dije sin ganas de recordar. Me acerqué a Junno y le besé en aquella frente peluda.
Me separé y ví algo en el collar de plata que llevaba Junno al cuello. Cogí el bajo de mi camisón y limpié una pequeña mancha que entorpecía el brillo de la placa de Junno. Mis piernas estaban al descubierto y cuando terminé, me volvi a recolocar el camisón y lo alisé de algunas arrugas. El viento soplaba con fuerza y entonces me fuí hacia la cabecera de mi cama, me tumbé a la vez que me arropaba. Ví a Junno al otro lado de la cama. Dí unas palmadas cerca de mí para indicarle a Junno que se acercara y cuando pareció moverse o eso creí yo, apagé la luz de las velas que estabán en la mesilla de noche.
Aparté al instante mi mano, pero para cuando me quise dar cuenta, la sombra de un joven se proyectaba en la pared de piedra de la habitación. Tragé saliva. Posiblemente fuera alguién que estaba sujeto a la barandilla de la ventana y estaba mirando a traves de ella. Tragé de nuevo saliva y para cuando empezé a girar el cuello lentamente, noté algo húmedo en mi brazo y cuando fuí a ver que era, ví que era el hocico de Junno que se había acomodado en mi regazo después de haber saltado sobre mi cama.
-Junno...Creo que me voy a dormir, pero ya...-Dije llevándome las manos a la cabeza. Un repentino palpitar comenzaba a retumbar en mi sien y comencé a darme masajes circulares con dos dedos de mis manos. El dolor cesó de repente y me sentí un poco aliviada. Acaricié la cabeza de Junno y pude ver que sonreía.-Ay...menos mal que no eres un humano -Dije antes de cojerle con ambas manos la cara.-con tantas preocupaciones, ni que vengán de repente unos padres los cuales consideraba muertos hace cuatro años...-Dije sin ganas de recordar. Me acerqué a Junno y le besé en aquella frente peluda.
Me separé y ví algo en el collar de plata que llevaba Junno al cuello. Cogí el bajo de mi camisón y limpié una pequeña mancha que entorpecía el brillo de la placa de Junno. Mis piernas estaban al descubierto y cuando terminé, me volvi a recolocar el camisón y lo alisé de algunas arrugas. El viento soplaba con fuerza y entonces me fuí hacia la cabecera de mi cama, me tumbé a la vez que me arropaba. Ví a Junno al otro lado de la cama. Dí unas palmadas cerca de mí para indicarle a Junno que se acercara y cuando pareció moverse o eso creí yo, apagé la luz de las velas que estabán en la mesilla de noche.
- Spoiler:
- La habitación de Lenneth
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Kaine sonrió para sus adentros al ver a la joven, se sentía algo mal, como un aprovechado acosador o algo así sin embargo no podía echarse para atrás, el fue el que decidió meterse en aquel jueguito, se acerco al orfanato por una extraña corazonada aun cuando no le gustaban esos lugares ni la gente que en ellos residía, conoció a una belleza cuya tristeza en sus ojos parecía querer engullirlo vivo y ahora se comportaba como una mascota y se aprovechaba de la situación para estar cerca de la dama… bueno eso ya lo había hecho antes, pero por razones muy diferentes, no podía comparar la invasión de la privacidad de una dama que una jugarreta para hacerle la vida miserable al junno real, bajo su cabeza de perro y miro para otro lado cuando la joven se levanto el camisón, era de mala educación merarla así aunque debía admitirlo, era muye tentador, sin embargo había algo que no podía dejar de notar, y era la inquietud en el semblante de aquella hermosa joven, de alguna manera el también comenzaba a sentirse inquieto, como acechado y no sabia porque… sus sentidos de licántropo no le habían avisado de nada sin embargo siempre podía equivocarse, volteo su rostro hacia la luna y soltó un ladrido para tranquilizar su Venus “no te preocupes!!!”
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Re: Erasé una vez... {Kaine}
Dormía bajo las sabanas gruesas que había en la habitación y solo pude notar con mas facilidad el tacto del cual rozaba mi piel. Fijé mi mirada en Junno y cuando emitio aquel ladrido, no pude evitar echar una risa timida. Se acercó a mi, le acaricié su cabeza peluda y cuando me tranquilize un poco quise acordarme de aquel dia en que pasaba antiguamente mis ratos nocturnos con mi madre. O mi padre si me pongo a pensar en lo ocurrido hace noches. El cementerio, en una noche oscura como ninguna otra habia habido, unas personas aparecieron de repente y me herían con palabrerías baratas. Pero me preguntaba si esas personas, serían mis padres de verdad, todo era un completo caos. Mi mente pensaba pero en un momento vago de recordar, bosteze y me estiré en la cama sin pereza.
Me tumbé de lado y el escote de mi camison se abrio de par en par, dejando escapar las finas tiras que lo ataban, dejando a la vista el canal de mis pechos. No le di demasiada importancia dado que estaba a solas, bueno había un perro a mi lado pero no sabía muy bien lo que estuviera pasando. Coloqué inconscientemente mi mano al lado de mi cara a la vez que cerraba mis ojos y cuando sentí húmeda mi mano, los abrí viendo a Junno chupando mi mano. La aparté de enmedio y la puse por debajo de la sabana sobre mi muslo.
Estaba haciendo tanto frío que cuando me quise arropar no encontre la sabana. Vi que estaba por encima de mi cintura donde la habia dejado antes y para cuando la cogí con mis ojos cerrados de nuevo, noté el aliento de Junno sobre mi oreja. Una sonrisa se me dibujo en la cara y para cuando quise buscar la pata de Junno, me encontré con una pata demasiado pelada y con una fina capa de suavidad que me recordaba a cuando alguien acariciaba un brazo humano. Frunci el ceño con los ojos cerrados y note que algo no iba bién. Poco a poco fuí abriendo los ojos y para cuando los abrí, un muchacho de cabellos caobas y ojos marrones, me miraba con una sonrisa en su cara que me decía que algo en él era malignamente hermoso y seguramente con algún plan circulando por su mente. Mi cuerpo al no reaccionar al encontrarme en un orfanato y un desconocido en mi cama, varias preguntas comenzaron a surgir en mi mente: ¿Estaria soñando? ¿Como había entrado en mi habitación? ¿Por la ventana? Acaso se puede hacer eso??
Mi manos movieron la sabana a un lado y cuando pisé tierra firme, pensé en Junno. ¿Donde estaba? De todas maneras tendría que solucionar esto enseguida.
-Puedo preguntarte...¿Quien eres tu? ¿Que haces en mi cuarto? ¿Que HAS hecho con Junno? Es un perro muy mono y lleva placa..-Dije sin dejarle hablar. El suspense era malo para mi y no me gustaba nada.
Me tumbé de lado y el escote de mi camison se abrio de par en par, dejando escapar las finas tiras que lo ataban, dejando a la vista el canal de mis pechos. No le di demasiada importancia dado que estaba a solas, bueno había un perro a mi lado pero no sabía muy bien lo que estuviera pasando. Coloqué inconscientemente mi mano al lado de mi cara a la vez que cerraba mis ojos y cuando sentí húmeda mi mano, los abrí viendo a Junno chupando mi mano. La aparté de enmedio y la puse por debajo de la sabana sobre mi muslo.
Estaba haciendo tanto frío que cuando me quise arropar no encontre la sabana. Vi que estaba por encima de mi cintura donde la habia dejado antes y para cuando la cogí con mis ojos cerrados de nuevo, noté el aliento de Junno sobre mi oreja. Una sonrisa se me dibujo en la cara y para cuando quise buscar la pata de Junno, me encontré con una pata demasiado pelada y con una fina capa de suavidad que me recordaba a cuando alguien acariciaba un brazo humano. Frunci el ceño con los ojos cerrados y note que algo no iba bién. Poco a poco fuí abriendo los ojos y para cuando los abrí, un muchacho de cabellos caobas y ojos marrones, me miraba con una sonrisa en su cara que me decía que algo en él era malignamente hermoso y seguramente con algún plan circulando por su mente. Mi cuerpo al no reaccionar al encontrarme en un orfanato y un desconocido en mi cama, varias preguntas comenzaron a surgir en mi mente: ¿Estaria soñando? ¿Como había entrado en mi habitación? ¿Por la ventana? Acaso se puede hacer eso??
Mi manos movieron la sabana a un lado y cuando pisé tierra firme, pensé en Junno. ¿Donde estaba? De todas maneras tendría que solucionar esto enseguida.
-Puedo preguntarte...¿Quien eres tu? ¿Que haces en mi cuarto? ¿Que HAS hecho con Junno? Es un perro muy mono y lleva placa..-Dije sin dejarle hablar. El suspense era malo para mi y no me gustaba nada.
Invitado- Invitado
Re: Erasé una vez... {Kaine}
convertirme en humano en aquel momento era una estupidez cieto? si bueno en mis cinco sentidos normalmente jamas lo hubiese hecho pero... en fin lo habia hecho y ya estaba no es que fuese un sujeto muy caval de todas formas.
Ahora la chica me miraba y era obvio que la situacion no le gustaba... iba a tener que hacer algo que detestaba hacer... aprobecharme de la jodida apariencia de niño bueno que tenia.
-pense que seria bueno mostrarte lo que soy antes de que te tu ropa se pusiera mas reveladora- dijo con un puchero pequeño, como el de un niño que espera ser regañado- no soy un perro malo, soy uno muy bueno lo... siento- oh que le habia costado decir eso, el decirle lo siento a alguien, pero si el era completamente verde!!
Aunque su rostro se quedo observando a lenneth su mente divago un poco, es cierto normalmente gritaba y lanzaba cosas a diestra y sinistra... con kei kazu y la muñeca era mas o menos agradable... lo que les hacia era agradable verdad?... mmm parecia que con la condesa iba a tener que sacar sus dotes de niño bueno que quien sabe donde estaban escondidas
Ahora la chica me miraba y era obvio que la situacion no le gustaba... iba a tener que hacer algo que detestaba hacer... aprobecharme de la jodida apariencia de niño bueno que tenia.
-pense que seria bueno mostrarte lo que soy antes de que te tu ropa se pusiera mas reveladora- dijo con un puchero pequeño, como el de un niño que espera ser regañado- no soy un perro malo, soy uno muy bueno lo... siento- oh que le habia costado decir eso, el decirle lo siento a alguien, pero si el era completamente verde!!
Aunque su rostro se quedo observando a lenneth su mente divago un poco, es cierto normalmente gritaba y lanzaba cosas a diestra y sinistra... con kei kazu y la muñeca era mas o menos agradable... lo que les hacia era agradable verdad?... mmm parecia que con la condesa iba a tener que sacar sus dotes de niño bueno que quien sabe donde estaban escondidas
Invitado- Invitado
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