Aullando a la Luna

A lo lejos se puede ver un insignificante ser, tumbado en la fría y húmeda tierra, el cual contempla a la arrogante luna con su manto estelar ropas de una verdadera diosa, unos ojos iluminados por luz plateada contemplan a su única reina, fría, soberbia, hermosa, radiante a la única a la cual obedece fiel y ciegamente sin reproche alguno. El pequeño he indefenso lobo lame lentamente la herida que tiene en su pata izquierda producto de una disputa con una manada de lobos, él simplemente se internó en un territorio desconocido y con dueños, lo atacaron brutalmente pero el lobo de pelaje negro y grandes ojos solo salió con esa enorme herida tuvo mucha suerte de que no lo matarán. Así que solo se limita a lamer y ver su diosa preguntándose el por qué debe pasar por todo eso ¡No! Él no puede preguntar nada, ya que es un simple animal sin ideas o sueños sobre su futuro, solo le debe preocupar su próxima comida.

La noche parece no dar tregua y esta vez los caprichos de su majestad pueden más, pasan las horas y no llega la luz del brillante día el manto negro no quiere marcharse aún, los miles de sonidos de la noche no cesan y el frío es la mejor compañía que puede haber. Se escuchan aullidos suplicantes, es como si le pidiera acabar con el sufrimiento pero la plateada luz no se marcha.

A causa de la herida sufrida no ha podido cazar nada y se encuentra sumamente cansado y sin ánimos de moverse, solo espera a que una presa pase frente a él per… ni el más tonto ser puede pasaría frente a un lobo hambriento y herido. El silencio se hizo sepulcral y su respiración se entrecorta, los aullidos de dolor y de súplica se hacen cada vez más fuerte y aun estando a kilómetros del lugar los alaridos de un animal moribundo se hacen presentes.

Espero a que la silueta le atacara pero en un abrir y cerrar de ojos se encontró en un campo abierto, pasto mojado un agradable y envolvente olor a tierra mojada, el sol tan brillante y esplendoroso que no se lo cree, pero sigue siendo un indefenso animal aturdido por tan repentino cambio de escenario. Se queda allí quieto intentando que su diminuta mente asimile y comprenda lo que sucede a lo lejos puede distinguir a una mujer de cabellos rubios la chica lo ínsita a acercarse y como si fuera poco el dolor de las heridas no son tan fuertes como lo eran hace unos momentos. Se hecha un poco para atrás con mucha cautela sin despegar sus de la joven, el sol calienta su ser muy cómodamente pero la joven es muy extraña como para solo vigilarla.

Una brisa le vendría bien para el cansado lobo el cual estaba comenzando a recuperar su conciencia humana, se levantó con mucha dificultad, a paso lento y constante se acercó a ella dejando de lado a los grandes árboles yendo hacia un área limpia y lisa, el olor a mañana fresca entro a sus pulmones los cuales le agradecieron el aire limpio a pocos metros se detuvo de esa mujer ahora era una imagen clara, alta, rubia, ojos claros una mirada tierna o al menos eso le pareció a Hiro que comenzó a gravar esa imagen en su mente.

El dolor aun le molestaba pero no era tan intenso, el lobo se preguntaba por qué aún seguía convertido si ya era de día, todavía no entendía que solo era una simple ilusión una creada para entretener su mente mientras una mujer lo curaba. Nadie hace nada a cambio de nada pero no sabía si está era la excepción. - ¿Mi nombre? ¿Cómo me llamo? ¿Por qué me habla así? – el primero de su clase al que conoció le dio un consejo de vital importancia “Cuándo logres mantener al animal controlado, tu mente podrá aparecer en esas temibles noches. Recuerda siempre quien eres” - ¿Quién soy? – se decía constantemente pero no recibió respuesta, su mente se preguntaba así misma. Un constante movimiento en su interior le provoco dolor y lo huesos le crecían, el rostro se le achataba, las orejas disminuían, las patas delanteras desaparecían dando paso a dos brazos, una compleja trasformación de lobo a hombro se produjo y quedo en la fría yerba completamente desnudo con los rayos del sol tocando la piel expuesta de él.

No daba crédito a que la luna se hubiera rendido ante el sol dando paso a un agradable día, de cierta forma el chico mostraba un rostro molesto su querida y amada luna no estaba lo había abandonado pero de haber seguido así las heridas lo hubieran matado. Hiro tenía los ojos abiertos pero su mirar se encontraba en un punto fijo en el suelo su mente asimilaba lo que había pasado ya que los recuerdos mientras fue lobo seguían allí sin desaparecer, intactos de todo. Lentamente llevo la vista hacia la joven de tez blanca y la examino un poco su mente aún no lo ayudaba del todo y no dijo nada, leves dolores se hacían presentes en su brazo y costados.

- Sí – dijo con dificultad aún muy aturdido que él recuerde ninguna trasformación a hombre lo había dejado así de adolorido o con tal confusión – Mi no… nombre es Hiroshi – se limitó a decir entrecortadamente. Hizo un esfuerzo por levantarse pero sus manos no tenían fuerza y soltó un fuerte suspiro –Do... Dónde estoy ¿Qué paso? – miraba de u lado a otro observando el verde campo con uno grandes árboles y una brisa que le daba la bienvenida a una cálida mañana, quería respuestas, las necesitaba esto era sumamente raro parecía que se estaba volviendo loco. Miro nuevamente a la mujer que le tendió la manta para cubrirse le miro y sonrió levemente –Gracias creo… - el tono de voz de la rubia era sumamente relajante y provocaba que él se sintiera un poco más seguro.

Se dejó llevar por la apariencia del lugar intentando por primera vez olvidar su vida como lobo, se acostó en el suelo acomodándose en el húmedo para descansar, aun con su aturdimiento cerro los ojos para descansar. Cuando lo hizo el dolor de las heridas le molestaban demasiado y al abrir los ojos se encontró en un lugar desconocido y observo a una mujer viniendo y yendo provocándole más dolor. Abrió los ojos de golpe y regreso al campo verdoso volteo hacia su acompañante - ¿Qué fue lo que pasó? -

La escuchaba hablar pero su mente no asimilaba la situación es como si la mente del lobo aun no retuviera la información completa, lo único que sabía es que se encontraba herido y la joven fue para ayudarlo, su mente comenzó a recordar.
El lobo de pelaje negro se encontraba cazando una escurridiza liebre y se internaba más a las secciones del bosque que no conocía hasta el punto que ni la luz de la luna iluminaba el lugar, la liebre la tenía entre sus dientes apretándola hasta romperle el cuello sin percatarse que una manada de lobos se había acercado a él, rápidamente se colocó en guardia sin soltar su presa, pero fueron más contra uno solo, lo atacaron brutalmente mordiéndole el cuello, la columna pero lo que más resulto herida fue la para al recibir varias mordidas y rasguños allí.

Sí lo que más quería es que el dolor se fuera, su recuerdo le hizo estremecerse, el dolor que le habían provocado esos animales había sido demasiado. Observo a la joven u momento más intentando creer que lo que estaba frente de sí no era más que una ilusión y que su verdadero yo su forma lobesca estaba en una cabaña siendo atendido –Aún no me ha dicho porque me ayuda – susurro intentando no entrar en pánico varias veces vio como los brujos usaban su magia o lo que fuese con demás victimas pero nunca la habían utilizado con él y eso le intimidaba un poco.
Trato de quitar todo pensamiento de su cabeza y se encontraba muy cansado como para comenzar en dudar de su compañía, prefería dejar las preguntas para después por el momento me disponía a descansar y ver qué pasaba, después de todo no es que le importará tanto su vida como para luchar por ella incansablemente, pero no podía dejar de agradecer que una completa extraña le salvará la vida. Después de todo el joven no tiene aspiraciones ni metas en la vida y puede que Adda así dijo que se llamaba solo le tendió la mano para utilizarlo en alguna de sus pasiones raras, eso es lo que Hiro pensó pero se dio cuenta que estaba delirando y no toda la gente puede ser mala.
Se movió un poco incómodo pero no se había dado cuenta de su desnudez –Puedo recostarme en tus piernas - pregunto con un hilo de voz. Seguía aturdido y no supo que más hacer.

Parecía un niño pequeño el cual se encontraba perdido, su mirada iba de un punto a otro y todo era demasiado perfecto, eso le llenaba de más inseguridad. Había visto a una mujer correr de un lado para otro en el momento que cerro sus ojos por esa razón no quería volver a hacerlo se encontraba disfrutando el día, no quería que su mente se perdiera como siempre lo hace al momento de sus trasformaciones.
Se recostó en las piernas de la joven –Gracias Adda-sama – a pesar de ser una persona de clase alta sabe muy bien guardar el respeto hacía las demás personas, en su país natal ese título lo llevaban solo personas de muy importantes y ella le había salvado. no era algo lógico en su vida que un extraño le ayudase sin motivo aparente, al parecer está era una excepción y puede que este mundo aun conserve un poco de bondad.

Le pidió con una dulce y angelical voz que se mantuviera tranquilo ¿acaso la herida si era demasiado peligrosa? En un momento dado solo imagino que tendría que suturar en cuanto volviera a la normalidad pero de eso a que su vida corriera peligro fue una noticia muy extraña. En la cabaña la mujer que le atendía iba de un lado a otro, el lobo a pesar de no estar consiente movía los músculos contantemente a causa del dolor, el estar en una ilusión le ayudaba mucho ya que si llega a despertar en esas condiciones es capaz de matar a todos y después morir a causa de su condición.

En el estado humano eso es lo que le preocupa asesinar a las personas altruistas que le ayudan eso… pudiera ser que si le afectase un poco aunque después de todo ¿qué era una muerte más en su haber? No tuvo compasión por la niña a la que ataco la pequeña se le acerco pensando que era un dulce perrito y la obre no vivió para contarlo, no tenía que ser diferente está vez y no pensó que lo sería. El joven puede verse noble y ciertamente lo es ¡claro! Solo en su lado humano, no sería capaz de intentar dañar a alguien eso si mataría la poca cordura que puede poseer.

Le escucho hablar sin entender sus palabras en el momento y la calma volvió al sentir esas cálidas manos en su cabeza, trago un poco de saliva asintiendo no quería que nada malo pasará pero no controla totalmente su estado lobuno. Se quedó quieto esperando que comenzarán –Si llega a pasar algo… por favor manténgase al tanto, no dude en matarme si las cosas se complican –

No dudo en sonreírle como si le agradeciera, no es raro que su rostro muestre una sonrisa en todo momento, pero muy pocas son verdaderas y esta es una de ellas una sonrisa de agradecimiento por no dejarle solo en estos momentos a pesar que su vida esta en peligro y que no conoce a la bella joven como debería.

Respiro profundamente y las heridas le molestaron más aunque pudo resistir el deseo de despertar en aquella cabaña y atacar a las personas desinteresadas que le brindaron ayuda, ese pensamiento le gano y en su forma humana es mucho más racional. Quedo quieto solo esperando que el dolor pasase, no fue algo rápido solo que ahora no molestaba como antes no estaba totalmente curado pero al menos no moriría tan rápido, espero a que ella se levantase ya era demasiado que le ayudara como para ahora mostrarse completamente desnudo ante alguien tan hermosa. Le coloco el abrigo y Hiroshi se tapó inmediatamente subiendo la mirada encontrándose con los ojos de la rubia (su melena parecía como corona de una reina gracias a los rayos de sol que le iluminaban demostrando así su gran belleza y su bondad) quedo como hipnotizado por un momento que pareció eterno pero sus palabras lo regresaron ante una realidad, debería volver a ser lobo ¡ahora! No supo que decir se limitó a escuchar, por una extraña razón una pesadez cayo en él a pesar de eso comenzó a sentirse vació. Abrió la boca para poder despedirse y por inercia se hizo hacia delante para poder detenerla y que no se fuese tan raído de su lado -¡ESPERE! – fue un grito un tanto desesperado pero todo a su alrededor ya comenzaba a desvanecerse junto con esa hermosa silueta, todo se volvió oscuro y callo tan repentinamente al suelo pero no dolió es como si flotara, como si todo hubiese sido un sueño.

El lobo no hizo nada más, solo movió su cabeza un par de veces. La luna brillante junto con su manto estrellado comenzaba a desaparecer de apoco, en su lugar el cielo se tiño levemente de rosa pero la oscuridad en ciertas partes del bosque indicaban que seguía siendo de noche. En cualquier momento la forma lobuna despertaría y eso no sería antes del amanecer, él tenía que despedirse esa noche de su amada, no podía dejar de verla por última vez.

-º-

Le dejaron en el mismo lugar, sólo, completamente sólo como había estado unos momentos antes, pero el quedarse a pesar de que le han ayudado no es lo más sentado que alguien puede hacer. Su respiración lenta pero constante, sus ojos moviéndose de un lado a otro con los parpados cerrados, su cuerpo le dice a gritos “despierta” pero su mente se niega a obedecer. Recuerdos de una lindo sueño y de las mejor noche de luna que ha pasado ese pobre e insignificante lobo pero ¡Claro que fue un sueño! ¿Quién lograría fiarse en él? Ni los cazadores le tomaban en cuenta, así que solo queda en un sueño uno muy lindo y espera poder recordar en su forma humana.

Despertó de golpe y su vista fue directamente al cielo solo una vez, una vez más antes de volver al bosque pero su luna ya no quiso aparecer. El cielo comenzó a volverse más rosado que indica que él sol no tardará en aparecer, con dificultades el joven lobo se levantó el dolor en su pata se hizo presente pero no era ya una herida abierta, lamio un poco el lugar ahora curado y dio vueltas en su mismo eje como buscando algo sin éxito alguno al cabo de un rato se dio por vencido, aun no se dignaba a marcharse del lugar ya que el dolor no lo dejaría alejarse se sentó y comenzó a aullar, aquel aullido un tono de preocupación y soledad se notó fácilmente.
La luz alumbro sus ojos. Venía la peor parte “su transformación” el lobo pareció estirarse al máximo, el hocico se achato, aquella húmeda nariz se volvió pequeña pero aun conservado su excelente olfato, los hombros y las patas se hicieron hacía atrás provocando un dolor inmenso brazos y piernas aparecieron poco después dejando de lado el espeso pelaje negro para mostrar una piel apiñonada. Abrió nuevamente los ojos la brisa de la mañana le calo en su piel ahora desnuda por su transformación, se sentó en el húmedo pasto e intento pensar si lo que había vivido fue solo un sueño provocado por el dolor de su herida… “La herida” pensó y alzo su brazo izquierdo para cerciorarse – Ya no está, paso… en verdad paso – dijo con un tono enérgico en su voz, su sonrisa era apenas visible pero demostraba tranquilidad y profunda felicidad – Por fin conocí a mi luna – susurro para sí mismo pero aunque lo hubiera dicho con fuerza nada hubiera pasado ya que estaba completamente solo ¿Qué haría? Desnudo, con una herida recién curada, cansado por todo lo sucedido y el brillo de sus ojos no desaparecía. Como pudo se fue hacía su hotel sus movimientos eran lentos a causa de su desnudez la ventaja que tuvo fue que los callejones por los que paso estaban completamente vacíos o los pocos borrachos dormían profundamente, así pues llego a su hotel sin darle explicaciones al casero del porque llegaba a la primera hora del día, desnudo y con una sonrisa de extremo a extremo. Un baño caliente, tenía el dinero para pagarlo y lo hiso esa mañana quiso un baño tibio y se dispuso a dormir un poco.

Su mente solo recreaba esa fantasía vivida, una cabello rubio y ondeando al viento como si de una corona solar se tratase, aquella piel clara y un tanto rosada, el sentir sus manos en su cabello más de una vez, su aroma que compite contra las flores y gana con mucha facilidad, su voz pronunciando su nombre. Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Hiroshi que aún dormía profundamente, la noche había sido larga y cansada pero su mente no quería que la olvidara, despertó gracias a una idea en su mente “Y ¿Sí regresa al bosque?” su cama quedo vacía en un instante ya había pasado un tiempo desde que llego al hotel, se vistió un tanto elegante pero casual, quería dar buena impresión aunque también estaba la posibilidad de que no la volviese a ver.

Salió de su lugar de descanso dejando el establecimiento a sus espaldas, se encontraba nervioso pero esa idea, la idea de volver a ver a Adda a pesar de que tiene poco tiempo que la conoció pero… simplemente la comparo con su luna, a nadie la había comparado con tanta belleza. Hiroshi tenía un apego a esa mujer plateada de negro manto estelar y llegar a comparar a una mujer con lo único que ha llegado a manera de esa manera, era demasiado. Giro su cabeza al sentir un olor conocido, coloco sus manos dentro de los bolsillos del pantalón y su vista busco lo que quería encontrar allí, caminando en compañía de otra mujer, una joven de cabellera rubia que caía delicadamente sobre su espada y ondeaba cada que daba un paso. Sí, era ella. Comenzó a seguirla pero la muchedumbre se juntó con rapidez e hicieron que la perdiese de vista, su aroma se dispersó por el lugar sin poderle seguir el rastro así que se limitó a ir de nueva cuenta al bosque.

Aún quedaba la posibilidad de que la joven no fuera más que una ilusión, pero no aceptaba eso quería que fuese real aunque no sería la primera vez que su mente le engaña con crueldad y se ríe de su miseria, sus vista se posó en unos árboles y desconecto sus sentidos sin pensarlo, camino sin mirar a donde se dirigía después de un rato se dignó a mirar su camino y allí, como cual rayo de luz alumbrase a un ángel, estaba la mujer de su sueño – Hola – intento que su voz pareciera calmada pero aún se encontraba nervioso, el rostro de la joven no se veía ya que Hiroshi estaba detrás de esa hermosa figura.

¿Qué demonios era esa sensación? Algo diferente a todo pero a la vez tan conocido. Aquellos sentidos se conectaban al verle girarse hacía el, su aroma entro rápido en su cuerpo esparciéndose provocando tal satisfacción, quedaron frente a frente mientras la sonrisa de giro aparecía en su rostro tan suave y delicada como la joven frente a él. Sus manos en los bolsillos hacían que se mostrara serio y calmado pero por dentro era un mar de emociones, observo fijamente esos ojos los cuales parecían reflejar el inmenso mar su piel blanca con las mejillas coloradas, parecía un chiquillo que ve algo inexplicable con esa mirada brillante y una paz en su interior.

Su nombre. Sí. Definitivamente un choque eléctrico paseo por su cuerpo sin pena alguna al escuchar su melodiosa voz pronunciar su nombre, ahora sería sagrado hacerlo solo por el hecho de que Adda lo había pronunciado. Asintió con la cabeza sin dejar de verle. Le sintió acercarse sus manos lo tocaron de nueva cuenta, con ellas soñó solo una noche, estuvo alejado solo un momento y al lobo le parecieron siglos, la rodeo con sus brazos de una forma protectora acercándola para sentirla, ahogarse en su aroma tan delicioso algo que no sabía cómo clasificar – Adda-sama – susurro al acercarse a su mejilla. Era una mujer atrayente, hermosa, amable, dulce con la inocencia a flor de piel – Estoy bien gracias a usted – el rostro del lobo paseaba por el cabello de su acompañante, por su frente, sus mejillas rosándolas, un atrevimiento no propio de él pero sin evitarlo la mantenía en cerca de su cuerpo.

Algo totalmente diferente una sensación de placer y deseo, de respeto profundo y agradecimiento, de una atracción indudable - ¿Qué hace en este lugar? Pensé que no la volvería a ver – pregunto moviendo su rostro para poder entrar en el mar que poseía – ¿Es usted un espejismo? Espero que sea real y no este soñando – sus nudillos encontraron esa piel blanca mientras la rozaban tiernamente – Que hermosa es – no supo que más decir, solo estaba plantado allí como un iluso observando a una joven que no conocía tratándola como si fuese lo más importante en su vida. Solo era una completa extraña que lo volvió loco en una noche su voz, su ojos, su encanto.

No tenía que hacer eso la falta de respeto que le demostró a la joven, la trataba como si fuera más que un simple conocido estando de esa forma tan protectora mientras la mantenía a su lado queriendo sentir su aroma, el calor que su cuerpo emanaba, simplemente se sentía bien una paz le lleno al darse cuenta que la joven tampoco hizo nada para separarse de ese agarre lo cual provoco que Hiroshi se sintiera extasiado.

Le escucho pero algo en su interior le dolió, solo fueron una palabras lo más lógico entre dos desconocidos era tratarse con el respeto adecuado como él lo hizo al hablarle – Por favor madame no me llame así – observo sus ojos de un azul marino (así es como los veía, como si el mar hubiera dejado huella en ellos tomando esa apariencia, esa calma) – Usted puede llamarme simplemente Hiroshi o Hiro como prefiera. Mi nombre se escucha muy bien cuando lo pronuncia – tomo su mano y deposito un beso en ella. El licán se sorprendió cuando está tomo su mano y sin dudad la siguió por el bosque, le dio una sensación de entrelazar su mano con la de su compañera y así lo hizo mientras caminaba a su lado como una pareja lo haría en una cita.

No disimulo su felicidad al oírla “Quería volver a verme” pensó en ese momento – Sí, lo recuerdo – comento como si de su encuentro hubiera pasado ya hace muchos años y este fuera el reencuentro de dos viejos conocidos. La joven ¿sentiría lo mismo que Hiro? Aquella sensación paseando por todo su cuerpo, su manera tan extraña de hablar, sus ojos al encontrarse con los de él, esa compenetración. La vida ahora le sonreía al joven después de mucho tiempo pidiendo no estar solo “alguien” le mandaba a la hermosa rubia para que lo acompañase o pudiera que sea lo contrario, no importa cual llegue a ser la respuesta, su atrevimiento es algo fuera de lo común en una dama. Una dama que ahora besa su mejilla y camine lejos de él como incitándolo a seguirle y él como buen caballero le acompaña para que no esté sola, quiere hacerlo, desea seguirla – Dígame Adda-sama ¿por qué deseaba ver a un pobre campesino como yo? Digo... – calló por un instante (de campesino no tenía nada pero no quería ser como aquellos caballeros de sociedad y presumir cuanta riqueza tiene solo para atraer a una mujer a sus brazos) – Yo si quería verla, agradecerle por lo que hizo y de alguna forma admirarla una vez más – cerro la boca al darse cuenta de lo que decía negando con la cabeza lo tonto que era al hablarle de esa forma.