AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
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Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Salí corriendo del piso del pintor, me había dado cuenta que pasaba más tiempo en ese lugar que en cualquier otro y sentirme encerrada no era lo mío, no quería más ataduras, mas miedos, libertad eso era lo que en realidad necesitaba todo mi cuerpo, cada célula de mi piel, cada parte de mi cuerpo clamaba sentirme libre. Cuando por fin estuve en las calles de la ciudad llene mis pulmones de todo ese aire, tan fresco y puro. Sonreí por que sentí la necesidad de sentirme feliz, después de cruzar por aquella puerta había dejado una sombra oscura detrás de aquel lugar. Dirigí mi vista hacia el balcón al último balcón de aquel edificio y desde acá se veía alto, y tan solo eran tres pisos y pensé la próxima ves que entre entrare por ahí, ya no hay por qué ocultarse tras la oscuridad de las escaleras, soy… soy esto, y nada me cambiara.
Mi vestido era ligero, para así lograr moverme con gracia por aquel las calles de la ciudad. A lo lejos pude oír como era un tren arribaba en la estación de ferrocarriles, agradecía tener mis sentidos extrasensoriales, podía escuchar cosas que nadie más lo hacía, podía ver detalles a una gran distancia y lograba oler el miedo a miles de kilómetros. Pero en ese momento no olía miedo sino alegrías, dulces, menta, azúcar, canela, pasteles recién salidos del horno, perfumes que solo podían ser costeados por lo de la clase alta… Volví a inspirar mientras emprendía mi camino hacia la estación de ferrocarriles, quería ver nuevos rostros, de seguro algún feliz reencuentro o alguna triste despedida. Comencé a correr hacia aquel lugar donde seguía oyendo risas y nada más que sonrisas.
Camine unas cuantas calles, doble varias esquinas dejándome guiar por solo un ruido sonrisas… vi a unas familias con maletas inmensas, trajes elegantes y con esa típica sonrisa de satisfacción de que emprenderían un hermoso viaje por algún hermoso lugar. Y yo me quedaría aquí en parís, aunque siendo guepardo podía correr y llegar a cualquier lugar del mundo, sabia escabullirme y ser una gatita inofensiva y embarcarme en algún buque o crucero, e ir a la otra parte del mundo donde nadie me conociese y donde nadie supiera de mi pasado, de cosas sobrehumanas. Me deje llevar por mis pensamientos e ideas de ir a un lugar diferente cuando un tipo bastante grande me paso a llevar parecía estar escapando de alguien y sin darse cuenta choco conmigo haciéndome caer al suelo, pero gracias a mi habilidad logre parar mi cuerpo con mis brazos. Las risas provenientes de los transeúntes hicieron que la humillación fuera más grande. –!!!Ten más cuidado!!! – le grite sin importarme lo que dijeran los que se habían reído y seguido de eso vi como los policías le seguía. Sacudí mi vestido color verde esmeralda y seguí mi camino no sin antes mirar con cara de enfado a los que osaron reírse de mí. No era la chica débil, claro que no aquella había quedado atrás en el piso del pintor. Llegue hasta una banca que daba frente a las líneas férreas, era la más alejada de todas y de verdad no quería ver a esos niños ricos alardear de lo que tenían frente a mí. Recogí una piedra en forma de huevo que había en el suelo y comencé a jugar con ella en completo silencio, sin fijarme en nada más que en lo que tenía entre mis manos.
Mi vestido era ligero, para así lograr moverme con gracia por aquel las calles de la ciudad. A lo lejos pude oír como era un tren arribaba en la estación de ferrocarriles, agradecía tener mis sentidos extrasensoriales, podía escuchar cosas que nadie más lo hacía, podía ver detalles a una gran distancia y lograba oler el miedo a miles de kilómetros. Pero en ese momento no olía miedo sino alegrías, dulces, menta, azúcar, canela, pasteles recién salidos del horno, perfumes que solo podían ser costeados por lo de la clase alta… Volví a inspirar mientras emprendía mi camino hacia la estación de ferrocarriles, quería ver nuevos rostros, de seguro algún feliz reencuentro o alguna triste despedida. Comencé a correr hacia aquel lugar donde seguía oyendo risas y nada más que sonrisas.
Camine unas cuantas calles, doble varias esquinas dejándome guiar por solo un ruido sonrisas… vi a unas familias con maletas inmensas, trajes elegantes y con esa típica sonrisa de satisfacción de que emprenderían un hermoso viaje por algún hermoso lugar. Y yo me quedaría aquí en parís, aunque siendo guepardo podía correr y llegar a cualquier lugar del mundo, sabia escabullirme y ser una gatita inofensiva y embarcarme en algún buque o crucero, e ir a la otra parte del mundo donde nadie me conociese y donde nadie supiera de mi pasado, de cosas sobrehumanas. Me deje llevar por mis pensamientos e ideas de ir a un lugar diferente cuando un tipo bastante grande me paso a llevar parecía estar escapando de alguien y sin darse cuenta choco conmigo haciéndome caer al suelo, pero gracias a mi habilidad logre parar mi cuerpo con mis brazos. Las risas provenientes de los transeúntes hicieron que la humillación fuera más grande. –!!!Ten más cuidado!!! – le grite sin importarme lo que dijeran los que se habían reído y seguido de eso vi como los policías le seguía. Sacudí mi vestido color verde esmeralda y seguí mi camino no sin antes mirar con cara de enfado a los que osaron reírse de mí. No era la chica débil, claro que no aquella había quedado atrás en el piso del pintor. Llegue hasta una banca que daba frente a las líneas férreas, era la más alejada de todas y de verdad no quería ver a esos niños ricos alardear de lo que tenían frente a mí. Recogí una piedra en forma de huevo que había en el suelo y comencé a jugar con ella en completo silencio, sin fijarme en nada más que en lo que tenía entre mis manos.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
La imagen que debía dar ese día debía ser bastante peculiar. Una niña pelirroja de ocho años con un vestido de color azul sin mangas y con mucho vuelo y un abrigo negro que le llegaba a la altura de los tobillos y cuyas mangas había remangado para que mis manos estuvieran a la vista, pero más importante, para poder sostener mi almuerzo de ese día. Dos de las manzanas que Kei me había regalado y Junno me había mandado metidas en una bolsa de papel. ¿Quién decía que los ángeles no existían? Había guardado la nota de Junno donde venían las indicaciones de cómo beber mi remedio, estaba en el bolsillo de mi abrigo recién obtenido como un regalo. Mucho mejor que las mantas raídas que usualmente traía encima. Esa nota también era considerada por mi un amuleto de la buena suerte.
Había caminado sin rumbo fijo por las calles de París tan sólo mirando alrededor, hacía tanto tiempo que no estaba sana que me sentía rara pero al fin había logrado bajar la fiebre y aunque todavía me dolían las costillas del esfuerzo de toser y a veces me daban accesos de tos tan fuertes que parecía que me iba a romper en dos, estaba mucho mejor que hacía unos días. El ojo era otra cosa. Seguía morado, hinchado y me dolía un montón, le daba un toque final a mi apariencia, un toque de violencia intrafamiliar.
Había llegado a la estación de ferrocarriles y me había sentado en uno de los bancos a mirar a la gente. Odiaba estar encerrada y ahora qe me sentía mínimamente mejor, pretendía salir a dar la vuelta, aunque si cualquiera de los que me habían visto antes hubiera sabido que estaba paseando, me habrían reñido por salir cuando apenas comenzaba a mejorar. Dejé mi bolsa de papel junto a mí y dejé que el viento volara mi cabello alrededor de mi cabeza y se llevara los pensamientos de mi cabeza, quería la mente en blanco y estaba por conseguirlo cuando un grito me hizo bajar de golpe a la tierra para mirar a la chica que había caído al suelo. No me reí aun cuando algunas personas lo habían hecho. Nadie la había ayudado a levantar y me parecía raro que incluso una niña como yo, sin estudios y sin educación supiera que a las chicas se les ayuda a levantarse.
Seguí con mi mirada la forma en la que se levantó, cómo caminó hacia la banca y cómo se puso a mirar algo que había recogido del piso. Mis pies tomaron la decisión por mi y cuando me di cuenta ya llevaba medio camino recorrido, en el proceso había sacado una de mis manzanas y me acerqué a ella estirando una mano con la fruta para que quedara dentro de su campo de visión. -¿Estás bien?
Había caminado sin rumbo fijo por las calles de París tan sólo mirando alrededor, hacía tanto tiempo que no estaba sana que me sentía rara pero al fin había logrado bajar la fiebre y aunque todavía me dolían las costillas del esfuerzo de toser y a veces me daban accesos de tos tan fuertes que parecía que me iba a romper en dos, estaba mucho mejor que hacía unos días. El ojo era otra cosa. Seguía morado, hinchado y me dolía un montón, le daba un toque final a mi apariencia, un toque de violencia intrafamiliar.
Había llegado a la estación de ferrocarriles y me había sentado en uno de los bancos a mirar a la gente. Odiaba estar encerrada y ahora qe me sentía mínimamente mejor, pretendía salir a dar la vuelta, aunque si cualquiera de los que me habían visto antes hubiera sabido que estaba paseando, me habrían reñido por salir cuando apenas comenzaba a mejorar. Dejé mi bolsa de papel junto a mí y dejé que el viento volara mi cabello alrededor de mi cabeza y se llevara los pensamientos de mi cabeza, quería la mente en blanco y estaba por conseguirlo cuando un grito me hizo bajar de golpe a la tierra para mirar a la chica que había caído al suelo. No me reí aun cuando algunas personas lo habían hecho. Nadie la había ayudado a levantar y me parecía raro que incluso una niña como yo, sin estudios y sin educación supiera que a las chicas se les ayuda a levantarse.
Seguí con mi mirada la forma en la que se levantó, cómo caminó hacia la banca y cómo se puso a mirar algo que había recogido del piso. Mis pies tomaron la decisión por mi y cuando me di cuenta ya llevaba medio camino recorrido, en el proceso había sacado una de mis manzanas y me acerqué a ella estirando una mano con la fruta para que quedara dentro de su campo de visión. -¿Estás bien?
Jazhara Elsbeth- Gitano
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Seguí mirando mis dedos como se movían con aquella piedrita entre ellos, la fiera que tenía dentro reclamaba mi sentir en ese momento, no me gustaban que me pasaran a llevar pero aquello había sido casi un accidente me consolé a mí misma por lo sucedido intentando sentirme mejor. Pero no podía acaso ¿era invisible para el mundo? ¿Por qué nadie me había socorrido?, está bien siempre logre ser autosuficiente, pero en ese momento me estaban afectando situaciones que antes las dejaría pasar, mi orgullo estaba muy debajo de mis pies y tenía que tranquilizarme o alguna locura cometería. Esta era la parte de ser humana que más aborrecía… sentirme la peor de las escorias del mundo.
Sentía las ganas de ponerme a llorar en ese mismo momento pero antes de cualquier intento una manzana apareció bajo mi vista y una manito pequeña sosteniéndola, alce mi vista para ver quién era y valla sorpresa que me lleve, una niña de algo más de 7 años, con un moretón en el ojo que de verdad se veía medio mal. Pere la energía de aquella pequeña me había envuelto de pies a cabeza, como haciéndome entender que siempre habría una pequeña luz de esperanza. Entre un puchero y una sonrisa logre formular en mi rostro, quería llorar pero no, mejor mostrar una sonrisa antes de aquello. Suspire tragándome mi angustia y desesperación. Acto seguido envolví su mano con la mía – Ahora estoy mucho mejor pequeña, gracias – le regale otra sonrisa más amplia y llena de tranquilidad y le solté la mano tomando aquella manzana, tenía mis dudas entre recibirla o no pero no quería pasar por mal educada. De igual manera uno de mis ojos no pudo contenerse y soltó una lágrima, baje la mirada y con uno de mis dedos borre el rastro de aquella gota.
Inspire y luego bote el aire que había entrado a mis pulmones, aquello debía servir para sentirme mejor. – De seguro te andan buscando. No deberías hablar con extraños como yo – agregue de cierta manera, era casi imposible que aquella pequeña anduviera sola por estos lugares, sus ojos verdes y aquellas pecas en su rostro la hacían ver tan tierna, que daban ganas de querer saber más de ella. Con la manzana en mis manos comencé hacer lo mismo que hacia anteriormente con la piedra, era una manía extraña que tenía por los objetos redondos. Ladee mi rostro y mire con cierta ternura a la niña, de verdad que emanaba una energía muy tranquilizadora haciendo que mi cuerpo se relajara con tan solo mirarle.
Sentía las ganas de ponerme a llorar en ese mismo momento pero antes de cualquier intento una manzana apareció bajo mi vista y una manito pequeña sosteniéndola, alce mi vista para ver quién era y valla sorpresa que me lleve, una niña de algo más de 7 años, con un moretón en el ojo que de verdad se veía medio mal. Pere la energía de aquella pequeña me había envuelto de pies a cabeza, como haciéndome entender que siempre habría una pequeña luz de esperanza. Entre un puchero y una sonrisa logre formular en mi rostro, quería llorar pero no, mejor mostrar una sonrisa antes de aquello. Suspire tragándome mi angustia y desesperación. Acto seguido envolví su mano con la mía – Ahora estoy mucho mejor pequeña, gracias – le regale otra sonrisa más amplia y llena de tranquilidad y le solté la mano tomando aquella manzana, tenía mis dudas entre recibirla o no pero no quería pasar por mal educada. De igual manera uno de mis ojos no pudo contenerse y soltó una lágrima, baje la mirada y con uno de mis dedos borre el rastro de aquella gota.
Inspire y luego bote el aire que había entrado a mis pulmones, aquello debía servir para sentirme mejor. – De seguro te andan buscando. No deberías hablar con extraños como yo – agregue de cierta manera, era casi imposible que aquella pequeña anduviera sola por estos lugares, sus ojos verdes y aquellas pecas en su rostro la hacían ver tan tierna, que daban ganas de querer saber más de ella. Con la manzana en mis manos comencé hacer lo mismo que hacia anteriormente con la piedra, era una manía extraña que tenía por los objetos redondos. Ladee mi rostro y mire con cierta ternura a la niña, de verdad que emanaba una energía muy tranquilizadora haciendo que mi cuerpo se relajara con tan solo mirarle.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Le devolví la sonrisa aunque la suya no hubiera sido una completa. Entrecerré los ojos ojos al ver el mínimo cambio de colores de su aura dándome cuenta que algo bien había hecho al menos. Me daba gusto que estuviera bien, no merecía estar triste por algo que no estaba en sus manos cambiar y lo que sea que pasara con ese hombre que la derribó, pagaría por la ofensa. -Están muy buenas, jugositas... Dije con respecto a las manzanas y me senté a su lado sin preguntare en realidad si podía hacerlo y agachándome para mirarla cuando se agachó y se limpió una lágrima. No entendía porqué había gente que te decía que no llorara, al fin y al cabo al llorar te limpiaba los ojos de cosas malas y te dejaba ver todo con una nueva luz, era mejor confortar y como yo no tenía nada más que darle, me limité a ponerle una mano en el hombro escuchando lo que me dijo a continuación. Fruncí el ceño, ahí estaba de nuevo eso de los desconocidos que yo nunca entendía a la perfección pero con un cambio, ya que por lo general, yo era la desconocida con quienes los otros niños no debían hablar. -Nunca he entendido eso de los desconocidos... ¿Si no hablas con desconocidos cómo se vuelven conocidos? Me había atrevido a soltar la pregunta en voz alta al fin. A lo mejor ella podía darme una respuesta coherente.
-Yo soy Jaz... ¿Y tu? Listo, así ya no éramos extrañas. Ignoré eso de que alguien debía estarme buscando porque en realidad yo era libre como el viento, no tenía a nadie a quién reportarle nada ni a nadie que me esperara en casa para preguntarme dónde había estado. Saqué mi propia manzana y le di una mordida para alentarla a que comiera la suya y mastiqué tranquilamente mirando hacia el frente, el viento que volaba las basurillas, la gente caminando sin mirarnos, el ferrocarril avanzando. Un pedacito de mundo solo para nosotras dos.
-Yo soy Jaz... ¿Y tu? Listo, así ya no éramos extrañas. Ignoré eso de que alguien debía estarme buscando porque en realidad yo era libre como el viento, no tenía a nadie a quién reportarle nada ni a nadie que me esperara en casa para preguntarme dónde había estado. Saqué mi propia manzana y le di una mordida para alentarla a que comiera la suya y mastiqué tranquilamente mirando hacia el frente, el viento que volaba las basurillas, la gente caminando sin mirarnos, el ferrocarril avanzando. Un pedacito de mundo solo para nosotras dos.
Jazhara Elsbeth- Gitano
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Era una increíble sensación sentirse tranquila o al menos encontrar la tranquilidad con tan solo ver la mirada de pureza e ingenuidad que emanaba de aquella pequeñita, la mire con gracia no había por qué estar triste, había que disfrutar o al menos aprender a disfrutar de las cosas simples de la vida y este era el momento justo para hacer aquello, corrí mis cabellos hacia uno de mis hombros y al ver como comía de la manzana no pude resistirme e hice lo mismo, mucha razón tenía dulce y jugosa, - mmmh hacía meses que no probaba una manzana tan deliciosa – le sonreí ampliamente mientras el trozo de manzana pasaba de mi boca a la garganta – Es fácil o al menos eso creo… - dije haciendo una mueca con mi rostro – La idea es que siempre alguien que uno conozca nos presente al desconocido que no es conocido para la otra persona… pero ahora que lo oigo suena difícil de entender – no pude evitar y soltar una risa tras mis palabras – Además uno no debería hablar con desconocidos porque caras vemos… y corazones no sabemos – levante mis hombros intentando ser más o menos clara. Pero después que me lo pensaba era una estupidez, uno hablaba con quien se le diera la real gana.
Sophia pero puedes llamarme como más te agrade – ¿Esperen y sus padres? ¿ Y si me metía un lio por estar hablando con alguien como yo? Luego pensé yo no haría nada malo a ese pequeño angelito, no era amenaza ni para mí ni para nadie, que ideas las mías sonreí para mis adentros mientras seguía degustando de la manzana tanto como lo hacía la pequeña Jaz. –¿Cuántos años tienes Jaz? Yo tengo –dude unos instantes tenía en verdad 39 ¿pero me creería? – tengo 24 años – añadí, no iba a quedarme el resto del día en silencio y ni mucho menos mostrar lo adulta que tenía dentro que claramente era bien poco, me gustaba la libertad de expresarme y de querer vivir mi vida a mi estilo, propuesto por mi condición y claro por mí misma.
Termine de comer la manzana y busque un basurero donde arrojar el corazón de esta, en realidad no me quería levantar así que mire aquel bote de basura, {lo cual era extraño ver uno} y ajuste mis sentidos extrasensoriales, lance aquello y como esperaba di en el blanco, el resto de manzana entro sin ningún problema. Me sentí bien por aquello tan simple de tirar algo al blanco…
Sophia pero puedes llamarme como más te agrade – ¿Esperen y sus padres? ¿ Y si me metía un lio por estar hablando con alguien como yo? Luego pensé yo no haría nada malo a ese pequeño angelito, no era amenaza ni para mí ni para nadie, que ideas las mías sonreí para mis adentros mientras seguía degustando de la manzana tanto como lo hacía la pequeña Jaz. –¿Cuántos años tienes Jaz? Yo tengo –dude unos instantes tenía en verdad 39 ¿pero me creería? – tengo 24 años – añadí, no iba a quedarme el resto del día en silencio y ni mucho menos mostrar lo adulta que tenía dentro que claramente era bien poco, me gustaba la libertad de expresarme y de querer vivir mi vida a mi estilo, propuesto por mi condición y claro por mí misma.
Termine de comer la manzana y busque un basurero donde arrojar el corazón de esta, en realidad no me quería levantar así que mire aquel bote de basura, {lo cual era extraño ver uno} y ajuste mis sentidos extrasensoriales, lance aquello y como esperaba di en el blanco, el resto de manzana entro sin ningún problema. Me sentí bien por aquello tan simple de tirar algo al blanco…
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Sonreí cuando vi que le gustaba la manzana, Junno se había lucido y gracias a Kei ahora tenía comida para no volverme a enfermar nunca jamás. Subí mis pies a la banca abrazándome las rodillas con los brazos escuchando su explicación y quedándome más o menos igual que al principio. El asunto en realidad era que yo siempre era desconocida para todos y las pocas personas que conocía eran adultos. -Yo pensé que como no tengo mamá y nunca me habían dicho eso, la regla no aplicaba conmigo- Sonreí dulcemente, me dolía que las madres de los niños vinieran siempre a alejarlos de mi como si yo tuviera alguna enfermedad mortal y contagiosa, como si en cualquier momento fuera a sacar algún arma y los fuera a matar. Era agrio el sentimiento que me dejaba la idea de quedarme sola y no poder jugar con nadie.
Los adultos eran otra cosa, me hablaban si querían y si no, me ignoraban y yo no representaba ningún tipo de peligro para ellos. ¿Qué podría hacer una niña escuálida como yo que además se la vivía enferma en contra de ellos? Arrugué la nariz asintiendo con la cabeza aunque no estaba yo muy segura de que eso fuera cierto, yo podía ver colores alrededor de la gente y a veces esos colores me podían decir si había alguna amenaza para mi en esa persona, de todas maneras no pude evitar preguntarle. -Pero tu eres buena, ¿no? se veía que era buena y había aceptado mi regalo de buena gana y no había querido hacerme nada malo, tenía que ser buena, tenía que tener buen corazón.
Cuando me dijo su nombre no pude evitar sonreir y repetirlo en mi cabeza un par de veces. Era un nombre muy bonito y le quedaba, ella también era muy bonita. -Tengo ocho, Sophie Esperaba que no se molestara por llamarle así, pero ella había dicho que podía decirle como yo quisiera y eso había hecho. Sophie. Un diminutivo sólo para ella porque al fin y al cabo, yo no conocía a ninguna otra Sophia. Observé su movimiento mientras comía lo que quedaba de mi manzana y solté una exclamación de sorpresa al ver que le atinaba al bote de basura. -¡Que genial! ¿Me enseñas?
Los adultos eran otra cosa, me hablaban si querían y si no, me ignoraban y yo no representaba ningún tipo de peligro para ellos. ¿Qué podría hacer una niña escuálida como yo que además se la vivía enferma en contra de ellos? Arrugué la nariz asintiendo con la cabeza aunque no estaba yo muy segura de que eso fuera cierto, yo podía ver colores alrededor de la gente y a veces esos colores me podían decir si había alguna amenaza para mi en esa persona, de todas maneras no pude evitar preguntarle. -Pero tu eres buena, ¿no? se veía que era buena y había aceptado mi regalo de buena gana y no había querido hacerme nada malo, tenía que ser buena, tenía que tener buen corazón.
Cuando me dijo su nombre no pude evitar sonreir y repetirlo en mi cabeza un par de veces. Era un nombre muy bonito y le quedaba, ella también era muy bonita. -Tengo ocho, Sophie Esperaba que no se molestara por llamarle así, pero ella había dicho que podía decirle como yo quisiera y eso había hecho. Sophie. Un diminutivo sólo para ella porque al fin y al cabo, yo no conocía a ninguna otra Sophia. Observé su movimiento mientras comía lo que quedaba de mi manzana y solté una exclamación de sorpresa al ver que le atinaba al bote de basura. -¡Que genial! ¿Me enseñas?
Jazhara Elsbeth- Gitano
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Yo hubiera querido conocer a mi madre biológica, pensé mientras el recuerdo de mi madre adoptiva venía a mi mente, era una gran persona y mujer y lo dio todo por mi ella fue mi gran pilar mientras estuvo viva. Sonreí cuando la escuche hablar con tal gracia, era una nena pequeña pero sabía al mismo tiempo. – Bueno creo que en parte tampoco se aplica a mi – reí con algo de ánimo, en realidad en ella me veía a mi cuando tenía su edad. Siempre quería conocer gente nueva y conocer el mundo y viajar. Di un suspiro y me quede mirando el bote de basura al cual había arrojado el corazón de la manzana.
Yo, soy… buena creo – aquello me costó responder , no era del todo buena pero siempre hacia cosas buenas, no le hacía daño a nadie y aunque mi genio podía cambiar drásticamente hacía tiempo que había dejado de ser una salvaje, ahora era una dama, una señorita que velaba por su integridad física y emocional. Levante mis hombros – si soy buena lo averiguaras tu – termine de decir al escuchar su edad y más al ver la cierta emoción en su rostro para que le enseñara a lanzar la manzana.
Ven para aca Jaz – le dije para que pudiera ver bien el bote de basura – lo primer que tienes que hacer el fijar tu mirada en el centro del basurero, luego intentar de tirar sin tanta fuerza la manzana y de seguro le darás al blanco – le dije mientras la miraba con gracia. – Anda inténtalo – le anime hacerlo mientras me ponía a un costado de ella para verle hacer el intento.
Yo, soy… buena creo – aquello me costó responder , no era del todo buena pero siempre hacia cosas buenas, no le hacía daño a nadie y aunque mi genio podía cambiar drásticamente hacía tiempo que había dejado de ser una salvaje, ahora era una dama, una señorita que velaba por su integridad física y emocional. Levante mis hombros – si soy buena lo averiguaras tu – termine de decir al escuchar su edad y más al ver la cierta emoción en su rostro para que le enseñara a lanzar la manzana.
Ven para aca Jaz – le dije para que pudiera ver bien el bote de basura – lo primer que tienes que hacer el fijar tu mirada en el centro del basurero, luego intentar de tirar sin tanta fuerza la manzana y de seguro le darás al blanco – le dije mientras la miraba con gracia. – Anda inténtalo – le anime hacerlo mientras me ponía a un costado de ella para verle hacer el intento.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Abrí los ojos sorprendida de la confesión porque no era algo que un adulto contara a la primera de cambios, estiré mi mano y acaricié su brazo como para consolarla aunque yo bien sabía que ese tipo de cosas no necesitan consuelo, es como una cicatriz que aprendes a llevar como parte de ti. -¿Tampoco tienes mamá? En el fondo de mi ser pensé que era una buena señal, conocer a una mujer que había sobrevivido a una vida sin madre sin duda me daba muchas esperanzas a mi que me quedaba toda una vida por delante, eso claro si el invierno no me llevaba con él antes de que llegara la primavera.
No pude evitar mirar por encima de su cabeza los colores que cambiaban buscando algún manchón negro o una traza de color gris que me indicara que yo estaba mal, no encontré nada pero si encontré que no era un humano normal. Últimamente me encontraba con muchas de estas personas. Miré alrededor notando a la gente que iba y venía y me sentí realmente feliz por estar cumpliendo con la promesa hacia Anuar. -Yo creo que eres buena... Se notaba. Además uno podría decir quién era malo desde que posaba los ojos en ellos, ¿No? Era algo así como un sexto sentido que te impulsaba a querer huir de ellos o a querer quedarte a platicar. -Además no toda la gente buena es buena siempre... a veces nos da por ser malitos pero sólo un poco... y no es que esté mal, es que así es la gente... Me encogí de hombros, era algo que realmente pensaba y que ya varias personas me lo habían dicho. en esta vida no todo era blanco o negro... en medio de esos dos colores había un sinfín de tonalidades de grises que confundían todo y lo hacían más complicado de lo que ya era.
Me levanté de donde estaba y me acerqué más a ella escuchando sus indicaciones. Sonaba fácil. Fijar la mirada, tirar sin tanta fuerza, dar en el blanco. La miré un segundo como para verificar si era en serio que podía tratar y luego me concentré en los pasos recién aprendidos. Fijé mi vista en el centro del basurero y tiré la manzana con poca fuerza, ésta golpeó en uno de los bordes y salió volando rebotada fuera del bote haciendo que soltara una exclamación de desaliento. -Ouuuu, he fallado Por tan sólo un poco. Reí soltando a correr hacia donde había caído el corazón de la manzana sin previo aviso, lo recogí y lo tiré en el bote limpiándome las manos en el vestido mientras regresaba. -Lo conseguiré... voy a practicar mucho... Y lo haría.
No pude evitar mirar por encima de su cabeza los colores que cambiaban buscando algún manchón negro o una traza de color gris que me indicara que yo estaba mal, no encontré nada pero si encontré que no era un humano normal. Últimamente me encontraba con muchas de estas personas. Miré alrededor notando a la gente que iba y venía y me sentí realmente feliz por estar cumpliendo con la promesa hacia Anuar. -Yo creo que eres buena... Se notaba. Además uno podría decir quién era malo desde que posaba los ojos en ellos, ¿No? Era algo así como un sexto sentido que te impulsaba a querer huir de ellos o a querer quedarte a platicar. -Además no toda la gente buena es buena siempre... a veces nos da por ser malitos pero sólo un poco... y no es que esté mal, es que así es la gente... Me encogí de hombros, era algo que realmente pensaba y que ya varias personas me lo habían dicho. en esta vida no todo era blanco o negro... en medio de esos dos colores había un sinfín de tonalidades de grises que confundían todo y lo hacían más complicado de lo que ya era.
Me levanté de donde estaba y me acerqué más a ella escuchando sus indicaciones. Sonaba fácil. Fijar la mirada, tirar sin tanta fuerza, dar en el blanco. La miré un segundo como para verificar si era en serio que podía tratar y luego me concentré en los pasos recién aprendidos. Fijé mi vista en el centro del basurero y tiré la manzana con poca fuerza, ésta golpeó en uno de los bordes y salió volando rebotada fuera del bote haciendo que soltara una exclamación de desaliento. -Ouuuu, he fallado Por tan sólo un poco. Reí soltando a correr hacia donde había caído el corazón de la manzana sin previo aviso, lo recogí y lo tiré en el bote limpiándome las manos en el vestido mientras regresaba. -Lo conseguiré... voy a practicar mucho... Y lo haría.
Jazhara Elsbeth- Gitano
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Ternura, dulzura y gracia era lo que aquella pequeña emanaba en ese mismo momento. Era un verdadero lujo hablar con ella porque a su corta edad demostraba una madures que actualmente no se encontraba en niños pero sin dejar de lado su propia naturaleza infantil, sus palabras era como si de un adulto se tratase pero aquella cara de pureza e ingenuidad nadie se la quitaría. Extrañaba aquellos años en los que era una simple niña donde no tenía preocupaciones, donde podía ser libre pero a pesar lo que más extrañaba era el hogar sentir ese cariño que solo te lo podía dar una familia. Mi mente comenzó a divagar entre sentimientos de tristeza y de melancolía pero no quería estar así en ese momento, solo me dedique a observar con atención cada paso que daba mi singular amiguita.
Todos tenemos un poquito de maldad en nuestro interior – moví mis dedos mostrando una pequeño espacio haciendo referencia que era solo un poco. Le dedique una sonrisa por que no podía ser de otra forma, a final de cuentas aquella pequeña era solo una niña y yo no le daría un mal ejemplo me sentía con una cierta necesidad de protegerla y enseñarle algo de mi persona. Las sonrisas infantiles eran las más gratificantes después de todo. Me quede en completo silencio al acto que ella se puso a disponer dar en el blanco – Te falto muy poquito, de seguro si continuas practicando después se te hará mas fácil dar en el punto exacto.- le dije con suavidad en mis palabras. – ¿Demos un paseo por la estación? – la invite. Ya no había tanta gente deambulando por el lugar ya que el ferrocarril estaba a punto de salir cosa que hizo que solo quedaran unas cuantas personas a nuestro alrededor. De esa forma se podía apreciar aquel lugar que parecía sacada de algún cuento antiguo, donde un nuevo viaje comenzaba y otro llegaba a su fin.
Todos tenemos un poquito de maldad en nuestro interior – moví mis dedos mostrando una pequeño espacio haciendo referencia que era solo un poco. Le dedique una sonrisa por que no podía ser de otra forma, a final de cuentas aquella pequeña era solo una niña y yo no le daría un mal ejemplo me sentía con una cierta necesidad de protegerla y enseñarle algo de mi persona. Las sonrisas infantiles eran las más gratificantes después de todo. Me quede en completo silencio al acto que ella se puso a disponer dar en el blanco – Te falto muy poquito, de seguro si continuas practicando después se te hará mas fácil dar en el punto exacto.- le dije con suavidad en mis palabras. – ¿Demos un paseo por la estación? – la invite. Ya no había tanta gente deambulando por el lugar ya que el ferrocarril estaba a punto de salir cosa que hizo que solo quedaran unas cuantas personas a nuestro alrededor. De esa forma se podía apreciar aquel lugar que parecía sacada de algún cuento antiguo, donde un nuevo viaje comenzaba y otro llegaba a su fin.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Eso lo sabía, era solamente cuestión de saber qué parte era la que la persona que estaba enfrente practicaba con más frecuencia y esa era la parte difícil porque en lo que llevaba de vida había aprendido que había gente buena con cara de malos y gente mala con cara de buenos, también había gente mala con cara de mala y de ellos me alejaba inmediatamente y mis preferidos: los buenos con cara de buenos, como Sophie. Sonreí al pensar en esto aunque ella no había dicho nada y probablemente no supiera porqué estaba yo sonriendo. Además tenía el aura limpia y eso me tranquilizaba, de otra manera no me habría acercado a ella.
Ahora recordaba cuando todavía no sabía que las auras de alrededor de las personas no era algo que todo el mundo viera, yo lo veía desde que tenía uso de razón y aunque al principio no entendía qué significaban, mi maestra gitana me había enseñado los colores básicos y las combinaciones que podía esperar dependiendo del estado de ánimo, forma de ser, preocupaciones, miedos o alegrías de las personas que estaban frente a mi. Después de unos cuantos errores y de meterme en situaciones peligrosas por creer que mis ojos me engañaban, aprendí a confiar no solamente en mi don sino también en el instinto, en ese cosquilleo en la columna vertebral que me decía que era mejor que echara a correr de inmediato y la ansiedad en las piernas de justamente querer hacer eso.
Ahora era diferente, cuando yo estaba enferma, todo se volvía borroso pero Sophia no había dado ninguna señal de querer hacerme daño y yo pretendía confiar hasta que me demostrara lo contrario. Me limpié las manos del jugo de la manzana embarrándolas sobre mi vestido y asentí con la cabeza a su propuesta de dar una vuelta por la estación. Yo no tenía nada qué perder y ella estaba dispuesta a regalarme su compañía un ratito, y eso era mucho mejor que deambular sola por las calles sin tener a dónde ir. Sería mejor una vez entrada la primavera, seguramente podría ir a bailar por aquí y por allá y contaban que había un circo gitano que sonaba bastante interesante. -Vamos...- Tendí mi mano hacia ella para que se levantara y eché a caminar a su lado sin apresurar el paso. -¿Te has subido alguna vez al tren?
Ahora recordaba cuando todavía no sabía que las auras de alrededor de las personas no era algo que todo el mundo viera, yo lo veía desde que tenía uso de razón y aunque al principio no entendía qué significaban, mi maestra gitana me había enseñado los colores básicos y las combinaciones que podía esperar dependiendo del estado de ánimo, forma de ser, preocupaciones, miedos o alegrías de las personas que estaban frente a mi. Después de unos cuantos errores y de meterme en situaciones peligrosas por creer que mis ojos me engañaban, aprendí a confiar no solamente en mi don sino también en el instinto, en ese cosquilleo en la columna vertebral que me decía que era mejor que echara a correr de inmediato y la ansiedad en las piernas de justamente querer hacer eso.
Ahora era diferente, cuando yo estaba enferma, todo se volvía borroso pero Sophia no había dado ninguna señal de querer hacerme daño y yo pretendía confiar hasta que me demostrara lo contrario. Me limpié las manos del jugo de la manzana embarrándolas sobre mi vestido y asentí con la cabeza a su propuesta de dar una vuelta por la estación. Yo no tenía nada qué perder y ella estaba dispuesta a regalarme su compañía un ratito, y eso era mucho mejor que deambular sola por las calles sin tener a dónde ir. Sería mejor una vez entrada la primavera, seguramente podría ir a bailar por aquí y por allá y contaban que había un circo gitano que sonaba bastante interesante. -Vamos...- Tendí mi mano hacia ella para que se levantara y eché a caminar a su lado sin apresurar el paso. -¿Te has subido alguna vez al tren?
Jazhara Elsbeth- Gitano
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
La pequeña niña emanaba esa dulzura que solo los niños y los puros de alma y pensamiento lo tenían, las vibras que emanaban de ella de verdad podían tranquilizar hasta el mismo demonio, mis sentidos cuando estaba cerca de niños se agudizaban más, aun no entendía el porqué de aquello pero quizás, solo quizás mi alma aun partencia a un cuerpo de niña. Sonreí sin sentido y me causo gracia porque ella también sonreía. ¿Qué pensaría del mundo una niña como ella? Aquella pregunta inundo mi ser en ese momento cuando la vi tan sonriente caminar a mi lado, perfectamente yo podría ser la madre de la pequeña, sonreí ante la idea loca en mi cabeza. Yo no servía para eso, era demasiado libre en mi estilo de vivir como para tener a cargo a alguien que no fuera yo misma.
Una sola vez he viajado en tren cuando… estaban mis padres vivos vinimos a Paris de vacaciones – recordaba perfectamente todo lo que había sucedido en el viaje, bueno al menos lo poco que dure despierta por que el movimiento de los coches y del tren hacían que entrara la ensoñación a mí y sin siquiera tener una pisca de sueño caía en los brazos de Morfeo. – Fue un largo y buen viaje. ¿ y tú Jaz has viajado en tren? – siempre cabía la posibilidad de que la respuesta fuera un si. Ambas caminábamos una al lado de la otra con un paso lento, pero seguro yo me dedique a ver cada espacio de la estación, las personas que venían llegando o las que tan solo estaban esperando de alguien, había un ferrocarril detenido y muchos se acercaron para apreciar la majestuosidad de tal transporte.
¿Dónde vives? – le pregunte, la curiosidad había matado el gato y yo no podía quedarme con la idea de que quizás no tuviera hogar. Agache mi vista para toparme con los hermosos ojos verdecimos de mi pequeña compañera, que a mi parecer era bastante más alta para los de su edad. Yo no era muy alta pero tampoco muy baja digamos que estaba justo en el punto medio. Di un suspiro a la espera de sus respuestas. Uno de los trenes comenzaba a pitear y aquello provoco una gran aglomeración de personas, algunos comenzaron a correr y no quería que nadie nos pasara a llevar, como acto reflejo de protección le tome la mano de la niña y la envolví para que no la golpearan con alguna maleta o con los mismos cuerpos de aquellos que venían tarde para la salida del tren.
Una sola vez he viajado en tren cuando… estaban mis padres vivos vinimos a Paris de vacaciones – recordaba perfectamente todo lo que había sucedido en el viaje, bueno al menos lo poco que dure despierta por que el movimiento de los coches y del tren hacían que entrara la ensoñación a mí y sin siquiera tener una pisca de sueño caía en los brazos de Morfeo. – Fue un largo y buen viaje. ¿ y tú Jaz has viajado en tren? – siempre cabía la posibilidad de que la respuesta fuera un si. Ambas caminábamos una al lado de la otra con un paso lento, pero seguro yo me dedique a ver cada espacio de la estación, las personas que venían llegando o las que tan solo estaban esperando de alguien, había un ferrocarril detenido y muchos se acercaron para apreciar la majestuosidad de tal transporte.
¿Dónde vives? – le pregunte, la curiosidad había matado el gato y yo no podía quedarme con la idea de que quizás no tuviera hogar. Agache mi vista para toparme con los hermosos ojos verdecimos de mi pequeña compañera, que a mi parecer era bastante más alta para los de su edad. Yo no era muy alta pero tampoco muy baja digamos que estaba justo en el punto medio. Di un suspiro a la espera de sus respuestas. Uno de los trenes comenzaba a pitear y aquello provoco una gran aglomeración de personas, algunos comenzaron a correr y no quería que nadie nos pasara a llevar, como acto reflejo de protección le tome la mano de la niña y la envolví para que no la golpearan con alguna maleta o con los mismos cuerpos de aquellos que venían tarde para la salida del tren.
Off: Disculpa la tardanza, he tenido algunos problemas que me han impedido responder ._. pero ya estoy de vuelta.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Así que ella tampoco tenía padres vivos, yo ni siquiera sabía cómo se llamaban los míos, lo único que supe es que en cuanto puse un pie en este mundo, estaba sola y probablemente me quedaría sola hasta que mis pies decidieran dejar esta vida. Vacaciones. Una palabra que no existía en mi diccionario. Para mi cosas como trabajo, escuela, remuneración, vacaciones, día libre, no existían porque siempre iba a mi bola, trabajando cuando necesitaba dinero, aprendiendo cosas nuevas que me interesaban, adoptando como mías las lecciones que las madres daban a sus hijos en las calles, soportando el rechazo de esas mismas madres cuando me acercaba a una distancia considerable de sus hijos.
Negué con la cabeza efusivamente ante su pregunta, nunca había viajado en otra cosa que no fuera en una carreta de gitanos, acompañada de muchos otros cantando canciones, compartiendo comida, aprendiendo nuevos trucos, los trenes eran cosas fuera de mi alcance. -Para subir al tren necesitas dinero y yo no tengo- Al menos no el suficiente como para subirme a esa cosa de metal retorcido que se movía a tanta velocidad. No tenía vergüenza de ser pobre, era una condición de mi vida que había aceptado totalmente y que era como el color de mi cabello, simplemente estaba ahí y estaba dispuesta a cambiar mi suerte en cuanto encontrara la forma de volverme rica y poderosa, tenía que comprarme ese castillo que había prometido compartiría con Anuar y necesitaba un vestido que fuera con el castillo.
Levanté la mirada hacia ella cuando preguntó por mi vivienda, ¿qué podía decirle? vivía en un lugarcito hecho entre dos tejados en las calles pariinas y eso tampoco me avergonzaba, yo no era quien para inventarme una vivienda digna cuando lo único que tenía como pertenencia eran un par de mantas y la canasta que había llevado Kei con la comida. -En el centro de Paris, en medio de dos casas se hace un espacio a la altura del tejado, ahí duermo yo- Era bonito y cálido, tenía la chimenea de una de las casas calentando una de las paredes. -Vivo con Honey, mi gato- Probablemente la posesión de la que más me enorgullecía, una vida pequeñita que yo había cuidado y que prefería vivir conmigo que vagar por las calles, era como mi bebé.
El alboroto de la gente me tomó por sorpresa, una alarma me recorrió el cuerpo cuando las personas empezaron a caminar de un lado al otro más deprise que anteriormente y quise hacerme un ovillo para pasar desapercibida, tal vez así no se dieran cuenta de que estaba ahí y no me golpearan. Las grandes multitudes me asustaban. Afortunadamente sentí sus brazos protegerme y una calidez se extendió por mi cuerpo mientras aspiraba el aroma que despedía su ropa, ahí se estaba bastante bien. ¿Así se sentía tener una madre?
Negué con la cabeza efusivamente ante su pregunta, nunca había viajado en otra cosa que no fuera en una carreta de gitanos, acompañada de muchos otros cantando canciones, compartiendo comida, aprendiendo nuevos trucos, los trenes eran cosas fuera de mi alcance. -Para subir al tren necesitas dinero y yo no tengo- Al menos no el suficiente como para subirme a esa cosa de metal retorcido que se movía a tanta velocidad. No tenía vergüenza de ser pobre, era una condición de mi vida que había aceptado totalmente y que era como el color de mi cabello, simplemente estaba ahí y estaba dispuesta a cambiar mi suerte en cuanto encontrara la forma de volverme rica y poderosa, tenía que comprarme ese castillo que había prometido compartiría con Anuar y necesitaba un vestido que fuera con el castillo.
Levanté la mirada hacia ella cuando preguntó por mi vivienda, ¿qué podía decirle? vivía en un lugarcito hecho entre dos tejados en las calles pariinas y eso tampoco me avergonzaba, yo no era quien para inventarme una vivienda digna cuando lo único que tenía como pertenencia eran un par de mantas y la canasta que había llevado Kei con la comida. -En el centro de Paris, en medio de dos casas se hace un espacio a la altura del tejado, ahí duermo yo- Era bonito y cálido, tenía la chimenea de una de las casas calentando una de las paredes. -Vivo con Honey, mi gato- Probablemente la posesión de la que más me enorgullecía, una vida pequeñita que yo había cuidado y que prefería vivir conmigo que vagar por las calles, era como mi bebé.
El alboroto de la gente me tomó por sorpresa, una alarma me recorrió el cuerpo cuando las personas empezaron a caminar de un lado al otro más deprise que anteriormente y quise hacerme un ovillo para pasar desapercibida, tal vez así no se dieran cuenta de que estaba ahí y no me golpearan. Las grandes multitudes me asustaban. Afortunadamente sentí sus brazos protegerme y una calidez se extendió por mi cuerpo mientras aspiraba el aroma que despedía su ropa, ahí se estaba bastante bien. ¿Así se sentía tener una madre?
Jazhara Elsbeth- Gitano
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Al terminar de escucharla hablar me hizo recordar varias cosas por las cuales me tocó vivir, me habían despojado de todos mis bienes, por una muerte sorpresa. Aunque agradecía día a día estar viva y bien tenía un techo, algunos amigos siempre podía encontrar comido y ahora último tenía un trabajo del cual me sentía orgullosa. El amor… di un suspiro teniendo a Jaz aun entre mis brazos, lentamente las personas comenzaron a desaparecer el tren ya emprendía un viaje fantástico por algún lugar que quizás aún me faltaba por conocer. Pero todo lo que necesitaba estaba aquí en Paris. Lentamente fui alejando mis brazos del pequeño cuerpo de la niña, una sonrisa en mi rostro fue algo más notoria de lo normal, ¿hacia cuanto que no abrazaba a alguien? Quizás años… pensé.
Bien creo que ahora estamos a salvo – dije en tono de broma acomode mi cabellos y le tendí la mano a ver si quería caminar de mi mano, como dos hermanas… quizás. – Algún día te subirás en un tren – le guiñe un ojo dulcemente. – o quizás algún día podríamos hacer un viaje… - si era una propuesta tentadora pero no imposible. Aun estábamos paradas en ese lugar las personas en menor cantidad iban y venían pero aun nada de mucho interés.
Algo se me olvidaba de lo que mi pequeña amiga me había contado, dirigí mis ojos hacia arriba pensando en que era –¡Honey! Lindo nombre para un gato – si aquello era, saber que tenía una mascota me puso verdaderamente feliz y más que fuera un felino. Yo era uno y tenía un “dueño” especial. –Yo amo los gatos… no podría vivir sin uno – la emoción de mis palabras se hacía notar y aunque no tuviera uno propio, me tenía a mí misma una gata de donde se viera. En ese momento sentí el impulso de decirle lo que era, que podía transformarme en un gato, que mi piel era anaranjada, que mis ojos eran verdes, que me gustaban los mimos y la leche… pero… era extraño… ella tan solo era una niña, mucho más madura que los típicos de su edad pero a final de cuentas seguía siendo tan pura como uno.
Algún día quizás te presente a mi gata, Lit – ese era el consuelo que me quedaba, acercarme cualquier día a ella y buscar su refugio quizás pasar tiempo con su gato y sacarle alguna sonrisa a la pequeña. Aquello era una muy buena idea.
Bien creo que ahora estamos a salvo – dije en tono de broma acomode mi cabellos y le tendí la mano a ver si quería caminar de mi mano, como dos hermanas… quizás. – Algún día te subirás en un tren – le guiñe un ojo dulcemente. – o quizás algún día podríamos hacer un viaje… - si era una propuesta tentadora pero no imposible. Aun estábamos paradas en ese lugar las personas en menor cantidad iban y venían pero aun nada de mucho interés.
Algo se me olvidaba de lo que mi pequeña amiga me había contado, dirigí mis ojos hacia arriba pensando en que era –¡Honey! Lindo nombre para un gato – si aquello era, saber que tenía una mascota me puso verdaderamente feliz y más que fuera un felino. Yo era uno y tenía un “dueño” especial. –Yo amo los gatos… no podría vivir sin uno – la emoción de mis palabras se hacía notar y aunque no tuviera uno propio, me tenía a mí misma una gata de donde se viera. En ese momento sentí el impulso de decirle lo que era, que podía transformarme en un gato, que mi piel era anaranjada, que mis ojos eran verdes, que me gustaban los mimos y la leche… pero… era extraño… ella tan solo era una niña, mucho más madura que los típicos de su edad pero a final de cuentas seguía siendo tan pura como uno.
Algún día quizás te presente a mi gata, Lit – ese era el consuelo que me quedaba, acercarme cualquier día a ella y buscar su refugio quizás pasar tiempo con su gato y sacarle alguna sonrisa a la pequeña. Aquello era una muy buena idea.
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Su abrazo era cómodo, y era protector. Yo podía presumir de no estar sola en el mundo, a estas alturas de mi vida podría decir que tenía amigos que me ayudaban cuando podían y con quienes podía jugar, habría aprendido que algunos adultos no son tan amargados como parecen y que a veces hasta podían ser mejores que algunos niños, sobretodo esos niños cuyas madres les impedían acercarse a mi. El asunto es que a mi me gustaba mi libertad y aun cuando muchos de mis amigos me habían ofrecido casa siempre estaba el problema de que de pronto querían manejar mi vida y eso no lo iba a permitir. Yo había sobrevivido sola hasta ahora, con un poco de ayuda pero siempre pudiendo ir a donde yo quisiera, tal vez no necesitaba una madre tanto como yo creía en mis noches de soledad.
Le sonreí cuando se separó y murmuré un "Gracias" tomando su mano para echar a andar juntas, era gracioso cómo se hacían las amistades, de tan sólo encontrarse una vez y congeniar lo suficiente como para hablar más de dos minutos, mi don también me servía porque yo trataba de mantenerme alejada de todos aquellos con manchas negras o cafés en el aura, con sus gloriosas excepciones, claro está, pero alejada de todas maneras. Al menos así sabía qué podía esperarme. Yo no pensaba que me subiría a un tren, eso costaba mucho dinero y cuando fuera princesa, tendría mi propio coche para andar por las calles pero ahora que Sophia había dejado abierta la posibilidad de que yo pudiera viajar en tren me causaba mucha curiosidad. -¿En serio me llevarías?, No pasa nada, ¿verdad?-
Le tenía miedo a pocas cosas en la vida pero por algna razón, un montón de hierro que se movía a gran velocidad por unas vías que no parecían seguras era una de ellas. A lo mejor podría salirse y estrellarse en algún lado. Yo no quería estrellarme pero si ella me decía que era seguro, claro que me subiría y viajaría con ella. -¿A qué lugares puede ir el tren?- Yo había visitado muchos diferentes en los carromatos de mis amigos gitanos pero al final siempre terminaba quedándome en alguno y dejando qu ellos se fueran, a mi me gustaba conocer a la gente antes de irme y por lo general me iba cuando ya no tenía nada más que hacer aquí. Ahora mismo me gustaba Paris y no pretendía irme pronto de aquí. -¿Podemos ir y regresar después? París me gusta-
Genial. A ella también le gustaban los gatos igual que a mi, me parecía bastante coincidencia pero me alegraba que no dijera que los gatos eran mezquinos, si mi Honey era tan adorable. Apreté su mano como respuesta y luego abrí los ojos grandes. -¡Si! Así podemos hacer amigos a Honey y a Lit- Me había emocionado, creo que Honey no tenía amigos aquí pero seguramente se llevaría bien con la gatita de Sophia. -Cuéntame de qué color es Lit.-
Le sonreí cuando se separó y murmuré un "Gracias" tomando su mano para echar a andar juntas, era gracioso cómo se hacían las amistades, de tan sólo encontrarse una vez y congeniar lo suficiente como para hablar más de dos minutos, mi don también me servía porque yo trataba de mantenerme alejada de todos aquellos con manchas negras o cafés en el aura, con sus gloriosas excepciones, claro está, pero alejada de todas maneras. Al menos así sabía qué podía esperarme. Yo no pensaba que me subiría a un tren, eso costaba mucho dinero y cuando fuera princesa, tendría mi propio coche para andar por las calles pero ahora que Sophia había dejado abierta la posibilidad de que yo pudiera viajar en tren me causaba mucha curiosidad. -¿En serio me llevarías?, No pasa nada, ¿verdad?-
Le tenía miedo a pocas cosas en la vida pero por algna razón, un montón de hierro que se movía a gran velocidad por unas vías que no parecían seguras era una de ellas. A lo mejor podría salirse y estrellarse en algún lado. Yo no quería estrellarme pero si ella me decía que era seguro, claro que me subiría y viajaría con ella. -¿A qué lugares puede ir el tren?- Yo había visitado muchos diferentes en los carromatos de mis amigos gitanos pero al final siempre terminaba quedándome en alguno y dejando qu ellos se fueran, a mi me gustaba conocer a la gente antes de irme y por lo general me iba cuando ya no tenía nada más que hacer aquí. Ahora mismo me gustaba Paris y no pretendía irme pronto de aquí. -¿Podemos ir y regresar después? París me gusta-
Genial. A ella también le gustaban los gatos igual que a mi, me parecía bastante coincidencia pero me alegraba que no dijera que los gatos eran mezquinos, si mi Honey era tan adorable. Apreté su mano como respuesta y luego abrí los ojos grandes. -¡Si! Así podemos hacer amigos a Honey y a Lit- Me había emocionado, creo que Honey no tenía amigos aquí pero seguramente se llevaría bien con la gatita de Sophia. -Cuéntame de qué color es Lit.-
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Re: Disfrutando las cosas simples de la vida [Privado]
Tranquilidad, eso explicaba todo lo que me hacía sentir esa pequeña. Yo siempre andaba de aquí para allá huyendo, corriendo, buscando un refugio, alguien que me hiciera cariños. Y ella tan pequeña, frágil pero con una energía que a pocos niños uno le podía ver hoy en día, me llenaba de gozo ser su amiga, saber que podía protegerla y quererla. Suspire en medio de mis pensamientos ya que si seguía así pensaría más de la cuenta y no quería hacerlo hoy no, era un día especial y nada ni nadie podría opacarlo. Le volví a tomar la mano para caminar junto a ella, sus preguntas eran divertidas y fáciles de responder – Claro, que te llevaría además siempre viajo sola y una compañía como la tuya de verdad me agradaría mucho. Así podrías ver otra parte de este pequeño mundo, el recorrido que hace el tren es simplemente magnifico – sentí el impulso de saltar en ese momento una extraña sensación invadió mi cuerpo, llamada emoción. – No pasa nada, es uno de los medios más seguro que yo conozco – esboce con una amplia sonrisa.
Mientras avanzamos llegamos a la caseta de información donde estaba descrito los lugares a donde se dirigía el tren – Aquí dice que viaja a Italia, Rumania, Roma, Londres, Países bajos e intermedios, creo que tenemos para elegir de sobra. – le acaricie su cabellera suavemente mientras le dirigía una mirada dulce - ¿Qué lugar te gustaría conocer? – era una pregunta clave yo conocía varios lugares pero aún me faltaban muchos más por recorrer y conocer. – Siempre podemos volver a Paris, a decir verdad a mí me encanta esta Ciudad – era muy cierto, conocía muchas personas, varios ya eran mis amigos y no quería dejarlos así por que sí.
Lit, es… - ¿Cómo era yo en mi forma felina? Me quede pensando nuevamente en aquella pregunta que la pequeña me hacía, me había visto en reflejos, de agua, en algunos espejos… ¿pero cómo era realmente? Mis ojos podían mentir… - Lit, es anaranjada, con rayas más oscuras y en su cola tiene varios anillos y sus ojos… son… como los míos de un verde hermoso y le encanta que le hagan cariños y jugar con lo que se pase por en frente – si asa era Lit, así era yo cuando estaba en esa forma. – ¿Y cómo es tu Honey?, ¿cuánto años tienes? ¿le gusta le leche? – a que gato no le gustaba, llegue a saborearme con la idea de beber un poco de leche fresca era mi verdadera debilidad. - ¿sabes? Ya quiero que Lit sea amiga de tu gata – rodee con los ojos mientras me giraba para ver la estación de ferrocarriles.
¿Te gustaría comer un pastel? – tenía hambre y en mi caminar a las afueras de la estación había visto a Canela {una señora } vendiendo pie de limón, ella era una de las pocos parisinos que conocía mi doble identidad, a veces le ayudaba en su cocina haciendo pasteles o limpiando su cocina, así que siempre me decía cuando tuviera hambre acudiera a ella siempre tenía un trozo de pastel para mí. Aquellos eran los pocos beneficios de ser un cambiaforma, unos te odiaban y otros te amaban.
Mientras avanzamos llegamos a la caseta de información donde estaba descrito los lugares a donde se dirigía el tren – Aquí dice que viaja a Italia, Rumania, Roma, Londres, Países bajos e intermedios, creo que tenemos para elegir de sobra. – le acaricie su cabellera suavemente mientras le dirigía una mirada dulce - ¿Qué lugar te gustaría conocer? – era una pregunta clave yo conocía varios lugares pero aún me faltaban muchos más por recorrer y conocer. – Siempre podemos volver a Paris, a decir verdad a mí me encanta esta Ciudad – era muy cierto, conocía muchas personas, varios ya eran mis amigos y no quería dejarlos así por que sí.
Lit, es… - ¿Cómo era yo en mi forma felina? Me quede pensando nuevamente en aquella pregunta que la pequeña me hacía, me había visto en reflejos, de agua, en algunos espejos… ¿pero cómo era realmente? Mis ojos podían mentir… - Lit, es anaranjada, con rayas más oscuras y en su cola tiene varios anillos y sus ojos… son… como los míos de un verde hermoso y le encanta que le hagan cariños y jugar con lo que se pase por en frente – si asa era Lit, así era yo cuando estaba en esa forma. – ¿Y cómo es tu Honey?, ¿cuánto años tienes? ¿le gusta le leche? – a que gato no le gustaba, llegue a saborearme con la idea de beber un poco de leche fresca era mi verdadera debilidad. - ¿sabes? Ya quiero que Lit sea amiga de tu gata – rodee con los ojos mientras me giraba para ver la estación de ferrocarriles.
¿Te gustaría comer un pastel? – tenía hambre y en mi caminar a las afueras de la estación había visto a Canela {una señora } vendiendo pie de limón, ella era una de las pocos parisinos que conocía mi doble identidad, a veces le ayudaba en su cocina haciendo pasteles o limpiando su cocina, así que siempre me decía cuando tuviera hambre acudiera a ella siempre tenía un trozo de pastel para mí. Aquellos eran los pocos beneficios de ser un cambiaforma, unos te odiaban y otros te amaban.
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