AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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~* Mansión Santillana *~
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~* Mansión Santillana *~
A la vista, parece inmensa... pero no es una mansión exagerada, antes de entrar un bonito jardín muy bien cuidado al detalle, dan paso a un camino de piedra gris que da a la entrada, donde hay una reja negra simulando una enredadera... dando paso a una bonita puerta de madera de roble, todo aquel con invitación puede admirarla por dentro con su diseño románico, digno de ser apreciado.
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Alvaro Santillana- Gitano
- Mensajes : 102
Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
Advertencia (+18): El presente tema podrá contener descripciones explicitas de índole sexual
Los ojos de Antha brillaron alegres ante el caballeroso gesto mientras con sus manos levantaba un poco las enaguas de su vestido, apenas lo suficiente para no enredarse en él y terminar de bruces a los pies de su acompañante. Sip, definitivamente esa sería una excelente estrategia para asesinar a sangre fría la pasión, así que se sostuvo con un poco más de fuerza de la necesaria de la mano que se ofrecía para evitar tal efecto.
Levantó la mirada hacia el lugar que le indicaba. Algunas viejas costumbres nunca se olvidan pues mientras observaba la residencia no pudo evitar sentirse como en casa a pesar de saber que su condición social había variado y que posiblemente nunca volvería a llamar a un lugar similar su “hogar”.
-Supongo entonces que no tenemos más remedio que cumplir con lo dicho… todo sea por el honor por supuesto- bromeo mientras él la apretaba contra su cuerpo y la llevaba gentilmente hasta la entrada de la estructura sin permitir que una brisa de aire pudiese pasar entre los dos. No quería ni pensar en cómo debían verse caminando de esta manera; pero aún así coloco su propia mano sobre la él impidiendo que aflojara en un ápice su agarre.
Entre risas nerviosas permitió que la girara y la apoyara contra la puerta, observando primero la prisa que mostraba en encontrar las escurridizas llaves y después sintiéndose enardecer al sentir su mano en el trasero. Tomo un poco de aire tras el apasionado beso, sosteniendo aquella mirada que le confirmaba que el hombre no estaba jugando y que, como había prometido, estaba dispuesto a cumplir cada una de las aseveraciones dadas durante el trayecto. Bueno, pues ella no era de las que daban marcha atrás así que bien podía dar lo mejor pues ella haría lo mismo de su parte.
Una vez dentro de la mansión, y sin ver mayor cosa pues todo estaba absolutamente obscuro, él la condujo hasta otra pared contra la cual la apoyo descargando el varonil peso contra su cuerpo.
Le paso las manos por la espalda, deslizándolas hasta abajo y apretando ligeramente el bien formado trasero antes de realizar el mismo acto que Álvaro había ejecutado minutos antes, solo que esta vez ella encajó la piernas de él entra las suyas de tal manera que pudiera valerse de los muslos de ambos para presionar las respectivas entrepiernas mientras se deleitaba con el delicioso sabor de su boca.
Separó los labios del ardiente beso para luego instalarlos en su mandíbula y empezar a recorrerle, aplicando suaves besos y lametazos en el camino hasta su oído. Sonrió al recordar a aquella chiquilla loca y coqueta, pero nada osada, que había conocido Álvaro unos años atrás; definitivamente hoy experimentarían algo diferente -Debería advertirte que tal vez me encuentres un poco distinta a la última vez que nos vimos… especialmente por el hecho de que me siento juguetona… - ronroneo en su oído segundo antes de tomar las manos de él entre las suyas y dirigirlas hacia sus hinchados y anhelantes senos.
Soltó un suspiro, parecía que habían pasado décadas desde que un hombre posaba las manos sobre su cuerpo. Abrió los ojos lo suficiente como para lanzarle una mirada hambrienta, como si quisiera devorarle (aunque no estaba muy segura de si podría observarla o no) para a continuación dirigir su propia mano hacia el bulto en sus pantalones y frotarlo con suavidad –Quiero que te dejes los guantes puestos… al menos por un tiempo – susurro en forma lasciva recordando la erótica sensación de las caricias en sus piernas con aquellas prendas inocentes.
Los ojos de Antha brillaron alegres ante el caballeroso gesto mientras con sus manos levantaba un poco las enaguas de su vestido, apenas lo suficiente para no enredarse en él y terminar de bruces a los pies de su acompañante. Sip, definitivamente esa sería una excelente estrategia para asesinar a sangre fría la pasión, así que se sostuvo con un poco más de fuerza de la necesaria de la mano que se ofrecía para evitar tal efecto.
Levantó la mirada hacia el lugar que le indicaba. Algunas viejas costumbres nunca se olvidan pues mientras observaba la residencia no pudo evitar sentirse como en casa a pesar de saber que su condición social había variado y que posiblemente nunca volvería a llamar a un lugar similar su “hogar”.
-Supongo entonces que no tenemos más remedio que cumplir con lo dicho… todo sea por el honor por supuesto- bromeo mientras él la apretaba contra su cuerpo y la llevaba gentilmente hasta la entrada de la estructura sin permitir que una brisa de aire pudiese pasar entre los dos. No quería ni pensar en cómo debían verse caminando de esta manera; pero aún así coloco su propia mano sobre la él impidiendo que aflojara en un ápice su agarre.
Entre risas nerviosas permitió que la girara y la apoyara contra la puerta, observando primero la prisa que mostraba en encontrar las escurridizas llaves y después sintiéndose enardecer al sentir su mano en el trasero. Tomo un poco de aire tras el apasionado beso, sosteniendo aquella mirada que le confirmaba que el hombre no estaba jugando y que, como había prometido, estaba dispuesto a cumplir cada una de las aseveraciones dadas durante el trayecto. Bueno, pues ella no era de las que daban marcha atrás así que bien podía dar lo mejor pues ella haría lo mismo de su parte.
Una vez dentro de la mansión, y sin ver mayor cosa pues todo estaba absolutamente obscuro, él la condujo hasta otra pared contra la cual la apoyo descargando el varonil peso contra su cuerpo.
Le paso las manos por la espalda, deslizándolas hasta abajo y apretando ligeramente el bien formado trasero antes de realizar el mismo acto que Álvaro había ejecutado minutos antes, solo que esta vez ella encajó la piernas de él entra las suyas de tal manera que pudiera valerse de los muslos de ambos para presionar las respectivas entrepiernas mientras se deleitaba con el delicioso sabor de su boca.
Separó los labios del ardiente beso para luego instalarlos en su mandíbula y empezar a recorrerle, aplicando suaves besos y lametazos en el camino hasta su oído. Sonrió al recordar a aquella chiquilla loca y coqueta, pero nada osada, que había conocido Álvaro unos años atrás; definitivamente hoy experimentarían algo diferente -Debería advertirte que tal vez me encuentres un poco distinta a la última vez que nos vimos… especialmente por el hecho de que me siento juguetona… - ronroneo en su oído segundo antes de tomar las manos de él entre las suyas y dirigirlas hacia sus hinchados y anhelantes senos.
Soltó un suspiro, parecía que habían pasado décadas desde que un hombre posaba las manos sobre su cuerpo. Abrió los ojos lo suficiente como para lanzarle una mirada hambrienta, como si quisiera devorarle (aunque no estaba muy segura de si podría observarla o no) para a continuación dirigir su propia mano hacia el bulto en sus pantalones y frotarlo con suavidad –Quiero que te dejes los guantes puestos… al menos por un tiempo – susurro en forma lasciva recordando la erótica sensación de las caricias en sus piernas con aquellas prendas inocentes.
Antha Feuer- Humano Clase Media
- Mensajes : 346
Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
No se andaba por las ramas, aquella vez pasó lo mismo... no hacía falta decir absolutamente tanto una parte como por otra, ambos sabían lo que quería. No hizo otra cosa que tomarla del trasero y atraerla, moviendo su cuerpo de manera que... podían rozarse por entero, eso a Álvaro le hizo escapar un suspiro, mientras que su boca devoraba la suya sin dejar de tener sed. Ladeó el rostro para sentir como llenaba su mentón de besos y lamidas, él sin embargo quiso que sus manos descendieran para alzar un tanto el vestido y volver a tocar su piel, pero no...sus manos ya estaban ocupadas sintiendo aquellos senos, los cuales estaban pidiendo a gritos atenciones, masajeó de forma suave ambos, eran mucho mejor de como los recordaba e incluso mejor de como se la había imaginado sin ropa y es que desde que la vio, no paró de imaginársela como era sentirla entre sus brazos de aquella manera.
-Shhh gatita...vaya, vaya...ya veo lo juguetona que vienes pero se te olvida que yo lo soy mucho ¿vas a jugar con este gatito? Bien...hazlo...-no se lo pensó, bajó un tanto la tela del vestido para que por fin ambos saliesen a su antojo... sus pezones se alzaron un tanto estimulados, como si lo señalasen... llamándoles a gritos. Su cabeza bajó hasta el lugar citado antes, dejando un camino con su lengua desde el nacimiento de sus pechos terminando por dar finalizado aquello hasta que la ropa no le dejó, pero no le dio tiempo a hacer mucho a la joven, puesto que se lanzó a uno de sus pechos, tomándolo con la boca y succionando el pezón, sus dientes apresaron parte de éste para estirarlo y seguir estimulándolo, su mano no dejaba en paz al otro, con el guante podía notar su textura y suavidad y de paso, pegar su cuerpo más el de ella, sonrió pícaro mientras lamía y la miraba a los ojos fijamente... su cuerpo no paraba de chocarse con el suyo, quería que sintiese como le excitaba.
Ella, podía ya notar lo que la deseaba, el pantalón le molestaba... y solo quería matarla de placer, ahora sí que se agachó para tomar de forma rápida la enagua del vestido y alzársela, apoyando ambas manos en sus tobillos, subiendo muy despacio para que las sintiese, eso sí,...sin dejar de relamer aquel seno que tanto le estaba gustando, se dirigió el otro... estimulándolo al igual...entre el frío de su aliento y el calor de ella hacían una mezcla de lo más explosiva.
Y aquellas manos traviesas subían, acariciando sus muslos, sus rodillas... subiendo peligrosamente y aquella risa solo daba lugar a que poco a poco haría algo que seguramente la volviese del todo completamente loca... sus ojos pardos se clavaron en los de ella, masajeando aquellos gluteos , tomando sus nalgas para terminar alzándola un tanto , como él quisó... su cabeza también bajó, estaba controlándose para no romperle el vestido... así que dejó de alzarla para separarse lo suficientemente de ella para que una vez a su altura, la girara por la cintura... un tanto brusco pero de forma tan excitante... una de sus manos volvió a tomar uno de sus senos, pero la otra no dejó de estar bajo su falda, la cual empezaba a subir , acariciando las ingles y pasando uno de sus dedos, por nada más y nada menos que por su entrepierna... haciendo una leve presión...
Él la estrechó contra la pared, pudiendo sentir el bulto notable de su entrepierna contra su trasero, su boca volvió a bajar besando y mordisqueando su cuello con verdadero deseo.. bajando hasta su hombro haciendo lo mismo... verla en aquella postura e indefensa le estaba excitando de forma increíble... su boca se pegó a su oído dejando escapar una risa...
-Me dejo los guantes, pero antes quiero notar lo mucho que me deseas...-
El dedo que acariciaba su entrepierna hizo a un lado su ropa interior y así... poder sentir como aquel sexo delicioso palpitaba, como su humedad empapaba su guante y eso le hizo relamerse, él sabía que tarde o temprano lo probaría... quería volver a sentir su sabor.-
-Haz y cumple en mí lo que desees... esta noche soy tuyo.
-Shhh gatita...vaya, vaya...ya veo lo juguetona que vienes pero se te olvida que yo lo soy mucho ¿vas a jugar con este gatito? Bien...hazlo...-no se lo pensó, bajó un tanto la tela del vestido para que por fin ambos saliesen a su antojo... sus pezones se alzaron un tanto estimulados, como si lo señalasen... llamándoles a gritos. Su cabeza bajó hasta el lugar citado antes, dejando un camino con su lengua desde el nacimiento de sus pechos terminando por dar finalizado aquello hasta que la ropa no le dejó, pero no le dio tiempo a hacer mucho a la joven, puesto que se lanzó a uno de sus pechos, tomándolo con la boca y succionando el pezón, sus dientes apresaron parte de éste para estirarlo y seguir estimulándolo, su mano no dejaba en paz al otro, con el guante podía notar su textura y suavidad y de paso, pegar su cuerpo más el de ella, sonrió pícaro mientras lamía y la miraba a los ojos fijamente... su cuerpo no paraba de chocarse con el suyo, quería que sintiese como le excitaba.
Ella, podía ya notar lo que la deseaba, el pantalón le molestaba... y solo quería matarla de placer, ahora sí que se agachó para tomar de forma rápida la enagua del vestido y alzársela, apoyando ambas manos en sus tobillos, subiendo muy despacio para que las sintiese, eso sí,...sin dejar de relamer aquel seno que tanto le estaba gustando, se dirigió el otro... estimulándolo al igual...entre el frío de su aliento y el calor de ella hacían una mezcla de lo más explosiva.
Y aquellas manos traviesas subían, acariciando sus muslos, sus rodillas... subiendo peligrosamente y aquella risa solo daba lugar a que poco a poco haría algo que seguramente la volviese del todo completamente loca... sus ojos pardos se clavaron en los de ella, masajeando aquellos gluteos , tomando sus nalgas para terminar alzándola un tanto , como él quisó... su cabeza también bajó, estaba controlándose para no romperle el vestido... así que dejó de alzarla para separarse lo suficientemente de ella para que una vez a su altura, la girara por la cintura... un tanto brusco pero de forma tan excitante... una de sus manos volvió a tomar uno de sus senos, pero la otra no dejó de estar bajo su falda, la cual empezaba a subir , acariciando las ingles y pasando uno de sus dedos, por nada más y nada menos que por su entrepierna... haciendo una leve presión...
Él la estrechó contra la pared, pudiendo sentir el bulto notable de su entrepierna contra su trasero, su boca volvió a bajar besando y mordisqueando su cuello con verdadero deseo.. bajando hasta su hombro haciendo lo mismo... verla en aquella postura e indefensa le estaba excitando de forma increíble... su boca se pegó a su oído dejando escapar una risa...
-Me dejo los guantes, pero antes quiero notar lo mucho que me deseas...-
El dedo que acariciaba su entrepierna hizo a un lado su ropa interior y así... poder sentir como aquel sexo delicioso palpitaba, como su humedad empapaba su guante y eso le hizo relamerse, él sabía que tarde o temprano lo probaría... quería volver a sentir su sabor.-
-Haz y cumple en mí lo que desees... esta noche soy tuyo.
Alvaro Santillana- Gitano
- Mensajes : 102
Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
Antha descolgó ligeramente la cabeza hacia atrás, fascinada por completo con las caricias y atenciones que estaba recibiendo. Su piel se encontraba completamente erizada tanto por la excitación como por el frío que emitía el cuerpo de Álvaro el cual resultaba extrañamente reconfortante y sumamente sensual.
A pesar de que debería sentirse avergonzada de lo que estaba haciendo (y de lo que haría durante el resto de la noche) de acuerdo con las apariencias y con las reglas morales bajo las cuales eran criadas la mayoría de “damas” en la actualidad, Antha sabía muy bien que al final todos eran animales y que tarde o temprano no había quien pudiese resistirse a satisfacer las necesidades básicas que el cuerpo exigía… y no valía la pena ahondar en la estupidez de aquellos que se resistían tercamente. No quería decir esto que ella considerara normal cometer todo tipo de actos carnales indiscriminadamente, pero si que no podía considerar un pecado el permitirse aliviar sus propios deseos.
Un suave gemido emergió de su garganta al sentir los dientes de él torturando sutilmente su piel. El hombre sabía cómo estimular a una mujer y en ese preciso momento ella se sentía tan dispuesta que podría haberle rogado si se atrevía a separarse. Además, estaba esa sonrisa que le obsequiaba desde abajo, mientras mantenía la boca y las manos ocupadas en su cuerpo, la cual era una promesa de lo que estaba por venir.
No pudo evitar la tentación de palparlo una vez más, disfrutando la dureza y envergadura de su miembro por sobre la ropa. Los dos se encontraban más que preparados para estas alturas pero no quería que se negaran el placer de los juegos previos. Le dio un suave pero tentador pellizco en la punta antes de apartar nuevamente la mano.
Cada una de las caricias dejaba un rastro de calor y deseo por todo su cuerpo y la sensación de urgencia impresa en los movimientos de ambos le divirtieron enormemente. Casi había olvidado todo el ímpetu y apasionamiento que llevaba él en la sangre.
Soltó una risita al quedar dándole la espalda. El movimiento había sido un poco rudo pero era innegable que el cosquilleo en su bajo vientre se había incrementado considerablemente debido al mismo – Cuidado mínimo o podrías salir aruñado – bromeo sin darle tiempo a nada más antes de que las manos de él estuvieran de nuevo sobre su cuerpo.
Rió con ganas, era emocionante sentir que podía encender se esa manera a un hombre tan apuesto, pero la risa murió de manera repentina, traduciéndose en un jadeo, al sentir el toque de su dedo en el lugar que más atención reclamaba en ese momento.
La prensó contra la pared permitiéndole sentir su propio deseo y presionándola con intensidad. Antha no era una mujer a la cual le gustara ser dominada pero no le importo en absoluto el encontrarse a su completa disposición.
“Eso no será difícil” pensó mordisqueando su propio labio inferior y con los puños apretados (pues en la posición en la que él la mantenía no tenia la posibilidad de utilizar sus manos). Sentía una extraña sensación de satisfacción al saber que cumpliría su petición pero antes de poder manifestarlo él paso su mano bajo su ropa interior, llegando al centro mismo de su cuerpo. Antha sintió flaquear sus piernas. La excitación de sentir la mano cubierta de Álvaro deslizándose de esa manera la llevo casi al límite y solo acertó a apretar los labios sin que esto consiguiera contener por completo los gemidos que subían por su garganta.
-Oh, no se preocupe Señor Santillana … eso es justo lo que planeo hacer – susurró empujando un poco su cuerpo hacia atrás y separándose de la pared contra la que la tenia aprisionada para darse la vuelta y enfrentarlo cara a cara nuevamente. Luego lo empujo un poco más, consiguiendo separar por completo sus cuerpos – Sabes, por lo general me gusta ver mi cena y teniendo en cuenta el cuerpo que recuerdo no estoy dispuesta a dar un paso más sin que me otorgues un poco de luz – declaró con una sonrisa burlona en los labios.
Luego coloco las manos sobre su propio pecho, masajeando suavemente por algunos segundos con el único objetivo de excitarle aún más antes de dirigirse a él otra vez – ¿o tal vez sea mucho pedir? – preguntó sonriendo mientras aflojaba sensualmente la intrincada red de cordeles que mantenían el vestido en su lugar.
A pesar de que debería sentirse avergonzada de lo que estaba haciendo (y de lo que haría durante el resto de la noche) de acuerdo con las apariencias y con las reglas morales bajo las cuales eran criadas la mayoría de “damas” en la actualidad, Antha sabía muy bien que al final todos eran animales y que tarde o temprano no había quien pudiese resistirse a satisfacer las necesidades básicas que el cuerpo exigía… y no valía la pena ahondar en la estupidez de aquellos que se resistían tercamente. No quería decir esto que ella considerara normal cometer todo tipo de actos carnales indiscriminadamente, pero si que no podía considerar un pecado el permitirse aliviar sus propios deseos.
Un suave gemido emergió de su garganta al sentir los dientes de él torturando sutilmente su piel. El hombre sabía cómo estimular a una mujer y en ese preciso momento ella se sentía tan dispuesta que podría haberle rogado si se atrevía a separarse. Además, estaba esa sonrisa que le obsequiaba desde abajo, mientras mantenía la boca y las manos ocupadas en su cuerpo, la cual era una promesa de lo que estaba por venir.
No pudo evitar la tentación de palparlo una vez más, disfrutando la dureza y envergadura de su miembro por sobre la ropa. Los dos se encontraban más que preparados para estas alturas pero no quería que se negaran el placer de los juegos previos. Le dio un suave pero tentador pellizco en la punta antes de apartar nuevamente la mano.
Cada una de las caricias dejaba un rastro de calor y deseo por todo su cuerpo y la sensación de urgencia impresa en los movimientos de ambos le divirtieron enormemente. Casi había olvidado todo el ímpetu y apasionamiento que llevaba él en la sangre.
Soltó una risita al quedar dándole la espalda. El movimiento había sido un poco rudo pero era innegable que el cosquilleo en su bajo vientre se había incrementado considerablemente debido al mismo – Cuidado mínimo o podrías salir aruñado – bromeo sin darle tiempo a nada más antes de que las manos de él estuvieran de nuevo sobre su cuerpo.
Rió con ganas, era emocionante sentir que podía encender se esa manera a un hombre tan apuesto, pero la risa murió de manera repentina, traduciéndose en un jadeo, al sentir el toque de su dedo en el lugar que más atención reclamaba en ese momento.
La prensó contra la pared permitiéndole sentir su propio deseo y presionándola con intensidad. Antha no era una mujer a la cual le gustara ser dominada pero no le importo en absoluto el encontrarse a su completa disposición.
“Eso no será difícil” pensó mordisqueando su propio labio inferior y con los puños apretados (pues en la posición en la que él la mantenía no tenia la posibilidad de utilizar sus manos). Sentía una extraña sensación de satisfacción al saber que cumpliría su petición pero antes de poder manifestarlo él paso su mano bajo su ropa interior, llegando al centro mismo de su cuerpo. Antha sintió flaquear sus piernas. La excitación de sentir la mano cubierta de Álvaro deslizándose de esa manera la llevo casi al límite y solo acertó a apretar los labios sin que esto consiguiera contener por completo los gemidos que subían por su garganta.
-Oh, no se preocupe Señor Santillana … eso es justo lo que planeo hacer – susurró empujando un poco su cuerpo hacia atrás y separándose de la pared contra la que la tenia aprisionada para darse la vuelta y enfrentarlo cara a cara nuevamente. Luego lo empujo un poco más, consiguiendo separar por completo sus cuerpos – Sabes, por lo general me gusta ver mi cena y teniendo en cuenta el cuerpo que recuerdo no estoy dispuesta a dar un paso más sin que me otorgues un poco de luz – declaró con una sonrisa burlona en los labios.
Luego coloco las manos sobre su propio pecho, masajeando suavemente por algunos segundos con el único objetivo de excitarle aún más antes de dirigirse a él otra vez – ¿o tal vez sea mucho pedir? – preguntó sonriendo mientras aflojaba sensualmente la intrincada red de cordeles que mantenían el vestido en su lugar.
Antha Feuer- Humano Clase Media
- Mensajes : 346
Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
Pequeña traviesa, aquel pellizco en su miembro le hizo reír por lo bajo, como sabía ella siempre lo sorprendía actuase como actuase, estaba encendiéndose por segundos y la deseaba, de una manera que ella no se imaginaba, podía sentir como lo buscaba con cada caricia, le gustaba eso de sentirse contraída contra la pared pero a la vez parecía que quería demostrarle algo más... y eso aún perdía más a Álvaro, quién no iba a excitarse con la hermosa imagen de ella.. jadeando de placer entre sus manos, sus guantes quedaron un tanto humedecidos por haberla acariciado en esa zona...pero tampoco hizo mucho, la joven se giró y lo miró desafiante, él simplemente la llamó con el mismo dedo que había empleado para ocasionarle aquel placer extremo, y...el cual se llevó a los labios, relamiéndolo y saboreando el dulce placer de su intimidad... estaba deliciosa pero no se conformaba con tan solo eso y eso ella lo sabía.
Observarla como se masajeaba así misma le hizo realmente relamerse aún más.. tomando su chaqueta con las manos y deshaciéndos de ella en menos que cantase un gallo, dejándola caer a su suerte, sobre el frío suelo que ambos pisaban... eso sí, sin dejar de mirarla fijamente... y de aquella manera que solo podía hacerte notar como podía hasta llegar desnudarte con una simple mirada...y un ruido sordo, interrumpió aquel momento de los dos... las cuerdas del vestido ceder, dejándose caer lentamente, teniendo una imagen de Antha de lo más apetecible... y no , no se andó con rodeós, Álvaro cruzó en apenas dos zancadas la distancia que los separaba para tomar la de las nalgas y hacer que sus piernas quedasen enroscadas en su cintura... ahora que todo aquel vestido se había hecho a un lado... lo iba a disfrutar...
Sus labios volvieron a su cuello, mientras volvía a caminar por la casa y a oscuras... su cuarto era lo único que siempre se mantenía alumbrado con una suave luz cálida, no la dejaba en paz, su boca bebía de su cuello, volviendo a recorrerlo, apartándole el cabello para tener más zona la cual lamer y mordisquear, ronroneó para provocarla aún más, una de sus manos se deslizaba por el borde del pasamano de la escalera subiendo cada peldaño, a cada peldaño con más intensidad, buscaba su boca... la sujetaba contra él de forma deseosa y frotándola todo lo que pudo y más, la tenía semidesnuda y no tardaría en volver a recorrerla porque no había aún probado nada.
Su dormitorio estaba justo al final del pasillo, por éste a medio camino la apoyó de nuevo en la pared para tomar de nuevo sus pechos y saborearlos, no podía despegar sus labios de ella... tomándola bien por las nalgas, de nuevo retomó el paso... más aprisa para llegar a su cuarto, quería que ella lo desnudase... con el pie abrió la puerta... besando aquellos carnosos labios, tomando su sabor hasta decir basta pero seguía teniendo sed de ellos... y sin preámbulos, la cama los esperaba... caminó con ella hasta allí hasta echarla sobre la colcha, para observarla... su cabello desparramado... su cuerpo provocando al suyo y él ofreciéndose por entero.
-Te haré muchas cosas gatita... pero antes... -
Se arrodilló en el suelo , tomando uno de sus pies y empezar a besarlo dedo por dedo... sonrió lascivo, pasando la lengua por sus tobillos...su otra mano se dedicaba a realizar en su otra pierna, infinitas caricias tan solo con la yema de los dedos como si casi no la tocara... se mordisqueó los labios para que lo viese, dando una imagen de él provocadora... su boca seguía subiendo por la cara interior de sus muslos... dejando pequeños mordisquitos... y aquel olor empezó a perturbarle...quería probarlo y lo haría, lo haría de la forma en la que ella le dejase hacerlo... fue llegando hasta su ingle la cual besó con mimo...dejando por último sin dejar de mirarla a los ojos un beso...en su entrepierna, abriendo sus piernas todo lo que pudo y más...tomó un poco de la tela para estirar de ella y rápidamente pasar la lengua por aquel lugar jugueteando... pero pícaro volvió a tomar su vientre con besos, subiendo despacio dejando escapar esa risita y de paso, echar su cuerpo contra el suyo para que notase cuanto le excitaba...
-Estoy jugando... solo quiero que me enseñes lo que ibas a hacerme luego... asume las consecuencias... besó rápidamente sus labios para apartarse y ofrecerse por entero.
Alvaro Santillana- Gitano
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Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
La risa de la muchacha resonaba por cada una de las estancias por las cuales Álvaro pasaba llevándola en vilo. No pudo evitar sentirse sorprendida de la fuerza y resistencia del hombre para permitirse continuar caminando como si no llevara peso alguno encima. Apretó el abrazo de sus piernas alrededor de su cintura mientras continuaba besando y mordisqueando implacablemente su cuello.
No tenía idea de cual era el lugar a donde se dirigían y no le importaba, en realidad si él hubiese decidido detenerse en la escalera, ella gustosa habría continuado el numerito justo en ese lugar, sin importar lo incomodo que pudiese resultar. De pronto se detuvo en algún punto de la segunda planta para volver a saborear sus senos. El tacto frío de su lengua, unido al recuerdo de la sensual imagen de él llevándose el dedo a los labios le arrancó un nuevo gemido.
Finalmente ingresaron a una habitación en donde la suave luz le permitió apreciar, no solo el lujo del lugar, sino también la excitada expresión de su acompañante – Por fin te veo – susurro respondiéndole un nuevo y apasionado beso.
Antha se humedeció los labios al sentir que la depositaba en la cama… -Oh… si! – fue lo único que consiguió articular una vez él inició la deliciosa tortura de caricias. Su cuerpo estaba al límite, todos sus sentidos espeluznantemente agudizados y cada frío toque no hacían sino excitarla más aún.
Necesitó toda su fuerza de voluntad para no mover la pierna que él besaba, lo último que quería era golpearlo accidentalmente por no ser capaz de resistir un poco las cosquillas que le producía. Pero duro poco, pues algunos instantes después aquella sexy boca inicio un lento ascenso por su pierna. Ella no podía despegar sus ojos de él y la espera solo conseguía ponerla más caliente y palpitante.
Su espalda se arqueó al sentir el juguetón lengüetazo sobre su húmedo sexo. Se preparo para la nueva acometida pero en lugar de eso Álvaro ascendió hasta su estomago haciéndola lloriquear un poco de necesidad. Antha sonrió al entender sus intenciones. Con la respiración un tanto agitada se incorporó lentamente. Era su turno de tentar a ese espectacular espécimen que se encontraba ahora tendido de espaldas en la cama.
Acerco sus boca a la él, apenas lo suficiente como para rozarlo, para luego recorrerle suavemente los labios con la lengua mientras pasaba una de sus piernas sobre su cuerpo terminando por quedar sentada a horcajadas sobre su vientre.
Su cabello caía en una desordenada cascada sobre el pecho de él y sus manos se movían como con vida propia de arriba abajo sobre los duros pectorales. A continuación comenzó el lento y sensual proceso de abrir y retirar la ropa que ocultaba la piel que ella deseaba saborear. Una vez obtuvo desnudo el torso se inclinó sobre e inicio un recorrido de besos que la llevaron a dos destinos, sus pezones, sobre los cuales deposito un mordisquito seguido de un lengüetazo.
Se permitió recostarse por un segundo sobre él, descargando su peso y sintiendo que la frialdad de su piel reducía la temperatura de su propio cuerpo. – Oh, mi querido Álvaro, tengo ganas de saborearte entero, de impregnar toda mi piel con tu aroma y de intentar…- soltó una risita – si es posible, calentarte un poco al menos… por unas horas – dicho esto se incorporo de nuevo poso un delicado y tierno beso sobre sus labios para luego dirigirse en un camino de besos hacia la parte baja de su estomago donde acaricio una vez más su virilidad por sobre la ropa.
Se tomo su tiempo para retirar todas las prendas que aun quedaban sobre el cuerpo del hombre, a excepción de los guantes por supuesto, y el calor en su cuerpo aumento al verlo tendido, desnudo y dispuesto ante si – GRRRrrr… ¿Alguna vez te han dicho lo increíblemente apetitoso que te ves? – Gruño con picardía para a continuación deslizar sus senos con suavidad sobre las piernas de él hasta el punto en el cual su boca quedo a la altura de su falo.
-Muy apetitoso – susurro antes de permitirse probarlo de la misma manera que lo había hecho él antes: con un único lengüetazo que lo recorrió desde su envergadura hasta la punta. Le miró y sonrió malvadamente antes de levantarse de la cama y alejarse dos pasos – creo que estamos en desigualdad– declaro haciendo un puchero –¿donde podrá encontrar esta pobre damisela en…-le miro lasciva -…peligro… algún amable caballero que le ayuda a quitarse este horroroso corsé? – terminó la pregunta señalándose a sí misma con las manos y colocando una expresión de corderito desvalido que bien podría valerle un Oscar en otras épocas.
No tenía idea de cual era el lugar a donde se dirigían y no le importaba, en realidad si él hubiese decidido detenerse en la escalera, ella gustosa habría continuado el numerito justo en ese lugar, sin importar lo incomodo que pudiese resultar. De pronto se detuvo en algún punto de la segunda planta para volver a saborear sus senos. El tacto frío de su lengua, unido al recuerdo de la sensual imagen de él llevándose el dedo a los labios le arrancó un nuevo gemido.
Finalmente ingresaron a una habitación en donde la suave luz le permitió apreciar, no solo el lujo del lugar, sino también la excitada expresión de su acompañante – Por fin te veo – susurro respondiéndole un nuevo y apasionado beso.
Antha se humedeció los labios al sentir que la depositaba en la cama… -Oh… si! – fue lo único que consiguió articular una vez él inició la deliciosa tortura de caricias. Su cuerpo estaba al límite, todos sus sentidos espeluznantemente agudizados y cada frío toque no hacían sino excitarla más aún.
Necesitó toda su fuerza de voluntad para no mover la pierna que él besaba, lo último que quería era golpearlo accidentalmente por no ser capaz de resistir un poco las cosquillas que le producía. Pero duro poco, pues algunos instantes después aquella sexy boca inicio un lento ascenso por su pierna. Ella no podía despegar sus ojos de él y la espera solo conseguía ponerla más caliente y palpitante.
Su espalda se arqueó al sentir el juguetón lengüetazo sobre su húmedo sexo. Se preparo para la nueva acometida pero en lugar de eso Álvaro ascendió hasta su estomago haciéndola lloriquear un poco de necesidad. Antha sonrió al entender sus intenciones. Con la respiración un tanto agitada se incorporó lentamente. Era su turno de tentar a ese espectacular espécimen que se encontraba ahora tendido de espaldas en la cama.
Acerco sus boca a la él, apenas lo suficiente como para rozarlo, para luego recorrerle suavemente los labios con la lengua mientras pasaba una de sus piernas sobre su cuerpo terminando por quedar sentada a horcajadas sobre su vientre.
Su cabello caía en una desordenada cascada sobre el pecho de él y sus manos se movían como con vida propia de arriba abajo sobre los duros pectorales. A continuación comenzó el lento y sensual proceso de abrir y retirar la ropa que ocultaba la piel que ella deseaba saborear. Una vez obtuvo desnudo el torso se inclinó sobre e inicio un recorrido de besos que la llevaron a dos destinos, sus pezones, sobre los cuales deposito un mordisquito seguido de un lengüetazo.
Se permitió recostarse por un segundo sobre él, descargando su peso y sintiendo que la frialdad de su piel reducía la temperatura de su propio cuerpo. – Oh, mi querido Álvaro, tengo ganas de saborearte entero, de impregnar toda mi piel con tu aroma y de intentar…- soltó una risita – si es posible, calentarte un poco al menos… por unas horas – dicho esto se incorporo de nuevo poso un delicado y tierno beso sobre sus labios para luego dirigirse en un camino de besos hacia la parte baja de su estomago donde acaricio una vez más su virilidad por sobre la ropa.
Se tomo su tiempo para retirar todas las prendas que aun quedaban sobre el cuerpo del hombre, a excepción de los guantes por supuesto, y el calor en su cuerpo aumento al verlo tendido, desnudo y dispuesto ante si – GRRRrrr… ¿Alguna vez te han dicho lo increíblemente apetitoso que te ves? – Gruño con picardía para a continuación deslizar sus senos con suavidad sobre las piernas de él hasta el punto en el cual su boca quedo a la altura de su falo.
-Muy apetitoso – susurro antes de permitirse probarlo de la misma manera que lo había hecho él antes: con un único lengüetazo que lo recorrió desde su envergadura hasta la punta. Le miró y sonrió malvadamente antes de levantarse de la cama y alejarse dos pasos – creo que estamos en desigualdad– declaro haciendo un puchero –¿donde podrá encontrar esta pobre damisela en…-le miro lasciva -…peligro… algún amable caballero que le ayuda a quitarse este horroroso corsé? – terminó la pregunta señalándose a sí misma con las manos y colocando una expresión de corderito desvalido que bien podría valerle un Oscar en otras épocas.
Antha Feuer- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
A cada cosa que hacía, la estimulaba como quería... lo deseaba con fuerza y él no se quedaba atrás, poder observarla abandonada totalmente a su suerte y al deseo, su respiración agitada era un regalo para sus oídos y aquella mirada matadora le hizo relamerse, si había pensado que había acabado estaba equivocada era el principio.
Su sensual boca, quedó entreabierta para que la joven pudiese hacer lo que desease con ella, sentía como golpeaba su aliento caliente y penetrante, queriendo aún más... y eso que decían que la sangre pura una vez que la probabas te volvías adictivo... esto era mucho peor, era una adicción en toda regla y no sabía la de tiempo que nadie conseguía hacerle sentir algo así.
Se recostó observando su magnífico cuerpo, el de una mujer... no como años atrás que era más el de una jovencita, apoyó ambas manos sobre sus torneadas piernas... las cuales masajeó con una suavidad pero mezclado con aquella necesidad que crecía a cada segundo más y más. Subiendo y bajando, sintiendo aquella suavidad y calor tras su guante blanco... por muy difícil que resultase creer odiaba a aquella prenda ya que podía tocar directamente aquella piel que tanto le gustaría ahora mismo recorrer por entero y no tardaría en hacerlo... sus ojos se clavaron en ella, perdiéndose en cada beso y atenciones...terminando por sentir aquella deseable presión sobre su cuerpo...
-Nunca me lo habían dicho con esa voz tan ronroneante, gatita...-cerró los ojos dejando escapar un sonido de lo más varonil, un gemido ahogado en una risita cuando notó como se apartaba de él, niña mala... eso no se hacía, tendría que castigarla por ello, le tenía que hacer tantas cosas... abrió los ojos y al verla a los pies de la cama señalarse así misma y aquella maldita prenda... que como se le cruzase, se lo iba a arrancar de un tirón
Una breve sonrisita cruzó su rostro, caminando a gatas por la cama, como un verdadero felino, se detuvo en el borde, de rodillas... llegaba perfectamente a tocarla, pasó su dedo índice por su vientre muy despacio, rozando el corsé...jugueteando con ella un poco, quería probarla de una vez y si era de pie, lo sería... ya le daba igual...
Justo, dejó apoyado el dedo entre sus pechos desnudos , levantando la mano como que se ofrecía voluntario... pero no iba a ser todo lo delicado que le gustaría, la acercó a él tomándola un tanto del corsé, estaba justo a la altura perfecta para volver a pasar su lengua por uno de sus pechos, iba a hacerlo de forma desesperante para terminar por lo que estaba pasando por su cabeza, su boca volvió a saborear aquel pecho firme y suave, notando como de nuevo, aquel pezón se endurecía en su boca... su mano levantada la atrajo hacia sí por la cintura, empezando a masajear su trasero... pero no lo tocaba, solo tenía contacto con ella su lengua... la miraba a los ojos mientras picoteaba y succionaba el pecho, dejando un rastro un tanto sonrojado por la presión... lo soltó para dirigirse al otro pero... no llegó a hacer lo mismo, si no dar un beso a dicho pezón y hacerla girar para que le diese la espalda...
Su mano hábil empezó a terminar de desabrochar aquellas cuerdas que la ataban, la presión de aquella prenda, poco a poco la abandonaría, así fue... como sus dos manos volvieron a masajear sus pechos, el corsé lo terminó arrojando al suelo... pero de una forma diferente, con los dientes, se lo quitó de un movimiento y aquella castaña cascada tapaba la hermosa espalda de la jovencita...
Disfrutaba demasiado de la sensación de aquello pero quería más... y lo tendría, una de sus manos, apartó el cabello dejándolo caer a un lado , dejando apoyado todo el peso en uno de sus hombros...sonrió pícaro antes de que su boca empezase a besar y a lamer su espalda... su otra mano seguía masajeando uno de sus pechos, mientras la otra bordeaba su cintura con suavidad...solo con la yema de los dedos, terminando por nada más y nada menos que aventurarse a ir a su sexo... quería que sintiese todo el placer que él pudiese darle... pero aún con los guantes, no hizo presión ni nada al principio... mientras bajaba y subía por su espalda, su mano hizo que separase un tanto sus piernas para que pudiese tocarla a su antojo.
Era parecido a la pared pero diferente... dos de sus dedos empezaron a masajear esa zona, queriendo explorarla al máximo... su cuerpo casi quedó completamente al suyo... y su boca al lado de su oído, su lengua jugó con su lóbulo para mordisqueárselo después, uno de sus dedos se adentró dentro de ella mientras el otro seguía acariciando ese punto en especial que podía llevarla a la locura, empezó lento, pero aquel dedo en su interior entró con tanta facilidad que aceleró el ritmo.
Su propio sexo, excitado... lo rozaba contra su trasero, mientras no paraba de darle placer... apoyó su mentón en su hombro con la boca entreabierta de nuevo... no paraba de moverse de ninguna manera, solo quería hacerla gemir.
-Y luego tendremos que probarte, no me voy a quedar con las ganas...-besó su mejilla pasando la lengua por ésta después.
Su sensual boca, quedó entreabierta para que la joven pudiese hacer lo que desease con ella, sentía como golpeaba su aliento caliente y penetrante, queriendo aún más... y eso que decían que la sangre pura una vez que la probabas te volvías adictivo... esto era mucho peor, era una adicción en toda regla y no sabía la de tiempo que nadie conseguía hacerle sentir algo así.
Se recostó observando su magnífico cuerpo, el de una mujer... no como años atrás que era más el de una jovencita, apoyó ambas manos sobre sus torneadas piernas... las cuales masajeó con una suavidad pero mezclado con aquella necesidad que crecía a cada segundo más y más. Subiendo y bajando, sintiendo aquella suavidad y calor tras su guante blanco... por muy difícil que resultase creer odiaba a aquella prenda ya que podía tocar directamente aquella piel que tanto le gustaría ahora mismo recorrer por entero y no tardaría en hacerlo... sus ojos se clavaron en ella, perdiéndose en cada beso y atenciones...terminando por sentir aquella deseable presión sobre su cuerpo...
-Nunca me lo habían dicho con esa voz tan ronroneante, gatita...-cerró los ojos dejando escapar un sonido de lo más varonil, un gemido ahogado en una risita cuando notó como se apartaba de él, niña mala... eso no se hacía, tendría que castigarla por ello, le tenía que hacer tantas cosas... abrió los ojos y al verla a los pies de la cama señalarse así misma y aquella maldita prenda... que como se le cruzase, se lo iba a arrancar de un tirón
Una breve sonrisita cruzó su rostro, caminando a gatas por la cama, como un verdadero felino, se detuvo en el borde, de rodillas... llegaba perfectamente a tocarla, pasó su dedo índice por su vientre muy despacio, rozando el corsé...jugueteando con ella un poco, quería probarla de una vez y si era de pie, lo sería... ya le daba igual...
Justo, dejó apoyado el dedo entre sus pechos desnudos , levantando la mano como que se ofrecía voluntario... pero no iba a ser todo lo delicado que le gustaría, la acercó a él tomándola un tanto del corsé, estaba justo a la altura perfecta para volver a pasar su lengua por uno de sus pechos, iba a hacerlo de forma desesperante para terminar por lo que estaba pasando por su cabeza, su boca volvió a saborear aquel pecho firme y suave, notando como de nuevo, aquel pezón se endurecía en su boca... su mano levantada la atrajo hacia sí por la cintura, empezando a masajear su trasero... pero no lo tocaba, solo tenía contacto con ella su lengua... la miraba a los ojos mientras picoteaba y succionaba el pecho, dejando un rastro un tanto sonrojado por la presión... lo soltó para dirigirse al otro pero... no llegó a hacer lo mismo, si no dar un beso a dicho pezón y hacerla girar para que le diese la espalda...
Su mano hábil empezó a terminar de desabrochar aquellas cuerdas que la ataban, la presión de aquella prenda, poco a poco la abandonaría, así fue... como sus dos manos volvieron a masajear sus pechos, el corsé lo terminó arrojando al suelo... pero de una forma diferente, con los dientes, se lo quitó de un movimiento y aquella castaña cascada tapaba la hermosa espalda de la jovencita...
Disfrutaba demasiado de la sensación de aquello pero quería más... y lo tendría, una de sus manos, apartó el cabello dejándolo caer a un lado , dejando apoyado todo el peso en uno de sus hombros...sonrió pícaro antes de que su boca empezase a besar y a lamer su espalda... su otra mano seguía masajeando uno de sus pechos, mientras la otra bordeaba su cintura con suavidad...solo con la yema de los dedos, terminando por nada más y nada menos que aventurarse a ir a su sexo... quería que sintiese todo el placer que él pudiese darle... pero aún con los guantes, no hizo presión ni nada al principio... mientras bajaba y subía por su espalda, su mano hizo que separase un tanto sus piernas para que pudiese tocarla a su antojo.
Era parecido a la pared pero diferente... dos de sus dedos empezaron a masajear esa zona, queriendo explorarla al máximo... su cuerpo casi quedó completamente al suyo... y su boca al lado de su oído, su lengua jugó con su lóbulo para mordisqueárselo después, uno de sus dedos se adentró dentro de ella mientras el otro seguía acariciando ese punto en especial que podía llevarla a la locura, empezó lento, pero aquel dedo en su interior entró con tanta facilidad que aceleró el ritmo.
Su propio sexo, excitado... lo rozaba contra su trasero, mientras no paraba de darle placer... apoyó su mentón en su hombro con la boca entreabierta de nuevo... no paraba de moverse de ninguna manera, solo quería hacerla gemir.
-Y luego tendremos que probarte, no me voy a quedar con las ganas...-besó su mejilla pasando la lengua por ésta después.
Alvaro Santillana- Gitano
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Re: ~* Mansión Santillana *~
-Ah… ¿debo suponer entonces, señor mío, que recibís con frecuencia este tipo de concesiones verbales? – le pregunto Antha haciendo referencia al alago que le había ofrecido con un tono que se dividía entre burlón y arrogante– bueno, al menos puedo llevarme el crédito sobre mi disposición para el “ronroneo” – continuó mientras él le ofrecía una magnifica vista de los músculos de su cuerpo desnudo en acción al gatear por la cama.
Una risita juguetona emergió de sus labios al sentirse atraída, irónicamente por la prenda que había solicitado fuera retirada y que aún llevaba puesta, para luego volver a ser abordada y mimada. Sus senos se sensibilizaban más y más con cada nuevo rose, beso y succión, lanzando oleadas de necesidad y deseo que le recorrían entera.
Levantó ligeramente una de las cejas al sentir el alivio de verse libre de la molesta presión del corsé y no pudo evitar sentirse sorprendida por la delicadeza y sensualidad con que Álvaro acomodó estratégicamente su cabello para después dedicar un poco de su atención sobre la piel de la espalda, sin descuidar, por supuesto, lo turgentes senos los cuales respondían con beneplácito a cada una de las caricias ofrecidas.
Con la respiración y el latido acelerados Antha percibió como una de aquellas manos enguantadas cambia de rumbo, dirigiéndose hacia el sur de su cuerpo. Una increíble sensación de necesidad se apodero de ella y estuvo bastante cerca de rogarle por un toque más exigente pero en lugar de hacerlo se mordió los labios en un intento de controlarse y darle a él la oportunidad de demostrar su punto…. Y fue una muy acertada decisión, pues segundos después la penetro con uno de sus dedos mientras la fría sensación de su lengua en el oído lanzaba escalofríos por todo el cuerpo de la joven.
Un suspiro, seguido de un jadeo corto y luego otro más largo… este hombre sabia utilizar las manos tan bien como los labios, eso era indudable, y a medida que aumentaba la intensidad de sus caricias el corazón de Antha aceleraba el ritmo y su cuerpo exigía una liberación la cual, si continuaban de esta manera, sería inevitable.
Emitió un gemido profundo al escucharle. El debía sentir tan bien como ella cual era el nivel de excitación dada la suavidad con que aquel dedillo podía desplazarse en su interior y ella, a su vez, tenía una percepción bastante clara de la excitación de él.
A pesar de no haber ingerido ni una gota de licor durante ese día, se sentía a sí misma un poco perdida, como ebria, sin odiosas inhibiciones que le impidieran sacarle el máximo de provecho a la situación. Tal vez fuera por esto que osadamente dirigió una mano sobre la de él, aquella que le estaba brindando tanto placer, para acompañarla en sus movimientos y urgirla a presionar con un poco más de fuerza.
-No tendrás que quedarte con las ganas de nada – contesto jadeante mientras apartaba las manos de él de su cuerpo y se giraba para enfrentarle – así como yo tampoco me negare nada que desee – continuó mirándole fijamente a los ojos para a continuación besarlo con desesperación.
-Gracias por complacerme… ah resultado muy… educativo con respecto a lo que algunas texturas pueden ocasionar, pero ahora mismo deseo sentirte a ti – en medio de movimientos suaves y pausados se arrodilló en el suelo quedando a una altura que le daba una hermosa perspectiva de lo que disfrutaría más tarde.
Lamiéndose los labios retiró lentamente cada uno de los guantes que él aún calzaba –veamos… ahora si podemos negociar en igualdad – bromeó mientras le miraba lujuriosa – y ya que estoy aquí… - continuó sosteniendo el erguido y latente miembro en su mano mientras la pasaba lentamente de arriba abajo – creo que empecé algo hace unos minutos...– y diciendo esto le ofreció un rápido lengüetazo en la punta para luego succionar con decadencia aquella magnifica pieza de arte.
Una risita juguetona emergió de sus labios al sentirse atraída, irónicamente por la prenda que había solicitado fuera retirada y que aún llevaba puesta, para luego volver a ser abordada y mimada. Sus senos se sensibilizaban más y más con cada nuevo rose, beso y succión, lanzando oleadas de necesidad y deseo que le recorrían entera.
Levantó ligeramente una de las cejas al sentir el alivio de verse libre de la molesta presión del corsé y no pudo evitar sentirse sorprendida por la delicadeza y sensualidad con que Álvaro acomodó estratégicamente su cabello para después dedicar un poco de su atención sobre la piel de la espalda, sin descuidar, por supuesto, lo turgentes senos los cuales respondían con beneplácito a cada una de las caricias ofrecidas.
Con la respiración y el latido acelerados Antha percibió como una de aquellas manos enguantadas cambia de rumbo, dirigiéndose hacia el sur de su cuerpo. Una increíble sensación de necesidad se apodero de ella y estuvo bastante cerca de rogarle por un toque más exigente pero en lugar de hacerlo se mordió los labios en un intento de controlarse y darle a él la oportunidad de demostrar su punto…. Y fue una muy acertada decisión, pues segundos después la penetro con uno de sus dedos mientras la fría sensación de su lengua en el oído lanzaba escalofríos por todo el cuerpo de la joven.
Un suspiro, seguido de un jadeo corto y luego otro más largo… este hombre sabia utilizar las manos tan bien como los labios, eso era indudable, y a medida que aumentaba la intensidad de sus caricias el corazón de Antha aceleraba el ritmo y su cuerpo exigía una liberación la cual, si continuaban de esta manera, sería inevitable.
Emitió un gemido profundo al escucharle. El debía sentir tan bien como ella cual era el nivel de excitación dada la suavidad con que aquel dedillo podía desplazarse en su interior y ella, a su vez, tenía una percepción bastante clara de la excitación de él.
A pesar de no haber ingerido ni una gota de licor durante ese día, se sentía a sí misma un poco perdida, como ebria, sin odiosas inhibiciones que le impidieran sacarle el máximo de provecho a la situación. Tal vez fuera por esto que osadamente dirigió una mano sobre la de él, aquella que le estaba brindando tanto placer, para acompañarla en sus movimientos y urgirla a presionar con un poco más de fuerza.
-No tendrás que quedarte con las ganas de nada – contesto jadeante mientras apartaba las manos de él de su cuerpo y se giraba para enfrentarle – así como yo tampoco me negare nada que desee – continuó mirándole fijamente a los ojos para a continuación besarlo con desesperación.
-Gracias por complacerme… ah resultado muy… educativo con respecto a lo que algunas texturas pueden ocasionar, pero ahora mismo deseo sentirte a ti – en medio de movimientos suaves y pausados se arrodilló en el suelo quedando a una altura que le daba una hermosa perspectiva de lo que disfrutaría más tarde.
Lamiéndose los labios retiró lentamente cada uno de los guantes que él aún calzaba –veamos… ahora si podemos negociar en igualdad – bromeó mientras le miraba lujuriosa – y ya que estoy aquí… - continuó sosteniendo el erguido y latente miembro en su mano mientras la pasaba lentamente de arriba abajo – creo que empecé algo hace unos minutos...– y diciendo esto le ofreció un rápido lengüetazo en la punta para luego succionar con decadencia aquella magnifica pieza de arte.
Antha Feuer- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
Maldición, volvía a hacerlo, le apartaba cuando empezaba a hacerla enloquecer... y notar que ya no la tocaba le hacía incluso gruñir por lo bajo, frunciendo el ceño en un total desacuerdo, no podía hacerle eso cuando ahora solo quería disfrutar por entero de ella, también que le hiciese cosas e inventase otras mil. Aquella manía de querer ella llevar el control le hacía finalmente reír divertido observarla con curiosidad, porque estaba claro que siempre llegaba a sorprenderla.
Devolvió su beso , con fuego... con aún más pasión de la que se podía dudar que podía llegar haber más, y volvió a hacerlo... se fue despegando de él, Álvaro frunció un tanto el ceño, ya empezaba a desesperarle que no pudiese hacer ni un tanto de lo que quería.
-¿Me estás castigando? porque como sigas así puede que tu juego se vuelva contra a ti. Estás tentando y más ...jugando, de nuevo te escapas de mi alcance...pero me gusta lo que veo, ahora sí que eres una gatita...-
Él mismo se relamió observando con todo detalle, la bonita figura de la joven... y tuvo que hacerlo, tomó su miembro al cual dedicó unas cuantas caricias para terminar por lamerlo, incitado por sus palabras dejó escapar un suave gemido, entrecerrando los ojos...su succión le hizo apretar los dientes, dejando escapar un suave gemido después... su mano, la llevó hasta su cabeza, acariciando sus cabellos y haciendo un tanto de presión para que no se detuviera en sus movimientos, se dejó vencer casi en la cama, sosteniéndose con una sola mano y observando como su boca la llevaba a la locura...
-Te estás portando muy mal..gatita-ronroneó con suavidad a medida que notaba como aquella parte en especial proclamaba más atenciones por su parte... los jadeos y gemidos iban llenando la habitación, quería que siguiese, pero a su justa medida, se controlaba bien y no iba a llegar antes de tiempo, además aún quedaba mucho por ver.
-Me está entrando mucha hambre de golpe-podía observar como aquel hermoso cuerpo se movía... con gracia, con sensualidad volviéndole loco.. y él no podía hacer otra cosa que acariciar su cabello, volviendo a inclinarse y acariciar toda su espalda hasta donde llegase... no podía disfrutarla por entero puesto que ella le estaba empezando a desesperar.- Bien... quiero que te levantes ahora mismo..-la tomó de la barbilla, observando el deseo en aquellos ojos azules...él mismo la atrajo de nuevo hacia sí, echándola sobre él y dedicándole de nuevo un beso de lo más apasionado.
La hizo girar de nuevo él quedando encima, no dejó caer todo el peso de su cuerpo, simplemente quería rozarla y quería él devorarla...sus labios bajaron por todo su cuerpo, lentamente... hasta hacer un camino de besos y lamidas por todo su pecho, su vientre lo fue adornando con lo mismo dejando algún que otro gemido, pero él ya tenía en mente lo que iba a hacer... sus dos manos masajeaban sus piernas haciendo que se abriesen... como estaba cerca de aquella parte en especial,apoyó las piernas de la chica sobre sus propios hombros terminando por bajar del todo.
Allí estaba y su sonrisita no tardó en salir a flote, sabía que lo deseaba y él más... antes de nada, la miró a los ojos y a medida que lo hacía, su lengua dio un entero lenguetazo a su sexo, lo frío de su tacto y lo caliente de ella hacían una mezcla única, era el comienzo puesto que ahora esa lengua traviesa empezó a saborearla, a no parar de lamerla por entero, devorando aquella parte para que ella sintiese cuanto la deseaba, una de sus manos la estimuló de nuevo acariciando sus pechos y sí, él seguía lamiendo sin fin.
Devolvió su beso , con fuego... con aún más pasión de la que se podía dudar que podía llegar haber más, y volvió a hacerlo... se fue despegando de él, Álvaro frunció un tanto el ceño, ya empezaba a desesperarle que no pudiese hacer ni un tanto de lo que quería.
-¿Me estás castigando? porque como sigas así puede que tu juego se vuelva contra a ti. Estás tentando y más ...jugando, de nuevo te escapas de mi alcance...pero me gusta lo que veo, ahora sí que eres una gatita...-
Él mismo se relamió observando con todo detalle, la bonita figura de la joven... y tuvo que hacerlo, tomó su miembro al cual dedicó unas cuantas caricias para terminar por lamerlo, incitado por sus palabras dejó escapar un suave gemido, entrecerrando los ojos...su succión le hizo apretar los dientes, dejando escapar un suave gemido después... su mano, la llevó hasta su cabeza, acariciando sus cabellos y haciendo un tanto de presión para que no se detuviera en sus movimientos, se dejó vencer casi en la cama, sosteniéndose con una sola mano y observando como su boca la llevaba a la locura...
-Te estás portando muy mal..gatita-ronroneó con suavidad a medida que notaba como aquella parte en especial proclamaba más atenciones por su parte... los jadeos y gemidos iban llenando la habitación, quería que siguiese, pero a su justa medida, se controlaba bien y no iba a llegar antes de tiempo, además aún quedaba mucho por ver.
-Me está entrando mucha hambre de golpe-podía observar como aquel hermoso cuerpo se movía... con gracia, con sensualidad volviéndole loco.. y él no podía hacer otra cosa que acariciar su cabello, volviendo a inclinarse y acariciar toda su espalda hasta donde llegase... no podía disfrutarla por entero puesto que ella le estaba empezando a desesperar.- Bien... quiero que te levantes ahora mismo..-la tomó de la barbilla, observando el deseo en aquellos ojos azules...él mismo la atrajo de nuevo hacia sí, echándola sobre él y dedicándole de nuevo un beso de lo más apasionado.
La hizo girar de nuevo él quedando encima, no dejó caer todo el peso de su cuerpo, simplemente quería rozarla y quería él devorarla...sus labios bajaron por todo su cuerpo, lentamente... hasta hacer un camino de besos y lamidas por todo su pecho, su vientre lo fue adornando con lo mismo dejando algún que otro gemido, pero él ya tenía en mente lo que iba a hacer... sus dos manos masajeaban sus piernas haciendo que se abriesen... como estaba cerca de aquella parte en especial,apoyó las piernas de la chica sobre sus propios hombros terminando por bajar del todo.
Allí estaba y su sonrisita no tardó en salir a flote, sabía que lo deseaba y él más... antes de nada, la miró a los ojos y a medida que lo hacía, su lengua dio un entero lenguetazo a su sexo, lo frío de su tacto y lo caliente de ella hacían una mezcla única, era el comienzo puesto que ahora esa lengua traviesa empezó a saborearla, a no parar de lamerla por entero, devorando aquella parte para que ella sintiese cuanto la deseaba, una de sus manos la estimuló de nuevo acariciando sus pechos y sí, él seguía lamiendo sin fin.
Alvaro Santillana- Gitano
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Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
Le lanzó una mirada un tanto incrédula al escuchar el tono autoritario de su frase pero antes de poder replicar él la atrajo hacia sí y acalló sus replicas con otro apasionado beso. Al parecer había un pequeño choque de temperamentos entre los dos, pero esto solo hacía que la situación fuese más y más interesante.
Una sonrisa pícara se extendió por el rostro de la joven quien permitió que él ubicara sus piernas a su antojo – ¿Hambre, eh? – le pregunto socarrona – si quieres puedo ir a buscar algo de comida a la cocina…– su intención era hacer el amague de levantarse y alejarse una vez más… un plan sin éxito pues en ese momento el la tomo en la boca haciéndola olvidar la cruel broma que planteaba hacerle.
Arqueando la espalda hacia atrás no tuvo más remedio que rendirse ante sus caricias, las cuales le torturaban de manera implacable. Podía sentir aquella lengua fría recorriéndola y acosándola, haciéndola estremecer mas allá de lo que en realidad había pensado permitirle pero sin conseguir la suficiente fuerza de voluntad como para hacerle detenerse.
No tenía idea de que algunos “juegos” previos fuesen tan interesantes con él, la primera y única vez que estuvieron juntos ella era muy inexperta en el arte del amor y por lo tanto muy sumisa y un tanto rígida con respecto a lo que podía solicitar o hacer. Pero ahora era diferente, y hoy en especial tenía muy claro que era lo que quería, que era lo que esperaba y en que definitivamente no se involucraría… disfrutaría de este magnífico hombre durante toda la noche; daría y pediría y en la mañana no sentiría remordimiento alguno.
Con la respiración acelerada, y en medio de murmullos de placer, soportó cada acometida hasta que, finalmente, aferrándose con fuerza del edredón y llevando la cabeza hacia tras lanzo un gritillo mientras su cuerpo alcanzaba el clímax en medio de convulsionadas olas de placer.
Le tomo algunos segundos recomponerse tras las intensas sensaciones que recorrían su cuerpo. Soltando el edredón recorrió su propio cuerpo con las manos haciendo un alto en sus pechos y luego bajando hasta alcanzar la cara de Álvaro – Ven aquí - solicitó con la respiración entrecortada y halándolo suavemente, atrayéndolo sobre si misma mientras lo recibía con las piernas abiertas de par en par –Te quiero dentro de mí – le susurró una vez estuvo su oído al alcance de su boca.
Una sonrisa pícara se extendió por el rostro de la joven quien permitió que él ubicara sus piernas a su antojo – ¿Hambre, eh? – le pregunto socarrona – si quieres puedo ir a buscar algo de comida a la cocina…– su intención era hacer el amague de levantarse y alejarse una vez más… un plan sin éxito pues en ese momento el la tomo en la boca haciéndola olvidar la cruel broma que planteaba hacerle.
Arqueando la espalda hacia atrás no tuvo más remedio que rendirse ante sus caricias, las cuales le torturaban de manera implacable. Podía sentir aquella lengua fría recorriéndola y acosándola, haciéndola estremecer mas allá de lo que en realidad había pensado permitirle pero sin conseguir la suficiente fuerza de voluntad como para hacerle detenerse.
No tenía idea de que algunos “juegos” previos fuesen tan interesantes con él, la primera y única vez que estuvieron juntos ella era muy inexperta en el arte del amor y por lo tanto muy sumisa y un tanto rígida con respecto a lo que podía solicitar o hacer. Pero ahora era diferente, y hoy en especial tenía muy claro que era lo que quería, que era lo que esperaba y en que definitivamente no se involucraría… disfrutaría de este magnífico hombre durante toda la noche; daría y pediría y en la mañana no sentiría remordimiento alguno.
Con la respiración acelerada, y en medio de murmullos de placer, soportó cada acometida hasta que, finalmente, aferrándose con fuerza del edredón y llevando la cabeza hacia tras lanzo un gritillo mientras su cuerpo alcanzaba el clímax en medio de convulsionadas olas de placer.
Le tomo algunos segundos recomponerse tras las intensas sensaciones que recorrían su cuerpo. Soltando el edredón recorrió su propio cuerpo con las manos haciendo un alto en sus pechos y luego bajando hasta alcanzar la cara de Álvaro – Ven aquí - solicitó con la respiración entrecortada y halándolo suavemente, atrayéndolo sobre si misma mientras lo recibía con las piernas abiertas de par en par –Te quiero dentro de mí – le susurró una vez estuvo su oído al alcance de su boca.
Antha Feuer- Humano Clase Media
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Re: ~* Mansión Santillana *~
Fue sublime las sensaciones que podía despertar en aquella mujer , la cual, no tardó en llegar a un intenso climax, lo que él aprovechó para alargarlo todo lo que pudo y más, aumentando aquel ritmo y sin despegar sus ojos de ella, pudo ver aquella expresión , siendo el culpable de lo que estaba sintiendo. Era preciosa... volvia a provocarle cuando se tomó de los pechos y lo invitó a ir hacia ella, abrió más las piernas y eso le hizo relamerse, tomando cualquier flujo que había salido de aquel sexo tan maravilloso, a su petición no pudo otra cosa que sonreír.
A medida que iba subiendo , dejaba besos por su recorrido, su vientre, sus costados y algún que otro en cada pecho, lamiendo después... entre ellos, poco a poco se fue acomodando en ella, pero su mano derecha tomó una de sus piernas para flexionarla y dedicarle las más suaves de las caricias, quería hacerla desesperar un poquito.
-Así que... me quieres dentro de ti...-se mordisqueó los labios, a medida que se iba recreando en las caricias de sus piernas, movió un tanto las caderas para hacer presión en ambos sexos y que así se rozasen irremediablemente. La presión fue justa y necesaria pero ya había esperado demasiado y no se hizo de rogar, entró en ella de manera suave pero con determinación... de forma suave pero deseosa, haciendo salir de su boca un suave gemido al notar la cálida sensación y perfecta que sentía ahora mismo, y buscó su boca, dedicándole de nuevo un beso lleno de lujuria, desesperante... jugando con sus labios, mordisqueando éstos y buscando su lengua... a la vez que iba retomando un ritmo preciso, incesante y que no se podía decir que era especialmente lento...
Ronroneó entre besos... tomando parte de sus piernas,masajeándolas con deseo entre sus manos... sonriendo entre besos y sintiendo aquella calidez del cuerpo ajeno, a medida que se movía hacía que las piernas de la chica se flexionaran para terminar de profundizar en aquello smovimientos que no hacían otra cosa que seguramente llevarla a la locura...y entre esos jadeos, susurró su nombre... se estaba volviendo loco y como decía su raza, por una simple humana...
El peso de él era perfecto, al igual que se acopló en ella, le gustaba oírla gemir, pedirle más y él seguramente se lo daba todo...
Cogió aire desviando los labios hacia aquel cuello terso y firme... besándolo, lamiéndolo y sintiendo como sus caderas no paraban, seguían y seguían moviéndose a un ritmo atronador, no aminoraba quería que volviese a llegar con el al climax, porque como ya se dijo antes era empezar... aquel aliento frío envolvió su cuello, tapándolo con húmedos besos, caricias...estaba volviéndose loco, totalmente...
-Y ...¿qué más quieres, eh? -sonrió entre besos, incitándola a hacerle cumplir lo que ella pidiese.
A medida que iba subiendo , dejaba besos por su recorrido, su vientre, sus costados y algún que otro en cada pecho, lamiendo después... entre ellos, poco a poco se fue acomodando en ella, pero su mano derecha tomó una de sus piernas para flexionarla y dedicarle las más suaves de las caricias, quería hacerla desesperar un poquito.
-Así que... me quieres dentro de ti...-se mordisqueó los labios, a medida que se iba recreando en las caricias de sus piernas, movió un tanto las caderas para hacer presión en ambos sexos y que así se rozasen irremediablemente. La presión fue justa y necesaria pero ya había esperado demasiado y no se hizo de rogar, entró en ella de manera suave pero con determinación... de forma suave pero deseosa, haciendo salir de su boca un suave gemido al notar la cálida sensación y perfecta que sentía ahora mismo, y buscó su boca, dedicándole de nuevo un beso lleno de lujuria, desesperante... jugando con sus labios, mordisqueando éstos y buscando su lengua... a la vez que iba retomando un ritmo preciso, incesante y que no se podía decir que era especialmente lento...
Ronroneó entre besos... tomando parte de sus piernas,masajeándolas con deseo entre sus manos... sonriendo entre besos y sintiendo aquella calidez del cuerpo ajeno, a medida que se movía hacía que las piernas de la chica se flexionaran para terminar de profundizar en aquello smovimientos que no hacían otra cosa que seguramente llevarla a la locura...y entre esos jadeos, susurró su nombre... se estaba volviendo loco y como decía su raza, por una simple humana...
El peso de él era perfecto, al igual que se acopló en ella, le gustaba oírla gemir, pedirle más y él seguramente se lo daba todo...
Cogió aire desviando los labios hacia aquel cuello terso y firme... besándolo, lamiéndolo y sintiendo como sus caderas no paraban, seguían y seguían moviéndose a un ritmo atronador, no aminoraba quería que volviese a llegar con el al climax, porque como ya se dijo antes era empezar... aquel aliento frío envolvió su cuello, tapándolo con húmedos besos, caricias...estaba volviéndose loco, totalmente...
-Y ...¿qué más quieres, eh? -sonrió entre besos, incitándola a hacerle cumplir lo que ella pidiese.
Alvaro Santillana- Gitano
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Re: ~* Mansión Santillana *~
El corazón de la joven latía con desenfreno, en parte por el orgasmo que acababa de concluir, y en parte por el erótico recorrido de los húmedos besos que Álvaro depositaba con prestancia s obre su enardecido cuerpo. Parecía imposible que a estas alturas todo él permaneciera igual de frío que al principio, y si tan solo su mente no estuviese tan concentrada en otras faenas, definitivamente habría tachado de insólito el hecho… desafortunadamente en ese preciso momento solo ejercía en función de una cosa: la magnifica sexcapada que estaba viviendo.
Reteniendo el aire esperó la acometida cuando le flexiono una de las piernas pero al parecer él tenía otros planes inmediatos. El escuchar sus propias palabras en sus labios la calentó aun más, si es que eso era posible, y el sentir la cadente fricción entre los sexos le hizo que gemir teniendo que morderse los labios para evitar rogarle que la poseyera.
No tuvo que esperar demasiado antes de sentir aquel miembro hinchado y erecto irrumpir en su interior con absoluta resolución, desplegándola y dilatándola. La suavidad con la que Álvaro la penetro la inundo con un momentáneo sentimiento de ternura. Era otro gesto más que la hacía sentirse de alguna manera protegida.
Ella recibió sus labios, devolviendo pasión con pasión mientras sus caderas se ondulaban acrecentando las sensaciones y su garganta gemía al compas de los movimientos de su cuerpo. – Me encanta oírte gemir… me excita! – confesó antes de morder con un poco de fuerza el labio inferior de él.
No pudo continuar con sus “declaraciones” pues una vez iniciaron las embestidas no pudo darse el lujo de desperdiciar el aire que entraba en sus pulmones. Diablos, esto era el cielo. Le sentía entrar profundamente dentro de sí, desplazándose con suavidad y rapidez gracias a su propia lujuria, para luego retirarse y volver a llenarla; y cuando le hizo flexionar las dos piernas entro aún más profundo mientras de los labios de Antha escapan jadeos entrecortados que acompañaba cada acometida.
Y de pronto ocurrió que entre los jadeos del hombre reconoció una palabra: su nombre. Seguramente que la pura emoción la habría hecho venirse de nuevo pero su cuerpo se contuvo con éxito, al menos de manera momentánea.
Siempre se había preguntado como existían mujeres que sin necesitar el dinero dedicaban su vida al degradante acto del sexo indiscriminado, pero ahora, con las piernas abiertas de par en par y el esplendido hombre que reposaba entre ellas, no le costó creer que podría acostumbrase siempre y cuando la promesa fuese que la llevaran a la locura de la misma manera una y otra vez.
Antha giró su cabeza, permitiéndole un acceso ilimitado a su cuello y enredando en el proceso el cabello desperdigado sobre la cama. Sus piernas se enredaron alrededor de él y sus manos recorrieron su espalda con vida propia, dejando un camino ligeramente marcado con cada una de sus uñas.
Se encontraba nuevamente en el límite de su resistencia cuando el inquirió de nuevo y esa, al aparecer sencilla pregunta, fue demasiado. Enterrándole las uñas en la espalda y presionando con sus piernas las caderas de él hacia su centro estalló en un orgasmo más intenso que el anterior. Trató de permanecer inmóvil, con el cuerpo sudado y tembloroso, mientras los últimos espasmos comprimían el miembro enterrado profundamente en su interior.
-¿Que más quiero? – Repitió cuando pudo controlar nuevamente su respiración -Te quiero a ti. Quiero que me complazcas, aún no estoy saciada… y quiero complacerte… quiero escucharte decir mi nombre otra vez y otra vez…– sus manos recorrían con avidez el torso desnudo, recorriendo los marcados músculos para luego deslizarse hacia su trasero y pellizcarlo con suavidad.
Apoyando las dos manos sobre su pecho le empujo para retirarlo de encima. En el proceso consiguió que él se deslizara fuera de su cuerpo (aún erguido, aún anhelante). Luego continuó empujando y presionando con suavidad pero insistentemente hasta que lo tuvo acostado boca arriba en la cama.
Posó las uñas sobre la rodilla de la pierna izquierda de él y luego inició un ascenso lento, apenas arañando la piel, sin lastimar pero consiguiendo la fricción precisa que precede al dolor, pasando por su muslo y deslizándose por la parte interna de este hasta llegar a su entrepierna, donde se tomó algunos segundo, acunándolo y presionándolo con suavidad entre su mano antes de deslizarla sobre la rigidez de su miembro –…Quiero verte retorcer de placer…-
Las palabras suelen ser un arma de doble filo como bien lo comprobó Antha, pues no bien termino de pronunciar la última frase su propio cuerpo reaccionó de una manera imprevista obligándola a llevar su propia mano a su sexo y presionarlo con fuerza en un intento de calmar el fuego que le quemaba. Soltó un jadeo al sentir su propia humedad. Se encontraba hinchada, caliente y dispuesta.
-No es justo! –boqueó – Mira lo que has hecho… mira como me has puesto – le inculpo aunque en su mirada no reflejaba más que lujuria. Gateando se subió sobre el cuerpo masculino, recorriéndolo con la lengua hasta la altura de la barbilla – Te voy a hacer pagar, lo sabes ¿verdad? – le susurro una milésima de segundo antes de empalarse a sí misma, gimiendo tan fuerte que debió despertar a todos los sirvientes de la mansión, suponiendo que hubiesen.
-Eres perfecto – articuló antes de empezar a cabalgarlo, primero lento y pausado, permitiéndoles sentir perfectamente la anatomía del otro, luego más rápido y más rápido, apoyando las manos en el firme abdomen de él para ayudar a dar impulso a sus caderas mientras sus senos se movían libres al ritmo del galope que ella misma había impuesto .
Reteniendo el aire esperó la acometida cuando le flexiono una de las piernas pero al parecer él tenía otros planes inmediatos. El escuchar sus propias palabras en sus labios la calentó aun más, si es que eso era posible, y el sentir la cadente fricción entre los sexos le hizo que gemir teniendo que morderse los labios para evitar rogarle que la poseyera.
No tuvo que esperar demasiado antes de sentir aquel miembro hinchado y erecto irrumpir en su interior con absoluta resolución, desplegándola y dilatándola. La suavidad con la que Álvaro la penetro la inundo con un momentáneo sentimiento de ternura. Era otro gesto más que la hacía sentirse de alguna manera protegida.
Ella recibió sus labios, devolviendo pasión con pasión mientras sus caderas se ondulaban acrecentando las sensaciones y su garganta gemía al compas de los movimientos de su cuerpo. – Me encanta oírte gemir… me excita! – confesó antes de morder con un poco de fuerza el labio inferior de él.
No pudo continuar con sus “declaraciones” pues una vez iniciaron las embestidas no pudo darse el lujo de desperdiciar el aire que entraba en sus pulmones. Diablos, esto era el cielo. Le sentía entrar profundamente dentro de sí, desplazándose con suavidad y rapidez gracias a su propia lujuria, para luego retirarse y volver a llenarla; y cuando le hizo flexionar las dos piernas entro aún más profundo mientras de los labios de Antha escapan jadeos entrecortados que acompañaba cada acometida.
Y de pronto ocurrió que entre los jadeos del hombre reconoció una palabra: su nombre. Seguramente que la pura emoción la habría hecho venirse de nuevo pero su cuerpo se contuvo con éxito, al menos de manera momentánea.
Siempre se había preguntado como existían mujeres que sin necesitar el dinero dedicaban su vida al degradante acto del sexo indiscriminado, pero ahora, con las piernas abiertas de par en par y el esplendido hombre que reposaba entre ellas, no le costó creer que podría acostumbrase siempre y cuando la promesa fuese que la llevaran a la locura de la misma manera una y otra vez.
Antha giró su cabeza, permitiéndole un acceso ilimitado a su cuello y enredando en el proceso el cabello desperdigado sobre la cama. Sus piernas se enredaron alrededor de él y sus manos recorrieron su espalda con vida propia, dejando un camino ligeramente marcado con cada una de sus uñas.
Se encontraba nuevamente en el límite de su resistencia cuando el inquirió de nuevo y esa, al aparecer sencilla pregunta, fue demasiado. Enterrándole las uñas en la espalda y presionando con sus piernas las caderas de él hacia su centro estalló en un orgasmo más intenso que el anterior. Trató de permanecer inmóvil, con el cuerpo sudado y tembloroso, mientras los últimos espasmos comprimían el miembro enterrado profundamente en su interior.
-¿Que más quiero? – Repitió cuando pudo controlar nuevamente su respiración -Te quiero a ti. Quiero que me complazcas, aún no estoy saciada… y quiero complacerte… quiero escucharte decir mi nombre otra vez y otra vez…– sus manos recorrían con avidez el torso desnudo, recorriendo los marcados músculos para luego deslizarse hacia su trasero y pellizcarlo con suavidad.
Apoyando las dos manos sobre su pecho le empujo para retirarlo de encima. En el proceso consiguió que él se deslizara fuera de su cuerpo (aún erguido, aún anhelante). Luego continuó empujando y presionando con suavidad pero insistentemente hasta que lo tuvo acostado boca arriba en la cama.
Posó las uñas sobre la rodilla de la pierna izquierda de él y luego inició un ascenso lento, apenas arañando la piel, sin lastimar pero consiguiendo la fricción precisa que precede al dolor, pasando por su muslo y deslizándose por la parte interna de este hasta llegar a su entrepierna, donde se tomó algunos segundo, acunándolo y presionándolo con suavidad entre su mano antes de deslizarla sobre la rigidez de su miembro –…Quiero verte retorcer de placer…-
Las palabras suelen ser un arma de doble filo como bien lo comprobó Antha, pues no bien termino de pronunciar la última frase su propio cuerpo reaccionó de una manera imprevista obligándola a llevar su propia mano a su sexo y presionarlo con fuerza en un intento de calmar el fuego que le quemaba. Soltó un jadeo al sentir su propia humedad. Se encontraba hinchada, caliente y dispuesta.
-No es justo! –boqueó – Mira lo que has hecho… mira como me has puesto – le inculpo aunque en su mirada no reflejaba más que lujuria. Gateando se subió sobre el cuerpo masculino, recorriéndolo con la lengua hasta la altura de la barbilla – Te voy a hacer pagar, lo sabes ¿verdad? – le susurro una milésima de segundo antes de empalarse a sí misma, gimiendo tan fuerte que debió despertar a todos los sirvientes de la mansión, suponiendo que hubiesen.
-Eres perfecto – articuló antes de empezar a cabalgarlo, primero lento y pausado, permitiéndoles sentir perfectamente la anatomía del otro, luego más rápido y más rápido, apoyando las manos en el firme abdomen de él para ayudar a dar impulso a sus caderas mientras sus senos se movían libres al ritmo del galope que ella misma había impuesto .
Antha Feuer- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
Era delicioso probar su cuerpo, sentir como su corazón alborotado parecía que se le iba a salir del pecho, pero lo que más apetecible veía... era aquel calor, seguramente estuviera deliciosa, se podía controlar perfectamente bien y dio gracias porque con tales extremas sensaciones era imposible no probarla aunque fuese un poquito.
Aquel nuevo orgasmo le llenó de más energía para seguir, no podía parar...y aquellas reacciones de la chica...gimió con aún más fuerza para excitarla si podía más, le había oído las ganas que tenía de que siguiese complacerla y aquella risa fue ahogada por jadeos... también con aquel toque maestro que le daba de misterio... así que quería que la complaciese y aún no estaba saciada, perfecto porque él no dejaría que eso pasase, la llenaría y la saciaría hasta que él también lo estuviese .
La miró a los ojos, susurrando su nombre, una...otra y otra vez a la vez que terminó por alargarle aquel rico orgasmo que había tenido la joven, la cual parecía estar tramando algo y así fue, aquellas sospechas no tardaron en darse a la luz. Dejó escapar un gruñido de desacuerdo , no quería precisamente que lo apartase de ella ni mucho menos, quería seguir complaciéndola y así no iba a poder… bueno, eso era en teoría porque a Álvaro se le estaban ocurriendo por segundo una y otra mil malvades para terminar de volverla loca… se dejó hacer, para que hiciese lo que ahora mismo quisiera, ¿no iba a complacerla? Pues de momento harían lo que ella quisiese, seguro que él seguiría también siendo complacido y de qué forma, cerró los ojos cuando tomó su miembro, haciendo esa presión justa para arrancarle más de un jadeo… su mano, como no la llevó a los cabellos de ella, revolviéndoselos un tanto y haciendo que la mirase, no sin antes enredar sus dedos en aquella espesa melena castaña… observando cada reacción de la muchacha y es que eso, le excitaba incluso más que cualquier movimiento, cualquier caricia y beso.
Se relamió al verla acariciarse así misma, como su propia humedad y excitación era más que visible y eso solo consiguió de Álvaro querer volver a probarla, y se lo hizo saber porque él mismo llevó la mano libre a aquel lugar tan secreto, haciendo un tanto presión en esa zona que tanto placer podía darle… frotó un tanto aquel lugar para estimularla más si podía pero no tardó mucho en apartarlo, y…allí estaba, sobre él con aquel cuerpo perfecto… podía incluso hacerse pasar por una diosa, porque eso era ahora mismo lo que él veía, era preciosa… y aquella mano que antes acariciaba esa zona tan íntima, subió despacio por su vientre, terminando por acariciar su cintura… tomando uno de sus pechos y la otra mano en cambio masajeando su trasero redondeado y suave…
Aquel vaivén cada vez era más intenso y Álvaro no hacía otra cosa que gemir, aquella presión y unión de sus cuerpos era suficiente para hacerlo enloquecer, él mismo movía las caderas…quería que terminase de sentir el máximo placer pero… eso era tan solo el comienzo del suyo , la miraba a los ojos con la boca entreabierta pidiendo más… susurrando palabras incitadoras.
-Muévete preciosa… haz que no olvide esta noche, haz que me derrita en tu interior… OH vamos…-dejó escapar un grito al notar la presión que hacía sobre su miembro, no pudo más y se dedicó a moverla, su cintura la atrapó con aquellas manos de fuego y la movió aún más rápido, hasta quedar sentado frente a ella y formarse aquella sonrisa que se lo prometía todo y más , así fue, antes de que pudiese gemir siquiera, la besó con fuego con el mismo que con sus caderas se movía… él no tardaría en llegar, le faltaba muy poco pero no quería decir que se detuviese, mordisqueaba sus labios, la besaba incluso con furia pero con una necesidad digna de ello… entre besos tuvo que susurrárselo- Quiero llegar… pero contigo, otra vez… sé que lo disfrutas tanto como yo…-lamió sus labios haciendola bajar incluso de forma brusca para que sintiese toda su dureza.
Aquel nuevo orgasmo le llenó de más energía para seguir, no podía parar...y aquellas reacciones de la chica...gimió con aún más fuerza para excitarla si podía más, le había oído las ganas que tenía de que siguiese complacerla y aquella risa fue ahogada por jadeos... también con aquel toque maestro que le daba de misterio... así que quería que la complaciese y aún no estaba saciada, perfecto porque él no dejaría que eso pasase, la llenaría y la saciaría hasta que él también lo estuviese .
La miró a los ojos, susurrando su nombre, una...otra y otra vez a la vez que terminó por alargarle aquel rico orgasmo que había tenido la joven, la cual parecía estar tramando algo y así fue, aquellas sospechas no tardaron en darse a la luz. Dejó escapar un gruñido de desacuerdo , no quería precisamente que lo apartase de ella ni mucho menos, quería seguir complaciéndola y así no iba a poder… bueno, eso era en teoría porque a Álvaro se le estaban ocurriendo por segundo una y otra mil malvades para terminar de volverla loca… se dejó hacer, para que hiciese lo que ahora mismo quisiera, ¿no iba a complacerla? Pues de momento harían lo que ella quisiese, seguro que él seguiría también siendo complacido y de qué forma, cerró los ojos cuando tomó su miembro, haciendo esa presión justa para arrancarle más de un jadeo… su mano, como no la llevó a los cabellos de ella, revolviéndoselos un tanto y haciendo que la mirase, no sin antes enredar sus dedos en aquella espesa melena castaña… observando cada reacción de la muchacha y es que eso, le excitaba incluso más que cualquier movimiento, cualquier caricia y beso.
Se relamió al verla acariciarse así misma, como su propia humedad y excitación era más que visible y eso solo consiguió de Álvaro querer volver a probarla, y se lo hizo saber porque él mismo llevó la mano libre a aquel lugar tan secreto, haciendo un tanto presión en esa zona que tanto placer podía darle… frotó un tanto aquel lugar para estimularla más si podía pero no tardó mucho en apartarlo, y…allí estaba, sobre él con aquel cuerpo perfecto… podía incluso hacerse pasar por una diosa, porque eso era ahora mismo lo que él veía, era preciosa… y aquella mano que antes acariciaba esa zona tan íntima, subió despacio por su vientre, terminando por acariciar su cintura… tomando uno de sus pechos y la otra mano en cambio masajeando su trasero redondeado y suave…
Aquel vaivén cada vez era más intenso y Álvaro no hacía otra cosa que gemir, aquella presión y unión de sus cuerpos era suficiente para hacerlo enloquecer, él mismo movía las caderas…quería que terminase de sentir el máximo placer pero… eso era tan solo el comienzo del suyo , la miraba a los ojos con la boca entreabierta pidiendo más… susurrando palabras incitadoras.
-Muévete preciosa… haz que no olvide esta noche, haz que me derrita en tu interior… OH vamos…-dejó escapar un grito al notar la presión que hacía sobre su miembro, no pudo más y se dedicó a moverla, su cintura la atrapó con aquellas manos de fuego y la movió aún más rápido, hasta quedar sentado frente a ella y formarse aquella sonrisa que se lo prometía todo y más , así fue, antes de que pudiese gemir siquiera, la besó con fuego con el mismo que con sus caderas se movía… él no tardaría en llegar, le faltaba muy poco pero no quería decir que se detuviese, mordisqueaba sus labios, la besaba incluso con furia pero con una necesidad digna de ello… entre besos tuvo que susurrárselo- Quiero llegar… pero contigo, otra vez… sé que lo disfrutas tanto como yo…-lamió sus labios haciendola bajar incluso de forma brusca para que sintiese toda su dureza.
Alvaro Santillana- Gitano
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Re: ~* Mansión Santillana *~
Una de las cosas que más disfrutaba Antha era ese momento previo a las lluvias torrenciales, cuando la brisa toma velocidad y el roce del viento eriza la piel anunciando el inevitable desenlace. En ese justo instante siempre la inundaba una extraña sensación de paz y bienestar que desde niña había apreciado pero que nadie más comprendía.
Ahora, mientras su cuerpo se retorcía y chocaba contra la fresca piel de Álvaro experimentó algo similar. Se sentía en paz consigo misma; satisfaciéndose de manera poco egoísta pues, al mismo tiempo que tomaba, daba placer a su acompañante, y además no había molestia alguna por la temperatura de él o de la habitación, o de la iluminación o de la cama. Sobre todo se sentía satisfecha de ser dueña de su propio destino, de poder elegir que deseaba y tener, al mismo tiempo, las agallas de pedirlo. Por esa razón ahogó una risita burlona al escuchar el gruñido que él había lanzado hacia un rato, cuando ella lo había empujado para que se apartara y posicionara para poder montarlo.
Percibía las manos de él recorriéndola, estimulando sus senos y dejando un rastro tan fogoso como frío por donde pasaban; a la vez que escuchaba su voz, masculina y tentadora, mencionando su nombre, gimiendo, jadeando y susurrando algunas otras cosas que sabia le servirían de inspiración para algunas noches de soledad.
Un gritillo de satisfacción acompañó el emitido por él, perdiéndose entre risas y jadeos de placer que se acrecentaron cuando él la sostuvo por la cadera y aumentó la intensidad y velocidad de las embestidas. Antha podía ver y sentir la necesidad de liberación que emanaba de cada poro de su cuerpo, la misma necesidad que crecía en su interior como una avalancha de emociones contenida por un débil dique que cedería de un momento a otro.
Los cuerpos entrelazados en perfecta comunión se movían con ferocidad entre un enjambre de sonidos entremezclados que incluía el del choque de piel contra piel. Ella se aferró a los hombros de él y recibió con ahínco el beso fuerte y apasionado, lamiendo, presionando y mordiendo aquella pecaminosa boca que tanto goce le había dado.
-Oh si… - Fueron las únicas palabras que llegó a pronunciar, después de tan acertada petición y antes de que su cuerpo respondiera como si fuese poseído por alguna especie de hechizo que le hiciera reaccionar a cada palabra y cada toque que él le otorgaba.
Con los ojos apretados, la cabeza inclinada hacia atrás y las uñas fuertemente afianzadas en los hombros y espalda de Álvaro su cuerpo se libero por tercera vez durante la noche. Esta vez fue tan intenso que, en un intento de acallar el grito que se formaba en su garganta, mordió con más fuerza de la planeada su labio inferior y consiguió abrirse una herida de la cual empezó a fluir un hilillo rojo y brillante del cual fue completamente ignorante.
En medio de los espasmos que la recorrían, y ayudándose del apoyo que tenía en el cuerpo de él, continuó empalándose con fuerza y velocidad decidida a conseguir “derretirlo”, tal cual lo había pedido, mientras sus labios, ahora ligeramente ensangrentados, buscaban golosos nuevamente su boca.
Ahora, mientras su cuerpo se retorcía y chocaba contra la fresca piel de Álvaro experimentó algo similar. Se sentía en paz consigo misma; satisfaciéndose de manera poco egoísta pues, al mismo tiempo que tomaba, daba placer a su acompañante, y además no había molestia alguna por la temperatura de él o de la habitación, o de la iluminación o de la cama. Sobre todo se sentía satisfecha de ser dueña de su propio destino, de poder elegir que deseaba y tener, al mismo tiempo, las agallas de pedirlo. Por esa razón ahogó una risita burlona al escuchar el gruñido que él había lanzado hacia un rato, cuando ella lo había empujado para que se apartara y posicionara para poder montarlo.
Percibía las manos de él recorriéndola, estimulando sus senos y dejando un rastro tan fogoso como frío por donde pasaban; a la vez que escuchaba su voz, masculina y tentadora, mencionando su nombre, gimiendo, jadeando y susurrando algunas otras cosas que sabia le servirían de inspiración para algunas noches de soledad.
Un gritillo de satisfacción acompañó el emitido por él, perdiéndose entre risas y jadeos de placer que se acrecentaron cuando él la sostuvo por la cadera y aumentó la intensidad y velocidad de las embestidas. Antha podía ver y sentir la necesidad de liberación que emanaba de cada poro de su cuerpo, la misma necesidad que crecía en su interior como una avalancha de emociones contenida por un débil dique que cedería de un momento a otro.
Los cuerpos entrelazados en perfecta comunión se movían con ferocidad entre un enjambre de sonidos entremezclados que incluía el del choque de piel contra piel. Ella se aferró a los hombros de él y recibió con ahínco el beso fuerte y apasionado, lamiendo, presionando y mordiendo aquella pecaminosa boca que tanto goce le había dado.
-Oh si… - Fueron las únicas palabras que llegó a pronunciar, después de tan acertada petición y antes de que su cuerpo respondiera como si fuese poseído por alguna especie de hechizo que le hiciera reaccionar a cada palabra y cada toque que él le otorgaba.
Con los ojos apretados, la cabeza inclinada hacia atrás y las uñas fuertemente afianzadas en los hombros y espalda de Álvaro su cuerpo se libero por tercera vez durante la noche. Esta vez fue tan intenso que, en un intento de acallar el grito que se formaba en su garganta, mordió con más fuerza de la planeada su labio inferior y consiguió abrirse una herida de la cual empezó a fluir un hilillo rojo y brillante del cual fue completamente ignorante.
En medio de los espasmos que la recorrían, y ayudándose del apoyo que tenía en el cuerpo de él, continuó empalándose con fuerza y velocidad decidida a conseguir “derretirlo”, tal cual lo había pedido, mientras sus labios, ahora ligeramente ensangrentados, buscaban golosos nuevamente su boca.
Antha Feuer- Humano Clase Media
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Re: ~* Mansión Santillana *~
Un tercer orgasmo obtuvo aquella mujer, la cual parecía tener más hambre de él por cada climax, rió entre jadeos al notar como le arañaba... no lo soportó, apretó los dientes para no morderla en aquel instante, estaba a punto de ello... y aquel mordisco, el gruñido que se le escapó sin querer fue de lo más atractivo pero temible a la vez porque parecía que en cualquier momento iba a comérsela, y eso estaba haciendo...
¿Pero qué veía? Cuando se mordió presa de la lujuria... aquel olor tan delicioso llegó a sus sentidos, tenía que estar deliciosa y aunque no tenía especialmente hambre, tenía que probarla...de la manera más disimulada pero sensual posible...pero sin dejar de moverse con aquella fiereza y velocidad, se relamió entre gemidos, terminando por pasar su lengua por el labio inferior de la chica, gruñendo de nuevo por lo bajo... sabía controlarse pero esta vez lo tenía difícil y no quería hacerle daño, si no llenarla de placer y él lo mismo.
Atrapó con solo sus labios el labio inferior de Antha, el cual succionó... cerró los ojos deleitándose con el sabor de su sangre, dejando que llenase sus sentidos y no podía ser más deliciosa. Con un poco bastaba, no hacía falta saciarse pero con aquella brecha lo que hacía tentarlo aún más, era como ofrecerle todo el pastel pero tan solo tomar un tanto, nada más...
-Eres deliciosa...¿lo sabías?-susurró sin dejar de lamer su herida, ahora, con tan solo la punta... y entre aquella prueba de que realmente si que podía llegar a rozar la perfección, y todo empezaba a volverse nublado, la lujuria le atrapaba, sus manos no paraban quietas en la piel de aquella mujer que le había terminado por volver loco... sus movimientos se hicieron más intensos hasta que la besó para acallar aquel grito, aquel grito que anunciaba su climax, un escalofrío le recorrió por entero... desde la cabeza a los pies... llenando a la joven de su esencia, y aquel beso le demostró lo mucho que le había encantado aquello, sus manos pasearon por su espalda, enredándose al final en aquel cabello que caía como una cascada infinita... el beso, se volvió desde necesitado a uno muy dulce y suave... deleitándose en sus labios, sin dejar ambos de moverse, habían llegado ambos al climax pero seguían unidos.
Álvaro despegó lentamente sus labios de ella, rozándolos después aquella sonrisa que le dedicó , como no, de las suyas...fue seguida de aquella mirada parda penetrante, la tenía abrazada aún encima de él y no parecía querer soltarla.
-Señorita Feuer como siempre se salió con la suya...-mordisqueó su nariz apenas un mordisquito...
¿Pero qué veía? Cuando se mordió presa de la lujuria... aquel olor tan delicioso llegó a sus sentidos, tenía que estar deliciosa y aunque no tenía especialmente hambre, tenía que probarla...de la manera más disimulada pero sensual posible...pero sin dejar de moverse con aquella fiereza y velocidad, se relamió entre gemidos, terminando por pasar su lengua por el labio inferior de la chica, gruñendo de nuevo por lo bajo... sabía controlarse pero esta vez lo tenía difícil y no quería hacerle daño, si no llenarla de placer y él lo mismo.
Atrapó con solo sus labios el labio inferior de Antha, el cual succionó... cerró los ojos deleitándose con el sabor de su sangre, dejando que llenase sus sentidos y no podía ser más deliciosa. Con un poco bastaba, no hacía falta saciarse pero con aquella brecha lo que hacía tentarlo aún más, era como ofrecerle todo el pastel pero tan solo tomar un tanto, nada más...
-Eres deliciosa...¿lo sabías?-susurró sin dejar de lamer su herida, ahora, con tan solo la punta... y entre aquella prueba de que realmente si que podía llegar a rozar la perfección, y todo empezaba a volverse nublado, la lujuria le atrapaba, sus manos no paraban quietas en la piel de aquella mujer que le había terminado por volver loco... sus movimientos se hicieron más intensos hasta que la besó para acallar aquel grito, aquel grito que anunciaba su climax, un escalofrío le recorrió por entero... desde la cabeza a los pies... llenando a la joven de su esencia, y aquel beso le demostró lo mucho que le había encantado aquello, sus manos pasearon por su espalda, enredándose al final en aquel cabello que caía como una cascada infinita... el beso, se volvió desde necesitado a uno muy dulce y suave... deleitándose en sus labios, sin dejar ambos de moverse, habían llegado ambos al climax pero seguían unidos.
Álvaro despegó lentamente sus labios de ella, rozándolos después aquella sonrisa que le dedicó , como no, de las suyas...fue seguida de aquella mirada parda penetrante, la tenía abrazada aún encima de él y no parecía querer soltarla.
-Señorita Feuer como siempre se salió con la suya...-mordisqueó su nariz apenas un mordisquito...
Alvaro Santillana- Gitano
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Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
Devolvió la pasión y fiereza del beso de Álvaro mientras su interior bullía de satisfacción y su cuerpo recibía con beneplácito la liberación de él en toda su intensidad. Se sentía satisfecha y plena; contenta y exhausta, como un minino bien alimentado. No paso desapercibido el cambio de intensidad del beso y esto le confirmó la sensación de bienestar y tranquilidad: estaba en brazos de un hombre que no la lastimaría.
Seguían siendo uno y ella se encontraba tan cómoda con la situación que no hizo el menor intento de cambiarlo. Además, después de tan encantadora sonrisa ¿Quién podría hacerlo?. Se sostuvo de sus hombros cuidando no lastimarle la piel con las uñas ya que ahora era un poco más consciente de sus acciones. - ¿Habla usted en serio señor Santillana? – Preguntó colocando una sonrisa maliciosa en su rostro pero derretida interiormente por la ternura de sus actos – Creo que no me di cuenta – bromeó colocando los ojos en blanco.
Luego levantó su mano y le recorrió con la palma las facciones – Es un placer volverte a ver – comentó sin darse cuenta inicialmente del doble sentido que tenia la frase pero soltando una fuerte risotada segundos después la cual tuvo un interesante efecto en la anatomía de ambos provocando que, sin querer, rasguñase su espalda de nuevo.
-Huy… lo siento – se disculpó entre risitas – Supongo que si esperabas encontrar lo mismo que hace unos años estarás un tanto decepcionado – sugirió mirándole inquisitivamente pero manteniendo la misma sonrisa – Yo por mi parte debo decir a tu favor y defensa que eres tan perfecto como recordaba – se inclino y deposito un tierno beso en sus labios.
Al separarse notó un una pequeña mancha escarlata en los labios del hombre. Limpió el líquido con su dedo pulgar y, al no encontrar ninguna herida bajo el mismo, succionó ligeramente su propio labio sintiendo de manera casi inmediata el conocido sabor de su sangre. – Demonios – murmuro al darse cuenta que debía de hacerse auto lastimado sin querer – Esto en cambio es algo que no suele ocurrir, espero que no te moleste pero, si es así, dímelo y no te besare hasta que sane- comentó mitad en broma mitad en serio, lo último que quería era transmitir la equivoca imagen de masoquista en la mente de su amante.
-Ahora, hay algo que en verdad me intriga – “cállate ya” se reprendió mentalmente al darse cuenta que estaba actuando como una lora parlanchina en vez de solo aferrarse a aquel perfecto cuerpo y disfrutar del momento, pero su boca actuaba con voluntad propia - ¿Cómo logras gruñir de esa manera tan real? – Preguntó curiosa recordando la sensación que le había producido los sonidos, un tanto salvajes, emitidos durante el encuentro – Grrrr… GGRRrrr.. grrrrrr…GRRR – intento varias veces colocando diferentes expresiones que acompañaban cada uno de los fallidos gruñidos – ¡no puedo! – se quejo frustrada y en medio de mohines.
Seguían siendo uno y ella se encontraba tan cómoda con la situación que no hizo el menor intento de cambiarlo. Además, después de tan encantadora sonrisa ¿Quién podría hacerlo?. Se sostuvo de sus hombros cuidando no lastimarle la piel con las uñas ya que ahora era un poco más consciente de sus acciones. - ¿Habla usted en serio señor Santillana? – Preguntó colocando una sonrisa maliciosa en su rostro pero derretida interiormente por la ternura de sus actos – Creo que no me di cuenta – bromeó colocando los ojos en blanco.
Luego levantó su mano y le recorrió con la palma las facciones – Es un placer volverte a ver – comentó sin darse cuenta inicialmente del doble sentido que tenia la frase pero soltando una fuerte risotada segundos después la cual tuvo un interesante efecto en la anatomía de ambos provocando que, sin querer, rasguñase su espalda de nuevo.
-Huy… lo siento – se disculpó entre risitas – Supongo que si esperabas encontrar lo mismo que hace unos años estarás un tanto decepcionado – sugirió mirándole inquisitivamente pero manteniendo la misma sonrisa – Yo por mi parte debo decir a tu favor y defensa que eres tan perfecto como recordaba – se inclino y deposito un tierno beso en sus labios.
Al separarse notó un una pequeña mancha escarlata en los labios del hombre. Limpió el líquido con su dedo pulgar y, al no encontrar ninguna herida bajo el mismo, succionó ligeramente su propio labio sintiendo de manera casi inmediata el conocido sabor de su sangre. – Demonios – murmuro al darse cuenta que debía de hacerse auto lastimado sin querer – Esto en cambio es algo que no suele ocurrir, espero que no te moleste pero, si es así, dímelo y no te besare hasta que sane- comentó mitad en broma mitad en serio, lo último que quería era transmitir la equivoca imagen de masoquista en la mente de su amante.
-Ahora, hay algo que en verdad me intriga – “cállate ya” se reprendió mentalmente al darse cuenta que estaba actuando como una lora parlanchina en vez de solo aferrarse a aquel perfecto cuerpo y disfrutar del momento, pero su boca actuaba con voluntad propia - ¿Cómo logras gruñir de esa manera tan real? – Preguntó curiosa recordando la sensación que le había producido los sonidos, un tanto salvajes, emitidos durante el encuentro – Grrrr… GGRRrrr.. grrrrrr…GRRR – intento varias veces colocando diferentes expresiones que acompañaban cada uno de los fallidos gruñidos – ¡no puedo! – se quejo frustrada y en medio de mohines.
Antha Feuer- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
También se alegraba de verla y de tenerla como la tenía, así tal cual... ahora que se habían encontrado ¿cómo decirlo? Sí, se podían conocer mejor, aún mejor que como estaba imaginando ahora mismo, pero lo poco que se habían visto era más que suficiente para conocerla entre un millón de personas y no se refería al acto sexual en sí, tenía que ver pero él solo sabía porqué.Se unió a su risa cuando volvió a arañarle y se inclinó a ella para pasar uno de sus dedos por su mejilla, era bonita cuando sonreía y además... inocente, no sabía a quién tenía entre sus brazos, un ser que seguramente con un simple movimiento acabaría con su vida, pero él no quería eso, al menos no ahora...
-El placer es mío, Antha... pero aún no me has contestado con la propuesta de quedarte aquí, tranquila no daré un ruido aunque a veces me comporte como un niño, no soy perfecto pero me gustaría serlo porque si así te gusto más...-desvió la mirada como haciéndose el distraído y volvió a echarse a reír. - Tú rozas la perfección, nadie es perfecto... y creo que me repito demasiado.
El roce de su piel cálida con la suya era más que irresistible y encima le quitó aquella mancha para terminar que desapareciera.Solo negó bajando un tanto la mirada hasta sus pechos desnudos los cuales aún parecían estar algo hinchados por el juego de antes, se inclinó lo suficiente como para pasar su lengua por ellos , primero uno y luego otro dedicándole un breve mordisquito en el pezón.
La miró de reojo, sin soltar su pezón y lo succionó , esperando aquella pregunta... si sospechaba se las ingeniaría, con referencia a los gruñidos claro... volvió a gruñir y sonrió como si nunca jamás hubiese roto un plato en la vida... antes de besarla, le besó la nariz, para unirse en otro beso después y no tener que dar explicaciones... se separó antes de que ella quisiese más y rió travieso.
-Antha , Antha, como te dije la curiosidad mató al gato...¿o me lo dijiste tú? -la recostó en la cama, acariciando ahora el cabello que caía por su rostro, apartándoselo un tanto sin dejar de mirarla a los ojos- Ha pasado mucho tiempo... pero el destino te ha puesto en mi camino esta noche...-mordisqueó su labio inferior recogiendo un poco más de sangre, eso le relajaba bastante... se apartó los uficiente para no darle tanto frío.
Era raro pero quién sabía, esa mujer le había llenado bastante esa noche, dejándole con la miel en los labios de su deliciosa sangre, no quería pensar en ella como una fuente de alimento, así que tendría que olvidar aquel dulce sabor, era tan fuerte... sus ojos se cerraron un tanto dejando escapar un tarareo de aquellos labios, que se entreabrían invitándote a todo y a más... parecía que quería cantarle una nana, acunarla en los brazos para que tuviera un sueño feliz...después de aquel maravilloso momento que habían vivido hacía escasos minutos.
-Tengo curiosidad...¿En qué piensas?-susurró bajito sin dejar su labor de acariciar aquella melena castaña...
-El placer es mío, Antha... pero aún no me has contestado con la propuesta de quedarte aquí, tranquila no daré un ruido aunque a veces me comporte como un niño, no soy perfecto pero me gustaría serlo porque si así te gusto más...-desvió la mirada como haciéndose el distraído y volvió a echarse a reír. - Tú rozas la perfección, nadie es perfecto... y creo que me repito demasiado.
El roce de su piel cálida con la suya era más que irresistible y encima le quitó aquella mancha para terminar que desapareciera.Solo negó bajando un tanto la mirada hasta sus pechos desnudos los cuales aún parecían estar algo hinchados por el juego de antes, se inclinó lo suficiente como para pasar su lengua por ellos , primero uno y luego otro dedicándole un breve mordisquito en el pezón.
La miró de reojo, sin soltar su pezón y lo succionó , esperando aquella pregunta... si sospechaba se las ingeniaría, con referencia a los gruñidos claro... volvió a gruñir y sonrió como si nunca jamás hubiese roto un plato en la vida... antes de besarla, le besó la nariz, para unirse en otro beso después y no tener que dar explicaciones... se separó antes de que ella quisiese más y rió travieso.
-Antha , Antha, como te dije la curiosidad mató al gato...¿o me lo dijiste tú? -la recostó en la cama, acariciando ahora el cabello que caía por su rostro, apartándoselo un tanto sin dejar de mirarla a los ojos- Ha pasado mucho tiempo... pero el destino te ha puesto en mi camino esta noche...-mordisqueó su labio inferior recogiendo un poco más de sangre, eso le relajaba bastante... se apartó los uficiente para no darle tanto frío.
Era raro pero quién sabía, esa mujer le había llenado bastante esa noche, dejándole con la miel en los labios de su deliciosa sangre, no quería pensar en ella como una fuente de alimento, así que tendría que olvidar aquel dulce sabor, era tan fuerte... sus ojos se cerraron un tanto dejando escapar un tarareo de aquellos labios, que se entreabrían invitándote a todo y a más... parecía que quería cantarle una nana, acunarla en los brazos para que tuviera un sueño feliz...después de aquel maravilloso momento que habían vivido hacía escasos minutos.
-Tengo curiosidad...¿En qué piensas?-susurró bajito sin dejar su labor de acariciar aquella melena castaña...
Alvaro Santillana- Gitano
- Mensajes : 102
Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
Levantó ligeramente una de sus cejas y le miró un tanto desafiante aunque sin perder la sonrisa de sus labios - ¿Y si te comportas como un niño tengo permiso de zurrarte cuando te portes mal? – preguntó antes de echarse a reír. El Álvaro que ella conocía podía comportarse juguetón pero nunca le había visto en plan “niño”.
Su espalda se arqueó ligeramente respondiendo tanto a sus mordiscos y lametazos como a su intensa mirada – Debo advertirte que te estás portando mal – le soltó pues si él se creía preparado para continuar con sus “mimos” tendría que asumir las consecuencias.
Antha soltó una nueva risotada al oírle gruñir una vez más, definitivamente ese sonido no era ni remotamente parecido a ninguno de los que ella había intentado producir. Este hecho le causo curiosidad pero se dejo llevar los dulces y fríos besos antes de poder cuestionar nuevamente sobre el asunto. Permitió que él separara sus cuerpos y la recostará en la cama. Se sentía extrañamente vacía ahora que se habían separado, y un poco helada también. – Yo te lo dije a ti – le recordó.
Arqueándose sobre la cama, y estirando las piernas y los brazos, se desperezó con lentitud mostrándose completamente indiferente en cuanto a su desnudez se trataba. En ese momento escucho un suave tarareo que la obligo a cerrar momentáneamente los ojos, al parecer el cansancio de la jornada empezaba a pasar su factura. Además, las suaves caricias sobre su cabello no ayudaban demasiado a que mantuviera la conciencia.
Su mente se encontraba divagando en diferentes escenas cuando escucho la pregunta apenas susurrada - ¿Ósea que tu puedes ser curioso pero yo no? – preguntó sin abrir los ojos pero estirando y tanteando el aire con una de sus manos hasta que esta entro en contacto con un dorso frío y duro – Pero solo para que veas lo buena niña que soy te voy a contestar y espero que en recompensa tu me contestes una pregunta también – no estaba negociando, en realidad el tono de la frase se aproximaba más a una orden que a cualquier otra cosa
– Pensaba en el destino y las casualidades… y recordaba una vez que en compañía de mis amigas visite una bruja… o gitana… o algo así. Me dijo muchas cosas sobre mi futuro, cada una con un costo por supuesto – rió un poco antes de abrir los ojos y mirarle divertida – muchas patrañas, todas muy caras pues hasta ahora no se ha cumplido la primera y dudo que alguna vez lo haga – suspiró – Y aunque no lo parezca yo sigo creyendo en la predestinación, como en el porque teníamos que encontrarnos justo aquí y justo ahora –
Cerró los ojos una vez más – Si – comentó de repente – me encantaría quedarme aquí contigo esta noche – respondió haciendo alusión a la pregunta arrojada hacia un rato; luego se incorporó parcialmente y le miro de manera inquisitiva – ahora explícame ¿Cómo es posible que después de tanta “actividad” tu sigas tan condenadamente helado?
Su espalda se arqueó ligeramente respondiendo tanto a sus mordiscos y lametazos como a su intensa mirada – Debo advertirte que te estás portando mal – le soltó pues si él se creía preparado para continuar con sus “mimos” tendría que asumir las consecuencias.
Antha soltó una nueva risotada al oírle gruñir una vez más, definitivamente ese sonido no era ni remotamente parecido a ninguno de los que ella había intentado producir. Este hecho le causo curiosidad pero se dejo llevar los dulces y fríos besos antes de poder cuestionar nuevamente sobre el asunto. Permitió que él separara sus cuerpos y la recostará en la cama. Se sentía extrañamente vacía ahora que se habían separado, y un poco helada también. – Yo te lo dije a ti – le recordó.
Arqueándose sobre la cama, y estirando las piernas y los brazos, se desperezó con lentitud mostrándose completamente indiferente en cuanto a su desnudez se trataba. En ese momento escucho un suave tarareo que la obligo a cerrar momentáneamente los ojos, al parecer el cansancio de la jornada empezaba a pasar su factura. Además, las suaves caricias sobre su cabello no ayudaban demasiado a que mantuviera la conciencia.
Su mente se encontraba divagando en diferentes escenas cuando escucho la pregunta apenas susurrada - ¿Ósea que tu puedes ser curioso pero yo no? – preguntó sin abrir los ojos pero estirando y tanteando el aire con una de sus manos hasta que esta entro en contacto con un dorso frío y duro – Pero solo para que veas lo buena niña que soy te voy a contestar y espero que en recompensa tu me contestes una pregunta también – no estaba negociando, en realidad el tono de la frase se aproximaba más a una orden que a cualquier otra cosa
– Pensaba en el destino y las casualidades… y recordaba una vez que en compañía de mis amigas visite una bruja… o gitana… o algo así. Me dijo muchas cosas sobre mi futuro, cada una con un costo por supuesto – rió un poco antes de abrir los ojos y mirarle divertida – muchas patrañas, todas muy caras pues hasta ahora no se ha cumplido la primera y dudo que alguna vez lo haga – suspiró – Y aunque no lo parezca yo sigo creyendo en la predestinación, como en el porque teníamos que encontrarnos justo aquí y justo ahora –
Cerró los ojos una vez más – Si – comentó de repente – me encantaría quedarme aquí contigo esta noche – respondió haciendo alusión a la pregunta arrojada hacia un rato; luego se incorporó parcialmente y le miro de manera inquisitiva – ahora explícame ¿Cómo es posible que después de tanta “actividad” tu sigas tan condenadamente helado?
Antha Feuer- Humano Clase Media
- Mensajes : 346
Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
Le encantaba portarse de esa manera y sabía que a ella le gustaba también, se encogió de hombros sin soltar palabra y así le castigase como ella quisiese. Cuando se desperezó hizo lo mismo, quedando de lado, su figura parecía haber sido esculpida por las mejores manos y encima, aquella breve luz le hacían una imagen única y exclusiva... solo esperaba que no preguntara cosas que no podría responder, la conocía y no se iba a quedar con aquella interrogación hasta que no estuviera del todo respondida.
-Claro que puedes ser curiosa Antha, de hecho ya lo eres de por sí... puedes preguntarme lo que quieras pero... ya veré si quiero responder o no, no hay que saberlo todo, a veces es mejor no saber muchas cosas...-aquel tono tan misterioso dio punto y final a aquel tema de los gruñidos que seguramente sería derivado a otras cosas- Pero no nos pongamos tan serios, no quiero que esto haya sonado con ese tono... no hay nada malo en nada ahora mismo, porque lo mejor acaba de ocurrir-sonrió sonriendo y terminar por cerrar los ojos fingiendo por supuesto que estaba algo cansado... no podía ser muy común que después de aquel acto estuviese como si no hubiese pasado nada de nada.
Aquello del destino le molestaba un poco, simplemente habían coincidido, él no creía en el destino porque al fin y al cabo el único destino era el que nosotros escribimos, ningún otro más... pero eso de la mujer que contrató le hizo enarcar una ceja aún con los ojos cerrados, uno de ellos se abrió como si por si acaso le estuviese tomando el pelo pero... no pareció ser el caso ni mucho menos, Antha Feuer tenía ese lado inocente que se creería cualquier cosa... eso ya lo sabía pero allí estaba él para que realmente supiera que estaba equivocada.
-¿Una... pitonisa o bruja? ¿Y creiste en lo que te dijo? Oh vamos, sabes perfectamente que las cosas ocurren porque tienen que ocurrir no hay más, no tienes que pensar en algo más, estamos aquí uno junto al otro por la misma razón que te dije antes... tu “destino” como lo llamas no es otro que el que tú quieres tomar... -acarició su mejilla con un dedo y desvió la mirada algo afectado por este tema, y es que... no le gustaba eso del destino, él no estaba predestinado a nada, él hacía las cosas porque quería nada más...- las casualidades no existen Antha... pero tampoco quiero borrar esos pensamientos que tienes, eres así y lo acepto pero... solo te doy un consejo: Vive la vida al máximo, no importa lo que digan, ni lo que hagan y dejen de hacer porque al fin y al cabo es tu vida... vívela porque tan solo tienes esta... no tendrás ninguna más.
Rió por su última pregunta y se aferró a la colcha para echársela por encima al igual que a él, claro que no le iba a hacer mucho efecto... la mejor de las excusas era porque siempre era así de temperatura.
-Pues porque... soy así de friolero, querida... nada más no hay que buscarle más pies al gato pero ahora me ronda a mí otra pregunta ¿te volveré a ver? Que siempre te me escabulles, pero esta vez es diferente porque no te dejaré, en Italia solo estuvimos de pasada... me gustaría pasear contigo otra noche, siempre que quieras y me dejes... prometo portarme bien, pero lo que no prometo es que no tenga ganas de volver a devorarte y la próxima no me importará donde-dejó un beso fugaz en sus labios y la acomodó sobre él, lo suficiente para que notara su presión y no demasiado frío, era un idiota si no aceptaba que echaba de menos desprender calor, sentir aquella llama cuando dos cuerpos se tocaban... y él aún más que su temperatura corporal siempre había sido tan harta, deseó ser un humano igual que ella y eso lo mantuvo serio por unos segundos, bastante pensativo.
-Claro que puedes ser curiosa Antha, de hecho ya lo eres de por sí... puedes preguntarme lo que quieras pero... ya veré si quiero responder o no, no hay que saberlo todo, a veces es mejor no saber muchas cosas...-aquel tono tan misterioso dio punto y final a aquel tema de los gruñidos que seguramente sería derivado a otras cosas- Pero no nos pongamos tan serios, no quiero que esto haya sonado con ese tono... no hay nada malo en nada ahora mismo, porque lo mejor acaba de ocurrir-sonrió sonriendo y terminar por cerrar los ojos fingiendo por supuesto que estaba algo cansado... no podía ser muy común que después de aquel acto estuviese como si no hubiese pasado nada de nada.
Aquello del destino le molestaba un poco, simplemente habían coincidido, él no creía en el destino porque al fin y al cabo el único destino era el que nosotros escribimos, ningún otro más... pero eso de la mujer que contrató le hizo enarcar una ceja aún con los ojos cerrados, uno de ellos se abrió como si por si acaso le estuviese tomando el pelo pero... no pareció ser el caso ni mucho menos, Antha Feuer tenía ese lado inocente que se creería cualquier cosa... eso ya lo sabía pero allí estaba él para que realmente supiera que estaba equivocada.
-¿Una... pitonisa o bruja? ¿Y creiste en lo que te dijo? Oh vamos, sabes perfectamente que las cosas ocurren porque tienen que ocurrir no hay más, no tienes que pensar en algo más, estamos aquí uno junto al otro por la misma razón que te dije antes... tu “destino” como lo llamas no es otro que el que tú quieres tomar... -acarició su mejilla con un dedo y desvió la mirada algo afectado por este tema, y es que... no le gustaba eso del destino, él no estaba predestinado a nada, él hacía las cosas porque quería nada más...- las casualidades no existen Antha... pero tampoco quiero borrar esos pensamientos que tienes, eres así y lo acepto pero... solo te doy un consejo: Vive la vida al máximo, no importa lo que digan, ni lo que hagan y dejen de hacer porque al fin y al cabo es tu vida... vívela porque tan solo tienes esta... no tendrás ninguna más.
Rió por su última pregunta y se aferró a la colcha para echársela por encima al igual que a él, claro que no le iba a hacer mucho efecto... la mejor de las excusas era porque siempre era así de temperatura.
-Pues porque... soy así de friolero, querida... nada más no hay que buscarle más pies al gato pero ahora me ronda a mí otra pregunta ¿te volveré a ver? Que siempre te me escabulles, pero esta vez es diferente porque no te dejaré, en Italia solo estuvimos de pasada... me gustaría pasear contigo otra noche, siempre que quieras y me dejes... prometo portarme bien, pero lo que no prometo es que no tenga ganas de volver a devorarte y la próxima no me importará donde-dejó un beso fugaz en sus labios y la acomodó sobre él, lo suficiente para que notara su presión y no demasiado frío, era un idiota si no aceptaba que echaba de menos desprender calor, sentir aquella llama cuando dos cuerpos se tocaban... y él aún más que su temperatura corporal siempre había sido tan harta, deseó ser un humano igual que ella y eso lo mantuvo serio por unos segundos, bastante pensativo.
Alvaro Santillana- Gitano
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Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: ~* Mansión Santillana *~
-Bah – soltó el sonido girando los ojos con expresión cansina – eso solo consigue intrigarme más, ahora tendré que seguir insistiéndote durante muchos tiempo hasta que consiga una respuesta que me satisfaga – sentenció para después dedicarle una sonrisa inocente – ya veremos quién se cansa primero! Pero por ahora te dejare en paz en cuanto a este tema se refiere.
Antha no termino de comprender la razón de la evidente incomodidad de Álvaro con respecto al tema del destino. Ella ya se había topado en el pasado con personas que pensaban diferente y eso nunca le había molestado, al contrario, en la variedad está el placer. Estuvo bastante tentada a puyarlo un poco más brindándole su visión sobre la reencarnación, pero se lo pensó mejor y decidió que era una manera perfecta para iniciar una conversación más adelante, después de todo ¿quién no disfrutaba de un amistoso e inteligente encuentro de argumentos?
-En eso te doy la razón, de hecho es una de las últimas grandes decisiones que he tomado: vivir la vida una vez más – Comentó para verle después reír y cubrirlos a ambos con la colcha. Estaba siendo evidente el hecho de que tampoco contestaría esta pregunta con franqueza. Frunció el ceño unos segundos pero luego relajo la expresión... ya tendrían tiempo para averiguarlo también.
Esta vez fue su oportunidad de reír – Pues tomó eso como una promesa señor Santillana, aunque preferiría que cambiase el “bien” por un mal en su oración – sonrió de manera pícara- solo avíseme para poder prepararme adecuadamente, tal vez con algo menos odioso y complicado – propuso señalando el corsé que descansaba sobre el suelo a lo lejos - Y por supuesto que nos volveremos a ver, al fin y al cabo estamos los dos establecidos en Paris ¿o me equivoco?
La nueva posición era bastante cómoda, de hecho demasiado, y cuando sus ojos empezaban a cerrarse percibió un cambio de humor - ¿Qué ocurre? – Preguntó mientras uno de sus dedos recorría el contorno de los labios de él - ¿Dije algo indebido? – Estaba en realidad preocupada, pues otra de sus “cualidades” era decir lo que no debía cuando no debía y le inquietaba especialmente haber dicho algo que le ofendiese. Hizo un recuento rápido en su mente de las palabras dichas hasta el momento pero, por más que lo intento, no logró definir que podría haber causado la seriedad que se denotaba en sus rasgos.
Antha no termino de comprender la razón de la evidente incomodidad de Álvaro con respecto al tema del destino. Ella ya se había topado en el pasado con personas que pensaban diferente y eso nunca le había molestado, al contrario, en la variedad está el placer. Estuvo bastante tentada a puyarlo un poco más brindándole su visión sobre la reencarnación, pero se lo pensó mejor y decidió que era una manera perfecta para iniciar una conversación más adelante, después de todo ¿quién no disfrutaba de un amistoso e inteligente encuentro de argumentos?
-En eso te doy la razón, de hecho es una de las últimas grandes decisiones que he tomado: vivir la vida una vez más – Comentó para verle después reír y cubrirlos a ambos con la colcha. Estaba siendo evidente el hecho de que tampoco contestaría esta pregunta con franqueza. Frunció el ceño unos segundos pero luego relajo la expresión... ya tendrían tiempo para averiguarlo también.
Esta vez fue su oportunidad de reír – Pues tomó eso como una promesa señor Santillana, aunque preferiría que cambiase el “bien” por un mal en su oración – sonrió de manera pícara- solo avíseme para poder prepararme adecuadamente, tal vez con algo menos odioso y complicado – propuso señalando el corsé que descansaba sobre el suelo a lo lejos - Y por supuesto que nos volveremos a ver, al fin y al cabo estamos los dos establecidos en Paris ¿o me equivoco?
La nueva posición era bastante cómoda, de hecho demasiado, y cuando sus ojos empezaban a cerrarse percibió un cambio de humor - ¿Qué ocurre? – Preguntó mientras uno de sus dedos recorría el contorno de los labios de él - ¿Dije algo indebido? – Estaba en realidad preocupada, pues otra de sus “cualidades” era decir lo que no debía cuando no debía y le inquietaba especialmente haber dicho algo que le ofendiese. Hizo un recuento rápido en su mente de las palabras dichas hasta el momento pero, por más que lo intento, no logró definir que podría haber causado la seriedad que se denotaba en sus rasgos.
Antha Feuer- Humano Clase Media
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