Un whisky sencillo con cara de doble [Pablo]

por **Antonella Giordano** Lun Abr 11, 2011 11:33 pm

La noche estaba fresca y el día había sido un asco. ¿Qué se supone que uno hace cuando le suceden cosas así? Sale a beber, o al menos yo salía a beber, aunque todo el mundo te mirara con cara de "¿Qué hace una señorita en una taberna?" era lo que mejor se me daba y sin nadie a quién decepcionar, no me importaba lo que me dijeran los demás. Claro que desde la última vez que salí a beber sola a la taberna y casi soy víctima de un vampiro apestoso, prefería no salir sola. ¿Y qué mejor que llevar a mi mejor amigo conmigo? Lo había ido a sacar de su casa con la excusa de que ya no hacíamos nada juntos y no había dejado de molestar hasta que aceptó ir conmigo a la taberna.

Todavía no le había dicho a nadie lo de Jamal, era demasiado bizarro pero sencillamente tenía ganas de desestresarme, tenía la bolsa de dinero, la actitud y a Pablo junto a mí. Era bueno tener a un buen amigo en la ciudad con quién contar en caso de que tu medio hermano te confesara que tenía otra personalidad y te violara en una casa abandonada. O algo así. Chasqueé la lengua por décima vez en la noche mirando a ambos lados de la calle caminando hombro con hombro tan sólo rozándonos. La conversación era nula y a cada cosa que me decía, le contestaba con monosílabos y es que las imágenes de aquella noche me saturaban la cabeza. -No vas a dejarme ahí sola a la primera provocación de cualquier cosa con faldas, ¿verdad?-

Era mejor asegurarse, era odioso que fueras a salir con un amigo y en cuanto le hicieran ojitos parpadeantes saliera corriendo esperando que entendieras que los hombres tenían necesidades. Tenía que tener en claro algo: si salía conmigo, se tenía que guardar sus necesidades porque no iba a dejarlo marchar. En cualquier otra ocasión lo hubiera pasado pero no hoy. Esta noche mi amigo tenía que ser sólo mío y tal vez, sólo tal vez después de unas cuantas copas, le confesara lo que me tenía tan rara últimamente.

por Invitado Lun Abr 11, 2011 11:47 pm

A veces, cuando más paz necesitaba llegaba este torbellino llamado Nell y me sacaba de mi pesadumbre constante, era bueno a decir verdad, no podía vivir todo el tiempo en tanta miseria, por mi propia salud mental. Fue a sacarme de ese cuartucho que llamaba casa y era gracioso si me detenía a pensarlo, porque ambos veníamos de mundos diferente, pero ambos éramos licanos y tal vez fue ese sencillo hecho el que nos unió, ese y que ambos portábamos con cierto orgullo nuestro resentimiento a la sociedad... o eso creo yo, no lo sé, nunca se lo he preguntado.

La noto callada pero no sé si deba decir algo, sólo camino a su lado porque es obvio que necesita compañía, y yo estoy dispuesto a dársela; la mayoría del tiempo me siento tan solo en París y hasta me sorprendo al extrañar Barcelona, pero es la poca gente que me ha brindado compañía y hasta su amistad la que me hace darme cuenta que estar aquí en París, pasando tantas penurias en pos de mi sueño , no es del todo una tomadura de cabello, al contrario.

-O pantalones -le digo ante su exigencia guiñando un ojo, no es algo en lo que me detenga a pensar mucho, pero a mi me gusta la gente, y me refiero en el sentido romántico, no me detengo si se trata de un hombre o una mujer-, estoy bromeando -luego aclaro -esta noche soy completamente tuyo -le sonrío con ese gesto infantil que a veces odio y a veces aprecio.

Con pocas personas me permito ser la ligero, pero aquellos que me han demostrado que son de fiar tienen mi fidelidad.

por **Antonella Giordano** Mar Abr 12, 2011 12:03 am

-O pantalones- Repetí dándole completamente toda la razón. Me quedé pensando en eso de las faldas y pantalones mientras continuábamos el camino hacia la taberna deteniéndome a mirarlo como si acabara de descubrir uno de los secretos del universo. Estiro una mano para detenerlo de la manga y que gire a verme con el semblante serio. -Acabo de entender porqué las mujeres usamos falda y los hombres pantalones... todo en este mundo se reduce a sexo Negué con la cabeza quedándome callada en lugar de explicarle mi razonamiento de altas horas de la noche, en cambio sonreí cuando afirmó que sería todo mío esta noche y enganché mi brazo con el suyo encaminándonos de nuevo hacia la puerta de la taberna.

Recargué mi mejilla contra su hombro sin dejar su brazo en paz justo cuando entrábamos por la puerta doble del lugar esperando a que mis ojos se acostumbraran a la luz de dentro. -La última vez que estuve aquí me peleé con un vampiro por culpa de una niña rica- Le conté. A veces no recordaba lo que ya le había contado y lo que no, y a veces le contaba muchas veces la misma cosa y otras se me pasaba contarle cosas realmente importantes pero a él no le molestaba y de eso se trataba una verdadera amistad. ¿O no? Señalé una de las mesas ignorando a la gente que nos miraba y me encaminé con él hacia ésta. -¿Qué vas a beber? Y ahora me daba por hablar, tal vez por emoción de ver a mi amigo, tal vez por no querer soltarle lo que me había sucedido, quizás porque no quería que pensara que estaba rara o tal vez solamente porque tenía ganas de llenar el silencio con palabras aunque fueran sin sentido.

por Invitado Mar Abr 12, 2011 12:24 am

La siento halarme de la manga y luego la escucho decir aquello que parece ser mucho más de lo que sus palabras dan a entender, frunzo el ceño pero no me da tiempo a preguntar, sigue su camino y me lleva del brazo, y digo me lleva porque literalmente me va jalando. La siento recargarse así a mi lado y me gusta sentir que, a pesar que ambos poseemos esta condición, la puedo proteger de algo. Finalmente entramos a la taberna.

La escucho contarme brevemente la historia del vampiro y sonrío, me cuenta tantas cosas que a veces me pierdo, debería archivar todas sus historias para saber cuáles ya me ha dicho y cuáles no, pero algo más hay en todo esto, como si su anécdota con el vampiro fuera el chivo expiatorio para no contarme algo mucho más importante y trascendente.

-Supongo que lo mismo que tú -le digo, aunque bebo alcohol no soy un conocedor, prefiero que ella decida, estoy noventa por ciento seguro que pedirá whisky y whisky está bien para mi.

La miro detenidamente, la conozco y hay algo diferente, puedo sentirlo, su mirada trata de decir algo que su voz se niega.

-¿Estás bien? -era un terrible cliché, pero era una pregunta obvia y precisa, era lo que deseaba saber.

por **Antonella Giordano** Mar Abr 12, 2011 12:39 am

Me siento en una de las sillas sin acomodarme el vestido haciendo que se infle frente a mi y a punta de golpes y alisamientos vuelvo a acomodarlo esperando a que el mesero se acerque. Yo ya sé por experiencia previa que aqui los meseros no son tan geniales como en otro lado. -Supones bien aunque si quieres otra cosa podrías decirlo ahora Una vez que el vestido queda acomodado miro hacia Pablo con el ceño fruncido y antes de que pueda contestar, el mesero se acerca. No le doy ni tiempo a que nos de la bienvenida porque levanto dos de mis dedos de una mano para indicarle la cantidad de bebidas que quiero. -Dos whiskys, bien servidos... en las rocas Porque esa noche yo tenía calor.

Dejo que se vaya el mesero teniendo en la mente su pregunta y en lugar de enfrentar su mirada, clavo la mía en la mesa encogiéndome de hombros. Un mini momento de debilidad y luego la barrera vuelve a formarse haciendo que lo mire a los ojos. -¿Tengo cara de estar mal? Supongo que ya sabía la respuesta a esa pregunta pero yo no era del tipo de chicas que se largan a llorar a un rincón y se cuelgan de cualquier especímen del sexo opuesto para que las mimen y las gagan olvidar sus problemas. Yo era del tipo de chicas que golpeaba en la cara al agresor, sólo que esta vez no me había salido como yo quería.

Me mordí el labio inferior delatándome de nuevo y haciéndome preguntar qué pasaba con los tragos. Cosa que era bastante irracional porque acabábamos de pedirlos pero la urgencia de sentir el ardor del alcohol en mi garganta era mayor que la coherencia en mis pensamientos. -Nada, es que a veces creo que... no soy tan fuerte como creo que soy... Dije quedito desviando la mirada y estrujándome las manos. ¿Qué pasaba con las bebidas? -PEro si le dices eso a alguien, te pegaré Advertí para darle a entender que esta era otra de esas confesiones que no debían salir de nuestro estrecho círculo de amigos. Y por círculo de amigos me refería a él y yo.

por Invitado Mar Abr 12, 2011 1:00 am

Miro todo su rictus, y es increíble que ella pida las bebidas, ¿qué clase de caballero soy?, pero siempre ha sido así, prefiero que ella haga ese tipo de cosas porque, a pesar de ser mujer suele imponer más que yo, tiene más derecho a ejercer autoridad. Whisky en las rocas, suena bien aunque una decisión extraña, no era una noche fría, pero sí fresca.

Sé que cuando no me mira a los ojos algo pasa, el problema es saber la magnitud de lo que le sucede, pero luego me mira con esa expresión decidida y dura que le conozco bien.

-Tal vez no para el ojo desconocedor -le respondo, luce como una chica (algo ruda) normal-, pero sí para mi que te conozco -remato, es la verdad, los pequeños detalles que pasan desapercibidos son mis pistas. Tiene cara de estar mal para mí que puedo leerla.

Río ante la amenaza y la tomó de las manos por encima de la mesa, no creyendo lo que escucho.

-Eres la persona más fuerte que conozco -le confieso-, no es como si conociera a mucha gente, pero debe tener su mérito -le sonrío tratando de alejar ese mohín imperceptible que yo sí logro captar y me molesta, me molesta verla así.

por **Antonella Giordano** Mar Abr 12, 2011 9:27 pm

Me da coraje, mucho coraje verme vulnerable y sin tener idea de a dónde dirigirme porque yo no soy así y aunque mis problemas siempre acababan enterrados bajo capas de hostilidad, este conflicto se negaba a dejarse enterrar, a quedarse olvidado en algún rincón del subconsciente. Jalé el aire suficiente para sacarlo en un suspiro sabiendo que él estaba enterado de mi cambio de humor, era difícil ocultarlo. Ocultárselo a él. -Ya... a ti no puedo engañarte, ¿cierto? Era imposible.

Intenté recomponerme en un instante, reforzar la barrera a punta de tragarme todo lo que me está pasando pero un simple gesto, el de sus manos tomando las mías hace una grieta peligrosa en el concreto que me cubre. Niego a lo que dice sonriendo sin poder evitarlo, eso no es cierto, ahora me he dado cuenta de que no soy tan fuerte como creía y que a veces no soy más que una chica cualquiera, una chica cualquiera a la que con un simple movimiento le rompen el brazo y la dominan. No puedo mirarlo porque me pican los ojos y trato por todos los medios detener el torrente de lágrimas que amenaza con salir. Respiro profundamente, pienso en otra cosa, cuento del uno al número que necesite pero la grieta se va haciendo cada vez más profunda minando en mi autocontrol.

No voy a llorar, no esta vez, no pretendo arruinar la velada con mis tonterías así que soltando una de sus manos y dando un golpe con el puño sobre la madera de la mesa intento cerrar el tema. ¿Qué podía decirle si mi cuerpo ya estaba sanado por completo? Ojalá que así como la sanación acelerada servía para las heridas físicas, así también sirviera para las heridas emocionales. Levanté la mirada buscando sus ojos una vez que me sentí segura y sonreí de lado agradeciéndole silenciosamente su compañía. -¿Quieres saber qué me tiene así? Podía contárselo, tal vez así resanaría la grieta en mi barrera y después de eso, no me volvería a molestar el asunto.

por Invitado Miér Abr 13, 2011 4:07 pm

Niego con la cabeza cuando dice aquella verdad irrefutable, a mi no me puede engañar, no tan fácilmente al menos, la escucho y la miro pero odio no poder leer su mente, aunque confieso que eso sería traspasar la barrera de su confianza y aún si pudiera, no estoy seguro que lo haría.

Tiene esta expresión que jamás le había visto, ¿va a llorar?, estoy listo para darle consuelo pero no estoy seguro de estar preparado para verla llorar, jamás la he visto llorar. Me asusta el golpe que de pronto da a la mesa y doy un respingo.

-Quiero que me digas para saber si puedo ayudarte, pero no puedo obligarte a hacerlo -le digo la verdad porque es lo mejor, qué ganaría con andar con rodeos, quisiera ayudarla, cualquiera que sea su problema, pero la conozco y tal vez no esté dispuesta a decirme. Se supone que esto está basado en la confianza y aguardaré paciente hasta que ella, por propios medios, esté lista para decirme.

por **Antonella Giordano** Miér Abr 13, 2011 9:52 pm

Me remuevo en la silla algo incómoda porque esto de las confesiones no es lo mío definitivamente, pasé saliva tragándome con el nudo en la garganta también las lágrimas que estaban asomándose a mis ojos y sonrío al escucharlo, así es él y por eso lo quiero tanto aunque no se lo diga en voz alta muchas veces. Fruncí los labios pensándome el cómo empezar el relato de mi pesar pero justo en ese momento llega nuestro pedido y aprovecho para mirar al camarero y hacerle una seña antes de que salga corriendo de ahí a atender a otras mesas. -Mejor trae la botella completa... Espero a ver su expresión y chasqueo la lengua, tal vez sería mejor beber primero.

-Vas a pensar que estoy loca... Porque pongámonos serios y analicemos el asunto: mi medio hermano a quien no veía hacía diez años también estaba en París, yo había descubierto que escuchaba voces y que esas voces a veces lo poseían, y entonces estaba el asunto de que una voz poseyendo a mi medio hermano me había violado y dejado maltrecha y luego además de todo... -Es complicado y... ni siquiera creo entenderlo yo misma Levanté mi vaso hacia él esperando a que chocara el suyo con éste en una especie de brindis improvisado sin saber por qué brindar. -Por... ti... ¿vale?

Sonreí mientras bebía, tal vez el alcohol me diera un poco de valor para decírselo porque cargar con eso yo solita, era demasiado y explotaría de un momento a otro. -¿Recuerdas que te conté de mi medio hermano? Venga, entre más rápido lo soltara, más pronto podríamos disfrutar lo que quedaba de la noche

por Invitado Jue Abr 14, 2011 1:29 am

La miré, se veía incómoda pero estuve seguro de una cosa, no me lo iba a decir tan rápido, parecía serio, sin embargo, me lo diría, era su amigo, tal vez no hoy, tal vez no mañana, pero me lo diría. Parpadeé perplejo al escucharla pedir toda la botella y sonreí, iba a ser una noche larga, pero era una bendición que fuera en su compañía.

Me dice que es complicado, pero claro, la vida es complicada, sin embargo, por cómo lo dice le creo, debe serlo, más allá de cualquier cosa que hayamos enfrentado ambos, en conjunto o cada quién como peleador solitario.

-Por mi -choco mi vaso con el suyo-, y por ti -le sonrío-. Por los dos.

Asiento ante la mención de su medio hermano, algo me había dicho al respecto, pero no ahondado, no conocía al susodicho siquiera, pero ahora presiento que él tiene que ver con cualquier cosa que la tenga así.

-¿Pasa algo con él? -pregunto, no quiero presionarla pero tampoco puedo dejar que lidie sola con lo que le está sucediendo.

por **Antonella Giordano** Jue Abr 14, 2011 11:24 pm

Sonreí a meias cuando chocó su vaso conmigo y repetí sus palabras en una especie de murmullo bebiendo de mi vaso y casi terminando su contenido en el primer trago, así de tanto lo necesitaba. Y no era que yo fuera una acohólica empedernida pero hay ocasiones en las que un buen trago te ayuda a calmar las voces de tu cabeza. Voces. No importaba a dónde huyera, el tema me perseguía a todos lados. Miré a Pablo dándome cuenta de que llevaba mucho tiempo callada y suspiré solamente para darle a entender que seguía en esa dimensión y que no había sido yo la que lo abandonaba por una ilusión en mi cabeza. Me pensé la mejor forma de planteárselo pero cómo podía contarle algo si ni siquiera yo estaba segura de lo que había sucedido. -Cielos, soy una idiota Me llevé las manos al rostro tapándome los ojos y dejando que la oscuridad me llenara la vista.

Asentí sin quitarme las manos de la cara y decidiendo que soltarlo como saliera era mucho mejor que estar pensando en qué palabras utilizar. -Está en Paris, lo vi el otro día... y... y... Abrí los dedos de mis manos para dejar que mis ojos se asomaran entre ellos y mirara a mi mejor amigo de los mejores amigos esperando ver su reacción. -Y dice que escucha voces en su cabeza... y que las voces le dicen qué hacer y... que a veces toman control de su cuerpo y... Y ahora que lo decía sonaba aún más loco que en mi cabeza. Resbalé mis manos hasta dejarlas caer sobre la mesa arrugando la nariz. -¿Estoy diciendo tonterías? Es que no sé si creerlo... es tan... irreal

Me quedé pensando en eso, había optado por decir lo menos grave del asunto primero antes de soltarle la bomba, miré el brazo que me había roto en ese episodio y recordé de pronto el dolor y la impotencia de no poder hacer absolutamente nada. Ese imbécil era mucho más fuerte que yo. ¡Y lo peor! Lo peor del caso es que cuando tuve oportunidad no había huído de él. -Ahora seguro que piensas que estoy loca Bebí lo que quedaba del vaso esperando al mesero con la botella para servirme de nuevo. Si había alguien de quien me importara su opinión, era precisamente de él y no podría soportar si él no me creía y me abandonaba a mi suerte en ese justo momento.

por Invitado Vie Abr 15, 2011 12:16 am

La observo beber el whisky de un solo trago, quisiera yo tener esa capacidad sin vomitar un segundo después de hacerlo, tomo a mi paso, un sorbo y nada más, parece que está a punto de romperse y cómo se lleva las manos al rostro lo comprueba, ¿idiota?, de qué habla, no entiendo pero aún así poso mi mano en su espalda, quiero que sepa que estoy con ella, no importa qué.

La escucho atención, su medio hermano está en París, eso ya es algo de información pero luego me suelta todo aquello, suena salido de un cuento de horror, suena terrible pero aún así no puedo entender qué de todo eso la tiene así.

-No son tonterías -le digo firme-, vamos, nosotros nos transformamos con la luna y sus ciclos, cualquier cosa es posible -trato de animarla, y aunque todo lo que me dice me suena de hecho fuera de toda realidad, qué más da, he comprobado que muchas cosas son reales.

-Está en París y escucha voces -trato de recapitular-, ¿estás preocupada porque alguna de esas voces pueden conducirlo a hacer algo estúpido? -pregunto presentando el escenario más alentador, el peor sería que de hecho ya haya hecho algo estúpido.

por **Antonella Giordano** Vie Abr 15, 2011 12:30 am

Ahora venía lo peor de todo el momento, las manos en mi cuerpo, la sensación de estar siendo herida, de no poder escapar y luego la casa encima de nosotros y su cara y... dejé escapar un suspiro tomando la botella en el aire antes de que el mesero lograra colocarla en la mesa y sirviéndome de nuevo mirándolo como si me estuviera confortando sólo por el hecho de hacerlo. Tiene razón, si nosotros nos convertíamos en cada luna llena, todo podía ser posible pero lo que venía después, lo que venía después temblaba en la punta de mi lengua sin atreverse a salir por completo. -No... Suelto como respuesta a su pregunta sintiendo mi voz ahogarse a la mitad de la diminuta palabra.

Cerré los ojos respirando profundamente intentando sacar de mi cuerpo toda sensación de sus manos y sus labios y su... -Me hizo daño... Digo bajando los ojos hasta la mesa sin atreverme a mirarlo una vez más, sintiendo que mi barrera se rompe en mil pedazos y que éstos se desparraman por el suelo. No lo había dicho completo, 'hacerme daño' podía ser cualquier cosa y sinceramente no creía que se imaginara lo que en realidad pasó. Me encogí sobre mi misma un poco encorvando los hombros hacia delante y metiendo mis manos entre mis rodillas encima del montón de capas que formaban mi vestido. -Me... me... Maldición, era como si la palabra no se quisiera formar en mis labios. ¿Porqué no podía decirlo? -Me hizo mucho daño... y yo... y ¡yo no podía quitármelo de encima!

por Invitado Vie Abr 15, 2011 1:01 am

Pero mis expectativas por lo mejor se vinieron abajo en su segundo y me rompe el alma verla así, se me rompe en dos y de un solo tajo, tal vez su semblante y su angustia es imperceptible para el resto, pero no para mi que puedo ver cosas que otros no, y que la conozco, está tensa, algo pasa, no es tan sencillo como que su medio hermano está en París y escucha voces.

"Me hizo daño" la escucho y aprieto mi puño tanto que los nudillos comienzan a ponerse blancos, le hizo daño y entonces en lo único que pienso es en retribución, sí él le hizo daño a Nell yo le haré daño a él... pero qué estoy diciendo, un tipo debilucho como yo qué podría hacer, y luego ella se rompe, no podía quitárselo de encima, me dice y pienso lo peor. Lo peor y me da naúsea, y quiero llorar con ella pero alguien debe mantener la compostura aquí.

-Mírame -le exijo y con ambas manos levanto su rostro-, dime qué te hizo -necesito tener la certeza para así poder actuar, porque aquí es donde pierdo los estribos: yo lo mato.

por **Antonella Giordano** Vie Abr 15, 2011 8:59 pm

De pronto en mi mente vuelven a estallar como pequeñas bombas todas las imágenes de aquel día. Intento con todas mis fuerzas no echarme a llorar justo en ese momento pero mi respiración entrecortada delata los sollozos que luchan por salir a flote. Menuda noche de fiesta habíamos tenido, y yo tenía que arruinarla entera, no podía esperar a que hubiéramos brindado un par de veces más. No. Tenía que decirlo justo ahora. Apreté más las rodillas con mis manos entre ellas como si estuviera reviviendo todo, escuchando el chasquido de mi brazo y sintiendo las heridas en carne propia una vez más, como cada vez que lo recordaba.

Pongo resistencia a mirarlo pero al final lo hago, con los ojos brillosos y casi negando con la cabeza sin moverme más de lo que él me obliga. No puedo decirlo, decirlo es hacerlo real, más real de lo que ya es. Suelto un quejido que tardo en reconocer como mío, como si me doliera tener que decirlo y desvío la mirada de sus ojos como si yo hubiera tenido la culpa. Tal vez la tenía. ¿No había gritado Jamal que me alejara? Debí haberme ido en ese momento y después también y después... -Me... me... me tocó... y me... me violó... Voy bajando la voz conforme voy hablando terminando en un hilo de voz sin poder quedarme callada en ese momento pero continuando hablando en voz baja como si me importara lo que la gente alrededor dijera de mi. -No podía quitarlo, es muy fuerte y... y... me lastimaba... me rompió el brazo... Hablaba como si me justificara de no haber podido detenerlo, como si fuera mi responsabilidad todo lo que hubiera sucedido.

por Invitado Vie Abr 15, 2011 9:36 pm

No soporto ver sus ojos así, con ese velo de tristeza, a punto de quebrar, a punto de romper en llanto, y verla temblar de ese modo. Se resiste a decirme pero lo hará, titubea y me da pistas, pero no lo suelta hasta que finalmente dice aquello que es producto de mis peores pesadillas. ¿Él hizo qué?, lo dice y no lo capto de inmediato, es demasiado para soportar, aprieto la mandíbula, estoy enfurecido y poco a poco a mi llega lo que esas palabras significan. La violó, así como me lo está diciendo, sin dobles lecturas, sin más.

-¿Qué? -qué estúpida pregunta hago, pero no se me ocurre nada, es demasiado que procesar y no puedo.

Y luego trata de explicarme pero no quiero escucharlo, no quiero escuchar el horror, no quiero imaginarme como se siente, no sólo fue violada, sino que por su medio hermano, qué más daba si era poseído por voces o por el mismo diablo, era una bestia más allá de nosotros mismos, no me importó nada en ese momento, lo único que quería era hacerlo sufrir, aún sin conocerlo, lo mismo que él la hizo padecer.

La abrazo porque no puedo decir nada que la pueda consolar, la abrazo fuerte y le acaricio el cabello.

-Todo va estar bien -es una mentira, pero se la digo-, no fue tu culpa -eso, sin embargo, es verdad.

por **Antonella Giordano** Vie Abr 15, 2011 10:13 pm

Intento seguir explicándole lo que pasó, intento que sepa que no es mi culpa y que yo intenté por todos los medios que no sucediera, incluso fue por mi idea de lastimarlo también que no continuó con lo que estaba haciendo y pudimos regresar a la... ¿normalidad? No puedo, no me salen más palabras porque no sé cómo justificarme, yo pensé que Jamal nunca me haría daño pero al parecer me equivocaba, y fueran sus voces o fuera él mismo, no cambiaba e hecho de que me había lastimado mucho. Lo miro preguntando con la mirada si en serio quiere que lo vuelva a decir porque la primera vez me ha costado mucho trabajo. -Yo... Mi frase queda a medias con su abrazo, abrazo en el cual me fundo y por fin quitando las manos de entre mis rodillas, regreso el gesto apretándolo contra mi y hundiendo mi rostro en el hueco de su cuello sintiendo la barrera romperse definitivamente y empezar a gotear.

No quiero que me vean llorar y aún así no puedo dejar de hacerlo, no sólo me siento sucia sino también estúpida, por no haberme ido y por haberlo salvado y por haberme quedado ahí mientras me curaba. Lo odiaba, si que lo odiaba pero se escuchaba tan desamparado que me daba sinceramente mucha pena dejarlo ahí sin que nadie le creyera. Otra vez la confusión. ¿Dónde quedaba yo?, ¿Porqué tenía que ser pisoteada solamente por querer a alguien?, era mucho más sencillo no tener relaciones con nadie para evitar este tipo de cosas. Las palabras salieron en tropel, atropellándose con los sollozos, luchando por ser la primera en salir, la respiración entrecortada, las lágrimas fluyendo por mis mejillas. -Si fue mi culpa... tuve que haberme ido de ahí... tuve que... Hacer algo, cualquier cosa hubiera sido mejor, me había quedado como la peor de las mujeres sin hacer absolutamente nada.

por Invitado Vie Abr 15, 2011 11:45 pm

Escucharla llorar, sentirla llorar en mi hombro me está acabando el alma, escucharla echarse la culpa. Por todos los cielos, cómo puede ser su culpa, la culpa es de ese animal que tiene por medio hermano, la culpa es de todos, menos de ella, ella es víctima.

No es justo que eso le pase a ella.

-No, no... -trato de consolarla, pero cómo hacerlo cuando yo mismo no encuentro en consuelo-, no digas eso -qué es su culpa tiene ella, quiero preguntar cómo y por qué pero qué ganaría con saber.

La abrazo más fuerte, quiero que sepa que estoy ahí con ella, y estaré con ella cuando lo necesite, que no importa nada, yo seré su amigo. No sé cómo lidiar con esto, pero trato de mantenerme fuerte, para que ella sea fuerte. Aunque cómo serlo en una situación así.

-No es tu culpa -le repito, quiero que quede claro. Ahora creo que el whisky no fue mala idea y que debí haber bebido más.

por **Antonella Giordano** Sáb Abr 16, 2011 12:37 am

Su abrazo me reconforta, el simple hecho de enterrar mi nariz en su ropa y aspirar el aroma conocido de mi mejor amigo hace que una tranquilidad me bañe completa, y aún así no puedo dejar de llorar en su hombro, como una niña, como hacía tanto no hacía porque llorar siempre me había parecido de débiles y de tontos. ¿cuánto tiempo había pasado desde mi reencuentro con Jamal? ¿Días?, ¿Meses?, ¿Horas? No importaba, todo ese tiempo había llevado yo un peso enorme en el alma y apenas lo estaba soltando, era egoísta al hacer a Pablo ayudarme a cargar con ello pero yo no contaba con nadie más. Intenté serenarme por todos los medios pero lo único que lograba hacer era acercarlo más a mi como si tuviera miedo de que él también se fuera. Como todos los demás que ya me habían abandonado.

-Ni siquiera pude pegarle... Suelto en un tono de voz meramente infantil como si hubiera perdido la oportunidad de subirme a un pony y no precisamente de deshacer a golpes al culpable de que estuviera así. Negué casi imperceptiblemente con la cabeza escuchando sus palabras de aliento, de consuelo, asegurándome que no es mi culpa y por un fugaz momento llego a creerlo en serio pero después vuelven a mi las imágenes de mi misma hablando con él cuando debí haber huido de su presencia rápidamente, en cuanto tuve oportunidad. -Tengo la cabeza hecha un lío Aun así no me suelto, es como estar naufragando y soltarse de la orilla del bote salvavidas que es la única oportunidad de salir con vida, no puedo soltarme y en el fondo sé que me da vergüenza ser tan débil como cualquier otra mujer y sé que a él le incomoda pero no puedo hacer nada por remediarlo. Se me terminó el autocontrol en algún momento de mi confesión.

por Invitado Sáb Abr 16, 2011 4:29 pm

La siento aferrarse a mi y no la suelto, me gustaría tener el poder mágico de, con mi abrazo, poder alejar toda su tristeza, deshacer lo que le ha pasado, me gustaría que en mis brazos a ella no pudiera llegarle ningún mal, pero sé que no es así, sé que no tengo tales poderes, pero cómo lo desearía ahora. Su llanto humedece mi hombro y el corazón se me rompe, me dice cómo no pudo defenderse y qué hago, no puedo culparla, por todos los cielos, no esperaba que en una situación como esa metiera las manos.

-Aquí estoy -le digo cuando me confiesa que su cabeza es lío-, tranquila, no voy a dejar que nada malo te vuelva a pasar -le prometo, se lo prometo con todo lo que tengo, con todo el alma, pero por qué no estuve ahí, por qué no estuve para defenderla, por qué.

No hubiera podido hacer mucho tal vez, como licano tengo fuerza superior a la de un hombre, pero para los nuestros son un debilucho, y si puso someterla, pudo habernos sometido a ambos, pero al menos hubiera estado ahí con ella, al menos hubiera intentado por todos los medios que no se le acercara. Sin embargo, todo eso son supuestos que no sucedieron, todo eso es un pretérito inexistente, la realidad era esta y era terrible.

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