La vida tiene su lado sombrío y su lado brillante { Milo}

El optimismo de la morena siempre había sido tan grande como su fe en Dios. Siendo una joven sin padres, sin familiares, había aprendido que el mundo no te recibía con los brazos abiertos y menos si provenías de una clase inferior a los demás. Pero las cartas de la vida y la muerte las tenía ella, tenía ciertos poderes provenientes de los gitanos y algunos sin ser descubiertos por ella misma. Lo que de verdad le quitaba el sueño, aparte de las pesadillas consecutivas del vampiro que se había pasado un año o dos torturándola, eran aquellos pares de colmillos que aparecían con frecuencia en la bola de cristal. También en la palma de su mano ,su destino estaba maldito. ¿Pero de que?. Maldita lo estaba de hace tiempo, su cuerpo había sido torturada físicamente , con violencia de muchos vampiros, eso significaba que estaba maldita, eso creía ella. Aunque en su corazón había odio, rencor , ante aquellos seres a veces les compadecía, algunos no habían tenido intención o elección por convertirse en lo que ahora eran. Por temor a la muerte, ellos tuvieron que afrontar la vida de otra manera . Eran las seis del medio día. La primavera estaba asombrando a todos los habitantes de aquella maravillosa tierra , otorgándole los frutos y aquellos productos de la naturaleza. La morena estaba tumbada , observando el cielo claro y la hierba acariciar su cuerpo con suavidad. Tenía muchas cosas que hacer pero deseaba observar el cielo, se sentía feliz y a la misma vez sentía a su lado dos presentes fantasmas de personas queridas que habían sido arrancados de la tierra por seres malvados sin corazón alguno. Sus pupilas, cual dos cristales rotos observaban aquellas nubes de diferentes formas, intentando descubrir figuras conocidas por ella. Allí, en medio del campo, el cielo arrancó una sonrisa encantadoramente dulce del rostro pálido de la joven.

Pero la joven no podía pasarse el día allí, las monedas no caían del cielo por ella. Debía de ganarse el pan de cada día con un trabajo mucho mas decente , no como algunos de su campamento que se pasaban el día robando. Era por eso mismo porque muchos les señalaba con el dedo a todos . Suspiró levantándose, recordando lo que se había propuesto desde la muerte de sus padres. Convertirse en cazadora. Ante aquel pensamiento ella emprendió la marcha hacía su carreta. En su camino , el jefe del campamento le cortaba el paso con una expresión serena – Tienes una carta , Lyuba – tras decir aquello con seriedad entregó la carta a la morena. No lo había abierto porque el sobre seguía cerrado. Lyuba, sorprendida lo abrió con lentitud , leyendo cada una de las letras con atención. Su mentor, su nuevo mentor le había indicado el lugar donde podrían ejercer con facilidad sus habilidades como cazadores. El corazón de la morena estaba palpando demasiad fuerte, tan fuerte que en cualquier momento tenía la impresión de que iba a salirse del pecho. Un brillo de esperanza se podía notar con facilidad. El jefe sabía sus intenciones por eso mismo intentaba cuidar mejor de la morena y explicarle que no hacía nada bien perturbar a aquellos seres – Lyuba, por favor no lo hagas. Ahora tienes tiempo para cambiar tu decisión – comentó mirándola con la misma seriedad que antes – No, creía que mis esperanzas habían desaparecido. Que no tenía ni una posibilidad por acabar con ellos. Pero ahora, el cielo me a enviado un ángel. No voy a dejar que esta oportunidad se esfumara como hizo con mis sueños..- comento sonriendo con sarcasmo, un sarcasmo nada habitual en su rostro. El hombre negó con la cabeza suspirando – Te arrepentirás de tus decisiones.. – sin mas se alejó dejando a Lyuba con sus propios pensamientos. La carta indicaba que el lugar perfecto iba a ser el bosque así que emprendió la marcha con paso lento, poniendo en orden sus pensamientos. ¿Por qué el jefe no se alegraba por ella?. Ahora se sentía feliz gracias al hombre que había deseado ayudarla, y aun mas a las personas que se habían unido a ella. En media hora había llegado al bosque, cada vez se adentraba mas . El sol parecía colarse entre las ramas de los árboles y Lyuba intentaba observar la figura de su mentor.

Sus claros ojos buscaban aquella figura que pocas veces había alcanzado a ver. Recordaba la primera vez que vio su rostro, sereno . Había hecho una visita a los gitanos y la morena, como era tan curiosa, se había acercado a el hasta que se dio cuenta de que era un cazador. El único hombre, su única salvación. Se había aferrado a el como un salvavidas y ahora, ella, tendría que dar lo mejor de ella para llegar a ser como el, como sus padres. Había jurado sobre las tumbas de sus parentescos que iba a ser una cazadora conocida, famosa y temida por los vampiros, tal cual fueron ellos. No le importaba cuanto tiempo tenía que proseguir como aprendiz, le daba lo mismo . Los resultados se verían claramente tras largos y difíciles ejercicios. Lyuba dio unos pasos hasta que vio a una persona apoyada en el tronco de un árbol a la espera de alguien. Era Milo. Su corazón parecía salirse del pecho, estaba nerviosa . Dio unos pasos hasta hacerse visible y con una sonrisa amable saludó – Buenas tardes. Me alegraría saber que no le e echo esperar mucho.. – comentó acercándose lo mejor que pudo a la zona. Una zona despejada, tal cual una sala despejada de sillas y mesas.

Trago saliva observando las antorchas que iban a encenderlas con la llegada de la noche.
Se sentía orgullosa por haber llegado hacía donde estaba ahora. Por haber conocido a un hombre como aquel. Espero a que el hombre respondiera para luego ,decidida afirmar – Estoy preparada, maestro - su voz había sido suave tal cual el viento. Se moría de ganas por empezar. Toda su vida había pensado en la venganza , ahora solo era cuestión de tiempo para aprender y luego poner en práctica.

La joven adoptó una posición de brazo interrogante, apoyando en su cadera y esperando a que el profesor diera el comienzo de su clase. Escuchaba con atención cada palabra, siempre había sido una persona obediente y cabezota . Mientras hablaba, los ojos de la joven observaba con detenimiento el lugar. Era el lugar perfecto, lo único que debía hacer era grabar el camino de ida en su cabeza, para recodar al día siguiente por donde debía ir y no perderse, como la mayoría de las veces- Perfecto - musitó deformando su rostro con la intención de sonreír dulcemente, pero lo único que había salido fue una sonrisa traviesa, maléfica. Teniendo doble personalidad solía ser una gitana un tanto rara , aunque la gente seguía viéndola como una chica dulce y tierna. "Milo, Milo" repitió su nombre en la mente mientras hablaba - Si, estoy preparada..- contestó acercándose hacía Milo con pasos ruidosos.

Milo disparó con el arma , seguramente algunos gitanos se asustarían en escuchar el ruido pero Lyuba no lo hizo, tan solo se detuvo observando lo experto que podía llegar a ser su profesor. De nuevo, aquel destello, aquel brillo apareció en sus ojos cual las estrellas que aparecen en el firmamento ,brillantes con una luz eterna . Sus ojos observaba los tiros y cuando acabó ,dirigió sus ojos al hombre, observándole con curiosidad y preguntándose como Dios le había puesto en su camino - ¿Por qué deseo ser cazadora? - preguntó incrédula casi soltando una carcajada irónica - Para vengarme - murmuro con seriedad , cambiando la expresión de su rostro en una expresión fría - Toda mi familia fue conocida y temida por los vampiros , cazadores , y casi todos murieron en manos de aquellos seres. Yo, también estuve a punto de morir en manos de uno de esos seres,solo logro torturarme, pero mi astucia les ganó y aquí estoy..preparándome el tiempo que haga falta, para acabar con los vampiros. Mataré uno por uno, sin importarme si son buenos o malos. Venganza, Milo..venganza - estaba hablando con calma pero con una voz soñadora , como si estuviera formando imagenes mugrientas sobre la muerte de los vampiros.

Lyuba comenzó a estirar sus piernas, caminando con pasos lentos alrededor de Milo preparada para responder . No sabia si ella había pedido ser interrogada, solo necesitaba unas clases esenciales . Suponía que tal vez era de importancia saber los motivos de su venganza. Despego los labios observando las armaduras alrededor de la cintura de Milo , con una sonrisa traviesa – Tengo dos poderes, no soy una bruja para hacer levitar una casa entera – ironizo de espaldas al maestro , observando el cielo. Tenia la costumbre por dar vueltas cuando hablaba, la gente estaba acostumbrados a ella – Control del aura y adivinación del futuro, también maldecir..siempre e logrado mis objetivos cuando e maldecido a gente , pero no es de suma importancia este ultimo – prosiguió volviendo a estar en frente de Milo con la mirada perdida. No era etiquetada por una persona tranquila y pasiva, era energética, le gustaba estar de un lado para otro. Pensativa observo el ambiente y al mismo tiempo pensaba que hacia tiempo que no ponía en practicas sus poderes, en especial el control del aura. Era algo totalmente nuevo para ella. Se dio cuenta con rapidez de que Milo la observaba y como si no hubiera pasado nada, sonrió dulcemente.

- ¿Tiene alguna otra pregunta o comenzamos? – pregunto con descaro. No deseaba ser mal educada, agradecía que Milo se había ofrecido, pero estaba impaciente por tener un arma como el tenia. Al menos poder disparar y aprender a disparar. Lo único que cargaba con ella era la navaja afilada regalada por su difunto padre. Apoyo su brazo en la cintura , arqueando una ceja a la espera de una respuesta. Necesitaba aquellos entrenamientos como las flores necesitaban el agua para sobrevivir en el verano caliente. Ese era el comienzo de una vida llena de milagros y encuentros raros, había llegado lejos gracias a la fe y a la personalidad imprimada de su padre . Se preguntaba, internamente, si sus padres desde arriba , estaban orgullosos de su hija o pensaban que estaba manchando su nombre . Ante tales pensamientos su piel se erizó , temía desobedecer a sus padres, aunque ellos ya no estuvieran presentes en el mundo cruel en el que ella si estaba presente.

- ¿Sabes haber alguna clase de medicamento natural?, ¿Como te va en el ejercicio?

La morena siempre había vivido con el pensamiento de que sus poderes nunca le habían servido. Es más, creía que no poseía ninguno especial y a veces, sus visiones solía perjudicarla y llevarla por el mal camino. Como por ejemplo, aquellos pares de colmillos que aparecían cada vez que ella tenía el deseo de averiguar su futuro. Las palabras del maestro eran coherentes, aunque la morena se mostraba cabezota, se limito en discutir sobre aquel tema de los poderes. Solo arqueo una ceja con descaro - ¿Importante maldecir?. Cree que si maldigo a un vampiro volar por los aires a la nada, este volara? –pregunto irónicamente. Aquellas preguntas no había podido dejar de largo, era una persona tranquila pero su personalidad bipolar se encontraba en contradictoria con la normal Lyuba. Su mirada, como tantas veces, era interrogativa e intimidante. La paciencia no formaba parte de ninguna de sus personalidades, por eso mismo no se aguantaba las ganas de poder matar a un vampiro con todas sus fuerzas humanas – Créame, la paciencia no es mi virtud.. – dijo ella con un tono normal, acompañando las palabras con el acento que delataba que era una gitana extranjera .

La morena observaba con atención los movimientos de Milo. Por sus actos, demostraba que era una persona ordenada en lo que hacía. Al escucharle hablar Lyuba casi deja escapar una risa burlona, pero como cada vez, su conciencia se lo impide. “ Deja de ser tan burlona, tomate las cosas en serio. No quiero que Milo piense que esta perdiendo el tiempo con el entrenamiento” aquella vocecita hizo que Lyuba se pensara mejor la respuesta – Medicamentos naturales..si, casi todos. Digamos que tengo…cierto conocimiento sobre las maravillas de la naturaleza – dijo ella con los susurros de una ninfa. La gitana poseía varios frascos de toda clase de hierbas, gracias a sus conocimientos y a ciertos conocidos de la brujería. Ante la pregunta del ejercicio, la morena sonrió de tal manera que su perfecta dentadura reluciera en aquel territorio – Hmm..ejercicio no suelo hacer, tengo los pies muy rápidos – dijo ella pensando en las veces que se había visto obligada en huir de sus enemigos o de simples animales salvajes. Ignoraba el tiempo y si era de noche o de día, lo que de verdad deseaba era empezar cuanto antes.