AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
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Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
Habían pasado tres horas desde el atardecer. El hecho de estar aquella noche en tan controvertido teatro era más que la mórbida curiosidad. Theare des Vampires, el teatro donde los vampiros finjían ser humanos que finjían ser vampiros, una idea original, y bastante retorcida según pensaba el Conde Darcy Trudeau mientras e acomodaba la manga derecha de su chaqueta. Hacía cinco minutos que había llegado y trataba de respirar lo estrictamente necesario, el olor dulzon que despedían las sanguijuelas aquellas quemaba la nariz. El traje que llevaba era e un color negro al igual que su sombrero de copa que le resultaba incomodo llevar. Después de que aquél lyan lo convirtiera en una criatura de la luna, había ciertas cosas que antes solía hacer con naturalidad que ahora le costaban e incluso le disgustaban.
La noche era apropiada para ir al teatro, para la misión de espionaje que llevarían acabo y al mismo tiempo era muy peligroso, por que no había luna llena y eso hacía que su fuerza estuviera menguante igual que el ausente astro, un factor nada conveniente al entrar a la cueva del vampiro, literalmente. Esto hacía que estuviera nervioso. Milo estaba retrasado y eso no era normal a menos que estuviera ocupado. Desenfoco la vista proyectando su vision hasta donde estaba su amigo. "El trabajo es el trabajo, no tardes" pensó al verlo tan ocupado trattando de "estacar" a un vampiro. Sabía que no lo escucharía, lastima que la telepatía no fuera parte de esa habilidad, no se puede tenerlo todo.
Se puso a revisar los carruajes que iban llegando, esperando divisar el de la señorita Doreen Caracciolo, la obra no tardaría en comenzar. Suspiró pensando en el trío en que se habían convertido. Al principio había creido que Milo se había vuelto loco al llevar a aquella mujer a la casa de campo, pero conforme hablo ella y vio en sus ojos la resolución entendío que iba a ser una valiosa pieza en el juego. Siempre había confiado mucho en el buen criterio de su amigo y esta vez no era diferente. Se preguntó por un momento donde terminaría su retorcido trio. Al final decidió que mientras se lograra el objetivo, el desenlace no importaba mucho.
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
La noche a penas se hacía presente aquel día en París. No había hecho mucho la chica en el día solo lo normal algunos deberes en casa, ayudar a la señora con quien vivía, aprender un poco de carpintería, enseñar a cocinar a alguna de sus compañeras. Pero lo que le hacía resaltar era aquel cuadro que había terminado esa misma tarde para la hermana del joven viajero, y el pequeño detalle que Darcy le había pedido. Lo último estaba a punto de terminarlo, pero estaba siendo tan detallista al respecto que no podía terminarlo de buenas a primeras era mejor tomarse un poco más de tiempo. Una pequeña invitación por parte de esos dos caballeros se había atravesado en la vida de Doreen. Nunca antes había pisado un teatro, aquella idea la emocionaba pero en cierta parte sentía que le estaban dando demás, no quería sentirse abusiva, pero ellos dos le daban sin medirse al respecto. ¿Que podía hacer al respecto? En realidad nada, por más que rechazara las cosas ellos seguirían dando lo que ella pensaba no merecer. La cosa la puso más nerviosa cuando un carruaje se acomodó frente a la casa tocando la puerta, un hombre un poco mayor de buen traje se asomaba por la puerta esperando a que la chica saliera, esta no se había arreglado y según faltaban dos horas para poder ir al encuentro por lo que le pareció raro y se asomó para ver que era. Su sorpresa fue grande cuando supo que era su medio de transporte al teatro, aquello le pareció excesivo pero la señora de la casa la alentaba un poco diciendo que la ayudaría a arreglarse, el hombre indico que la esperare y la chica dio media vuelta para ir a arreglarse.
La chica entró nerviosa a su habitación con la señora detrás de ella, esta venía con un bonito vestido verde con detalles morados, parecía pequeño, con un corset exquisito, la chica la miro sin comprender pero después de un tiempo ya lo tenía puesto, aquello parecía estar a su medida, su cabello fue peinado en ondas cayendo a ambos lados, su rubia cabellera brillaba de manera hermosa, el maquillaje era apenas resaltaba ya que ella prefería verse natural pero esta vez sus labios se tiñeron de un color rojo. Nunca antes se había tomado tanto el tiempo para querer verse "hermosa" pero la vanidad de una mujer de vez en cuando no se puede hacer a un lado, menos cuando quieres quedar bien enfrente de las personas que te han invitado y te han cuidado los últimos días. Se adentro al carruaje jugueteando con sus manos un tanto nerviosa y salió directo al lugar en el tiempo correcto.
Al poco tiempo Carraciolo había llegado al lugar de reunión, a lo lejos y entre tanta gente pudo divisar a Darcy, pero le parecía extraño no ver a Milo, soltó un suspiro prolongado intentando calmar sus nervios. ¿Se vería bien? ¿Sabría comportarse? ¿De verdad la querían ahí? Muchas preguntas rondaban su cabeza hasta que se detuvo el carruaje dejando su mirada a la altura de la de Darcy del otro lado del cristal. Le sonrío suavemente mientras se abría la puerta y esta tomaba una mano para salir con cuidado mientras tomaba su vestido con la otra mano. -Buenas noches caballero Trudeau - Las mejillas se le enrojecieron demasiado, su mirada se posó a su alrededor observando la gala de todas las personas que pasaban, ¿se vería adecuada? No lo sabía y en realidad a esas alturas ya no importaba, ya estaba ahí, era mejor disfrutar que lamentarse.
La chica entró nerviosa a su habitación con la señora detrás de ella, esta venía con un bonito vestido verde con detalles morados, parecía pequeño, con un corset exquisito, la chica la miro sin comprender pero después de un tiempo ya lo tenía puesto, aquello parecía estar a su medida, su cabello fue peinado en ondas cayendo a ambos lados, su rubia cabellera brillaba de manera hermosa, el maquillaje era apenas resaltaba ya que ella prefería verse natural pero esta vez sus labios se tiñeron de un color rojo. Nunca antes se había tomado tanto el tiempo para querer verse "hermosa" pero la vanidad de una mujer de vez en cuando no se puede hacer a un lado, menos cuando quieres quedar bien enfrente de las personas que te han invitado y te han cuidado los últimos días. Se adentro al carruaje jugueteando con sus manos un tanto nerviosa y salió directo al lugar en el tiempo correcto.
Al poco tiempo Carraciolo había llegado al lugar de reunión, a lo lejos y entre tanta gente pudo divisar a Darcy, pero le parecía extraño no ver a Milo, soltó un suspiro prolongado intentando calmar sus nervios. ¿Se vería bien? ¿Sabría comportarse? ¿De verdad la querían ahí? Muchas preguntas rondaban su cabeza hasta que se detuvo el carruaje dejando su mirada a la altura de la de Darcy del otro lado del cristal. Le sonrío suavemente mientras se abría la puerta y esta tomaba una mano para salir con cuidado mientras tomaba su vestido con la otra mano. -Buenas noches caballero Trudeau - Las mejillas se le enrojecieron demasiado, su mirada se posó a su alrededor observando la gala de todas las personas que pasaban, ¿se vería adecuada? No lo sabía y en realidad a esas alturas ya no importaba, ya estaba ahí, era mejor disfrutar que lamentarse.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
Sonrío al ver a Doreen decender del carruaje ataviada con ese elegante y rebuscado vestido típico de una noche de gala. Ir al teatro siempre ameritava lucir los "mejores trapitos". El verde le sentaba bastante bien, resaltando los finos rasgos de su rostro y la palidez que se entremezclaba con el rubor dandole un matiz cremoso. Le ayudo a bajar ofreciendole la mano.
-Se ve muy hermosa señorita Doreen, me sentire mejor ahora que los vampiros sentraran la atención en su persona- sonrio encantadoramente. La escoltó del brazo entre la multitud que ya se había reunido afuera. Otras personas que esperaban amigos y parientes para disfrutar la obra de aquella noche. Según estaba enterado se llamaba "La Sombra del Vampiro". Milo, si es que lelgaba a tiempo, disfrutaria sin ninguna duda mucho más de aquél expectaculo, empezando por el hecho de que no tendría que soportar la peste.
Pasaron el umbral de la gran puerta de madera antigua. Los cortinajes rojos caian en las entradas yen las paredes adornando todo de forma poco sutil para el conocedor de lo que allí acotencía realmente. Era un teatro pequeño, antes no había tenido mucho renombre ni importancía. No fue hsta hacía poco tiempo que empezó a tener fama entre la nobleza inclusive, que presumían en las conversaciones de haber tenido el placer de ver tan extravagante funcion. Llegaron entonces al palco que tenían reservado y ayudo a Doren a sentarse. Paseeo la mirada entre la gente que ya se hayaba situada en su lugar correspondiente. Reconociendo a algunos de ellos. Tomó asiento a su vez.
-¿Había venido aantes aquí señorita Doreen? Yo creo haber venido alguna vez cuando era un lugar de nadie-
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
¿Era en realidad el concepto de belleza de los demás para ella? En realidad no podía negar que se había vestido así y quería resalta para poder hacer justicia a la presencia de sus acompañantes aquella noche pero en realidad Doreen no se sentía ella del todo. La parte superficial empezaba a salir a la luz cuando necesitabas empezar a relacionarte con está clase de vida. En realidad no le molestaba del todo ya que ni Milo ni Darcy le parecían personas vanidosas o con intereses solo en torno al dinero incluso si algún día había llegado a pensarlo mientas más convivía con ellos más veía lejana esa idea. La joven observó todo a su alrededor, la decoración, las personas, el ambiente, incluso la manera en que la iluminación estaba perfectamente situada, para ella todo eso era un placer que sus ojos apreciaban. No pudo evitar mostrar aquella sonrisa de satisfacción y pena al mismo tiempo, Darcy era demasiado delicado con ella, al caminar parecía tan orgulloso de tenerla a un lado, como si fuera una fortuna tenerla lo cual hacía que la chica sintiera aun más amenazantes las miradas que estaban de las personas a su alrededor. Fue entonces cuando se imagino que algunos eran conocidos de su acompañante y que estos probablemente se preguntaban quien era la señorita que lo acompañaba. Dejo aquello pasar adentrándose al hermoso lugar, acomodándose en su asiento y luego prestando toda su atención a Darcy.
Se quedo pensativa en realidad nunca antes había entrado a un teatro, había estado fuera de uno sí, pero entrado nunca, aquella oportunidad que le había dado aquel vampiro la había negado por la inseguridad e inquietud que había sentido a su lado. -Nunca antes había sentido tanta confianza para poder aceptar invitaciones incluso siendo a regañadientes - Sonrió observando el telón que aun se mantenía intacto y con ganas de abrirse ante el público. - Eso debe contestar su pregunta - Sonrió volteando a ver a Darcy. Pocas miradas la podían hacer sentir intimidada, la de Darcy era una de ellas y es que por más que quisiera descifrar que cosas reflejaban por ella todo era una mezcla que no podía entender y eso la ponía un poco irritada en ocasiones - ¿Cómo era aquí antes? - Preguntó curiosa, siempre le gustaba poder imaginar los escenarios antes y después, la imaginación que poseía la había ayudado a poder tomar una hoja en blanco y trazar con un lápiz gracias a la imaginación.
Tantas atenciones habían hecho que la rubia no encontrara el momento para hacer la pregunta principal de la noche, no era que hubiera olvidado aquello más bien era que no quería ser maleducada, pero ahora que se presentaba la oportunidad era mejor aprovecharla - ¿Dónde esta Milo? - La curiosidad la estaba matando por dentro. Muchas cosas ya eran sabidas por su persona y eso la alteraba un poco al sentir preocupación. Una preocupación era la de tener a Darcy a la vista, saber que éste estaba del todo "a salvo" en aquel lugar pero Milo siempre arriesgando su vida sin medirse o tal vez si pero para Doreen aquello era igual de peligroso. - Su compañía me es grata, pero como habíamos quedado los tres en venir por eso le pregunto - Doreen sintió un poco de remordimiento no quería que Darcy pensará que su compañía no era completa tomo su mano y le dio un apretón en forma de disculpa.
Se quedo pensativa en realidad nunca antes había entrado a un teatro, había estado fuera de uno sí, pero entrado nunca, aquella oportunidad que le había dado aquel vampiro la había negado por la inseguridad e inquietud que había sentido a su lado. -Nunca antes había sentido tanta confianza para poder aceptar invitaciones incluso siendo a regañadientes - Sonrió observando el telón que aun se mantenía intacto y con ganas de abrirse ante el público. - Eso debe contestar su pregunta - Sonrió volteando a ver a Darcy. Pocas miradas la podían hacer sentir intimidada, la de Darcy era una de ellas y es que por más que quisiera descifrar que cosas reflejaban por ella todo era una mezcla que no podía entender y eso la ponía un poco irritada en ocasiones - ¿Cómo era aquí antes? - Preguntó curiosa, siempre le gustaba poder imaginar los escenarios antes y después, la imaginación que poseía la había ayudado a poder tomar una hoja en blanco y trazar con un lápiz gracias a la imaginación.
Tantas atenciones habían hecho que la rubia no encontrara el momento para hacer la pregunta principal de la noche, no era que hubiera olvidado aquello más bien era que no quería ser maleducada, pero ahora que se presentaba la oportunidad era mejor aprovecharla - ¿Dónde esta Milo? - La curiosidad la estaba matando por dentro. Muchas cosas ya eran sabidas por su persona y eso la alteraba un poco al sentir preocupación. Una preocupación era la de tener a Darcy a la vista, saber que éste estaba del todo "a salvo" en aquel lugar pero Milo siempre arriesgando su vida sin medirse o tal vez si pero para Doreen aquello era igual de peligroso. - Su compañía me es grata, pero como habíamos quedado los tres en venir por eso le pregunto - Doreen sintió un poco de remordimiento no quería que Darcy pensará que su compañía no era completa tomo su mano y le dio un apretón en forma de disculpa.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
-Entonces me es grato escuchar que confía en nosotros para venir a una guarida repleta de vampiros. Aunque es una lástima que se haya privado de este placer antes.- suspiró haciendo memoria de algunas de las pocas obras que presenciara en aquel pequeño teatro. -Recuerdo la ultima que vine a aquí- miró las delicadas manos que descansaban sobre el satín verde, graciosas aún en reposo. Las manos de una artista. Al igual que sus obras Doreen reflejaba una inocencia encantadora y al mismo tiempo cierto toque misterioso que realzaba mas la luz que emanaba. A Darcy le gustaba mucho contemplar cuando dejaba ver ese lado. -Fue Romeo y Julieta. Me atrevo a decir que fue una de las obras que atrajo mas gente y pese a eso estaba bastante vacío. Estaba bastante descuidado y los actores batallaban mucho para poder tener todo a punto para el estreno. En esa ocasión vine por petición de mi acompañante, a ella le gustaba mucho el teatro, en especial esa obra. Era e sus favoritas... - Se quedó en silencio unos momentos antes de responder a la otra pregunta. Aún tenía el olor a viejo que despedía aquél lugar hacía tan pocos años, cuando había dejado el palacio junto con su madre e ido de incógnito a ese pequeño teatro. Ella siempre había disfrutado hacer esas clases de cosas y él la complacía, aunque le parecía un poco aburrido, valía la pena esperar y escabullirse a las carreras de galgos después, sin tener que temer las represalias de su padre.
Regresando al presente le miro con un gesto de disculpa totalmente fingido, pero que pareció real. -Milo no va a poder acompañarnos esta noche. Me pidió que lo disculpara en su nombre. Tiene mucho trabajo últimamente. No quería que se perdiera de la obra sólo por que el va a estar ocupado.- Se rió por lo bajo ante su gesto. -Ya sabe que no tiene que sentirse mal o disculparse conmigo por pensar en él. Comprendo perfectamente su posición y también se que al final usted decidirá. Le ruego que no haga esfuerzos y simplemente haga lo que le nazca, ni más ni menos. Creo que tengo derecho a pedirle eso, señorita Doreen.- Miró a su alrededor, dieron el ultimo llamado justo en ese momento y el telón se descorrió dejando ver a un grupo de figuras que se reunían para discutir como iban a presentar una obra sobre un vampiro que vivía en el castillo en los Alpes. Todos tenían el papel de actores, y el director de la obra y por supuesto todos eran vampiros fingiendo ser humanos-Nos quedaremos un rato, después si quiere la acompaño a su casa o vamos alguna otra parte. Ya que estamos aquí quiero ver los alrededores... espero no le moleste. -
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
En ocasiones no sabía como reaccionar ante las cosas que tenía enfrente, incluso ante las personas que tenía enfrente. A pesar de conocer ya un poco a Darcy o bueno intentar conocerlo para Doreen cada uno de sus gestos, movimientos y palabras eran un mar por conocer, incluso la manera en que "discutían" para ella era algo por descubrir, se preguntaba si de verdad aquel hombre alguna vez borraría aquella sonrisa al estar a su lado. No era que le molestara verlo tan feliz pero ella tenía una parte insegura que aunque estuviera trabajando en superar aun predominaba, tanta felicidad para Doreen era un poco imposible y darla a los demás incluso más, pero no se lamentaba agradecía de mil y un maneras a su compañero por dejar que ella formará parte de su mundo, por abrirle las puertas de su vida, de su corazón y por darle aquella confianza que no todos te dan sin conocerte. - Me pregunto en realidad si es más peligroso para mí o para usted estar cerca de los vampiros - La chica sonrío de manera manera entre encantadora y burlona, en realidad no sabía como Darcy podría arriesgar su vida de tal manera, era bien sabido que los lobos y los vampiros tenían una parte de enemistad pero no sabía hasta que grado era que pudieran soportar la presencia del otro en lugares donde una de las especies predominaba más que la otra. - ¿Cree que mi sangre les llame la atención? Se que no todos los aromas son del gusto de estos - Sonrió un poco más y estiró su mano hasta el rostro de Darcy, para ser precisos su muñeca fue colocada frente a él intentando que pudiera percibir su olor - Para usted ¿Qué indica mi aroma? - Por primera vez desde que estos se habían conocido Doreen formó una especie de sonrisa coqueta al hacer aquella acción, había sido de manera natural, como si aquellos movimientos y aquella sonrisa fueran tan naturales como la inocencia que ella emanaba. La acción fue repasada en su cabeza y a su vez en su rostro un tono carmín encantador se asomó.
Tan rápido como aquel gesto había sido empleado se desvaneció haciendo que Doreen sostuviera la mirada de Darcy por unos momentos y después la retirara para ver como aquello comenzaba a empezar. El silencio comenzó a reinar pero la voz de su acompañante se hizo presente. La chica presto atención a sus palabras e incluso pudo sentir que la nostalgia se asomaba por aquellas palabras. - ¿Extraña a su compañera de aquel entonces? - La mirada tierna e inocente se hizo presente de nuevo en el rostro de Doreen buscando la de su compañero, tomó su mano con cuidado, con delicadeza y con cariño. Aquel hombre parecía estar bien aunque Doreen hubiera percibido cierto pesar, incluso se preguntaba si había sido buena idea eso de venir. De pronto la situación y las palabras habían cambiado, una sonrisa se dibujo en el rostro de la chica de manera inevitable al escuchar aquel nombre, soltó un suspiro - El trabajo va primero ante todo - Aquella sonrisa mostró un poco de amargura y pesar pero no le duró mucho - Me da tantos privilegios y libertades... - Aquello lo decía por Darcy. Para la rubia no había alguna explicación lógica para todo aquello que se le daba, para todos los tratos, para todas las complacencias. No podía darle un no a muchas cosas después de todo lo que le daba - Terminando podremos ir entonces a los alrededores - En realidad daba gracias de no tener una hora de llegada, la señora de la casa era bastante consecuente, se había vuelto una de esas madres que cubrían a sus hijas con tal de verlas felices, para Doreen aquella mujer era como una madre.
Sin soltar la mano de su acompañante aquellos ojos verdes se posaron en el escenario. Presto atención a lo que se empezaba a hacer y sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral haciendo que se arqueara un poco su cuerpo, aquello le daba una sensación extraña, una especie de presentimiento malo - Es raro... Siento una especie de... Miedo - Susurró inclinando un poco su cuerpo hacía su compañero para que la escuchara. Dentro del escenario un hombre había volteado en tal dirección haciendo que la chica apartara la vista volviendo a sentir ese escalofrío. Busco la mirada de Darcy para tranquilizarse. Pronto más de aquellas miradas sino es que todas se habían posado en ellos, sin comprender que pasaba respiró varias veces buscando estar tranquila, posó su vista de nuevo en ellos intentando sostenerla, intentando mostrar seguridad y tranquilidad, si alguien no la hubiera conocido se lo hubiera creído pero se preguntaba si aquello se lo creía su compañero.
Tan rápido como aquel gesto había sido empleado se desvaneció haciendo que Doreen sostuviera la mirada de Darcy por unos momentos y después la retirara para ver como aquello comenzaba a empezar. El silencio comenzó a reinar pero la voz de su acompañante se hizo presente. La chica presto atención a sus palabras e incluso pudo sentir que la nostalgia se asomaba por aquellas palabras. - ¿Extraña a su compañera de aquel entonces? - La mirada tierna e inocente se hizo presente de nuevo en el rostro de Doreen buscando la de su compañero, tomó su mano con cuidado, con delicadeza y con cariño. Aquel hombre parecía estar bien aunque Doreen hubiera percibido cierto pesar, incluso se preguntaba si había sido buena idea eso de venir. De pronto la situación y las palabras habían cambiado, una sonrisa se dibujo en el rostro de la chica de manera inevitable al escuchar aquel nombre, soltó un suspiro - El trabajo va primero ante todo - Aquella sonrisa mostró un poco de amargura y pesar pero no le duró mucho - Me da tantos privilegios y libertades... - Aquello lo decía por Darcy. Para la rubia no había alguna explicación lógica para todo aquello que se le daba, para todos los tratos, para todas las complacencias. No podía darle un no a muchas cosas después de todo lo que le daba - Terminando podremos ir entonces a los alrededores - En realidad daba gracias de no tener una hora de llegada, la señora de la casa era bastante consecuente, se había vuelto una de esas madres que cubrían a sus hijas con tal de verlas felices, para Doreen aquella mujer era como una madre.
Sin soltar la mano de su acompañante aquellos ojos verdes se posaron en el escenario. Presto atención a lo que se empezaba a hacer y sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral haciendo que se arqueara un poco su cuerpo, aquello le daba una sensación extraña, una especie de presentimiento malo - Es raro... Siento una especie de... Miedo - Susurró inclinando un poco su cuerpo hacía su compañero para que la escuchara. Dentro del escenario un hombre había volteado en tal dirección haciendo que la chica apartara la vista volviendo a sentir ese escalofrío. Busco la mirada de Darcy para tranquilizarse. Pronto más de aquellas miradas sino es que todas se habían posado en ellos, sin comprender que pasaba respiró varias veces buscando estar tranquila, posó su vista de nuevo en ellos intentando sostenerla, intentando mostrar seguridad y tranquilidad, si alguien no la hubiera conocido se lo hubiera creído pero se preguntaba si aquello se lo creía su compañero.
- Spoiler:
- Le ruego me disculpe si me extendí demás e.é no vuelve a suceder.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
Frunció el ceño por un momento meditando en la pregunta de Doreen. Después respondió resueltamente, como si no hubiera que pensar demasiado en una respuesta obvia.
-Técnicamente, yo corro más peligro que usted- hizo un gesto con la mano para señalar a toda la audiencia que se encontraba presente hasta ese momento. -Estan acostumbrados a su público humano y algunos vampiros. Pero mientras no llame mucho la atención y nos portemos bien, no hay nada que temer- Correspondió su sonrisa en complicidad. Observó moverse su mano tentadoramente cerca. Iba a tomar su mano pero se movió con rapidez por su cabeza y su rostro, lo había tomado desprevenido, siguió su mano y cerró los ojos aspirando el perfume que destilaba su piel. Era como lilas y miel, también había algo de hierba del bosque. Lo que siguió a la presentación de la obra se lo perdió por completo, ensimismado. Se tomó su tiempo para responder y cuando al fin lo hizo, abrió los ojos mirándola fijamente y con una media sonrisa lobuna le respondió con voz suave y aterciopelada. -... Créame cuando le digo que su aroma es muy provocador, hace que a cualquier cazado se le haga agua la boca- Sintió un ligero temblor en sus dientes, pero gracias a la luna menguante, pudo controlarse suficiente para que sus colmillos no emergieran, un segundo más de aquel delicioso aroma y Doreen los habría visto, seguramente con cierto miedo, por más que hubiera tratado de simular que no. -Su aroma me indica muchas cosas... su fortaleza, su juventud, incluso puedo percibir el perfume que roció en su muñeca que solo adulza mas el suyo. Hay quienes creen que antes de la vista, la atracción nace del olfato. También depende del estado de animo puede seducir o hacer que le salten encima.Cuando la luna es redonda y brilla en medio del cielo nocturno...- comentó con el desenfado propio de alguien que habla del clima. Obviamente era una invitación a que fuera más cuidadosa. -.. por ahora disfruto mucho de que me dejara apreciar mas de cerca su aroma personal-
Se volvió a mirar la escena que corría en donde el actor que iba interpretar al tenebroso conde, era en verdad un vampiro. Y todos los actores creían que era uno más de ellos. Bastante obsesivo con su forma de llevar siempre el "disfraz" y hablando a la antigua, nunca comiendo frente a ellos y solo dejándose ver para los ensayos nocturnos. A todo o que el director había accedido pues era el mejor. Era perfecto para su obra. Por otro lado el temor se iba sembrando entre la pequeña compañía de teatro, ya que iban desapareciendo uno a uno los tramoyistas, para empezar... Escuchó la pregunta de Doreen y respondió con la atención puesta en la obra, no se daba permiso para pensar en el pasado muy a menudo o con demasiado interés, todo estaba enfocado ahora en el futuro. Era todo lo que importaba, lo que lo impulsava a continuar. -A veces-
Suspiró ante sus comentarios por el trabajo y luego las libertades. Era claro que aún tenía que esforzarse para hacerle ver que le complacía hacer esas cosas por ella, por que le permitía estar en su compañía, estar más cerca de Doreen. Para Darcy era bastante lógico. Pero ya había aprendido que las mujeres en especial, se guiaban más por el sentir que por la razón, aunque no necesariamente excluyendo la segunda. Era el ingenio mezclado con inocencia de ella una de las cosas que le parecían más atractivas. -Tan complaciente y atenta como de costumbre señorita Doreen. Le voy a tomar la palabra de quedarnos a ver toda la obra sólo por que siento que realmente quiere hacerlo. Pero le voy a rogar que no se siente comprometida en ningún momento. Yo hago esto por que me place consentirla, pero siéntase en la libertad de preferir hacer cualquier otra cosa aunque no me incluya-
Acariciaba con las yemas de los dedos la tersa superficie de la piel de la mano de Doreen, sin que le pasara desapercibida la obra ni las miradas que les dedicaban algunos vampiros del escenario. Pero fue solo eso. Se volvió a mirar a Doreen cuando sintió y olió su miedo. Percibió claramente su nerviosismo aunque se esforzaba en ocultarlo. Acarició su mejilla y la hizo volver el rostro hacia él. -Míreme. Sea lo que sea que esta sintiendo, no es real. Solo tres nos ha mirado menos de un segundo. Ellos hacen eso para intimidarnos, para recordarnos nuestro lugar. Algunos tienen poderes psíquicos, no haga caso de sus ilusiones. Si siente miedo los dejara entrar con facilidad en su mentey le aseguro que no será placentero- Besó el reverso de su mano y rodeó sus hombros con el brazo, acercandola hacia así con afán de tranquilizarla. -Esta a salvo, no ejaría que le pasara anda, se lo aseguro. Confié en mí-
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
En algunas ocasiones las situaciones de vida nos hacen más fuertes a lo que probablemente ya éramos, para la chica en realidad no sabía si esta momento la hacía de esa manera. Estar frente a Darcy le hacía sentir en parte un poco insignificante al darse cuenta que no conocía muchas cosas, que no tenía idea de como manejar situaciones o como comportarse. Ella en realidad no se sentía muy mal al respecto ya que no todos tienen esa fortuna de poder salir y viajar, de poder tener unos padres que te muestren como es el mundo en realidad y no sólo pensar en la sumisión de estar con una persona solo por seguir un patrón de vida de la sociedad. - Usted me hace sentir como una persona especial en su vida... - Sus palabras apenas se percibieron en un susurro que probablemente él si podría escuchar. Sintió que sus mejillas volvieron a tornarse carmín, y es que no podía culpar al caballero de sentirse insignificante, también la hacía sentir alguien importante, alguien especial. - No debería consentirme, no soy lo suficiente merecedora para tal privilegio - ¿En realidad prestaba atención a la obra o simplemente su atención se enfocaba en él? Dio varios suspiros. sentirse especial e indispensable para alguien no era una costumbre para ella, más bien se había vuelto un privilegio que le gustaba saborear. Pronto su cuerpo se relajo al sentirlo un poco más cerca pues se sentía intocable teniéndolo alado como protector, la cercanía era bastante evidente pero para ella aquello no era molestia ya que Darcy no haría nada que ella no quisiera. - Algún día espero poder pagar todo lo que hace por mi - Esta vez sin importar el rojo de sus mejillas le sostuvo la mirada quería que supiera que aquello era cierto que sin importar el tiempo que pasara ella le devolvería las atenciones dadas.
Ahora si su atención se centraba en la obra, en la manera tan elegante y sensual en que los actores se movían, la sensualidad no podía faltar, Doreen se imaginaba que aquello era una de las cosas que llamaba más la atención y que hacía que vinieran más a verlos, esa atracción que desprende el cuerpo, esa atracción sexual que muchos estaban dispuestos a vivir solo para sentir en ese momento, aquello era raro ya que ella no era alguien que se guiara por ese instinto pero en realidad no era molesto más bien estaba explorando otra parte de si que ni siquiera sabía que existía. Prefirió no decir nada al respecto y sólo puso atención de lo que pasaba. La sonrisa era evidente en el rostro de la rubia, se lo estaba pasando bien. La noche se volvía tan placentera pero para ella faltaba un pequeño detalle para ser perfecta. - Consentirme esta mal, y en realidad Darcy no estoy aquí o le he dicho que salgamos después por sentirme comprometida lo hago por que me gusta la compañía que me han dado, ya no me siento sola en este mundo que puede comerme - Si bien, la chica estaba siendo sincera, siempre lo había hecho con él y con Milo, no podía ocultarse nada y cada detalle que le molestaba o alteraba lo decía y ambos caballeros siempre buscaban la manera de poder remediarlo.
El tiempo transcurría bastante bien, para ella la obra era rara pero maravillosa. Se pregunto como sería ver Romeo y Julieta en estos momentos pero pronto desecho la idea por seguir disfrutando de la que estaba presenciando, se quedo callada mucho tiempo y el "silencio" al estar con su acompañante no le gustaba, en realidad le gustaba preguntarle, aprender y sonreír con él no con más pero eso era parte del show, de la nada la obra había terminado o al menos eso parecía el público se levanto y aplaudieron al mismo tiempo que ellos dos. Nada había terminado y así como Doreen estaba segura podíamos decir que ella era una clase de imán para los problemas y el peligro. Voluntarios a pasar era lo que querían ¿Eso era bueno? ¿Seguro? La ojiverde no dio tiempo de reaccionar su instinto hizo que levantara la mano en señal de querer pasar. ¿La dejaría Darcy? ¿Era lo correcto? Aquello ni siquiera lo había pensado y en realidad no quería hacerlo ni ella misma entendía el porque había alzado la mano.
Ahora si su atención se centraba en la obra, en la manera tan elegante y sensual en que los actores se movían, la sensualidad no podía faltar, Doreen se imaginaba que aquello era una de las cosas que llamaba más la atención y que hacía que vinieran más a verlos, esa atracción que desprende el cuerpo, esa atracción sexual que muchos estaban dispuestos a vivir solo para sentir en ese momento, aquello era raro ya que ella no era alguien que se guiara por ese instinto pero en realidad no era molesto más bien estaba explorando otra parte de si que ni siquiera sabía que existía. Prefirió no decir nada al respecto y sólo puso atención de lo que pasaba. La sonrisa era evidente en el rostro de la rubia, se lo estaba pasando bien. La noche se volvía tan placentera pero para ella faltaba un pequeño detalle para ser perfecta. - Consentirme esta mal, y en realidad Darcy no estoy aquí o le he dicho que salgamos después por sentirme comprometida lo hago por que me gusta la compañía que me han dado, ya no me siento sola en este mundo que puede comerme - Si bien, la chica estaba siendo sincera, siempre lo había hecho con él y con Milo, no podía ocultarse nada y cada detalle que le molestaba o alteraba lo decía y ambos caballeros siempre buscaban la manera de poder remediarlo.
El tiempo transcurría bastante bien, para ella la obra era rara pero maravillosa. Se pregunto como sería ver Romeo y Julieta en estos momentos pero pronto desecho la idea por seguir disfrutando de la que estaba presenciando, se quedo callada mucho tiempo y el "silencio" al estar con su acompañante no le gustaba, en realidad le gustaba preguntarle, aprender y sonreír con él no con más pero eso era parte del show, de la nada la obra había terminado o al menos eso parecía el público se levanto y aplaudieron al mismo tiempo que ellos dos. Nada había terminado y así como Doreen estaba segura podíamos decir que ella era una clase de imán para los problemas y el peligro. Voluntarios a pasar era lo que querían ¿Eso era bueno? ¿Seguro? La ojiverde no dio tiempo de reaccionar su instinto hizo que levantara la mano en señal de querer pasar. ¿La dejaría Darcy? ¿Era lo correcto? Aquello ni siquiera lo había pensado y en realidad no quería hacerlo ni ella misma entendía el porque había alzado la mano.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
Teathre des vampires/ 10:30 Pm.
La carroza se estaciono justo fuera del teatro, la función ya había comenzado hacia media hora antecedida y en afán de no llegar a interrumpir con descortesía la presentación el teniente se quedo en el interior de su vehículo. Fue sacándose de encima las armas mas pesadas y guardándolas en un maletín oscuro que estaba junto a sus pies, únicamente se quedo con un revolver compacto de alrededor de 10 kg y su cinturón especializado para el negocio. No creia que tuvieran la mala suerte de toparse con nada en esa noche de convivencia, sin embargo Milo había olvidado lo que era estar desarmado, nunca bajaba la guardia, mucho menos cuando el punto de reunión de las tres personalidades involucradas era el famoso teatro de los vampiros: El nido oficial de los chupasangres.
Oculto su maleta bajo el asiento y se ajusto la camisa y el saco de tal manera de no dejar a la luz nada que pudiera delatar a su oficio. Una vez estuvo listo salió de la carroza para rodear el teatro en actitud ausente, su recorrido acabo en el vestíbulo del edificio. Si sus cálculos no erraban la obra ya estaría por terminarse y podría recibir a Darcy y la señorita Doreen. Ya podría preguntarles entonces porque habían elegido semejante sitio, para Milo una entretenida función de asesinos haciendo bromas y piruetas no valía el riesgo.
De reojo noto la sombra de un vampiro que rondaba vigilante, sin embargo la privacidad del depredador no duro demasiado: la gente ya había comenzando a salir, muy emocionados y satisfechos. La excentricidad de los parisinos, al parecer, había sido complacida.
Oculto su maleta bajo el asiento y se ajusto la camisa y el saco de tal manera de no dejar a la luz nada que pudiera delatar a su oficio. Una vez estuvo listo salió de la carroza para rodear el teatro en actitud ausente, su recorrido acabo en el vestíbulo del edificio. Si sus cálculos no erraban la obra ya estaría por terminarse y podría recibir a Darcy y la señorita Doreen. Ya podría preguntarles entonces porque habían elegido semejante sitio, para Milo una entretenida función de asesinos haciendo bromas y piruetas no valía el riesgo.
De reojo noto la sombra de un vampiro que rondaba vigilante, sin embargo la privacidad del depredador no duro demasiado: la gente ya había comenzando a salir, muy emocionados y satisfechos. La excentricidad de los parisinos, al parecer, había sido complacida.
Milo Van Dyck- Humano Clase Alta
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
Percibía el calor que emanaba de la piel de Doreen y podía sentir cada respiración. Mantenía fija la vista en la obra y por un momento el drama y cinismo de la obra llamó su atención casi por completo aunque no dejaba de atender a las reacciones de su acompañante. El actor se revelaba como el vampiro que era en realidad en medio del último acto, matando y desgarrando sin seguir el guion predeterminado, dándole un giro completamente nuevo e inesperado a lo que el actor y el reparto habían anticipado. Los espectadoras se reñían y divertían con el humor absurdo que rodeaban la escena. Para muchos era ridículo que ninguno de los involucrados hubiera notado antes al naturaleza diabólica del personaje central, y sin embargo allí estaban todos, engañados y fascinados por sus actores vampiros, ignorantes de que el león se pavoneaba y reía de la inocencia de los corderos que disfrutaban del espectáculo.
-Usted es especial, no tenga duda de ello.- respondió después de escuchar aquellos pequeños suspiros femeninos que revelaban bastante bien los pensamientos de Doreen -Lo hará cuando habrá su galería y brille su talento al darse a descubrir entre la nobleza francesa y se gane el respeto y sea centro de las miradas mas importantes. Nada me complacerá más que eso-
Miró al personaje principal, el vampiro terminar de asesinar a todos los demás. Tiras rojas saltaban simulando la sangre y las cortinas se cerraban después de unas frases sombrías y sin un trasfondo que fuera más allá de recordar que no hay escape alguno de la muerte, de parte de la sanguijuela. Fue entonces cuando el Conde se volvió a mirar a Doreen -También yo disfruto de su compañía. Tiene usted mucha razón en pensar así del mundo, que no le quepa duda de que si se descuida podría terminar devorándola. Pero no tema, tiene gente que la quiera que la protegerá de ese terrible fin.-
Después siguieron los aplausos que ensordecieron por un momento todo el recinto sin dejar escuchar nada más. Luego se fueron retirando por grupos, con cierta prisa pues ya era tarde para andar por aquellas calles parisinas. -Salgamos, espero que le haya gustado la obra- le sonrío ofreciéndole la mano para ayudarla a levantarse y luego poder escoltarla del brazo hacia afuera. Trató de evitar encontrarse con la gente que reconocía, no quería detenerse a charlar mientras se encontraran en la gruta de los chupa sangres. La obra tenía que admitir que había sido entretenida, pero tampoco podía decir que le hubiera gustado mucho. Esquivó a las parejas y pequeños grupos que caminaban entre los pasillos y cortinajes, los adornos y los anuncios en papel de las siguientes obras programadas para la semana. Todas con títulos extraños y siniestros. Definitivamente y a pesar del lujo y mejoras que habían hecho, le gustaba más como era antes.
Al llegar al vestíbulo reconoció primero el aroma y luego pudo ubicar al joven teniente que se paseaba sin prisas por el lugar. Se notaba cansado e incómodo. Ya se había imaginado, después de transcurridos los primeros minutos, que no llegaría a ver la obra. Era totalmente comprensible, él mismo no hubiera ido si no lo considerara necesario e importante.
-Ya veo quien va a invitar la cena- esbozó una sonrisa lobuna mientras se acercaban a Milo. Sabía que no iba a faltar a pero por un momento le había gustado imaginar que se secuestraría a Doreen por una noche, de hecho era una de las cosas que quería hacer en un futuro próximo. Quizá no era más que un mero capricho, quizás... -Tenemos negocios de que hablar. Vayamos a un restaurante italiano que queda cerca de aquí, encontraran reconfortante al paladar el toque culinario que tienen-
-Usted es especial, no tenga duda de ello.- respondió después de escuchar aquellos pequeños suspiros femeninos que revelaban bastante bien los pensamientos de Doreen -Lo hará cuando habrá su galería y brille su talento al darse a descubrir entre la nobleza francesa y se gane el respeto y sea centro de las miradas mas importantes. Nada me complacerá más que eso-
Miró al personaje principal, el vampiro terminar de asesinar a todos los demás. Tiras rojas saltaban simulando la sangre y las cortinas se cerraban después de unas frases sombrías y sin un trasfondo que fuera más allá de recordar que no hay escape alguno de la muerte, de parte de la sanguijuela. Fue entonces cuando el Conde se volvió a mirar a Doreen -También yo disfruto de su compañía. Tiene usted mucha razón en pensar así del mundo, que no le quepa duda de que si se descuida podría terminar devorándola. Pero no tema, tiene gente que la quiera que la protegerá de ese terrible fin.-
Después siguieron los aplausos que ensordecieron por un momento todo el recinto sin dejar escuchar nada más. Luego se fueron retirando por grupos, con cierta prisa pues ya era tarde para andar por aquellas calles parisinas. -Salgamos, espero que le haya gustado la obra- le sonrío ofreciéndole la mano para ayudarla a levantarse y luego poder escoltarla del brazo hacia afuera. Trató de evitar encontrarse con la gente que reconocía, no quería detenerse a charlar mientras se encontraran en la gruta de los chupa sangres. La obra tenía que admitir que había sido entretenida, pero tampoco podía decir que le hubiera gustado mucho. Esquivó a las parejas y pequeños grupos que caminaban entre los pasillos y cortinajes, los adornos y los anuncios en papel de las siguientes obras programadas para la semana. Todas con títulos extraños y siniestros. Definitivamente y a pesar del lujo y mejoras que habían hecho, le gustaba más como era antes.
Al llegar al vestíbulo reconoció primero el aroma y luego pudo ubicar al joven teniente que se paseaba sin prisas por el lugar. Se notaba cansado e incómodo. Ya se había imaginado, después de transcurridos los primeros minutos, que no llegaría a ver la obra. Era totalmente comprensible, él mismo no hubiera ido si no lo considerara necesario e importante.
-Ya veo quien va a invitar la cena- esbozó una sonrisa lobuna mientras se acercaban a Milo. Sabía que no iba a faltar a pero por un momento le había gustado imaginar que se secuestraría a Doreen por una noche, de hecho era una de las cosas que quería hacer en un futuro próximo. Quizá no era más que un mero capricho, quizás... -Tenemos negocios de que hablar. Vayamos a un restaurante italiano que queda cerca de aquí, encontraran reconfortante al paladar el toque culinario que tienen-
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
Una última oleada de terror se hizo presente en el rostro de la chica. En realidad no tenía idea de como alguien era capaz de disfrutar aquellos actos que ofrecían esos seres. El mundo era tan falso y cruel en ocasiones, las cosas que iba conociendo conforme pasaba el tiempo la hacían sentir terror no por las situaciones sino por los seres que iban formando parte de los actos atroces que se hacían en el día a día que parecían en realidad ser actos que podían ser premiados. Se pregunto el porque había sido escogido ese lugar para intentar pasar una buena velada sabiendo lo que era. ¿Por qué Darcy la había llevado a tal lugar? Era cierto que ella debía conocer, que él junto con el teniente de pasaban parte de sus enseñanzas y le dejaban ver el mundo. Tal vez Darcy quería que ella conociera una parte de la moneda de manera verdadera conociendo los riesgos, conociendo cada uno de los peligros que podían pasar y a pesar de sentir aquel miedo al presenciar aquello y estar en aquel lugar se sentía completamente segura. Enredo su brazo en Darcy mientras avanzaban fuera del lugar. Había permanecido en silencio y aunque una parte de ella hubiera tenido miedo otra sentía una fascinación por saber que eran capaz de hacer esas criaturas si por ejemplo alguien se lastimaba, se cortaba o tenía algún inconveniente donde ese líquido vital saliera a la luz. Por su puesto ella no tenía ganas por tentar a su suerte y mucho menos poner en riesgo a su acompañante por una tontería, era mejor salir de ahí y después preguntar. Preguntas, preguntas y más preguntas es lo que hace interesante la vida pues te permites poder conocer más acerca de las situaciones y de las personas. Mil y un preguntas salían de sus labios cuando estaba con él y con Milo y todas las tomaba para poder aprender algo, otras para entender y otras simplemente las tomaba en cuenta y las aplicaba si la situación lo necesitaba.
Una hermosa sonrisa sincera se asomó en sus labios mientras avanzaba. A ella no se le escapa ningún detalle aunque algunos no los mencionara otros le daban cierta curiosidad y los volvía a retomar - ¿Usted también me protegerá del mundo? - Su mirada dejo ver una curiosidad con una mezcla de coquetería, en ocasiones su timidez e inocencia se iban a un lado cuando ya se sentía más en confianza, en realidad nunca había sentido tanta confianza con anterioridad y esto era demasiado nuevo, pero no por eso era desagradable al contrario para ella estas situaciones hacían de la vida algo que valiera la pena. - La obra tiene su parte encantadora, me gusto venir pero no será lo próximo que quiera hacer - Sinceridad, siempre se habían pedido sinceridad mutuamente así que era mejor decir lo que pensaba y sentía. Tanta había sido su atención ejercida en Darcy que no se había dado cuenta en el momento en que se habían alejado de todas las personas, suspiró sin apartar el brazo de su compañero, observó ahora a su alrededor y se dio cuenta que varias miradas se situaban en su dirección, que los miraban y esto a la chica le hizo sentir de nuevo timidez y que sus mejillas se tornaran de un carmín más intenso. Era evidente que el conde se veía demasiado bien, su presencia tan elegante, varonil y caballerosa hacía que más de una volteara y algunos presentes sintieran envidia por su porte tan encantador y natural de ser. La chica no pudo evitar soltar una risita traviesa pero llena de complicidad a su acompañante. - Siento que no soy digna de ir tomada de su brazo - Lo miro de reojo - Ni siquiera se si mi atuendo y como me veo sea digno para la presencia de un apuesto conde - Comentó mientras veía una figura conocida cerca de ellos. Sus ojos se entornaron y sintió unas ganas de apresurar el paso y enredarse en esos brazos ajenos. Aunque no se negaba que estar cerca de Darcy era cálido, seguro, una sensación que desprendía de no querer alejarse de él.
La chica hubiera preferido mil veces hacerles algo de comer en casa mientras se relajaban y descansaban que ir a cenar a un lugar público donde los portes tenían que ser cubiertos y respetados. Estiro la mano invitando a Milo a que tomará su mano, quería sentir su calidez, extraña sentir su calidez - Buenas noches teniente - Su voz salió de manera natural y con cierta complicidad. - Quiero salir de aquí - Su voz se alzo de manera un poco autoritaria cuando su mirada había sido topada por un hombre que la veía con expresión rara, sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral y tembló por unos momentos. Su mirada ahora se situó en Darcy esta mostraba un reproche evidente - No es posible que hasta en una noche donde existen planes de salida, de relajación y de distracción quieras hablar de negocios Darcy - Una mueca se mostro en su rostro - Si tanto quieres hablar de negocios será mejor hablar de ello en casa sin poder ser escuchados o interrumpidos no en un lugar público - Soltó un suspiro relajándose, calmando esa irritabilidad que le había producido el pensar en "negocios" después de tener una salida como esa - Disfruta la noche por lo que se te da, disfruta de la compañía como si no volvieras a tenerla a tu lado... - Le sonrió un poco y después suspiro resignada, aquello era mejor decirlo de una vez por todas - Entonces el tema de la noche serán los negocios - Sonrió con amargura mientras avanzaba a la salida del lugar, muchas personas ya se habían retirado y lo que menos quería era que ellos fueran los últimos en salir, a pesar de no ser tan fuerte se preocupaba por ellos y siempre vería por que ellos estuvieran bien a su manera y posibilidad.
Una hermosa sonrisa sincera se asomó en sus labios mientras avanzaba. A ella no se le escapa ningún detalle aunque algunos no los mencionara otros le daban cierta curiosidad y los volvía a retomar - ¿Usted también me protegerá del mundo? - Su mirada dejo ver una curiosidad con una mezcla de coquetería, en ocasiones su timidez e inocencia se iban a un lado cuando ya se sentía más en confianza, en realidad nunca había sentido tanta confianza con anterioridad y esto era demasiado nuevo, pero no por eso era desagradable al contrario para ella estas situaciones hacían de la vida algo que valiera la pena. - La obra tiene su parte encantadora, me gusto venir pero no será lo próximo que quiera hacer - Sinceridad, siempre se habían pedido sinceridad mutuamente así que era mejor decir lo que pensaba y sentía. Tanta había sido su atención ejercida en Darcy que no se había dado cuenta en el momento en que se habían alejado de todas las personas, suspiró sin apartar el brazo de su compañero, observó ahora a su alrededor y se dio cuenta que varias miradas se situaban en su dirección, que los miraban y esto a la chica le hizo sentir de nuevo timidez y que sus mejillas se tornaran de un carmín más intenso. Era evidente que el conde se veía demasiado bien, su presencia tan elegante, varonil y caballerosa hacía que más de una volteara y algunos presentes sintieran envidia por su porte tan encantador y natural de ser. La chica no pudo evitar soltar una risita traviesa pero llena de complicidad a su acompañante. - Siento que no soy digna de ir tomada de su brazo - Lo miro de reojo - Ni siquiera se si mi atuendo y como me veo sea digno para la presencia de un apuesto conde - Comentó mientras veía una figura conocida cerca de ellos. Sus ojos se entornaron y sintió unas ganas de apresurar el paso y enredarse en esos brazos ajenos. Aunque no se negaba que estar cerca de Darcy era cálido, seguro, una sensación que desprendía de no querer alejarse de él.
La chica hubiera preferido mil veces hacerles algo de comer en casa mientras se relajaban y descansaban que ir a cenar a un lugar público donde los portes tenían que ser cubiertos y respetados. Estiro la mano invitando a Milo a que tomará su mano, quería sentir su calidez, extraña sentir su calidez - Buenas noches teniente - Su voz salió de manera natural y con cierta complicidad. - Quiero salir de aquí - Su voz se alzo de manera un poco autoritaria cuando su mirada había sido topada por un hombre que la veía con expresión rara, sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral y tembló por unos momentos. Su mirada ahora se situó en Darcy esta mostraba un reproche evidente - No es posible que hasta en una noche donde existen planes de salida, de relajación y de distracción quieras hablar de negocios Darcy - Una mueca se mostro en su rostro - Si tanto quieres hablar de negocios será mejor hablar de ello en casa sin poder ser escuchados o interrumpidos no en un lugar público - Soltó un suspiro relajándose, calmando esa irritabilidad que le había producido el pensar en "negocios" después de tener una salida como esa - Disfruta la noche por lo que se te da, disfruta de la compañía como si no volvieras a tenerla a tu lado... - Le sonrió un poco y después suspiro resignada, aquello era mejor decirlo de una vez por todas - Entonces el tema de la noche serán los negocios - Sonrió con amargura mientras avanzaba a la salida del lugar, muchas personas ya se habían retirado y lo que menos quería era que ellos fueran los últimos en salir, a pesar de no ser tan fuerte se preocupaba por ellos y siempre vería por que ellos estuvieran bien a su manera y posibilidad.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
Las limitaciones mas evidentes en los humanos eran su fuerza y la mínima capacidad de los sentidos, el olfato de Milo no era capaz, por ejemplo, de detectar a los seres que bien podían percibirlo a el a kilómetros, sin embargo Milo había tenido que aprender a las malas a inventarse trucos para poder compararse con estos seres a los que le daba caza. Entre las características delatoras de un vampiro estaban principalmente la perfección de una piel pálida, el cabello extremadamente fino debido a que es mas delgado de lo ordinario, el brillo refulgente de las uñas y los ojos. El Teniente se mantenía erguido en medio del salón, alrededor de la gente que pasaba presurosa para poder salir, mas de una estas criaturas estaba entremezclada. Era molesto para el humano la tensión a la que inevitable se sometía su cuerpo ante la amenaza de ataque, se pregunto entonces que estaría sintiendo Darcy, en vista que su condición aunque mas fuerte mas conflictiva. Se volvió a sus espaldas al oír la voz del susodicho, teniendo colgada a de su brazo a Doreen Caracciolo. Le sorprendió ver el arreglo con el que estaba atendida su indumentaria y el peinado, resaltando su rostro de gestos inocentes. Sonrio de forma torcida, tomando la mano blanquecina que le ofrecía para sostenerla y besar su reverso.
- ¿Ha probado la comida Italiana, Doreen? – Se mantuvieron en la salida del lugar, Milo reservado a la espera de una decisión en cuestión al próximo destino. Fue agradable que ninguno se quejara de su retraso, Darcy se volvía mas maduro conforme a la idea de que no iba a ceder ante sus caprichos, solo necesidades en común y también le hacia creer que Doreen ya se había adaptado a la idea de su turbulenta vida. – Te hace falta salir mas con señoritas, Darcy, los negocios se dejan en la oficina cuando vas a salir con una. No hablaremos de eso, Doreen, o al menos no tan temprano– El salón se fue vaciando y al percatarse de ello, Milo tiro con suavidad de la mano de Doreen y les llevo a ambos jóvenes al carruaje. El chofer les abrió la puerta a los tres y el teniente se encargo de ayudar a subir a Doreen, luego haciéndole un ademan a Darcy para que lo hiciera. Aprovechando ello para vigilar la fachada del teatro de los vampiros, era evidente el recelo que había en el hombre por ese lugar. Seguidamente
de la inspección se subió, anunciándole al chofer su próximo destino.- ¿Ha probado la comida Italiana, Doreen? – Se mantuvieron en la salida del lugar, Milo reservado a la espera de una decisión en cuestión al próximo destino. Fue agradable que ninguno se quejara de su retraso, Darcy se volvía mas maduro conforme a la idea de que no iba a ceder ante sus caprichos, solo necesidades en común y también le hacia creer que Doreen ya se había adaptado a la idea de su turbulenta vida. – Te hace falta salir mas con señoritas, Darcy, los negocios se dejan en la oficina cuando vas a salir con una. No hablaremos de eso, Doreen, o al menos no tan temprano– El salón se fue vaciando y al percatarse de ello, Milo tiro con suavidad de la mano de Doreen y les llevo a ambos jóvenes al carruaje. El chofer les abrió la puerta a los tres y el teniente se encargo de ayudar a subir a Doreen, luego haciéndole un ademan a Darcy para que lo hiciera. Aprovechando ello para vigilar la fachada del teatro de los vampiros, era evidente el recelo que había en el hombre por ese lugar. Seguidamente
Milo Van Dyck- Humano Clase Alta
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
Sonrió por los comentarios de Doreen. La verdad es que no terminaba de comprender la forma en que Doreen los veía. Tal vez algún día se diera cuenta de la verdadera naturaleza de ambos y se marcharía, de hecho no esperaba que terminara de otro modo. Él no notó a las mujeres que desviaban la mirada hacia él, solo a los caballeros que posaban su mirada en la delicada figura que iba a su lado, le hacía sentir cierta diversión verlos dedicarle algunas miradas de envidia. Lamentablemente esto se veía opacado por la continua incomodidad de los seres fríos que se paseaban entre ellos.
-Usted esta perfecta y opaca bastante la obra- respondió sencillamente, cuando escuchó a Milo preguntarle a la señorita Doreen si le gustaba la comida Italiana. No pudo evitar reírse un poco. Típico, en Italia codiciaban la comida Francesa y en Francia la Italiana. Ahora que Europa estaba más en contacto con Oriente, había todo un nuevo mercado de especias y carnes, y platillos que muchas veces se perdían por la costumbre a comer ciertos platos. Darcy se había hecho gusto de otras comidas pero tan pronto se presentaba la oportunidad de ir a un restaurante ya estando en Francia, él mismo había caído en dicha tradición, era como si nunca hubiera dejado aquél país y al mismo tiempo todo era muy diferente.
La desconfianza de Milo era casi tan visible para él como los vampiros que pretendían ser vivos, aunque por supuesto, tenía ventaja el conocerlo, el cazador había aprendido bastante bien a mantenerse sereno aunque estuviera alerta y su nerviosismo era poco evidente en su olor.
Dejó ir a la señorita Doreen que inmediatamente fue a encontrar refugio en los brazos del teniente. Esbozó media sonrisa y enarco una ceja, se notaba casi de inmediato la complicidad entre aquellos dos, no le molestaba, pero le costaba un poco acostumbrarse. -Creí que era precisamente para habar de negocios que habíamos concertado esta salida. Pero esta bien, de todas formas ya me esta dando hambre y es mejor hablar de esas cosas con el estómago lleno- Camino a su lado hasta el carruaje y dejo subir a Doreen primero, y subió Darcy después sabedor de la costumbre eterna de Milo de ser eternamente cuidadoso y precavido, a veces según su juicio exageraba un poco, pero bueno... hombre precavido vale pro dos. Y en cierta forma era una de las cosas que más valoraba de Milo.
Dio instrucciones al cochero para que se dirijiera a un pequeño restaurante a penas a una cuadras de donde se encontraban. Se quedó con las ultimas palabras de Doreen para responderlas cuando se pusieron en marcha -Le aseguro que vivo cada uno de mis días como si fuera el último- No podía hablar del mismo modo de la compañía de otras personas, ya que a menudo le pasaban casi desapercibidas o no les prestaba mas de la atención que la buena educación exigía. Aunque era muy sociable, evitaba desarrollar una relación más profunda con la gente en general. -Te perdiste de una obra repleta de muertos vivientes Milo, apuesto a que la habrías disfrutado- comentó con ironía -Aunque creo que quien más pudo sacarle provecho ha sido la señorita Doreen.-
-Usted esta perfecta y opaca bastante la obra- respondió sencillamente, cuando escuchó a Milo preguntarle a la señorita Doreen si le gustaba la comida Italiana. No pudo evitar reírse un poco. Típico, en Italia codiciaban la comida Francesa y en Francia la Italiana. Ahora que Europa estaba más en contacto con Oriente, había todo un nuevo mercado de especias y carnes, y platillos que muchas veces se perdían por la costumbre a comer ciertos platos. Darcy se había hecho gusto de otras comidas pero tan pronto se presentaba la oportunidad de ir a un restaurante ya estando en Francia, él mismo había caído en dicha tradición, era como si nunca hubiera dejado aquél país y al mismo tiempo todo era muy diferente.
La desconfianza de Milo era casi tan visible para él como los vampiros que pretendían ser vivos, aunque por supuesto, tenía ventaja el conocerlo, el cazador había aprendido bastante bien a mantenerse sereno aunque estuviera alerta y su nerviosismo era poco evidente en su olor.
Dejó ir a la señorita Doreen que inmediatamente fue a encontrar refugio en los brazos del teniente. Esbozó media sonrisa y enarco una ceja, se notaba casi de inmediato la complicidad entre aquellos dos, no le molestaba, pero le costaba un poco acostumbrarse. -Creí que era precisamente para habar de negocios que habíamos concertado esta salida. Pero esta bien, de todas formas ya me esta dando hambre y es mejor hablar de esas cosas con el estómago lleno- Camino a su lado hasta el carruaje y dejo subir a Doreen primero, y subió Darcy después sabedor de la costumbre eterna de Milo de ser eternamente cuidadoso y precavido, a veces según su juicio exageraba un poco, pero bueno... hombre precavido vale pro dos. Y en cierta forma era una de las cosas que más valoraba de Milo.
Dio instrucciones al cochero para que se dirijiera a un pequeño restaurante a penas a una cuadras de donde se encontraban. Se quedó con las ultimas palabras de Doreen para responderlas cuando se pusieron en marcha -Le aseguro que vivo cada uno de mis días como si fuera el último- No podía hablar del mismo modo de la compañía de otras personas, ya que a menudo le pasaban casi desapercibidas o no les prestaba mas de la atención que la buena educación exigía. Aunque era muy sociable, evitaba desarrollar una relación más profunda con la gente en general. -Te perdiste de una obra repleta de muertos vivientes Milo, apuesto a que la habrías disfrutado- comentó con ironía -Aunque creo que quien más pudo sacarle provecho ha sido la señorita Doreen.-
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Re: Noche de mascaras y colmillos (Doreen y Milo)
Doreen podía percibir lo pesado del ambiente, la tensión de Milo e incluso la de Darcy. Su miedo al seguir en un lugar como ese era bastante evidente. Tomo la mano de Milo con fuerza en el trayecto a la salida y estiro la libre para poder tomar la de Darcy, quería sentirlos a su lado, le daba seguridad y ese miedo desaparecía al tenerlos a la vista. Aunque sabía que podía ser bastante frágil los cuidaba a su manera, buscaba poder tener un equilibrio entre lo malo y lo bueno con ellos. Se sentía esa especie de equilibrio. Subió al carruaje y se corrió lo más que pudo esperando a que subieran sin problema alguno. Al subir Darcy la chica se refugió en sus brazos sin perder la vista en la puerta para ver como Milo subía, estiro una de sus manos hacía él, era evidente el miedo que había ocasionado esa escapada sumada a lo que ya sabía del lugar. - La obra fue... Entretenida, le agradezco el querer compartir la velada conmigo, a ambos me hacen sentir especial- Carraspeó por unos momentos mientras volvía a tomar la postura correcta y los miraba a ambos - No quiero volver a ver vampiros en una obra de teatro - Menciono con el tono de voz un poco triste, no quería herir a Darcy por eso se volteo a verlo - La compañía fue la mejor, me hizo sentir segura pero no volvamos a hacer eso ¿Si? - Pidió de manera suplicante mientras miraba sus ojos - Me deberá una salida más entonces, nada de vampiros, solo diversión y nada de negocios - Refunfuño un poco y después formo una sonrisa encantadora, amplía, de las más hermosas que tenía, dando un cierto toque de coquetería cuando torció esta misma, lo miro, giro su rostro un poco y luego sus ojos se profundizaron en ese tono azul que tanto le gustaba del teniente - Me alegra que llegará - Sonrió apretando un poco su mano ya que no lo había soltado para nada - Se nota cansado teniente - Lo miro con preocupación, aunque Doreen sabía que Milo dejaba muchas veces a un lado con tal de realizar sus deberes, de acompañar tanto a ella como a Darcy, se sintió un poco culpable, pero también sabía que disfrutaba el joven la compañía tanto como ella.
El transcurso no fue demasiado largo. Doreen apenas había descansado el cuerpo al acomodarse bien en el asiento cuando el carruaje se detuvo. Observó por una de las ventanas. La calle se veía iluminado, arrugo un poco el rostro pues no sabía en que lado de la ciudad se encontraba, en definitiva aquel lugar no era la zona comercial, pero se veía muy bonito y elegante al ver las estructuras de los edificios y casas. Doreen relajo su cuerpo, estaba aprendiendo a conocer París de otra forma. Los voltea a ver, a ambos con una sonrisa tímida y el rubor de sus mejillas que tanto la caracterizaba al estar en compañía de ambos. - ¿De verdad tenemos que hablar de negocios? - Pregunto con un tono de derrota. El pequeña puerta del carruaje se abrió. Al estar alado opuesto esperaría a que ambos caballeros bajaran y luego sería su turno. No tardo mucho tiempo cuando esto sucedió, tomo la parte lateral izquierda de su vestido con una mano para poder bajar y con la otra tomo una de las manos sin voltear a ver la de quien era ya que tenía cuidado en no cometer un paso en falso y caer. Cuando ya noto todo bajo control soltó su vestido y tomo otra mano que estaba al aire, al alzar la mirada pudo ver sostener una mano de cada uno de sus estimados acompañantes - Gracias - Sonrió de nuevo y los soltó mientras observaba la fachada de lugar. - ¿Frecuentan venir aquí? - Pregunto con curiosidad. La castaña se preguntaba como había llegado a tener esa situación. Estar en la vida de dos personas completamente opuestas a ella y que obviamente quería demasiado de una manera diferente a cada uno. Se preguntaba si su compañía les era tan necesaria como la de ellos para ella. Se quedo sería por unos momentos y pensativa. ¿A dónde llegarían a parar después de toda la tormenta? Doreen tenía miedo de que algo muy malo pasará aunque supiera que eso era inevitable. Por eso disfrutaría cada momento al tenerles.
El transcurso no fue demasiado largo. Doreen apenas había descansado el cuerpo al acomodarse bien en el asiento cuando el carruaje se detuvo. Observó por una de las ventanas. La calle se veía iluminado, arrugo un poco el rostro pues no sabía en que lado de la ciudad se encontraba, en definitiva aquel lugar no era la zona comercial, pero se veía muy bonito y elegante al ver las estructuras de los edificios y casas. Doreen relajo su cuerpo, estaba aprendiendo a conocer París de otra forma. Los voltea a ver, a ambos con una sonrisa tímida y el rubor de sus mejillas que tanto la caracterizaba al estar en compañía de ambos. - ¿De verdad tenemos que hablar de negocios? - Pregunto con un tono de derrota. El pequeña puerta del carruaje se abrió. Al estar alado opuesto esperaría a que ambos caballeros bajaran y luego sería su turno. No tardo mucho tiempo cuando esto sucedió, tomo la parte lateral izquierda de su vestido con una mano para poder bajar y con la otra tomo una de las manos sin voltear a ver la de quien era ya que tenía cuidado en no cometer un paso en falso y caer. Cuando ya noto todo bajo control soltó su vestido y tomo otra mano que estaba al aire, al alzar la mirada pudo ver sostener una mano de cada uno de sus estimados acompañantes - Gracias - Sonrió de nuevo y los soltó mientras observaba la fachada de lugar. - ¿Frecuentan venir aquí? - Pregunto con curiosidad. La castaña se preguntaba como había llegado a tener esa situación. Estar en la vida de dos personas completamente opuestas a ella y que obviamente quería demasiado de una manera diferente a cada uno. Se preguntaba si su compañía les era tan necesaria como la de ellos para ella. Se quedo sería por unos momentos y pensativa. ¿A dónde llegarían a parar después de toda la tormenta? Doreen tenía miedo de que algo muy malo pasará aunque supiera que eso era inevitable. Por eso disfrutaría cada momento al tenerles.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/03/2011
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