Buenos dias {Karine}

por **Priscila M. Carrow** Lun Abr 18, 2011 1:52 pm

Hacia algunos días que no veía a Karine, o mas bien era casi una semana entera y era algo que no me gustaba, por que siempre estaba acostumbrarla a verla casi cada día y la semana que pasaba sin ella se me hacia mas que rara. Aquella mañana el tiempo lucia soleado y era un gusto el poder salir así a la calle. Le había mandado una carta esta mañana temprano con uno de mis sirvientes a su casa para que nos encontráramos en el café que tanto nos gustaba a ambas. Me di un baño relajado mientras que mis sirvientes me preparaban mis ropas para ponérmela e ir a el café.

Salí de mi baño y vi encima de mi cama mi vestido rojo oscuro y con bordados en dorado, era un vestido que amaba y que hacia poco habían echo especialmente para mi. Me puse el corpiño bien ceñido y luego me ayudaron a ponerme bien el vestido con todos sus complementos. Mi pelo lo deje suelto cogido un poco hacia un lado con un broche en forma de mariposa. Me mire al espejo viendo mis pequeños bucles caer por mi lado izquierdo en el hombro. Baje por las escaleras de casa y mire por todos lados, cada vez la casa me la veía mas vacía pero bueno era algo con lo que me tenia que acostumbrar, por que aun me costaba.

El carruaje me esperaba en la puerta de casa y entre en el para que me llevara a el café. No tardamos nada y miraba todo el tiempo por la ventana viendo la gente caminar y sonreír. Llegue al café y entre allí, mi mirada buscaba a Karine, pero aun no estaba y mire con los ojos entrecerrados a varios humanos que no me gustaron nada.Mi relación con los humanos era la justa por no decir ninguna, solo Karine sabia mi secreto nadie mas. Me senté en una mesa junto a una ventana para esperarla, pero podia escuchar como hablaban de mi a varios metros de mi y sonrei por que eran chicos.

por **Karine Marchant** Lun Abr 18, 2011 2:19 pm

La tercera declinación de latín. Aquella era la parte que más me aburría y que, por lo tanto, más me costaba de todo el temario que debía aprender. Las clases con la señorita Le Frangge, eran sin duda alguna de lo más tediosas, pero no por ello se me permitía bajar mi nivel de concentración. Estaba sentada en una de las sillas que componían la decoración de mi habitación de estudio mientras mi tutora caminaba de un lado a otro, a lo largo de la enorme librería, sin dejarme apartar los ojos de aquellas líneas casi amarillentas por el paso del tiempo. "Las jóvenes de mi clase debían saber de todo y no hablar de nada" Eso era lo que mi madre me había repetido hasta la saciedad desde que tenía uso de razón, y ahora que mi edad casadera se acercaba, debía esforzarme mucho más hasta encontrar un buen marido. Todo aquello era lo que tenía que hacer, no lo que deseaba hacer.

- E, s, em, im... ¿i?-me atreví a dudar en el último momento. Jamás me aprendería del todo aquella dichosa declinación, por mucho que me esforzase en ello.

-Non, non madeimoseille. ¡Is! Debe prepararse mejor o será una jovencita muy bella, pero tremendamente ignorante. Venga, repítelo.

Suspiré con el cuidado suficiente como para que no se me notara el hastío que sentía y me volví a centrar en la lectura. Justo en ese momento alguien llamó a la puerta y pasados unos instantes Joseph, el mayordomo, apareció con una bandeja entre las manos. Aún no era la hora del almuerzo por lo que le miré con bastante extrañeza. Al parecer había recibido una carta, la cual abrí a pesar de la mala mirada que mi tutora me acababa de enviar por haber interrumpido la lección.

-Se trata de Priscilla. Me pide que nos reunamos en el Café de siempre. He de arreglarme, mi querida Lily. Prometo que mañana estudiaré el doble.

Antes de que me pudiese negar la salida me levanté y me abalancé sobre las escaleras que comunicaban la planta baja con la primera en la que se encontraba mi alcoba. No hice caso de los gritos de la Señorita Le Frangge y cerré la puerta de mi dormitorio para amortiguarlos. Gracias al Señor, mi padre no se encontraba en casa aquella mañana por lo que me veía con bastante más libertad para ser un poco más yo misma. Me arreglé con toda rapidez y mientras trataba de alisarme el pelo le pedí a Joseph que preparase el carruaje. No deseaba llegar tarde, no con Priscilla.

Cuando hice acto de presencia en aquel encantador Café que tan buenos recuerdos me traía, mi mejor amiga y confidente ya se encontraba ahí, tan guapa como siempre.

-Me alegro mucho de verte-murmuré al tiempo que la abrazaba- Lamento la demora.

por **Priscila M. Carrow** Lun Abr 18, 2011 6:24 pm

Mi atención estaba puesta en este momento en las cosas que escuchaba, mis sentidos a veces me jugaban malas pasadas y hasta sufría de algunas jaquecas constantes por el ruido tan grande que podía llegar a escuchar, pero a veces me servia incluso para saber si alguien estaba cerca de mi o saber que hablaban los que tenia a mas de diez metros. Pero escuche un carruaje acercarse y por el olfato reconocí la dama que iba dentro, ella siempre llevaba el mismo perfume que yo utilizaba, era uno traído expresamente para ambas desde la india por encargo mio y era de rosas con un toque de vainilla que daba un poco de dulzor a ese perfume y hacia que todos los presentes se quedaran mirándonos al pasar oliendo nuestra fragancia.

No paso mucho rato cuando aquel carruaje que había escuchado paro en la puerta bajando así Karine de el, sonreí contenta por saber que había recibido mi carta y venia ya. Me levante para corresponder a su abrazo contenta y luego me senté. Ella era como de mi familia y ahora la única que tenia por eso siempre estaba con ella, por que sentía que era de mi familia y en parte la adoraba como mi propia hermana. Me había adelantado y había pedido el café que ambas tomábamos ya sabia todos sus gustos y lo que no le gustaba.-Hola Karine, no os preocupéis,espero que no os importe... ya pedí el café por que os escuche como veníais.

Le guiñe levemente un ojo por que ella sabia de mi condición, era la única persona en el mundo junto con una criada mía que sabia lo que yo era y como mis sentidos estaban de desarrollados, muchas veces jugábamos con eso por que escuchaba comentarios de chicos cuando pasabamos y nos reíamos por que la mayoría de ellos decían siempre cosas buenas de nosotras y es que Karine siempre la había considerado una chica muy bella.-¿Que tal estáis?

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