AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Buenos días París (Emhyr Van Emreys)
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Buenos días París (Emhyr Van Emreys)
08:00. Café.
Yulianna estaba en la cafetería de siempre, a la hora de siempre y pidiendo lo de siempre: Café con leche y una croissant.
LLevaba un vestido beige, propicio para la ocasión, y por su puesto, complementos a juego, y entre ellos un paraguas, pues llovía.
Cuando acabó de pedir, y de manera poco habitual lo había echo en la barra, después busca con la mirada y ve a su cliente. O eso pensaba ella.
Se sentó. Llegó el café de su acompañante, y al cabo de dos minutos se dio cuenta de que había echo un ridículo tremendo. Ese no era su cliente, se había equivocado. Así que se disculpó y se sentó sola en una mesa, hasta que el camarero llegó y le puso su desayuno.
Esperó pacientemente, pero no llegaba. Hasta que se dio la vuelta porque alguien acababa de rozar su hombro y entonces se topó con la figura de un hombre muy elegante. ¿Sería ese hombre de barba bien cuidada, cabello negro y bonitos ojos al que buscaba?
Yulianna estaba en la cafetería de siempre, a la hora de siempre y pidiendo lo de siempre: Café con leche y una croissant.
LLevaba un vestido beige, propicio para la ocasión, y por su puesto, complementos a juego, y entre ellos un paraguas, pues llovía.
Cuando acabó de pedir, y de manera poco habitual lo había echo en la barra, después busca con la mirada y ve a su cliente. O eso pensaba ella.
Se sentó. Llegó el café de su acompañante, y al cabo de dos minutos se dio cuenta de que había echo un ridículo tremendo. Ese no era su cliente, se había equivocado. Así que se disculpó y se sentó sola en una mesa, hasta que el camarero llegó y le puso su desayuno.
Esperó pacientemente, pero no llegaba. Hasta que se dio la vuelta porque alguien acababa de rozar su hombro y entonces se topó con la figura de un hombre muy elegante. ¿Sería ese hombre de barba bien cuidada, cabello negro y bonitos ojos al que buscaba?
Yulianna Fiódorovna- Humano Clase Alta
- Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 15/04/2011
Re: Buenos días París (Emhyr Van Emreys)
Otra vez las manos metidas en los bolsillos, a pesar de su aspecto había cambiado bastante yendo del vagabundo que era a volver a resplandecer gracias al reencuentro con un amigo lleno de riquezas del pasado, continuaba con aquella manía.
Una pequeña gota se deslizo en aquel gabán negro, muy parisino. La lluvia le golpeo, y la gente en las calles, corrían huyendo de ella. El turco como si nada entró en aquella cafetería, tenía un objetivo en mente o más bien debía de recoger cierta carta que alguien de clase alta supuestamente le entregaría, esperándole en allí.
Su plan iba a seguir hacía delante, no se arrepentía de haberse metido en aquel lió ni haber metido al monarca rumano en éste también, ahora debía de viajar de nuevo al hogar perdido para recuperar a alguien que se había quedado en el camino, como un “supuesto” emisario o embajador de las tierras de su amigo. Si, el plan era redondo solo por un detalle, él era un supuesto traidor de sus tierras, un fugitivo desterrado, perseguido ¿alguien le reconocería? Estaba dispuesto a asumir ese riesgo, habían pasado más de diez años, ¿por qué no hacerlo cuando ahora eres más fuerte que nunca y la suerte te trae tantas señales? Debía de traerla, debía de expiar su culpa, una culpa que siempre le reconcomería.
Fue entrar y notar de nuevo aquella miradas que se posaban en él, aquello se había convertido en algo muy habitual para él. Emhyr sabía aquellas miradas curiosas, era por el contraste de sus ropas y su físico, un físico, que denotaba que era extranjero. Su piel era más morena de lo habitual, sus rasgos orientales y delicados quedaban equilibrados en su rostro, además cabía que añadir aquel acento que no podía evitar dejar asomarse cuando hablaba, en su perfecto francés.
Dejándose llevar por el azar y la impaciencia, se acerco a una mesa donde había una joven con aspecto de ser de buena familia, comparada con aquellos que le rodeaban seguro que debía de ser ella la inconsciente mensajera, ya que vestía con ropas mas suntuosas.
Una pequeña gota se deslizo en aquel gabán negro, muy parisino. La lluvia le golpeo, y la gente en las calles, corrían huyendo de ella. El turco como si nada entró en aquella cafetería, tenía un objetivo en mente o más bien debía de recoger cierta carta que alguien de clase alta supuestamente le entregaría, esperándole en allí.
Su plan iba a seguir hacía delante, no se arrepentía de haberse metido en aquel lió ni haber metido al monarca rumano en éste también, ahora debía de viajar de nuevo al hogar perdido para recuperar a alguien que se había quedado en el camino, como un “supuesto” emisario o embajador de las tierras de su amigo. Si, el plan era redondo solo por un detalle, él era un supuesto traidor de sus tierras, un fugitivo desterrado, perseguido ¿alguien le reconocería? Estaba dispuesto a asumir ese riesgo, habían pasado más de diez años, ¿por qué no hacerlo cuando ahora eres más fuerte que nunca y la suerte te trae tantas señales? Debía de traerla, debía de expiar su culpa, una culpa que siempre le reconcomería.
Fue entrar y notar de nuevo aquella miradas que se posaban en él, aquello se había convertido en algo muy habitual para él. Emhyr sabía aquellas miradas curiosas, era por el contraste de sus ropas y su físico, un físico, que denotaba que era extranjero. Su piel era más morena de lo habitual, sus rasgos orientales y delicados quedaban equilibrados en su rostro, además cabía que añadir aquel acento que no podía evitar dejar asomarse cuando hablaba, en su perfecto francés.
Dejándose llevar por el azar y la impaciencia, se acerco a una mesa donde había una joven con aspecto de ser de buena familia, comparada con aquellos que le rodeaban seguro que debía de ser ella la inconsciente mensajera, ya que vestía con ropas mas suntuosas.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Buenos días París (Emhyr Van Emreys)
Sí. Parecía que era él, pues se acababa de sentar a su lado.
-Buenos días. -dijo Yulianna con una sonrisa. -¿Es usted el joven que esperaba? -añadió mirándolo detalladamente. Pero sí, parecía ser él.
El chico tenía el cabello negro, los ojos profundos y sinceros, un cuerpo musculoso y bien cuidado, y algo que destacar de él: Su color de piel. Y aún no le había escuchado hablar, pero se había quedado prendada por su elegancia, por sus rasgos... pero sobretodo de sus hermosos y gruesos labios.
-Es un placer que pueda acompañarme. -dijo Yulia sonriente. Hoy se sentía animada, con ganas de sonreír, pese a que el día fuese triste. Y quizás, algo importante era el contrato que llevaba en su bolso. Ese sería un gran paso para su tienda de moda. Sin duda exportar a Turquía sus elegantes prendas, y recibir a cambio telas de allí sería extraordinario. Tanto, que sacaría a finales de verano una colección de esas prendas. Sería una explosión de color y elegancia.
En ese momento llegó el desayuno para el chico. Ella había indicado que cuando tuviese compañía, le trajesen otro desayuno completo.
-Y bien... ¿le gusta el país? -Ella, en verdad, no sabía si el chico vivía en París o no, pero esos rasgos... es que sinceramente, parecía que era extranjero, que no habitaba la ciudad, pero lo cierto era que sus ropas representaban la elegancia parisina con todo detalle.
-Buenos días. -dijo Yulianna con una sonrisa. -¿Es usted el joven que esperaba? -añadió mirándolo detalladamente. Pero sí, parecía ser él.
El chico tenía el cabello negro, los ojos profundos y sinceros, un cuerpo musculoso y bien cuidado, y algo que destacar de él: Su color de piel. Y aún no le había escuchado hablar, pero se había quedado prendada por su elegancia, por sus rasgos... pero sobretodo de sus hermosos y gruesos labios.
-Es un placer que pueda acompañarme. -dijo Yulia sonriente. Hoy se sentía animada, con ganas de sonreír, pese a que el día fuese triste. Y quizás, algo importante era el contrato que llevaba en su bolso. Ese sería un gran paso para su tienda de moda. Sin duda exportar a Turquía sus elegantes prendas, y recibir a cambio telas de allí sería extraordinario. Tanto, que sacaría a finales de verano una colección de esas prendas. Sería una explosión de color y elegancia.
En ese momento llegó el desayuno para el chico. Ella había indicado que cuando tuviese compañía, le trajesen otro desayuno completo.
-Y bien... ¿le gusta el país? -Ella, en verdad, no sabía si el chico vivía en París o no, pero esos rasgos... es que sinceramente, parecía que era extranjero, que no habitaba la ciudad, pero lo cierto era que sus ropas representaban la elegancia parisina con todo detalle.
Yulianna Fiódorovna- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/04/2011
Re: Buenos días París (Emhyr Van Emreys)
Sentado la miró de arriba abajo indeciso, la verdad no sabía si era ella la que debía de darle una carta con instrucción. Silencioso la dejó hablar
Un ademán cortes ante su saludo, y un acento hermoso de ronroneantes sonidos salio de entre aquellos labios marcado por una pequeña cicatriz.
-El gusto es mio.
Él le respondió con aquella sonrisa de galantería muy típica de él, sobre todo cuando era esa sonrisa que solía dedicar a mujeres que les parecían atractivas y cuando iba a iniciar su típico cortejo, aunque esta vez no iba a ser de ese modo, ahora estaba en un asunto más serio y debía de dejar a atrás aquellos arrebatos de casanova que solía darle... o no. De repente el pensamiento que ahora se estaba cruzando por su mente le pareció atractivo.
El movimiento de los camareros al traerle un desayuno que no había pedido y una pregunta venida de ella interrumpieron sus pensamientos. Por un instante extrañado miró aquella comida, la verdad no tenía demasiado apetito pero no iba ser descortés, aunque la verdad prefirió reservarse ante la comida.
-Solo llevo un mes, pero sinceramente es un país... ¿cómo decirlo? Con una mentalidad muy abierta, parece como si muchas culturas se mezclaran aquí y de algún modo le da esa frescura y modernidad ya que no se detiene en su evolución. -Pausó y con impaciencia lanzo una mirada rápida al lugar. -¿Le envía Mcma..? -Él mismo se interrumpió en cuanto vio en una de las otras mesas un hombre haciéndole un ademán, pudo reconocerlo enseguida como uno de los hombres del monarca rumano, al parecer ella no era su mensajera y todo aquello se estaba convirtiendo en una confusión, ¿y ahora como se libraba de aquel lió? La verdad tal y como era su modo de pensar ante las mujeres y su actitud no iba a perder la oportunidad de aprovechar una compañía como tal. -... Mcmahon -Corrigió su pausa, una idea se cruzó por su mente, Emhyr era bueno en el mundo de la improvisación.
Un ademán cortes ante su saludo, y un acento hermoso de ronroneantes sonidos salio de entre aquellos labios marcado por una pequeña cicatriz.
-El gusto es mio.
Él le respondió con aquella sonrisa de galantería muy típica de él, sobre todo cuando era esa sonrisa que solía dedicar a mujeres que les parecían atractivas y cuando iba a iniciar su típico cortejo, aunque esta vez no iba a ser de ese modo, ahora estaba en un asunto más serio y debía de dejar a atrás aquellos arrebatos de casanova que solía darle... o no. De repente el pensamiento que ahora se estaba cruzando por su mente le pareció atractivo.
El movimiento de los camareros al traerle un desayuno que no había pedido y una pregunta venida de ella interrumpieron sus pensamientos. Por un instante extrañado miró aquella comida, la verdad no tenía demasiado apetito pero no iba ser descortés, aunque la verdad prefirió reservarse ante la comida.
-Solo llevo un mes, pero sinceramente es un país... ¿cómo decirlo? Con una mentalidad muy abierta, parece como si muchas culturas se mezclaran aquí y de algún modo le da esa frescura y modernidad ya que no se detiene en su evolución. -Pausó y con impaciencia lanzo una mirada rápida al lugar. -¿Le envía Mcma..? -Él mismo se interrumpió en cuanto vio en una de las otras mesas un hombre haciéndole un ademán, pudo reconocerlo enseguida como uno de los hombres del monarca rumano, al parecer ella no era su mensajera y todo aquello se estaba convirtiendo en una confusión, ¿y ahora como se libraba de aquel lió? La verdad tal y como era su modo de pensar ante las mujeres y su actitud no iba a perder la oportunidad de aprovechar una compañía como tal. -... Mcmahon -Corrigió su pausa, una idea se cruzó por su mente, Emhyr era bueno en el mundo de la improvisación.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Buenos días París (Emhyr Van Emreys)
Yulianna sonrió al escuchar su voz. Aún no conocía nada de él, pero estaba segura de que poseía unos bellos ojos y una sensual voz. Era una persona muy atractiva, y tenía una curiosa idea de París.
Llegó el camarero, y ella se sirvió el café. ¿Querría él? Pero no pudo preguntar, pues el hombre volvió a hablar. ¿Mcma--- qué? Pensó ella, la cual sólo había ido a ese lugar para verse con un cliente que necesitaba un traje echo a medida. Y parecía que la había dejado plantada.
Miró al hombre que en esos momentos la acompañaba. Y sonrió más ampliamente. Él, como le había ocurrido a ella, se había equivocado de persona.
-Puede ir... no se preocupe. -Dijo ella con un poco de timidez. -Espero poder verle en otra ocasión. -Agregó y alzó los hombros. Era una lástima, pero ella no podía hacer nada. Pero sin darle tiempo a levantarse, irse, o hacer cualquier otro movimiento preguntó... -Disculpe... ¿puedo conocer antes su nombre?
Llegó el camarero, y ella se sirvió el café. ¿Querría él? Pero no pudo preguntar, pues el hombre volvió a hablar. ¿Mcma--- qué? Pensó ella, la cual sólo había ido a ese lugar para verse con un cliente que necesitaba un traje echo a medida. Y parecía que la había dejado plantada.
Miró al hombre que en esos momentos la acompañaba. Y sonrió más ampliamente. Él, como le había ocurrido a ella, se había equivocado de persona.
-Puede ir... no se preocupe. -Dijo ella con un poco de timidez. -Espero poder verle en otra ocasión. -Agregó y alzó los hombros. Era una lástima, pero ella no podía hacer nada. Pero sin darle tiempo a levantarse, irse, o hacer cualquier otro movimiento preguntó... -Disculpe... ¿puedo conocer antes su nombre?
Yulianna Fiódorovna- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/04/2011
Re: Buenos días París (Emhyr Van Emreys)
Al parecer ella misma se había dado cuenta de la confusión ocurrida entre ambos, por su gesto pudo saberlo. Él le respondió con una sonrisa comprensiva y excusada, ciertamente le parecía algo divertida aquella situación creada, también una pequeña anécdota para contar para el futuro, demasiado corta, ciertamente...
De nuevo el hombre del fondo de la cafetería levanto el sobre como indicativo de que tenía que recogerlo. Emhyr se volvió a él y con un ademán le pidió paciencia.
-Solo necesito esa carta y luego tengo todo el tiempo del mundo... -Un guiño confiado le dedico mientras se levantaba. Con aquellas palabras lo que quería decir es que por su parte no pretendía aun despedirse de ella. -Llámeme, Emhyr. Disculpe un momento.
En cuanto el camero que le acaba de servir café a ella desapareció, el turco aprovecho para acercarse a su verdadero mensajero. Carta en mano y bien guardada en su chaqueta, volvió junto a aquella desconocida.
-¿Me dejaría pedirle invitarle a dar un paseo?
De nuevo el hombre del fondo de la cafetería levanto el sobre como indicativo de que tenía que recogerlo. Emhyr se volvió a él y con un ademán le pidió paciencia.
-Solo necesito esa carta y luego tengo todo el tiempo del mundo... -Un guiño confiado le dedico mientras se levantaba. Con aquellas palabras lo que quería decir es que por su parte no pretendía aun despedirse de ella. -Llámeme, Emhyr. Disculpe un momento.
En cuanto el camero que le acaba de servir café a ella desapareció, el turco aprovecho para acercarse a su verdadero mensajero. Carta en mano y bien guardada en su chaqueta, volvió junto a aquella desconocida.
-¿Me dejaría pedirle invitarle a dar un paseo?
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Buenos días París (Emhyr Van Emreys)
Yulianna sonrió quizás un poco coqueta cuando vio el guiño que acababa de dedicarle. Y después desapareció, no sin antes darle un último vistazo a aquel hombre que quizás no volviera a ver... o si, puesto que aún no era una despedida. No por el momento, pues él salió tras suyo y la invitó a dar un paseo.
Por su parte, primero puso aspecto de dura, pero sabía bien la respuesta. ¿Por qué decirle adiós al agradable hombre de rasgos envidiables que acababa de conocer?
Se giró hacia él con una gran sonrisa y asintió.
-¿A dónde me llevará, querido Emhyr?-Le siguió mientras observaba la buena mañana que había quedado. Ya debían ser casi las nueve.
-Dígame... ¿ahora vive aquí?-preguntó con una sonrisa intentando sacar conversación.
Por su parte, primero puso aspecto de dura, pero sabía bien la respuesta. ¿Por qué decirle adiós al agradable hombre de rasgos envidiables que acababa de conocer?
Se giró hacia él con una gran sonrisa y asintió.
-¿A dónde me llevará, querido Emhyr?-Le siguió mientras observaba la buena mañana que había quedado. Ya debían ser casi las nueve.
-Dígame... ¿ahora vive aquí?-preguntó con una sonrisa intentando sacar conversación.
Yulianna Fiódorovna- Humano Clase Alta
- Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 15/04/2011
Re: Buenos días París (Emhyr Van Emreys)
Quedaba detrás aquella cafetería y en un bolsillo que no era suyo, ya que aquella ropa que le daba aquel aspecto de pertenecer, a una clase que no era suya, pero que debería; un simple sobre que aun Emhyr no había abierto pero que debería. Su mano dio unos leves golpecitos a éste asegurando que se encontraba en su lugar, deseoso de ser abierto pero que debía de darse paciencia para ello.
La mañana evocaba un agradable tiempo, el calor de la primavera que deseaba morir en el temprano verano daba pie a matar el mito de la meteorología de París, casi siempre gris y fría.
Emhyr había elegido a aquella mujer para ser su compañía aquel día, no tenía ningún motivo en particular, el apagar la soledad de un día más, una soledad que él mismo se obligaba hasta que volviese de aquel viaje que le esperaba... ¿Volvería quién sabía?
-A donde nuestros pies nos conduzcan... -Una sonrisa en sus labios, un ofrecimiento misterioso que no lo era realmente, ya que ni él mismo sabía donde terminarían ambos.
Emhyr le ofreció el brazo por mera cortesía.
-Vivo aquí pero... ¿Por cuánto tiempo? No me suelo permitir el estar viviendo por mucho tiempo en cada lugar que paro, ciertamente por necesidad y otros asuntos, me veo obligado a viajar con constantemente. El tiempo... Lo determina los medios que poseo, ¿usted viaje mucho señorita?
Sus pasos continuaban tranquilos y constantes pero por un instante se ralentizaron, Emhyr lanzó una vista hacia atrás, por algun motivo algo le había obligado a hacerlo. De nuevo se aseguro de que el sobre continuaba en su lugar.
La mañana evocaba un agradable tiempo, el calor de la primavera que deseaba morir en el temprano verano daba pie a matar el mito de la meteorología de París, casi siempre gris y fría.
Emhyr había elegido a aquella mujer para ser su compañía aquel día, no tenía ningún motivo en particular, el apagar la soledad de un día más, una soledad que él mismo se obligaba hasta que volviese de aquel viaje que le esperaba... ¿Volvería quién sabía?
-A donde nuestros pies nos conduzcan... -Una sonrisa en sus labios, un ofrecimiento misterioso que no lo era realmente, ya que ni él mismo sabía donde terminarían ambos.
Emhyr le ofreció el brazo por mera cortesía.
-Vivo aquí pero... ¿Por cuánto tiempo? No me suelo permitir el estar viviendo por mucho tiempo en cada lugar que paro, ciertamente por necesidad y otros asuntos, me veo obligado a viajar con constantemente. El tiempo... Lo determina los medios que poseo, ¿usted viaje mucho señorita?
Sus pasos continuaban tranquilos y constantes pero por un instante se ralentizaron, Emhyr lanzó una vista hacia atrás, por algun motivo algo le había obligado a hacerlo. De nuevo se aseguro de que el sobre continuaba en su lugar.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Buenos días París (Emhyr Van Emreys)
Caminaban. Ella no sabía a dónde ir. Pero entonces un lugar se le pasó por la cabeza. Sólo tendrían que girar a la derecha, después seguir de frente, a la izquierda y.... varios metros después llegarían.
Yulianna había pensado en un parque. Tranquilo. Sólo había palomas. Nunca nadie lo visitaba, puesto que contaba la leyenda que allí una bruja había muerto presa de la magia negra, y su espíritu continuaba allí. Inmóvil. Arrojando una maldición sobre todo el que pisaba ese césped. Pero ella no era supersticiosa. Al menos no tanto.
Así pues, continuó caminando, dejando atrás el café, el mensajero... y todo lo que momentos antes era su ocupación, pero lo que no habían dejado atrás eran las preocupaciones de Emhyr. ¿Qué le ocurría? Y ya estaban más cerca de su destino.
-Pues... yo no suelo viajar demasiado. Desde que llegué a París no volví a irme... y ya hacen ocho años de eso. -Contó. -Pero... me encantaría conocer lugares, ir a Turquía, a Italia, a Egipto... y sobretodo regresar a mi amada Rusia. Ese es mi mayor deseo. Pero no es el momento... -Bajó la mirada y continuó su paso.
Yulianna había pensado en un parque. Tranquilo. Sólo había palomas. Nunca nadie lo visitaba, puesto que contaba la leyenda que allí una bruja había muerto presa de la magia negra, y su espíritu continuaba allí. Inmóvil. Arrojando una maldición sobre todo el que pisaba ese césped. Pero ella no era supersticiosa. Al menos no tanto.
Así pues, continuó caminando, dejando atrás el café, el mensajero... y todo lo que momentos antes era su ocupación, pero lo que no habían dejado atrás eran las preocupaciones de Emhyr. ¿Qué le ocurría? Y ya estaban más cerca de su destino.
-Pues... yo no suelo viajar demasiado. Desde que llegué a París no volví a irme... y ya hacen ocho años de eso. -Contó. -Pero... me encantaría conocer lugares, ir a Turquía, a Italia, a Egipto... y sobretodo regresar a mi amada Rusia. Ese es mi mayor deseo. Pero no es el momento... -Bajó la mirada y continuó su paso.
Yulianna Fiódorovna- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/04/2011
Re: Buenos días París (Emhyr Van Emreys)
Tras sus pasos el paisaje se iba volviendo cambiante, ahora al parecer era ella la guía del camino que ambos habían tomado.
Quedaban atrás las calles empedradas, los edificios apilados de un modo ordenado, los carruajes ruidosos y las multitudes, dando paso a la naturaleza de aquel parque extraño y poco dejado a la mano de la naturaleza. Ciertamente Emhyr sabía que en aquella ciudad los jardines no eran para el descuido y por ello le extraño que aquel lugar no tuviese aquellos ingeniosas maravillas artisticas plasmadas en la naturaleza a mano de jardineros.
Con atención continuaba escuchando las palabras de su compañera, pero por un lado su mente se sentía inquieta ante el contenido de la carta.
-Hermosos lugares ha escogido para visitar en el futuro, curiosos, cada uno de ellos. -Pauso. -Así que Rusia... He estado solo en sus fronteras, no llegue a profundizar en aquellas tierras, demasiado frías me parecieron...
Emhyr notó algo de nostalgia en la voz de Yulianna, era normal, de vez en cuando el mismo sentía aquellos sentimientos de dejar atrás una tierra que te había visto crecer, pero que en su caso ya no le reconocía ni era bien recibido en ella.
-Hablame de su hogar, que es lo que tiene tan atractivo para que parezca que usted suspiré por él....
Quedaban atrás las calles empedradas, los edificios apilados de un modo ordenado, los carruajes ruidosos y las multitudes, dando paso a la naturaleza de aquel parque extraño y poco dejado a la mano de la naturaleza. Ciertamente Emhyr sabía que en aquella ciudad los jardines no eran para el descuido y por ello le extraño que aquel lugar no tuviese aquellos ingeniosas maravillas artisticas plasmadas en la naturaleza a mano de jardineros.
Con atención continuaba escuchando las palabras de su compañera, pero por un lado su mente se sentía inquieta ante el contenido de la carta.
-Hermosos lugares ha escogido para visitar en el futuro, curiosos, cada uno de ellos. -Pauso. -Así que Rusia... He estado solo en sus fronteras, no llegue a profundizar en aquellas tierras, demasiado frías me parecieron...
Emhyr notó algo de nostalgia en la voz de Yulianna, era normal, de vez en cuando el mismo sentía aquellos sentimientos de dejar atrás una tierra que te había visto crecer, pero que en su caso ya no le reconocía ni era bien recibido en ella.
-Hablame de su hogar, que es lo que tiene tan atractivo para que parezca que usted suspiré por él....
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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