En busca de los secretos de Nuestra Señora...[Privado]

por **Thunaer Vollmond** Mar Abr 19, 2011 7:44 pm

Hermosa arquitectura gótica, musa de múltiples historias y poemas además de leyendas urbanas que solo incrementa su fama y el deseo de conocerle, desde uno de los jardines que la rodean una figura varonil ataviada con finas ropas en tonos grises, negros y blancos tenia su mirada puesta en el inmenso edificio que tenia ante si, avanzo acercándose a la edificación mirándola, analizándola, buscando algún secreto que sabia esa construcción tan exquisita debía de esconder entre las sombras de su tamaño, una sonrisa sin humor se dibujo en sus labios de color carmesí que se acentuaban por la palidez de su piel.

Llego hasta la puerta y acaricio las cerraduras con sus manos enguantadas, y se dio cuenta de que estaban abiertas, con un ligero empujón las enormes puertas cedieron hacia adentro dejando a la vista el hermoso interior de la catedral, poseía una tenue iluminación que era otorgada por las innumerables velas y cirios que se encontraban encendidos, era una romántica y al mismo tiempo, tétrica estampa la que se mostraba ante sus inquisitivos ojos.

Por los múltiples vitrales que rodeaban y decoraban en la altura las paredes de la antiquísima catedral, se filtraba la platinada luz que una luna llena entregaba desde lo alto de la obscura cúpula celeste en donde se encontraba mirando lo que debajo de ella sucedía, camino con tranquilidad por el interior de la catedral, sus pasos eran lentos pero denotaban la seguridad que siempre le caracterizaba, como si no le temiera a nada, ni a nadie, y seguramente así era.

Se detuvo mirando las figuras de los tantos santos que había en la catedral, y tomo asiento mientras los miraba uno a uno tratando de entender como era que los comunes cristianos podían rendirle culto a un Dios vencido, era algo que jamás entendería.

por **Dana Luminita** Mar Abr 19, 2011 8:16 pm

En esta ciudad condena, es mi frase que me acompaña todas las noches, todas ellas que con sus heladas tormentas hacen que me envuelva en una nueva atmósfera todos los días. La sed se apaga con los pecados y solo sigo en este mundo haciéndome pasar por un caballero de época, con este traje oscuro, la levita con bordados dorados y los zapatos de gamuza matizados en rojo. Llaman la atención, lo sé, pero no me importa, soy un arlequín que no le gusta seguir los estatutos, un libre arlequín caprichoso que usa un sombrero de copa, con un maquillaje en un mal día.

Mis pasos se adelantan, uno, dos, tres, los cuento uno a uno sobre las baldosas. Y solitaria, vagabunda estoy en este lugar, aferrada a enredarme entre estos mortales que solo me amamantan con su vida. Siempre he escuchado cantar a los ángeles, les he escuchado llorar, pero en estos días no he visitado su casa, ese armatoste edificio me llama una y otra vez...¿Lo escuchas Juana?...¿Quieres Jugar?
El olor de las mechas de los cirios se expresa tranquilo en los corredores, se siente el eco que aborda las paredes y los alfombrados rojos, me llama la atención la violencia y la sangre de los cuadros, de los ángeles endemoniados que con espadas batallan una pelea perdida. Los latidos de un corazón llaman la atención de Luminita. ¿Los escuchas? Sí, lo sé... ya los escucho, están cerca... como sombras que se filtran en esta noche... su aroma es diferente a muchos, a otros... Me sujeto del bastón y sigo con mi porte de caballero, caminado educado y galante entre los pasillos de la catedral, sin descubrir mi verdadera naturaleza, mi verdadera realidad... Ellos lo saben... pero no lo dirán...

por **Thunaer Vollmond** Mar Abr 19, 2011 8:38 pm

El silencio era absoluto en el interior de la catedral, las llamas danzaban al ritmo de una música muda que no era posible de escuchar pero que si hacia bailar al fuego, sus profundos ojos azules seguían en su ir y venir a las llamas danzantes, y se preguntaba si ese fuego podría dar calor a su fría y torcida alma, sonrió sin humor y siguió sentado en una las bancas justo al centro de las demás, mirando, observando, pensativo, con las piernas cruzadas y las manos apoyadas sobre sus rodillas, y como un mudo testigo y acompañante su basto descansaba a su lado izquierdo.

Era nuevo en la ciudad y nadie conocía, mas no por ello se detenía en su andar e inspección de la metrópoli en la que ahora habitaba, siempre en busca de algo mas, algo mas que escapara a los ojos y mentes comunes, era tal el silencio del lugar que podía escuchar el tica tac que producía su antiguó reloj de bolsillo, lo escucho cerrando sus ojos, aquel sonido le era tranquilizador y muchas veces le ayudaba para concentrarse, dejo escapar el aire que había mantenido en su interior y poco a poco fue abriendo los ojos para tener una nueva visión de los oleos y esculturas que existían en la Catedral.

Sonrió de lado, ángeles y demonios confinados a una eterna pugna entre el bien y el mal, conceptos que no existían y que casi nadie podía entender, el bien y el mal no existían, y el lo sabia bien, burdos retratos de hombres comúnmente llamadas santos y que seguramente estaban manchados por pecados que a la tumba se llevaron, dejando detrás de si un legado de absoluta corrupción y que solo enfermaba a los que fielmente y con fe les adoraban y seguían.

El aire cambio y el silencio murió, pronto supo que solo ya no estaba en aquel lugar, un suave roce del terciopelo le llamo la atención, bien podría haber sido un roedor, de cualquier forma, su soledad había sido alejada en aquel momento, se mantuvo en su lugar, atento.

por **Dana Luminita** Mar Abr 19, 2011 9:12 pm

Mis pasos se detienen en ese eco interminable de la catedral, las esculturas murmullan ese sutil silencio de la ausencia de comunión, y los ángeles, solo ellos pueden divulgar esas palabras que llueven tormentas. Suenan los pasos, nuevamente, uno, dos, tres, junto con ese bastón de ébano que la empuñadura es un conejo rabioso, me gusta llamarlo así...¿No es gracioso Juana?, sí lo sé... Shhh estás en un campo sagrado... ¿Sagrado?... ¿no son los cementerios?

Mis ojos azules fríos, parecidos a los colores primarios de una paleta de colores se posan en aquella sombra, está sentado, y dos pasos más sigilosos hacen que parezca una ilusión al estar sentada junto a ese banco, puedo amamantarme de su aroma cálido y dulce, y aspiro con levedad ese sutil manjar de su sangre que se expresa a través de su piel. Me quedo mirando el altar de aquella catedral, las veladoras que danzan y las estatuillas que imponen su presencia. Me causan gracia y con una voz melodiosa con toques juveniles hablo:

-¿Es posible que aquellos ángeles hayan sido los salvadores de la tierra?

por **Thunaer Vollmond** Miér Abr 20, 2011 2:08 am

Seguía sumido en sus pensamientos mientras observaba el altar tan exquisitamente labrado y creado en materiales de la mas fina calidad y que serian tan caros como para que una familia pobre comiera un años entero, o mas, con el juego de sombras que se creaba por la amarillenta luz que proporcionaban las llamas circundantes, las esculturas y pinturas parecían tener vida propia y parecían hacer muecas de burla ante lo que realmente ocurría en la vida.

--Solo podrían haber salvado su angelical trasero.—Respondió el Thunaer a la pregunta que había sido lanzada por el extraño y nuevo ente dentro de la catedral, Thunaer no se movió en ningún momento del lugar que ocupaba, y al cerrar su reloj de bolsillo un suave sonido de metal chocando contra metal se dejo escuchar en el interior.

—En mi humilde opinión me parece más bien que los equivocados son los ángeles y su Dios. —Con voz suave y dejando claro su acento extranjero Thunaer volvió a hablar lanzado aquellas palabras que en oídos de algún capellán serian no menos que una blasfemia capital, no le importaba.—Los demonios, esos si que deben de ser interesantes.—

Extrañas eran las criaturas que la noche hacia salir a divertirse entre las sombras, el no era la excepción y se preguntaba que tipo de criatura era aquella con la que ahora intercambiaba palabras y una ideología forjada por la experiencia propia y no por experiencias narradas de uno a otro.

Y espero a escuchar lo que su interlocutor tenia que ofrecer para nutrir la conversación, extraña conversación que se tenía dentro de aquel santo lugar, sonrió divertido.

por **Dana Luminita** Miér Abr 20, 2011 2:49 am

Apoyada en el bastón de conejo maldito sigo mirando el altar, me parece una fiesta de figuras, colores y aromas, hay flores, voces atrapadas en las piedras de los muros y de esos pilares de mármol que rezan todos los días ser liberados. Siempre con mi postura de un caballero. Galante y educado, todo es parte de la actuación, de esa fantasiosa obra de mi cabeza, de un arlequín que no quiere ser arlequín visible, no quiere ser el payaso de todos, es arlequín solo para su reino, el clan del ajedrez.

Una sonrisa se plasma sobre mi maquillaje mal logrado y vuelvo lentamente para mirar al sujeto que antes fue una sombra y ahora es una persona de un corazón palpitante. Levanto los ojos azulinos que de profundidad escrudiñan la catedral al escuchar la otra voz, porque no mueve los labios y está sentado mirando aquel reloj de bolsillo.

¿Escuchas Juana?... El señor es ventrílocuo...

Elevo el índice a la barbilla para regresar a mi postura analítica, de donde proviene aquella voz. Pensativa pero solo actoral me quedo en mi lugar, curioseando. Dejo el bastón y se queda de pie, como si estuviera incrustado en el piso y de mi sombrero saco un juguete, y lo siento a un lado mío, es una muñeca decapitada y la persigno, aunque no tenga cabeza, su cabeza es ficcional, claro lo sé querida Juana, es hora de tu jarabe de cereza. Lo sé, lo sé aun no se inventa, así que es mejor que resistas la migraña o de nuevo perderás la cabeza.
-¿Escuchó eso?... Seremos castigados por la casa divina e invitados al infierno para que nos duchemos en lava y bebamos vino de demonio.

Vuelvo a sujetar mi bastón y miro al señor del reloj que por un momento me causa curiosidad ¿A caso él había hecho eso? ¿O las voces me empezaban atormentar más de la cuenta?

por **Thunaer Vollmond** Lun Mayo 02, 2011 1:44 pm

Sin inmutarse y solo ladeando ligeramente la cabeza, Thunaer miro de reojo el lugar del cual él creía provenía la voz que respondió y con quien se encontraba entablando una extraña conversación acerca de cómo la gracia divina se mostraba ante los sentidos de los comunes y vulgares, no así con él y con la persona con quien hablaba, ya que sus ojos se abrieron hacía mucho tiempo atrás y ahora sabia muchas verdades ocultas.

--Cuando Caín fue maldecido después de haber realizado tan cruento y dantesco acto.--Dejo que las palabras viajaran hacia su interlocutor e hicieran el efecto deseado. —Se le condeno a vagar por las
tierras de Nod.—

Devolvió su mirada hacia el altar tan exquisitamente construido y que tenuemente se encontraba iluminado, Thunaer aun con sus deficiencias mentales esbozo una sonrisa, pero más que una sonrisa era una mueca que pretendía ser una burda imitación a una sonrisa.

--Y las tierras de Nod no es nada más que el mundo en el que vivimos. —Su voz volvió a sonar profunda y fría, dejando que su extraño acompañante entendiera el valor y fuerza de ellas.—Y fueron los tan afamados arcángeles quienes lo maldijeron mostrando la cobardía de su Dios.--

por **Dana Luminita** Mar Mayo 03, 2011 12:08 am

Levanto un poco mi cabeza para ver la cúpula de la catedral, es una marejada de imágenes y de luces de la noche, los vitrales y demás esculturas, cada una expresa algo, me llama y me dice cosas. Quiero tocarlas, cada una, pero no puedo, aprieto los dedos en el centro de mi palma. Y luego el sujeto a un lado mío empieza hablar, no es el Cristo crucificado que hace de su voz un centellante eco, sino que es el hombre que parece ausente y habla.... ¿Qué dice Juana?

Va a contar un cuento, que lo cuente completo, oh sí, un cuento... que emoción, un cuento, un cuento... cállate Juana no me estés molestando... si, ya sé, un cuento. Miro donde el mira y le vuelvo a mirar con esa curiosidad que se reflejan en mis iris de un azul intenso.

Me repito en mi cabeza, la tierra de Nod es el mundo en el que vivimos... vivimos en un infierno, pero... no creo que de eso se trate, ¿o sí? Ahora sí ya me perdí... ¿Qué tienen que ver los arcángeles en todo esto?...
-Dios mandó a sus mensajeros castigar a Caín... lo desterraron por mirar lujuriosamente a su madre y por asesinar a su hermano... y por dejar a su padre como un idiota, él solo quería la atención divina, el respeto. Solo logró obtener la maldición divina, el odio. Ni siquiera, las manos de Dios fueron lo que lo tocaron, sino por sus propios mensajeros y ese fue el peor castigo que pudo tener... que ni siquiera de esa manera pudo obtener la gracia o la atención de su chistoso dios.

Subo los pies a la banca y los cruzo con comodidad, aunque un poco aparatoso para la época en que vivimos, me vale un pergamino, cállate Juana, que tu tampoco tienes modales, ¡mira tu cabeza, ni siquiera la tienes puesta!
-Señor Ventrilocuo...¿Porque habla de las tierras de Nod?

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