Admirando la laguna (Privado)

por **Micaela Lamberg** Vie Abr 22, 2011 12:13 am

Era un domingo hermoso pero no era cualquier domingo este sería diferente para ella. La noche había sido algo agitada y larga para ella ya que no tuvo descanso hasta que se fue su último cliente. Se levanto de su cama, fue al baño y se dio un baño de inmersión para relajarse un poco. Paso un largo rato y luego salió, se vistió con un vestido blanco con vivos rosas. Salio de su habitación dejándola limpia y acomodada para luego volver a trabajar.

Bajo las escaleras yendo hacia la puerta y así salir del Burdel para tomar un taxi para salir de la cuidad, necesitaba salir del bullicio y escuchar los pájaros cantar. Le dijo al chofer que la llevara a la laguna que estaba a las afueras de la cuidad, pronto por favor- le dijo con la vos suave y tierna, subió al coche y arranco velozmente. Ella iba mirando las calles y lugares lujosos que tal ves nunca conocería pero no le importaba.

Pasaron por el bosque pero la laguna estaba mas alejada del bosque y cuando llego le pago al chofer y vio cuando se iba de vuelta a la cuidad. Se giro para ver el lugar y estaba mas lejos de lo que ella pensaba entonces comenzó a caminar por un sendero rodeado de árboles y flores, caminó hasta que vio a lo lejos la laguna entonces caminó mas rápido hasta que estuvo frente a ella. Se quedo mirándola un rato largo parada en ese lugar.

por **Duncan Paganini** Vie Abr 22, 2011 1:13 pm

El encuentro con Lenneth había sido un fracaso. Duncan estaba ilusiondado de por fín encontrar a su hija, pero quién lo diría que se encontraría con ella junto con uno de los que el odiaba con todo su ser. Los vampiros los odiaba y aun así su hija se juntaba con ellos a pesar de lo peligrosos que erán. Pensó dejar el tema aparte y mientrás fue con sus ropas raidas de haberse convertido a la luz de la luna llena, fue caminando sin rumbo hasta que se dió cuenta que se encontraba en la laguna.

Su pensamiento sobre su hija, le consumían. Pero ahora estaba solo en la laguna y caminando sin rumbo alguno. Se paró en un lugar de la laguna y cuando se puso a mirar a los alrededores, vió la fina figura de una mujer cual rayos de sol y un cuerpo esbelto y en forma. Sus curvas hacían que un hombre cayera a los pies con tan solo un pestáñeo. Pero puso de nuevo la mirada al horizonte a la vez que se sentaba en el suelo de suelo de la tierra junto a la laguna. Se puso a pensar más veces y recordó cuando su hija para entonces no los odiaba. Para entonces, su hija aún no sabía que él era un mutante, una bestia de la cual se desmayó en el cementerio simplemente por su aspecto temerario de bestia de la noche.

Su esposa en estos momentos estaría de camino al hotel para alejarse de las tempranas horas del día. Dios, ella también había sufrido cambios en su ser. Ahora su mujer no era más que una chupasangre y de vez en cuando él le traía comida o algún suministro del cuál alimentarse. Ese pensamiento hizó que mirara a la bella mujer que había al otro lado de la laguna, pero por ningun momento haría tal salvajada con alguién tan humana como la mujer que ahora mirába. Ese honor solamente se lo reservaría para su peor enemigo y dios esperaba que alguna vez apareciera. Si alguna vez le pasaba algo a su mujer, no se lo perdonaría en la vida por muy accidente que pudiera parecer el asesinato o intento de matar a Maribella. Una lágrima salió y Duncan se la secó rapidamente y respirando hondo.

La noche era silenciosa y el olor a rosas silvestres se coló por las fosas nasales de Duncan, haciendo que respirara y se calmara de tanta tensión acumulada. Cerró los ojos y siguió el aroma, haciendo levantarse de pie y para cuando se quiso dar cuenta, se estaba acercando a la mujer. Se paró y antes de que la mujer lo mirara, se volvió rápido al lugar de donde vino. Se colocó mejor sus prendas, estaban raídas, pero lo suficiente como para parecer un vagabundo. Miraba al horizonte y miraba a la mujer, pero ella aún no se había percatado de su presencia, o sí.

La luna estaba presente en el universo, junto con las estrellas que vigilan a los infantiles del peligro, pero esa noche en la laguna, no veía luna alguna por doquier. Suspiró aliviado de tener forma humana y se rascó lentamente su calva con calma.

por **Micaela Lamberg** Sáb Abr 23, 2011 1:40 pm

La noche estaba silenciosa y calma, miro hacia al cielo para ver las estrella. Esperaba que fuera una noche tranquila para ella, luego bajo nuevamente la vista a la laguna. Estaba sumida en sus pensamientos ya que pensaba en algún momento dejar su trabajo para obtener uno mejor pero en ese momento estaba ganando muy bien. Quería comprarse una casa para vivir en ella y solo pensaba en eso en ese momento.

Escucho un ruido pero cuando se giro para ver que era, no había nadie en el lugar. Solo esperaba que no fuera algo peligroso ya que saldría corriendo del miedo que le daría ver una bestia o algo parecido. Ya había estado un tiempo largo parada por lo tanto decidió sentarse en el suelo para descansar un rato. Se quedo mirando el agua.

por **Duncan Paganini** Sáb Abr 23, 2011 3:53 pm

Echó otra mirada a la mujer y vió que ahora estaba sentada en el suelo. Él se acercó a la mujer lentamente y procuró que no se asustara.

-Disculpe-Dijo en cuanto se acerco y mantuvo una cierta distancia entre ambos.-¿Está esperando a alguien?-Vió que se asustaba y Duncan dio un ligero paso hacia atrás al haber visto a la mujer asustarse.-Disculpe no era mi intención asustarla-Dijo a la vez que levantaba las manos a la altura de su cabeza para mostrarla de que no iba a hacerla daño. Duncan se aparto de ella un poco más para que no pensara que era un sinverguenza.-Hace una noche muy silenciosa para estar sola-Dijo mientras miraba con tranquilidad a la mujer. La mujer era bella, como cada una de las chicas que había por París. Las mujeres de Rumanía, eran orgullosas y otras bondadosas. La suerte de Duncan fue positivamente un bello encuentro en mitad del campo, en la noche, cuando aún podia correr y explorar los jardines de la escuela cuando era simplemente un chaval. Pero todo cambió con un castigo, un instante y ya estaba maldito.

La marca que tenía en el pecho izquierdo estaba grabada en su piel, en su mente y en su pasado. Miro hacia adelante y se sentó al lado de la mujer de cabellos rubios como el ebano. Miraba al horizonte y el olor de la mujer que tenía al lado, se filtró por sus fosas nasales lentamente. Era extraño como el olor a rosas le tranquilizaba tanto, pues siempre le gustaba eso de su mujer. Su mujer olía a rosas silvestres y ahora olía aún más. Miró a la mujer que tenía a su lado y ella le estaba mirando.

-Mire que he conocido damas y no tan bellas como vos.-Dijo a la vez que sonreía a la mujer. La noche iluminaba el rostro de aquella mujer acéntuando los delicados rasgos que le daban un toque de misterio a aquella mujer.

por **Micaela Lamberg** Mar Abr 26, 2011 11:47 pm

Escucho que alguien le hablaba y miro hacia donde provenía la vos, era un hombre mayor que ella y mal vestido. Se asusto porque su corazón comenzó a latir más rápido de lo normal pero trato de tranquilizarse. No espero a nadie porque lo pregunta?- le dijo con la vos nerviosa, lo miro nuevamente que se alejaba un poco porque había notado sus nervios aunque trato de disimular.

No pasa nada, la noche esta demasiado silenciosa y hermosa para que pasen cosas rara-Le dijo tratando de tranquilizarse de a poco. Observo que el hombre se había sentado a su lado y que la miraba mucho como recordando a alguien o algo. Que hace usted por aquí? Le pregunto curiosa y mirandolo con atención ya que le parecia alguien que tenía misterios en su alma ya que sus ojos expresaba tristeza.

por **Duncan Paganini** Jue Abr 28, 2011 5:18 pm

Duncan se extraño de la pregunta de la dama. Pero entonces sonrió amablemente.

-Simplemente despejarme de todo lo que me agobia, ¿Y usted?-Vió que se removia nerviosa en el suelo de tierra de la laguna a la luz de las estrellas.-La noche no es lo que me inquieta, si no lo que brilla todas las noches.La laguna esa noche estaba la mar de tranquila y se podia notar como corria una suave brisa por el ambiente frio de la noche. Observaba a la mujer que estaba a mi lado y pense en cuantas mujeres habia asi en Rumania. No muchas desde luego. La observo con cuidado y vio que temblaba al parecer de frío. Duncan se quitó el abrigo y se lo colocó por encima. La mujer lo observó y Duncan sonrió con ternura.

-Pensé que sería adecuado, no vaya a ser que cogiera alguna enfermedad.-Dijo con calma. Se volvio a sentar al lado de la mujer, pero está vez un poco más cerca. La miro sonriendo y se fijo de nuevo en el horizonte.-¿Trabaja?-Observo de nuevo a la mujer y por algún extraño motivo, su cuerpo se sentía inquieto. Comenzaba a oler de nuevo el aroma de la mujer y le picaban las entradas de las narices. Giró su mirada hacia su izquierda y luego a su derecha donde estaba la mujer. Su recogido, su piel era tan fina y tersa. Pero estaría mal hacer eso y precisamente aqui.

Siento la tardanza.... = _____ =

por **Micaela Lamberg** Sáb Abr 30, 2011 10:22 pm

Suspiro profundamente para tranquilizarse porque le parecía que el hombre no le haría nada malo entonces decido relajarse por completo y mirar la luna cuando el hablo y ella le respondió con su vos dulce y tierna. Lo entiendo de verdad- le dijo mirándolo y luego se giro para ver la laguna de aguas mansas como estaba ella. Observo que el hombre se quita el saco y se lo coloca a ella. Gracias- sonrió amablemente por el gesto del señor que estaba conociendo en ese momento, era educado y respetuoso aunque estaba algo desaliñado en ese momento pero lo dejaría pasar en ese momento. Si trabajo en el Burdel del centro de París- le dijo con una sonrisa amable. Usted trabaja? Le pregunto curiosa y con picardia.
Esperaba que me respondiera mientras estaba mirando la luna tan blanca y brillante. Luego apoye las manos en el suelo para relajarse mas.

por **Duncan Paganini** Dom Mayo 01, 2011 10:23 am

¿Trabaja?. Él no trabajaba o al menos eso creía. Se habia instalado recientemente en la biblioteca como bibliotecario y apenas hubo mucha gente la cual atender. Si, en realidad estaba ayudando a su economía dado que no podia pagar más el hotel ya del mismo cansancio y de tener que dar siempre excusas. Pero pornto conseguiria un hogar o una mansión adecuada a sus necesidades. La mujer era una cortesana y no se lo esperaba. El porte que de actitud correcta y educada, le hizo pensar que pudiera llegar a ser alguién de mayor categoría, pero eso a Duncan no le importaba mucho si eran o no de clase baja o alta. Le daba un poco igual.

Se acomodó mejor en el suelo de la laguna y miró curioso a la mujer.-Trabajo en la biblioteca, como bibliotecario, obviamente.-Dijo con calma. Su pecho respiraba con tranquilidad a pesar del olor de la dama que tenía al lado. El olor a rosas era su favorito y su mujer y su nueva amiga, olían a ese aroma. Ahora esta dama que tenía al lado, se añadió por si sola a la lista.-Por cierto, no tiene porque agradecérmelo, lo he hecho encantado.-Dijo mientras observaba a la mujer. Ella le miro confusa y el sonrió-Me refiero al haberle dejado mi abrigo y disculpe la vestimenta con la que me tapo, es que-Paró y se acerco con cautela a la mujer.-Algunas noches, las lunas mas envidiosas me arrancan la ropa y luego tengo que volver asi, hecho un desastre.-Dijo terminando en una sonrisa picara. Apenas había distancia entre ellos y para cuando se dió cuenta, él se alejó un centimetro de ella, pues podría estar invadiendo su espacio e incluso pensarse alguna que otra cosa.

-¿Puedo preguntarle algo, Srta...?-Iba a preguntar permiso a una dama la cual no le había preguntado su nombre ni el le habia dado el suyo. Se callo reftificando la pregunta y sonrio.-Disculpe..Me llamo Duncan Paganini...¿Y usted?-Dijo con una sonrisa de lado a lado. La magnifica dentadura blanca de Duncan brillaba y le hacia una sonrisa divina. Observó a la dama mientras esperaba una respuesta de ella y se colocó de lado con una mano en el suelo y la otra apoyada sobre la rodilla de la pierna flexionada. Miró de arriba a abajo a la mujer y siguió con aquella simpatica sonrisa que intentaba plasmar.

por **Micaela Lamberg** Miér Mayo 11, 2011 11:23 pm

Sentía su mirada mientras seguía mirando la laguna y luego cuando comenzó hablar se giro para verlo y así escucharlo con toda atención. Que interesante que es su trabajo, me encantaría ir a visitarlo en algún momento.- le dijo interesada realmente en lo que le estaba diciendo al hombre aunque en ese momento lo que menos aparentaba era un bibliotecario. Ya los brazos le estaban cansando por la posición en que se encontraba y finalmente se acostó en el suelo mirando hacia las estrellas como brillaba y la luna estaba ahí blanca reflejándose en el agua.

La luna envidiosa le hace romper la ropa ¿a que se refiere con eso, solo he escuchado algunos rumores de hombres lobo?- respondió a su comentario con inocencia y curiosidad mirándolo de reojo para observar su reacción. Dígame!- le respondió sin saber lo que le preguntaría y luego el mis se presento ante ella- Encantada de conocerlo Sr. Paganini, mi nombre es Milagros Lamberg para servirle- dijo sonriéndole amablemente.

por **Duncan Paganini** Vie Mayo 13, 2011 2:53 pm

Negó con la cabeza al intentar pensar y no poder acordarse de lo que le iba a decir. Miró lentamente a la mujer y se acercó lentamente a ella. Estaba a un centímetro de ella y casi podia sentir su muslo contra el suyo. Pasó un brazo por encima de Milagros y la acurruco contra él protegiéndola del frío.-Debe de tener mucho frío, querida.-Dijo con una sonrisa melosa que se asomaba por su cara. Vio la turbiez de Milagros en su cara y un rubor en sus mejillas. La mano de Duncan se deslizo por su cuello hasta acabar en la línea del rostro de Milagros.

La cogió del mentón y le besó en su labio inferior. Se fué separando poco a poco y lo siguiente que estaba viendo Duncan era el cielo estrellado de la noche y su espalda sentia la tierra de la laguna. La imagen de Milagros encima suya le dejó perplejo y sorprendido. Él solo queria divertirse y probablemente, Milagros lo hubiera malinterpretado. Pero ya que estaban así, ¿porque no aprovechaba la ocasión y se desconectaba un rato?

-¿Quiere jugar Madame?-Dijo con suma diversion en la voz. La sonrisa que se dibujo en la cara de Duncan, era lasciva y apoyó las manos en la cintura de Milagros, atrayéndola hacia él. La colocó con sus piernas a ambos lados de su cuerpo y la puso encima de sus caderas.-Debo decirle que se podría cansar de tanto placer.-Dijo en un susurro cuando se acerco a su oido.

Sus manos que se apoyaban en la cintura de Milagros, fueron deslizandose poco a poco hacia sus muslos y hasta el bajo de la falda. Agarró un remolino de tela y fué subiendola hasta poder acariciar sus muslos desnudos con una mano, mientras que la otra le cogía el mentón y se lo acercaba a sus labios. Fué besándola poco a poco hasta que notó una caricia sobre su pecho. La miró y le desató el moño que tenia enjaulado aquel cabello dorado. Su pelo quedaba suelto y salvaje, como a el le gustaba.

por **Micaela Lamberg** Sáb Mayo 14, 2011 2:14 pm

Duncan pasó uno de sus brazos por encima de ella para luego acercarla a él para protegerla del frió- si un poco pero a su lado se me ha ido- le dijo sintiendo su mano deslizarse por el cuello hasta llegar a las líneas del rostro. Levantó su mentón y beso su labios inferior, eso la sorprendió un poco pero luego ella tuvo un impulso un poco apresurado tal vez pero así era ella.

Se subió encima de él no íbamos a desaprovechar la ocasión y la verdad ella quería divertirse esa noche en la laguna. Si quiero jugar?- le contesto con una sonrisa picara y divertida mirándolo a los ojos- Eso déjelo por mi cuenta pero no creo que me canse esta noche- dijo respondiéndole al oído mientras colocaba sus manos en la cintura de ella para luego descender hasta los muslos de Mily subiendo la falda para tocar sus muslos desnudos y mientras que con la otra cogía su mentón y besaba sus labios. El la besaba poco a poco a lo cual ella correspondió de igual forma, Ella llevaba en su cabello un moño el cual él desató dejando su cabello suelto

por **Duncan Paganini** Vie Mayo 20, 2011 10:27 am

Miró a Milagros un poco dudoso de la situación en la que se encontraba y la miro con el ceño fruncido. Por lo pronto, cree que Milagros lo ha malinterpretado.

-Cuando dije a que se iba a cansar de tanto placer, me refería a su oficio, ¿no es usted cortesana al fin y al cabo?-Preguntó en el final de la frase. La miraba con el ceño fruncido y le sujetaba de los muslos desnudos. Una sonrisa maliciosa salió en la cara de Duncan y agarró de la cinturilla de la falda de Milagros y se la quito por la cabeza, dejando solamente a la vista sus braguitas de encaje. Desabrochó los botones delanteros del vestido de Milagros dejándola con el sostén al aire, mientras la colocaba boca arriba debajo de él. -Pero si insiste tendré que seguir el juego.-Dijo con diversión y ladeando un poco la cabeza.

Agarró suavemente de los tirantes del sostén de Milagros mientras se colocaba entre sus piernas y los deslizó hacia abajo lentamente, dejando por fin sus pechos a la vista de Duncan. Sacó de su torso la molesta camisa y le ató las manos por detrás con el sostén el cual le quitó con diversión. Sus labios comenzaron a deslizarse por cada centímetro de su cuerpo y atrapo sus pezones erectos mientras seguía con lamidas seguidas, una tras otra y deslizaba sus manos por todo su cuerpo pasando por los costados hasta que llegó a sus muslos.

La agarró de sus muslos y la movió hacia él hasta que notara su erección mientras seguía su juego con la lengua por encima de sus pechos. Sonrió al mirarla y mientras la sujetaba para que no se escapara, la sentó a horcajadas sobre él y comenzó un vaivén con las caderas. Con sus manos atadas a su espalda, su cara turbada por el momento, escucho de Milagros un ligero gemido.

Duncan la observaba sonriendo mientras hacia el vaivén, pero para cuando notó como las braguitas de seda de Milagros se humedecían, Duncan con una mano agarró las braguitas de Milagros y las arrancó de cuajo. La volvió a tumbar lentamente sobre el césped de la laguna y beso ligeramente su cuello. Se separo y aparto lentamente los mechones rebeldes de la cara de Milagros. Duncan se bajó los pantalones y se quedó en calzoncillos frente a Milagros. Se acercó a Milagros mientras iba arrodillándose y la observaba ante sus ojos.

Sus manos se colocaron en sus muslos y fue deslizándolas hasta que una se quedo en su intimidad y la otra se quedo encima de su vientre. Duncan indagó dos de sus dedos dentro del sexo de Milagros con suma lentitud mientras escuchaba los jadeos de ella sobre el césped. Le metió y saco varias veces sus dedos alrededor de su sexo. En tijeras, en círculos en todos los movimientos movía los dedos dentro de ella. Levanto la mirada a alrededor del lugar y se le ocurrió una gran idea.

Sacó lentamente sus dedos de ella y desato las manos para que descansaran un rato de estar atadas. Se alejo de Milagros y la levanto de nuevo. La puso de pie y la colgó en sus fuertes hombros y se dirigió hasta unos matorrales que habían cerca.

por **Micaela Lamberg** Miér Jun 01, 2011 11:26 pm

Escucho sus palabras y lo observo ya que su ceño estaba fruncido por lo que le había contestado anteriormente y luego le respondió con toda tranquilidad ya que seguía en la misma posición- he aprendido a dar placer y a disfrutarlo aunque me paguen al hacerlo- le dijo mientras le quitaba la falda por la cabeza, dejando sus braguitas al aire. Luego desabrocho los botones delanteros del vestido que llevaba puesto dejando el sostén al aire mientras la colocaba boca arriba debajo de él. Lo miro picara y atrevida dejando deslizar una sonrisa por lo que había dicho al decir del seguir con el juego.

Duncan agarró los tirantes del sostén de ella mientras se colocaba entre sus piernas y fue deslizándolos hacia abajo hasta dejar sus pechos a la vista de Duncan. Ella observo que él sacaba la camisa y le ató las manos por detrás del sostén el cual se lo había sacado por diversión. Sentía sus labios deslizarse por su cuerpo y atrapo los pezones erectos mientras seguía lamiendo su cuerpo y tocándolo por todos lados.

Tomo sus muslos y la llevo hacia él notando su erección, sonrió ya que no podía hacer mucho con las manos atadas en la espalda entonces fue cuando él la sentó sobre él y ahí comenzaron los vaivenes de caderas, es cuando ella esboza un ligero gemido- ahhh- sonrió mientras movía la cabeza pareciendo como una loca, su cabello tapaba su rostro ya que el placer en el que se encontraba la estaba enloqueciendo de a poco.

Cuando noto que se le habían humedecido las braguitas se las arranco de cuajo. La volvió a acostar en el césped de la laguna y sintió sus labios besar su cuello. Se separa de ella para sacarle los mechones de cabello que tenía en su rostro ella. Mientras el se quitaba los pantalones quedándose frente a ella en calzoncillo luego se fue arrodillando mirándola a los ojos.

Solo dejo que sus manos se deslizaran en su cuerpo mientras ella se movía lenta y suavemente para que su cuerpo comenzara a vibras de placer mientras el la tocaba, una de sus manos estaba ya en su intimidad y la otra en su vientre. Ella comenzaba a emitir sonidos de placer sintiendo sus dedos dentro de ella moverse de todas formas y sentidos hasta que llego un momento en que los saco con toda suavidad y lentitud para luego levantarla y colocarla sobre su hombro para llevarla algún lugar. A donde vamos? Duncan- le pregunto mientras caminaba con ella desnuda en su hombro y las manos libres, le dolían un poco ya que había estado un tiempo considerable con las manos atadas.

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