One Moment, Two Lovers, Three Words. [Privado Alai]

por **Christian Taylor** Dom Mayo 01, 2011 9:52 am

Primavera. Mi estación favorita. La estación de las flores, del renacimiento, de la alegría. La estación que dice adiós a un crudo invierno y aleja los cielos nublados para dar paso al astro rey, quien con sus rayos nos envuelve de calidez tanto en nuestro cuerpo como nuestra alma, dándonos nuevas fuerzas y motivaciones para continuar con nuestras vidas.

Yo me sentía así y, francamente, desde hace muchísimo tiempo que no me sentía tan feliz. Y la causa de aquella felicidad tan desbordante era simplemente una persona: una persona que fue capaz de capturar y curar mi corazón de la manera más pura y sincera existente, una persona que fue capaz de soportar, comprender y aconsejar a este perro inglés que estaba completamente desorientado, encontrando en el alcohol y en las féminas "sencillas" un consuelo que parecía ser suficiente para sobrevivir...de una manera poco digna y poco correspondiente a la clase de persona que soy yo.

Increíblemente (o no tanto) la co-protagonista de este relato era parte de ese universo, como una más. Una más que dejó de serlo para convertirse en LA persona que cambiaría mi vida radicalmente, y cambiaría mi impresión sobre las mujeres que se desempeñaban en "esas labores". Muchos se han encargado de tratar de romper mi convencimiento, restregándome en la cara que mi acompañante tendría meros motivos económicos para estar conmigo; pero como siempre he hecho desde que llegué, les ignoro y sigo adelante con mis convicciones, y aquí me tienen, en el jardín botánico.

Era una maravillosa tarde que era la continuación de un día perfecto. Tras dormir juntos en mi mansión salimos a dar un largo paseo por la ciudad en uno de mis más lujosos carruajes, contemplando la belleza arquitectónica y cultural que se presentaba ante nosotros con gran esplendor. Comimos en uno de los restaurant que frecuentamos bastante desde el inicio de nuestra relación y nuestro paseo continuó según lo que yo había planeado (ya que todo esto es supuestamente inesperado para mi amada) hasta que ingresamos al jardín botánico, un lugar que
te encanta todas las estaciones del año y más aún en primavera, gracias al maravilloso paisaje que siempre regalaba y parecía no extinguirse nunca ni con el crudo invierno ni con el sofocante verano.

Finalmente, llegamos a un área cercana a una laguna por orden mía y pedí detenernos con un gesto sutil a mi chofer. Miré a mi amada de manera más fija, cuya mano derecha estaba suavemente sostenida por mi izquierda y sonreí, para luego preguntar.

- ¿Te parece bien aquí, Alai?

por **Alai** Dom Mayo 08, 2011 11:36 pm

Era extraño el pensar en cómo mi vida había cambiado, en forma tan drástica y de la noche a la mañana... bueno, expresándolo mejor, con el correr de varias noches. Si bien mi profesión me exponía a sensaciones y vivencias casi inimaginables para el resto, lo que había encontrado entre aquellas sábanas me había llevado por un camino inesperado.

Necesité dejarlo todo, y sentirme más nadie aún, para reconocer que no existía sin aquel hombre. Necesité tomar valor y enfrentarme a mí misma, para comprender que solo en sus brazos mi corazón hallaba motivos para seguir latiendo...

Solté la mano un segundo, para trenzarme improvisadamente el rubio cabello, mientras viajábamos por aquel soleado y hermoso jardín. Ambos guardábamos silencio, como si fuese algo pautado, aunque realmente era porque no necesitábamos palabras para comunicarnos, las paulatinas miradas que intercambiábamos expresaban mucho más que lo que nuestras bocas podían decir.

Volví a tomarle la mano, cuando dio indicación de aparcar al chofer. Su dulce voz resonó entonces en el aire, con una pregunta inesperada y desconcertante-

- ¿Bien para qué? Todo sitio es excelente mientras estés en él...- dije con tranquilidad, mirandolo a los ojos.

por **Christian Taylor** Mar Mayo 10, 2011 7:51 am

Sonreí ampliamente al escuchar aquella voz angelical, aquella voz llena de ternura, dulzura y decisión al mismo tiempo; aquella voz que me había encantado y reencantado hasta la saciedad con el amor que sólo una mujer como ella podía darme. Posé mi vista en esos ojos que me miraban y parecían desnudar mi alma con sólo un par de segundos de vista fija. Me sentía completamente adicto a ella, como si del mejor vino se tratase. Pero ella es mucho más que un licor metafórico; ni siquiera las metáforas y ningún tipo de poesía puede describirla. Las palabras ni siquiera le alcanzan a tocar. Es algo tan sublime que sólo la experiencia puede describirlo...y esa experiencia desde ahora será reservada sólo para mí.

Le dije al chofer que nos esperara en ese mismo lugar y éste, acto seguido se bajó para ayudarme a mí a bajar, para luego entre ambos hacer que los pies de mi amada tocasen el suelo. Le di un beso ni bien ocurrió aquello y le comenté mientras le ofrecía mi brazo para que se afirmase:

¿Me concede el honor de acompañarle, My Lady?

Sonreí otra vez. Adoraba ser formal y sobretodo con ella, la mujer que cambió mi vida y, por ese mismo hecho, se merecía todo el respeto que mi cuerpo, mi alma y todo mi alrededor podían darle.

por **Alai** Sáb Jul 09, 2011 11:12 am

Su sonrisa era una dulce droga, que mitigaba todo residuo de mi pasado. Cada instante a su lado convertía por completo mi vida, haciendo que todo lo vivido perdiera importancia para dar paso a una realidad mejor. No podía devolver más que todas aquellas sensaciones con cada mirada, con cada caricia, reflejando el profundo amor que por él sentía.

Pidió al carruaje que se detenga y ambos descemdomos, encontrandonos en un dulce beso en cuanto mis pies tocaron el suelo. El tiempo quiso detenerse para prolongar aquel bello instante, todo era perfecto.

- Tan solo pídelo y hasta el fin del mundo soy capaz de acompañarte - susurré alzando una de mis manos hacia su rostro, rozando con mucha delicadeza su mejilla, fijando mis ojos en los suyos- Aunque si solo lo dices para dar un paseo, pues también acompáñame- agregué con tranquilidad.

por **Christian Taylor** Lun Jul 11, 2011 10:46 pm

No podía estar más feliz. Las palabras salían de su boca con tal templanza, con tal belleza y armonía que yo parecía bendecido por un ángel cuyas alas habían abrazado mi corazón con el amor infinito de su alma sagrada. Y ante esa mirada que parecía sacada de las mejores pinturas jamás hechas no pude hacer nada más que tomar sus labios con los míos, con un beso lleno de cariño que se podía ver a leguas que era recíproco, sin importar lo que los demás dijesen. Con la separación de nuestros labios ya había respondido su pregunta, así que coloqué mi mano en mi cadera dejando un margen para que ella se tomara de mi brazo cubierto por la tela de mi camisa y mi chaqueta negra, y la caminata comenzó tras hacer un gesto a mi chofer.

Los minutos fueron pasando entre nosotros como si no quisieran molestarnos, como si quisieran quedarse a un lado para apreciar a la pareja que caminaba rodeando la principal laguna del lugar, sonrientes y amantes uno del otro, unidos ambos por un lazo que estuvo cerca de romperse en un par de ocasiones, pero que ahora era más fuerte que nunca. Nos decíamos cosas el uno al otro que provocaban carcajadas mutuas y también en ocasiones caricias con la cabeza o con las manos, incluso unos cuantos besos se sucedieron ante la atenta mirada de los testigos de la naturaleza.

Habría pasado unos 40 minutos más o menos hasta que llegamos a un enorme árbol (que bien podía ser el árbol más grande de todo el jardín) que estaba en un pequeño monte que igualmente daba una hermosa vista a la laguna, además de entregar una sombra acogedora y muy grata a quienes decidían refugiarse bajo su copa. Pero nada era más precioso que ver la sonrisa que Alai tenía en ese momento, así que decidí que era hora de continuar con lo planificado, aunque...lo que venía dudo que pueda ser planificado estrictamente. La rodeé de la cintura con un brazo atrayéndola a mí y le miré a los ojos .- Me encanta esta vista...tan brillante y tan...maravillosa.

por **Alai** Miér Jul 13, 2011 11:53 pm

Con mucha delicadeza correspondí a aquel delicado beso, intentando como en cada instante. Sonreí, antes de tomar su brazo para iniciar aquel paseo, ansiosa como si esperara que algo especial aconteciera, aunque realmente sabía que cada instante a su lado era algo de por sí especial.

La tarde transcurría, más a ninguno de los dos nos importaba en absoluto, pues teníamos toda la vida para dedicárnosla. Rodeamos el lago charlando y riendo, era extraño el notar cómo muchas veces con apenas mirarnos bastaba para comprendernos, eso era algo maravilloso que aquella relación estaba logrando. Cualquiera que los hubiera visto los hubiera tomado como desquiciados y hasta por pervertidos, carcajeando e intercambiando besos por doquier.

Subimos un pequeño montículo hasta hallarnos bajo la sombra de un gran árbol, desde donde la vista era maravillosa. No podía dejar de sonreír, aquel día estaba siendo completamente perfecto. Tan atrás habían quedado mis reiterados errores, ahora siendo tan solo manchas en mi pasado, poco definitorias del prometedor futuro que percibía a su lado.

Sentí su mano rodear mi cintura y me dejé llevar hasta quedar pegada a él, mirándolo a los ojos con total calma y felicidad. Su comentario me hizo ruborizar levemente y ensanchar la sonrisa antes de responderle.

- Definitivamente, una vista perfecta- respondí sin apartar de sus ojos mi mirada- ¿Te he dicho que te amo y que me haces la mujer más feliz del mundo?- susurré con tono soñador, rozando sus labios con los míos.

por **Christian Taylor** Miér Jul 20, 2011 9:40 pm

Ese sonrojo me hacía querer verle el rostro así todo el día: tan bella, tan inocente...tan feliz. Sus ojos y labios me invitaban a ella, a caer rendido a sus pies, a dejarme llevar por esos cabellos rubios como si ellos me guiasen hacia un camino que me llevaría a la eterna felicidad, esa esquiva felicidad que a pocos se les presentaba de manera tan clara; aunque en mi caso había tenido que batallar bastante por ella.

El contacto de nuestros labios fue tan tentador que no pude resistirme, posando los míos sobre los de ella sin besarla todavía, era la unión precisa y suficiente para que yo pudiera susurrar en ellos, para que ella pudiera tomar mi aire, para que yo pudiera tomar el suyo mientras le acariciaba su rostro con la delicadeza que la mejor escultura se merecía. - Deseo escuchar tu voz una y mil veces ...fundir tu mirada con la mía hasta quedarme ciego...quiero saborear tus labios como un adicto...y quiero...- susurré apegando mi frente a la suya y cerrando mis ojos.- quiero...

Un ladrido me detuvo de seguir hablando. Luego otro y otro. Usé mi sutil olfato y me confirmó con una sonrisa en mi rostro la presencia de un hermoso cachorro de raza labrador, el cual estaba sentado a menos de medio metro de nuestros pies con una cesta en cuyo mango había una hermosa rosa roja amarrada con un lazo blanco. Besé a mi adorada de cabellos brillantes y me coloqué en cuclillas
observando al can.

- ¿Qué haces aquí? - interrogué como si pudiera entenderme (aunque la verdad sí lo hacía) - ¿Y qué es eso?...- pregunté al viento como si viera un cesto por primera vez en mi vida. Pero lo sabía, y sabía qué estaba adentro. Sonreí para mis adentros y dejé que todo siguiera como estaba, como si en verdad no estuviera planeado.

Spoiler:

por **Alai** Lun Oct 10, 2011 3:08 pm

El tibio roce que nuestros labios lograban, sin llegar a encontrarse en un beso pero, dándonos a ambos la certeza de que nos teníamos el uno al otro, resultaba sumamente agradable. Sus palabras fueron otra caricia, sentí su frente pegada a la mía sin poder dejar de sonreírle, era toda repuesta posible, yo quería todo lo que el mencionaba y aún mucho más. Mi vida estaba por siempre enlazada a la suya y era él todo lo que necesitaba para vivir.

Una serie de ladridos interrumpió la romántica charla, emitidos por un cachorro de labrador que se hallaba en una cesta. Con una sonrisa, observé el proceder de mi amado, que intentaba fingir sorpresa ante aquella “inesperada” presencia. Mis ojos repararon en la bella rosa blanca que había amarrado en la cesta y en el perfecto cachorro al que ahora Christian se dirigía.

Me acuclillé al lado de mi amado y acaricié suavemente al pequeño, era imposible confundirlo con un perro cualquiera, al meno lo era para mí.

- ¿Quién será el irresponsable que te ha dejado por aquí?- susurré en tono bromista, dando a Chris un suave codazo- Es decir, ¿Qué es lo que tenemos por aquí?- mi voz no dejaba de ser dulce en todo momento, sabía que había algo en mente de aquel caballero que escapaba de mi conocimiento.

Mordiéndome los labios, los contemplé a ambos en silencio, mi felicidad plena estaba ante mis ojos en aquel instante.

por **Christian Taylor** Jue Oct 27, 2011 9:55 pm

Hasta el momento todo iba perfecto, a pesar del codazo que Alai me había dado en señal de cuestionamiento. Yo simplemente sonreí por lo bajo, cómplice con aquel cánido que afortunadamente no podía sonreír de la forma que los humanos lo hacíamos, o terminaría delatando el plan. Su ternura era más que suficiente, y eso era lo que me bastaba.

- Desconozco quién habrá sido…aunque su olor está impregnado en su piel – respondí con la verdad, ya que el aroma era el mío. Le besé la mejilla con felicidad y le miré. – Es una rosa muy linda…pero tú eres más linda en absolutamente todos los sentidos. – terminé por halagarla como tanto me gustaba, dándole otro beso ante la atenta mirada del cánido que sólo atinaba a mover la cola animadamente, pero esta vez el beso había sido en sus labios; esos labios que probaría por el resto de la eternidad como el elixir que me mantendría con vida.

En eso, el can gimoteó, a lo que yo respondí acariciándole la cabeza. – Oye oye…que no nos hemos olvidado de ti, pequeño. - le comenté y miré a mi amada al momento que cogía la cesta y me incorporaba, fingiendo una normalidad absoluta. – Me pregunto que habrá dentro…-dije y levanté sutilmente la tela blanca que cubría el contenido del artículo, sonriendo internamente por lo que podría encontrarse si metía la mano. - ¿Deseas comer algo, amor? – pregunté sin esperar respuesta, tomando sus labios una vez más, cerrando los ojos al tiempo que la abrazaba dejando el cesto entre mis manos, asegurándome de que “eso” estuviera bien oculto en su interior, esperando que todo continuase según lo planeado.

por **Alai** Jue Dic 22, 2011 9:34 am

Sus rodeos me resultaron particularmente tiernos, estaba segura de que todo aquello era parte de un extraño plan, pero no podía hacer más que seguirle el juego para ver hacia dónde lo quería llevar. Sus labios besaban mis mejillas, y me hacían cumplidos, mientras tan solo podía permanecer en silencio y contener las emocionadas lágrimas que de mis ojos querían brotar.

Un dulce beso nos unió, haciendo el momento aún más perfecto. Intenté alargar el beso cuanto fue posible, sin perder la suavidad y la calma que condicionaba cada movimiento, no tampoco la consciencia en que no nos encontrábamos solos; de todas formas, aunque lo hubiese olvidado los gimoteos del cachorro nos hubieran enlazado con aquella realidad nuevamente.

Reí suavemente y asentí ante las palabras de mi amado, incorporándome también. Sentí curiosidad por sus afirmaciones, definitivamente también quería saber el contenido de aquella cesta, pero la dejaría a raya hasta que fuese el momento.

- ¿Comer? Pues, sí ya es medio día… no estaría mal comer algo juntos- dije y besé su mejilla.

Seguía sin tener idea de qué iría a suceder, pero estaba lista para lo que fuera. Al lado de aquel hombre sabía que solo obtendría felicidad.

por **Christian Taylor** Sáb Ene 07, 2012 8:22 pm

What if i never knew you?
What if I never found you?
I never had this feeling in my heart.

Alai seguía atenta con la idea de que algo sucedía, de que ese encuentro y esas situaciones específicas no eran una mera coincidencia, pero al conocerla tan bien podía quedarme tranquilo en que no se esperaba para nada lo que posteriormente iba a suceder. Acaricié la mejilla de mi adorada de cabellos rubios y le di un rápido beso en los labios, de esos besos que jamás cesarían ni tampoco tendrían resistencia sin importar el lugar en que fuesen tanto físico externo como físico en su piel. Finalmente la cesta volvió a descansar en mi brazo ante la atenta mirada del cánido que parecía querer acercarse a ésta por el movimiento alocado de su cola, y retiré cuidadosamente un fino mantel de colores rojo y blanco, el cual estiré en el pasto para poder cobijarnos allí con toda tranquilidad y comodidad mientras tanto las cosas sucedían. La cesta se radicó definitivamente sobre el centro de aquella tela y con una rodilla en el suelo y una mano tendida cual reverencia protocolar la invité a sentarse, ayudándola con el vestido que era más un fastidio que alguna cosa positiva para nuestras “intenciones” preferidas.

En ese momento envidiaba al perrito que nos acompañaba: podía mover la cola sin descanso y ladrar de felicidad cuantas veces quería, cosa que yo también deseaba hacer más que nada por el entusiasmo y el siempre eterno deleite de tener a la dama más bella de Francia a mi lado; pero él en esa forma no podía decir las palabras tan anheladas por ambos, y que finalmente se escucharían. ¿Por qué estoy tan seguro? Porque era imposible no estarlo, no con ella mirándome y sonriéndome, dándome nuevos aires para vivir.

Atendiendo a sus necesidades alimenticias y a sus gustos ya tan o más conocidos que su propio cuerpo por mis manos saqué un par de nueces y le tendí una de ellas, ampliando mi sonrisa a medida que el rostro de sorpresa y desconcierto de Alai crecían como la espuma y sus ojos se enfocaban en mí. Parecía que aquel anillo dorado con detalles de diamantes y un rubí tan rojo como la pasión que sentía por ella escondido en su nuez le había quitado el habla. Y coincidentemente a mí me habían dado unas ganas inmensas de hacerlo, como si sus palabras y sus deseos también se transmitieran por mi boca. Me acerqué a ella y tomé sus manos, y las palabras empezaron a fluir en un canto a capella.

Spoiler:

Luego, las palabras más importantes y sinceras que había dicho y diría en toda mi vida.

- Alai…el sol que ilumina mis mañanas, la luna que cobija mis noches, la diosa que mantiene vivo el fuego de mi existencia…¿Querrías…casarte conmigo?

Un único momento, dos amantes, tres palabras.

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Anillo:

Spoiler:

Traducción tema:

Spoiler:

por **Alai** Dom Ene 22, 2012 9:42 am

Seguía preguntándome a cada segundo qué sucedería a continuación, de aquel hombre podía esperar cualquier cosa, todas las maravillas que podía imaginar en mi vida estaban en sus manos. Me dio un fugaz beso que aceleró una vez más los latidos de mi ansioso corazón. El cachorro se movía en la cesta y me observaba, estiré hacia él mi mano, dejandole lamer mis dedos mientras observaba a Christian extender aquel mantel en la hierba.

Su invitación a sentarme demostró cuanta caballerosidad siempre mantenía. Tomé su mano con delicadeza y me senté con cuidado, superando las complicaciones que el vestido imponía. Intentaba descifrar lo que sucedía en la mente de él, pero era imposible, sus pensamientos eran silenciosos y de seguro inimaginables para mí.

Me tendió una nuez y la tomé con dulzura, notando que estaba ya abierta. Pensé que ra un buen gesto, puesto que de lo contrario hubiera estado luchando por mucho tiempo intentando tomar su contenido. Sonreí y separé las tapas, quedando boquiabierta por lo que hallé en donde tan solo esperaba encontrar el corazón de la fruta seca.

Un anillo… era muy bello pero su belleza se perdía al tener presente el significado de aquel objeto. Miré a aquel hombre con sorpresa en mi mirada demasiado nerviosa como para gesticular palabra, preguntando con los ojos todo lo que no podía expresar de otro modo. Entonces sus labios empezaron a soltar una delicada melodía, llena de palabras que parecían tomadas de mi propio sentir. Mis ojos se empañaron y, pese a la sonrisa que se mantenía en mi rostro, vertieron lentas lágrimas a través de mis ruborizadas mejillas.

Por fin llegaron las palabras más hermosas que en mi vida había escuchado, más hermosas que cualquier melodía. Busqué sus manos con las mías y las apreté en silencio, como intentando en aquel contacto hallar las palabras que me permitieran responderle.

- Te amo y quiero ser tu compañera el resto de tu vida… quiero seguir cuidando tus noches y tus días, regalándote cuantas sonrisas me sea posible lograr… Sí, quiero.

Nunca había estado tan segura de una decisión en mi vida. Nuestras vidas ya estaban enlazadas por nuestro hijo, mayor muestra del amor que ambos sentíamos, pero el poder ahora expresar aquella unión, materializarla de aquel modo, era simplemente algo único. No dije nada más, no era necesario. Aguardé su reacción con el corazón a pleno.

por **Christian Taylor** Sáb Feb 04, 2012 2:54 pm

Si ambos considerábamos todo lo que habíamos vivido juntos entre dichas y tristezas, la respuesta a aquella importantísima petición era simplemente una formalidad. Desde que nuestros corazones fueron flechados mutuamente por el Destino no había otra intención más que unificar nuestras vivencias en una sola, amándonos con devoción y pasión hasta el fin de nuestros días. Además, un punto adicional y para nada menos importante era Alejandro, el joven fruto de nuestro cariño y entrega que terminó siendo la luz que actualmente guía nuestro futuro a uno más brillante del que ya se avecinaba. Todo perfecto, como aquellas palabras acompañadas de esa sonrisa que parecía no tener límites.

Mis manos se liberaron sólo unos segundos de aquella prisión bendita sólo para deslizar el anillo entre sus dedos, mirándole y admirándole con infinita devoción. - Te queda maravilloso...-comenté embobado no por la joya, sino por quien la poseía a partir de ahora - Pero no le llega ni a los talones a ese hermoso rostro que tienes - la halagué y presioné sus manos con las mías, entrelazándolas en instantes en que no podía haber más amor entre nosotros. Le sonreí y me acerqué más a su rostro, cual marinero vislumbrando un faro en el oscuro horizonte. Mis labios rozaron su cuello con la caballerosidad y sensualidad que me ha caracterizado siempre y luego subieron hasta su oído en un camino de sensuales besos, como si quisiera establecer una ruta para no perderme en esa piel divina que dejó de ser de todos para ser absolutamente mía; aunque la verdad, siempre me ha gustado perderme en ella, pero este no era el lugar apropiado. Por eso mi sonrisa aumentó y mordisqueé su lóbulo con lentitud y suavidad, rodeando a ese ángel de cabellos rubios con uno de mis brazos para apegarla al cuerpo de este mortal que había dejado de creer en todo futuro.- I love you, Alai...- susurré y continué por su mejilla hasta sus labios, rozándolos con pasión escondida...por ahora. - I love you so much...

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