Illusions and tricks {privado}

El manto oscuro había caído sobre la ciudad pecadora, junto con las damas de compañía, brillantes y esplendidas como lo eran cada noche. Pero la gitana no se sentía capaz de admirarlas, no aquella noche cuando el cambio repentino de su personalidad conseguía volver a dominarla. A veces pensaba que se trataba de alguna enfermedad, pues lograba cambiar del estado de ánimo con facilidad. Solía comportarse amablemente para luego cambiar en cuestión de segundos el comportamiento, adoptando uno mucho mas despreciable e imposible de aguantar. Se encontraba en su carreta, escondida en los colchones, tumbada y con la mente vagando hacia otra perspectiva totalmente diferente de la normal. Intentaba relajar su cuerpo, estaba cansada. Había tenido que ir en busca de trabajo, lo conseguía con facilidad pero debido a su personalidad bipolar, solía perderlos como solía ganarlos. Así que nuestra gitana no tenía otro remedio que buscarse trabajo cada vez que la despachaban. Las numerosas voces y los ruidos insoportables que provenían de afuera, impedían que ella encontrara la tranquilidad y el sueño. Frustrada y a la vez molesta, se levantó saliendo de su carreta con una expresión de pocos amigos. Una de sus amigas la tomó del brazo – Vamos Lyu!Llegamos tarde al circo y mi hermano actúa! – su tono entusiasta molestaba a la morena y se soltó del brazo de su amiga – No me apetece.. – dijo Lyuba con tono frío. Su amiga entrecerró los ojos ,molesta por su contestación . Pero se había dado cuenta de lo que sucedía con ella así que se marchó sin protestar o despedirse.

Todo el mundo parecía adorar el circo gitano , esta vez no era la excepción. Por eso mismo tanto alboroto en el campamento. Lyuba decidió dar una vuelta y luego regresar al solitario campamento. Tal vez cuando ella volviera estaría mucho mas tranquilo que antes. Sus pasos se permitieron el lujo de adentrarse en el circo. No necesitaba entrada, tenía ciertos amigos en el circo que la dejaban pasar con tranquilidad. Mientras caminaba, observó a su paso a los hombres que echaban fuego por la boca, otros que hacían de un simple pañuelo blanco palomas, otras que caminaban sobre una cuerda. Diferentes distracciones que requerían practicas especializadas. En el momento que quiso acercarse al hombre del pañuelo, un hombre la tomó del brazo – Menos mal que has venido!Necesitamos que alguien sustituya a la bruja– dijo con una expresión triste. Era un amigo de Lyuba , la encargado (o al menos eso parecía)del circo. Ella se soltó con rapidez – No y no, no pienso hacer nada. Búscate a un brujo o bruja que engañe al público – se negó la morena clavando sus ojos azules en su amigo – Por favor Lyuba! Tu debes saber algo de magia – suplicó aun tirando de la gitana para ir con ella hacía la zona – Pero ..¿me quieres soltar? . No pienso hacer NADA …no estoy de humor . No confundas un gitano con un brujo .. – siguió negándose con frialdad - Lyuba..por favor – la morena tensó sus músculos, su rostro estaba furioso y su timbre de voz cansado de repetir – Que NO ..ni yo misma sé que hago en este lugar- sin mas dio media vuelta intentando buscar la salida. Mientras caminaba con rapidez, su cuerpo pareció sentir un golpe, no muy fuerte pero necesario para hacerla hablar con descaro – Cuida por donde vas! – su educación se había ido al diablo, al igual que su tono dulce que solía acompañarla casi siempre.

El circo. Siempre le había llamado la atención según qué personas trabajaban en él. Por Rusia no eran demasiado comunes, pero había oído hablar de que eran usados por varios brujos para pasar desapercibidos y poder viajar por el mundo sin levantar demasiadas sospechas. Claro que eran eso, rumores.

Pero por lo que el brujo podía observar a su alrededor parecía que esos chismorreos eran en parte, ciertos. O al menos podía entender de dónde habían salido. Hombres que lanzaban fuego por la boca, adivinos... ¿Mentirosos y farsantes o gente con verdaderos conocimientos de la hechicería como él mismo? Buena pregunta.

Había pagado la entrada y ahora se estaba dando un paseo por la zona, divirtiéndose y viendo aquellas maravillas. En algunos casos distinguió rápidamente a los farsantes, sobre todo a quienes decían poder conocer el futuro. Aunque fuera un don que a él mismo le estaba vedado había conocido a auténticos videntes y sabía cómo actuaban, y toda aquél misticismo estaba fuera de lugar, de eso no tenía duda alguna. Los lanzadores de fuego, bueno, una vez analizado era fácil pillar el truco. ¿Dónde habría algún auténtico brujo o bruja? Esperaba encontrar alguno más de su clase por allí.

También se dio cuenta, no sin cierta sorpresa, de que buena parte de los cirquenses era gitanos, y muchos parecían rumanos. Sergei no le dio la menor importancia, había tenido trato con varios en Rusia y, en general, habían sido gente de fiar. Normalmente siempre trataban de sacar tajada en los negocios y de una forma bastante descarada, pero una vez que obviabas los problemas iniciales no solía haber ningún problema.

Y, enfrascado en esos y otros pensamientos fue cuando sintió que algo chocaba contra él con más fuerza de la recomendable. Estuvo a punto de trastablillar y caerse, pero logó usar el bastón que llevaba con él como apoyo extra y evitar chocar contra el suelo.

-Le ruego que me disculpe, señorita-respondió con un tono educado, sin ocultar su acento ruso-. Espero no haberle provocado ningún daño al chocar contra usted-se disculpó hablando en un tono cordial

La morena arqueó una ceja escuchando al hombre con el que había chocado. Lógicamente y pensándolo mejor , no había sido la culpa del hombre si no de ella. Así que la única que tenía que pedir perdón por aquel incidente inesperado era la gitana. Pero su orgullo era mucho mas grande que las montañas Carpati, de Rumania – Típico de alguien que no mira por donde va - su comentario sobraba en aquella situación. Pero poseyendo aquel comportamiento, le era imposible no molestar o provocar a alguien verbalmente - ¿Así son las cosas? – pregunto ella entrecerrando los ojos y cruzándose de brazos – Primero chocas con la persona y luego pides disculpas..es fantástico !– ironizó ella con una falsa sonrisa que delataba su mal comportamiento . Se había percatado del acento tan extraño del hombre. No era de Paris seguro, poseía aquel acento casi idéntico al de ella. Pero si fuese rumano , ella lo reconocería. Para la morena era fácil reconocer a su gente, tal vez a causa de sus poderes o simplemente por la mirada , gestos. Su siguiente pregunta casi logra que la gitana se riera. Para que ella sintiera el dolor se necesitaba tres veces un golpe mucho mas fuerte que el de antes – No - dijo al fin con el mismo tono .

Le fulmino con la mirada unas cuantas veces – Y si me hubiera hecho daño …¿harías algo para arreglar lo ocurrido? – preguntó nuevamente, con cierta arrogancia en su tono de voz – Lo dudo- contestó ella misma a la pregunta, con cierta rapidez impidiendo que aquel extraño hubiese respondido ante su pregunta. Habían veces que su comportamiento era tan malvado, arrogante e insoportable que ella, se ganaba un par de heridas. Como por ejemplo la de su brazo derecho. Aun lo tenía vendado, desde la noche en la que se había encontrado con Daniil y le había provocado de una manera infantil y estúpida. Volvió su vista al hombre que tenía en frente. Deseaba saber control mejor su poder del aura, pero siempre ella salía herida . Tan solo se limitó el clavar su mirada azul en los del hombre, deseando ver mucho mas allá de ellos. Rogaba a los cielos que no fuera ningún vampiro o brujo. No tenía nada en contra de los brujos, salvo fobia . Con los vampiros…ya era otra historia diferente, esos eran unos seres repugnantes que ella misma había jurado mandarlos al infierno , el lugar de origen . Todo alrededor de Lyuba parecía dar vueltas, los ruidos, gritos de la gente, las risas, los animales enjaulados…parecían ofrecerle unos dolores de cabeza insoportables. Por eso mismo su expresión era tan distante, con la intención de evitar cualquier conversación con alguien en un hábito tan alborotado. Si el hombre deseaba conversar con ella, tendría que poseer paciencia , demasiada, ya que su personalidad cambiante sorprendía a la gitana , en algunos casos. Se mordió el labio inferior, creando unas imágenes macabras en su cabeza con todos los causantes de aquel alboroto.