Un Par de Nuevos Trucos [Janosh Ionescu]

por **Carmmine Von Misson** Lun Mayo 02, 2011 9:51 pm

Lo que Carmmine pensó sería un agradable y pintoresco paseo, se empezó a convertir en algo desagradable. No es que le desagradaran los lugares como el circo, pero los seres como ella llamaban la atención, aun en el caos de un sitio lleno de excentricidades.

Hace un rato que notaba que un par de individuos venían siguiéndola, sabía que podría defenderse perfectamente, pero no quería causar problemas o disturbios, y mucho menos que su querido maestro se enterara de aquello. Así que trato de todos los modos posibles perder a aquellos sujetos, que atraídos por sus elegantes ropas y aspecto indefenso, creyeron ver en ella un blanco fácil.
Le fue imposible, y es que la osadía de aquellos truhanes era casi admirable.

- ¡Aléjense! – trato de decirles mentalmente y de manera fulminante. Pero entre toda esa gente le era imposible concentrarse, por lo que debió oírse muy débil.

Estaba comenzando a sulfurarse debido a la negativa de los sujetos, y era peligroso que eso ocurriera ya que aún no conseguía controlar sus poderes de forma adecuada, aun pese a los años que llevaba como inmortal, debido a que su creador, en su inexperiencia y corta vida inmortal no midió las consecuencias de sus actos, ni que su creación terminaría como lo hizo.

Ya casi en la desesperación, Carmmine entró intempestivamente a una de las carpas de residencia de los gitanos, para tratar de perder ahí a los sujetos.

- Finalmente… - suspiró aliviada.

por **Janosh Schwartz** Mar Mayo 03, 2011 3:10 pm

No llevaba mucho tiempo en aquel lugar y ya sabía cómo funcionaba completamente, era un circo distinto al que estuvo una vez, pero un circo era un circo, y todos funcionaban igual. Aunque no le costase acostumbrarse a la rutina de allí en pocos días lo que si le costaba era entablar alguna conversación con otros gitanos del circo. Los gitanos por naturaleza siempre han sido desconfiados, menos con los de su propia sangre, pero eso no se m podía atribuir a mí puesto que yo provenía de otra familia, y encima el supuesto tío mío que se suponía que regentaba el circo no es mi tío ni mucho y menos y, siendo sincero, muy amable fue en darme trabajo y techo en el circo, cosa rara en un gitano, seguramente lo hiciese porque en cierto modo somos iguales, pero aun así…

Llevaba conmigo una carreta con comida, para llevársela al cuidador de los animales. El ambiente en el circo se veía muy animado allá por donde pasará con la carreta y me sorprendí con más de un feriante que le sacaba el dinero a los visitantes de una manera que no se podría ni llamar estafa, mis antiguos compañeros e incluso yo les daríamos más de mil vueltas y nunca encontrarían el norte ni aunque se lo estampásemos en la frente. Me hacía mucha gracia volver a la vida del circo, ya había pasado poco más de un año desde que abandonó el anterior. Sin darme cuenta ya había llegado a la zona de los animales y rápidamente dejé la comida donde me dijo su cuidador, un hombre con carácter he de añadir.

Me apoye en un poste para contemplar el paisaje mientras descansaba un poco, allí había muchas personas de varias clases, podría decirse que de clase baja-media, ninguno de clase alta, a menos que se disfrazasen. Me fije en una mujer que iba muy bien vestida, demasiado para ir a un circo lleno de algún que otro truhan, iba con prisa y rápidamente comprendí el motivo, dos hombres la perseguían, claramente con malos propósitos. Pude ver la audacia de la chica al meterse en una tienda, cosa que no vieron los otros dos pues siguieron por el camino que se supone que cogió la dama. Rápidamente me acerque por detrás de la tienda y miré si se habían marchado los acosadores, me metí por debajo de la tienda para decírselo a la señorita sin que se alterase… o por lo menos no tanto si hubiese entrado por delante.

Una vez en la tienda me incorporé y pude ver rápidamente la silueta de la dama, encendí la luz para poder verla claramente -¿Se ha perdido, señorita? No se preocupe por esos tipejos, ya andarán lejos-

por **Carmmine Von Misson** Mar Mayo 03, 2011 7:35 pm

- Finalmente los he perdido, no quiero problemas, no ahora – pensó en voz alta entre toda esa agitación.

Había estado dando rodeos hasta que entró en la carpa, y ahora su vestido se encontraba algo arrugado y empolvado, pero daba igual, la ropa es para usarse y aprovecharse, ya iría a aquella famosa tienda en el centro a comprar todos los que se le antojaran. Mientras, a su vanidad le bastaría con alisar y sacudir el pomposo vestido con sus propias manos, y en eso estaba cuando de improviso escuchó la voz de un varón.

Le preguntaba si estaba perdida, y además le informaba ya había perdido a los sujetos. Era un gitano, pero parecía ser diferente al típico estereotipo que suele tenerse de ellos.

Él estaba preocupado, ella lo sabía, lo veía en sus ojos. No tenía mucho, pero aun así tenia espacio para ayudar a los demás. Carmmine estaba fascinada con las facciones de este joven, tanto que sin querer posó las manos en una espada que seguramente serviría para algunos de los actos en el circo, pero que de momento, solo había servido para generarle un profundo corte en la mano.

- No se preocupe, creo que ya no estoy tan perdida – dice al sonriéndole, sin darse cuenta de que se había provocado una herida – creo que llega un poco tarde para salvarme, pero se lo agradezco - hace una pequeña reverencia.

por **Janosh Schwartz** Jue Mayo 05, 2011 2:40 pm

Mientras veía como me hacía una reverencia ladee la cabeza y la mire de arriba abajo, era una joven con un atractivo muy peculiar, al mismo tiempo que era hermosa por fuera sus ojos mostraban la fuerza que tenía. Además era muy modesta y se podía apreciar que era autosuficiente y no quería la ayuda de los demás, pero al mismo tiempo era deshonesta consigo misma ya que seguía alterada y pude apreciar que se había hecho un corte en la mano del cual no se percató la joven.

-Sí, he llegado tarde para salvarla, sin duda, pero en cambio puedo tranquilizarla un poco para que no se haga daño con otras cosas- cogí un trapo limpio y me agache al lado suya para cogerle la mano herida -¿Qué hace una chica como usted en un sitio como este?- Dije mientras empezaba a vendarle la mano -No llevo mucho aquí, pero más bien diría que es la primera vez que usted viene al circo y la verdad, viene usted demasiado arreglada y sola- la miré a los ojos y le dije –Perdone lo que digo, pero es usted un bocado muy apetecible- devolví la mirada al vendado -Y esos dos tipejos son los primeros en echarle el ojo- terminé de vendarla haciendo un nudo no muy fuerte para que no le molestase pero si lo suficiente para que le aguantase. Me levante para ponerme a su altura y al encontrarme con su cara muy cerca di un paso atrás y me sacudí las manos –Me llamo Janosh Ionescu- dije acompañando la frase con un leve reverencia–Y creo que necesita de mi ayuda para no estar toda la noche escabulléndose de abusones como los de antes-

por **Carmmine Von Misson** Vie Mayo 06, 2011 6:39 pm

Carmmine no se habría dado cuenta de la herida que se había provocado, sino hasta que el muchacho le tomó la mano para envolverla y evitar que siquiera sangrando. Se quedó mirándolo maravillada, al ver la amabilidad que el joven que se había presentado como Janosh Ionescu, tenía con una completa desconocida.

Quería decirle que no era necesario vendarle la mano, que sanaría en unos instantes, pero eso sería poner en evidencia su naturaleza vampírica, y lo que menos quería era asustarlo, pues estaba muy entusiasmada con el joven gitano. Tanto que no podía dejar de mirarlo mientras hacía la labor, hasta que el joven, algo extrañado por la forma en que era observado dio un paso atrás para presentarse.

- Muchas gracias por el vendaje, señor Ionescu. Mi nombre es Carmmine Von Misson, es un placer conocerlo – le dijo sonriendo mientras le correspondía con otra reverencia.

Estaba sorprendida con la educación del joven Ionescu, definitivamente no era como los otros gitanos que había tenido el desagrado de conocer, incluyendo aquellos dos que habían provocado este encuentro.

- Tiene usted razón, es la primera vez que vengo aquí y creo que he pecado de temeraria al venir vestida así – dice señalando sus ropas – Por eso, acepto encantada su invitación para recorrer el circo. Y espero no ocasionarle más problemas. ¿Cree usted que tengamos demasiados problemas si sigo llevando este vestido?

por **Janosh Schwartz** Sáb Mayo 07, 2011 7:13 pm

La chica era muy educada conmigo, una persona de la baja sociedad, y me miraba con curiosidad, como si fuese algo que nunca hubiese visto antes. Cuando me preguntó qué hacer con sus ropas mire a mi alrededor y dio la casualidad de que estábamos en un tienda en la que dormían un matrimonio y me puse a buscar ropa de mujer –No se preocupe, no es ningún problema, y además me gusta ayudar a la gente- miré su mano vendada, luego a ella y a continuación seguí buscando –Es algo superior a mí, no sé- sonreí y me fui a otro lado a seguir buscando –Dígame, ¿qué talla usa?– la miré intentando sacarla a ojo y busqué en un baúl, donde había alguna que otra ropa.

Al rato saqué una camisa blanca y una falda larga de color negro, los dispuse delante de la dama, viendo si le venían bien –Creo que le están bien… ¿usted qué opina? ¿Le gusta? ¿O he escogido mal la ropa?- se los dejé y volví al baúl para seguir buscando algo más. Mientras buscaba me interesé un poco por la joven, no era muy común ver a alguien de la alta sociedad por ese tipos de lugares, ¿qué haría allí, en un lugar como ese?

-Dígame, si no es importuno, ¿qué hace en un lugar como este?-

por **Carmmine Von Misson** Dom Mayo 08, 2011 2:21 am

Al joven se le había ocurrido una brillante idea, para así poder recorrer el circo con más soltura, y tras mirarla unos instantes se puso a buscar en los baúles de la carpa, ropa que le quedara a Carmmine hasta que consiguió dar con una falda de color negro y una blusa blanca. Era un vestuario bastante simple, pero que en su funcionalidad llegaba a ser exquisito.

- Con eso está bien, señor Ionescu, no siga buscando – le dice muy entusiasmada – Veo que será toda una aventura, y esta la razón por la que vine aquí, estaba algo aburrida en casa de mi maestro así que decidí venir, me fascinan los lugares como estos, tan pintorescos y extravagantes.

Había un interés mutuo, Carmmine alucinaba con la sola idea de recorrer el circo disfrazada como una gitana, y era aún más excitante hacerlo acompañada de un joven que conociendo la vida de circo, pudiese enseñarle los lugares más fascinantes, y que quizás estaban vetados para los visitantes. Aunque, aun había un pequeño inconveniente…

- Si se voltea usted mientras me cambio sería perfecto, no es necesario que salga de la carpa, pero por favor no mire – dice pensando en lo extraño que sería para él ver inusual tono de su piel, al tiempo que forcejea con el cierre del vestido – disculpe por lo que voy a pedirle, y quizás suene muy atrevido, pero ¿Podría desenganchar mi cabello del broche? – dice sonrojándose.

Esta clase de inconvenientes siempre suceden en los momentos en que uno menos se los espera, y el largo cabello de Carmmine no hacía más que aumentar que la probabilidad de que ocurrieran estos incidentes. Sabía que fácilmente podría haber cortado ese mechón que le impedía cambiarse de atuendo, pero si hay algo que siempre cuidaba, aun en los momentos de locura, era su largo y pelirrojo cabello.

por **Janosh Schwartz** Dom Mayo 08, 2011 2:11 pm

Dejé de buscar cuando me lo pidió y miré como se preparaba para cambiarse, por lo que me levante para salir de la tienda y dejarla que se cambiase tranquila, pero rápidamente me dijo que con solo darme la vuelta era suficiente y eso hice, me senté en el suelo dándole la espalda y me puse a pensar el por qué siempre ayudaba a la gente sin que me lo pidiese y por qué nunca aceptaba un no por respuesta, pero en cambio no me gustaba tener ayuda de los demás.

En cuanto me dijo que le ayudase con el broche no supe cómo reaccionar y a pesar de estar sentado me caí hacía un lado por la proposición de la dama, torpemente me levante del suelo algo avergonzado –Por supuesto, siempre que no conlleve ver algo que no debería de ver- me giré lentamente por si acaso veía alguna parte de su cuerpo o algo. Cuando abrí los ojos ella estaba de espaldas esperando que le abriese el broche, sujetándose con una mano la ropa, para que no se le viese nada.

Me acercqué a la joven y al ver el broche me quedé un tiempo pensando como desengancharlo sin hacerle daño. Nunca había tratado con una mujer a esa distancia y mucho menos a tratar de quitarle la ropa por lo que estaba algo nervioso y no podía quitar el broche fácilmente –Siento si soy algo torpe, no suelo tratar con las prendas de una dama, por cierto, tiene usted un lindo pelo, tan suave y fuerte al mismo tiempo y muy brillante si se fija uno de cerca- tras este momento de halagos conseguí quitar el pelo del broche y rápidamente miré hacia otro lado, por si acaso –Ya esta, ya se lo he desatado-Me senté en una cama cercana, dándole la espalda a la dama, guardando su intimidad

–Dígame, ¿a dónde quiere que la acompañe después? ¿A la carpa central? ¿A las jaulas de los animales? ¿O por los puestos de los feriantes? Para que le vaya desvelando sus fullerías-

por **Carmmine Von Misson** Dom Mayo 08, 2011 9:29 pm

Sabía que debía estar más avergonzada que nada, pero no podía evitar pensar en lo gracioso de la situación y en lo nervioso que se había puesto el joven Ionescu.

- No se preocupe, no es nada de otro mundo – le respondió algo sorprendida de la inocencia que caracterizaba al joven.

Tampoco es que ella hubiese sido activa en ese sentido. Azael había sido el primero y último. Así que dada su poca experiencia, no podía evitar sentirse algo identificada con la inocencia del gitano.

- Me sorprende que alguien tan educado y de tan buen semblante físico no haya tenido mayor contacto – le dice mientras torpemente Janosh trata de desenredarle el cabello del broche, el cual al terminar fue a sentarse a una cama para darle así más privacidad a Carmmine.

Procedió a cambiarse su elegante vestido por las ropas que el joven le había conseguido, le quedaban perfectas, el negro de la falda no hacía más que acentuar su delicada silueta. Ahora, su cabello recogido con un broche de rubíes desentonaba con el resto de su imagen, así que decidió quitárselo y desordenar un poco su cabello, dejando que cayesen un par de mechones en su rostro, para ocultar su fría y pálida piel.

- A las jaulas de los animales – dijo de inmediato, el resto podía esperar, pero quería ver a todas esas fieras de cerca, acariciarlas y alimentarlas – si no hay ningún inconveniente claro.

Ya estaba lista, pero con el cambio, la improvisada venda se había desatado dejando al descubierto un poco de sangre coagulada pero sin cicatriz que denotara su procedencia, no podía dejar que lo viera, así que decidió volver a ponerse el trapo.

- Ya puede voltear, señor Ionescu – le dice al joven – lamento haberlo hecho esperar tanto.

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