Alimentando el vicio [Privado]

por **Leviathan St Jacques** Mar Mayo 03, 2011 12:07 am

Ya casi había anochecido pero tenía que pasar a ver el café, de todas maneras era mi obligación. Y después de haber pasado la peor noche de mi semana andando de arriba para abajo arrullando a Noelle y luego viendo imágenes de pesadilla en mis párpados cada que cerraba los ojos apenas podía abrir los ojos. Había tenido que despertarme, bañarme, arreglarme y hacer eso mismo con Noelle en estado medio zombie. Afortunadamente había logrado hacerlo todo bien al segundo intento. Pasar el resto de la tarde jugando con ella y ocupándome de un montón de cosas. Iba llegando a lo que sería mi trabajo de hoy en adelante, ¿quién se lo iba a imaginar? el adicto al café dueño de una cafetería. Con un poco de suerte no quebraría en los primeros días, aunque ahora que lo pensaba, beber un café para despertar sonaba tentador.

Me dirigí hacia uno de mis empleados y me quedé sin saber demasiado bien qué hacer. ¿Qué se supone que hacía el dueño?, ¿Supervisar? Menos de dos segundos en el lugar y ya me estaba liando yo solo, esto definitivamente era un nuevo récord. ¿No? Miré alrededor a los pocos clientes que había a esas horas y puse a Noelle en la barra con los pies colgándole mientras me arreglaba la camisa y luego le arreglaba el cabello que ahora que lo miraba no me había quedado tan impecable como había pensado. Bueno, nadie es perfecto.

-¿Pueremos ugal aqui?

Vale. A cada minuto que pasaba con ella podía enamorarme más y más. Sus ojitos cafés, sus mejillas sonrosadas, sus manitas regordetas, su vocesita dulce y adorable. ¿Se podía querer más a alguien? Suspiré sonriendo y decidí inventarme algún juego aunque era imposible que no tuviera sueño, después de todo los dos habíamos pasado la noche entera viéndonos las caras en medio de pesadillas y malos ratos. ¿Porqué ella no parecía necesitar seis litros de café para sobrevivir al día?

-Si, ahora mismo jugamos a algo-

Ahora mismo que me inventara algo y que descubriera qué tenía que hacer un dueño en su cafetería. Dioses.

-¿A qué quieres jugar?

por **Ariadna Bethencourt** Dom Mayo 08, 2011 10:32 am

Porfin estaba anocheciendo, despues de una larga mañana encerrada en casa me apetecia salir a dar una pequeña vuelta por el centro de Paris, seria un paseo para distraerme ya que hace un día me habia alimentado y por ahora no necesitaba de mas sangre. Mientras terminaba de oscurecer y que porfin fuera seguro para salir, me arregle un poco.

Mientras caminaba llegue a las zonas de los cafes, -¿Un cafe?, no me vendria nada mal- Pienso mientras me adentro en el que esta mas proximo. Cuando entre al cafe, no pude evitar ver una imagen muy tierna. un caballero jugaba con una pequeña que estaba centada en la barra. -Que imagen mas bonita, y que hermosa damita-Digo casi en susurro.

Me acerco a la barra y saludo -Buenos días caballero, hermosa damita ola- La miro de cerca era mucho mas bonita que de lejos. -Llego a tiempo para tomar un café o tendre que esperar hasta mañana- Mientras digo esto busco en mi cartera una flor que vi en el camino y me parecio muy bonita -Toma pequeña una flor muy bonita para otra flor aún mas bonita- Menos mal siempe llevo mis guantes puesto, porque seguro que la pequeña hubiera reacionado de forma negativa a mis frias y duras manos.

por **Leviathan St Jacques** Dom Mayo 08, 2011 7:40 pm

Le hice una seña a Noelle para que subiera el pie porque su pequeña zapatilla estaba mal puesta, con la prisa de salir corriendo probablemente había sido mi erro. Mientras ella me comenta que quiere comerse un panecillo de chocolate para cenar en lugar de algo que pudiera hacerle bien para crecer yo me peleaba n el broche del zapato que se negaba a cooperar con un pobre padre de mentira que al parecer no tenía idea. Casi salto cuando me saludaron girando el rostro para mirar a la señorita con el zapato de la niña en la mano. Una sonrisa escapó a mis labios.

-¿Qué tal? Oh no, no, no... es el tiempo perfecto, por favor tome asiento-

Noelle la saludó con su mano y una sonrisa de esas que te contagian mientras yo le señalaba con un gesto de mi mano la silla más cercana para ofrecerle asiento. Le hice un gesto a uno de los meseros para que la atendiera porque yo probablemente haría un desastre sólo con acercarme al lugar donde se preparaban las bebidas. PErcibí la mirada de Noelle en mi como pidiéndome permiso de tomar la flor que le ofrecían y yo asentí con la cabeza.

-¿Cómo se dice?-

-Ashas-

Sonreí satisfecho de que fuera tan educada. Dejé el zapato de mi hija en la barra y miré a la señorita cuidando mucho no quedarme demasiado tiempo con la vista fija en ella porque se consideraría grosero, sin embargo, no pude menos que determinar que era una chica muy linda. Aparté la mirada de nuevo y volví a mi trabajo con el zapato de Noelle.

-¿Algo en especial, señorita?

por **Ariadna Bethencourt** Lun Mayo 09, 2011 10:14 am

El caballero me invita a tomar asiento -Gracias- me siento en un lugar que no esta muy alejado de él para escuchar lo que dice y ver lo que hace, aunque no me hace falta porque aun estando en la otra punta podria ver y oir todo lo que el caballero hace, son algunas de als ventajas que tiene ser una vampira.

Veo que el caballero se ha dado por vencido con el zapatatito de la pequeña y aprovecha ese momento y me mira, esto me hace avergonzarme un poco no podia evitar que los humanos corrientes se fijaran en la bellesa sobrenatural que tenemos los vampiros. El caballero aparta de nuevo la mirada y prosigue con el zapatito de la pequeña, pero sin ningun exito asi que opto por levantarme. -¿Le importa si le ayudo, siempre me han gustado los niños, y esta pequeña es una hermosura?- Digo esto mientras con mi guanta blanco le acaricio su mejilla. No tardo mucho en ponerle el zapatito a la pequeña y miro a el que debe de ser su padre -Problema solucionado- Le sonrio. Esto era algo que muchos de mis amigos no entendian, como podia ser tan amable con lo que se suponia que era nuestra comida, pero asi se supone que soy yo, una buena mujer.

-Me gustaria un Capuccino, me preguntaba si tendrias algun Whysky para añadirselo-Mientras le digo que es lo que me apetece tomar, vuelvo a mi sitio y me acomodo mirando al frente.

por **Leviathan St Jacques** Miér Mayo 11, 2011 9:56 pm

La miro sin saber muy bien cómo reaccionar a eso, una vez más mi inutilidad se hacía presente y la gente lo sabía, podía ver sus ojos fijos en mí juzgándome por ser tan idiota y no poder ni siquiera ponerle un zapato a mi hija. También debo mencionar que era paranoico. Asentí dejándole el zapatito en las manos y suspirando algo celoso de que para ella fuera tan fácil, estúpidos celos. Escuché a Noelle agradecerle nuevamente cuando estuvo listo su zapato y lo miré de reojo sabiendo que había hecho una excelente labor. Practicaría. Sería el mejor colocador de zapatos de niños en el mundo entero y nunca nadie más tendría que ayudarme.

-Gracias... no lo hubiera logrado sin usted-

Evidentemente. Me quedé mirándola de nuevo, mitad porque era realmente linda y mitad porque sentía en ese momento que mi próxima misión de la vida tendría que ser buscarle a Noelle una madre aun cuando yo no quisiera casarme y las chicas me dieran un poco de miedo. Suspiré algo desesperado y sacudí la cabeza para quitarme de encima semejantes sentimientos estúpidos. Hice un gesto con mi mano para que el mesero tomara la orden de la señorita y se la trajera señalándome después a mi para que entendiera que no iba a cobrarle.

-Va por cuenta de la casa... ¿señorita?-

Hice una pausa justamente para que me dijera su nombre, yo no le había dicho el mío pero en cuanto supiera el suyo me presentaría debidamente.

por **Ariadna Bethencourt** Sáb Mayo 14, 2011 3:51 pm

-No hay porque dar las gracias, con paciencia y mucha practica seguro que se convertira en un exelente ponedor de zapatos- *sonrio*
Ariadna se queda mirando a el caballero y a su pequeña, era una imagen que siempre le iva a causar envidia, los niños eran el mejor regalo que tenian los humanos, un regalo que ella no iva a poder tener nunca. Al pensar en esto, me pongo melancolia.

-No hace falta caballero, yo puedo pagar mi cafe-Podria pagar este y los cafes te todas las personas que vinieran a este sitio durante mas de 5 años. Eso no era un problema para ella, ya que vivier hasta la eternidad era una ocasión perfecta para ganar mucho dinero. y ahora mismo era una señorita demasiado rica, nunca sabia que hacer con tanto dinero. Todos los meses solia donar algo a orfanatos pero aun asi seguia teniendo bastante.

Ariadna se gira nuevamente. -si no es mucho pedir me gustaria saber con quien estoy hablando-

por **Leviathan St Jacques** Sáb Mayo 14, 2011 9:37 pm

Un excelente ponedor de zapatos, eso era precisamente lo que yo quería ser porque de toda la ropa de niña que tenía que colocarle a Noelle, los zapatos era lo más difícil, y no porque los comprara mal que yo para las compras me pinto solo sino porque temía lastimarle los pies poniéndolos demasiado brusco. Hago una mueca cuando niega mi invitación mirándola un momento, sinceramente no quería ofenderla, solamente quería tener una atención para ella por ser una buena persona y ayudarle a un desconocido.

-Sólo es un gesto, no tiene importancia-

Pero ¿quién era yo para ponerme a pelearme con ella por unas monedas? Nadie, probablemente, así que lo dejé estar y mejor volví a poner la mejor sonrisa de mi repertorio esperando que me dijera su nombre cuando claramente había dejado la interrogación en el aire. En lugar de eso recibí la misma pregunta de su parte y sólo atiné a asentir con la cabeza un momento. Ya decía yo que debí haberme presentado primero. Dejé que Noelle jugara con los botones de mi camisa mientras yo extendía mi mano hacia la señorita haciendo a la vez una leve reverencia.

-Leviathan St. Jacques y esta de aquí es Noelle St Jacques-

Dejo que Noelle se de cuenta de que la etoy presentando y en la misma posición [es decir, sentada sobre la barra] se toma los lados del vetido y agacha la cabeza en una reverencia rara que al final parece adorable y que yo desapruebo y apruebo al mismo tiempo con una sonrisa y una negación de mi cabeza.

-¿Y usted es?-

por **Ariadna Bethencourt** Mar Mayo 17, 2011 10:38 am

Comienzo a jugar con mi guante, mientras espero que me traiga mi Capuccino.
-Gracias por el gesto caballero, se lo agradesco- lo miro y sonrio no quiero que se tome a mal, el que no haya aceptado su invitación. pero me a gustado mas bien poco que los hombre me inviten a las cosas, soy una mujer que se puede dar sus caprichos.
Se presento como Leviathan St. Jacques y la pequeña se llama Noelle St Jacques.
-Que bonito nombre tienes pequeña, se ve que tu papi tiene buen gusto- Le sonrio al padre. -Mi nombre es Ariadna Bethencourt para servirle caballero- hago una leve inclinacion de cabeza.

Por fin traen mi Capuccino, le hecho una cucharadita de azúcar con un chorrito de Vodka -Esquicito vuestro Capuccino caballero- La verdad que hacia mucho tiempo no probaba un Capuccino tan rico. Creo que me tomare.

Miro al camarero -Me podria preparar otro- Esta vez me levanto y me siento mas cerca del Leviathan y Noelle. -¿Y tu pequeña cuantos añitos tienes?-

por **Leviathan St Jacques** Miér Mayo 18, 2011 3:48 pm

Dediqué un gesto con mi cabeza a su agradecimiento, no era precisamente lo que esperaba pero a lo mejor yo había hecho mal la maniobra. A mi padre nadie le negaba una invitación. Tal vez los tiempos estaban cambiando o tal vez sólo era que me había topado con una mujer independiente y orgullosa de serlo. Una chispa de victoria se prendió en mis ojos. Había dicho "tu papi" y ese era yo. Sonreí con orgullo prestado porque evidentemente yo no la había nombrado como Noelle y ciertamente no creía que tuviera buen gusto pero era un pequeño capricho que me gustaba concederme. Alcé las cejas hacia Noelle que me miró primero como si yo me hubiera vuelto loco y luego le sonrió a la señorita.

-Ashas, eñolita-

-Un placer, señorita Bethencourt-

Agradecí su cumplido a mi producto [el café] con una sonrisa. Ese si que era un orgullo legítimo, yo bebía café desde los ocho gracias a mi madre que compartía mi pequeña adicción conmigo y gracias a ella, a mis viajes por el mundo y a que conocía a varias personas que también gustaban de este mágico brebaje había podido perfeccionar la mezcla y hacer un café exquisito que sólo se vendía en mi cafetería. Y si. Era delicioso. Dejé de pensar en todo el esfuerzo que me había tomado llegar a donde estaba cuando le preguntaron a Noelle cuántos años tenía, la niña me miró y alzó las cejas antes de estirar una mano hacia mi y mostrar cuatro dedos arriba para que yo la corrigiera si estaba mal. Asentí con una sonrisa, era tan astuta. Se giró hacia la señorita y le mostró la mano con cuidado de que no se soltara ningún dedo y así diera ella una información errónea.

-Tiene cuatro años-

por **Ariadna Bethencourt** Dom Mayo 22, 2011 5:17 am

-El placer es mio caballero-
Ariadna mira como la niña, mira a su papi para que la corriga por si se equivoca. -Cuatro añitos eres una niña grande- *sonrio*

El cielo se estaba poniendo muy oscuro ya, eso era señal de que devia volver a casa. No queria que la mañana la tomara por sorpresa, ya que eso seria muy peligroso para ella.
-Creo que se esta haciendo muy tarde, para seguir importunadolo a usted y a su pequeña-

Arianda se levanta y se acerca al caballero -Bueno caballero a sido un gusto conocerlo a usted y a Noelle, espero volver a encontrarlos aqui en el caffe, desde ahora este sera mi sitio favorito- *sonrie* Ahora mira a la pequeña, -la proxima vez que te vea, te traere una pequeño detalle que espero que te guste pequeña- le da un beso en la mejilla. *solamente le roza la mejilla para que la pequeña no vaya a notar los frios que son sus labios* Vuelve la vista Leviathan. -No creea que esto es un adios caballero, me gustaria seguir conociendolo a usted y a su pequeña-

Empieza a caminar con paso suave hacia la puerta.

por **Leviathan St Jacques** Dom Mayo 22, 2011 8:07 pm

¡No! No era una niña grande. Tuve que hacer un gesto que daba a entender que no estaba de acuerdo con eso de que era una niña grande. Cuatro años no es ser grande, era ser una bebé. Mi bebé. Intenté calmarme escuchando en mi mente la voz de mi mayordomo que decía que el que tenía problemas psicológicos era yo y que debía de dejar que Noelle hiciera su vida. No. Hasta que cumpliera los 18. De todas maneras puse todo mi empeño en sonreírle de regreso ya que Noelle ahora estaba bastante orgullosa porque ya era una niña grande. Genial. Ahora para quitarle eso de la cabeza probablemente me iba a costar bastante trabajo.

Cuando la escuché moví mi mano para que no se lo tomara demasiado a pecho, en realidad no importunaba a nadie, en realidad no era la primera que decía que Noelle era una niña grande, pero siempre me molestaba igual. De pronto me sentí mal de que hubiera leído mis pensamientos y que se hubiera sentido mal por mis tonterías pero claro, ¿Cómo podía leerme los pensamientos?

-No importuna usted a nadie, señorita, se lo aseguro-

Me pasé la mano por el pecho cuando se levantó. Susurré un 'igualmente' y sonreí cargando a Noelle que ya había alzado sus manos hacia mi cuando vio que Ariadna se acercaba. Niña celosa. Hice una inclinación de cabeza para ella escuchando los elogios hacia mi cafetería y levanto ambas manos para negar con ellas.

-Aquí la esperaremos las veces que usted desee, pero por favor, no es necesario que traiga nada para Noelle, no sería correcto aceptarlo-

En realidad por dinero no podíamos quejarnos nunca, yo trabajaba, la herencia de mis padres era básicamente inacabable y las ganancias del café se sumaban a esa gran cifra. Además apenas nos conocíamos y aceptar un regalo de ese tipo sería raro. Era una de esas situaciones en que no sabías si aceptarlo porque iba en contra de tus valores, o aceptarlo para no hacer sentir mal a la señorita pero ya había abierto la boca. Volví a asentir para darle a entender que podría conocernos lo que quisiera a ambos y la vi echar a andar hacia la puerta cuando el mesero llamó mi atención con unas monedas en la mano, al parecer era el cambio del pago por su capuccino. Fruncí el entrecejo, tomé el dinero y eché a andar para detenerla poniendo mi mano suavemente sobre su hombro.

-Señorita Bethencourt, se le ha olvidado su cambio.

por **Ariadna Bethencourt** Miér Mayo 25, 2011 7:39 am

Justamente cuando salia por la puera el caballero Leviathan me cogio por el hombro, espero que no le haya molestado sentir mi fria piel bajo su mano. -No lo he olvidado caballero era una propina para el camarero, por el buen servivio-
Lo mire intentado saber si habia notado mi piel fria, pero no note ningun cambio en su rostro.
-Nos veremos mañana caballero Leviathan, ya tiene en mi una clienta fija- *le guiño el ojo* no podia tardar mucho mas o iva a salir el sol y eso era muy peligroso.
Desde la puerta le digo adios con la mano a la pequeña Noelle. -Y aunque tu papi dice que no hace falta que te traiga nada lo hare igualmente, es una cosita que me gusta mucho y me gustaria aun mas que tu la tubieras- Miro a Leviathan para que no se le ocurra decirme que no.

por **Leviathan St Jacques** Jue Jun 09, 2011 3:21 pm

Me quedé con el dinero en la mano cerrada y estirada hacia ella delineando un 'oh' solamente con los labios habiendo entendido mal lo que había querido hacer la señorita. Bueno, ¡Que vergüenza! Por el buen servicio, giré un poco la cabeza para mirar por sobre mi hombro al camarero que me había dado el dinero y fruncí el ceño mientras él se reía. Había sido todo un plan para... ¿No dejarla escapar? Vale, esto comenzaba a ser ridículo. Si. Tenía 26 años. Sí. Tenía una Niña qué cuidar. Pero no era suficiente para que intentaran empatarme con cada señorita que se me pasara por enfrente. Me la iba a pagar. Regresé la mirada a la mujer y sonreí tímidamente.

-Lo siento... fue mi error-

Levanté una mano cuando se despidió sin saber qué más hacer, probablemente tenía las mejillas ruborizadas y acepté de buena gana el hecho de que vendría mañana, tal vez debería decirle que no siempre estaba por ahí pero un arrebato de timidez no dije nada, prefería prometerme a mi mismo que vedría al siguiente día solamente para verla y hacerle saber que me gustaba que fuera mi cliente. Me quedé pasmado en donde estaba sin moverme mientras ella se iba, giraba, hablaba con Noelle y luego a mi reaccionando un poco tarde. En fin, a veces era imposible discutir con ese tipo de cosas.

-Vale, muchas gracias-

Dije esperando a que se fuera y me giré hacia el camarero que ya se desternillaba de risa. No era gracioso. Me guardé las monedas en mi bolsillo esbozando una sonrisa de venganza dándole a entender que por lo que me había hecho pasar no merecía la propina por buen servicio y levanté a Noelle en brazos. Tenía que aprender a no meterse en mi vida privada.

-Debo hacer cosas, nos vemos más tarde-

Y con la misma sonrisa socarrona de haberme salido con la mía, salí del café con mi sobrina dejándolo a él como la víctima de su propia broma.

TEMA CERRADO

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