Todo por servir se acaba.

El reloj marcó y anuncio con pequeños repiques de campana las tres en punto de la madrugada. Anne abrió los ojos pesadamente, como había hecho cada vez que sonaba el reloj y se incorporo de la cama, cansada de dar vueltas en ella. No había conseguido conciliar el sueño lo cual era frustrante por que su mente no cesaba de darle vueltas a la misma cuestión, el paradero desconocido de su esposo. Vestía un camisón sencillo color crema que cubría su esbelta figura y su cabello estaba recogido, trenzado y replegado sobre uno de sus hombros. Unos graciosos mechones caían por su frente enmarcando su inmaculado rostro. Descalza puso rumbo al balcón que poseía la habitación y allí quedo no sabe cuanto tiempo, mirando al horizonte. El frio nocturno helaba su piel, pero a ella no pareció importarle gran cosa. Pensaba y pensaba, sintiéndose culpable por la situación que ahora acarreaba y de improviso rompió a llorar. En medio del llanto tomo la impulsiva decisión de escribir a su hermano, pese a que pronto lo vería por motivo de su cumpleaños, pero ya no podía aguantar más.

Pese a su estado de animo la caligrafía de Anne era pulcra y ornamental mas algunas gotas caían adornando de mas ese papel recio. Las horas pasaron y los borradores se contaban por decenas en los suelos. Era curioso que buscase consuelo y a la vez independencia. No quería molestar a su hermano con sus tristezas, seguramente el debía estar haciendo algo mas importante.

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Spoiler:

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La doblo por la mitad y la coloco en un sobre en el cual fundió el sello familiar. Y así, con la misma vestimenta y la falta de calzado fue a buscar algún criado que pudiera llevársela con urgencia. Finalmente encontró a un joven adormilado que con demasiado entusiasmo acepto el trabajo y de vuelta a la habitación se encamino al lecho en donde volvió a caer pero en el cual no durmió hasta más tarde, casi al amanecer.

A la mañana siguiente Anne parecía haber sucumbido a la inconsciencia, mas no era así, su sueño era muy profundo fruto del agotamiento de una noche en vela, es por ello que sus criados no la despertaban...ellos ya sabían las dolencias de su ama. Así que siguió descansando hasta que unos golpes en la puerta la sobresaltaron. Una mano fue al pecho justo en donde su corazón vitoreaba exaltado conjunto con una rápida respiración y una vez se calmó un poco, se froto los ojos y se puso en pie, se dirigió a la puerta para abrirla, encontrándose al otro lado a quien menos pensó.

Una mezcla de alegría y congoja la asolo por partes iguales.
-Milo! Hermano mío- exclamo arrojándose prácticamente a los brazos de el con una impulsividad no muy propia de ella -Siento que hayáis tenido que venir, no era menester molestaros, pero yo...yo...- balbuceaba nerviosa y de nuevo llorosa mientras frotaba suavemente la mejilla contra el pecho de su hermano.

Muy pocas veces daba rienda suelta a sus lagrimas, pero cuando lo hacia, le era dificil parar. Anne es una chica mas bien contenida, prefiere mostrar una sonrisa perpetua, guardando para si toda preocupacion o pena, pero ante su hermano su fachada esplendorosa cede y se vuelve lo que en realidad es, una niña con el corazon roto. Afortunadamente la dulzura y calidez de su hermano la hacen sentir mucho mejor y sus gimoteos van desapareciendo conforme la calma vuelve a invadirla. Una serena melancolia que tiñe sus facciones de dulce jovencita.

Sus delgados brazos rodearon mas firmemente la cintura de su hermano y se permitio cerrar los ojos mientras escuchaba el ritmo sosegado del corazon de su familiar mas cercano. Ante aquella pregunta se separo un poco del cuerpo de su hermano, lo justo como para mirarlo con sus ojos ligeramente apagados y cansados.

-Hace unas noches me dijo que iria de caza con unos amigos suyos y desde entonces no he recibido noticia alguna de el...- susurro quedamente -les pedi a los mozos del establo que buscaran por los terrenos de la hacienda, a ver si podian encontrar siquiera un rastro...pero nada hallaron... y heme aqui, sola al frente de esta gran casona, sin mi marido.- volvio a apoyar la mejilla en su pecho -Quizas se marcho por que no fui una buena esposa...mas yo fervientemente lo intente...fiel a sus designios...- su voz se perdio en un suspiro prolongado y separandose nuevamente de su hermano, se incorporo quedando de pie.

-Debes estar hambriento...el viaje seguramente fue largo...deberias alimentarte y reposar...mas tarde seguiremos hablando- comento con dulzura lanzando la mano al hombre para que se la estrechara -Bajemos al salon hermano..-

Anne sabia que su hermano solo tenia palabras bonitas para ella, que estas eran solo su verdad. Solo asintio y se limito a sonreir con dulzura, estuviese o no Gaspard con ella...ahora si lo estaba su hermano y se sentia infinitamente mejor. Se pregunto que pasaria si el volviese, ¿Se arrojaria sus brazos pidiendo disculpas vehemntes o saldria a flote su resentimiento y amargura? De esto ultimo tambien poseia la jovencita de rostro inocente, aunque pocas veces lo dejaba ver. Se acerco nuevamente para besar la poblada coronilla de su hermano y jalo suavemente la mano retenida.

-De acuerdo hermano, lo prometo -asiente- Vamos pues al comedor. -suspiro y se puso en camino sujetando con firmeza el vinculo que ahora los unia fisicamente. Los criados ya habian preparado un banquete opiparo, como siempre, ya estuviera la dueña de la hacienda, dispuesta o no a comerselo. A ella le daba pena por ellos que de veras se esforzaban en elaborar exquisitos platos de los cuales a penas algunos probaba. Al final la comida era destinada a ellos y lo que no comian se lo ofrecian a los pobres que se podian contar por millones en la region. De ninguna manera Anne permitia que la comida se tirase.

En la extensa mesa ornamentada habia una tetera de plata que conteia té verde aderezado con hierbabuena. Sopa de tomate con cilandro, pasteles con sirope de arce, pastitas variadas y demas cosillas para saciar el estomago.
Anne atrajo una silla cerca de la suya para que su hermano se sentara a su lado.
-Estoy sedienta de vuestras aventuras Milo, ¿Que has estado haciendo en estos dias? y lo mas importante, ¿Cuando me llevaras en una de tus cazerias hermano? Sabes que soy habil montando a caballo y te sorprenderia los avances que he experimentado en cuanto al tiro con arco...ademas...me encantaria conocer mejor a Lord Trudeau- comento con la ilusion de una joven ansiosa con salir de su mansion para conocer un poco mas del mundo.

Se encargaron de llenar de te la copa de la señorita Anne y para el joven Milo sacaron uno de los mejores vinos que guardaban en la hacienda para vertir un moderado chorro en la copa propia. Pero la joven no prestaba atencion a la comida, solo a su hermano y apoyando los codos en la mesa, junto las manos y dejo que su menton descansara sobre ellas, una postura que seguramente habria sido reprendida por su madre al no ser correcta para una dama, pero si algo tenia ahora, era mas libertad...dentro de su casa.

Sus palabras la alegraron, por que si las conectabas unas con otras como resultado salia la premisa de "MIlo se quedara en casa". Y eso le provocaba un gran entusiasmo que reprimia con la naturaleza de una dama de alta alcurnia, mostrandolo por una amplia sonrisa que ahora ocupaba su rostro.
-Que alegria, mi querido hermano, escuchar esas palabras. De veras te extrañe demasiado...- dijo la joven, con las mejillas ruborizadas, al tiempo que alargaba la mano para tomar una galleta. La mordisquea con cuidado y mesura, para no parecer una glotona, pero el caso es que su llegada le habia abierto el apetito.

Con todo lo sucedido no se habia acordado de que proximamente cumpliria un año mas y lo cierto es que a Anne le daba un poco igual, siempre habia creido que para regalar algo a alguien no se requeria una ocasion especial si no solo un motivo verdadero, aprecio, amistad, amor... Pero seria su cumpleaños y en esta situacion deseaba mas que nunca evadirse.
-Me parece buena idea hermano, tambien me gustaria volver a ver al Conde, es un hombre muy curioso- susurra en un tono algo bajo -Me refiero...- sonrojada por usar esa palabra en lo referente a Lord Trudeau se propone rapidamente corregir como puede -Interesante, creo que seria la palabra adecuada.- terminó suspirando bajando su mirada a donde estaba el te. Prueba un poco y al sentirlo amargo le echa mas azucar -Milo....¿Algun dia me llevaras a Paris? Me gustaria visitar la ciudad y de seguro conoces muchos lugares interesantes... lo cierto es... - alza la mirada fijando sus orbes celestes en los de su hermano -es que me gustaria...viajar...sa-salir un poco de...aqui- murmuro un poco sobrecogida siendo que muy pocas veces habia salido mas alla de su hacienda, quizas por no saber que esperarse del mundo exterior y quizas tambien por recomendacion de su hermano.

Anne no sabia que esperarse de Milo, pero supo que en cierta manera la comprenderia, por que el no habia dudado en salir de la haciendo para descubrir otros lugares asi como tambien entenderia su negacion ante esa sobreproteccion. Cogió otra galleta mas y acabo en esta mordisqueandola como una ardillita acabaria con una piña, pero sin dejar de prestar atencion a su hermano. Su sonrisa se acrecento a medida que su hermano hablaba e incluso su corazón pareció latir mas acelerado.

-Gracias hermano! Siempre quise ir a París, seguro que hasta el aire que alli se respira es magico e inspirador!!- exclamó emocionada y tanto asi que se levanto del asiento y se acerco impulsiva a donde estaba e y rodeando su asiento abrazo por detras el cuello de su hermano pegando su mejilla a la de el con cariño -Me siento tan dichosa de tenerte a mi lado- susurre refregando un poco mi rostro contra el suyo y finalmente bese este antes de separarme de nuevo. Anne era muy cariñosa y dulce, pero solo en la intimidad se prestaba para demostrarle a su hermano todo lo que lo amaba.

La emocion de esos dias festivos opacó todo lo negativo y abrió el apetito de Anne quien despues de sentarse se animo a tomar la sopa. Pero para cuando quedaba aun medio plato se sintio llena, su estomago se habia acostumbrado a pequeñas ingestas.
-Milo..- lanzo en un dulce susurro mirandolo -si me disculpas me retirare a mi cuarto, no dormi en la noche anterior y me siento somnolienta por ello...creo que...deberia aprovechar...- susurra reprimiendo un bostezo a toda costa aunque finalmente tuvo que ocultarlo tras la mano. Deposito la servilleta en la mesa, a un lado del plato, asi como los cubiertos. Se levanta y se acerca nuevamente a su hermano, inmediatamente un sirviente entra y retira los platos de la dama con eficiencia.

-Mañana...me gustaria mostrarte los pequeños potrillos que nacieron estos dias atras, son tan bellos y pequeños.- esbozando su mejor sonrisa acaricio la mejilla de su hermano y se inclino para besarle en la frente -Buenas tardes-noches.- y se retiro con un paso bastante danzarin y agil, como una niña risueña que corretea por un campo repleto de hierba.

Spoiler:

Anne y su excelente humor darian paso a una noche de sueño prolongado. Ella ya lo sabia. La presencia de su hermano propiciaria un intenso descanso, regenerador...y al dia siguiente puede que ni los pensamientos de su amado desaparecido misteriosamente le nublaran la sonrisa. Una vez dentro de su habitacion se dispuso a despojarse de sus ropas, pero al abrirse esta segundos despues detuvo el movimiento de sus dedos.

-¿Si?.- preguntó apenas parpadeando. Era su confiable criada, que como todas las noches la ayudaba a cambiarse de ropa y ordenaba las mismas cuando desnudaba a la chiquilla. Mas esta vez Anne le insto a que se marchara, ella tambien podia hacerlo sola. A veces sentia que la mimaban demasiado, como si fuera una figurilla de cristal y esa sensacion de fragilidad la sobrecogia, le desagradaba. Quedando en interiores oculto su esbelto y pequeño cuerpo tras una gasa de seda de un color ocre que conformaba el camison de dormir.

Antes de adentrarse en su confortable lecho camino descalza hacia el balcon que daba a los bosques ahora oscuros y silenciosos, colindantes con la hacienda. Inspiro aquel aire nocturno un par de veces sintiendo que aquel momento se convertia en rutina desde que su marido se fue. Su esperanza radicaba en verle a el, montado en su corcel, atravesar el campo en direccion a la hacienda. Pero eso nunca ocurrio, y esta noche no ocurriria.

Era hora de soñar. Sin mas dilacion se oculto bajo las sabanas y se acomodo entre los cojines rellenos de plumon. No paso ni diez minutos, ya habia caido rendida.

Afuera la tarde habia precedido rapidamente a una noche fria. La luna se alzaba majestuosa en un cielo plagado de estrellas brillantes que la acompañaban como si fuera su corte. Todo parecia tranquilo de no ser por que en el bosque se escucharon unos extraños sonidos. Algo se abria paso rapidamente por aquel lugar, atravesaba los campos, entrando furtivamente en la hacienda y finalmente colandose en el unico ventanal abierto: el balcón de Anne.

Esta yacia placidamente ignorando que una criatura de ojos verdes, tan intensos que distaban de ser mortales, la acechaba. Su piel era blanca, casi traslucida cuando algunos rayos de la luna se colaron furtivos y la iluminaron. Cerca de la rubia, jalo las sabanas destapandola y Anne se removio ligeramente. Ella estaba soñando, ultimamente soñaba a menudo, era como recordar fragmentos de su vivencia con Gaspard: las peleas, los abrazos, las palabras dulces, las caricias intimas. Esto ultimo era lo que primaba ahora. Su pecho se ensalzo bajo esa fina tela y la blanca y fantasmal mano trazo una unica direccion ascendente que iba desde la rodillla hasta el muslo interior de ella levantando aquellas telas.

Un escalofrio recorrio el cuerpo de la joven que instintivamente cerro las piernas. A ello le siguio un jadeo. Tenia las mejillas arreboladas y los labios humedos, entreabiertos. La criatura avanzo mostrando mas que sus ojos verdes, era el hombre que alguna vez habito esta casa que volvia a por su espoda, pero parecia haber perdido toda la humanidad por el camino. En su rostro, manos, ropas, manchas de sangre reseca. Gaspard, o su homonimo mortecino se inclino sobre su amada examinandola con fascinacion. Sus labios se curvaron en una sonrisa cruel cuando lamio la tersa mejilla de ella.

Frio...un frio terrible que erizo sus zonas mas sensibles. Anne jamas habia tenido un sueño tan intenso, parecia real pero no por ello sentia querer despertarse. La criatura presiono con la mano derecha uno de sus senos volviendo a lamer, pero esta vez su cuello. Anne jadeo inquieta, su anatomia temblorosa se contrajo asi como sus manos se aferraron a la colcha de la cama tirando de estas. Ese tacto mas rudo la desvelo, apenas enfocó la mirada vio el rostro de su amado esposo. Antes de poder sentirse desconcertada, confundida o enfadada, sintio una alegria dificil de explicar. Mas solo duro unos excasos segundos, el terror caló en ella cuando Gaspard la inmovilizo y exhibio una temible dentadura que posteriormente clavo en su cuello.

El grito de Anne fue tan audible que reboto por paredes y pasillos.