AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Hierbas y antiguas amistades.
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Hierbas y antiguas amistades.
La luz naranja del atardecer se colaba por las ramas de los árboles que crecían en ese antiguo bosque, Ariotch se encontraba con los ojos cerrados en medio del claro habitual en donde acostumbraba juntarse con la muchacha. Los sonidos de la naturaleza y los olores a hierbas y tierra húmeda llenaban los sentidos del ojiazul, la cálida caricia de los últimos rayos solares hacia que la respiración del brujo se acompasara con lo que él llamaba el latir de los árboles, mientras el viento susurraba historias de lejanos lugares.
- Que hermoso lugar, que delicioso aroma, que tranquilidad más hermosa... Debería estar trabajando, aún resta un tiempo para que llegue… - Y dando una última bocanada de aire, el muchacho abrió los ojos y continuo caminando por el límite del claro, recogiendo aquí y allá un par de hierbas, un par de tallos, un par de hojas, las cuales guardaba en un pequeño saquito de cuero que más tarde guardaría en el bolsillo de sus pantalones.
- Quizás más tarde pueda recolectar pétalos de rosas silvestres- se dijo a sí mismo- la época es propicia, y su aroma es sin igual, de seguro podré fabricar un perfume magistral con ellos.-
El joven continuó su trabajo por un tiempo más, analizando cuidadosamente las hierbas que guardaba, esperando una señal o un pequeño indicio de la muchacha a la que esperaba… una vieja amiga.
- Que hermoso lugar, que delicioso aroma, que tranquilidad más hermosa... Debería estar trabajando, aún resta un tiempo para que llegue… - Y dando una última bocanada de aire, el muchacho abrió los ojos y continuo caminando por el límite del claro, recogiendo aquí y allá un par de hierbas, un par de tallos, un par de hojas, las cuales guardaba en un pequeño saquito de cuero que más tarde guardaría en el bolsillo de sus pantalones.
- Quizás más tarde pueda recolectar pétalos de rosas silvestres- se dijo a sí mismo- la época es propicia, y su aroma es sin igual, de seguro podré fabricar un perfume magistral con ellos.-
El joven continuó su trabajo por un tiempo más, analizando cuidadosamente las hierbas que guardaba, esperando una señal o un pequeño indicio de la muchacha a la que esperaba… una vieja amiga.
Ariotch Mortzgen- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 01/05/2011
Re: Hierbas y antiguas amistades.
Se me había hecho tarde organizando lo que sería mi nuevo hogar, tras regresar a París y vender la casa que mi padre me heredo, me encontraba en condiciones de tener mi propio hogar, lejos del burdel y de las otras cortesanas, pero aquel cambio requería de mucho trabajo y quizás pasase un tiempo antes de poder mudarme a mi nueva residencia.
Pero no por aquellos cambios, debía dejar a un lado a mis viejas amistades y mis clientes, por lo mismo hoy debía reunirme con él, en el lugar de siempre, a escondidas para no levantar sospechas y que lacabeza de ambos se mantuviese en su lugar, sobre el cuello.
Llevaba un sencillo vestido de diario, y menos maquillaje del habitual, todo en tonos verdosos, para no resaltar en la espesura del bosque. Y sobre mis hombros un capa cuya capucha cubría mi rostro. El ritual habitual para aquellos encuentros misteriosos. Me adentre con paso ligera entre las ramas de los arboles, evitando engancharme, cuando ya había recorrido una distancia prudente, me detuve a aspirar el maravilloso aroma de la naturaleza, aquel que adoraba se impregnase en mi piel y en mis cabellos.
- La mayor belleza se encuentra en la pureza de lo natural - pronuncie casi en un susurro, fue en esos momentos que percibí su presencia a pocos pasos de mí se encontraba él, luciendo su cabellos rubios y sus ojos azules.Aun en la espesura dle bosque el vestía con elegancia.
- Mi estimado Mr.Mortzgen, que casualidad encontrarlo en estos lados tan solitarios - bromeé mientras avanzaba hacia el con un sonrisa sincera dibujada en mi rostro.
Pero no por aquellos cambios, debía dejar a un lado a mis viejas amistades y mis clientes, por lo mismo hoy debía reunirme con él, en el lugar de siempre, a escondidas para no levantar sospechas y que lacabeza de ambos se mantuviese en su lugar, sobre el cuello.
Llevaba un sencillo vestido de diario, y menos maquillaje del habitual, todo en tonos verdosos, para no resaltar en la espesura del bosque. Y sobre mis hombros un capa cuya capucha cubría mi rostro. El ritual habitual para aquellos encuentros misteriosos. Me adentre con paso ligera entre las ramas de los arboles, evitando engancharme, cuando ya había recorrido una distancia prudente, me detuve a aspirar el maravilloso aroma de la naturaleza, aquel que adoraba se impregnase en mi piel y en mis cabellos.
- La mayor belleza se encuentra en la pureza de lo natural - pronuncie casi en un susurro, fue en esos momentos que percibí su presencia a pocos pasos de mí se encontraba él, luciendo su cabellos rubios y sus ojos azules.Aun en la espesura dle bosque el vestía con elegancia.
- Mi estimado Mr.Mortzgen, que casualidad encontrarlo en estos lados tan solitarios - bromeé mientras avanzaba hacia el con un sonrisa sincera dibujada en mi rostro.
Alizée Signoret- Mensajes : 113
Fecha de inscripción : 23/04/2011
Edad : 36
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Re: Hierbas y antiguas amistades.
Su voz resonó en la quietud del lugar, una sonrisa se dibujó en los labios del joven mientras se levantaba y caminaba hacia la muchacha:
- Oh piadoso, ¿acaso mi mente se ha perdido en los confines de este bosque y ahora veo ilusiones?, ¿o quizás se ha escapado el alma de una flor y me ha venido a visitar?, tal belleza no veo desde hace tiempo – dijo el muchacho sonriente dirigiéndose a Alizée – y es un deleite veros de nuevo – dijo ya cuando se encontraba frente a la muchacha, mientras tomaba su mano con delicadeza y con una gentil reverencia, besaba el dorso de la mano de la joven.- Mademoiselle Signoret, ¿Qué puedo hacer por usted esta ves?, he recibido su nota, y he traído lo que me ha solicitado, pero no desearía que nuestro encuentro fuera fugaz como la luz del relámpago, que estalla con furia, pero luego de unos segundos desaparece, sin dejar tras de él más que el recuerdo de su brillantes en los ojos de los mortales. Acompáñeme a una pequeña velada bajo las estrellas junto al cobijo de los arboles – dijo ofreciéndole la mano a la joven para guiarla al claro, en donde Ariotch había preparado con anticipación un pequeño picnic en honor a su invitada.
- Oh piadoso, ¿acaso mi mente se ha perdido en los confines de este bosque y ahora veo ilusiones?, ¿o quizás se ha escapado el alma de una flor y me ha venido a visitar?, tal belleza no veo desde hace tiempo – dijo el muchacho sonriente dirigiéndose a Alizée – y es un deleite veros de nuevo – dijo ya cuando se encontraba frente a la muchacha, mientras tomaba su mano con delicadeza y con una gentil reverencia, besaba el dorso de la mano de la joven.- Mademoiselle Signoret, ¿Qué puedo hacer por usted esta ves?, he recibido su nota, y he traído lo que me ha solicitado, pero no desearía que nuestro encuentro fuera fugaz como la luz del relámpago, que estalla con furia, pero luego de unos segundos desaparece, sin dejar tras de él más que el recuerdo de su brillantes en los ojos de los mortales. Acompáñeme a una pequeña velada bajo las estrellas junto al cobijo de los arboles – dijo ofreciéndole la mano a la joven para guiarla al claro, en donde Ariotch había preparado con anticipación un pequeño picnic en honor a su invitada.
Ariotch Mortzgen- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 01/05/2011
Re: Hierbas y antiguas amistades.
Pues ahí estaba mi viejo amigo, tan misterioso como siempre y con su habitual galantería. Quizás debería estar acostumbra a sus halagos, pero lo cierto era que no podía evitar sonrojarme ante sus elogios, no porqué hubiese un interés amoroso entre ambos, sino por lo poética de sus palabras.
- Querido Ariotch, exageras al compararme con una ilusión. Pues soy tan real y tan humana como lo permite mi naturaleza- la Sonrisa no se borraba de mis labios y tampoco el brillo de mis ojos- Y quizás si, represento el alma de una flor, pero ello se lo debo a vuestros majestuosos perfumes, en especial aquel que elaboras con tanta dedicación para mí. -Le dí razón en aquel punto, recordando aquel encuentro en jardín botánico, que aun rondaba mi mente.
Mientras evocaba aquel recuerdo mi anfitrión mencionaba mis encargos habituales y la urgencia de extender aquel encuentro. Pues si tenía razón hace ya un tiempo que no nos reuníamos a charlar, desde antes de mi viaje a mi tierra natal de eso ya algunos meses.
- Tan eficiente como siempre querido, sin ti las cosas serían muy diferentes- comenté mientras él besaba el dorso de mi mano, con su galantería y delicadeza habitual.- Será un placer disfrutar de vuestra compañía y rodearme de la magia que os envuelve mi amado amigo. Añadía aceptando su invitación y acercando mi mano a la de él, lista para que el me sorprendiese.
- Querido Ariotch, exageras al compararme con una ilusión. Pues soy tan real y tan humana como lo permite mi naturaleza- la Sonrisa no se borraba de mis labios y tampoco el brillo de mis ojos- Y quizás si, represento el alma de una flor, pero ello se lo debo a vuestros majestuosos perfumes, en especial aquel que elaboras con tanta dedicación para mí. -Le dí razón en aquel punto, recordando aquel encuentro en jardín botánico, que aun rondaba mi mente.
Mientras evocaba aquel recuerdo mi anfitrión mencionaba mis encargos habituales y la urgencia de extender aquel encuentro. Pues si tenía razón hace ya un tiempo que no nos reuníamos a charlar, desde antes de mi viaje a mi tierra natal de eso ya algunos meses.
- Tan eficiente como siempre querido, sin ti las cosas serían muy diferentes- comenté mientras él besaba el dorso de mi mano, con su galantería y delicadeza habitual.- Será un placer disfrutar de vuestra compañía y rodearme de la magia que os envuelve mi amado amigo. Añadía aceptando su invitación y acercando mi mano a la de él, lista para que el me sorprendiese.
Alizée Signoret- Mensajes : 113
Fecha de inscripción : 23/04/2011
Edad : 36
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Re: Hierbas y antiguas amistades.
Con su mano apoyada delicadamente en el dorso de la de él, Ariotch guió a la joven por entre los árboles del bosque llevándola hasta el claro.
Una serie de velas de diferentes colores, colgaban en faroles desde las ramas de los árboles, iluminando el lugar como si hubiera miles de estrellas observando las acciones de los jóvenes. En el centro del claro había un fuego crepitante que daba calor al lugar, ahuyentando el frío de la insipiente noche Junto a las alegres llamas se encontraba una manta con unos cuantos cojines y almohadones de pluma, y en el centro del manto una canasta llena de pastelillos de fruta, cocinados por el mismo muchacho. En el fogón silbaba levemente una pequeña tetera que desprendía un delicioso aroma a hierbas y canela.
Con una sonrisa en el rostro, Ariotch dirigió a la muchacha hasta el lugar cercano al fuego y con un ademan galante la invitó a sentarse, sus cabellos brillaban levemente con la luz proveniente del fuego, y sus ojos lanzaban pequeños destellos violáceos, cuando se acomodó entre los almohadones tomó un par de tazas delicadas y finas y en ellas sirvió el brebaje que retiró del fuego, ofreciéndole una a la muchacha dijo:
-Bienvenida a mi mundo de estrellas nuevamente mi querida Alizée, Bienvenida a este lugar en donde los sueños son reales y las penurias no son más que efímeras motas de polvo que escapan de nosotros con el batir de las alas de las mariposas… Cuéntame mi querida, ¿Qué ha sido de ti?
Una serie de velas de diferentes colores, colgaban en faroles desde las ramas de los árboles, iluminando el lugar como si hubiera miles de estrellas observando las acciones de los jóvenes. En el centro del claro había un fuego crepitante que daba calor al lugar, ahuyentando el frío de la insipiente noche Junto a las alegres llamas se encontraba una manta con unos cuantos cojines y almohadones de pluma, y en el centro del manto una canasta llena de pastelillos de fruta, cocinados por el mismo muchacho. En el fogón silbaba levemente una pequeña tetera que desprendía un delicioso aroma a hierbas y canela.
Con una sonrisa en el rostro, Ariotch dirigió a la muchacha hasta el lugar cercano al fuego y con un ademan galante la invitó a sentarse, sus cabellos brillaban levemente con la luz proveniente del fuego, y sus ojos lanzaban pequeños destellos violáceos, cuando se acomodó entre los almohadones tomó un par de tazas delicadas y finas y en ellas sirvió el brebaje que retiró del fuego, ofreciéndole una a la muchacha dijo:
-Bienvenida a mi mundo de estrellas nuevamente mi querida Alizée, Bienvenida a este lugar en donde los sueños son reales y las penurias no son más que efímeras motas de polvo que escapan de nosotros con el batir de las alas de las mariposas… Cuéntame mi querida, ¿Qué ha sido de ti?
Ariotch Mortzgen- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 01/05/2011
Re: Hierbas y antiguas amistades.
Encontrarme con Ariotch, siempre significaba sorpresas y pasar de ser una cortesana a sentirme como un hada, de aquellas que en los cuentos infantiles se describen. Me deje guiar hacia el sitio donde el había preparado nuestro encuentro. Sin duda, el conocía como deleitar a una mujer, sin la necesidad de llevarla a la cama.
Las Velas, y el suave crepitar de la fogata formaban un ambiente intimo, aun más intimo que si hubiésemos ido a su residencia o a la mía. Sin duda el hubiera sido un amante perfecto, pero aquello estaba descartado hace tiempo por ambos, la amistad entre ellos era pura, el conocía grandes secretos de ella, y ella conocía de igual modo los de él.
Todo el ambiente era totalmente mágico, y no pude negarme a tal gentil invitación a tomar asiento en aquellos cómodos almohadones, un lujo para ambos, y un placer sencillo rodeados de naturaleza.
-Me siento alagada por tu invitación, querido Ariotch. Y más aun por tan helénica escena que has montado para ambos.- Agradecí con un sonrisa sincera, mientras aceptaba una copa con un violáceo liquido que él me extendía. Un brebaje en base a frutos rojos, con el equilibrio perfecto de acidez y dulzura.
.-Mi vida mi adorado, está envuelta en un mundo de cambios. -Respondí a su pregunta -Estuve en Marselle, vendiendo las coas de mi padre. Con eso y algunos de mis ahorros, estoy en vías de tener mi propia residencia e irme del burdel. .Le conté, mientras la ambición afloraba en mi expresión. -¿ Y que es de ti cariño? ¿Algun nuevo romsnce?
Las Velas, y el suave crepitar de la fogata formaban un ambiente intimo, aun más intimo que si hubiésemos ido a su residencia o a la mía. Sin duda el hubiera sido un amante perfecto, pero aquello estaba descartado hace tiempo por ambos, la amistad entre ellos era pura, el conocía grandes secretos de ella, y ella conocía de igual modo los de él.
Todo el ambiente era totalmente mágico, y no pude negarme a tal gentil invitación a tomar asiento en aquellos cómodos almohadones, un lujo para ambos, y un placer sencillo rodeados de naturaleza.
-Me siento alagada por tu invitación, querido Ariotch. Y más aun por tan helénica escena que has montado para ambos.- Agradecí con un sonrisa sincera, mientras aceptaba una copa con un violáceo liquido que él me extendía. Un brebaje en base a frutos rojos, con el equilibrio perfecto de acidez y dulzura.
.-Mi vida mi adorado, está envuelta en un mundo de cambios. -Respondí a su pregunta -Estuve en Marselle, vendiendo las coas de mi padre. Con eso y algunos de mis ahorros, estoy en vías de tener mi propia residencia e irme del burdel. .Le conté, mientras la ambición afloraba en mi expresión. -¿ Y que es de ti cariño? ¿Algun nuevo romsnce?
Alizée Signoret- Mensajes : 113
Fecha de inscripción : 23/04/2011
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Re: Hierbas y antiguas amistades.
Vaya, vaya mi pequeño capullo, veo que cada vez te acercas más a ser la hermosa flor que deseas ser – una sonrisa cruzó el rostro del muchacho, imaginando, mientras daba un trago de su bebida, la felicidad que le traería esto a la muchacha – Pues, Mademoiselle Alizée un alma libre como la que poseo, siempre está en busca del amor, del romance y del placer, pero por alguna razón que mi mente no logra comprender, cupido se ha enfadado conmigo, y no he podido disfrutar de los placeres del mundo como es debido, el trabajo se ha llevado los pequeños momentos que dedicaba a la conquista de jóvenes doncellas y apuestos caballeros, pero no me encuentro desanimado por eso – dijo ampliando su sonrisa – Cronos ya volverá su mirada a mí y me dejara disfrutar de los placeres que ofrece afrodita y la naturaleza. Por ahora estoy investigando una nueva esencia, quizás te la enseñe más adelante. Por cierto – tomó un paquetito envuelto prolijamente en un satén obispo y se lo tendió a la muchacha – he aquí lo que me ha solicitado, espero le sean de utilidad.
Ariotch Mortzgen- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 01/05/2011
Re: Hierbas y antiguas amistades.
- Acaso no crees ya que lo soy - Respondí extendiendo mis brazos y sonriendo sinceramente, para que el me apreciase- pero en algo tienes razón, me acerco cada vez más a mi felicidad. Poco a poco estoy dejando atrás mi infancia y la vida en Marselle, y viviendo mi sueño en esta maravillosa ciudad.
Mi amigo continuo la charla relatando su vida en estos últimos veces, y la carencia de aventuras amorosas en su particular modo de vivir el amor. Un alma libre como el llamaba a su modo de ser, un alma libre que buscaba su lugar en este mundo, lleno de protocolos y de formalidades, difícilmente encontraría una verdadera estabilidad, pero al menos tendría una objetivo de vida, siempre buscaría su felicidad y su lugar en el mundo.
- Sabes bien que desconfió de cupido y del amor, y que a momentos cuestiono la fe a la muchos se apegan -Respondí sincera al joven rubio- Pero confío que en el momento propicio en vuestro camino se cruzara otra alma libre, con quien podáis alcanzar la plenitud que tanta buscáis. Y sabes que mientras no aparezca, podréis recurrir a esta joven amiga, que tendrá pocos años, pero algo de experiencia he adquirido en la vida. Un de mis pocas sonrisas sinceras afloro en mis rosaseos labios, mientras bebía un sorbo del brebaje de joven hechicero preparo para ambos.
- Pero aunque la gracia del amor que buscáis tarda en llegar, es bueno saber que vuestros trabajos alquímicos rinden frutos y que tus esencias son cada vez más "hechizantes"- añadí, alegre al saber que sus trabajos estaban mejorando y que al parecer sus perfumes se vendían bastante bien entre las damas de París.- Encantada probaré tus nuevas creaciones, pero sabes bien que hay una que es única y es solo mía- Aludí al perfume que tanto esmero el había preparado para mí el día en que nos conocimos. Aquel aroma que a D'Alerian, tanto había llamado la atención. en ese momento, mi mente desvío al encuentro de aquella tarde, a su imagen y la conversación que habíamos sostenido.
Tan absorta estaba en aquel recuerdo, que no me percaté que el joven brujo tendía hacía mí una bolsita de satín obispo, con mi encargo.
Mi amigo continuo la charla relatando su vida en estos últimos veces, y la carencia de aventuras amorosas en su particular modo de vivir el amor. Un alma libre como el llamaba a su modo de ser, un alma libre que buscaba su lugar en este mundo, lleno de protocolos y de formalidades, difícilmente encontraría una verdadera estabilidad, pero al menos tendría una objetivo de vida, siempre buscaría su felicidad y su lugar en el mundo.
- Sabes bien que desconfió de cupido y del amor, y que a momentos cuestiono la fe a la muchos se apegan -Respondí sincera al joven rubio- Pero confío que en el momento propicio en vuestro camino se cruzara otra alma libre, con quien podáis alcanzar la plenitud que tanta buscáis. Y sabes que mientras no aparezca, podréis recurrir a esta joven amiga, que tendrá pocos años, pero algo de experiencia he adquirido en la vida. Un de mis pocas sonrisas sinceras afloro en mis rosaseos labios, mientras bebía un sorbo del brebaje de joven hechicero preparo para ambos.
- Pero aunque la gracia del amor que buscáis tarda en llegar, es bueno saber que vuestros trabajos alquímicos rinden frutos y que tus esencias son cada vez más "hechizantes"- añadí, alegre al saber que sus trabajos estaban mejorando y que al parecer sus perfumes se vendían bastante bien entre las damas de París.- Encantada probaré tus nuevas creaciones, pero sabes bien que hay una que es única y es solo mía- Aludí al perfume que tanto esmero el había preparado para mí el día en que nos conocimos. Aquel aroma que a D'Alerian, tanto había llamado la atención. en ese momento, mi mente desvío al encuentro de aquella tarde, a su imagen y la conversación que habíamos sostenido.
Tan absorta estaba en aquel recuerdo, que no me percaté que el joven brujo tendía hacía mí una bolsita de satín obispo, con mi encargo.
Alizée Signoret- Mensajes : 113
Fecha de inscripción : 23/04/2011
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Re: Hierbas y antiguas amistades.
Siempre sé que puedo contar contigo mi joven sabia. – dijo dedicándole una sonrisa. Alizée era un par de años más joven que Ariotch, pero a veces daba la impresión de lo contrario, su vida y su trabajo le había dado experiencia, y ella misma era una mujer muy inteligente, lo cual Ariotch valoraba por sobre todas las cosas, si había alguien a quien quisiera y en quien confiara, esa era Alizée.
-Mi querida, debes saber que los perfumes que hago, no son más que un reflejo del alma de quien los ha solicitado, por eso son embrujantes y únicos, y por eso el tuyo es tan especial, la magia de su aroma no viene de mí, sino que de tus propios encantos. No me des más crédito del que merezco, pues aquí la magia la tienes tú- terminó el muchacho guiñándole un ojo y rememorando aquella noche de invierno en que paseando por un pueblo de Francia, el joven Ariotch había conocido a la muchacha, y como había encontrado en ella a una amiga, a un apoyo, y una magia muy poco común… su astucia.
Era tarde y hace poco que el joven había dejado su hogar, su camino lo había llevado a las ciudades del sur de Francia, no tenía donde quedarse, por lo que buscaba una posada en donde poder pasar la noche. Estaba solo y con frío cuando la vio, ella caminaba por las calles de esa pequeña ciudad, iba escondida, venia de ver a un chico, su amante. Ariotch se acercó a ella, pues había algo en la joven que le llamaba la atención, su instinto nunca le había fallado, había algo especial en esta chica y él no podía dejarlo pasar. Utilizando su encanto natural, esa atracción que le daban sus poderes se acercó a la muchacha y le habló, descubriendo en ella a una mujer fuerte e inteligente, acababa de pelear con su amante, y su pasar furioso se dejaba notar, Ariotch sabiendo que ella era especial, le prometió ayudarla con la condición de que lo alojara una noche, como su padre era descuidado, nunca se enteró de la presencia de Ariotch en el hogar Signoret. A la mañana siguiente, el hechicero se dispuso a preparar un perfume especial para la joven en agradecimiento por su ayuda, las hierbas y flores que utilizó eran únicas, y la mezcla que salió en ese entonces esta entre las mejores mezclas que ha hecho en su vida. Ariotch y Alizée, encontraron en el otro un compañero de camino y amigo, con el tiempo y la correspondencia se hicieron cercanos, el perfume que había creado Ariotch había funcionado y a partir de eso, él le enviaba a ella periódicamente un frasquito de dicha esencia, su amistad se basó en cartas anónimas, hasta el día en que ella llegó a Paris, en donde su amistad se fue reforzando y en donde ella había descubierto el secreto que escondía el joven…
Los recuerdos se agolpaban en la mente del brujo, y una lágrima de nostalgia recorrió su mejilla mientras su sonrisa se ensanchaba.
- Es curioso, ¿no crees?, todo lo que ha sucedido desde esa fría noche en Marseille hasta ahora … como el destino avanza y entrecruza los hilos hábilmente, para generar misterio encanto felicidad y dolor… es curioso… muy curioso…
-Mi querida, debes saber que los perfumes que hago, no son más que un reflejo del alma de quien los ha solicitado, por eso son embrujantes y únicos, y por eso el tuyo es tan especial, la magia de su aroma no viene de mí, sino que de tus propios encantos. No me des más crédito del que merezco, pues aquí la magia la tienes tú- terminó el muchacho guiñándole un ojo y rememorando aquella noche de invierno en que paseando por un pueblo de Francia, el joven Ariotch había conocido a la muchacha, y como había encontrado en ella a una amiga, a un apoyo, y una magia muy poco común… su astucia.
Era tarde y hace poco que el joven había dejado su hogar, su camino lo había llevado a las ciudades del sur de Francia, no tenía donde quedarse, por lo que buscaba una posada en donde poder pasar la noche. Estaba solo y con frío cuando la vio, ella caminaba por las calles de esa pequeña ciudad, iba escondida, venia de ver a un chico, su amante. Ariotch se acercó a ella, pues había algo en la joven que le llamaba la atención, su instinto nunca le había fallado, había algo especial en esta chica y él no podía dejarlo pasar. Utilizando su encanto natural, esa atracción que le daban sus poderes se acercó a la muchacha y le habló, descubriendo en ella a una mujer fuerte e inteligente, acababa de pelear con su amante, y su pasar furioso se dejaba notar, Ariotch sabiendo que ella era especial, le prometió ayudarla con la condición de que lo alojara una noche, como su padre era descuidado, nunca se enteró de la presencia de Ariotch en el hogar Signoret. A la mañana siguiente, el hechicero se dispuso a preparar un perfume especial para la joven en agradecimiento por su ayuda, las hierbas y flores que utilizó eran únicas, y la mezcla que salió en ese entonces esta entre las mejores mezclas que ha hecho en su vida. Ariotch y Alizée, encontraron en el otro un compañero de camino y amigo, con el tiempo y la correspondencia se hicieron cercanos, el perfume que había creado Ariotch había funcionado y a partir de eso, él le enviaba a ella periódicamente un frasquito de dicha esencia, su amistad se basó en cartas anónimas, hasta el día en que ella llegó a Paris, en donde su amistad se fue reforzando y en donde ella había descubierto el secreto que escondía el joven…
Los recuerdos se agolpaban en la mente del brujo, y una lágrima de nostalgia recorrió su mejilla mientras su sonrisa se ensanchaba.
- Es curioso, ¿no crees?, todo lo que ha sucedido desde esa fría noche en Marseille hasta ahora … como el destino avanza y entrecruza los hilos hábilmente, para generar misterio encanto felicidad y dolor… es curioso… muy curioso…
Ariotch Mortzgen- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/05/2011
Re: Hierbas y antiguas amistades.
Por alguna razón, que pocos comprendían, la mente de ambos se conectaban demasiado bien y al tiempo que la mente del joven brujo evocaba la noche en que nos habíamos conocido, los recuerdos también se agolparon en la mía.
Fue una charla poco común la que ambos sostuvieron aquella velada, él se quedo en su cuarto y simpatizaron de inmediato, como buena anfitriona le ofrecí un buen plato de comida y una copa de vino, cena que entre risas disfrutamos. Ambos pusimos a prueba la astucia del otro por medio de una serie de juegos de palabras.
Descubrí junto a él, un capacidad que si bien sabía poseer, no explotaba con frecuencia. Fue aquella charla con Ariotch, la que me convenció que podría poner en marcha mis planes y triunfar, alcanzar mis sueños y rodearme de los lujos que en la actualidad poseo.
Vi en su ojos la nostalgia y un lagrima aguar sus ojos, noté que los míos también se aguaban. Mientras el hablaba sobre el modo en que nuestros caminos se cruzaban.
- ¿Crees que es el destino el que ha movido los hilos y nos ha traído hasta aquí? ¿Y que todo lo que hemos sufrido, ha sido tan solo para que ambos cultivemos esta relación?- Refute sus palabras, aunque sabía la respuesta, sin duda nuestros caminos se cruzarían en algún momento, antes o después, y por fortuna eso había ocurrido hace ya un par de años.
- Sabes porque lo cuestiono querido Ariotch- cuestione, mientras aquel extraño encuentro de la tarde aun rondaba mis recuerdos y estaba segura él, lo había notado- Conoces a un tal Jaden D'Alerian- Pregunté al aire, sin esperar respuesta.
- Hoy lo conocí por casualidad mientras paseaba por el jardín botánico- Comenté, buscando con aquella conversación quitarme aquel extraño presentimiento que no sería aquella la única vez que lo encontrase- La charla con él, me dejo bastante perpleja, como si por alguna razón, su presencia en aquel lugar fuese una jugada del destino. Como la noche en que tu y yo nos conocimos. Necesita sacar aqueloo de mi mente y el consejo de un amigo que me conociese.
Fue una charla poco común la que ambos sostuvieron aquella velada, él se quedo en su cuarto y simpatizaron de inmediato, como buena anfitriona le ofrecí un buen plato de comida y una copa de vino, cena que entre risas disfrutamos. Ambos pusimos a prueba la astucia del otro por medio de una serie de juegos de palabras.
Descubrí junto a él, un capacidad que si bien sabía poseer, no explotaba con frecuencia. Fue aquella charla con Ariotch, la que me convenció que podría poner en marcha mis planes y triunfar, alcanzar mis sueños y rodearme de los lujos que en la actualidad poseo.
Vi en su ojos la nostalgia y un lagrima aguar sus ojos, noté que los míos también se aguaban. Mientras el hablaba sobre el modo en que nuestros caminos se cruzaban.
- ¿Crees que es el destino el que ha movido los hilos y nos ha traído hasta aquí? ¿Y que todo lo que hemos sufrido, ha sido tan solo para que ambos cultivemos esta relación?- Refute sus palabras, aunque sabía la respuesta, sin duda nuestros caminos se cruzarían en algún momento, antes o después, y por fortuna eso había ocurrido hace ya un par de años.
- Sabes porque lo cuestiono querido Ariotch- cuestione, mientras aquel extraño encuentro de la tarde aun rondaba mis recuerdos y estaba segura él, lo había notado- Conoces a un tal Jaden D'Alerian- Pregunté al aire, sin esperar respuesta.
- Hoy lo conocí por casualidad mientras paseaba por el jardín botánico- Comenté, buscando con aquella conversación quitarme aquel extraño presentimiento que no sería aquella la única vez que lo encontrase- La charla con él, me dejo bastante perpleja, como si por alguna razón, su presencia en aquel lugar fuese una jugada del destino. Como la noche en que tu y yo nos conocimos. Necesita sacar aqueloo de mi mente y el consejo de un amigo que me conociese.
Alizée Signoret- Mensajes : 113
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Re: Hierbas y antiguas amistades.
Así que mi pequeña Alizée ha encontrado a alguien interesante – dijo el joven en un interesado suspiro – ¿cómo dijo que se llamaba?, Jaden D’Alerian , uhhh ese nombre no me suena, pero en realidad, creo que sí – los pensamientos del joven mago se agolpaban uno en otro mezclados con imágenes y sonidos, la curiosidad por este muchacho Jaden lo corroía y buscaba en su mente algún indicio sobre él, era muy extraño que Alizée encontrara a alguien curioso y mucho más inusual que lo encontrara interesante, y esto al joven hechicero le llamó profundamente la intención – ¡Jaden! Claro, ya se donde he escuchado ese nombre… - Ariotch miró a la joven y le dijo – Pues no Alizée no conozco a tal caballero, pero algunas de mis clientas lo han mencionado como un problema de amor, ¿Qué cosa te ha llamado la atención de alguien como él?
Ariotch Mortzgen- Hechicero Clase Media
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Re: Hierbas y antiguas amistades.
Tal como esperaba mi joven amigo, no tenía mayor información y apenas había oído su nombre, pero había sacado el tema porque me traía perturbada, sobre todo sus palabras en el jardín botánico y la pregunta por parte de él, no tardó en llegar.
- Lo conocí hoy. Tuvo el descaro de decir que mi perfume mancilla e aroma de las flores. - Expliqué, intentando restarle importancia, pero lo cierto era que mi mente viajaba a sus palabras desafiantes- Lo evaluó como eventual cliente - Mentí- Tiene un carácter de los mil demonios, pero parce ser una persona que paga bien entre mejor sea el servicio. Y ambos sabemos que soy única en mi especialidad - Me burlé, mientras bebía otro poco del brebaje que el había preparado para ambos.
- Digamos que será mi nuevo desafío, quizás consiga un cliente que pida exclusividad. Recuerda que antes de viajar, la esposa de uno de mis mejores clientes armó escándalo cuando se enteró que él pretendía llevarme a un viaje de negocios- Expresé mientras mis ojos brillaban ante aquella nueva pespectiva.
- Aunque nadie superará los tiempo de Urian Parthenopaeus. ¿Lo recuerdas? - comenté a modo casual- No sé de él desde que instale en París, supe que el debió regresar a su país. Pero jamás volví a tener noticias de él.
El silencio se interpuso entre ambos, mientras mi mente divagaba por aquellos gratos recuerdos. Que Falta me hacia Urian como amigo, no solo por las grandes sumas que pagaba, más por costumbre que por que le cobrase. Pues nuestra relación dejo de ser de amantes y pasamos a ser grandes amigos con eventuales encuentros. Urian me guió por la vida que había elegido, me infiltro en el mundo de la corte y por él conseguí muy buenos clientes, claro, eso después que el y yo dejamos de liarnos.
- Lo conocí hoy. Tuvo el descaro de decir que mi perfume mancilla e aroma de las flores. - Expliqué, intentando restarle importancia, pero lo cierto era que mi mente viajaba a sus palabras desafiantes- Lo evaluó como eventual cliente - Mentí- Tiene un carácter de los mil demonios, pero parce ser una persona que paga bien entre mejor sea el servicio. Y ambos sabemos que soy única en mi especialidad - Me burlé, mientras bebía otro poco del brebaje que el había preparado para ambos.
- Digamos que será mi nuevo desafío, quizás consiga un cliente que pida exclusividad. Recuerda que antes de viajar, la esposa de uno de mis mejores clientes armó escándalo cuando se enteró que él pretendía llevarme a un viaje de negocios- Expresé mientras mis ojos brillaban ante aquella nueva pespectiva.
- Aunque nadie superará los tiempo de Urian Parthenopaeus. ¿Lo recuerdas? - comenté a modo casual- No sé de él desde que instale en París, supe que el debió regresar a su país. Pero jamás volví a tener noticias de él.
El silencio se interpuso entre ambos, mientras mi mente divagaba por aquellos gratos recuerdos. Que Falta me hacia Urian como amigo, no solo por las grandes sumas que pagaba, más por costumbre que por que le cobrase. Pues nuestra relación dejo de ser de amantes y pasamos a ser grandes amigos con eventuales encuentros. Urian me guió por la vida que había elegido, me infiltro en el mundo de la corte y por él conseguí muy buenos clientes, claro, eso después que el y yo dejamos de liarnos.
Alizée Signoret- Mensajes : 113
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Re: Hierbas y antiguas amistades.
Una risa escapo de los labios del muchacho – Claro que eres única en lo que haces Alizée – dijo con gracia – eres única y punto.
Ambos continuaban charlando, superficialmente, mientras los pensamientos del hechicero estaban junto a Jaden, por alguna razón no se lo sacaba de la cabeza, algo le decía que había algo en él. Todo iba bien, hasta que Alizée menciono a Urian, la mente de Ariotch volvió inmediatamente al lugar y se puso a trabajar en aquel nombre tan peculiar, algo había en el que hacia que se le erizaran los bellos de la nuca
- ¿Urian? Pues no, no he tenido el placer de conocerlo… aun, aunque – dice mirando a los ojos de Alizée – Me gustaría conocerlo, si me das una oportunidad
Ariotch sonrío cálidamente con la extraña sensación de que Alizée le estaba ocultando algo, había un brillo extraño en sus ojos, y eso no era común entre ellos dos. El joven frunció el ceño y dándole una pequeña mordida a uno de los pastelillos le dijo
- Alizée ¿te sucede algo?, Pareciera que estas esperando decirme algo y toda esta charla no ha sido más que una introducción a algo mayor…
El brujo se quedó mirando fijamente los ojos de la joven intentando descifrar que era eso que le estaba provocando esta sensación
Ambos continuaban charlando, superficialmente, mientras los pensamientos del hechicero estaban junto a Jaden, por alguna razón no se lo sacaba de la cabeza, algo le decía que había algo en él. Todo iba bien, hasta que Alizée menciono a Urian, la mente de Ariotch volvió inmediatamente al lugar y se puso a trabajar en aquel nombre tan peculiar, algo había en el que hacia que se le erizaran los bellos de la nuca
- ¿Urian? Pues no, no he tenido el placer de conocerlo… aun, aunque – dice mirando a los ojos de Alizée – Me gustaría conocerlo, si me das una oportunidad
Ariotch sonrío cálidamente con la extraña sensación de que Alizée le estaba ocultando algo, había un brillo extraño en sus ojos, y eso no era común entre ellos dos. El joven frunció el ceño y dándole una pequeña mordida a uno de los pastelillos le dijo
- Alizée ¿te sucede algo?, Pareciera que estas esperando decirme algo y toda esta charla no ha sido más que una introducción a algo mayor…
El brujo se quedó mirando fijamente los ojos de la joven intentando descifrar que era eso que le estaba provocando esta sensación
Ariotch Mortzgen- Hechicero Clase Media
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Re: Hierbas y antiguas amistades.
La mirada de Aritoch podía desnudar mis pensamientos en cosa de segundos, sin necesidad que dijese nada, pero aun así, el esperada que expresase aquello que remordía mente desde que estuve en Marseille y descubrí aquello sobre mi madre.... y sobre mí.
Un suspiro escapo de mi labios, para luego beber un poco más de aquel delicioso brebaje, aunque en ese instante prefería que fuese un poco de vino, para que las palabras fluyese solas. Confiaba en Airotch, y no lo despreciaba por sus habilidades como hechicero, por el contrarío eran parte de su encanto. Pero ser consciente que yo era como él, me atemorizaba.
- Tienes razón, querido amigo - Reconocí en un susurro - Descubrí algo, algo que me ha dejado consternada. La razón por la cual no he vuelto al burdel, por la cual no he trabajado estos días, y por la cual me empeñe en vivir sola.
Dije todo aquello de corrido, como si una parte de mi se liberase finalmente delo quien la atormentaba. Pero aun quedaba mucho más por decir.
- Mi madre murió al dar a luz y nunca supe de ella, hasta hace poco.... guardé silencio y mi mente voló hacia aquella tarde en la antigua casa Signoret.
- Jamás supe su apellido, apenas supe su nombre Airrin, ¿ Lo recuerdas? - suspire y bbí otro trago para continuar- uff!! Encontré, oculto en la casa esto - Saqué de un trozo de tela que llevaba oculto el objeto en cuestión y lo puse frente a él.
- Mi madre, y todo el linaje femenino pertenecen a un antigua familia, cuyo apellido, es Algiz... aunque ha cambiado con el tiempo, tambien se han llamado Iwaz, Eolh, Elhaz, Ihwar y Eow - revelé aquello y guardé silencio a la espera de su reacción, segura que mi amigo comprendería a la perfección el significado de aquellas palabras.
- Así es, lo que estas pensando.... - añadí al ver el brillo que aparecía en los ojos de é.- Familia de de Hechiceras....
En delicado movimiento me acerque a él, dándole la espalda. Recogí mi cabello y deje ver la marca de nacimiento que siembre tan oculta se había mantenido. Aquel símbolo hasta hace poco desconocido para mí, pero ahora tan familiar, el sello de mi familia.
Un suspiro escapo de mi labios, para luego beber un poco más de aquel delicioso brebaje, aunque en ese instante prefería que fuese un poco de vino, para que las palabras fluyese solas. Confiaba en Airotch, y no lo despreciaba por sus habilidades como hechicero, por el contrarío eran parte de su encanto. Pero ser consciente que yo era como él, me atemorizaba.
- Tienes razón, querido amigo - Reconocí en un susurro - Descubrí algo, algo que me ha dejado consternada. La razón por la cual no he vuelto al burdel, por la cual no he trabajado estos días, y por la cual me empeñe en vivir sola.
Dije todo aquello de corrido, como si una parte de mi se liberase finalmente delo quien la atormentaba. Pero aun quedaba mucho más por decir.
- Mi madre murió al dar a luz y nunca supe de ella, hasta hace poco.... guardé silencio y mi mente voló hacia aquella tarde en la antigua casa Signoret.
- Jamás supe su apellido, apenas supe su nombre Airrin, ¿ Lo recuerdas? - suspire y bbí otro trago para continuar- uff!! Encontré, oculto en la casa esto - Saqué de un trozo de tela que llevaba oculto el objeto en cuestión y lo puse frente a él.
- Mi madre, y todo el linaje femenino pertenecen a un antigua familia, cuyo apellido, es Algiz... aunque ha cambiado con el tiempo, tambien se han llamado Iwaz, Eolh, Elhaz, Ihwar y Eow - revelé aquello y guardé silencio a la espera de su reacción, segura que mi amigo comprendería a la perfección el significado de aquellas palabras.
- Así es, lo que estas pensando.... - añadí al ver el brillo que aparecía en los ojos de é.- Familia de de Hechiceras....
En delicado movimiento me acerque a él, dándole la espalda. Recogí mi cabello y deje ver la marca de nacimiento que siembre tan oculta se había mantenido. Aquel símbolo hasta hace poco desconocido para mí, pero ahora tan familiar, el sello de mi familia.
Alizée Signoret- Mensajes : 113
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Re: Hierbas y antiguas amistades.
-¿Algiz, Iwaz, Eolh, Elhaz, Ihwar, Eow? Esos apellidos son… - Mis ojos se abrieron como platos al escucharlos – Esos son nombres de…
-Asi es, lo que estas pensando.... – me interrumpió al ver el reconocimiento en mis ojos. - Familia de de Hechiceras....
– No pude evitar que mi boca se abriera ligeramente al ver la marca en la espalda de mi amiga, si tan solo la hubiera visto antes…
- Vaya, así que compartimos algo mas que la mentalidad – dije saliendo de mi asombro y sonriéndole cálidamente – Verdaderamente el Destino es un ser muy caprichoso. – Tomé el libro que me tendía y lo hojee ligeramente, observando todos los pequeños secretos ocultos entre las palabras, pequeños símbolos imperceptibles para alguien que no conoce sobre ellos, la luna llena que se podía observar en la primera vuelta de la gran A que había en la portada, pequeñas runas escondidas entre los recovecos de la antigua caligrafia medieval, las paginas cambiaban con las eras, y los símbolos también, El diario de por sí ya era un misterio, las palabras que contenía, la historia de generaciones de brujas, los hechizos ocultos tras de signos y símbolos, suspiré
- Verdaderamente me asombra el no haberme dado cuenta antes… los indicios estaban frente a mi, y simplemente los ignoré – suspiré – Con respecto al libro, este libro es un libro de hechizeria, además de ser el libro de la familia, todas tus antepasados te han dejado aquí su sabiduría y experiencias, para que sepas aprovecharlo, ahora mi querida amiga cae sobre ti un peso muy grande, hacerle honor a un linaje mágico tan antiguo como este, tomar esta sabiduría, y aumentarla, ahora es tu turno de seguir los pasos de tus ancestros… pero no temas mi pequeña flor, sabes que puedes contar conmigo – dije acariciando suavemente la mano de Alizée, sabía que emprendería un camino difícil, ahora que sabia quien era, primero tendría que saber que clase de hechizera era, y luego tendría que aprender a controlarlo y utilizarlo, no iba a ser lindo, a mi me costó mucho, pero ella era capaz lo sabia.
- ¿Me dejarías investigar el libro?, hay muchas cosas que saber, antes de comenzar tu entrenamiento – dije sonriendo ante la cara de miedo de mi amiga – En serio descuida, estoy contigo en esto.
-Asi es, lo que estas pensando.... – me interrumpió al ver el reconocimiento en mis ojos. - Familia de de Hechiceras....
– No pude evitar que mi boca se abriera ligeramente al ver la marca en la espalda de mi amiga, si tan solo la hubiera visto antes…
- Vaya, así que compartimos algo mas que la mentalidad – dije saliendo de mi asombro y sonriéndole cálidamente – Verdaderamente el Destino es un ser muy caprichoso. – Tomé el libro que me tendía y lo hojee ligeramente, observando todos los pequeños secretos ocultos entre las palabras, pequeños símbolos imperceptibles para alguien que no conoce sobre ellos, la luna llena que se podía observar en la primera vuelta de la gran A que había en la portada, pequeñas runas escondidas entre los recovecos de la antigua caligrafia medieval, las paginas cambiaban con las eras, y los símbolos también, El diario de por sí ya era un misterio, las palabras que contenía, la historia de generaciones de brujas, los hechizos ocultos tras de signos y símbolos, suspiré
- Verdaderamente me asombra el no haberme dado cuenta antes… los indicios estaban frente a mi, y simplemente los ignoré – suspiré – Con respecto al libro, este libro es un libro de hechizeria, además de ser el libro de la familia, todas tus antepasados te han dejado aquí su sabiduría y experiencias, para que sepas aprovecharlo, ahora mi querida amiga cae sobre ti un peso muy grande, hacerle honor a un linaje mágico tan antiguo como este, tomar esta sabiduría, y aumentarla, ahora es tu turno de seguir los pasos de tus ancestros… pero no temas mi pequeña flor, sabes que puedes contar conmigo – dije acariciando suavemente la mano de Alizée, sabía que emprendería un camino difícil, ahora que sabia quien era, primero tendría que saber que clase de hechizera era, y luego tendría que aprender a controlarlo y utilizarlo, no iba a ser lindo, a mi me costó mucho, pero ella era capaz lo sabia.
- ¿Me dejarías investigar el libro?, hay muchas cosas que saber, antes de comenzar tu entrenamiento – dije sonriendo ante la cara de miedo de mi amiga – En serio descuida, estoy contigo en esto.
Ariotch Mortzgen- Hechicero Clase Media
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Re: Hierbas y antiguas amistades.
El asombro de mi amigo era indescifrable, y más aun el mío. El modo en que el acariciaba las paginas de aquel diario y el significado de aquellos símbolos lo que yo apenas había vislumbra, sin entender lo que realmente significaba.
Al parecer el linaje de hechicería que corría por mi sangre era aun más ancestral de que yo misma era capaz de sospechar, y el interés de Ariotch me revelaba solo una parte de aquel secreto. Pero sabía que debería entregarme a sus conocimientos y permitir que el me guiase, no tenía a quien más acudir.
- Mi adorado Ariotch, tenéis razón, el caprichosos destino nos ha puesto en el mismo camino por una razón. - comenté, mientras el sostenía mi mano y me brindaba el apoyo y la comprensión que tanto necesitaba en aquel momento.- Quizás mi madre sabía que estaría sola cuando supiese la verdad, y os puso aquella tarde en Marseille, para nos cultivásemos esta amistad que hoy nos une- Sonreí ante aquellas palabras, que ni yo misma sabía de donde habían salido.
- Así como yo he sido tu maestra en las artes de la vida, encantada aceptaré seáis mi guía en está nueva etapa.- Esta vez me aferré a su mano, como si sellase un pacto con él.- Pero aclararé algo, nada de lo que diga ese libro me llevará a abandonar mi oficio. Seguiré siendo Alizée Signoret, una de las más reconocidas cortesanas de París. Ambos sabemos el peligro que corre un brujo en esta ciudad. -enfatice aquello.
- Ahora amigo mío, os dejaré el libro para lo estudiéis. Pero mientras me ausentaré de parís. - Expresé mientras empujaba delicadamente el libro hacia él- Debo esperar a que mi nuevo hogar este listo, y me iré a Roma con un viejo amigo. Os escribiré y esperaré vuestras noticias
Al parecer el linaje de hechicería que corría por mi sangre era aun más ancestral de que yo misma era capaz de sospechar, y el interés de Ariotch me revelaba solo una parte de aquel secreto. Pero sabía que debería entregarme a sus conocimientos y permitir que el me guiase, no tenía a quien más acudir.
- Mi adorado Ariotch, tenéis razón, el caprichosos destino nos ha puesto en el mismo camino por una razón. - comenté, mientras el sostenía mi mano y me brindaba el apoyo y la comprensión que tanto necesitaba en aquel momento.- Quizás mi madre sabía que estaría sola cuando supiese la verdad, y os puso aquella tarde en Marseille, para nos cultivásemos esta amistad que hoy nos une- Sonreí ante aquellas palabras, que ni yo misma sabía de donde habían salido.
- Así como yo he sido tu maestra en las artes de la vida, encantada aceptaré seáis mi guía en está nueva etapa.- Esta vez me aferré a su mano, como si sellase un pacto con él.- Pero aclararé algo, nada de lo que diga ese libro me llevará a abandonar mi oficio. Seguiré siendo Alizée Signoret, una de las más reconocidas cortesanas de París. Ambos sabemos el peligro que corre un brujo en esta ciudad. -enfatice aquello.
- Ahora amigo mío, os dejaré el libro para lo estudiéis. Pero mientras me ausentaré de parís. - Expresé mientras empujaba delicadamente el libro hacia él- Debo esperar a que mi nuevo hogar este listo, y me iré a Roma con un viejo amigo. Os escribiré y esperaré vuestras noticias
Alizée Signoret- Mensajes : 113
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Re: Hierbas y antiguas amistades.
-Está bien mi pequeña Alizée, yo me encargaré de estudiar esto – Dijo el joven hechicero atrayendo el libro a su pecho y entrelazando sus brazos contra él.
-Mientras tu estas en Roma descubriré todo lo que pueda, y a penas sepa algo te lo comunicaré – Dijo el joven poniéndose lentamente de pie, mirando las estrellas que ya aparecían en el oscuro cielo – Nuevos sucesos se reflejan en las estrellas, de ahora en adelante vendrán muchos cambios, procura cuidarte mi pequeña Alizée las cosas no serán lo que eran – Y dedicándole una misteriosa sonrisa a su amiga, Ariotch le tendió la mano para ayudarle a levantarse
Nos veremos pronto – Dijo tomando su mano y besándola ligeramente – Hasta pronto mi pequeña Flor.
Ariotch vio como Alizée se alejaba del claro, el joven apagó las celas que aun ardían en los arboles y se preocupó de apagar bien la hoguera, los arboles no estarían contentos si el juguetón fuego lamiera sus ramas, y sin mas, con un nuevo libro y una misión en su mente se alejo del bosque, oculto entre las sombras de la noche
-Mientras tu estas en Roma descubriré todo lo que pueda, y a penas sepa algo te lo comunicaré – Dijo el joven poniéndose lentamente de pie, mirando las estrellas que ya aparecían en el oscuro cielo – Nuevos sucesos se reflejan en las estrellas, de ahora en adelante vendrán muchos cambios, procura cuidarte mi pequeña Alizée las cosas no serán lo que eran – Y dedicándole una misteriosa sonrisa a su amiga, Ariotch le tendió la mano para ayudarle a levantarse
Nos veremos pronto – Dijo tomando su mano y besándola ligeramente – Hasta pronto mi pequeña Flor.
Ariotch vio como Alizée se alejaba del claro, el joven apagó las celas que aun ardían en los arboles y se preocupó de apagar bien la hoguera, los arboles no estarían contentos si el juguetón fuego lamiera sus ramas, y sin mas, con un nuevo libro y una misión en su mente se alejo del bosque, oculto entre las sombras de la noche
Ariotch Mortzgen- Hechicero Clase Media
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