Compartiendo la luna [Luca Giovanello]

por **Delilah Blackheart** Dom Mayo 15, 2011 11:58 pm

Si pudiéramos darle un adjetivo a esa noche parisina de mediados de mayo, habría sido: encantadora. La primavera había llegado con su clima cálido característico pero el viento que soplaba por las noches aliviaba el bochorno que todos los simples mortales debían sentir durante el día, mientras yo dormía en mi ataud. Pobrecillos. La luna brillaba en lo alto y yo agradecía que no fuera luna llena o tendríamos la calle infestada de animales sucios intentando hacernos la noche imposible, peleas, gruñidos y la poca racionalidad que los caracterizaba como humanos, anulada por ese cerebro de lobo idiota que se interponía en ellos una vez al mes. Las calles estaban solitarias pero no tanto como para no encontrar algo de beber, era un estado de perfección que pocas noches alcanzaban y yo tenía planeado cenar bien y sembrar el pánico por un momento entre la gente, se me daba de maravilla.

Mi vestimenta era elegante, la había escogido precisamente para diferenciarme de los mortales que no tenían ni pizca de sentido del estilo, de los vampiros normales que jamás podrían llevar la ropa como yo la llevaba y de las bestias sueltas que probablemente ni siquiera supieran la diferencia entre la seda y esa cosa que ellos usaban. Un vestido blanco, inmaculadamente limpio que no sólo acentuaba mi piel pálida sino también el poco color que mis labios y mis ojos aportaban a mi rostro. El vestido era un poco aniñado pero el aire que le daba yo al usarlo me hacía parecer unos años mayor a mi apariencia de humana antes de que me mordieran, los guantes del mismo color que subían hasta el codo, el cabello recogido en un moño, los zapatos altos que cobminaban con todo el atuendo. Toda perfección.

Esta era mi noche, había despertado con hambre y no iba a permitir que nadie me arruinara los planes, un par de humanos, si llegaba a matar a uno no era mi problema, era su culpa por ser tan endebles. Tal vez usara trucos de seducción, atraer un hombre, hacerle pensar que tiene el control sobre mí, un par de caídas de ojos para tenerlo entre mis garras y entonces que lo último que viera fueran mis labios extendiéndose en una sonrisa macabra que marcara el final. Su final. Me concentré en los olores, no quería rubias en mi camino, quería un hombre lo suficientemente tonto como para creer que podía hacer lo que quisiera conmigo. Vamos, cualquier hombre. Me movía despacio, intentando no parecer tan vampiro como debía de verme, intentando mezclarme con la gente para volverme momentáneamente uno de ellos. Momentáneamente. Ya había sido uno de ellos y sus vidas están tan llenas de desgracias que nunca agradecí más que cuando dejé de formar parte de la ridícula raza humana.

por **Luca Giovanello** Lun Mayo 16, 2011 7:38 am

Había llegado recientemente a París y la noche anterior, debido a tener que instalarme en la habitación del hotel y supervisar que todo lo que había demandado, no tuve tiempo de salir a disfrutar de la noche parisina.
Como era posible que estos humanos tardaran tanto en hacer las cosas. Debía de ser porque trabajaban en el turno de noche pero yo no pedía tanto; tan solo que bajo ningún concepto se me molestara durante todo el día y que las ventanas fueran extremadamente cubiertas para no dejar pasar la luz solar. Recuerdo la cara boba de sorpresa que se le quedo al director, si no hubiésemos estado en el recibidor le hubiera arrancado la cabeza, por suerte me contuve. Yo pagaba mi estancia por lo tanto yo decidía como pasarla...no era tan difícil de entender.

Desperté alzando la parte superior de mi cuerpo e intentando coger una gran bocanada de aire, lo cual resulto inútil. 130 años y aun mi cuerpo tenia el mismo reflejo en cada despertar. Observe atentamente la habitación, todo estaba como lo habia dejado. Al parecer eso inútiles humanos habían sabido realizar bien su trabajo.. me incorpore lentamente de mi camastro y camine a los ventanales de los cuales retire con un dedo las grandes cortinas, no quería llevarme una sorpresa desagradable y que aun fuera de día. Después de comprobar que no lo era abrí las cortinas de par en par, me acicale y escogí uno de mis mejores trajes para la gran noche que me esperaba. Vestí el atuendo gris claro con unas finas rayas de color blanco tanto en la chaqueta como en los pantalones. La chaqueta de tres cuartos con el cuello negro. Por debajo y sobre la impoluta camisa de blanco un chaleco de seda totalmente gris pero algo mas subido de tono para diferenciarse del traje. Mi reloj de bolsillo adornaba dicha prenda. Tome mi bastón de paseo eche una mirada al sombrero de copa y decidí no colocármelo. Con un movimiento rápido de vampiro me plante delante de la puerta
Reconozco que...y aun sabiendo refrenar mis impulsos de caza, aquella noche lo deseabas mas que nada.

Salí del hotel agudizando mis sentidos. Los corazones de los humanos palpitaban de vida, cual seria el que dejara de hacerlo tras mi abrazo. Las opciones eran muchas.
Anduve por las calles de París disfrutando de la noche, mi noche, mi vida. Aunque las ganas de alimentarme eran fuertes quería seleccionar la victima adecuada, quería disfrutar del momento, el engaño, la persuasión el verle los ojos momentos antes de alimentarme de la pobre victima. Esto era lo que mas me gustaba de alimentarme.
Entonces la vi...una joven de cabellos dorados y ojos tan azules que dejarían atónito a cualquier hombre. La miradas de los caballeros se posaban en ella. Demasiado perfecta en todo sus aspectos; su vestido aunque muy elegante no hacia justicia a su portadora. Su aspecto de niña escondía algo mas. La jovencita despertó la curiosidad del vampiro. Tenia que conocerla.

Me coloque en su campo de visión y avance entre los humanos lentamente hacia ella.

por **Delilah Blackheart** Miér Mayo 18, 2011 11:58 pm

El aroma de los humanos me invadía las fosas nasales, los latidos de su corazón eran música para mis oídos, el roce de sus ropas contra mis brazos me causaba picazón y sus rostros me dejaban ver que nadie sabía lo que yo era, la mayor parte de ellos estaban tan ocupados pensando en lo que les iba a suceder que no se daban cuenta de lo que les pasaba hasta que... ya les había pasado. Caminaba despacio, buscando un hombre que cumpliera con mis requisitos y cuya sangre fuera deliciosa además pero encontrar todo en una misma persona me estaba resultando difícil. Si al final no encontraba nada tendría que conformarme con un simple mortal que acallara el sonido de mi bestia interna rugiendo por algo de comida.

Sinceramente empezaba a ponerme de mal humor por el hecho de que todas las personas fuera esta noche fueran tan simples y al parecer en lugar de tener una cena gourmet, iba a tener que escoger entre los pocos que se cruzaban por mi camino. Claro que al menos, podría dejar el coqueteo para otro día y destrozarles la yugular de un solo zarpazo. Hmmm vestido blanco. Mala suerte. Me detuve cuando alguien quedó parado frente a mí, alcé la mirada hacia él y clavé mis ojos en los suyos sin emitir ningún tipo de sonido. ¿Qué pasaba con él? El hecho de que se hubiera detenido frente a mi me hacía pensar que me conocía pero yo tenía buena memoria y no recordaba haberlo visto jamás además por su tez y su olor pude darme cuenta de que no era una forma de vida cutre como las demás que pasaban a mi lado. Tenía que ser un vampiro.

-¿Puedo ayudarle en algo?

No lo creía y aunque así hubiera sido, no lo hubiera hecho, de todas maneras así que estábamos perdiendo nuestro tiempo, la noche no era eterna y me negaba a irme a dormir de nuevo sin beber sangre. Alcé las cejas con algo de impaciencia para hacerle ver que tenía algo de prisa pero sin moverme del lugar donde me había detenido dedicándome un buen rato a analizarlo físicamente, tal vez incluso mirara dentro de su mente un poquito. Era atractivo, probablemente unos veintitantos, al menos al día en que lo mordieron. Sonreí por el pensamiento. Sus ojos eran claros y me miraban directamente, lo que denotaba seguridad en si mismo, o por lo menos estupidez, su vestimenta elegante me hacía pensar que no era cualquier pelele pero habiendo pasado tan poco tiempo en París desde que había regresado de viajar y encontrarme primeramente con alguien de mi especie, se me hacía diferente.

Había un par de cosas que quería saber: La primera: ¿Cuántos años tenía en realidad?, porque mi edad era todo un récord y quería mantenerlo... la segunda: ¿Cómo era que me había detenido así como así sin pensar que yo pudiera hacerle daño?

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