Compartiendo mi libertad (Privado +18 Sova)

por **Stoiko Moadisa** Miér Jun 12, 2013 8:57 pm

“Un antiguo esclavo, perdido, empezando una nueva vida...

Nuevas caras se cruzan en su camino...

Con cual de ellas le unirá el destino?”

Dos semanas han pasado desde que escape de las mazmorras de Notre Dame y rescate a Tempest del grupo de inquisidores. Amanezco en la mansión de Saskia, tumbado en la cama, junto a Tempest, que aun duerme, acaricio su cara, retirando el cabello, sonrío y le doy un beso en la cara, levantándome del lecho, Abro el armario, observo la ropa que hay y cojo unos pantalones ajustados en la cintura y con dos botones adelante, una camisa blanca y una chaqueta con levita, un traje no muy ostentoso. Salgo de la habitación dirigiéndome a la salida, harto de tener que ocultarme día y noche, por miedo de que los inquisidores nos encontraran. Paso por la perfumería, que aun esta cerrada, caminando hacia las puertas de la calle.

Cuando abro las puertas, el sol me ciega por unos instantes, tengo que colocar mi mano frente a mis ojos, para hacerme algo de sombra, la luz me hace daño en la vista. En unos instantes mi visión comienza a acostumbrase a la luz del día y observo la calle ante mí. Bajo los escalones de entrada a la mansión, quedándome un momento estático en la acera, observando a mi alrededor, veo a un par de mujeres de uno cincuenta y tantos años, andando juntas, ambas llevan una bolsa repleta de comida, y hablan mientras camina distraídamente. Un carruaje pasa por la calzada delante de mi, tirado por cuatro caballos de color oscuro, avanzan a poca velocidad, con el típico repicar de sus pezuñas. Intento ver el interior, pero las cortinas están echadas, pero el lujo del carruaje, denota que es de alguna persona de sangre real. Y un policía camina tranquilo, pasando por mi lado. -Buenos días Monsieur.- Me saluda cogiéndose con la mano la visera de su sombrero, y haciéndome un leve ademan. -Buenos días agente.- Le devuelvo el saludo, paso mi mano por mi pelo, de adelante hacia atrás, dejando que el cabello pase entre mis dedos, respiro hondo y comienzo a caminar por la acera dirección norte.

Avanzo por la calle vacía de transeúntes, inmerso en mis pensamientos. Me siento observado, me giro mirando a mi alrededor, pero no hay nadie. El haber estado tanto tiempo esclavizado, me hace sentirme cohibido, y andar preocupándome de que no me descubran. Pero aunque no me doy cuenta, mi atuendo es de lo mas discreto, a los ojos de los demás parisienses era un hombre mas de clase media-alta. Son las siete y media de la mañana, y en la zona donde vivimos, al parecer es temprano, y comienza a verse mas movimiento. Las gentes salen de sus hogares, unos para ir a trabajar y otros a hacer cualquiera de sus quehaceres diarios. La calle en apenas diez minutos, se llena de personas que pasan a mi alrededor, sin ni siquiera mirarme, todos absortos en sus cosas. Puedo ver como el lechero, va pasando por las casas, donde las sirvientas salen y las recogen. En una esquina, puedo ver una niña de unos nueve años, con un cesto de mimbre repleto de flores. Cada vez se hace mas difícil andar sin tropezar o golpear a alguien, por lo que cansado de tanta aglomeración de personas, me adentro en una pequeña calle, donde tan solo tres personas caminan por ella. Un hombre anciano y con sobrepeso, anda pausado, balanceándose de lado a lado con cada paso, apoyándose en un bastón de hierro, con el agarre de oro macizo. Una mujer con un vestido negro largo, con detalles en blanco, es una institutriz con un niño de siete u ocho años cogido de la mano.

Sigo sintiéndome observado, miro a mi alrededor, confuso. Mi sentido del alerta no suele fallar, pero tan solo veo un búho del tamaño de un gorrión, sobre un tejado observándome atentamente. El tamaño del ave me deja realmente confuso, jamas he visto un animal así, es muy curioso. Dejo de prestar atención al pájaro, sigo andando por la calle, sin rumbo, tan solo disfrutando de mi nueva libertad.

por **Sova Caged** Mar Jun 18, 2013 5:34 am

Era de día y el amo se había ido a dormir, por ello solía vigilar el bosque que nos rodeaba pero nunca había mucho más que animalillos y bichos. El desayuno mejor dicho.Estaba cansada de vigilar el bosque y por un momento pensé que podría pasarme por la ciudad a observar a los humanos. Me gustaba hacerlo, eran tan curiosos, hacían y les pasaban tantas cosas que era bastante entretenido vigilar sus movimientos. Así mientras observaba aprendía los movimientos y las reacciones que los humanos tenían. Tan entretenidos en mi tiempo "libre" que no podía resistirme a observarlos.

Sobre volaba la ciudad buscando algo... mejor dicho alguien con quién entretenerme. Ya había observado a familias que rezan y comen luego de ello, ríen, rieñen, cuentan cosas que le pasaron en el día o lo que le pasó al vecino de enfrente; parejas que pasean juntos por medio de las calles, algunos van a comer en medio de la hierba y no le encuentro mucho sentido, otros enseñan aros de dos colores y quizás con algo brillante encima, la mujer se emociona y siempre asiente sin que el varón pregunte; niños que corren porque llegan a un sitio que llaman cárcel, escuela, pérdida de tiempo mientras que otro directamente escapan de ese lugar parecen odiar; hombres viejos que juegan con pequeñas piezas, sentados mientras beben algo oscuro de una copa a lo que llaman vino.

Todos parecen que tienen alguien al final cuando vuelven a casa. Al parecer todos tienen una... finalidad, un propósito, un fin, un deseo, un ideal, un destino... Entonces si ellos lo tienen yo en todo caso debería tenerlo ¿Cierto? ¿Pero cuál sería el mío? Creo que nunca he tenido uno. Al fin y al cabo soy un arma, una esclava, una sierva que sirve callada y asiente siendo fiel a su amo. Como siempre ha sido. No creo que mi futuro me lo pinte de otra manera, ahora tengo un nuevo amo y su trato a pesar de ser mejor que el anterior sigo siendo nada para nadie y sin un propósito, destino, final o un ideal propio. Entonces... ¿Qué o quién soy yo?

Decidí posarme en el poyete de una ventana. Decidí que hoy solo vería la gente pasear sin ver que es de su vida o que esconden. Mientras no hacía más que mover mi cabeza para observa a los humanos que más me llamaban la atención por su paso, la casa de enfrente de donde me había posado, salió un hombre joven, de edad media. Supe desde el primer momento en que miró de esa forma la calle y su forma de comportarse que algo escondía. Cambié de decisión y pensé que lo mejor sería vigilarle, quería saber que es lo que haría. ¿Qué escondes varón? Me inquirí a mí misma. Muchas de las veces que alguien me interesaba tanto, inventaba lo que le pasaría, lo que sería... De todas formas él tenía un aura diferente, lo sentía por mis plumas que sí que tenía un aura diferente a los de los demás que paseaban por aquella calle que comenzaba a llenarse. Lo seguí por donde pasaba y escuché su voz por primera vez, de voz profunda, quizás algo más profunda para alguien que era aún algo joven para mi gusto.

Él pasó por un callejón con escasa humanidad allí donde se veía aun que comunicaba de una calle a otra bastante transitadas a esa hora de la mañana. Me posé en otro poyete de una ventana obsevando como pasaba por aquelle callejuela. Se paró por un momento y me observó algo confundido. Sé que es bastante raro ver a un búho como yo, tan pequeño pues según mi primer amo, yo soy de otro país. No lo entendí muy bien, pero lo acepté sin más. Parpadeé mirándolo fijamente sin problemas de que pudiese sabér qué soy en realidad. Siguió hacia su destino y yo mientras seguí vigilándolo ululando de vez en cuando, quería saber que haría si descubría que un animal lo perseguía allá a donde fuese.

por **Stoiko Moadisa** Sáb Jun 22, 2013 1:18 pm

Sigo avanzando por el callejón, con el mismo sentimiento de ser observado. Salgo al otro lado de la pequeña calle, una calle estrecha, a ambos lados tan solo hay casas de clase media, cada una con su estilo peculiar y distintos colores. Los trabajadores han salido todos, y en las puertas las mujeres comienzan a salir a la puerta a barrer las aceras. Comienzo a caminar siguiendo la calle, andando a paso tranquilo. _Me gusta la sensación de libertad, aunque es difícil acostumbrarse. Pero debo estar tranquilo, nadie sabe quien soy, nadie pregunta... soy.... libre.. Si lo soy!_ Pienso mientras observo el ajetreo de las mujeres y sus cotilleos. Sonrío alegre, notando el reflejo del sol que empieza a colarse por una esquina de la calle residencial, me ciega momentáneamente, haciendo que tenga que bajar la mirada, justo viendo una niña pequeña de dos o tres años, al parecer comenzando a saber ir bien andando sola. Era una pequeña niña morena y hermosa, lleva el pelo cogido en una coleta, y llevaba un vestidito de cuadros rojos y rosas, una dulce niñita, andaba levantando sus piernas regordetas, totalmente rectas, con sus brazos levantados para aguantar el equilibrio, comenzando a andar, cada vez mas rápido, con una sonrisa muy feliz en su cara. Anda con los ojos cerrados, y vine directa a chocar contra mi. -Cuidado!- Grita la madre, yo la eh visto acercarse, y me agacho y la paro para que no choque contra mi. -Cuidado pequeña.- Le digo con una sonrisa dulce y amigable. Me trae gratos recuerdos, de cuando jugaba con mi hermanita Galia. La cojo por debajo de las axilas, ella mira primero extrañada, casi echándose a llorar. -Vamos no llores preciosa. Si?- Le digo con una sonrisa, y ladeando un poco la cabeza. La pequeña de inmediato vuelve a sonreír echando las manos hacia adelante, abriendo y cerrando su puñitos, queriendo cogerme. Sonrío, y la elevo del suelo, mientras me levanto, tomando a la pequeña en brazos. La madre se acerca corriendo, una mujer morena, de aspecto descuidado. -Lo siento, señor, gracias, señor.- Me dice cogiendo a la niña de mis brazos y girándose avergonzada, volviendo a su casa, la pequeña me dice adiós con la mano, abriéndola y cerrándola, hasta que su madre cierra la puerta.

Miro hacia el cielo, Tapando el sol con mi mano, sin dejar de sonreír feliz, por fin soy libre, si al fin! Me regocijo en mis pensamientos, sonriendo y volviendo a caminar. Y encontré a mi amada, mi adorada Tempest, gracias a ella, encontré de nuevo a mi hermana, y volví a sonreír. Mi mujer.

-Escucho el ulular de un búho, sera el que vi antes? Miro hacia arriba viendo como el animal me sobrevuela. Su envergadura no es mas que una pequeña paloma, o puede que menos, el sol me ciega, y lo pierdo de vista. Por unos instantes la sensación de que me vigilan desaparece, como desapareció el ave en el sol. Sigo caminando, relajado llegando al final de la calle, que da a una gran avenida, esta muy transitada, a pesar de ser primeras horas de la mañana, varios carruajes pasan por la amplia carretera de adoquines, unos viajando en una dirección y otros hacia la contraria, no cesaban de pasar, creando un ruido ensordecedor en la zona, entre el sonido sordo de las pezuñas de los caballos y los golpes secos de las ruedas al girar golpeando el suelo de piedra. Por la acera solo unas pocas personas ocupadas en sus quehaceres. Observo el otro lado de la calle, un enorme edificio que ocupa la calle completa, pero no observo ninguna puerta, solo muchas ventanas, y una pequeña entrada aun subterráneo, pero esta cerrada con un candado. Yo tan solo camino por la calle con la intención de rodear el gran edificio.

por **Sova Caged** Lun Jun 24, 2013 12:56 pm

Me quedé vigilando al brujo como pasaba por un callejón y detenía su paso ante el andar torpe de una pequeña humana. Ví a la madre llevarse a la hija en sus brazos y como esta lo despedía con una mano. Seguí con mi mirada su camino luego de aquel lapsus en su camino. Sabía que sentía que estaba vigilándolo, veía como buscaba a alguien por el rabillo del ojo, suspirando eché a volar decidiendo dejarlo atrás para buscar otra persona con la que observar tranquilamente. Pasé por encima del humano con poderes sintiendo que me miraba en aquel momento, por ello hice un desvío hacia los rayos de sol para perderme entre ellos, aprovechando de que no vería hacia donde iba y desaparecer de us vista.

La verdad es que estaba tan aburrida que estaba pensando seriamente volver al castillo del amo y descansar, aletear tanto era realmente cansado, debería alimentarme algo mejor pero no me entraba nada o casi nada. Esperaría un rato a descansar y luego volvería con el amo, pero... ¿Qué ven mis grandes ojos? ¿Inquisidores? Mmm... últimamente se estaban moviendo cada vez más. Conocía a uno de ellos, su voz... esa voz había estado en casa del Julien mi ex-amo. Entre cerré los ojos escudriñándolo. Iba a caballo junto con otros dos compañeros, comentaban entre cuchicheos, nada que mis oídos no pudiesen escuchar a pesar de que hubiese ya bastantes ruidos a esta hora de la mañana.

Habían sido enviados a una misión bastante simple en realidad, tres contra un tal Stoiko... mmm... brujo. Sonreí para mis adentros y volé hacia atrás por donde más o menos dejé al brujo. ¿Sería él a quién buscaban? Si lo era... vaya coincidencia encontrarme con los buscadores y el buscado ¿Que hacía lo ayudaba o dejaba que lo capturasen a ver como todo terminaba? Estaba claro qeu si yo me metía al final para ayudarlo podía acarrear el peligro de poder ser atrapada junto a él. No quería problemas con el amo, no quería castigo... pero el imaginarme que lo encarcelarían enjaulado como yo no me dejaba buen sabor de pico. Enarqué mis plumas aspirando bastante aire mirando la brujo que volvía a pasar por otro callejón, parecía que quería ser encarcelado, iba directo a ellos. Ululé fuerte y descendí hasta el poyete de una ventana del primer piso. Volví a ulular y los gorriones salieron volando sabiendo que ese podía ser su fin cuando yo solo buscaba la atención del brujo- ¡Mirame!- hablé en mi mente pero sabía que era para nada porque no me escucharía hablar.

por **Stoiko Moadisa** Vie Jun 28, 2013 1:32 pm

Sigo caminando por la parte trasera del gran edificio, dirigiéndome a la esquina derecha. Observo la carretera antes de pasar, asegurándome de que ningún carruaje pasara, hay bastante afluencia de trafico, y paso, dando pequeñas zancadas para llegar a la otra acera. Un carruaje pasa a centímetros detrás de mi, estando a punto de golpearme. -Cuidado muchacho!!- Me espeta el cochero, mirando hacia mi algo molesto y da un golpe de riendas para continuar su camino. Doy una última zancada, llegando a la acera, donde varios transeúntes caminan distraídos, un par de chicas jóvenes me miran, poniendo un poco de cara de susto por que casi me atropellan. Yo solo les miro con una sonrisa cómplice y les guiño un ojo, ellas comienzan a susurrar algo entre ellas, podria escuchar pero no presto atención. Les hago un leve gesto con la cabeza como despedida, y continuo caminando, paso por delante, de una pequeña entrada a lo que parece ser un sótano, son dos maderas trabadas con un candado. No quieren que nadie entre, pienso mientras paso de largo el sótano, pasando entre medio de dos hombre de apariencia sucia y vulgar. Me miran como perdonándome la vida, veo como miran detrás de mi, hacia el final de la calle, me giro mirando de reojo, y veo las dos chicas que siguen mirándome, y al ver que las miro se giran de golpe, alejándose a paso rápido, entre risas. Mientras me vuelvo a girar, los dos tipos pasan de largo y finalmente llego a la esquina del gran edificio.

Al girar, veo que es una calle algo estrecha, con basura, discurre entre un muro alto y el gran edificio. Sin pensarlo comienzo a caminar por el, para ir al otro lado, al final de la calle el muro se acaba junto al edificio, mientras camino escucho un ulular. No presto mucha atención aunque me resulta familiar, sigo andando casi llegando a la esquina, cuando escucho un aleteo y como unos gorriones salen volando asustados, dejando caer alguna pluma tras de sí, y vuelvo a escuchar el ulular aun mas fuerte, y como si alguien me llamara, solo como una intuición.

Me giro mirando hacia el ruido, que proviene de atrás, en una ventana, miro hacia arriba, y puedo ver el mismo búho de antes, que me mira con el cuerpo y la cabeza adelantados. La miro curioso, extraña ave, pero por que me sigue? Mi pregunta aun esta sin respuesta, pero esta vez presto atención al animal, observando como su mirada me intenta decir algo, pero no la entiendo. -Quieres algo de comer? No tengo nada pequeño.- Le digo sin saber bien lo que quiere.

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