Un día más...¿cambiará en algo mi vida? [Libre]

por **Gerde** Jue Mayo 19, 2011 5:47 am

Sí, quizás ella podría haberse ganado la vida de otra forma, podría haber intentado al menos buscar algún quehacer como limpiar o vender, a fin de cuentas débil no era, pero tampoco le gustaban esas cosas. Según sus propias palabras: "Si puedo vivir de algo que disfruto, ¿porqué hacerlo de algo que me tendría a disgusto?". Así de claro lo tenía, y por ello por las mañanas no se levantaba abatida ni nada similar, solo se despertaba y para ella era un día más. Obviamente habría preferido estar rodeada de lujos, pero a lo hecho pecho, y se podría decir que se lo había buscado ella solita.

Se despertó con la hora justa para alzarse, arreglarse (cosa que le tomó mucho rato, como siempre) y poder ir a comer algo. Se había puesto un ceñido corset negro y una falda con plumas que apenas le tapaba las nalgas y para de contar. Unas medias negras de rejilla y los tacones de la época. Su cabello medio recogido por la parte alta y su gargantilla para dar juego al complemento, así como los largos guantes por encima de los codos. Cuidaba hasta el más mínimo detalle para que fuera un conjunto perfecto y atractivo para los clientes.

Tras comer poca cosa pues le gustaba mantener su figura y darse unos pequeños toques de perfume que guardaba celosamente en una cajita bajo llave, se fue a pasear por el burdel y ver que podría picar ese día. Ella nunca tuvo reparo en atender a hombre o mujer, no hacía distinción alguna. Tampoco si solo querían un rato de compañía o si finalmente la deseaban llevar a un cuarto, era su trabajo y lo cumplía la mar de contenta.

Caminaba de un lado al otro a ver si podía pillar alguien que tuviera pinta de tener dinero, o al menos de buen ver, todo sea dicho. Le gustaban las personas que podían darle un buen dinero por su atención, pues ella por supuesto creía que se lo merecía.

por **Erkki Aliranta** Lun Mayo 23, 2011 6:56 pm

En otro Universo paralelo, en otro mundo, en otra vida y en otro contexto, Erkki habría ido a un burdel. Nunca había sentido la necesidad de pagar por sexo, acto que moralmente le resultaba denigrante y desagradable, eso de ir por ahí pagando por otro ser humano como si se tratara de un objeto, no era lo suyo. Ni siquiera cuando era humano tuvo la intención de hacerlo, era de esos jóvenes que soñaban con conocer a la chica perfecta y amarla para siempre. ¿Cursi? Quizás, porque todo el mundo sabía que en el matrimonio lo importante no era el amor, sino el buen acuerdo entre ambas familias.

Por eso se encontraba tan incómodo en el burdel, rodeado de tanta decadencia y suciedad. Había algo interesante en el olor a sudor y a sexo de aquel sitio, una escencia que para los humanos podría pasar desapercibida, pero no para él: Un hombre que vivía entre ambos mundos el de los vivos y los muertos.

No estaba muy seguro tampoco que era lo que buscaba, no tenía un estereotipo en particular con respecto a las mujeres, nunca había sido un hombre exigente, por lo que simplemente caminó con esa suavidad y elegancia sobrenatural caracteristicas de los de su especie, observando aquí y allá, por si encontraba alguna mujer sola a quien abordar.

Sus pasos erráticos le llevaron frente a una mujer de ojos claros y abundante cabellera castaña. Erkki no supo como ni cuando, pero allí estaba, perdido en su mirada. Parpadeó unos segundos después como volviendo de su ensoñación y una sonrisa discreta se formó en sus labios.

- Hola, niña de chocolate - Exclamó sin pensar, de repente sentía ganas de darle un mordisco a su cabello que lucía como una cascáda de cocoa deliciosa - Me he perdido y la marea humana me ha traído a ti ¿Soy Afortunado de encontrarte? No lo se - Agregó pensativo y se llevó una mano al mentón - ¿Quieres compartir algo de beber conmigo? -

por **Gerde** Mar Mayo 24, 2011 10:44 am

Realmente no sabía cuanto tiempo llevaba vagando por aquel lugar, mirando a desconocidos que no le interesaban, a compañeras que se conformaban con cualquier bruto que las tratase como si no fueran más que burdas putas. Aunque bueno, en teoría eso eran, así las definían de la forma más baja, pero no es como que le afectara, para nada, para ella mejor ser una ramera que ser una vendedora que apestase a pescado, con las manos ajadas por el trabajo y unas ropas horrendas, solo de pensarlo se le hacían las piernas mantequilla.

Normalmente solía percatarse de todas las miradas sobre ella, y claro que esa vez no fue diferente. Sus ojos recorrieron a aquel caballero, notando ese aura que desprendía tan atrayente. Sonrió seductora, mordiéndose el labio inferior al escucharle. ¿Niña de chocolate? No sabía en qué estaba más errado, si en llamarla niña, o decir que era de chocolate. Se acercó un poco más a él, colocando su índice sobre su torso de forma coqueta.

- ¿Afortunado? Probablemente, aunque me temo que no soy tan dulce como pudo pensar nada más verme. - hizo un pequeño movimiento con la cabeza, consiguiendo que sus castaños rulos ondearan un poco de manera graciosa. Alzó uno de sus hombros y miró al techo - No sé, no sé...quizás podría encontrar alguien más que se mereciera mi compañía...- susurró juguetona, evidentemente no tenía ganas de seguir dando vueltas muerta del aburrimiento y no rechazaría la oportunidad que se le presentaba de pasar un rato - Aunque una copa no hace daño a nadie...Está bien caballero, tomemos esa copa y luego ya veremos. - se le agarró del brazo de manera delicada como siempre que le interesaba pescar algo. Lo miraba con ojo crítico, tratando de deducir si podría pagar bien sus servicios, por que no pensaba que fuera al burdel solo a pasear o a tomar algo, para eso habían tabernas y demás...

por **Erkki Aliranta** Mar Mayo 24, 2011 1:50 pm

- En realidad me refería a tu cabello - Le explicó cuando ella hizo la analogía de manera incorrecta - Parece una cascada de chocolate Suizo - Agregó sin darle mucha importancia al asunto. Ante las palabras de la chica Erkki se encogió de hombros y hechó un vistaso a su alrededor habían muchos hombres en el Burdel y estaba casi seguro que todos tendrían más dinero que él.

La cuestión no era cuanto dinero pagar, la cuestión era ¿Estaba dispuesto a pagar por el cuerpo de una mujer? La sola idea era tan aberrante, que prefirió asentír suavemente y caminar al lado de la esbelta mujer que le había tomado del brazo y le guiaba. El primer impulso que tuvo fue alejarla para que no lo tocara, al igual que su hijo, a Erkki no le hacía mucha gracia el contacto, pero se contuvo, sabía que de mostrarse molesto, sólo alejaria a la mujer.

- Podemos sentarnos aquí si quieres - Le sugirió deteniéndose en una mesa libre, no estaba muy cerca de la tarima donde bailaban otras mujeres al can can de vez en cuando, pero tampoco ofrecía privacidad: Estaban rodeados de clientes y de muchas otras putas haciendo su labor de seducir. - Personalmente preferiría un sitio más tranquilo, más silencioso, tengo la impresión de que no podrémos escuchar ni siquiera nuestras propias voces - Concluyó.

Recordó entonces que le habia invitado a beber algo y se llevó una mano a la frente en una cómica expresión de sorpresa - ¡Las bebidas! -

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