AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Bonne Nuit Camarade [Priv]
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Bonne Nuit Camarade [Priv]
"Querido desconocido:
¿Cuantas horas habre pasado en vela observando
silencioso a las estrellas?
Mis ojos apenas se mantienen abiertos, no asi mi mente.
Me siento imcompleto, me falta algo ¿Que sera? Ni
siquiera puedo comprender el por que de este desasosiego...
No puedo acostarme aun, la noche es joven y quizas
encuentre algun cliente noctambulo. Aqui me siento encerrado.
Ire en busca de una copa.
Hasta otra.
Vittorio."
¿Cuantas horas habre pasado en vela observando
silencioso a las estrellas?
Mis ojos apenas se mantienen abiertos, no asi mi mente.
Me siento imcompleto, me falta algo ¿Que sera? Ni
siquiera puedo comprender el por que de este desasosiego...
No puedo acostarme aun, la noche es joven y quizas
encuentre algun cliente noctambulo. Aqui me siento encerrado.
Ire en busca de una copa.
Hasta otra.
Vittorio."
Tomé el primer abrigo que encontré y sali a toda prisa de mi habitación. De haber llamado la atención seguramente no lo habria escuchado, estaba obcecado por salir. De pronto me senti como un gavilán enjaulado, que desea mas que nada alzar el vuelo. Las madrugadas parisinas eran frias incluso para los corazones mas calientes, un escalofrio hizo que mis dientes tiritaran.
Avancé raudo esquivando algunas parejas nocturnas, algun que otro borracho y algunos que otros alborotadores hasta detenerme frente a un cartel que rezaba "Heaven". Por alguna razon ese nombre me atrajo...miento, me dio morbo..¿Y si por algun motivo me topaba con un angelito o angelia?.
Asi que sin mas dilación empuje la pesada puerta de madera y me impregne rapidamente de el ambiente cargado mas tipico. La decoracion era pobre y simple, pero no se le podia pedir mucho mas a una taberna en la zona en la cual estaba situada. Eche un furtivo vistazo a mi alrededor y al descartar a alguien interesante con quien entablar una conversacion, desisti y me dirigí directamente a la barra.
-¿Que le recomendaria a su mejor cliente?- pregunte apoyando ambas manos sobre la barra para terminar acomodandome en uno de los taburetes. Espere a que el mesero dejara de repasarme con la mirada y mostrando una sonrisa algo forzada logré que sacara su mejor vino, o al menos algo, lo suficientemente especial como para que tuviera que tenerlo escondido.
"¿Puedes pagarlo?" me preguntó en un gruñido a lo que le respondi con un gesto simple y bastante resumido: un puñado de francos de plata sobre la mesa. Fue un acto de pura chuleria que quizas desperto el interes de alguno, mas era lo minimo que podia hacer ante el refunfuñar del mesero. Entendió la directa y dejó la botella a mi lado junto a una copa cristalina.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
-- Cóbrese ese trago y póngame uno a mi igual, por favor -- el joven extendió un billete de cincuenta francos que, de sobra, pagaría aquellas dos copas -- Quédese con el cambio -- concluyó, observando como al camarero se le iluminaban suavemente los ojos, por aquellos lugares no solían veerse billetes como aquellos. Únicamente pagaban así aquellos que querían presumir de alguna pequeña fortuna que habrían ganado -seguramente estafando- a algún nuevo rico o aquellos extranjeros adinerados que, a ciertas horas de la madrugada, no encontraba otro lugar donde tomarse algo que lo calentara.
Adam, sin embargo, no era ninguna de las dos cosas. De echo, cuando salía de noche solía llevar siempre el dinero en monedas pues era menos resultante para aquellos lugares hacia donde se dirigía, como por ejemplo ese día, la taberna. No le gustaba destacar más de lo debido. Prefería sin duda pasar desapercibido, dado que en la alta cuna no podía, por lo menos allí si podría ser uno más.
Aquella noche había vagueado bastante. Un único cliente había tenido y ya pasaban bien bien tres horas de la media noche, ciertamente una noche escasa para lo que solía hacer, sin embargo, tampoco le habían llamado demasiado la atención sus pretendientes. Únicamente el primero con el que empezó la noche, un joven interesante, más era extranjero por lo que dudaba volver a verlo por aquel lugar. Tampoco le importaba.
Mientras se mantenía en el vestíbulo del burdel en espera de alguna interesante propuesta vió pasar a uno de sus compañeros, si no mal recordaba, había escuchado que lo llamaban Vittorio. Ya había encontrado algo que hacer.
Así pues, dado que no entró en el burdel, salió y se dispuso a seguirle. Sus pasos no le llevaron muy lejos, únicamente a la taberna situada al lado del local de donde venía. A veces también se pasaba por allí para recaptar clientela, sin embargo, solo al principio de la noche pues más entrando en ella lo único que habían allí eran ebrios. Y esos si no los soportaba.
- ¿Qué tal va la noche, compañero? - preguntó al muchacho, sentandose en la silla desocupada de al lado y teniendo ya la copa pedida entre sus manos, moviendola ligeramente de un lado a otro antes de darle un pequeño sorbo. Su cuerpo estaba ligeramente volteado hacia el de él de manera que su vista no se apartara de su trayectoria.
Esperaba tener una interesante charla.
Adam, sin embargo, no era ninguna de las dos cosas. De echo, cuando salía de noche solía llevar siempre el dinero en monedas pues era menos resultante para aquellos lugares hacia donde se dirigía, como por ejemplo ese día, la taberna. No le gustaba destacar más de lo debido. Prefería sin duda pasar desapercibido, dado que en la alta cuna no podía, por lo menos allí si podría ser uno más.
Aquella noche había vagueado bastante. Un único cliente había tenido y ya pasaban bien bien tres horas de la media noche, ciertamente una noche escasa para lo que solía hacer, sin embargo, tampoco le habían llamado demasiado la atención sus pretendientes. Únicamente el primero con el que empezó la noche, un joven interesante, más era extranjero por lo que dudaba volver a verlo por aquel lugar. Tampoco le importaba.
Mientras se mantenía en el vestíbulo del burdel en espera de alguna interesante propuesta vió pasar a uno de sus compañeros, si no mal recordaba, había escuchado que lo llamaban Vittorio. Ya había encontrado algo que hacer.
Así pues, dado que no entró en el burdel, salió y se dispuso a seguirle. Sus pasos no le llevaron muy lejos, únicamente a la taberna situada al lado del local de donde venía. A veces también se pasaba por allí para recaptar clientela, sin embargo, solo al principio de la noche pues más entrando en ella lo único que habían allí eran ebrios. Y esos si no los soportaba.
- ¿Qué tal va la noche, compañero? - preguntó al muchacho, sentandose en la silla desocupada de al lado y teniendo ya la copa pedida entre sus manos, moviendola ligeramente de un lado a otro antes de darle un pequeño sorbo. Su cuerpo estaba ligeramente volteado hacia el de él de manera que su vista no se apartara de su trayectoria.
Esperaba tener una interesante charla.
Jean-Luc Tessier- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Antes de llevarse con su manaza la gran cantidad de monedas le sorprendió una nueva oferta, mucha mas suculenta y sin dudar atrapo ávidamente aquel billete. Enarqué la ceja derecha y gire el rostro lo suficiente como para observar al poseedor de tan efímera fortuna. Enderece mi espalda abandonando la despreocupación y curve mis labios mostrando una afable sonrisa al encontrarme con un joven conocido. Un ángel sin alas que entrega su cuerpo por y para el placer, además de para amasar una pequeña fortuna.
--Buenas noches joven Adam.-- respondí al tiempo que alzaba mi copa brindando en su honor –Le agradezco la invitación. Es la primera vez que probare el vino parisino.-- confesé taimado llevando la copa a mis labios para probar un pequeño sorbo. Di por hecho que el ya conocía mi nombre, quería pensar y no precisamente para parecer un iluso con ello, en que los trabajadores del burdel eran lo mas parecido a una familia que jamás tendría y por ello conocía cada uno de sus nombres. Tras el trago quedó una sensación aterciopelada y fragante en mi boca y garganta, no era una mala bebida, claro que tampoco era experto en este tipo de licores.
Tras relamerme los labios sutil y rápidamente volví a prestarle atención –Si usted esta aquí, por lo visto la noche es bastante floja… es nuestro momento de expandirnos… ¿No lo cree así? Un poco de descanso para dejar volar a las mentes inquietas…-- y al sentir que me iba por las ramas silencie mis labios y me limité a sonreír aunque por cortesía le pregunte una ultima cuestión.
--¿Y a usted? ¿Qué le trae por aquí?--. Tanto la cortesía como la galantería, eran modos de expresarme que no podía opacar con facilidad.
--Buenas noches joven Adam.-- respondí al tiempo que alzaba mi copa brindando en su honor –Le agradezco la invitación. Es la primera vez que probare el vino parisino.-- confesé taimado llevando la copa a mis labios para probar un pequeño sorbo. Di por hecho que el ya conocía mi nombre, quería pensar y no precisamente para parecer un iluso con ello, en que los trabajadores del burdel eran lo mas parecido a una familia que jamás tendría y por ello conocía cada uno de sus nombres. Tras el trago quedó una sensación aterciopelada y fragante en mi boca y garganta, no era una mala bebida, claro que tampoco era experto en este tipo de licores.
Tras relamerme los labios sutil y rápidamente volví a prestarle atención –Si usted esta aquí, por lo visto la noche es bastante floja… es nuestro momento de expandirnos… ¿No lo cree así? Un poco de descanso para dejar volar a las mentes inquietas…-- y al sentir que me iba por las ramas silencie mis labios y me limité a sonreír aunque por cortesía le pregunte una ultima cuestión.
--¿Y a usted? ¿Qué le trae por aquí?--. Tanto la cortesía como la galantería, eran modos de expresarme que no podía opacar con facilidad.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Era sorprendente para Adam como aquel muchacho podía ser tan cordial incluso hablando con él. Por lo general a parte de la madame nadie más sabía de donde procedía. Nadie conocía su pequeño secreto pues no era lo que quería. No quería que le trataran diferente o por la contra pudieran mirarle extraño. Tampoco le importaban lo que los demás dijeran, si, sin embargo, ese mundo era diferente. Allí simplemente era Adam, a secas. No era ni el hijo del señor DuPont ni nadie importante. Solo uno más de las muchas personas que habitaban en París.
Pronto se dió cuenta de que su mente se había ido a otro "mundo" mientras pensaba por lo que enseguida tomó lo que le quedaba de la copa, asegurandose así de despertar bien. Soltó un suspiro, cerró los ojos y tragó, notando como el liquido le bajaba por la garganta y empezaba a quemar todo aquello que tocaba a su paso, dejando ese rastro que, sin duda, hacia que tu mente se despejara inevitablemente.
Movió la cabeza de un lado a otro aún con los ojos cerrados. Podría pecar de inocente en ese campo, pero sí, no estaba acostumbrado a beber a menudo - Puees, tienes razón, una noche floja precisamente - comentó abriendo ahora los ojos para mirar el rostro del muchacho. Si había algo que admirara físicamente de ese joven eran los grandes y azulados ojos. Eran como si fueran un mundo a parte en el que podías perderte. Por lo menos, en el que Adam podía perderse.
¡Otra vez embelesado! - Traigame otra copa y cobresela del cambio que le he dejado antes - le indicó al camarero alzando la copa para que le entendiera. Su atención no se alejó de su acompañante en ningún momento, únicamente hizo una pausa para pedir otra antes de continuar. Necesitaba despejarse y mucho. - Aah..si te digo el que hago aquí tal vez te asustes - alzó los hombros en signo de interrogación a sus propias palabras, lo cierto esque podía ser verdad pero ¿qué importaba? - Verás, estaba aburrido en el vestibulo, te vi pasar por la puerta y pensé que sería entretenido charlar un rato contigo así que te seguí - hizo un parón cuando el hombre le entregó su segunda copa, agarrandola con la mano - Y el resto ya lo sabes pues aquí estamos - rió suavemente dandole otro trago.
De alguna forma podía notarse algo achispado ya solo con ese pequeño trago. Le esperaba una larga y entretenida noche.
Pronto se dió cuenta de que su mente se había ido a otro "mundo" mientras pensaba por lo que enseguida tomó lo que le quedaba de la copa, asegurandose así de despertar bien. Soltó un suspiro, cerró los ojos y tragó, notando como el liquido le bajaba por la garganta y empezaba a quemar todo aquello que tocaba a su paso, dejando ese rastro que, sin duda, hacia que tu mente se despejara inevitablemente.
Movió la cabeza de un lado a otro aún con los ojos cerrados. Podría pecar de inocente en ese campo, pero sí, no estaba acostumbrado a beber a menudo - Puees, tienes razón, una noche floja precisamente - comentó abriendo ahora los ojos para mirar el rostro del muchacho. Si había algo que admirara físicamente de ese joven eran los grandes y azulados ojos. Eran como si fueran un mundo a parte en el que podías perderte. Por lo menos, en el que Adam podía perderse.
¡Otra vez embelesado! - Traigame otra copa y cobresela del cambio que le he dejado antes - le indicó al camarero alzando la copa para que le entendiera. Su atención no se alejó de su acompañante en ningún momento, únicamente hizo una pausa para pedir otra antes de continuar. Necesitaba despejarse y mucho. - Aah..si te digo el que hago aquí tal vez te asustes - alzó los hombros en signo de interrogación a sus propias palabras, lo cierto esque podía ser verdad pero ¿qué importaba? - Verás, estaba aburrido en el vestibulo, te vi pasar por la puerta y pensé que sería entretenido charlar un rato contigo así que te seguí - hizo un parón cuando el hombre le entregó su segunda copa, agarrandola con la mano - Y el resto ya lo sabes pues aquí estamos - rió suavemente dandole otro trago.
De alguna forma podía notarse algo achispado ya solo con ese pequeño trago. Le esperaba una larga y entretenida noche.
Jean-Luc Tessier- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Quizás el que fuera tan observador era un don. Podía desentramar aspectos personales de mi interlocutor sin preguntar nada sobre el directamente. Eran los gestos, las miradas, los ademanes que mostraban más que las propias palabras. No pase por alto aquella mirada salpicada de sorpresa al tratarlo desde el respeto, quizás no estuviera acostumbrado a ello por su condición; como tampoco pase por alto esa otra mirada aturdida y fija, quizás la más interesante desde mi punto de vista, pues mis ojos parecían haberle mostrado algo interesante capaz de captar su atención.
Guarde silencio observándole con curiosidad de un hombre que aprecia la belleza masculina. Mis labios se ladearon suavemente formando una curvatura pícara no acorde con mi rostro que guardaba y reflejaba serenidad. Y al estrechar su mano la sentí suave, la mano de alguien que no ha trabajado en la tierra, pero si en acariciar las pieles mas suaves y las no tanto. La mía tenia ciertas durezas, en las yemas de los dedos, mas no de trabajar en la tierra, si no de tocar día y noche el violín. Alguna vez me preguntaba ¿No me llamaran la atención por montar tal algarabío en mi habitación?.
Otro trago mas y sentí un calorcillo agradable naciendo en mi estomago que se desplegaba en un cosquilleo a las demás partes del cuerpo. –Pocas cosas pueden ya causarme pavor mi estimado…- quizás hablaba como un viejo o como un demonio joven que conoce demasiado, en cualquier caso escuchar su motivo de venida a este lugar, alebresto una sincera sonrisa –Es bueno conocer a compañeros de trabajo en compañía de una buena copa de vino francés…además…ambos somos extranjeros en esta tierra.. ¿Cierto?- susurre algo sibilino alzando nuevamente la copa para apurarla –Conocí a un Lord ingles hace unas semanas atrás…su forma de hablar francés es diferente. Pequeños detalles en los que se entretiene uno.- aclaré nuevamente
Afiebrado era la palabra correcta. Era una continua y ligera corriente calurosa que provocaba la ingesta de vino. Y aun así, sabiendo lo fatal que podía resultar que siguiera bebiendo, volqué abundantemente mas liquido en la copa y luego desabotone el inicio de mi camisa mostrando un poco de la piel de mi pecho.
-Se me ocurre algo Adam… Brindemos- alcé la copa en su dirección –Por los ángeles que caen del cielo ofreciéndose a los placeres mas mundanos olvidándose de practicar el puritanismo. Por ti y por mi, por supuesto. Nosotros somos esos angeles.- finalicé con algo de arrebato y dramatismo.
Guarde silencio observándole con curiosidad de un hombre que aprecia la belleza masculina. Mis labios se ladearon suavemente formando una curvatura pícara no acorde con mi rostro que guardaba y reflejaba serenidad. Y al estrechar su mano la sentí suave, la mano de alguien que no ha trabajado en la tierra, pero si en acariciar las pieles mas suaves y las no tanto. La mía tenia ciertas durezas, en las yemas de los dedos, mas no de trabajar en la tierra, si no de tocar día y noche el violín. Alguna vez me preguntaba ¿No me llamaran la atención por montar tal algarabío en mi habitación?.
Otro trago mas y sentí un calorcillo agradable naciendo en mi estomago que se desplegaba en un cosquilleo a las demás partes del cuerpo. –Pocas cosas pueden ya causarme pavor mi estimado…- quizás hablaba como un viejo o como un demonio joven que conoce demasiado, en cualquier caso escuchar su motivo de venida a este lugar, alebresto una sincera sonrisa –Es bueno conocer a compañeros de trabajo en compañía de una buena copa de vino francés…además…ambos somos extranjeros en esta tierra.. ¿Cierto?- susurre algo sibilino alzando nuevamente la copa para apurarla –Conocí a un Lord ingles hace unas semanas atrás…su forma de hablar francés es diferente. Pequeños detalles en los que se entretiene uno.- aclaré nuevamente
Afiebrado era la palabra correcta. Era una continua y ligera corriente calurosa que provocaba la ingesta de vino. Y aun así, sabiendo lo fatal que podía resultar que siguiera bebiendo, volqué abundantemente mas liquido en la copa y luego desabotone el inicio de mi camisa mostrando un poco de la piel de mi pecho.
-Se me ocurre algo Adam… Brindemos- alcé la copa en su dirección –Por los ángeles que caen del cielo ofreciéndose a los placeres mas mundanos olvidándose de practicar el puritanismo. Por ti y por mi, por supuesto. Nosotros somos esos angeles.- finalicé con algo de arrebato y dramatismo.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Era la primera vez que intercambiaba tantas palabras con aquel joven, sin embargo, ya empezaba a entender los rumores que corrían sobre él por el burdel. Bueno, más que rumores eran los típicos comentarios. Quieras o no en ese tipo de ambiente era imposible que no se traspasaran cosas de unos a otros. Adam odiaba los cotilleos y chismorreos, pero más los odiaba cuando eran en su mundo habitual, es decir, cuando hablaban de él como el hijo del señor DuPont. Por allí realmente ni le iba ni le venía, después de todo, ¿qué podrían decir de él? incluso se divertía escuchando lo que sus compañeras le contaban. Sí, era ciertamente divertido el que contaran cosas privadas sobre los clientes que habían tenido. De todas las historias que cada persona del burdel tenía que contar podría hacerse toda una novela. Y muy interesante.
Una pequeña sonrisa se le escapó de su propio pensamiento. Le pasaba a menudo y en ese momento puede que no importara mucho, estaba con un amigo hablando de algo no demasiado importante, pero cuando aquello le ocurría en medio de una conversación de un cierto nivel ¿Os imaginais que cara ponían sus acompañantes? obviamente tenía que acabar tosiendo o haciendo alguna carantoña parecida para que no le descubrieran.
En esa ocasión, concretando, añadiriamos el alcohol que corrían ese momento por sus venas. Cabe decir que no era mucho pero lo suficiente para empezar a achisparlo, volviendole más alegre de lo que ya de por sí era. Realmente no lo necesitaba - Me has calado a la primera ¡tienes razón! Soy Inglés - rió y alzó la copa correspondiendo al brindis que él le habia propuesto - Oh sí, brindemos porque en esta "estupenda" sociedad solo unos pocos se atreven a saber disfrutar de los placeres que nosotros brindamos - chocó suavemente su copa con la de él y dió un suave trago. Aquello no lo decía por seguirle la corriente o estar algo encendido, no, lo decía porque era algo que realmente creía. Porque era algo que nunca -o casi nunca- podía decir en voz alta. Porque era algo que no estaba permitido en esa "mierda" de sociedad, llamado vulgarmente así por Adam.
Soltó un pequeño suspiro, dejando la copa sobre la mesa sin quitar la mano que la sujetaba y manteniendo los ojos fijos en ella - Me pregunto si algún día, alguien será lo suficientemente inteligente como para ver todas las fallas que están comentiendo los de ahí arriba - esto fue un pensamiento en voz alta. Un murmuro que no iba dirigido a nadie más que a si mismo o si su compañero estaba lo suficientemente atento como para escucharle.
Volteó unos centímetros su rostro para mirarle - ¿Tú que opinas? - ladeó algo la cabeza y miró de nuevo los penetrantes ojos azules del muchacho, perdiendose en ellos mientras esperaba escuchar su opinión.
¿Sería muy diferente a la suya?
Una pequeña sonrisa se le escapó de su propio pensamiento. Le pasaba a menudo y en ese momento puede que no importara mucho, estaba con un amigo hablando de algo no demasiado importante, pero cuando aquello le ocurría en medio de una conversación de un cierto nivel ¿Os imaginais que cara ponían sus acompañantes? obviamente tenía que acabar tosiendo o haciendo alguna carantoña parecida para que no le descubrieran.
En esa ocasión, concretando, añadiriamos el alcohol que corrían ese momento por sus venas. Cabe decir que no era mucho pero lo suficiente para empezar a achisparlo, volviendole más alegre de lo que ya de por sí era. Realmente no lo necesitaba - Me has calado a la primera ¡tienes razón! Soy Inglés - rió y alzó la copa correspondiendo al brindis que él le habia propuesto - Oh sí, brindemos porque en esta "estupenda" sociedad solo unos pocos se atreven a saber disfrutar de los placeres que nosotros brindamos - chocó suavemente su copa con la de él y dió un suave trago. Aquello no lo decía por seguirle la corriente o estar algo encendido, no, lo decía porque era algo que realmente creía. Porque era algo que nunca -o casi nunca- podía decir en voz alta. Porque era algo que no estaba permitido en esa "mierda" de sociedad, llamado vulgarmente así por Adam.
Soltó un pequeño suspiro, dejando la copa sobre la mesa sin quitar la mano que la sujetaba y manteniendo los ojos fijos en ella - Me pregunto si algún día, alguien será lo suficientemente inteligente como para ver todas las fallas que están comentiendo los de ahí arriba - esto fue un pensamiento en voz alta. Un murmuro que no iba dirigido a nadie más que a si mismo o si su compañero estaba lo suficientemente atento como para escucharle.
Volteó unos centímetros su rostro para mirarle - ¿Tú que opinas? - ladeó algo la cabeza y miró de nuevo los penetrantes ojos azules del muchacho, perdiendose en ellos mientras esperaba escuchar su opinión.
¿Sería muy diferente a la suya?
Jean-Luc Tessier- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Me resulto curioso que yo desplegara una ironia sobre la religion en aquel brindis y el se centrara en la sociedad y en los que la gobiernan. Desde luego ahi se dejaba bien en claro lo inconformistas que podiamos llegar a ser, cada uno en su campo por supuesto. El sonido de las copas chocando conllevo por mi parte al vaciamiento de la misma en mi garganta. Un estremecimiento corrio columna abajo. Por el momento abandone la copa y me centre en Adam y en su corrosiva opinion, aunque si he de ser sincero, me centre mucho mas en el joven y en como sus labios se movian suavemente en el momento de expulsar cada palabra. Un suspiro me sacó de mi ensoñacion.
-Bien... Opino que vos soys ese ser suficientemente inteligente que ve las fallas que cometen los de arriba. ¿Por experiencia propia? No lo se. ¿Solo un observador mas de lo que ocurre alrededor? Quizas.- hice una pausa para aclarar mi garganta en un carraspeo -Yo tambien podria serlo, pero no deseo echarme muchas flores.- y solte una pequeña sonrisa tan musical como encantadora -Pero seamos sinceros, nadie escuchara a alguien como nosotros, y mucho menos ellos que viven de las apariencias.- evidencie con una mueca fugaz de resignación.
Italia era como Francia. La misma mierda en un pais diferente. Los pobres son pobres, los ricos cada vez mas ricos. Y por doquier encontraras niños abandonados, repudiados, quizas hijos de nobles de alta cuna como en mi propio caso, quizas tan solo pobres diablos que tuvieron la mala suerte de nacer en esta epoca y en este lugar.
Desvie la mirada fijandola en ningun lugar en concreto, perdida entre las botellas de las lejas, pensando y a la vez cavilando.
-No sabria decirte...mi opinion respecto a toda la sociedad, incluyendo politica y religion, podria ser tan ofensiva que si alguien me oyera me condenaria por perjurio a la corona...y sin embargo- volví a mirarle con fijeza y un extraño brillo perpetuo mi mirar -Quiero formar parte de ellos. Quisiera cubrir mis ojos con un velo que me impida ver mas alla de mis narices. Debe ser agradable vivir con ese grado de inconsciencia, y cuando ya casi lo conoces todo, creeme debe agradar. ¿Me comprende? ¿O ya no le caigo tan bien?- una sonrisa para aligerar la tension que me invadia ahora. Debia controlarme, desvanecer esas imagenes y recuerdos que alebrestaban mi ira. ¿Por que tanta intensidad de pronto con este chico que apenas conocia? Sociedad, religion y la intensidad del vino, no eran temas compatibles. No, no tenia necesidad de lamentarme sobre hechos pasados. Lleve las manos a mi cabeza y aprete las sienes con mis dedos al tiempo que cerraba los ojos.
-Por que... ¿Por que trabaja en el burdel?- dije de pronto abriendo los ojos. El pasado del prostituto era muy suculento y yo solo expresaba una espontanea curiosidad. El bien podia declinar la pregunta, negarse a responderla y no me ofenderia por ello.
-Bien... Opino que vos soys ese ser suficientemente inteligente que ve las fallas que cometen los de arriba. ¿Por experiencia propia? No lo se. ¿Solo un observador mas de lo que ocurre alrededor? Quizas.- hice una pausa para aclarar mi garganta en un carraspeo -Yo tambien podria serlo, pero no deseo echarme muchas flores.- y solte una pequeña sonrisa tan musical como encantadora -Pero seamos sinceros, nadie escuchara a alguien como nosotros, y mucho menos ellos que viven de las apariencias.- evidencie con una mueca fugaz de resignación.
Italia era como Francia. La misma mierda en un pais diferente. Los pobres son pobres, los ricos cada vez mas ricos. Y por doquier encontraras niños abandonados, repudiados, quizas hijos de nobles de alta cuna como en mi propio caso, quizas tan solo pobres diablos que tuvieron la mala suerte de nacer en esta epoca y en este lugar.
Desvie la mirada fijandola en ningun lugar en concreto, perdida entre las botellas de las lejas, pensando y a la vez cavilando.
-No sabria decirte...mi opinion respecto a toda la sociedad, incluyendo politica y religion, podria ser tan ofensiva que si alguien me oyera me condenaria por perjurio a la corona...y sin embargo- volví a mirarle con fijeza y un extraño brillo perpetuo mi mirar -Quiero formar parte de ellos. Quisiera cubrir mis ojos con un velo que me impida ver mas alla de mis narices. Debe ser agradable vivir con ese grado de inconsciencia, y cuando ya casi lo conoces todo, creeme debe agradar. ¿Me comprende? ¿O ya no le caigo tan bien?- una sonrisa para aligerar la tension que me invadia ahora. Debia controlarme, desvanecer esas imagenes y recuerdos que alebrestaban mi ira. ¿Por que tanta intensidad de pronto con este chico que apenas conocia? Sociedad, religion y la intensidad del vino, no eran temas compatibles. No, no tenia necesidad de lamentarme sobre hechos pasados. Lleve las manos a mi cabeza y aprete las sienes con mis dedos al tiempo que cerraba los ojos.
-Por que... ¿Por que trabaja en el burdel?- dije de pronto abriendo los ojos. El pasado del prostituto era muy suculento y yo solo expresaba una espontanea curiosidad. El bien podia declinar la pregunta, negarse a responderla y no me ofenderia por ello.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
El chico se parecía mucho a Adam. Su modo de hablar era diferente pues él cuando estaba entre amigos no utilizaba ese tipo de formalidades ni se le ocurría hablar de usted a no ser que representara alguna situación a modo de broma, simplemente no se le daba y sin embargo al muchacho que tenía delante al parecer sin ser de alta cuna tenía unos perfectos modales con todo el mundo. Era realmente increible escucharle hablar, aunque Adam volvía a dejarse llevar por sus ojos. Esos ojos parecía que en él producían el mismo efecto que los senos de las mujeres en los hombres; por suerte a él no se le notaba dado que mirar a los ojos era lo más normal cuando alguien te hablaba.
Miró de nuevo la copa que tenía entre las manos ante sus nuevas palabras. Aquella no era su única diferencia; no. También los diferenciaban sus procedencias o mejor dicho la jerarquía de la sociedad. Por lo que le había afirmado no tenía ni idea de lo que era ser uno de los de arriba, puede que él tampoco tuviese una idea completa pues comparado con los más alto solo era un peón en la escala de abajo, pero aún así estaba lo suficientemente cerca como para imaginarselo.
Sonrió levemente dando un trago, suspirando y luego volviendo a mirarle ante la pregunta. Curiosa pregunta que le habían echo muchos y lo más curioso de todo era que la única que no le había preguntado tal cosa era la madame del burdel. Se notaba que a esa mujer solo le importaban los negocios, los buenos necios. Y mientras se llevaran a cabo el cómo, dónde o porqué no tenían ninguna importancia. - Pues por placer amigo, por placer - dió otro trago acabandose con el licor del vaso y ahora volteando su cabeza hacia su compañero - El puro placer de sentir otro cuerpo junto al tuyo, sudando..la pasión, la lujuria.. - murmuró con una suave sonrisa apareciendo en su rostro - Por eso me gusta tan poco la penosa sociedad en la que vivimos, porque si le digo esto a alguna de las personas con las que suelo rodearme te aseguro que me tachan de enviado del diablo - soltó una carcajada ante esa idea que aunque no era demasiado agradable en el fondo si le parecía divertido que le pudiesen comparar con algún tipo de demonio. - Y para sacarme unos cuartos, claro - aclaró intentando que sus palabras no le hicieran sospechar, sería extraño únicamente meterse por eso y no por el dinero. Sin embargo a veces su boca decía más cosas de la cuenta.
Se inclinó un tanto hacia él apoyando una mano en su hombro de manera que la distancia entre ellos se acortara. - En cuanto a lo de ser uno de los de arriba, te aseguro que no te gustaría - murmuró en una voz ya no tan alta y solo dejando un ápice de lo que una amplia sonrisa había sido antes - Disfruta de tu vida normal y corriente, sin ajetreo o compromisos, sin formalidades, sin estupideces o ñoñerías - esta vez lo susurró un poco más bajo mientras sus ojos miraba fijamente los orbes azules del muchacho. Le intentaba decir algo más en ausencia de palabras, a veces, con una mirada bastaba ¿o no?
Tras unos segundos más acabó por separarse para volver a su sitio, estirando su cuerpo y alzando sus brazos hacia arriba junto a un bostezo - Pero ¿qué te puedo decir yo? solo soy un simple y joven muchachito de estos barrios - le miró de reojo y sonrió de lado, pasandose las manos por el rostro para despejarse un poco del propio alcohol que se le había subido.
Se notaba ligeramente acalorado y un tanto sonrojado, posiblemente le habría echo más efecto del que pensaba.
Miró de nuevo la copa que tenía entre las manos ante sus nuevas palabras. Aquella no era su única diferencia; no. También los diferenciaban sus procedencias o mejor dicho la jerarquía de la sociedad. Por lo que le había afirmado no tenía ni idea de lo que era ser uno de los de arriba, puede que él tampoco tuviese una idea completa pues comparado con los más alto solo era un peón en la escala de abajo, pero aún así estaba lo suficientemente cerca como para imaginarselo.
Sonrió levemente dando un trago, suspirando y luego volviendo a mirarle ante la pregunta. Curiosa pregunta que le habían echo muchos y lo más curioso de todo era que la única que no le había preguntado tal cosa era la madame del burdel. Se notaba que a esa mujer solo le importaban los negocios, los buenos necios. Y mientras se llevaran a cabo el cómo, dónde o porqué no tenían ninguna importancia. - Pues por placer amigo, por placer - dió otro trago acabandose con el licor del vaso y ahora volteando su cabeza hacia su compañero - El puro placer de sentir otro cuerpo junto al tuyo, sudando..la pasión, la lujuria.. - murmuró con una suave sonrisa apareciendo en su rostro - Por eso me gusta tan poco la penosa sociedad en la que vivimos, porque si le digo esto a alguna de las personas con las que suelo rodearme te aseguro que me tachan de enviado del diablo - soltó una carcajada ante esa idea que aunque no era demasiado agradable en el fondo si le parecía divertido que le pudiesen comparar con algún tipo de demonio. - Y para sacarme unos cuartos, claro - aclaró intentando que sus palabras no le hicieran sospechar, sería extraño únicamente meterse por eso y no por el dinero. Sin embargo a veces su boca decía más cosas de la cuenta.
Se inclinó un tanto hacia él apoyando una mano en su hombro de manera que la distancia entre ellos se acortara. - En cuanto a lo de ser uno de los de arriba, te aseguro que no te gustaría - murmuró en una voz ya no tan alta y solo dejando un ápice de lo que una amplia sonrisa había sido antes - Disfruta de tu vida normal y corriente, sin ajetreo o compromisos, sin formalidades, sin estupideces o ñoñerías - esta vez lo susurró un poco más bajo mientras sus ojos miraba fijamente los orbes azules del muchacho. Le intentaba decir algo más en ausencia de palabras, a veces, con una mirada bastaba ¿o no?
Tras unos segundos más acabó por separarse para volver a su sitio, estirando su cuerpo y alzando sus brazos hacia arriba junto a un bostezo - Pero ¿qué te puedo decir yo? solo soy un simple y joven muchachito de estos barrios - le miró de reojo y sonrió de lado, pasandose las manos por el rostro para despejarse un poco del propio alcohol que se le había subido.
Se notaba ligeramente acalorado y un tanto sonrojado, posiblemente le habría echo más efecto del que pensaba.
Jean-Luc Tessier- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
En verdad su respuesta me decepcionó por ser practicamente lo mismo que yo responderia en caso contrario. Sin duda esperaba algun tipo de detalle escabroso o pura rebeldia, quien sabe, algo como "Me escape de mi casa y en contraposicion a todo lo que me habian enseñado me meti en un burdel contra todo pronostico; mi padre abuso de mi; me da morbo hacerlo con desconocidos..." pero la respuesta fue tan simple y concisa....demasiado simple, sospechaba que habian unos motivos mas intrinsecos asi como el tambien los tenia. Por el momento se quedo con el dinero y la lujuria, como razon principal, tampoco eran intimos como para ir mas allá.
-Los que censuran los actos carnales estan mas podridos que el mismo diablo- susurre medio ausente, como algo ajeno a mi, un comentario desapercibido por la forma poco audible con la cual lo dijo. Pero la realidad me golpeo a modo de aroma, el que despedia sutilmente mi acompañante. Un rayo de luz, fugaz y radiante. Un acorde vibrante, especiado y amaderado con acentos frescos, vivos y sensuales. ¿Preste atencion a sus palabras? Francamente la primera parte me la perdi, demasiado ocupado para luchar contra los deseos de arrimar mis labios a su piel... mas luego logré coger el hilo. Eran advertencias y eso desenlazó que brotara de mi garganta una carcajada espontanea.
-Ser normal es aburrido. Tengo esa sensacion, lo confieso. Desde que nací he sentido que podria desarrollar mis capacidades mucho mas allá, podria ser alguien en esta sociedad repleta de rostros anonimos y brillar como en su dia lo hice el rey Sol...Y...no deseo ofenderle ni que me malinterprete, pero me he percatado de que usted no pertenece a este tipo de ambiente. Habla pestes de la sociedad, su pasion es tal que debe conocer muy bien el ambiente que critica.- y tras terminar mi soliloquió enmudecí brevemente, tan solo manteniendo el contacto visual.
-Sus mejillas han adoptado una preciosa tonalidad borgoña. ¿Se siente acalorado?.- ladee un poco el rostro hacia la izquierda -Le propongo lo siguiente, aunque posee un amplio abanico de ocpiones por supuesto. Una de estas es que venga conmigo y me acompañe junto con esta botella de vino a deambular por las iluminadas calles de Paris.- mis labios se curvaron en una sonrisa franca y seductora y tras dirigir mi mano hacia la botella medio llena, me hice dueño de la misma al pegarla a mi costado. -Francamente, me encantaria seguir con esta charla, compartir impresiones y cualquier cosa que la noche contemple...pero si por el contrario desea regresar...- me acerqué al joven con la intencion de poner mi mano libre sobre su hombro, claro que en este caso yo no iba a dedicarle advertencias..iria un poco mas allá. Mis labios rozaron el pabellon de su oreja y mi aliento sosegado impregno esta -Un verdadero placer haberte conocido monsieur.- tras las escuetas y aterciopeladas palabras en donde ya lo tache de conocido, por lo que no emplee formalidades, giré mi rostro infimamente para depositar un beso sutil en su aterciopelada mejilla.
Y el vino no tenia mucho que ver en esto. Adam es un hombre hermoso y como amante de la belleza, ¿Quien soy yo para negar tal hecho? Pero ni yo era su cliente, ni el era el mio. Libertad de decisiones aunque desde luego ya habia dejado en claro mi postura. Fue momento de alejarse tras percibir de nuevo el vibrante aroma y tras una pequeña reverencia gire sobre mis talones para dirigirme a la salida del local. En verdad no veia la hora en que el viento me diera en la cara.
-Los que censuran los actos carnales estan mas podridos que el mismo diablo- susurre medio ausente, como algo ajeno a mi, un comentario desapercibido por la forma poco audible con la cual lo dijo. Pero la realidad me golpeo a modo de aroma, el que despedia sutilmente mi acompañante. Un rayo de luz, fugaz y radiante. Un acorde vibrante, especiado y amaderado con acentos frescos, vivos y sensuales. ¿Preste atencion a sus palabras? Francamente la primera parte me la perdi, demasiado ocupado para luchar contra los deseos de arrimar mis labios a su piel... mas luego logré coger el hilo. Eran advertencias y eso desenlazó que brotara de mi garganta una carcajada espontanea.
-Ser normal es aburrido. Tengo esa sensacion, lo confieso. Desde que nací he sentido que podria desarrollar mis capacidades mucho mas allá, podria ser alguien en esta sociedad repleta de rostros anonimos y brillar como en su dia lo hice el rey Sol...Y...no deseo ofenderle ni que me malinterprete, pero me he percatado de que usted no pertenece a este tipo de ambiente. Habla pestes de la sociedad, su pasion es tal que debe conocer muy bien el ambiente que critica.- y tras terminar mi soliloquió enmudecí brevemente, tan solo manteniendo el contacto visual.
-Sus mejillas han adoptado una preciosa tonalidad borgoña. ¿Se siente acalorado?.- ladee un poco el rostro hacia la izquierda -Le propongo lo siguiente, aunque posee un amplio abanico de ocpiones por supuesto. Una de estas es que venga conmigo y me acompañe junto con esta botella de vino a deambular por las iluminadas calles de Paris.- mis labios se curvaron en una sonrisa franca y seductora y tras dirigir mi mano hacia la botella medio llena, me hice dueño de la misma al pegarla a mi costado. -Francamente, me encantaria seguir con esta charla, compartir impresiones y cualquier cosa que la noche contemple...pero si por el contrario desea regresar...- me acerqué al joven con la intencion de poner mi mano libre sobre su hombro, claro que en este caso yo no iba a dedicarle advertencias..iria un poco mas allá. Mis labios rozaron el pabellon de su oreja y mi aliento sosegado impregno esta -Un verdadero placer haberte conocido monsieur.- tras las escuetas y aterciopeladas palabras en donde ya lo tache de conocido, por lo que no emplee formalidades, giré mi rostro infimamente para depositar un beso sutil en su aterciopelada mejilla.
Y el vino no tenia mucho que ver en esto. Adam es un hombre hermoso y como amante de la belleza, ¿Quien soy yo para negar tal hecho? Pero ni yo era su cliente, ni el era el mio. Libertad de decisiones aunque desde luego ya habia dejado en claro mi postura. Fue momento de alejarse tras percibir de nuevo el vibrante aroma y tras una pequeña reverencia gire sobre mis talones para dirigirme a la salida del local. En verdad no veia la hora en que el viento me diera en la cara.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Estaba claro que sus palabras no habían colado, el "consejo" o el intento que había echo de serlo precisamente era lo que le había delatado. Le había delatado pues alguien de ese tipo de barrios no tendría tal idea sobre la sociedad alta, todo lo contrario, pensaría en lo bien que se debía vivir rodeado de riquezas, de posesiones y pertenencias sin supuestamente -tal y como ellos lo veían- hacer nada más a parte de vivir la vida. En cierto modo era así y él lo reconocía pero también reconocía que no todo eran ventajas, no para aquellos que no tenían la suerte de nacer en una familia como la suya. Y aún así a él a veces se imaginaba ser un simple muchacho que tras ir al burdel volvía a una humilde casa, con una familia normal y corriente sin la necesidad de que aparentara frente a todos ser en parte alguien que no era.
Soltó un suspiro algo agobiado, de repente esos pensamientos le habían abrumado junto al calor que empezaba a sentir por todo el cuerpo debido al licor que acababa de tomar. Y eso no fue lo único que le acaloró en aquel momento. Al darse cuenta de que el muchacho se le acercaba cada vez más salió enseguida de sus pensamientos, notando el escalofrío que le recorrió el cuerpo cuando sintió el aliento del contrario sobre su oido, una parte tan sensible para él.
Parpadeó algo atónito ¿Se le había insinuado? El suave beso que depositó en su mejilla junto a esas palabras fuera de formalidades le parecieron una total indirecta. Una indirecta dentro de un aspecto bastante formal sin duda pero al fin y al cabo una indirecta, posiblemente, a su manera. Se acarició con un par de dedos el lugar besado y a la vez volteó el rostro para mirarle la espalda. Él caminaba hacía la puerta ¿Y le dejaba allí sin más? Oh no, aquello no había terminado. Él también era capaz de insinuarse.
Sonrió y fue cosa de segundos que se bajara de la silla. Un par de pasos fueron suficientes hasta alcanzar la espalda contraria, poniendo una mano sobre su hombro y pasando así hacia delante, cortandole el paso con su propio cuerpo - Hasta para esto eres demasiado formal.. - susurró junto a una sonrisa mientras le miraba a esos azulados orbes, justo antes de pasar una mano suavemente por su nuca y acercar así ambos rostros, haciendo que los labios se juntaran de igual manera en un beso. Vale, aquello no había sido para nada una insinuación si no una indirecta muy directa, dejaría las insinuaciones para otro momento.
El beso no duró más de cinco segundos, los cuales Adam aprovechó hasta el máximo, llegando a introducir su lengua en la cavidad contraria. Esto solo era una pequeña demostración de que él no se andaba por las ramas y cuando se le antojaba algo simplemente lo conseguía. Una advertencia de que si aquello no le agradaba simplement se fuera por su camino. Y tras separarse se relamió, cual gato - Te espero fuera entonces - rió suavemente deslizando la mano en su nuca hasta su pecho para después caminar hacia la salida.
Las miradas de los que en ese momento estaban a su alrededor se le hicieron presentes más él únicamente se llevó una mano hacia el flequillo y se lo revolvió un tanto, dejando que al salir el aire frio contrastara con lo caliente que se le había puesto el cuerpo tras ese breve encuentro que acababa de tener. Ya solo le faltaba por ver si él aceptaba o bien todo habían sido simples imaginaciones suyas.
Soltó un suspiro algo agobiado, de repente esos pensamientos le habían abrumado junto al calor que empezaba a sentir por todo el cuerpo debido al licor que acababa de tomar. Y eso no fue lo único que le acaloró en aquel momento. Al darse cuenta de que el muchacho se le acercaba cada vez más salió enseguida de sus pensamientos, notando el escalofrío que le recorrió el cuerpo cuando sintió el aliento del contrario sobre su oido, una parte tan sensible para él.
Parpadeó algo atónito ¿Se le había insinuado? El suave beso que depositó en su mejilla junto a esas palabras fuera de formalidades le parecieron una total indirecta. Una indirecta dentro de un aspecto bastante formal sin duda pero al fin y al cabo una indirecta, posiblemente, a su manera. Se acarició con un par de dedos el lugar besado y a la vez volteó el rostro para mirarle la espalda. Él caminaba hacía la puerta ¿Y le dejaba allí sin más? Oh no, aquello no había terminado. Él también era capaz de insinuarse.
Sonrió y fue cosa de segundos que se bajara de la silla. Un par de pasos fueron suficientes hasta alcanzar la espalda contraria, poniendo una mano sobre su hombro y pasando así hacia delante, cortandole el paso con su propio cuerpo - Hasta para esto eres demasiado formal.. - susurró junto a una sonrisa mientras le miraba a esos azulados orbes, justo antes de pasar una mano suavemente por su nuca y acercar así ambos rostros, haciendo que los labios se juntaran de igual manera en un beso. Vale, aquello no había sido para nada una insinuación si no una indirecta muy directa, dejaría las insinuaciones para otro momento.
El beso no duró más de cinco segundos, los cuales Adam aprovechó hasta el máximo, llegando a introducir su lengua en la cavidad contraria. Esto solo era una pequeña demostración de que él no se andaba por las ramas y cuando se le antojaba algo simplemente lo conseguía. Una advertencia de que si aquello no le agradaba simplement se fuera por su camino. Y tras separarse se relamió, cual gato - Te espero fuera entonces - rió suavemente deslizando la mano en su nuca hasta su pecho para después caminar hacia la salida.
Las miradas de los que en ese momento estaban a su alrededor se le hicieron presentes más él únicamente se llevó una mano hacia el flequillo y se lo revolvió un tanto, dejando que al salir el aire frio contrastara con lo caliente que se le había puesto el cuerpo tras ese breve encuentro que acababa de tener. Ya solo le faltaba por ver si él aceptaba o bien todo habían sido simples imaginaciones suyas.
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Tuve la tentacion de voltear mi rostro para buscar una vez mas su mirada, pero mi orgullo fue mas fuerte y mis pasos mas seguros conforme se acercaban a la puerta. En el momento de sentir su mano en mi hombro una suave sonrisa se desperto en mi rostro. Con la ceja derecha alzada observe en silencio al chico que al parecer tenia algo que decirme. Me parecio un acto totalmente provocador a la par que encantador que declarase sus intenciones frente a miradas curiosas. Y en cuanto al beso, segui sus labios con presteza y accedí a que su lengua tanteara el interior de mi boca para encontrarse con la mia. Mas el jugueteo fue excaso, no por ello menos intenso y deseable. Me arrebató el aliento al no tener la costumbre de recibir tales muestras pasionales por parte de otro, siendo yo el que tendia a iniciar el juego. Y por el momento me quede sin palabras. Adam como gacela que se pavonea ante un leon fiero y hambriento salé por la puerta del local... mi mirada cobró el brillo de un depredador y sin pensarlo seguí sus pasos.
La brisa de la noche despejo mi mente candente, pero la vision de su rostro y cuerpo volvió a prender la mecha. Se encontraba a un lado de la puerta.
-Bonita demostracion, ¿Son tus labios tu mejor baza?- pregunté ladino acercandome por su costado derecho -No hay mejor recipiente para beber vino que unos labios tan sensuales como los tuyos.- y tras decir aquello acerque la botella de vino a mi boca para tomar un largo trago. Acto seguido acorrale practicamente a Adam, apoyando la mano en la pared a un costado de su cabeza, acercando mi cuerpo al suyo. Mis labios apenas rozaron los suyos, estaba humedos, dulces del vino y finalmente atrape su inferior, ahondando en su boca para encontrarme con su lengua. Dos rojas lenguas de fuego que, a un mismo tronco enlazadas, se aproximan, y al besarse forman una sola llama, como escribió en su tiempo el poeta. Mi mano libre acaricio su mejilla y se deslizo descendientemente por su cuello anclandose en su nuca.
Me aleje sin brusquedad de su boca pero no de su rostro. Bese su menton, mordiqueando suavemente su quijada hasta que enfoque mis orbes celestes en su mirar centrandome nuevamente en lo que queria decir o hacer.
-Delicioso... pero ven conmigo, sigueme...- y atrape su mano, jale su cuerpo y le incite a seguirme -La noche esconde muchos secretos interesantes que me gustaria compartir contigo.- en verdad habia olvidado mi galanteria, el ya se habia convertido en lo mas parecido a un amigo, a uno que deseaba probar en mas de un sentido.
Siendo un hombre de recursos estaba al tanto de algunos eventos importantes y exclusivos de la ciudad y ya que mi acompañante tenia una dura opinion en lo referente a la sociedad de las altas esferas, le daria la oportunidad de mofarse plenamente de ellas.
-Una celebre dama de alta cuna celebra un baile de mascaras cerca del Cirque du Flambe.- detuve el paso y ladee mi cuerpo hacia el mostrando una sonrisa perspicaz -Nadie nos negara la entrada y creo que podemos fingir ser nobles...pero lo interesante del evento es el hermoso y misterioso laberinto que hay dentro como principal reclamo. ¿Te atreves Adam?-lance mi cuestion sonriendole, esperando su respuesta, ya fuera negativa o positiva. Aunque quizas mi estimado tuviera algo mejor en su mente.
La brisa de la noche despejo mi mente candente, pero la vision de su rostro y cuerpo volvió a prender la mecha. Se encontraba a un lado de la puerta.
-Bonita demostracion, ¿Son tus labios tu mejor baza?- pregunté ladino acercandome por su costado derecho -No hay mejor recipiente para beber vino que unos labios tan sensuales como los tuyos.- y tras decir aquello acerque la botella de vino a mi boca para tomar un largo trago. Acto seguido acorrale practicamente a Adam, apoyando la mano en la pared a un costado de su cabeza, acercando mi cuerpo al suyo. Mis labios apenas rozaron los suyos, estaba humedos, dulces del vino y finalmente atrape su inferior, ahondando en su boca para encontrarme con su lengua. Dos rojas lenguas de fuego que, a un mismo tronco enlazadas, se aproximan, y al besarse forman una sola llama, como escribió en su tiempo el poeta. Mi mano libre acaricio su mejilla y se deslizo descendientemente por su cuello anclandose en su nuca.
Me aleje sin brusquedad de su boca pero no de su rostro. Bese su menton, mordiqueando suavemente su quijada hasta que enfoque mis orbes celestes en su mirar centrandome nuevamente en lo que queria decir o hacer.
-Delicioso... pero ven conmigo, sigueme...- y atrape su mano, jale su cuerpo y le incite a seguirme -La noche esconde muchos secretos interesantes que me gustaria compartir contigo.- en verdad habia olvidado mi galanteria, el ya se habia convertido en lo mas parecido a un amigo, a uno que deseaba probar en mas de un sentido.
Siendo un hombre de recursos estaba al tanto de algunos eventos importantes y exclusivos de la ciudad y ya que mi acompañante tenia una dura opinion en lo referente a la sociedad de las altas esferas, le daria la oportunidad de mofarse plenamente de ellas.
-Una celebre dama de alta cuna celebra un baile de mascaras cerca del Cirque du Flambe.- detuve el paso y ladee mi cuerpo hacia el mostrando una sonrisa perspicaz -Nadie nos negara la entrada y creo que podemos fingir ser nobles...pero lo interesante del evento es el hermoso y misterioso laberinto que hay dentro como principal reclamo. ¿Te atreves Adam?-lance mi cuestion sonriendole, esperando su respuesta, ya fuera negativa o positiva. Aunque quizas mi estimado tuviera algo mejor en su mente.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Ser besado por él era aún mejor que hacerlo por si mismo, eso fue lo que pensó Adam cuando tras su breve demostración le había devuelto la excitación sufrida anteriormente al cuerpo. Sí, volvía a estar dolorosamente caliente y esque el beso que su amigo le había concedido fue demasiado sensual como para resistirse. Él aprovecho para acariciar con una mano el cabello ajeno mientras el otro se hacía su dueño, claro que, le sabió a poco. Quería más de esos labios; de esas caricias. Y todavía quedaba una entera noche para disfrutar de ello, no esperaba dejarle escapar con facilidad aun si de mañana se hiciera. Tendría que haber descubierto para entonces todos los secretos que el cuerpo del otro albergara o de lo contrario no pensaba dejarlo marchar. No hasta que se cansara de tenerle a su lado. Por el momento iba a ser paciente, se dejaría guiar por el en la ciudad hacia lo que tuviese pensado.
Apretó su mano con suavidad y sin dudarlo le siguió el paso allá donde fuese que le llevara. Para su sorpresa los planes de su acompañante eran del todo conocidos para Adam. Oh si, y tanto que los conocía. De repente una extraña sensación le invadió ¿miedo? ¡nada más lejos! Empezó a reirse a carcajadas, dejando que sus pasos fueran arrastrados por los de su compañero. Una de sus manos acarició y tapó sus ojos; definitivamente aquello no podía ser simple casualidad. Y algo muy divertido se le estaba pasando por la mente, sumamente "divertido" claro que, para él divertirse suponía hacer cosas no aptas para menores. En ese momento no era una excepción.
- Mi querido amigo.. - susurró y de un tirón frenó el cuerpo de su amigo, parandose ambos en mitad de la calle. Tiró suavemente del cuerpo ajeno hacia el suyo, provocando que ambos volvieran a estar tan pegados como anteriormente. Lo miró a los ojos, primeramente, recorriendo luego con ellos todo el rostro, analizandole de manera bastante descarada y haciendolo a proposito para que él se diera cuenta, claro - Tú idea me parece fascinante, sin embargo.. - su rostro pasó de tener una sonrisa interesante a una pícara, no había mucha diferencia, tal vez, en la mirada se le notaba un brillo diferente. Un brillo que delataba la lujuria que empezaba a desatarse en su interior con lo que tenía en mente - Dime..¿de verdad quieres convertirte en un noble solo por una noche? - susurró alzando de nuevo la mirada hacia los penetrantes ojos que tenía; perdiendose una vez mas. Aquella noche se perdería en ellos infinitas veces.
La mano que no sujetaba la ajena se posó en el pecho de el muchacho, tirando suavemente de la camisa y pegando aún más sus cuerpos - Si de verdad lo deseas por una noche puedes ser mi cenicienta y yo tu principe - la sonrisa se acentuó conteniendo una carcajada ante la pequeña broma que le había echo. La verdad consideraba a Vittorio nada más lejos que una cenicienta, desdeluego, eso no lo sería nunca - ¿Qué me dices, te atreves tú? - alzó una ceja interesante y pasandose la punta de la lengua por sus labios de manera algo provocadora; acabando por morderselo al final del trayecto.
Tenía algo en mente sí y, aunque él pudiera descubrir su secreto, no dudaba en que por esa noche que pasarían valdría la pena.
Apretó su mano con suavidad y sin dudarlo le siguió el paso allá donde fuese que le llevara. Para su sorpresa los planes de su acompañante eran del todo conocidos para Adam. Oh si, y tanto que los conocía. De repente una extraña sensación le invadió ¿miedo? ¡nada más lejos! Empezó a reirse a carcajadas, dejando que sus pasos fueran arrastrados por los de su compañero. Una de sus manos acarició y tapó sus ojos; definitivamente aquello no podía ser simple casualidad. Y algo muy divertido se le estaba pasando por la mente, sumamente "divertido" claro que, para él divertirse suponía hacer cosas no aptas para menores. En ese momento no era una excepción.
- Mi querido amigo.. - susurró y de un tirón frenó el cuerpo de su amigo, parandose ambos en mitad de la calle. Tiró suavemente del cuerpo ajeno hacia el suyo, provocando que ambos volvieran a estar tan pegados como anteriormente. Lo miró a los ojos, primeramente, recorriendo luego con ellos todo el rostro, analizandole de manera bastante descarada y haciendolo a proposito para que él se diera cuenta, claro - Tú idea me parece fascinante, sin embargo.. - su rostro pasó de tener una sonrisa interesante a una pícara, no había mucha diferencia, tal vez, en la mirada se le notaba un brillo diferente. Un brillo que delataba la lujuria que empezaba a desatarse en su interior con lo que tenía en mente - Dime..¿de verdad quieres convertirte en un noble solo por una noche? - susurró alzando de nuevo la mirada hacia los penetrantes ojos que tenía; perdiendose una vez mas. Aquella noche se perdería en ellos infinitas veces.
La mano que no sujetaba la ajena se posó en el pecho de el muchacho, tirando suavemente de la camisa y pegando aún más sus cuerpos - Si de verdad lo deseas por una noche puedes ser mi cenicienta y yo tu principe - la sonrisa se acentuó conteniendo una carcajada ante la pequeña broma que le había echo. La verdad consideraba a Vittorio nada más lejos que una cenicienta, desdeluego, eso no lo sería nunca - ¿Qué me dices, te atreves tú? - alzó una ceja interesante y pasandose la punta de la lengua por sus labios de manera algo provocadora; acabando por morderselo al final del trayecto.
Tenía algo en mente sí y, aunque él pudiera descubrir su secreto, no dudaba en que por esa noche que pasarían valdría la pena.
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Francamente sorprendido me vi al escuchar sus innumerables carcajadas. ¿Alguna de mis palabras o tretas habían desencadenado una reacción divertida en su mente? Asi debió ser, por que por el momento no comprendía el motivo. Como fuera, tenía una risa bonita y comencé a pensar que no había nada feo en el lo cual me resultaba hilarante y me instaba a buscar algo negativo por pura curiosidad. Empecé a preguntarme si llegaríamos a la fiesta ya que con cada cercanía las probabilidades de que me lo llevase a algún punto oscuro de la calle y lo disfrutase sin temor a las represalias, aumentaban vertiginosamente. Escrute su rostro fieramente mientras el escrutaba el mío de la misma manera y su aliento bañaba mis labios, el dulce vino seguía adornando vigente en el.
-Jugar en las altas esferas mediante engaños es mi hobbie favorito.- confesé afirmándole al tiempo que mostraba una sonrisa ladina.
-Oh…mi mayor deseo hecho realidad.- susurre en un tono sorpresivo aunque repleto de cinismo, divertido ante su peculiar idea –Siempre quise ir al baile con un príncipe de sangre azul como vos.- y mis labios se ensancharon denotando una amplia sonrisa que fue muriendo conforme se vieron peligrosamente cerca de la otra boca. Si el atrapaba mi inferior yo acariciaba su superior permitiéndome cerrar los ojos para darle protagonismo al sentido del gusto. No fue casualidad que mi diestra se afianzase en su cintura y lo atrajera posesivo al encuentro entre ambos cuerpos entre los cuales poca separación había.
-Vamos príncipe…o esta inocente cenicienta te acabara devorando aquí y ahora.- susurre latente mordiendo mi labio inferior para retenerlo en pos de que no fuera en busca del contrario. Alborote mis cabellos con la ayuda de mi mano izquierda en busca de algo de claridad y cuando me quise dar cuenta la botella ya no andaba conmigo. Debi haberla dejado en algún trayecto del camino, no era de extrañar puesto que no le prestaba atención a la bebida, toda ella estaba volcada en Adam.
-Tu mirada me dice que tienes algo en mente, me encantan las sorpresas, pero no pierdo nada por preguntarte de que se trata…¿Cierto?.- comente al tiempo que reanudaba el camino, de nuevo con las manos entrelazadas. El cambio de ambiente fue tan repentino que las calles oscuras y poco seguras quedaron atrás para llegar a amplias avenidas iluminadas en donde a pesar de ser altas horas de la noche, había algarabío y mucho movimiento. Se escuchaba también una música de baile orientada al lugar en donde se daba el acontecimiento festivo.
Detuve los pasos asi como pare el caminar de Adam para mirarle dubitativo -Acabo de recordar…para el evento se requieren mascaras. Curioso ¿Verdad? Una mascarada veneciana en el corazón de Francia.- entrecerré la mirada desviándola ligeramente a la izquierda de su apuesto rostro y observe un amor ilícito en pleno parque, mas no fue ello lo que llamó mi atención, si no el hecho de que dejaran apartadas las mascaras a un lado para comerse a besos. Mi ceja derecha se alzo al momento ante esa oportunidad que se ponía en bandeja.
-Espérame aquí un segundo.- solté su mano y con pasos firmes y rápidos me acerque a la pareja. Tan ensimismados estaban en ellos mismos que no se percataron de cuando les sustraje ambas mascaras. En cuestión de minutos volví junto al chico y le ofrecí una de las mascaras, una dorada con motivos bordados en negro quedándome yo con una mas clara.
-Ahora…ya tenemos nuestro pasaporte de entrada.- susurre al tiempo que me acomodaba dicha mascara en la faz, esta solamente opacaba la mitad de mi rostro, dejaba a la vista mis labios, mentón, mejillas, nariz y sobre todo mis orbes celestes cuyo color se vio mas intenso por el contraste con el blanco. Ahora ya estaban listos para entrar y empezar su particular teatro. Espere a que Adam se colocase su mascara y me guiase por la fiesta, ya que por lo que me había percatado, el tenia mas contacto real con este mundo que yo mismo.
-Jugar en las altas esferas mediante engaños es mi hobbie favorito.- confesé afirmándole al tiempo que mostraba una sonrisa ladina.
-Oh…mi mayor deseo hecho realidad.- susurre en un tono sorpresivo aunque repleto de cinismo, divertido ante su peculiar idea –Siempre quise ir al baile con un príncipe de sangre azul como vos.- y mis labios se ensancharon denotando una amplia sonrisa que fue muriendo conforme se vieron peligrosamente cerca de la otra boca. Si el atrapaba mi inferior yo acariciaba su superior permitiéndome cerrar los ojos para darle protagonismo al sentido del gusto. No fue casualidad que mi diestra se afianzase en su cintura y lo atrajera posesivo al encuentro entre ambos cuerpos entre los cuales poca separación había.
-Vamos príncipe…o esta inocente cenicienta te acabara devorando aquí y ahora.- susurre latente mordiendo mi labio inferior para retenerlo en pos de que no fuera en busca del contrario. Alborote mis cabellos con la ayuda de mi mano izquierda en busca de algo de claridad y cuando me quise dar cuenta la botella ya no andaba conmigo. Debi haberla dejado en algún trayecto del camino, no era de extrañar puesto que no le prestaba atención a la bebida, toda ella estaba volcada en Adam.
-Tu mirada me dice que tienes algo en mente, me encantan las sorpresas, pero no pierdo nada por preguntarte de que se trata…¿Cierto?.- comente al tiempo que reanudaba el camino, de nuevo con las manos entrelazadas. El cambio de ambiente fue tan repentino que las calles oscuras y poco seguras quedaron atrás para llegar a amplias avenidas iluminadas en donde a pesar de ser altas horas de la noche, había algarabío y mucho movimiento. Se escuchaba también una música de baile orientada al lugar en donde se daba el acontecimiento festivo.
Detuve los pasos asi como pare el caminar de Adam para mirarle dubitativo -Acabo de recordar…para el evento se requieren mascaras. Curioso ¿Verdad? Una mascarada veneciana en el corazón de Francia.- entrecerré la mirada desviándola ligeramente a la izquierda de su apuesto rostro y observe un amor ilícito en pleno parque, mas no fue ello lo que llamó mi atención, si no el hecho de que dejaran apartadas las mascaras a un lado para comerse a besos. Mi ceja derecha se alzo al momento ante esa oportunidad que se ponía en bandeja.
-Espérame aquí un segundo.- solté su mano y con pasos firmes y rápidos me acerque a la pareja. Tan ensimismados estaban en ellos mismos que no se percataron de cuando les sustraje ambas mascaras. En cuestión de minutos volví junto al chico y le ofrecí una de las mascaras, una dorada con motivos bordados en negro quedándome yo con una mas clara.
-Ahora…ya tenemos nuestro pasaporte de entrada.- susurre al tiempo que me acomodaba dicha mascara en la faz, esta solamente opacaba la mitad de mi rostro, dejaba a la vista mis labios, mentón, mejillas, nariz y sobre todo mis orbes celestes cuyo color se vio mas intenso por el contraste con el blanco. Ahora ya estaban listos para entrar y empezar su particular teatro. Espere a que Adam se colocase su mascara y me guiase por la fiesta, ya que por lo que me había percatado, el tenia mas contacto real con este mundo que yo mismo.
- Spoiler:
- (Me tome la libertad de buscar las mascaras en cuestión ^^ la primera seria para Vittorio, la segunda para Adam.
http://www.artesanum.com/upload/postal/3/5/0/mascara_veneciana-1-2867.jpg
http://us.123rf.com/400wm/400/400/dragon_fang/dragon_fang0911/dragon_fang091100003/5817418-detalle-de-una-m-scara-veneciana-usada-com-nmente-en-teatral-juega-toma-en-rojo.jpg )
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/05/2011
Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
No pudo evitar que una sutil sonrisa, acompañada de una carcajada, saliera de sus labios ante su indirecta sobre lo que podría ocurrir si no se daban prisa. Él también tenía el deseo de arrastrarle hasta cualquier callejón para descubrirle mucho más profundamente de lo que lo estaba haciendo en ese momento, sin embargo, al igual que él se controló lo suficiente como para dejar esos deseos para más entrada la noche. No le cabía duda de que no se arrepentiría por ello y pasarían una curiosa e interesante velada juntos. Sobretodo con la idea que le había proporcionado.
Esperó en solitario cuando su acompañante se marchó por unos instantes, no supo a dónde pero tampoco importaba, le tenía la suficiente confianza como para intuir que no le dejaría abandonado allí. Menos después de la tensión sexual que se había establecido entre ellos, acabarían por descubrirse mutuamente. En un momento u otro lo harían, estaba escrito. Escrito tanto en su mente como en su cuerpo.
Sin más aprovechó para pensar. Pensar en la idea que había tenido y que empezaba a formarsele en la mente. Observaba la gente de nuestro alrededor, ya no estabamos solos pues habíamos empezado a entrar en una de las calles más transitadas, altamente transitadas concretamente. Y no porque hubiese demasiada gente si no porque ya eran personas con elegantes vestidos, se notaba que pertenecían a su circulo social de día, como él solía llamarlos. Tenía dos vidas, una de día y la otra de noche. Con ambas disfrutaba y se consideraba un afortunado por ello, por tener el placer y a la vez la cordura suficiente como para poder sobrellevarlas sin problemas. Por el momento, claro está, esperaba que continuara de igual manera.
Vittorio le sacó de sus pensamientos al aparecer frente a él con un par de máscaras. Ese era otra cosa que se le había aparecido por la mente, que era una fiesta de máscaras así que con suerte no iban a reconocerle. Se aseguraría de ello. Le caracterizaba la discreción en su trabajo, en su vida en general, aquello no sería una excepción. Sin embargo, a su querido amigo si tendría que darle alguna explicación, sobretodo en caso de que su padre andara por allí. No le agradaban esas fiestas pero acudía por bien de sus negocios. Él siempre hacia todo por ellos.
Soltó otra pequeña risita, admirando la máscara que tenía entre manos - Yo que pensé que me habías abandonado aquí y resulta que has echo aparecer estas bonitas máscaras - murmuró ahora poniendosela, acomodandose ligeramente el cabello - ¡Qué hombre! - acarició con suavidad su brazo, algo sensualmente mientras le miraba fijamente a sus ojos a traves de la máscara. El recorrido del brazo acabó en la mano ajena, volviend a tomarla - Ahora es mi turno de hacer magia, así que, sígueme - sin darle tiempo a contestar o hacer alguna pregunta le estiró y empezó a caminar por el lugar. Todavía no habían entrado en la fiesta y lo único que les faltaba era un toque de glamour como el que todos tendrían allí dentro.
El camino no fue muy largo, únicamente algunas bocacalles no demasiado transitadas, tal y como se había esperado. Y finalmente en una sencilla puerta dió unos ligeros golpecitos. Tres concretamente hasta que una mujer pelirroja y de maquillaje bastante acentuado apareció ante ellos. - ¿Qué puedo hacer por ustedes? - Adam enseguida sonrió y se quitó la máscara para que pudiera verles - Ah ¿ya no te acuerdas de mí? - la mujer enseguida rió y le abrazó con fuerza - ¡Adam! Claro que me acuerdo de tí, dime, ¿en que puedo ayudarte a ti y a tu bello acompañante? - miró de manera insinuante a Vittorio a la vez que se acercaba para depositar un par de besos en sus mejillas. Quedaba claro el tipo de relación que tenían y a la que estaba acostumbrada esa mujer con los hombres, más no era por eso que habían venido.
Antes de que Adam pudiera especificar el motivo de su aparición ella les hizo pasar a dentro y una vez allí su agarre se soltó más procuró quedar lo suficientemente cerca de su acompañante para que no se perdiera el roce de aquella noche - Verás Margartet, no dudo en que sabrás perfectamente del baile de máscaras que se está celebrando a pocas calles de aquí ¿verdad? - ella simplemente asintió y le miró ciertamente pícara, empezando a pensar lo mismo que él - Si, ya, no me digas más ¿un par de trajes para la ocasión? - Adam sin más se aceró y la abrazó, besando sus labios a modo de cariño. Un simple beso equivalente al que otros se daban en la mejilla pero que él acentuaba de esa manera con todas sus amistades; las mas especiales claro. - ¡Eres divina! - la mujer rió - Sí, ya lo sé, esperadme aquí, voy a ver que os puedo dar - sin más se marchó dejandolos solos.
El lugar estaba lleno de vestidos de fiesta, trajes ocasionales, agujas, tela. Era toda una sala de costuras. Concretamente la parte trasera de una tienda de ropa. - ¿No creerias que ibamos a ir con estas fachas verdad? - miró a Vittorio alzando una ceja a la vez que se acercaba, apoyando un brazo en el suyo - Ya te dije que hoy te sentirias como un autentico noble y pienso cumplirlo, espero no te arrepientas - beso con suavidad sus labios como había echo con la muchacha instantes antes y justo en ese momento se escuchó la puerta abrirse, apareciendo ella con las prendas.
- Aquí teneis, tengo buen ojo así que no dudo en que os irá perfecto - les entregó a ambos un par de camisas y pantalones. Las camisas eran blancas, de tela bastante cara, fina y con un especial fruncido de volantes en el cuello que la caracterizaba. Los pantalones por otra parte era sencillos y no demasiado largos, también de color blanco. - Margaret, con esto vamos a parecer gemelos.. - murmuró Adam al observar la ropa y riendose por la estampa que causarían, más ella fue rápida y enseguida les sacó un par de casacas distintas para cada uno - Aquí teneis tonto, obviamente esto es la diferencia - él ya lo sabía más aún así quiso hacer la gracia. Los zapatos por su parte eran negros y de punta, Italianos y de la mejor clase, sin duda.
Una vez la ropa estuvo repartida Adam se dirigió hacia uno de los vestidores que había allí - Bueno, nos vemos su alteza - hizo una pequeña reverencia a modo de broma y sin más se introdujo dentro.
Esperó en solitario cuando su acompañante se marchó por unos instantes, no supo a dónde pero tampoco importaba, le tenía la suficiente confianza como para intuir que no le dejaría abandonado allí. Menos después de la tensión sexual que se había establecido entre ellos, acabarían por descubrirse mutuamente. En un momento u otro lo harían, estaba escrito. Escrito tanto en su mente como en su cuerpo.
Sin más aprovechó para pensar. Pensar en la idea que había tenido y que empezaba a formarsele en la mente. Observaba la gente de nuestro alrededor, ya no estabamos solos pues habíamos empezado a entrar en una de las calles más transitadas, altamente transitadas concretamente. Y no porque hubiese demasiada gente si no porque ya eran personas con elegantes vestidos, se notaba que pertenecían a su circulo social de día, como él solía llamarlos. Tenía dos vidas, una de día y la otra de noche. Con ambas disfrutaba y se consideraba un afortunado por ello, por tener el placer y a la vez la cordura suficiente como para poder sobrellevarlas sin problemas. Por el momento, claro está, esperaba que continuara de igual manera.
Vittorio le sacó de sus pensamientos al aparecer frente a él con un par de máscaras. Ese era otra cosa que se le había aparecido por la mente, que era una fiesta de máscaras así que con suerte no iban a reconocerle. Se aseguraría de ello. Le caracterizaba la discreción en su trabajo, en su vida en general, aquello no sería una excepción. Sin embargo, a su querido amigo si tendría que darle alguna explicación, sobretodo en caso de que su padre andara por allí. No le agradaban esas fiestas pero acudía por bien de sus negocios. Él siempre hacia todo por ellos.
Soltó otra pequeña risita, admirando la máscara que tenía entre manos - Yo que pensé que me habías abandonado aquí y resulta que has echo aparecer estas bonitas máscaras - murmuró ahora poniendosela, acomodandose ligeramente el cabello - ¡Qué hombre! - acarició con suavidad su brazo, algo sensualmente mientras le miraba fijamente a sus ojos a traves de la máscara. El recorrido del brazo acabó en la mano ajena, volviend a tomarla - Ahora es mi turno de hacer magia, así que, sígueme - sin darle tiempo a contestar o hacer alguna pregunta le estiró y empezó a caminar por el lugar. Todavía no habían entrado en la fiesta y lo único que les faltaba era un toque de glamour como el que todos tendrían allí dentro.
El camino no fue muy largo, únicamente algunas bocacalles no demasiado transitadas, tal y como se había esperado. Y finalmente en una sencilla puerta dió unos ligeros golpecitos. Tres concretamente hasta que una mujer pelirroja y de maquillaje bastante acentuado apareció ante ellos. - ¿Qué puedo hacer por ustedes? - Adam enseguida sonrió y se quitó la máscara para que pudiera verles - Ah ¿ya no te acuerdas de mí? - la mujer enseguida rió y le abrazó con fuerza - ¡Adam! Claro que me acuerdo de tí, dime, ¿en que puedo ayudarte a ti y a tu bello acompañante? - miró de manera insinuante a Vittorio a la vez que se acercaba para depositar un par de besos en sus mejillas. Quedaba claro el tipo de relación que tenían y a la que estaba acostumbrada esa mujer con los hombres, más no era por eso que habían venido.
Antes de que Adam pudiera especificar el motivo de su aparición ella les hizo pasar a dentro y una vez allí su agarre se soltó más procuró quedar lo suficientemente cerca de su acompañante para que no se perdiera el roce de aquella noche - Verás Margartet, no dudo en que sabrás perfectamente del baile de máscaras que se está celebrando a pocas calles de aquí ¿verdad? - ella simplemente asintió y le miró ciertamente pícara, empezando a pensar lo mismo que él - Si, ya, no me digas más ¿un par de trajes para la ocasión? - Adam sin más se aceró y la abrazó, besando sus labios a modo de cariño. Un simple beso equivalente al que otros se daban en la mejilla pero que él acentuaba de esa manera con todas sus amistades; las mas especiales claro. - ¡Eres divina! - la mujer rió - Sí, ya lo sé, esperadme aquí, voy a ver que os puedo dar - sin más se marchó dejandolos solos.
El lugar estaba lleno de vestidos de fiesta, trajes ocasionales, agujas, tela. Era toda una sala de costuras. Concretamente la parte trasera de una tienda de ropa. - ¿No creerias que ibamos a ir con estas fachas verdad? - miró a Vittorio alzando una ceja a la vez que se acercaba, apoyando un brazo en el suyo - Ya te dije que hoy te sentirias como un autentico noble y pienso cumplirlo, espero no te arrepientas - beso con suavidad sus labios como había echo con la muchacha instantes antes y justo en ese momento se escuchó la puerta abrirse, apareciendo ella con las prendas.
- Aquí teneis, tengo buen ojo así que no dudo en que os irá perfecto - les entregó a ambos un par de camisas y pantalones. Las camisas eran blancas, de tela bastante cara, fina y con un especial fruncido de volantes en el cuello que la caracterizaba. Los pantalones por otra parte era sencillos y no demasiado largos, también de color blanco. - Margaret, con esto vamos a parecer gemelos.. - murmuró Adam al observar la ropa y riendose por la estampa que causarían, más ella fue rápida y enseguida les sacó un par de casacas distintas para cada uno - Aquí teneis tonto, obviamente esto es la diferencia - él ya lo sabía más aún así quiso hacer la gracia. Los zapatos por su parte eran negros y de punta, Italianos y de la mejor clase, sin duda.
Una vez la ropa estuvo repartida Adam se dirigió hacia uno de los vestidores que había allí - Bueno, nos vemos su alteza - hizo una pequeña reverencia a modo de broma y sin más se introdujo dentro.
- Casacas:
Adam
Vittorio
- Spoiler:
- Perdona por el post tan grande, se me fue un poco xD
Jean-Luc Tessier- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Desperto una sincera risa tal comentario respecto al abandono, pero no dejaba de ser mas que eso, un comentario jocoso. La mascara le confirio a Adam un aire misterioro que lo hacia ver mas atractivo y superarlo era dificil. Sus ojos como dos pozos oscuros de deseo destacaban por los ribetes dorados de la mascara, pero siendo adorador de la belleza suprema, antes de emprender nuevamente el camino desligue unos mechones de su cabello que se habian quedado atado por la goma, peinandolos hasta dejar que se amoldaran naturalmente al resto de su pelo.
-Eres un hombre de muchos recursos Adam- susurre unicamente en el transcurso del camino, para que engañarne las miradas eran mas poderosas que las palabras y el debio sentirse verdaderamente observado hasta la incomodidaz. Llegaron al lugar y les recibió una mujer de cabellos igneos que saludo muy ufanamente a Adam, mantuve mi silencio e incline mi rostro respetuosamente hacia la señora mostrando una sonrisa ladeada por la coqueteria. Tambien retire la mascara, aun no nos haria falta cubrir nuestro rostro. En verdad, no habia sopesado las consecuencias de ir alli esta noche. Quizas tanto el como yo, nos encontraramos en aquella reunion de la alta sociedad a algunos de nuestros clientes y ellos abochornados huirian delatandonos. Las mascaras, los "disfrazes", eran elementos demasiado importantes para no tenerlos en cuenta, si bien me ocupe de lo primero, Adam y su pizpireta amiga lo haria de lo segundo.
Cuando la mujer se fue lo mire con franca sorpresa -En verdad no le habia dado importancia al traje, afortunadamente estas tu aqui para cuidar estos detalles...- mordi mi labio inferior -Ser noble por una noche....espero que mis malos modales no me delanten- bromee cinico antes de ser besado. ¿Por que tan efímero? Inmediatamente queria mas y tenia que relamer mis labios para quedarme con su sabor. Afortunadamente, tenia noche para ello. Asi que guarde la compostura y mis deseos para despues. Quede maravillado por esas ropas, mas bien por la calidad y vistosidad de esas casacas. ¿Habria acertado con la talla aquella mujer? Solo podria averiguarlo de una forma.
-Hasta despues mi lord.- dije sonriendo en cuanto Adam se metió al vestidor, solo entonces me acerque a Margaret para recoger la ropa y agradecerle el gesto tomandole la mano para besarla en el rostro. Crei escuchar de sus labios un "¡Que galan!" a lo cual solamente respondi con una lirica carcajada.
Tras ello acomode las ropas dentro del pequeño cuartito y empece a desnudarme por partes, primero la gabardina, luego la camisa, el pantalon... Frente a mi habia un gran espejo lo cual me ayudo a examinarme una vez mas en busca de alguna marca que hubiera pasado desapercibida, fomentando de paso mi mas pura vanidad. No habia ninguna, esta vez habia sido cuidadoso y muy conciso con mi clientela, "Los dientes guardelos para masticar". El tacto de la seda contra mi piel fue una sensacion sumamente agradable, tras ello me acomode los pantalones, la casaca, los zapatos. La transformacion pasó desapercibida ante mis ojos y una vez vestido le di prioridad a ordenar mis ropas, doblandolas escrupulosamente para colocarlas en una esquina del cubiculo. Pues bien, el conde ya estaba listo y cuando sali de alli la pelirroja estaba presente.
-Bellisimo!- exclamo acercandose a mi para examinarme con cuidado cuidando los pequeños detalles en los cuales yo no habia reparado, como por ejemplo sacar las chorreras de las mangas de la casaca, acomodarme mejor el pantalon, aunque no hiciera falta porque estuviera bien acomodado ya... -Encantadora es lo que sois vos, teneis un ojo experto mi lady- respondi sonriendo relajado, acomodandome la mascara de nuevo y poniendo mi mirar en la puerta que cerraba el vestidor de Adam. Senti impaciencia y no tuve otra cosa que hacer, que acosarlo un poco. Golpee con los nudillos la puerta antes de entrar y sorprenderlo a medio vestir, aunque me lamente de haber llegado tarde, pues solo faltaba por acomodarse la casaca.
-Fijate...cuanta belleza reunida- murmure tremulo tras ver su reflejo en el espejo y acercandome a su espalda deslice ambas manos que habian sujetado sus costados hasta su vientre cubierto por la fina tela de la lujosa camisa -Dame un fuerte motivo por el cual te deba dejar salir integro de este pequeño espacio...- susurre sabiendo la respuesta de antemano, conforme acercaba mis labios a su cuello el cual bese carnosamente mientras que estrechaba mi abrazo sintiendo como su cuerpo florecia en mis brazos. Solo un breve receso nada mas, lo justo y suficiente para calmar mi deseo de probar su piel. Afloje el abrazo poco a poco con desgana, descansando mi menton en su hombro izquierdo para volver a mirar tanto su reflejo como el mio. La belleza, como la sabiduría, ama al adorador solitario....
-Eres un hombre de muchos recursos Adam- susurre unicamente en el transcurso del camino, para que engañarne las miradas eran mas poderosas que las palabras y el debio sentirse verdaderamente observado hasta la incomodidaz. Llegaron al lugar y les recibió una mujer de cabellos igneos que saludo muy ufanamente a Adam, mantuve mi silencio e incline mi rostro respetuosamente hacia la señora mostrando una sonrisa ladeada por la coqueteria. Tambien retire la mascara, aun no nos haria falta cubrir nuestro rostro. En verdad, no habia sopesado las consecuencias de ir alli esta noche. Quizas tanto el como yo, nos encontraramos en aquella reunion de la alta sociedad a algunos de nuestros clientes y ellos abochornados huirian delatandonos. Las mascaras, los "disfrazes", eran elementos demasiado importantes para no tenerlos en cuenta, si bien me ocupe de lo primero, Adam y su pizpireta amiga lo haria de lo segundo.
Cuando la mujer se fue lo mire con franca sorpresa -En verdad no le habia dado importancia al traje, afortunadamente estas tu aqui para cuidar estos detalles...- mordi mi labio inferior -Ser noble por una noche....espero que mis malos modales no me delanten- bromee cinico antes de ser besado. ¿Por que tan efímero? Inmediatamente queria mas y tenia que relamer mis labios para quedarme con su sabor. Afortunadamente, tenia noche para ello. Asi que guarde la compostura y mis deseos para despues. Quede maravillado por esas ropas, mas bien por la calidad y vistosidad de esas casacas. ¿Habria acertado con la talla aquella mujer? Solo podria averiguarlo de una forma.
-Hasta despues mi lord.- dije sonriendo en cuanto Adam se metió al vestidor, solo entonces me acerque a Margaret para recoger la ropa y agradecerle el gesto tomandole la mano para besarla en el rostro. Crei escuchar de sus labios un "¡Que galan!" a lo cual solamente respondi con una lirica carcajada.
Tras ello acomode las ropas dentro del pequeño cuartito y empece a desnudarme por partes, primero la gabardina, luego la camisa, el pantalon... Frente a mi habia un gran espejo lo cual me ayudo a examinarme una vez mas en busca de alguna marca que hubiera pasado desapercibida, fomentando de paso mi mas pura vanidad. No habia ninguna, esta vez habia sido cuidadoso y muy conciso con mi clientela, "Los dientes guardelos para masticar". El tacto de la seda contra mi piel fue una sensacion sumamente agradable, tras ello me acomode los pantalones, la casaca, los zapatos. La transformacion pasó desapercibida ante mis ojos y una vez vestido le di prioridad a ordenar mis ropas, doblandolas escrupulosamente para colocarlas en una esquina del cubiculo. Pues bien, el conde ya estaba listo y cuando sali de alli la pelirroja estaba presente.
-Bellisimo!- exclamo acercandose a mi para examinarme con cuidado cuidando los pequeños detalles en los cuales yo no habia reparado, como por ejemplo sacar las chorreras de las mangas de la casaca, acomodarme mejor el pantalon, aunque no hiciera falta porque estuviera bien acomodado ya... -Encantadora es lo que sois vos, teneis un ojo experto mi lady- respondi sonriendo relajado, acomodandome la mascara de nuevo y poniendo mi mirar en la puerta que cerraba el vestidor de Adam. Senti impaciencia y no tuve otra cosa que hacer, que acosarlo un poco. Golpee con los nudillos la puerta antes de entrar y sorprenderlo a medio vestir, aunque me lamente de haber llegado tarde, pues solo faltaba por acomodarse la casaca.
-Fijate...cuanta belleza reunida- murmure tremulo tras ver su reflejo en el espejo y acercandome a su espalda deslice ambas manos que habian sujetado sus costados hasta su vientre cubierto por la fina tela de la lujosa camisa -Dame un fuerte motivo por el cual te deba dejar salir integro de este pequeño espacio...- susurre sabiendo la respuesta de antemano, conforme acercaba mis labios a su cuello el cual bese carnosamente mientras que estrechaba mi abrazo sintiendo como su cuerpo florecia en mis brazos. Solo un breve receso nada mas, lo justo y suficiente para calmar mi deseo de probar su piel. Afloje el abrazo poco a poco con desgana, descansando mi menton en su hombro izquierdo para volver a mirar tanto su reflejo como el mio. La belleza, como la sabiduría, ama al adorador solitario....
- Spoiler:
- (No te preocupes ^^ esta bien asi, perdoname tu por este post, tengo la cabeza un poco liada estos dias ^^U)
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Una vez Adam entró en el vestidor ya perdió un poco el norte de donde se encontraba, únicamente preocupandose de ponerse la ropa. Mientras se cambiaba iba pensando en lo sucedido y le parecía realmente irónico lo que ocurrió esa noche; desdeluego cuando vió a Vittorio en el burdel nunca pensó que podrían llegar a conectar tan bien. Lo había observado un par de veces más y desde lejos le pareció alguien más bien frio y solitario. Cuando se presentaron ante su trato tan respetuoso definitivamente dió una posible buena amistad por perdida; independientemente de la atracción que había surgido entre ellos. Y por el contrario al final nada había salido como lo pensado o previsto; más bien pensado puesto que preveer no había preveido nada. Pura espontaneidad como a él le gustaba y allí estaba, en un provador a medio vestir de telas de seda y casacas lujosas. Casi se sentía como si estuviera en su propia casa; nada que ver con el burdel que era lo que le había esperado realmente esa noche.
La voz de Vittorio le sacó de su ensimismamiento y rió ligeramente al escuchar a sus amigos hablar. Él no dejaba las formalidades a un lado ni que le amenazaran de muerte, eso le hizo reir todavía más; le resultaba de lo más curioso. Sin embargo, antes de que pudiera darse cuenta tras de sí esa misma voz que había escuchado hacia cosa de segundos se encontraba con cuerpo presente y de pie; un ligero presentimiento le inundó al sentir las manos ajenas sobre su cintura. Un presentimiento para nada desagradable.
Entrecerró los ojos y ladeó la cabeza, sin quitar esa sonrisa ciertamente estúpida ante su halágo. En ese momento dió parcialmente gracias de que solo le faltara por colocar la casaca o ni él mismo se resistiría a que, como bien había mencionado, le dejara salir integro de allí. Él tampoco deseaba salir íntegro de allí. - ¿Sabes? Yo no soy una muchachita, no voy a sonrojarme, de momento.. - sonrió pícaro mientras volteaba su rostro obligandole a alzar el suyo y besando sus labios con suavidad. Pasó una de sus manos por el cabello ajeno con tal de que el beso se intensificara más al notar que empezaba a dejarse llevar frenó, volteandose. Le miró fijamente un par de segundos y después abrió la puerta del probador sin hacerle mover; abrió la puerta lo suficiente como para poder ver la cara de Márgarte por sobre el hombro de Vittorio - Danos un toque cuando sea en punto ¿deacuerdo? - le guiñó un ojo a su amiga indirectamente - Claro querido, solo procurad no manchar las ropas que no tengo más - le devolvió el guiño y sin más él cerró la puerta, riendo.
Suspiró relajado y pasó sus brazos por el cuello de su acompañante, dejandose caer un tanto. - Todavía tenemos media hora y la fiesta no acabará hasta dentro de una por lo que queda bastante tiempo ¿un previo tal vez? - susurró muy bajo, sus palabras habrían sido inaudibles de no ser por el silencio que permanecía en ese cubículo, tan estrecho que a penas y cabían ambos apretados. - ¿Habías mencionado algo de dejarme salir íntegro? Lo siento..esque tengo mala memoria - desvió la mirada fingiendo en todo momento y le atrajo algo más a su cuerpo, asegurandose de que ambos se pegaran.
Enseguida volvió a mirarle y sus labios esta vez no fueron a parar a los del otro, primero quería provocarlo un poco como solo él sabía. Mordió su mentón y bajó con un recorrido de besos por el cuello. Se deshizo en cuestión de segundos de la casaca -dejando que cayera al suelo- y desabrochó su blusa lo suficiente como para llegar hasta su clavicula; dejando una parte de su hombro al descubierto. Desdeluego él no se andaba con chiquitas.
La voz de Vittorio le sacó de su ensimismamiento y rió ligeramente al escuchar a sus amigos hablar. Él no dejaba las formalidades a un lado ni que le amenazaran de muerte, eso le hizo reir todavía más; le resultaba de lo más curioso. Sin embargo, antes de que pudiera darse cuenta tras de sí esa misma voz que había escuchado hacia cosa de segundos se encontraba con cuerpo presente y de pie; un ligero presentimiento le inundó al sentir las manos ajenas sobre su cintura. Un presentimiento para nada desagradable.
Entrecerró los ojos y ladeó la cabeza, sin quitar esa sonrisa ciertamente estúpida ante su halágo. En ese momento dió parcialmente gracias de que solo le faltara por colocar la casaca o ni él mismo se resistiría a que, como bien había mencionado, le dejara salir integro de allí. Él tampoco deseaba salir íntegro de allí. - ¿Sabes? Yo no soy una muchachita, no voy a sonrojarme, de momento.. - sonrió pícaro mientras volteaba su rostro obligandole a alzar el suyo y besando sus labios con suavidad. Pasó una de sus manos por el cabello ajeno con tal de que el beso se intensificara más al notar que empezaba a dejarse llevar frenó, volteandose. Le miró fijamente un par de segundos y después abrió la puerta del probador sin hacerle mover; abrió la puerta lo suficiente como para poder ver la cara de Márgarte por sobre el hombro de Vittorio - Danos un toque cuando sea en punto ¿deacuerdo? - le guiñó un ojo a su amiga indirectamente - Claro querido, solo procurad no manchar las ropas que no tengo más - le devolvió el guiño y sin más él cerró la puerta, riendo.
Suspiró relajado y pasó sus brazos por el cuello de su acompañante, dejandose caer un tanto. - Todavía tenemos media hora y la fiesta no acabará hasta dentro de una por lo que queda bastante tiempo ¿un previo tal vez? - susurró muy bajo, sus palabras habrían sido inaudibles de no ser por el silencio que permanecía en ese cubículo, tan estrecho que a penas y cabían ambos apretados. - ¿Habías mencionado algo de dejarme salir íntegro? Lo siento..esque tengo mala memoria - desvió la mirada fingiendo en todo momento y le atrajo algo más a su cuerpo, asegurandose de que ambos se pegaran.
Enseguida volvió a mirarle y sus labios esta vez no fueron a parar a los del otro, primero quería provocarlo un poco como solo él sabía. Mordió su mentón y bajó con un recorrido de besos por el cuello. Se deshizo en cuestión de segundos de la casaca -dejando que cayera al suelo- y desabrochó su blusa lo suficiente como para llegar hasta su clavicula; dejando una parte de su hombro al descubierto. Desdeluego él no se andaba con chiquitas.
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- Para nada, estuvo perfecto.
Jean-Luc Tessier- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Si, era cierto. Buscaba un sonrojo por su parte por que si algo sabia, es que las mujeres no eran las unicas que mostraban mejillas ruborizadas cuando el calor les subia a la cara. En alguna ocasion me hube sentido asi, solo en casos puntuales, cuando me guiaban en lugar de guiar, ahi perdia mi seguridad y me sentia un tanto, ¿Cual seria la palabra adecuada?...perdido. Mas eran exigencias del guión nada mas, mas de una vez me pregunte por que no dejaba la musica de lado y me centraba en el arte dramático, ser prostituto te daba muchos registros por que habian clientes de lo mas estrambóticos. Volviendo al presente, volteo su juvenil rostro hacia mi y al ver el brillo en sus ojos, supe que las ropas no durarian mucho mas puestas en ambos cuerpos. Y si, durante aquel beso, el se hacia dueño de mi cabello yo lo haria de su cintura, estrechandola a conciencia para que ni las ropas impidieran que ambos cuerpos se rozaran.
Una carcajada se me escapó al escuchar a la dama. ¡Dios me librase de manchar tales hermosos tejidos.! Y para ello la solucion era sencilla, apartarlos del fuego carnal que se estaba cociendo en aquel pequeño espacio.
-Media hora...y tantas cosas por hacer...- murmure con voz tremula riendo de nuevo por ese matiz de gacela perdida que poco a poco iba convirtiendose en el leon hambriento que ahora pretendia devorarme a mi. Un escalofrio que nació en mi cerebro descendio por toda la columna hasta un lugar clave que experimento un intenso cosquilleo.
Reacciona y no te pierdas.
Dejarse llevar no estaba mal del todo, pero yo tambien queria probarlo por supuesto. Deje que jugara con sus labios puesto que yo lo haria con mis manos y estas puestas en su cintura tomaron diferentes caminos, mientras una subia por su espalda desnuda, siendo que se habia colado bajo esas ropas, la otra, imitando, descendia por donde la espalda perdia el nombre y al toparse con uno de aquellos firmes monticulos, agarre y palpe, moldeandolo bajo mis dedos. El insidioso roce entre ambas entrepiernas me hizo vibrar, desperto el febril deseo que anidaba entre mis piernas.
Ese deseo me movió a acorrarlarlo contra la pared desbaratando todo la intencion de Adam.
-Para que gastar palabras, cuando te lo puedo demostrar con hechos.- dije despertando una sonrisa perversa en mi rostro al tiempo que desabotonaba su camisa dejando al descubierto su pecho... en el proceso no retire mi mirada de la suya, era evidente que me lo comia con esta. Acaricie los costados desnudos desviando el recorrido de mis manos por su pecho pasando por encima de ambos pezones hasta llegar a su cuello. Sujetandolo de la nuca, suavemente atraje su rostro hacia el mio para tomar plena posesion de sus labios y pese a que el sabor del vino habia desaparecido por completo, seguia presente esa dulzura impresa en su humeda piel. Cada vez mas exaltado, mi respiracion agitada chocaba con la de el, mi pecho se rozaba con el suyo, ensalzado por la pasion que justifica la aceleracion de los corazones.
Desabrocho, mientras juego impetuoso bebiendo de sus labios, el cierre de su pantalon e irrumpo por bajo sus telas hasta encontrar ese bulto que mis dedos buscan despertar. Mi sonrisa rompe el beso, separe mi boca de la suya y abri mis ojos encontrandose con su mirar oscuro, casi mistico Manipulando magistralmente ese pedazo de carne suave me acerco a su oido para susurrarle una cita que lei hace tiempo, pero que quedo grabada en mi mente: "La satisfacción es la única señal de la sinceridad del placer." Y vuelvo a besarle, pero esta vez el destino de mis labios es el lobulo de su oreja, por bajo de esta y su cuello, dejando regueros humedos en el...
Una carcajada se me escapó al escuchar a la dama. ¡Dios me librase de manchar tales hermosos tejidos.! Y para ello la solucion era sencilla, apartarlos del fuego carnal que se estaba cociendo en aquel pequeño espacio.
-Media hora...y tantas cosas por hacer...- murmure con voz tremula riendo de nuevo por ese matiz de gacela perdida que poco a poco iba convirtiendose en el leon hambriento que ahora pretendia devorarme a mi. Un escalofrio que nació en mi cerebro descendio por toda la columna hasta un lugar clave que experimento un intenso cosquilleo.
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Dejarse llevar no estaba mal del todo, pero yo tambien queria probarlo por supuesto. Deje que jugara con sus labios puesto que yo lo haria con mis manos y estas puestas en su cintura tomaron diferentes caminos, mientras una subia por su espalda desnuda, siendo que se habia colado bajo esas ropas, la otra, imitando, descendia por donde la espalda perdia el nombre y al toparse con uno de aquellos firmes monticulos, agarre y palpe, moldeandolo bajo mis dedos. El insidioso roce entre ambas entrepiernas me hizo vibrar, desperto el febril deseo que anidaba entre mis piernas.
Ese deseo me movió a acorrarlarlo contra la pared desbaratando todo la intencion de Adam.
-Para que gastar palabras, cuando te lo puedo demostrar con hechos.- dije despertando una sonrisa perversa en mi rostro al tiempo que desabotonaba su camisa dejando al descubierto su pecho... en el proceso no retire mi mirada de la suya, era evidente que me lo comia con esta. Acaricie los costados desnudos desviando el recorrido de mis manos por su pecho pasando por encima de ambos pezones hasta llegar a su cuello. Sujetandolo de la nuca, suavemente atraje su rostro hacia el mio para tomar plena posesion de sus labios y pese a que el sabor del vino habia desaparecido por completo, seguia presente esa dulzura impresa en su humeda piel. Cada vez mas exaltado, mi respiracion agitada chocaba con la de el, mi pecho se rozaba con el suyo, ensalzado por la pasion que justifica la aceleracion de los corazones.
Desabrocho, mientras juego impetuoso bebiendo de sus labios, el cierre de su pantalon e irrumpo por bajo sus telas hasta encontrar ese bulto que mis dedos buscan despertar. Mi sonrisa rompe el beso, separe mi boca de la suya y abri mis ojos encontrandose con su mirar oscuro, casi mistico Manipulando magistralmente ese pedazo de carne suave me acerco a su oido para susurrarle una cita que lei hace tiempo, pero que quedo grabada en mi mente: "La satisfacción es la única señal de la sinceridad del placer." Y vuelvo a besarle, pero esta vez el destino de mis labios es el lobulo de su oreja, por bajo de esta y su cuello, dejando regueros humedos en el...
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Los movimientos de Vittorio fueron directos y precisos; incluso más de los que había echo Adam cosa que a la vez sorprendió y agradó. Le agradó no verse demasiado impaciente pues era obvio que ambos sentían lo mismo. Eso que había surgido desde el beso en la taberna les había estado inquietando hasta que, finalmente, habían encontrado el momento oportuno para explorarse mutuamente. Él nada más había empezado cuando el otro ya casi acababa de despojarle de sus prendas, claro que, no se quedó quieto en ningún momento. Sus manos volaban por el cuerpo ajeno mientras sus labios se encontraban en repetidos besos a los que correspondió e intensificó en la medida que le era posible.
Para cuando su acompañante rozó su zona íntima él ya había conseguido desabrochar todos los botones de su camisa. La bajó hasta dejar sus hombros y parte de su espalda al descubierto -todo lo que le permitía- y palpó la zona, a la vez, ladeando el cuello. Dándole así la libertad que el otro merecía para que continuara besando esa zona, sensación que le encantaba y extremecía. Cada vez que le tocaba no podía evitar extremecerse, por ende, su entrepierna ya estaba semierecta.
Entrecerró los ojos y tras un par de minutos palpandole el pecho junto a la espalda depositó sus manos en la nuca ajena, agarrandole alguno de los cabellos que se dejaban ver por allí. - Creo que puedo correrme solo con tus roces..hazte una idea de la satisfacción y el placer que me das entonces - dejó que su voz hablara entre cortos jadeos y junto a una sonrisa. Le había causado cierta gracia la frase escuchada pues en ese momento no podía expresar con palabras la satisfacción que sentía. Sin embargo, solo se quedó durante unos minutos sin mover más que su pelvis contra la mano que acariciaba la zona, demandando que aumentara la velocidad. No tardó más de eso en arrebatar una mano del lugar donde descansaba y descenderla por su cuerpo. Primero paró en uno de sus pezones; lo tomó entre sus dedos jugando con ellos y buscando su erección. Así simultaneamente con ambos hasta que lo consiguió no mucho después. Continuó con el camino que se había establecido hasta llegar a la prenda bajera, la que por su parte yacía en sus pies completamente arrugada. Ahora era su turno.
Con cierta agilidad teniendo en cuenta que era una sola mano la que desabrochaba los botones logró hacerle caer la molesta prenda de su misma manera teniendo ya su zona íntima a disposición. Únicamente le separaba la ropa interior y esa tampoco tardaría demasiado en desaparecer; una vez más se veía ansioso. Inevitable después de todo - Vaya..veo que tienes todo un hombretón aquí escondido - rió al notar su miembro ligeramente erecto y, para que negarlo, de un tamaño ciertamente grande. Tal vez más que el suyo o tal vez no, tampoco quería compararlos.
Agarró su cabello con fuerza gracias a esa mano que todavía estaba allí e hizo que su cabeza se alzara, pudiendo así volver a poner la suya recta para mirarla fijamente. Rozó sus labios con suavidad y provocación, la justa antes de tomarlo de nuevo en un apasionado beso como el que habían compartido anteriormente. Simultáneamente empezaba a explorar bajo su ropa interior, de nuevo utilizando su destreza para bajarle esa prenda lo suficiente. Ahora si lo tenía a su completa disposición y no dudó en empezar un suave vaivén comunmente llamado masturbación. Una suave y torturante masturbación.
Para cuando su acompañante rozó su zona íntima él ya había conseguido desabrochar todos los botones de su camisa. La bajó hasta dejar sus hombros y parte de su espalda al descubierto -todo lo que le permitía- y palpó la zona, a la vez, ladeando el cuello. Dándole así la libertad que el otro merecía para que continuara besando esa zona, sensación que le encantaba y extremecía. Cada vez que le tocaba no podía evitar extremecerse, por ende, su entrepierna ya estaba semierecta.
Entrecerró los ojos y tras un par de minutos palpandole el pecho junto a la espalda depositó sus manos en la nuca ajena, agarrandole alguno de los cabellos que se dejaban ver por allí. - Creo que puedo correrme solo con tus roces..hazte una idea de la satisfacción y el placer que me das entonces - dejó que su voz hablara entre cortos jadeos y junto a una sonrisa. Le había causado cierta gracia la frase escuchada pues en ese momento no podía expresar con palabras la satisfacción que sentía. Sin embargo, solo se quedó durante unos minutos sin mover más que su pelvis contra la mano que acariciaba la zona, demandando que aumentara la velocidad. No tardó más de eso en arrebatar una mano del lugar donde descansaba y descenderla por su cuerpo. Primero paró en uno de sus pezones; lo tomó entre sus dedos jugando con ellos y buscando su erección. Así simultaneamente con ambos hasta que lo consiguió no mucho después. Continuó con el camino que se había establecido hasta llegar a la prenda bajera, la que por su parte yacía en sus pies completamente arrugada. Ahora era su turno.
Con cierta agilidad teniendo en cuenta que era una sola mano la que desabrochaba los botones logró hacerle caer la molesta prenda de su misma manera teniendo ya su zona íntima a disposición. Únicamente le separaba la ropa interior y esa tampoco tardaría demasiado en desaparecer; una vez más se veía ansioso. Inevitable después de todo - Vaya..veo que tienes todo un hombretón aquí escondido - rió al notar su miembro ligeramente erecto y, para que negarlo, de un tamaño ciertamente grande. Tal vez más que el suyo o tal vez no, tampoco quería compararlos.
Agarró su cabello con fuerza gracias a esa mano que todavía estaba allí e hizo que su cabeza se alzara, pudiendo así volver a poner la suya recta para mirarla fijamente. Rozó sus labios con suavidad y provocación, la justa antes de tomarlo de nuevo en un apasionado beso como el que habían compartido anteriormente. Simultáneamente empezaba a explorar bajo su ropa interior, de nuevo utilizando su destreza para bajarle esa prenda lo suficiente. Ahora si lo tenía a su completa disposición y no dudó en empezar un suave vaivén comunmente llamado masturbación. Una suave y torturante masturbación.
Jean-Luc Tessier- Prostituta Clase Baja
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Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Mis dedos fueron testigos de como esa carne hirviente iba cogiendo fuerza y con mas vehemencia se aferraban a ella, deslizando la fina piel con una mezcla entre desespero y suavidad la suave textura de la misma. Senti algo parecido a una hinchazon en mis labios de la friccion surgida entre ambos besos, lo cual no me impidio que lo volviese a besar lascivamente. El cuerpo de Adam era mas expresivo que cualquier cosa, se estremecia ante cada uno de mis toques y prontamente yo tambien senti un fuerte estremecimiento que recorrió descendiente mi cuerpo hasta impactar en mi entrepierna. Entretenido en su cuello habia estado, lamiendo y saboreando, hasta que su manos entraron en juego desvistiendome de la forma que podia, la seda resbalando por mi piel se unio a otras agradables sensaciones, entre ellas un cosquilleo intenso, como un batallon de pequeñas hormigas atravesandome.
-Uhm...y tus dedos..sin duda lo haran crecer mas.- jadee algo entrecortado sin dejar de friccionar su miembro con total descaro. Con el pulgar presione la punta acariciandola luego con pequeños movimientos circulares sin olvidarme de esos labios que se me presentaban besandolos en un sin fin de movimientos.
-Tus labios son deliciosos- musite sugestionado clavando mi mirada azul en la contraria -pero deseo probar mas...seguramente...encontrare algo..que supere ese sabor...asi que si me disculpas..- aun guardaba cierta galanteria pese a la situacion lujuriosa que los acontecia y si bien, la mano de Adam conseguia lo que deseaba, dejando mi sexo erecto, humedo y caliente, tuve que retirarla suavemente para hacer lo que deseaba hacer desde que palpe su hombria.
Sujete sus manos por las muñecas inmovilizandolas y las lleve a su espalda, mientras tanto acercaba mis labios a su pecho lamiendo y mordisqueando aquellas zonas erogenas que constituian sus pezones. Ya no solo olia el aroma de su masculinidad mezclado con su encantadora colonia, si no que podia saborear esa pequeña parte de piel que ponia dura bajo mis labios. Mis ojos no dejaron de mirarle en ningun momento, no solo lo comia con la boca. Valiendome solo de una mano segui inmovilizandolo puesto que la otra volvio a tomar su sexo. ¿Deseaba que se implicase en este juego perverso? Por supuesto, pero tambien queria llevar las riendas y tan terco era...mas teniamos tiempo, quizas mas tarde le dejara actuar libremente.
-Tu y yo tenemos muchas experiencias a nuestras espaldas, por ello, esta debe ser diferente a todas....¿No crees?- musite relamiendo mis labios al incorporarme de nuevo. Tras el observe una tela suave, aterciopelada que seguramente ocultaba un espejo de cuerpo entero, tirando de ella descubri una brillante superficie que me devolvio el reflejo de un rostro azorado y ligeramente sudoroso: el mio. Un perverso pensamiento cruzo mi mente como un relampago en una oscura noche. No tarde en hacer realidad ese pensamiento, volteando al joven Adam para que mirase su propio reflejo, su pecho descubierto, sus pezones enrojecidos y su pantalon que poco a poco se iba deslizando por sus suaves y torneados muslos con su virilidad descubierta.
Tire de ellos y ya no habia tela alguna que me impidiera presionar la tersura de sus nalgas con mi latente y ardiente hombria.
-Mirate, joven Apolo, por que este humilde servidor se rinde a tu jovial belleza- susurre lascivamente en su oido rozando con mi cadera sinuosa su zona trasera. Su sexo volvio a ser jalado y su cuello nuevamente profanado y como si el espiritu de una criatura de la noche me hubiese poseido mordi la piel, saboree la carne.
- Spoiler:
- (Siento el retraso ya que te prometi que postearia el sabado, pero los fines de semana son para mi la muerte ^^U Saludos)
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/05/2011
Re: Bonne Nuit Camarade [Priv]
Vittorio sin duda sabía lo que se hacía. Se notaba que no era un novato, al igual que Adam. Pero Adam no tenía tanta experiencia con hombres como con mujeres. Estaba más acostumbrado a que fuesen mujeres con las que tuviese ese juego de seducción, pocos hombres en la época actual se fijaban en otros. Solo unos pocos eran lo suficientemente abiertos. Y eso le gustaba. Le encantaba saber que su reciente amigos no ponía ningún tipo de barrera entre ambos, por suerte. Pues ya le había deseado desde el primer momento en que miró sus ojos. Esos ojos que le hacían perderse y que por ese mismo motivo se negó a mirar durante ese excitante momento. Ya estaba lo suficientemente perdido con sus movimientos y con sus caricias como para además sucumbir a una simple mirada. Pocas veces le ocurría.
Se quedó por unos segundos algo embobado al disfrutar de las caricias que el otro le prominaba por su cuerpo pero se sorprendió al sentir sus manos inmobilizadas. No intentó escabullirse. Ese juego le parecía divertido así que simplemente sonrió malicioso, mirandole a los ojos con el poco de autocontrol que le quedaba. Mirada que se vió interrumpida por el movimiento ajeno al inclinarse para lamer sus pezones. Adam cerró los ojos y jadeó, suavemente, en un susurró. Quedando así entreabierta la boca mientras por ella salían palabras entendibles o mejor dicho vocablos que no podían considerarse siquiera palabras. Sin sentido. Únicamente demostrando que aquello le agradaba. Y el líquido preseminal que salía por su miembro, sumado a la erección de sus pezones, también lo demostraba por si solo.
Un ligero suspiro de alivio salió de sus labios al verse sus pezones liberados del aprisionamiento que habían sufrido por parte de los labios ajenos más lo que vino a continuación hizo incluso sonrojar ligeramente al joven cortesano. ¿Y desde cuando Adam se sonrojaba? Tampoco habían conseguido atraparle e inmovilizarle demasiadas veces. - Creeme que..ya está siendo diferente.. - susurró como respuesta a su pregunta. Y tanto que estaba siendo diferente. De por sí acostarse con un hombre ya era una semi-novedad, pero además un hombre como Vittorio le añadía estimulantes nuevos. Por ende, Adam se encontraba indefenso ante los posibles "ataques" que recibiera. Él era normalmente el atacante ¿Cómo se sentiría siendo el atacado?.
Sus ojos se quedaron perplejos mirando su cuerpo fíjamente en el espejo. Le parecia increible que su miembro se viera de esa manera. Y solo de pensarlo se movió ligeramente como señal de que algo lo había sobreexcitado. Ese pensamiento de verse así mismo. - ¿Has visto como me tienes? No es justo, normalmente soy yo el que hace ver la excitación de los demás.. - murmuró desviando ligeramente la mirada con una mezcla de verguenza y enfurruñamiento. Le gustaba la situación, sí, pero se sentía extraño de sentirse dominado. Algo nuevo que según intuía su compañero iba a enseñarle no solo en ese cuartito sino en todo lo que restaba de noche.
No tardó en volver a mirar hacia el espejo pero volteó ligeramente el rostro, intentando alcanzar la mirada de Vittorio sin necesidad del cristal que le reflejaba. Un intento fallido que desenvocó en la vista del miembro ajeno. Y entonces fue cuando, habilmente, consiguió posicionarlo entre sus nalgas. Las apretó y seguidamente empezó a moverlas de arriba a abajo, procurando que se friccionaran. Un movimiento excitante para él y que esperaba también fuera para su acompañante. Lo hacía principalmente por eso después de todo.
- Si no me dejas tocarte con mis manos, lo haré de otra manera. Pero no te librarás de mí. - Volvió la vista al frente y ocultó los ojos bajó sus parpados al mismo tiempo que se mordía los labios. Señal que demostraba el deseo de besarle en ese mismo instante. Instante en el que sus caderas se movían y no solo ellas, también todo su cuerpo. Atrapando su miembro entre sus nalgas al mismo tiempo que sus pezones contra su espalda, manteniendose completamente pegado a él. Si Vittorio quería jugar Adam no sería el que se quedara atrás.
Se quedó por unos segundos algo embobado al disfrutar de las caricias que el otro le prominaba por su cuerpo pero se sorprendió al sentir sus manos inmobilizadas. No intentó escabullirse. Ese juego le parecía divertido así que simplemente sonrió malicioso, mirandole a los ojos con el poco de autocontrol que le quedaba. Mirada que se vió interrumpida por el movimiento ajeno al inclinarse para lamer sus pezones. Adam cerró los ojos y jadeó, suavemente, en un susurró. Quedando así entreabierta la boca mientras por ella salían palabras entendibles o mejor dicho vocablos que no podían considerarse siquiera palabras. Sin sentido. Únicamente demostrando que aquello le agradaba. Y el líquido preseminal que salía por su miembro, sumado a la erección de sus pezones, también lo demostraba por si solo.
Un ligero suspiro de alivio salió de sus labios al verse sus pezones liberados del aprisionamiento que habían sufrido por parte de los labios ajenos más lo que vino a continuación hizo incluso sonrojar ligeramente al joven cortesano. ¿Y desde cuando Adam se sonrojaba? Tampoco habían conseguido atraparle e inmovilizarle demasiadas veces. - Creeme que..ya está siendo diferente.. - susurró como respuesta a su pregunta. Y tanto que estaba siendo diferente. De por sí acostarse con un hombre ya era una semi-novedad, pero además un hombre como Vittorio le añadía estimulantes nuevos. Por ende, Adam se encontraba indefenso ante los posibles "ataques" que recibiera. Él era normalmente el atacante ¿Cómo se sentiría siendo el atacado?.
Sus ojos se quedaron perplejos mirando su cuerpo fíjamente en el espejo. Le parecia increible que su miembro se viera de esa manera. Y solo de pensarlo se movió ligeramente como señal de que algo lo había sobreexcitado. Ese pensamiento de verse así mismo. - ¿Has visto como me tienes? No es justo, normalmente soy yo el que hace ver la excitación de los demás.. - murmuró desviando ligeramente la mirada con una mezcla de verguenza y enfurruñamiento. Le gustaba la situación, sí, pero se sentía extraño de sentirse dominado. Algo nuevo que según intuía su compañero iba a enseñarle no solo en ese cuartito sino en todo lo que restaba de noche.
No tardó en volver a mirar hacia el espejo pero volteó ligeramente el rostro, intentando alcanzar la mirada de Vittorio sin necesidad del cristal que le reflejaba. Un intento fallido que desenvocó en la vista del miembro ajeno. Y entonces fue cuando, habilmente, consiguió posicionarlo entre sus nalgas. Las apretó y seguidamente empezó a moverlas de arriba a abajo, procurando que se friccionaran. Un movimiento excitante para él y que esperaba también fuera para su acompañante. Lo hacía principalmente por eso después de todo.
- Si no me dejas tocarte con mis manos, lo haré de otra manera. Pero no te librarás de mí. - Volvió la vista al frente y ocultó los ojos bajó sus parpados al mismo tiempo que se mordía los labios. Señal que demostraba el deseo de besarle en ese mismo instante. Instante en el que sus caderas se movían y no solo ellas, también todo su cuerpo. Atrapando su miembro entre sus nalgas al mismo tiempo que sus pezones contra su espalda, manteniendose completamente pegado a él. Si Vittorio quería jugar Adam no sería el que se quedara atrás.
- Spoiler:
- No te preocupes, yo también tardé ^^
Jean-Luc Tessier- Prostituta Clase Baja
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