AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Au pied de Notre-Dame [Yudea]
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Au pied de Notre-Dame [Yudea]
La noche se tornó un poco más fría a medida que bajaba la calle que la llevaría a su destino. La caminata sería algo larga, pero no le importó. La noche estaba perfecta, con la luna nueva parecía que había incluso más estrellas que nunca. Los zapatos contra la acera era lo único que podía escuchar, además de su respiración apaciguada y tranquila. Sentía las mejillas y la nariz fría, pero sólo porque aun no se había acostumbrado al clima del norte.
Ya había caminado tres cuadras, y aun no veía el puente.
A su izquierda había una pequeña plaza, de la cual algo le llamó la atención. Unas sombras se movían detrás de los arbustos. No soplaba el viento en ese momento, por lo que se quedó mirando fijo mientras seguía caminando, ahora acelerando el paso. Nada sucedió. Estaba algo paranoica, la gran ciudad definitivamente la estaba volviendo loca. Dejó la plaza atrás, olvidándose de ella por completo.
Respiró profundo, soltando el aire de a poco. En la calle no había mucho movimiento, pero estaba acostumbrada a ello. No solía salir de día simplemente por el hecho de haber demasiada gente en las calles. Demasiado ruido. Siempre buscaba algo de silencio y tranquilidad para poder pensar.
El puente se alzaba a pocos metros ahora. Delante se veían más personas. Hizo una mueca antes de comenzar a cruzar por sobre el río. No le sorprendió que allí, cerca del agua, hiciera un poco más de frío. El viento sopló de repente con fuerza, haciendo que la chica se tapara un poco más, intentando conservar el calor. Nuevamente aceleró el paso. No quería pasar una eternidad allí arriba, sin embargo la imagen de la ciudad desde allí era hermosa, y la cautivó por completo. Se tomó un momento para apreciar las pequeñas luces que se veían a lo lejos, todo a lo largo del río. El viento volvió a asaltarla, por lo que continuó su paso, algo irritada por el frío, una sensación que de noche no se sacaba de encima.
El puente terminaba en una bifurcación de calles, donde del lado de la derecha se alzaba la catedral de Notre-Dame, junto con una plaza que animaban la escena con colores radiantes de las flores, aunque con la poca luz que había, era difícil apreciarlo. Se frenó para admirar la increíble iglesia que se haya frente a ella, y por impulso, cruzó la plaza sin prestarle la mínima atención a su alrededor.
Sintió un nudo en la garganta. Era demasiada grandeza. Se sintió increíblemente insignificante. Una de las puertas principales estaba abierta, pero no se iba a animar a entrar, aunque la curiosidad le picaba. Había ignorado la religión toda su vida, al igual que a su madre cuando le hablaba de ella, pero respetaba las creencias. Incluso, se sentía pecadora delante de la catedral.
Su padre le vino a la mente. Dio dos pasos hacía atrás, y allí se quedó, inmóvil, paralizada y sobrecogida.
Ya había caminado tres cuadras, y aun no veía el puente.
A su izquierda había una pequeña plaza, de la cual algo le llamó la atención. Unas sombras se movían detrás de los arbustos. No soplaba el viento en ese momento, por lo que se quedó mirando fijo mientras seguía caminando, ahora acelerando el paso. Nada sucedió. Estaba algo paranoica, la gran ciudad definitivamente la estaba volviendo loca. Dejó la plaza atrás, olvidándose de ella por completo.
Respiró profundo, soltando el aire de a poco. En la calle no había mucho movimiento, pero estaba acostumbrada a ello. No solía salir de día simplemente por el hecho de haber demasiada gente en las calles. Demasiado ruido. Siempre buscaba algo de silencio y tranquilidad para poder pensar.
El puente se alzaba a pocos metros ahora. Delante se veían más personas. Hizo una mueca antes de comenzar a cruzar por sobre el río. No le sorprendió que allí, cerca del agua, hiciera un poco más de frío. El viento sopló de repente con fuerza, haciendo que la chica se tapara un poco más, intentando conservar el calor. Nuevamente aceleró el paso. No quería pasar una eternidad allí arriba, sin embargo la imagen de la ciudad desde allí era hermosa, y la cautivó por completo. Se tomó un momento para apreciar las pequeñas luces que se veían a lo lejos, todo a lo largo del río. El viento volvió a asaltarla, por lo que continuó su paso, algo irritada por el frío, una sensación que de noche no se sacaba de encima.
El puente terminaba en una bifurcación de calles, donde del lado de la derecha se alzaba la catedral de Notre-Dame, junto con una plaza que animaban la escena con colores radiantes de las flores, aunque con la poca luz que había, era difícil apreciarlo. Se frenó para admirar la increíble iglesia que se haya frente a ella, y por impulso, cruzó la plaza sin prestarle la mínima atención a su alrededor.
Sintió un nudo en la garganta. Era demasiada grandeza. Se sintió increíblemente insignificante. Una de las puertas principales estaba abierta, pero no se iba a animar a entrar, aunque la curiosidad le picaba. Había ignorado la religión toda su vida, al igual que a su madre cuando le hablaba de ella, pero respetaba las creencias. Incluso, se sentía pecadora delante de la catedral.
Su padre le vino a la mente. Dio dos pasos hacía atrás, y allí se quedó, inmóvil, paralizada y sobrecogida.
Candice Flamand- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/05/2011
Edad : 33
Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
Se acomodo la ropa fina y arreglo su cabello con los dedos mientras salía de la catedral vacía a aquellas hora a paso tranquilo; dejando el cadáver sin sangre de el párroco en el cubículo del confesionario, había sido un bocado delicioso. Rondando los cuarenta aun era un hombre atractivo y si había algo que le gustaba en sus presas era la belleza. Sonrió para sus adentros, había sido una buena noche, que haría ahora?
Pensaba en eso cuando nada más salir choco con la visión de una muchachita indefensa... joven, muy joven igual que bella. El frio tenía su piel más blanca de lo normal y sus labios rojos por el frio, sus pestañas largas adornando sus ojos grandes, de facciones delicadas y gesto humilde... le pareció encantadora e irresistible.
-buenas noches señorita, que hace solitaria por aquí? Me temo que el párroco no se encuentra, eh entrado a buscarlo pero no está- le hablo mientras sonreía de medio lado con el tono afable que llevaba ya ensañado más de un milenio en sus labios.
El frio golpeo su rostro y los intio agradable, amaba el frio, no hacia mella contra su piel muerta pero cuando era extremo las cuchillas que lastimarian la piel humana, eran apenas caricias para el, amaba la noche, amaba su inmortalidad y por supuesto amaba que esta le dejase conocer tantas criaturas bellas a lo largo de su vida. La que tenia enfrente en especial, parecia especialmente tentadora
Pensaba en eso cuando nada más salir choco con la visión de una muchachita indefensa... joven, muy joven igual que bella. El frio tenía su piel más blanca de lo normal y sus labios rojos por el frio, sus pestañas largas adornando sus ojos grandes, de facciones delicadas y gesto humilde... le pareció encantadora e irresistible.
-buenas noches señorita, que hace solitaria por aquí? Me temo que el párroco no se encuentra, eh entrado a buscarlo pero no está- le hablo mientras sonreía de medio lado con el tono afable que llevaba ya ensañado más de un milenio en sus labios.
El frio golpeo su rostro y los intio agradable, amaba el frio, no hacia mella contra su piel muerta pero cuando era extremo las cuchillas que lastimarian la piel humana, eran apenas caricias para el, amaba la noche, amaba su inmortalidad y por supuesto amaba que esta le dejase conocer tantas criaturas bellas a lo largo de su vida. La que tenia enfrente en especial, parecia especialmente tentadora
Yudea- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/04/2011
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Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
Se sobresaltó al oír pasos dentro de la catedral. Alguien se acercaba de a poco, pero lo suficientemente rápido para no darle tiempo a salir de allí. Se quedó observando la puerta simplemente para ver quien se aparecía, paralizada.
Luego de unos segundos de tensión, se encontró con el rostro de un hombre joven y atractivo, el cual le llamó la atención al instante, sin embargo había algo en él que le daba miedo. Quiso salir corriendo de allí, pero sus piernas no querían moverse, y su cabeza no obedecía. Dio un paso hacía atrás, por la pelea interior que estaba llevando. Pero entonces se escuchó una voz, proveniente de aquel joven de ojos penetrantes, dejando su batalla completamente a su deriva.
Sus palabras la llenaron de dudas.
- "¿El párroco? ¿Porqué vendría a buscarlo? Y si no está, ¿porqué está abierta la iglesia?" - Preguntas sin respuesta ni sentido comenzaron a rondarle por la mente. Se quedó muda, petrificada y confundida. Sus sentimientos eran confusos, lo miraba con desconfianza, pero al mismo tiempo había algo, algo que le decía que podía confiar. Trató de callar su voz interna, su corazón y su cabeza para dejar de lado todo eso, y al menos decir algo para no quedar en ridícula, que era lo que estaba haciendo en ese momento. Su sonrisa hizo que se ponga nerviosa.
- No estaba buscando a nadie - contestó. Su voz se escuchó lo suficientemente alta a pesar de que solo había sido un murmullo. Se percató de que el silencio allí era aterrador. Dio otro paso hacía atrás, tratando de resistirse con ella misma. - Quería conocer la catedral - siguió. Aquello último salió de improvisto. Su mente comenzaba a funcionar sola, y eso no le gustaba en absoluto. Abrió los ojos, arrepentida, sin quitarle la mirada de encima.
Luego de unos segundos de tensión, se encontró con el rostro de un hombre joven y atractivo, el cual le llamó la atención al instante, sin embargo había algo en él que le daba miedo. Quiso salir corriendo de allí, pero sus piernas no querían moverse, y su cabeza no obedecía. Dio un paso hacía atrás, por la pelea interior que estaba llevando. Pero entonces se escuchó una voz, proveniente de aquel joven de ojos penetrantes, dejando su batalla completamente a su deriva.
Sus palabras la llenaron de dudas.
- "¿El párroco? ¿Porqué vendría a buscarlo? Y si no está, ¿porqué está abierta la iglesia?" - Preguntas sin respuesta ni sentido comenzaron a rondarle por la mente. Se quedó muda, petrificada y confundida. Sus sentimientos eran confusos, lo miraba con desconfianza, pero al mismo tiempo había algo, algo que le decía que podía confiar. Trató de callar su voz interna, su corazón y su cabeza para dejar de lado todo eso, y al menos decir algo para no quedar en ridícula, que era lo que estaba haciendo en ese momento. Su sonrisa hizo que se ponga nerviosa.
- No estaba buscando a nadie - contestó. Su voz se escuchó lo suficientemente alta a pesar de que solo había sido un murmullo. Se percató de que el silencio allí era aterrador. Dio otro paso hacía atrás, tratando de resistirse con ella misma. - Quería conocer la catedral - siguió. Aquello último salió de improvisto. Su mente comenzaba a funcionar sola, y eso no le gustaba en absoluto. Abrió los ojos, arrepentida, sin quitarle la mirada de encima.
Candice Flamand- Humano Clase Media
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Edad : 33
Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
La chica le miro con desconfianza y yudea sonrio, no parecia tonta y desconfiaba de el, sus pensamientos revolotearon hasta su mente y le sonrio mientras se hacia un poco al lado, como si le invitace a entrar a la catedral.
- El parroco no esta solo vi al velador pero no creo que le moleste que entres...- ahora que lo pensaba la chica le habia visto salir de ahi, al dia siguiente cuendo los demas notaran que el parroco llacia muerto en el confesionario ella ataria cabos, apenas lo conocia y ya sentia recelo por el. Cuando se enterara del parroco muerto no seria mucho lo que su cerebro tuviese que procesar antes de culparlo- vamos, entra- ordeno usando su habilidad vampirica para obligarla a entrar, cerrando la puerta tras el dejandolos a ambos encerrados en el recinto- no eres tonta- sonrio sin la mas minima intencion de seguir aparentando bodad y amabilidad- desconfias de mi? la verdad es que el parroco no esta por que acabo de asesinarlo... y tu...- ladeo el rostro extendiendo sus dedos hasta tomar su menton y levantarle el rostro- tu no debiste verme aqui... pero eres demaciado bonita como para matarte... - la miro a los ojos... paseo la mirada por sus mejillas.. por sus labios y con un solo movimiento rasgo el principio del vestido dejando ver el principio del valle de sus senos- creo que podrias convencerme de tratarte bien....
humana indefenza y bella... justo como le gustaban, su piel alcanzaba a persivirse suave... como una fruta madura lista para ser deborada y el de repente se sentia hambriento.
Dentro de la catedral solo las velas del altar iluminaban el lugar, iluminando el rostro de yudea de forma irreal, mas bello y terrorifico que nunca
- El parroco no esta solo vi al velador pero no creo que le moleste que entres...- ahora que lo pensaba la chica le habia visto salir de ahi, al dia siguiente cuendo los demas notaran que el parroco llacia muerto en el confesionario ella ataria cabos, apenas lo conocia y ya sentia recelo por el. Cuando se enterara del parroco muerto no seria mucho lo que su cerebro tuviese que procesar antes de culparlo- vamos, entra- ordeno usando su habilidad vampirica para obligarla a entrar, cerrando la puerta tras el dejandolos a ambos encerrados en el recinto- no eres tonta- sonrio sin la mas minima intencion de seguir aparentando bodad y amabilidad- desconfias de mi? la verdad es que el parroco no esta por que acabo de asesinarlo... y tu...- ladeo el rostro extendiendo sus dedos hasta tomar su menton y levantarle el rostro- tu no debiste verme aqui... pero eres demaciado bonita como para matarte... - la miro a los ojos... paseo la mirada por sus mejillas.. por sus labios y con un solo movimiento rasgo el principio del vestido dejando ver el principio del valle de sus senos- creo que podrias convencerme de tratarte bien....
humana indefenza y bella... justo como le gustaban, su piel alcanzaba a persivirse suave... como una fruta madura lista para ser deborada y el de repente se sentia hambriento.
Dentro de la catedral solo las velas del altar iluminaban el lugar, iluminando el rostro de yudea de forma irreal, mas bello y terrorifico que nunca
Yudea- Vampiro Clase Alta
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Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
El silencio repentino se hizo incómodo y sombrío. No había sido buena idea ir allí, de noche, tan tarde. Aquellos ojos, que a la oscuridad parecían más tenebrosos, le dieron miedo. Por un momento, tomó conciencia de ello, sin embargo, él sonreía de manera extrañamente amable.
Su voz aterciopelada volvió a romper el silencio, insistiendo en el tema, haciendo que la joven retrocediera de nuevo. Sus labios temblaron, sin embargo no lograba salir corriendo de allí. Él se quedó cayado, pensativo, y ella simplemente no sabía que hacer. ¿El velador? ¿El párroco? ¿Qué importaba todo eso? ¿Por qué seguía insistiendo? No, algo no andaba bien. Estaba por darse la vuelta e irse, sin embargo, algo sucedió.
- Vamos, entra - habló la voz desconocida. Entonces sus pies hicieron el trabajo por ella, y su mente se nubló por completo. Entró a la catedral, en contra de su voluntad. El corazón se aceleró, de sobremanera esta vez, y el ritmo iba a persistir. Las pupilas se le dilataron al entrar allí. Reinaba el silencio, se podía distinguir el sonido de las velas quemándose, y de la cera cayendo, pero no prestó atención. No entendía como había entrado allí. Su boca se secó de repente, y miró hacia atrás, encontrándose con el muchacho de nuevo. Podía sentir el latido en su garganta y en sus oídos, su respiración se volvió irregular.
Vio un cambio extremo en su expresión. Sus facciones se volvieron serias y rígidas, y su sonrisa ya no era amable, sino escalofriante. Estaba paralizada, encerrada, sin escapatoria.
- Desconfias de mi? La verdad es que el parroco no esta por que acabo de asesinarlo... - esa última palabra retumbó en su mente como eco, y no daba crédito a lo que acababa de oír. Sus ojos se abrieron aun más. - Y tu... - sus dedos fríos tocaron su mentón, obligándola a mirarlo, aunque no cambiaba los hechos, no iba a desviar la mirada. Su rostro no mostraba más que miedo. - Tú no debiste verme aqui... pero eres demaciado bonita como para matarte...
- ¿Ma...tarme? - su voz sonó apagada, llena de pavor. ¿Era una broma? Debía serlo, no, no lograba asimilarlo.
Él rasgó su vestido, dejando su piel expuesta. Sus mejillas tomaron un tono rosado, completamente avergonzada.
- Creo que podrias convencerme de tratarte bien.... - fue entonces cuando la chica tomó valor, proveniente de algún lugar desconocido de su cuerpo. Con la mano derecha se cubrió el pecho, y con la izquierda atinó una bofetada.
Su voz aterciopelada volvió a romper el silencio, insistiendo en el tema, haciendo que la joven retrocediera de nuevo. Sus labios temblaron, sin embargo no lograba salir corriendo de allí. Él se quedó cayado, pensativo, y ella simplemente no sabía que hacer. ¿El velador? ¿El párroco? ¿Qué importaba todo eso? ¿Por qué seguía insistiendo? No, algo no andaba bien. Estaba por darse la vuelta e irse, sin embargo, algo sucedió.
- Vamos, entra - habló la voz desconocida. Entonces sus pies hicieron el trabajo por ella, y su mente se nubló por completo. Entró a la catedral, en contra de su voluntad. El corazón se aceleró, de sobremanera esta vez, y el ritmo iba a persistir. Las pupilas se le dilataron al entrar allí. Reinaba el silencio, se podía distinguir el sonido de las velas quemándose, y de la cera cayendo, pero no prestó atención. No entendía como había entrado allí. Su boca se secó de repente, y miró hacia atrás, encontrándose con el muchacho de nuevo. Podía sentir el latido en su garganta y en sus oídos, su respiración se volvió irregular.
Vio un cambio extremo en su expresión. Sus facciones se volvieron serias y rígidas, y su sonrisa ya no era amable, sino escalofriante. Estaba paralizada, encerrada, sin escapatoria.
- Desconfias de mi? La verdad es que el parroco no esta por que acabo de asesinarlo... - esa última palabra retumbó en su mente como eco, y no daba crédito a lo que acababa de oír. Sus ojos se abrieron aun más. - Y tu... - sus dedos fríos tocaron su mentón, obligándola a mirarlo, aunque no cambiaba los hechos, no iba a desviar la mirada. Su rostro no mostraba más que miedo. - Tú no debiste verme aqui... pero eres demaciado bonita como para matarte...
- ¿Ma...tarme? - su voz sonó apagada, llena de pavor. ¿Era una broma? Debía serlo, no, no lograba asimilarlo.
Él rasgó su vestido, dejando su piel expuesta. Sus mejillas tomaron un tono rosado, completamente avergonzada.
- Creo que podrias convencerme de tratarte bien.... - fue entonces cuando la chica tomó valor, proveniente de algún lugar desconocido de su cuerpo. Con la mano derecha se cubrió el pecho, y con la izquierda atinó una bofetada.
Candice Flamand- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/05/2011
Edad : 33
Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
giro un poco el rostro recibiendo el golpe, podría haberlo evitado fácilmente pero dejo que aquella pequeña mano blanca se encontrara de lleno con su rostro.
-ten cuidado niña que se te podría secar la mano- hablo con voz de hielo mientras tomaba la mano que le había golpeado y la levantaba terminando de rasgar su vestido, al principio solo había querido provocarla, tal vez burlarse un poco de ella y después borrar su memoria y dejarla marchar pero la chiquilla se había puesto valiente. Había levantado su mano contra el y el la levantaría contra ella.
Sus sombras se proyectaban por toda la catedral y bailaban cual fantasmas en las paredes sagradas, la sangre el párroco había sido de lejos de las mejores que había probado... el estilo de vida? La mentira en su vida? No tenia idea de lo que había sido pero aunque se había resistido a hacerlo la sangre de aquel hombre le había llamado hasta terminar devorándolo... algo similar le pasaba con la chica... semi desnuda, humana e indefensa hubiese sido muy sencillo torturarla, sonrió tal vez venderla... tal vez simplemente llevarla a alguna de aquellas fiestas de ricos donde podrían tomarla una y otra vez... normalmente una idea asi se le aria perversamente atrayente pero en ese momento... no le apeteció... extrañado la bajo despacio al suelo y soltó la mano de la que la sostenía, un suspiro contrariado salio de sus labios y termino por sacarse el largo abrigo negro cubriéndola.
-anda pontelo o te congelaras- dijo con fastidio no acostumbrado a tener gesto alguno de amabilidad o consideración con nadie- de cualquier forma ni siquiera era un buen párroco, violaba niños y robaba las limosnas- soltó como si nada mientras caminaba a las puertas de la iglesia y abría la puerta- anda, largo antes de que me arrepienta- hablo mientras la luna dibujaba desde el exterior la negrura de su silueta con un halo de luz que no mostraba lo que en verdad era...un muerto en vida, un demonio.
-ten cuidado niña que se te podría secar la mano- hablo con voz de hielo mientras tomaba la mano que le había golpeado y la levantaba terminando de rasgar su vestido, al principio solo había querido provocarla, tal vez burlarse un poco de ella y después borrar su memoria y dejarla marchar pero la chiquilla se había puesto valiente. Había levantado su mano contra el y el la levantaría contra ella.
Sus sombras se proyectaban por toda la catedral y bailaban cual fantasmas en las paredes sagradas, la sangre el párroco había sido de lejos de las mejores que había probado... el estilo de vida? La mentira en su vida? No tenia idea de lo que había sido pero aunque se había resistido a hacerlo la sangre de aquel hombre le había llamado hasta terminar devorándolo... algo similar le pasaba con la chica... semi desnuda, humana e indefensa hubiese sido muy sencillo torturarla, sonrió tal vez venderla... tal vez simplemente llevarla a alguna de aquellas fiestas de ricos donde podrían tomarla una y otra vez... normalmente una idea asi se le aria perversamente atrayente pero en ese momento... no le apeteció... extrañado la bajo despacio al suelo y soltó la mano de la que la sostenía, un suspiro contrariado salio de sus labios y termino por sacarse el largo abrigo negro cubriéndola.
-anda pontelo o te congelaras- dijo con fastidio no acostumbrado a tener gesto alguno de amabilidad o consideración con nadie- de cualquier forma ni siquiera era un buen párroco, violaba niños y robaba las limosnas- soltó como si nada mientras caminaba a las puertas de la iglesia y abría la puerta- anda, largo antes de que me arrepienta- hablo mientras la luna dibujaba desde el exterior la negrura de su silueta con un halo de luz que no mostraba lo que en verdad era...un muerto en vida, un demonio.
- Spoiler:
- Se supone que tenia que agarrarte cariño no querer violarte! algo esta verdaderamente mal conmigo....
Yudea- Vampiro Clase Alta
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Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
Se había equivocado. Su valentía no sirvió, y sintió que su muerte se aproximaba en manos de aquel desconocido. Su mano chocó contra su gélida piel, sin ocasionarle ningún daño. Sus ojos se abrieron más, al sentir que tomó su mano. Seguía cubriéndose, sin embargo él terminó de rasgar su vestido.
El terror la invadió por completo. Su mente intentaba tranquilizarla, diciendo que todo era un sueño, algo irreal. Sintió frío, y las rodillas le temblaron, frágiles. De no ser porque él la tenía tomada de la mano, ya se hubiese desplomado en el suelo. El corazón se le salía por la garganta, y un nudo apretó esta última, sintiendo que los ojos se le llenaban de lágrimas. No quería aceptarlo. No quería saber que haría con ella, y sin embargo, iba a presenciarlo, sin tener su consentimiento.
Fue entonces cuando el joven la bajó al suelo, rozando el frío suelo con su piel descubierta. Lo miraba, observando cada movimiento que hacía, para encontrar el momento perfecto para escapar. Pero algo la dejó completamente atónita. Él se quitó el abrigo y la cubrió. Ella volvió a respirar, sin entender nada de lo que había pasando, alejándose un poco al arrastrarse por el suelo, sin quitarle los ojos de encima. Tomó el abrigo del joven y se cubrió, desconfiadamente.
Se dirigió a la puerta, abriéndola y dejándola libre, pero ella quedó perpleja, paralizada en el suelo. No entendía, no entendía porque aquella persona le había perdonado. No entendía porqué había confesado su asesinato, ni el porque justificaba su muerte.
Indefensa en el suelo, se quedó allí, con el miedo latente de que la atacaría, o que incluso si salía de la iglesia la perseguiría y la mataría en cualquier rincón de la enorme ciudad.
El terror la invadió por completo. Su mente intentaba tranquilizarla, diciendo que todo era un sueño, algo irreal. Sintió frío, y las rodillas le temblaron, frágiles. De no ser porque él la tenía tomada de la mano, ya se hubiese desplomado en el suelo. El corazón se le salía por la garganta, y un nudo apretó esta última, sintiendo que los ojos se le llenaban de lágrimas. No quería aceptarlo. No quería saber que haría con ella, y sin embargo, iba a presenciarlo, sin tener su consentimiento.
Fue entonces cuando el joven la bajó al suelo, rozando el frío suelo con su piel descubierta. Lo miraba, observando cada movimiento que hacía, para encontrar el momento perfecto para escapar. Pero algo la dejó completamente atónita. Él se quitó el abrigo y la cubrió. Ella volvió a respirar, sin entender nada de lo que había pasando, alejándose un poco al arrastrarse por el suelo, sin quitarle los ojos de encima. Tomó el abrigo del joven y se cubrió, desconfiadamente.
Se dirigió a la puerta, abriéndola y dejándola libre, pero ella quedó perpleja, paralizada en el suelo. No entendía, no entendía porque aquella persona le había perdonado. No entendía porqué había confesado su asesinato, ni el porque justificaba su muerte.
Indefensa en el suelo, se quedó allí, con el miedo latente de que la atacaría, o que incluso si salía de la iglesia la perseguiría y la mataría en cualquier rincón de la enorme ciudad.
Candice Flamand- Humano Clase Media
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Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
-Quieres que me arrepienta?- pregunto irritado, que diablos pasaba con aquella chica? Primero parecía una muñeca sin vida, después una fiera defendiéndose y al final…un conejillo asustado. Debía admitir que de las tres facetas la del conejillo era la que lo descolocaba mas. Camino paciente hasta ella, por alguna razón se sentía paciente en su presencia, decían que los humanos despedían ciertos aromas indetectables que los volvían afines con otros…bueno parecía que aquella chica emanaba un tranquiliza yudeas. Por que se sentía lo suficientemente condescendiente como para no asesinarla de una vez.
-Que sucede quieres que te mate o que?- le pregunto agachándose a su lado, sonrió al verla tan asustada y extendió una mano hasta su barbilla levantándole el rostro- o quieres que te viole? No me importaría eres muy bella- bajando el dedo por el cuello…hasta el valle de sus senos- si no te marchas ahora mismo voy a aprovecharme de ti- le advirtió algo divertido con su expresión y finalmente la acorralo contra el suelo con la sola intención de asustarla- si…creo que eso te gustaría… no es por presumir pero soy un excelente amante… te are tocar la gloria- le susurro por primera vez desde hacia siglos con la sola intención de asustarla mas y divertirse a su costa… dicho sea de paso no es que no se le antojase disfrutar de su cuerpo.
Su mirada se paseo descuidadamente sobre la chica, estaba prácticamente desnuda bajo su abrigo… una posición condenadamente sensual si alguien preguntaba… solo… no se le antojaba violarla… de momento.
-Que sucede quieres que te mate o que?- le pregunto agachándose a su lado, sonrió al verla tan asustada y extendió una mano hasta su barbilla levantándole el rostro- o quieres que te viole? No me importaría eres muy bella- bajando el dedo por el cuello…hasta el valle de sus senos- si no te marchas ahora mismo voy a aprovecharme de ti- le advirtió algo divertido con su expresión y finalmente la acorralo contra el suelo con la sola intención de asustarla- si…creo que eso te gustaría… no es por presumir pero soy un excelente amante… te are tocar la gloria- le susurro por primera vez desde hacia siglos con la sola intención de asustarla mas y divertirse a su costa… dicho sea de paso no es que no se le antojase disfrutar de su cuerpo.
Su mirada se paseo descuidadamente sobre la chica, estaba prácticamente desnuda bajo su abrigo… una posición condenadamente sensual si alguien preguntaba… solo… no se le antojaba violarla… de momento.
Yudea- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/04/2011
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Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
Su voz hizo eco en la catedral, en sus oídos, en su mente. La respuesta era obvia, pero no se atrevió a contestar. Se acercó a ella, agachándose y quedándose a su altura. Candice se tapó aun más, queriendo retroceder un poco, pero su cuerpo ya no le respondía. Estaba paralizada, sus ojos llenos de terror, pánico, agonía. Sus labios temblaban sobre sus fríos dedos. No se atrevió a desafiarlo, no esta vez. Pensó en gritar, pero quedó muy claro que nadie la escucharía, la Catedral estaba abandonada, y solo dos almas se encontraban en ella.
- ...eres muy bella. - Cerró los ojos, mientras el se deslizaba sobre su cuello, bajando de a poco. El simple tacto hacía que se le erice la piel. Lo volvió a mirar, aun más aterrada que antes. Se arrepintió de haberse quedado. Hubiese escapado ni bien él le dio la oportunidad. - Si no te marchas ahora mismo voy a aprovecharme de ti - Iba a moverse, pero él no le dio tiempo, simplemente la acorraló, dejándola sin escapatoria. Su corazón se desbordaba. Abrió la boca para decirle algo, pero volvió a cerrarla inmediatamente, aterrorizada. Incluso el piso era más cálido que él.
Sus palabras susurradas provocaron un escalofrío en su cuerpo. Le temblaban las manos, sobre el abrigo que no le pertenecía, cobardes de hacer cualquier movimiento. Las uñas se clavaron en el abrigo, como si este último fuese un escudo que no la protegería de nada. Sus ojos se llenaron de lágrimas por el miedo, por el frío y por el arrepentimiento que sentía en su interior.
- Le - comenzó, con la voz quebrada y dudosa, en un susurro. - Le daré lo que quiera... Sólo no-no me lastime, monsieur. - Jamás se escuchó a sí misma de esa forma, completamente entregada y sumisa, asustada y dudosa. Sus ojos pidieron piedad, y su mente comenzó a rezar por salvación.
- ...eres muy bella. - Cerró los ojos, mientras el se deslizaba sobre su cuello, bajando de a poco. El simple tacto hacía que se le erice la piel. Lo volvió a mirar, aun más aterrada que antes. Se arrepintió de haberse quedado. Hubiese escapado ni bien él le dio la oportunidad. - Si no te marchas ahora mismo voy a aprovecharme de ti - Iba a moverse, pero él no le dio tiempo, simplemente la acorraló, dejándola sin escapatoria. Su corazón se desbordaba. Abrió la boca para decirle algo, pero volvió a cerrarla inmediatamente, aterrorizada. Incluso el piso era más cálido que él.
Sus palabras susurradas provocaron un escalofrío en su cuerpo. Le temblaban las manos, sobre el abrigo que no le pertenecía, cobardes de hacer cualquier movimiento. Las uñas se clavaron en el abrigo, como si este último fuese un escudo que no la protegería de nada. Sus ojos se llenaron de lágrimas por el miedo, por el frío y por el arrepentimiento que sentía en su interior.
- Le - comenzó, con la voz quebrada y dudosa, en un susurro. - Le daré lo que quiera... Sólo no-no me lastime, monsieur. - Jamás se escuchó a sí misma de esa forma, completamente entregada y sumisa, asustada y dudosa. Sus ojos pidieron piedad, y su mente comenzó a rezar por salvación.
Candice Flamand- Humano Clase Media
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Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
Escucho sus palabras y sonrió, aquello si que no se lo esperaba… que linda, pensó para si mismo, se veía tan adorable asustada y llorosa, por que no conservarla con el?
-Lo que sea has dicho?- sonrió de medio lado y la tomo por un brazo, aun por encima de la tela de la capa levantándola y girándola hacia la cruz que se imponía en medio de la enorme catedral- entonces júralo…- le hablo al oído haciéndola hincarse frente al símbolo religioso- quiero escucharte jurarlo hermosa criatura…que harás todo cuanto yo te mande…- y las palabras le supieron a gloria…
Saber que solo la capa lo separaba su su piel no le ayudaba en lo mas mínimo… la chica no lo sabia pero lo que había dicho había encendido el libido que había estado durmiente hasta ahora… solo necesitaba escuchar aquellas palabras una vez mas…su voz gimoteando, pasita y sumisa para desearla aun mas…
Las manos en los hombros de la joven le quemaron, deseando deslizar la tela y apreciar la piel…besarla…poseerla… Parecía que había hecho bien en salir aquella noche. Pocas veces podía uno encontrarse con semejante manjar…listo para ser devorado…
-Lo que sea has dicho?- sonrió de medio lado y la tomo por un brazo, aun por encima de la tela de la capa levantándola y girándola hacia la cruz que se imponía en medio de la enorme catedral- entonces júralo…- le hablo al oído haciéndola hincarse frente al símbolo religioso- quiero escucharte jurarlo hermosa criatura…que harás todo cuanto yo te mande…- y las palabras le supieron a gloria…
Saber que solo la capa lo separaba su su piel no le ayudaba en lo mas mínimo… la chica no lo sabia pero lo que había dicho había encendido el libido que había estado durmiente hasta ahora… solo necesitaba escuchar aquellas palabras una vez mas…su voz gimoteando, pasita y sumisa para desearla aun mas…
Las manos en los hombros de la joven le quemaron, deseando deslizar la tela y apreciar la piel…besarla…poseerla… Parecía que había hecho bien en salir aquella noche. Pocas veces podía uno encontrarse con semejante manjar…listo para ser devorado…
Yudea- Vampiro Clase Alta
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Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
Evidentemente había tocado un nervio, sin embargo, desconocía las ventajas que eso le presentaba para ella. Esas palabras le costarían la libertad. Sería una esclava de aquel desconocido, por tiempo indeterminado. Se le hizo un nudo en la garganta, entendiendo la gravedad de todo aquello, y se arrepintió de abrir la boca. Nuevamente se había equivocado. Su sonrisa la puso nerviosa, sus ojos aun estaban al borde de lágrimas de desesperación.
Sintió su fría piel sobre su hombro, y fue obligada a moverse. Aguantó la respiración, sin saber que esperar, sintiéndose insignificante. Levantó la vista desde su nueva posición para apreciar la cruz que se erguía en medio de la catedra. Sus rodillas tocaron el suelo, y sus manos se aferraron aun más al abrigo. Agachó la cabeza, temblando, observando que sus mechones de pelo acariciaban el piso de forma inquieta.
- Entonces júralo… - Sus ojos deslumbraron la figura religiosa, con miedo. Pero más miedo sentía por él, por lo que él le haría hacer. Un sollozo escapó de su boca, sin que ella lo permitiese. No podía dejar de temblar, era incontrolable. El nudo en la garganta, un dolor en el pecho, y la terrible muerte que veía aproximarse de a poco, lenta y sigilosamente.
Estaba acorralada, atrapada, sin salida, sin escape. Esa noche había sido un error tras otro, y tomó consciencia de eso. Cada paso que dio, cada gesto, cada palabra, cada mirada. Dos lágrimas gruesas se deslizaron por sus mejillas, desesperadas por caer a las baldosas sin vida, abandonándola a su suerte.
- Lo juro - se escuchó, por más murmullo que fuese, la catedral descubría todas las palabras que salían al aire. Miró el piso, sabiendo que a partir de allí, todo cambiaría.
Esas dos palabras la condenaban a su merced.
Sintió su fría piel sobre su hombro, y fue obligada a moverse. Aguantó la respiración, sin saber que esperar, sintiéndose insignificante. Levantó la vista desde su nueva posición para apreciar la cruz que se erguía en medio de la catedra. Sus rodillas tocaron el suelo, y sus manos se aferraron aun más al abrigo. Agachó la cabeza, temblando, observando que sus mechones de pelo acariciaban el piso de forma inquieta.
- Entonces júralo… - Sus ojos deslumbraron la figura religiosa, con miedo. Pero más miedo sentía por él, por lo que él le haría hacer. Un sollozo escapó de su boca, sin que ella lo permitiese. No podía dejar de temblar, era incontrolable. El nudo en la garganta, un dolor en el pecho, y la terrible muerte que veía aproximarse de a poco, lenta y sigilosamente.
Estaba acorralada, atrapada, sin salida, sin escape. Esa noche había sido un error tras otro, y tomó consciencia de eso. Cada paso que dio, cada gesto, cada palabra, cada mirada. Dos lágrimas gruesas se deslizaron por sus mejillas, desesperadas por caer a las baldosas sin vida, abandonándola a su suerte.
- Lo juro - se escuchó, por más murmullo que fuese, la catedral descubría todas las palabras que salían al aire. Miró el piso, sabiendo que a partir de allí, todo cambiaría.
Esas dos palabras la condenaban a su merced.
Candice Flamand- Humano Clase Media
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Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
Le tomo por el mentón y le levanto el rostro con una sonrisa.
-juras que?- insistió mientras la mano que sostenia su rostro iba bajando, deslizando la tela de la capa por sus hombros la descubrió parando sus dedos por su piel desuda- dilo claro amore... que juras?- pregunto con mas insistencia mientras la sonrisa de satisfacción no se iba de su rostro.
Se puso tras ella agachándose para estar a su altura y volvió a tomarla por el mentón mientras besaba la piel de sus hombros y su otra mano se deslizaba por su vientre...acariciando... bajando peligrosamente, buscando el de su cuerpo.
Quiero escuchar exactamente que estas jurando preciosa...- susurro el su oído mientras ya una mano se habia metido entre sus piernas acariciando sus pliegues y la otra jugaba con uno de sus pezones. Hacia unos momentos sus lagrimas le habían hecho ceder pero ahora solo lo hacían desearla mas... la chica estaba temblando y el solo pensaba en lo delicioso que seria poseerla en ese estado...
De cualquier forma... si ella pasaba a ser de su pertenencia tendría cuidado de no diñarla, no quería romper nada que fuese suyo... menos cuando era una pertenencia tan bella... Seria muy entretenido tener una nueva mascota con el... desgraciadamente era una humana... no le duraría demasiado. Pero podía divertirse con ella mientras durara, pensó mientras sus labios rosaban el cuello de la joven, solo esperaba que no intentase nada estúpido... enfadado podía incluso olvidarse del interés que despertaba en el.
-juras que?- insistió mientras la mano que sostenia su rostro iba bajando, deslizando la tela de la capa por sus hombros la descubrió parando sus dedos por su piel desuda- dilo claro amore... que juras?- pregunto con mas insistencia mientras la sonrisa de satisfacción no se iba de su rostro.
Se puso tras ella agachándose para estar a su altura y volvió a tomarla por el mentón mientras besaba la piel de sus hombros y su otra mano se deslizaba por su vientre...acariciando... bajando peligrosamente, buscando el de su cuerpo.
Quiero escuchar exactamente que estas jurando preciosa...- susurro el su oído mientras ya una mano se habia metido entre sus piernas acariciando sus pliegues y la otra jugaba con uno de sus pezones. Hacia unos momentos sus lagrimas le habían hecho ceder pero ahora solo lo hacían desearla mas... la chica estaba temblando y el solo pensaba en lo delicioso que seria poseerla en ese estado...
De cualquier forma... si ella pasaba a ser de su pertenencia tendría cuidado de no diñarla, no quería romper nada que fuese suyo... menos cuando era una pertenencia tan bella... Seria muy entretenido tener una nueva mascota con el... desgraciadamente era una humana... no le duraría demasiado. Pero podía divertirse con ella mientras durara, pensó mientras sus labios rosaban el cuello de la joven, solo esperaba que no intentase nada estúpido... enfadado podía incluso olvidarse del interés que despertaba en el.
Yudea- Vampiro Clase Alta
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Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
Su respiración le jugó en contra cuando el insistió. ¿Cuándo acabaría esa tortura? ¿Acaso no era suficiente? ¿Nada lo satisfacía? Fue obligada a levantar el rostro. No solo sentía impotencia, sino ira. ¿Porqué se aprovechaba de ella? ¿Porqué jugaba de esa manera, cruel y fría? Sintió sus gélidos dedos recorrer sus hombros, mientras que con la otra bajaba por su vientre, a tal punto de tocarla indebidamente. Sus labios rozaron su piel, haciendo que se estremeciera. Las lágrimas seguían el mismo surco que las anteriores, dejando en claro que estaba indefensa.
Había dos caminos: podía resistirse, y ganar su muerte, o ceder y perder su libertad. Estaba más que claro que sus ojos, su piel, su voz, todo era peligroso, incluso estar a su lado, incluso mirarlo. Sabía que moriría si no hacía como su "dueño" lo indicaba. Sus manos se cerraron en dos puños, sus ojos se cegaron del miedo, mientras él la tocaba como nadie lo había hecho nunca. - "¿Qué hice para merecer esto?" - gritó el fondo de su mente, mientras su cuerpo volvía a estremecerse por el toque de aquel visitante desconocido.
- Basta... - rogó, con la voz quebrada, temblando, intentando recuperar sus sentidos que le habían sido arrebatados por la situación en la que se encontraba. - Por favor, juro... - tomó aire, ya que se estaba ahogando en su llanto y en su respiración entrecortada. - Juro que haré lo que quiera - dijo, abriendo los ojos, mirando fijo a la cruz, rogando piedad a Dios, o a quien sea. - Basta... - volvió a repetir, sabiendo que no podía hacer más para salvarse.
Había dos caminos: podía resistirse, y ganar su muerte, o ceder y perder su libertad. Estaba más que claro que sus ojos, su piel, su voz, todo era peligroso, incluso estar a su lado, incluso mirarlo. Sabía que moriría si no hacía como su "dueño" lo indicaba. Sus manos se cerraron en dos puños, sus ojos se cegaron del miedo, mientras él la tocaba como nadie lo había hecho nunca. - "¿Qué hice para merecer esto?" - gritó el fondo de su mente, mientras su cuerpo volvía a estremecerse por el toque de aquel visitante desconocido.
- Basta... - rogó, con la voz quebrada, temblando, intentando recuperar sus sentidos que le habían sido arrebatados por la situación en la que se encontraba. - Por favor, juro... - tomó aire, ya que se estaba ahogando en su llanto y en su respiración entrecortada. - Juro que haré lo que quiera - dijo, abriendo los ojos, mirando fijo a la cruz, rogando piedad a Dios, o a quien sea. - Basta... - volvió a repetir, sabiendo que no podía hacer más para salvarse.
Candice Flamand- Humano Clase Media
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Re: Au pied de Notre-Dame [Yudea]
Yudea detuvo sus caricias y sus manos se posaron en torno a los brazos de la chica dejando un beso en sus cabellos- buena chica- sonrió levantándose y levantándola en brazos cubriéndola con la capa que antes ke había dado-tranquila pequeña, no voy a matarte…- hablo al tiempo que caminaba hacia la puerta- si eres una buena niña voy a cuidarte muy bien, anuncio al tiempo que sus colmillos se hacían visibles y sosteniéndola en brazos los acercaba al cuello de la chica, tan cerca podía sentir el apresurado palpitar de su victima como si fuese propio, cerro los ojos y en sus labios, aquel tambor golpeaba suavemente.
Abrio la iglesia y el viento frio le dio de lleno en una caricia agradable, aunque sospechaba que no tanto para la muchacha que desvalida lloraba en sus brazos.
-Van a congelársete las lagrimas preciosa- y nada mas salir de la iglesia levanto el vuelo hacia uno de los edificios vecinos desde donde simplemente camino por encima de los techos a través de la ciudad, con aquel andar que asemeja a los fantasmas.
Estaba satisfecho con la cacería del dia, no solo había saciado su sed de sangre si no que había conseguido una interesante presa…Se detuvo en la azotea de uno de los hoteles mas grandes de parís y abriendo la puerta de la azotea bajo hacia la habitación que tenia reservada normalmente, no podía andar trayendo a la chica con la ropa rota por ahí verdad?
Abrio la iglesia y el viento frio le dio de lleno en una caricia agradable, aunque sospechaba que no tanto para la muchacha que desvalida lloraba en sus brazos.
-Van a congelársete las lagrimas preciosa- y nada mas salir de la iglesia levanto el vuelo hacia uno de los edificios vecinos desde donde simplemente camino por encima de los techos a través de la ciudad, con aquel andar que asemeja a los fantasmas.
Estaba satisfecho con la cacería del dia, no solo había saciado su sed de sangre si no que había conseguido una interesante presa…Se detuvo en la azotea de uno de los hoteles mas grandes de parís y abriendo la puerta de la azotea bajo hacia la habitación que tenia reservada normalmente, no podía andar trayendo a la chica con la ropa rota por ahí verdad?
- Spoiler:
- Que sexy su pack my lady
Yudea- Vampiro Clase Alta
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