AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Birra va, birra viene [libre]
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Birra va, birra viene [libre]
Khayla entró en la taberna y echó una ojeada, sabia que no debería estar allí, una chica de 20 años de clase media, pero no tenia intención de marcharse.
El lugar estaba abarrotado, gente de todo tipo iba y venia, personas que charlaban entre si animadamente y otras que se sentaban en rincones oscuros a observar.
A penas hacia una semana que había llegado a París en busca de unos supuestos parientes lejanos que esperaba que le dieran un techo, pero las cosas estaban dificiles, ya que no sabia por donde buscar, y tampoco las tenia todas con sigo si lograba encontrarlos.
La desaparición de su padre cuando cumplió los 16 años y la reciente muerte de su madre habían sido un duro golpe para Khayla, pero se había propuesto ser fuerte y empezar una nueva vida, aunque había días en los que recaía y tocaba fondo. Y hoy era uno de esos días.
No entendía por que la gente recaía en el alcohol cuando huía de los problemas, por eso se dirigió directa a la barra de madera y se sentó en uno de los taburetes, hoy lo averiguaria.
Posiblemente una dama no debería hacer este tipo de cosas, pero no conocía absolutamente a nadie de la ciudad y en esos momentos le resbalaba todo.
Se pidió una birra y se bebió la mitad de un trago, luego esperó, no pasaba nada, eso parecía agua amarga simplemente. Decidió terminarsela y luego pidió otra.
Puso sus manos alrededor de la jarrita y la miró desafiante, en ese momento alguien se situó a su lado para pedir, no supo por que pero aquello le hizo mucha gracia.
Cuando se terminó la segunda birrita le entró hipo provocandole una risa floja, decidió que lo mejor que podía hacer era pedirse otra.
Pasados diez minutos, lo que a Khayla le hubiera parecido imposible de adivinar, ya se había bebido la mitad de la tercera birra. Se quedó mirando el brillo que hacia una de las botellas de la repisa contra la luz de las velas, le pareció algo realmente alucinante! Entrecerró los ojos para verlo mejor pero ya tenia uno de ellos cerrados, era una lastima que todo estuviera tan borroso y la gente se moviera tanto a su alrededor.
Unos minutos después se pidió la cuarta birrita, no supo descifrar por que la mesera la miraba de aquella forma ofendida, hasta ahora había pagado todas sus birritas! Por que!? POR QUE LA MIRABA ASI?! Ella no había hecho nada! No señor! Cuando se pidiera la siguiente birra se lo diría claramente.
Se quedó refunfuñando mirando las burbujas de la birrita, pero segundos después le entraron ganas de reírse a carcajada suelta. Se tapó la boca con una mano para intentar disimular ese arrebato.
El lugar estaba abarrotado, gente de todo tipo iba y venia, personas que charlaban entre si animadamente y otras que se sentaban en rincones oscuros a observar.
A penas hacia una semana que había llegado a París en busca de unos supuestos parientes lejanos que esperaba que le dieran un techo, pero las cosas estaban dificiles, ya que no sabia por donde buscar, y tampoco las tenia todas con sigo si lograba encontrarlos.
La desaparición de su padre cuando cumplió los 16 años y la reciente muerte de su madre habían sido un duro golpe para Khayla, pero se había propuesto ser fuerte y empezar una nueva vida, aunque había días en los que recaía y tocaba fondo. Y hoy era uno de esos días.
No entendía por que la gente recaía en el alcohol cuando huía de los problemas, por eso se dirigió directa a la barra de madera y se sentó en uno de los taburetes, hoy lo averiguaria.
Posiblemente una dama no debería hacer este tipo de cosas, pero no conocía absolutamente a nadie de la ciudad y en esos momentos le resbalaba todo.
Se pidió una birra y se bebió la mitad de un trago, luego esperó, no pasaba nada, eso parecía agua amarga simplemente. Decidió terminarsela y luego pidió otra.
Puso sus manos alrededor de la jarrita y la miró desafiante, en ese momento alguien se situó a su lado para pedir, no supo por que pero aquello le hizo mucha gracia.
Cuando se terminó la segunda birrita le entró hipo provocandole una risa floja, decidió que lo mejor que podía hacer era pedirse otra.
Pasados diez minutos, lo que a Khayla le hubiera parecido imposible de adivinar, ya se había bebido la mitad de la tercera birra. Se quedó mirando el brillo que hacia una de las botellas de la repisa contra la luz de las velas, le pareció algo realmente alucinante! Entrecerró los ojos para verlo mejor pero ya tenia uno de ellos cerrados, era una lastima que todo estuviera tan borroso y la gente se moviera tanto a su alrededor.
Unos minutos después se pidió la cuarta birrita, no supo descifrar por que la mesera la miraba de aquella forma ofendida, hasta ahora había pagado todas sus birritas! Por que!? POR QUE LA MIRABA ASI?! Ella no había hecho nada! No señor! Cuando se pidiera la siguiente birra se lo diría claramente.
Se quedó refunfuñando mirando las burbujas de la birrita, pero segundos después le entraron ganas de reírse a carcajada suelta. Se tapó la boca con una mano para intentar disimular ese arrebato.
Khayla Di Beauté- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/05/2011
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Re: Birra va, birra viene [libre]
Philip creía que su primer día en Paris había tocado fin cuando entró en la primera taberna que encontró de regreso a su hotel. Se acomodó en una de las pocas sillas vacías justo al fondo del salón y empezó a disfrutar de la penumbra, de la vista privilegiada desde aquel lugar la cual abarcaba casi la totalidad de establecimiento y de la cerveza negra y espesa que con diligencia había traído el camarero para satisfacer su pedido.
Dada su condición de escritor una de sus tareas-pasatiempo consistía en observar, entiéndase bien, observar mas no mirar. De esta forma se adentraba en los personajes que escogía para tratar de predecir sus movimientos y cuando le era posible seguir sus conversaciones, sin que se notara su comportamiento adivinatorio, se concentraba en las frases a punto de salir de sus bocas.
Una mujer que entró llamó inmediatamente su atención, tal vez por su edad, tal vez por su juventud... tal vez por los recuerdos ya distantes pero siempre presentes. Desde ese instante redobló esfuerzos para gozar de la compañía de aquella chica sin que ella se diera cuenta.
Espero a que la chica ya instalada en lo que parecía ser la barra del establecimiento hiciera su pedido, y sincronizó el primer trago de la cerveza de la chica con el siguiente de la suya: vaya! su lento y degustado sorbo contrastaba con la media birra escanciada de un solo trago por su joven acompañante, que después de una espera terminó de otro sorbo su primera cerveza. Ciertamente no se sentía tan veloz para seguir el ritmo de la joven, pero sí lo suficientemente intrigado como para acercarse sigilosamente a ella.
Al situarse a su lado con la excusa de pedir otra cerveza observó un gesto de diversión en el hermoso rostro de la chica que sostenía su bebida con ambas manos. Philipp continuó dando sorbos pequeños y periódicos sin dejar de mirar de soslayo a su vecina, que para ahora se reía flojamente cada vez que era atacada por las arcadas del hipo. Luego, mientras ella perdía su mirada en la repisa de la taberna él fijaba la suya en tan inusual ejemplo de la belleza femenina. Apartó su vista de ella cuando notó que de repente sus ojos se entrecerraban y luego uno de ellos se apagaba tras su respectivo párpado.
No pudo contener su risa cuando notó que la mujer a la cual hacía rato silentemente acompañaba empezaba a tratar de contener con su mano la carcajada que repentinamente se había escapado de su boca.
Mirándola a los ojos aclaró su voz para decirle: -Mademoiselle, perdone mi intromisión pero espero que no nos estemos riendo del mismo chiste!-
Dada su condición de escritor una de sus tareas-pasatiempo consistía en observar, entiéndase bien, observar mas no mirar. De esta forma se adentraba en los personajes que escogía para tratar de predecir sus movimientos y cuando le era posible seguir sus conversaciones, sin que se notara su comportamiento adivinatorio, se concentraba en las frases a punto de salir de sus bocas.
Una mujer que entró llamó inmediatamente su atención, tal vez por su edad, tal vez por su juventud... tal vez por los recuerdos ya distantes pero siempre presentes. Desde ese instante redobló esfuerzos para gozar de la compañía de aquella chica sin que ella se diera cuenta.
Espero a que la chica ya instalada en lo que parecía ser la barra del establecimiento hiciera su pedido, y sincronizó el primer trago de la cerveza de la chica con el siguiente de la suya: vaya! su lento y degustado sorbo contrastaba con la media birra escanciada de un solo trago por su joven acompañante, que después de una espera terminó de otro sorbo su primera cerveza. Ciertamente no se sentía tan veloz para seguir el ritmo de la joven, pero sí lo suficientemente intrigado como para acercarse sigilosamente a ella.
Al situarse a su lado con la excusa de pedir otra cerveza observó un gesto de diversión en el hermoso rostro de la chica que sostenía su bebida con ambas manos. Philipp continuó dando sorbos pequeños y periódicos sin dejar de mirar de soslayo a su vecina, que para ahora se reía flojamente cada vez que era atacada por las arcadas del hipo. Luego, mientras ella perdía su mirada en la repisa de la taberna él fijaba la suya en tan inusual ejemplo de la belleza femenina. Apartó su vista de ella cuando notó que de repente sus ojos se entrecerraban y luego uno de ellos se apagaba tras su respectivo párpado.
No pudo contener su risa cuando notó que la mujer a la cual hacía rato silentemente acompañaba empezaba a tratar de contener con su mano la carcajada que repentinamente se había escapado de su boca.
Mirándola a los ojos aclaró su voz para decirle: -Mademoiselle, perdone mi intromisión pero espero que no nos estemos riendo del mismo chiste!-
Philipp Ding- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/05/2011
Edad : 42
Localización : Paname
Re: Birra va, birra viene [libre]
Khayla reprimía su risa cuando de repente alguien que tenia justo al lado, de quien no había notado su presencia, se dirigió a ella.
-Mademoiselle, perdone mi intromisión pero espero que no nos estemos riendo del mismo chiste!
Khayla se giró para mirarlo. Esa persona también estaba borrosa, entrecerró los ojos para verlo mejor, parecía que esa técnica funcionaba a veces. Hipó varias veces antes de poder responderle.
-Euh... veraah usted monsieurrrr, lo mássh graciooooosoo de toodo esssh que no séh de que me estabaah riendoo, jijijiji...- dijo tapandose los labios con una mano tímidamente, en esos momentos cerró uno de los ojos.- Eshh posibleblee que ushté sepah cual era el chishhhte?- dijo balanceándose levemente en su taburete. Lo cual le hizo llegar a la conclusión de que en esa taberna el suelo no era estable. Miró al suelo desafiante poniendo una mueca de desagrado, luego lo señaló intercambiando el ojo cerrado y lo amenazó brevemente con el dedo índice, provocando un balanceo mayor.
Finalmente buscó a su acompañante, el cual tenia justo en frente, y se lo quedó mirando fijamente.
-Su narizz essh... jijijijiji...- se tapó de nuevo la boca y negó con la cabeza.- Una damahh no debería hablarrrr ashi- dijo alzando la barbilla y sintiéndose digna pese a ir borracha como una cuba.
-Mademoiselle, perdone mi intromisión pero espero que no nos estemos riendo del mismo chiste!
Khayla se giró para mirarlo. Esa persona también estaba borrosa, entrecerró los ojos para verlo mejor, parecía que esa técnica funcionaba a veces. Hipó varias veces antes de poder responderle.
-Euh... veraah usted monsieurrrr, lo mássh graciooooosoo de toodo esssh que no séh de que me estabaah riendoo, jijijiji...- dijo tapandose los labios con una mano tímidamente, en esos momentos cerró uno de los ojos.- Eshh posibleblee que ushté sepah cual era el chishhhte?- dijo balanceándose levemente en su taburete. Lo cual le hizo llegar a la conclusión de que en esa taberna el suelo no era estable. Miró al suelo desafiante poniendo una mueca de desagrado, luego lo señaló intercambiando el ojo cerrado y lo amenazó brevemente con el dedo índice, provocando un balanceo mayor.
Finalmente buscó a su acompañante, el cual tenia justo en frente, y se lo quedó mirando fijamente.
-Su narizz essh... jijijijiji...- se tapó de nuevo la boca y negó con la cabeza.- Una damahh no debería hablarrrr ashi- dijo alzando la barbilla y sintiéndose digna pese a ir borracha como una cuba.
Khayla Di Beauté- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/05/2011
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Re: Birra va, birra viene [libre]
En cuanto formuló su pregunta Philipp empezó a cuestionarse a sí mismo: vaya forma de romper el hielo, debí ser menos directo!
Pero la pregunta ya era del dominio de la joven que ahora entrecerraba los ojos y luego de algunos hipos le respondió que no sabía de qué se reía lo cual encontraba gracioso. Philipp no solo halló graciosa la respuesta sino la forma de hablar de la mujer, obviamente influenciada por las cervezas de las cuales había dado cuenta. Esa mezcla de juventud, belleza, embriaguez definitivamente no pasaban desapercibidas.
En este momento, su instinto de protección empezó a salir a flote y echando una mirada alrededor, para constatar si alguien estaba tan interesado en el comportamiento de la joven cómo el mismo lo estaba, empezó a elaborar mentalmente un plan en caso de que el alcohol no le ayudara a la chica a salir en pie de aquella taberna. Cuando sus ojos retornaron a su acompañante ella sorpresivamente seguía la línea de su rompehielos preguntando acerca del chiste mientras se balanceaba peligrosamente en su taburete.
Le sonrió con indulgencia y le dijo: - para mí es todo un chiste la velocidad con la que la cerveza desaparece de su vaso –
A estas alturas la chica no sólo hablaba con él sino que también amenazaba al suelo y también amenazaba con acabar de bruces en el piso de la taberna.
Philipp sintió como los ojos apagados de la joven lo miraban fijamente a la vez que ella empezaba una frase referente a su nariz para luego dejarla sin terminar excusándose en el comportamiento que se esperaría de una dama.
Para ese momento la cantidad de gente en la taberna y el bullicio que producían obligaba casi a gritar para poder mantener una conversación sin interrupciones, razón por la cual Philipp elevó su voz con extremo cuidado de no parecer hostil:- Creo que una dama como usted puede hablarle a un caballero como yo en la forma que a bien tenga - dijo Phillip a la vez que con uno de sus pies hacía presión sobre una de las patas del taburete de la chica para asegurarlo contra el suelo. - Perdonará usted que interrumpa el bamboleo de su taburete pero corre usted el riesgo de transformar su bien perfilada nariz en algo parecido a lo que usted lama mi “narizz” -
- A propósito, soy Monsieur Ding, Philipp Ding para ser mas exactos, y me encantaría no sólo conocer su nombre sino invitarla a a que disfrutemos de la siguiente cerveza. -
Esperando la respuesta de tan simpática chica, Philipp pensó que aunque la joven empezaba a estar borracha la seguridad de ella no tendría problemas al seguir bebiendo en su compañía.
Pero la pregunta ya era del dominio de la joven que ahora entrecerraba los ojos y luego de algunos hipos le respondió que no sabía de qué se reía lo cual encontraba gracioso. Philipp no solo halló graciosa la respuesta sino la forma de hablar de la mujer, obviamente influenciada por las cervezas de las cuales había dado cuenta. Esa mezcla de juventud, belleza, embriaguez definitivamente no pasaban desapercibidas.
En este momento, su instinto de protección empezó a salir a flote y echando una mirada alrededor, para constatar si alguien estaba tan interesado en el comportamiento de la joven cómo el mismo lo estaba, empezó a elaborar mentalmente un plan en caso de que el alcohol no le ayudara a la chica a salir en pie de aquella taberna. Cuando sus ojos retornaron a su acompañante ella sorpresivamente seguía la línea de su rompehielos preguntando acerca del chiste mientras se balanceaba peligrosamente en su taburete.
Le sonrió con indulgencia y le dijo: - para mí es todo un chiste la velocidad con la que la cerveza desaparece de su vaso –
A estas alturas la chica no sólo hablaba con él sino que también amenazaba al suelo y también amenazaba con acabar de bruces en el piso de la taberna.
Philipp sintió como los ojos apagados de la joven lo miraban fijamente a la vez que ella empezaba una frase referente a su nariz para luego dejarla sin terminar excusándose en el comportamiento que se esperaría de una dama.
Para ese momento la cantidad de gente en la taberna y el bullicio que producían obligaba casi a gritar para poder mantener una conversación sin interrupciones, razón por la cual Philipp elevó su voz con extremo cuidado de no parecer hostil:- Creo que una dama como usted puede hablarle a un caballero como yo en la forma que a bien tenga - dijo Phillip a la vez que con uno de sus pies hacía presión sobre una de las patas del taburete de la chica para asegurarlo contra el suelo. - Perdonará usted que interrumpa el bamboleo de su taburete pero corre usted el riesgo de transformar su bien perfilada nariz en algo parecido a lo que usted lama mi “narizz” -
- A propósito, soy Monsieur Ding, Philipp Ding para ser mas exactos, y me encantaría no sólo conocer su nombre sino invitarla a a que disfrutemos de la siguiente cerveza. -
Esperando la respuesta de tan simpática chica, Philipp pensó que aunque la joven empezaba a estar borracha la seguridad de ella no tendría problemas al seguir bebiendo en su compañía.
Philipp Ding- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/05/2011
Edad : 42
Localización : Paname
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