Un, dos... viene por ti, tres, cuatro... {Libre}

por **Hayden Brown** Miér Mayo 25, 2016 6:56 pm

El cuerpo de aquella mujer yace a los pies de Hayden, cualquiera pudiera decir que es una bestia, apenas le ha dejado un poco de forma a la cara y aún así sabe que no ha terminado su tarea, aquello apenas está comenzando. Su respiración es profunda, agitada, se escucha el viento comenzar a correr, haciendo que algunas hojas secas se muevan haciendo un ruido que parece escalofriante, podría ser la imagen perfecta de algunas pesadillas.

Las ropas del cazador caen en jirones por los hombros del mismo, la maldita perra había dado una batalla que él mismo no imaginó, pero terminó muriendo, así tenía que ser, así son las cosas siempre, por mucho que se empeñen en lo contrario. Una daga sale del bolsillo derecho del hombre haciendo que se refleje la luz de la luna, dando un brillo cegador, que cuando se pierde termina con la vida de aquella mujer, haciendo que el olor de la muerte se note.

Las manos del hombre están ensangrentadas, está cansado, se nota en cada una de sus facciones, aún así se mantiene de pie, dejando todo atrás comienza a caminar por las zonas, mientras que intenta limpiar sus dedos con la manga de su camisa, que no se muestra más pulcra, pero de algo podría servir, quien lo viera pensaría que era un pordiosero y quizá así sea mucho mejor.

Un tronco seco le servirá como un buen asiento, mientras termina de asearse lo más que puede, pasa su diestra por su barba, apenas si ha crecido un poco más, necesitará recortarla, cuando esté en casa, descansando, cuando pueda respirar tranquilo y el enojo no sea lo que le domine.

por **Claudine Millet - Doga** Miér Mayo 25, 2016 11:25 pm

Despertó nuevamente, a la llamada de la noche, Un hondo suspiro salió de su garganta, y sus bellos ojos claros miraron a su alrededor. La habitación se encontraba iluminada, con el fuego encendido y la ropa que se pondría aquella noche acomodada. Una doncella, vampiro como ella, le tenía preparado un baño de agua muy caliente, era tan hermoso poder sentir su piel caliente por unos momentos. Entró a la tina y suspiró, cerró lo ojos y se imaginó los días en que aun era humana, así se quedó el tiempo que el agua se mantuvo cálida.

Tras vestirse, decidió que era hora de salir a buscar su cena, podría haber mandado a buscar alguna doncella, como hiciera hacía unos siglos atrás la condesa sangrienta, pero a ella le gustaba cazar, sentía que era mas gratificante, ademas, la sangre poseía otra textura al paladar, otro sabor, cosa que no se podía apreciar en un cuerpo en el que el corazón no bombeara con rapidez la sangre por las venas.

Se dispuso a pasear por uno de los lugares mas alejados de la ciudad, donde nunca faltaría una presa que poder cazar. Una hora mas tarde, pudo escuchar ruidos de pelea, parecía que cerca de donde ella se encontraba, dos seres de corazones batientes, se trenzaban en una lucha encarnizada. Como buena depredadora, se mantuvo aparte, pero expectante a lo que estaba pasando entre aquellos dos seres. Sentada en el tronco de un árbol caído, escuchaba atenta los pensamientos de los dos luchadores y pudo comprender el momento exacto cuando la loba se dio cuenta que la lucha estaba perdida. Chasqueó la lengua, pues en verdad le hubiera gustado que ganara la mujer, era demasiado común que los hombres ganaran las partidas, ademas, de seguro era un lobo novato, o el cazador tenía mas años de práctica que los que aparentaba.

Se mimetizo con el paisaje, escondiéndose entre los arboles y desde allí siguió contemplándole, Una sonrisa se fue creando en el rostro del vampiro, había decidido cual sería su cena, y bien que le convenía, al humano, comenzar a correr, porque la hija de la noche, lo había elegido.

Un, dos... viene por ti, tres, cuatro... {Libre}

Un, dos... viene por ti, tres, cuatro... {Libre}

Re: Un, dos... viene por ti, tres, cuatro... {Libre}