Wild Child

La inseguridad de la muchacha llegaba hasta un punto que Adam no era capaz de comprender, después de todo, él no era dado a ese tipo de pensamientos. Vivía su vida como creía que debía vivirla y sabía que no podía caerle a todo el mundo bien, obviamente, sin embargo hacía todo lo posible por cambiar ese echo. Nunca se consideró alguien super popular como todos le decían, simplemente se consideraba alguien lo suficientemente valiente como para no echarse atrás con aquellas personas que eran dificiles o bien para hablar a aquellos que estuvieran más solos. Analizaba a la gente y según lo consideraba hablaba de unas cosas u otras, a veces todo era cosa del destino. Como por ejemplo ese fortuito encuentro que ambos habían tenido. No lo había producido nadie más que la casualidad de la vida, el que él en ese momento pasar por allí y que ella estuviese escondida.

Sonrió ligeramente llevando una de sus manos hasta la cabeza de ella para volver a revolversela, se estaba volviendo una costumbre - ¡Cómo vas a tener amigos si eres tan negativa! - gritó ligeramente a modo de reclamo solo que la sonrisa suavizaba el momento, no pretendía ser una regañina ni mucho menos. Adam no era quien para hacer eso ni tampoco le gustaba; solo le daba su punto de vista - Tienes que dejar de pensar eso, no tienes mala suerte ni eres diferente. Únicamente eres tú, Zavannah, simplemente Zavannah. Y a quien no le guste que se aguante - alzó los hombros a la par que en su rostro se formaba una pequeña mueca, la que solía acompañar a ese tipo de palabras.

Sus ojos la siguieron hasta arriba de la cama y obviamente no se pensó ni dos segundos en seguirla, haciendo exactamente lo mismo que ella. Se apoyó sobre la cama y de un impulso saltó, con la pequeña diferencia de que al cacular mal acabó espatarrado boca abajo sobre el colchón. Por suerte era algo blando porque de haber sido en tierra firme se habría dado una buena leche en la cara.

- ¡Ja! ¿Viste eso? Soy el mejor - Rodó hasta quedar boca arriba y alzó uno de sus brazos por encima de su cuerpo con el signo de la victoria sin haber quitado todavía esa sonrisa de la cara. Cara que del golpe se había quedado ligeramente roja por algunas partes, no de dolor más si de la misma fuerza del impacto con la que había aterrizado sobre las sábanas. Los dibujos de estas raspaban un poco al parecer. - Mira que pensar que iba a tener miedo por verme infantil, por favor, estas hablando con alguien que es capaz de hacer cualquier cosa. Oyeme bien, cualquier cosa - volteó ligeramente el rostro para mirarla fijamente a los ojos, pronunciando con especial énfasis las últimas palabras y quitando la sonrisa, intentando así darle a la frase un aire algo más seriote. Por mucho que a él en según que momentos le costara verse serio.

Soltó un suspiro al escucharla volver a lamentarse y se medio volteó en su dirección, clavando sus ojos en ella de nuevo. - Te he dicho que no seas tan negativaaaa - la agarro por el brazo que daba a su dirección con ambas manos y la zarandeó, no demasiado bruscamente pero si lo suficiente como para que la cama se moviera durante unos segundos - ¡No quiero ser tu amigo! ¿Como voy a serlo si no eres tu misma? Por mi está bien que me hagas pasar penas, que hables como un loro y que seas infantil. ¡Se tú misma! - otro pequeño zarandeo surgió de la propia fuerza y convicción con la que había dicho sus palabras - Ese es el trato, quiero ser amiga de Zavannah; no de una doña perfecta remilgada, de esas hay demasiadas y me parecen sumamente aburridas - frunció los labios poniendo una carantoña con la intención de divertirla - ¿Aceptas? - ladeó ligeramente la cabeza sin quitar el semblante que tenía en ese momento y esperó por una respuesta. Se le estaban cansando los labios por lo que esperaba que se la diera pronto ¡o luego tendría agujetas!.

Adam sonrió con alegría al ver que la chica ya se estaba soltando en su compañía ¡y eso que parecía imposible! Pero sí, era cierto. Le miraba con tranquilidad, se reia e incluso le "pegaba" sin temer a su respuesta. Ya le había dejado claro que no era una mala persona y él por su parte había descubierto que las cercanías con ella no estarían demasiado bien de intentar por lo que las dejaría a un lado ¿Podría? ¡Claro que sí! No era un salido ni alguien que no pudiera estar cerca de una bella mujer -por mucho que ella dijese lo contrario- sin hacer otra cosa que no fuese hablar. Claro que podía tener amigas y amigas de las normales por mucho que no le abundaran. Él era capaz de todo y sino, bien podía empezar a demostrarselo así mismo con Zavannah. Alguien con la que presentía que iba a tener una muy buena amistad y porsupuesto no dejaría que terminara en aquel día. Siempre conseguía lo que quería ¿o todavía no lo sabeis?.

Apartó la mano con una mueca de mucho -muchísimo- dolor al recibir el mordisco por su parte, se la llevó hasta el pecho concretamente dónde reposaba su corazoncito - ¡Ah! Qué desgracia de mi, me has mordido, me has mordido y voy a morir... - gimoteó tapandose el rostro con la mano libre, como si de verdad estuviese llorando en ese momento. O como si ella fuera un animal que desprendiera veneno con sus dientes, cual serpiente. Entonces escuchó la negación ¡Sí claro! Ella no era negativa y él todo un santo devoto a Dios. Monaguillo vamos. Erguió su torso de manera que quedara sentado en la cama -con los pies fuera- y quitando todo rastro del teatro anterior la miró con una ceja alzada y los labios fruncidos - ¿Que no eres negativa? - los frunció algo más, rozando el careto ya de un deforme - Claro, claro que no lo eres. Solo eres alguien que dice traer mala suerte a los demás - se alzó de hombros, como si aquello fuera algo irrelevante - "Yo traigo muy mala suerte, así soy, no puedo hacer nada porque a todos los que me rodean les pasan cosas malas" - se levantó de un brinco mientras la imitaba con carantoñas como ponerse la mano en la frente o semblantes que indicaban sufrimiento a la vez que -de nuevo- un completo teatro - ¡Pues pensar eso es lo que te trae mala suerte jovencita! ¡Ja! ¿A que eso no lo sabias? - se cruzó de brazos y la miró con una ceja alzada, esta vez, intentando poner cara de prepotente sabiondo.

Cara que se quitó en el instante en el que escuchó la palabra "Vasilisco" Le hizo dar un paso hacia detrás, concretamente - ¡Whoa! Ya sé porque me has envenenado con tú mordisco ¡Eres una serpiente! - la acusó señalandola con un dedo y fingiendo tener miedo en su rostro. Pero realmente el nombre de ese animal le daban repeluses pues había escuchado hablar de él en la mitología antigua, una serpiente que solo con mirarte a los ojos te mataba. Y al recordar eso cerró los ojos - ¡Ah! ¡No debo mirarte! Podrias matarme con tú mirada - su voz sonaba entre misteriosa y aterrada. Empezó a caminar simulando que huía de ella pero no tardó en darse con un poste de la cama, tras lo cual paró la gracieta y abrió los ojos - Au, eso dolió - murmuró para él mismo, en voz baja.

De repente una risa descontrolada empezó a emanar de él, solía ocurrirle cuando se daba golpes tontos como por ejemplo ese mismo. Miró a la chica de reojo y volvió a sentarse en la cama - Vale vale, ya paro de hacer chorradas - continuaba riendo e incluso se puso una mano en el vientre para frenarse así mismo. Los ataques de risa no eran tan fáciles de sobrellevar aunque sí extremadamente buenos para el cuerpo - Hablando enserio ¿Quién es Vasilisco? Espero que no sea la criatura mitológica, aunque podriamos hacernos de oro con algo así - cerró una mano en forma de puño y demostrando fuerza mientras la miraba, de nuevo en broma. Y volvió a reir esta vez más suavemente - Iré a dónde quieras, no tengo ganas de trabajar y qué mejor plan que pasar mi tiempo con una dulce muchachita - alzó ambas cejas moviendolas al mismo tiempo y sobrepuso su labio superior al inferior, tal vez dando una cara así de pervertido. Solo para ver cual sería su reacción.

Aunque teniendo en cuenta todo lo que había echo ya sería un milagro que no lo considerara un total e irremediable loco.

No vi el post hasta hoy ._. -se da contra el teclado-

Adam se sintió algo estúpido al escuchar que ese tal Vasilisco era un gato. Y él pensando que podía ser la criatura mitológica. Bueno, sí, eso no era lo que pensaba. Claro que no era tan imbécil como aparentaba. Pero si querías hacerte el gracioso tenías que sentirte imbécil en algún que otro momento. Un sentimiento que no le importaba demasiado al estar ligeramente acostumbrado. Mientras sacara un mínimo de sonrisa a su acompañante ya se quedaba satisfecho. ¿Qué importaba cómo fuera? Reir era sano, según había escuchado, se movían una increible cantidad de músculos con solo sonreir. Por ende, a parte de ser agradable, sonreir era extremadamente bueno para el organismo.

El almuhadazo en su cara le "despertó", agarrandola pero no por ello evitando el que se la estampara en todo el rostro. Se quedó un tanto desorientado pues, una vez más, se había vuelto a quedar en las nubes. Y ahora escuchaba con atención sus palabras aunque por suerte el rostro no podía verselo. Sonreia ligeramente casi como si quisiera reir. - Está bien, está bien - aceptó la propuesta de escaparse al mismo tiempo que pensaba "No haría falta salir por la ventana porque está la parte trasera del jardín y no me controlan tanto" pero claro, eso ella no lo sabía. Bajó la almuhada lo suficiente para descubrir sus ojos pero no sus labios, observando la emoción con la que le miraba. No iba a romper esa ilusión de escaparse de manera emocionante diciendole que todo aquello que había maquinado no era necesario. La dejaría soñar en vida un poco más.

La observó fijamente desde su sitio. Se lo estaba currando todo de maravilla arrastrando el mueble y subiendose. Ya lo había echo algunas veces, por puro aburrimiento y cuando el cliente estaba profundamente dormido en la cama añadiendo los chismosos que a veces se quedaban esperando en la puerta. Gracias a Dios esta tenía pestillo y no se aventurarían a entrar. Así pues, conocía el camino. La segunda planta -que era en donde se encontraban- no caía demasiado lejos del suelo. Dándo concretamente al callejón de la parte trasera del burdel. Sí, de vez en cuando se escuchaban sonidos indecorosos viniendo de allí pues quien no tenía habitación o simplemente estaba de calentón no esperaba hasta llegar al segundo piso que era dónde se encontraban las habitaciones. A él mismo le había ocurrido eso unas cuantas veces. Le daba mucho morbo hacerlo al aire libre, para que negarlo. Otros clientes también lo tenían como petición. En la vida había de todo.

Se acercó a la chica ya subida y puso sus manos en las caderas. Recorriendolas por unos segundos - Venga, venga. Deja de hablar y ¡vuela! - y en ese mismo instante con ambas manos le dió un pequeño empujoncito que la hizo caer a las tejas del mini-tejado que había en la primera planta. No lo hizo lo suficientemente fuerte como para que cayera hasta el suelo y así tras ella pudo hacer él lo mismo. De un pequeño autoempujoncito quedó a su lado, sobre las tejas. Ya solo tenían que saltar de ahí hasta el suelo. Una distancia prácticamente nula. - Vamos, solo tienes que sentarte - se adelantó sentandose él en la punta y con ayuda de sus manos volvió a empujarse para caer en el suelo, de pie y de un salto. Si bien ya tenía práctica debía recordar que su audaz compañera no, aunque tampoco sabía sus experiencias en saltar por los tejados o ventanas.

De igual manera se volteó y extendió los brazos con la intención de darle más seguridad. Por si las moscas - Venga, baja. Yo te cojere si caes mal - murmuró, no demasiado alto. Sabía que no había motivo para preocuparse si los encontraban pero supuestamente debía haberlo y por eso disimuló un poco. Siguiendole el juego a la muchacha. Simplemente esperó a que se decidiera a saltar con o sin su ayuda.

Dudaba en si podría o no saltar; Adam la miraba desde abajo con una expresión entre extreñido y adolorido. Tenía los dientes apretados y la cara ligeramente escogida. ¡Ay que se mata!. No dejaba de repetirse una y otra vez en su mente, no debía haber tenido la idea de..¡Un momento! ¿Él había sido el de la idea de saltar por el tejado? ¿No verdad? Ella era la alocada así que ¿Por qué empezaba a pensar así? Vale, también tenía algo de culpa por no decirle que no pasaba nada si salían por la puerta mientras pareciera satisfecha con el "servicio" y aunque fuese una ladrona siempre podría haberle gustado su tipo de castigo. Si a algo se le conocía por allí era por ser muy "cachondo" en todos los sentidos de la palabra, nunca había sido de los castigos en los que la gente gritaba de dolor. No, la gente si gritaba era de placer. En cualquier caso, la muchacha gitana intentaba todavía saltar. Estaba a punto de conseguirlo. Adam notaba como ella se hablaba así misma tal y como él había estado pensando para sus adentros pero en voz mínimamente alta. No lo suficiente audible para él, tampoco era de aquellos que ponían la parabólica para cualquier cosa que ocurriera a su alrededor, no, definitivamente no era tan cotillo como pudiese parecer de vista para afuera.

Cuando por fin cayó al suelo él estaba tan perdido en su mente que no se dio cuenta hasta que aterrizó frente a él. El pequeño impulso al saltar le hizo echar un paso hacia detrás, no lo suficiente como para caerse, y de paso mirarla con sorpresa. Mirar con sorpresa el pie que parecía algo torcido ¡Ah! ¿Y si se había echo daño? Odiaba que las mujeres se hiciesen daño con ese tipo de cosas porque para eso prefería llevarlas él en brazos. Bueno, de echo, con ella ya había sucedido anteriormente frente al burdel. Ya se había lastimado y él la había cargado hasta su habitación ¿Estaría acostumbrada a hacerse daño? Además de una mujer con hormonas revolucionadas también parecía ser un pelín torpe con según que cosas. Tan pronto lo trataba a gritos como le sonreía con amabilidad. Esos cambios, al principio, le habían dado mucho miedo ¿A quién no? A quien los conociera por supuesto y a las propias mujeres que estaban acostumbradas. Pero, a sus quince años, recién crecidito y totalmente inocente sobre mujeres había sentido mucho miedo por los cambios hormonales. Algo que nunca sería capaz de entender verdaderamente, por mucho que pusiera empeño. Sus hormonas lo único que hacían era ponérsela dura en los peores momentos como por ejemplo en público o cuando estaba en clases junto con amigos [ejemplo de muy mal momento] pero hasta ahí llegaba. No había conseguido cambiarle su humor. Ah claro y también sus lujuriosos pensamientos sobre todo aquello que tuviese dos piernas..¡O casi todo! La voz de la chica le devolvió de nuevo al mundo, viéndola ya recuperada y, al parecer, sin ningún tipo de dolor. No se agachaba ni ponía una mueca excesiva. Se echó disimuladamente hacia un lado para poder mirar su tobillo de reojo, no parecía dañado. Ya lo comprobaría en las siguientes horas a medida que caminase y él ya se iba preparando mental y físicamente para cargarla. No quería que precisamente esas muy queridas hormonas le hicieran una jugarreta al tocarla..No, claro que no. Hasta él tenía una parte tímida cuando tenía que ver con su cuerpo.

La mención de "Vasilisco" su supuesto animal [ya que todavía pensaba en esa serpiente gigante y monstruosa] le hizo recordar a sus dos "niños" ¡Claro! Seguro que ella también querría conocerlos pero primero iría a comprobar que lo que ella tenía era una mascota normal y corriente y no un asesino letal. Aunque ese pensamiento era descabellado no podía dejar de pensarlo irracionalmente - Eh..¡No,no! Me encantaría conocerle - entonces se le ocurrió que no mencionaría a los suyos hasta que fuese oportuno y otra pregunta se le vino a la cabeza mientras empezaba a caminar hacia lo que venía siendo la calle principal. La calle a la que daba el burdel que por aquella hora, el atardecer, se iba llenando de gente. - Y ¿Dónde vives? bueno, supongo que allí le debes tener..¿O no? - giró ligeramente la cabeza para mirarla con una ligera curiosidad en sus ojos y en todo su rostro en general. Hasta ahora no había conocido de esa manera a un gitano, había tenido a alguno que otro en su cama pero de ahí punto y final. Con sus clientes pocas veces hacía migas después de que salieran de la habitación, en parte, por eso se había metido en aquel "pasatiempo". Ahora tenía ante él una posible futura buena amiga a la que exprimiría hasta que se cansara de él. Eso seguro.

Off: No te preocupes linda ya lo sabes, me encantan tus post. Y ¿Qué te parece si abrimos en dónde viva Zavy? Para cambiar un poco el lugar y todo eso.