Pensar las cosas antes de hacerlas es un buen consejo {libre}

Hacía algo de frío. El viento soplaba aunque por suerte no demasiado fuerte pero lo suficiente como para que mi piel se erizara un tanto. El camino parecía no acabarse nunca y los pies ya empezaban a dolerme, de echo, acabé por quitarme los molestos tacones que llevaba calzados. No iba precisamente por un terreno liso, no, aquello era pura hierva. Estaba en medio de alguna parte de París; una parte arbolada. Pero lo principal esque no había estado allí nunca, por si fuera poco estaba sola. Perdida sería la palabra más correcta a utilizar. ¿Que como había llegado allí? Todo empezó hace unas horas.

-- ¡Erika baja, corre! -- escuhaba gritar a mi madre desde la sala. Al principio hice un tanto de oidos sordos; me encontraba en mi habitación escribiendo algo en mi diario. Siempre me gustaba poder expresarme a través de un papel -ya que en la vida real no podía-. Aquella tarde prometía tranquilidad pues no tenía ningún compromiso que atender ni ninguna fiesta a la que asistir por la noche. Sin embargo, todo se torció cuando bajé para ver que era lo que mi madre quería. -- Cielo, ya es hora de que te busquemos un prometido y mira, aquí tengo algunos posibles candidatos que no dudo en que estarán encantados de serlo -- mis ojos se agrandaron, no por las fotografías de los muchachos -que nisiquiera me paré a ver- si no por la descabellada idea que había tenido mi madre.

Negué su "ofrecimiento" aun sabiendo que era una imposición; una de las muchas ideas que tenía para mi. Aún así ella continuó, esta vez, no como un ofrecimiento si no como una orden que era su verdadera naturaleza -- ¡No! Ni lo sueñes madre, no me casaré y menos con alguien que elijas tú -- esas fueron mis últimas palabras. Me levanté y salí de allí como alma que lleva el diablo. Inclusive di un pequeño portazo en la puerta de entrada. No vi el rostro de mi madre en ese instante, sin embargo, hubiera dado cualquier cosa por que no fuera así; posiblemente habría sido para inmotalizarlo de la sorpresa. Yo nunca me negaba a ninguna de sus proposiciones, así es como había acabado creandome una falsa apariencia pero ¿Casarme? Oh ¡eso si que no! Todavía conservaba un poco de voluntad propia para decidir con quien iba a pasar el resto de mi vida. Quien sería mi primer amor..no pensaba dejar que esa manipuladora lo decidiera por mi.

Y así, mis queridos amigos, fue como acabé por ir a parar a ese extraño lugar arbolado y alejado de la ciudad. Caminé tanto; enfurezida e inmersa en mis propios pensamientos que para cuando me pude dar cuenta de donde me encontraba ya era demasiado tarde.

Después de todo, por muy enfadada que estuviera, debía de haberme pensado lo que hacia ¿no creeis? pues si, estaba lejos de casa, pero ahora los pies me dolían y nisiquiera sabía el camino a tomar para volver.

Poco a poco el tiempo se me empezaba a hacer cada vez más y más pesado. No en muchas ocasiones mi cabeza era capaz de contar mentalmente los segundos. Uno, uno..dos, dos...y así sucesivamente. Me estaba empezando a estresar de tanto contar, o eso, o bien me entraba sueño pues la tarde empezaba a caer y el sol se escondía tras las montañas que se veían en el horizonte. Sí, porque edificios allí no se veía ni uno solo. ¡Era increible! ¿Cómo podía haber caminado tanto? Vale que mi casa estaba lejos del centro de París ¿Pero tan cerca de las afueras?.

Mi cabeza se bloqueó. Basta de pensar; fue lo que me dijeron mis propias neuronas. Daba igual el cómo hubiese ido a parar allí, lo que importaba ahora era que estaba y que no sabía como salir pues todo a mi alrededor parecia igual. En frente bien a lo lejos había una zona de arboleda que cerraba lo que era el descampado o esa era la impresión que me daba, sin embargo, no me atrevía a aventurarme sola. ¿Tendría que pedir ayuda? ¡Sí, claro! Cómo allí pasaba tanta gente; en lugar de preguntarle donde estaba y como salir le pediria ayuda para cruzar el bosque. Vale, ya empezaba a delirar. Y aunque hablar conmigo misma no era algo poco común en mí -pues a menudo cuando estaba sola lo hacia- que empezara a discutir si era algo más preocupante. Aunque ¡qué demonios! nadie me estaba viendo, que importaba si me volvía loca.

Y de tan loca que pensaba encontrarme en ese momento de repente noté una figura a lo lejos. Achiqué a los ojos para ver si era real o solo imaginaciones mías. Pero no, que va, y tanto que era real. Tal real que cada vez estaba más y más cerca, se iba haciendo menos borrosa. Entonces cuando solo nos separaban unos metros ya pude ver claramente que se trataba de un hombre corriendo hacia mi a toda pastilla. Como es obvio, no me quedé allí parada, por inercia eché un par de pasos hacia detrás. Sí, necesitaba a alguien, ¡Pero parecía un animal en estampida que iba a arrollarme! no podía quedarme esperando a que arrasara conmigo sin más.

Oh no, que equivocada estaba; no me arrolló. Para nada, lo único que hizo fue estrujarme entre sus brazos como si de un muñeco de peluche se tratara. Cerré los ojos, sorprendida. - ¡No sé donde estamos! - grité por pura inercia tras sus palabras de "socorro" y seguidamente abrí uno de mis ojos al notar que dejaba de estrujarme con tanta fuerza, observandole el rostro. Los abrí finalmente del todo, como aquel que mira algo nuevo que le produce curiosidad - ¿Está perdido verdad? Ya somos dos - ladee mi cabeza sin apartar la mirada.

Aún ni podía darme cuenta de la poca distancia que nos separaba; únicamente mi cabeza no asimilaba que un muchacho tan aparentemente normal me hubiese parecido hacia unos segundos un animal que venía a por mi.

Encontré bastante gracioso el comportamiento del desconocido, ciertamente, como decirlo ¿adorable tal vez? se notaba que intentaba aplacar el posible miedo que tuviera o tuvieramos por estar perdidos. De pensarlo podría considerarnos unos autenticos paletos porque estabamos perdidos en nuestra propia ciudad ¿se puede ser más tonto? Él tal vez era nuevo pero ¿yo? ¡Yo llevaba ya años en París! Era lo penoso de la situación, salía tan poco sola que a la mínima ya era capaz de perderme. No si tendrían que darme un premio por eso precisamente.

Suspiré perdida en mis pensamientos hasta que de repente observé que él me llevaba varios pasos por delante, acelerando mi ritmo. Cogí los bajos de mi vestido para así poder correr más agusto, para mas inrri, llevaba un vestido medianamente largo además de pesado por lo que todavía me costaba más el caminar, sin mencionar los zapatos. En los que el joven al parecer por su pregunta también se fijo, claro, ¿quien no se fijaría en alguien que camina descalza con los zapatos cogidos en la mano? y llevaba razón, el terreno de bosque no pintaba nada bien para ir solo con unas finas medias cubriendo la planta del pie.

Inevitablemente en mi rostro se reflejaron unos leves pucheros a la vez que alzaba los zapatos - ¡Sí! He huido ¿y tu crees que mis pies soportan caminar por aquí con esto? - los voltee ligeramente enseñandole así concretamente la parte del tacón. Era increiblemente fino además de largo, como no, uno de los muchos que mi madre habia escogido para mi porque, según ella, me estilizaban además de hacerme más alta ¡ni que yo fuera una enana! mi estatura era la media de muchas mujeres. Y las que andaban por la calle para verse bellas no necesitaban ponerse esas elevaciones, que de una torcedura podria quedarme sin un pie - Malditos inventos - farfullé volviendo con los zapatos y caminando algo enrrabiada hacia delante. El enfado me daba fuerzas.

- Por cierto, me llamo Erika - me giré levemente para mirarle, recien me daba cuenta de que no sabía su nombre - ¿Tu eres? - por unos breves instantes dejé mi enfado de un lado y le sonreí con amabilidad. Estaba acostumbrada también a dejar mis emociones a un lado con los demás por lo que no me resultó tan dificil. Y posiblemente estar con alguien enfadado resultara incómodo.

zapatos:

Solté una pequeña carcajada al insinuar que mis zapatos pordían ser un arma para atacar, echandoles un vistazo y luego volviendo la vista a él. En cierto modo tenía razón, con ese pedazo tacón podrían herir a alguien y con lo que pesaban bien podían golpear con fuerza; aunque claro que eso no se me había ocurrido a mi, después de todo, solo pensaba en ellos como una enorme molestia - ¡Tienes razón! Ya no son tan inútiles, puedo utilizarlos para defenderme - otra carcajada salió de mi boca, había sido realmente divertido.

Casi tan divertido como su idea de cargarme ¿Ah? ¡¿Cargarme?! Eso no lo hacia nadie desde que era pequeña y jugaba con mi padre ¡Qué divertido! Sin embargo, no podía demostrarlo completamente o acabaría por avergonzarme - B-Bueno..tal vez no sea una mala idea.. - murmuré cruzandome de brazos y volteando ligeramente la cabeza hacia otro lado a modo de disimulo, intentando que no viera en mi rostro lo que realmente me parecía su idea - ¿Pero no te será incómodo? - pregunté mirandole ahora de reojo, recorando el nombre que me había dicho. Un nombre curioso y se notaba que no era para nada de allí, hasta el momento, era el primero que conocía.

Dí un leve paso hacia detrás al notar que nuestra distancia habia vuelto a acortarse, esta vez conteniendo el que mis mejillas se sonrojaran pues me estaba mirando y se daría cuenta enseguida. Al final el que me hubiese perdido no iba a resultar tan desastroso como en un principio habia pensado ya que de no ser así; no habría conocido al muchacho posiblemente.

Sonreí ante sus palabras y sin pensarlo me aventuré a montarme sobre su espalda. Reí ligeramente tras su advertencia, sonaba como si de verdad yo tuviese unas armas ¡y solo eran zapatos! zapatos que de descuidar en un simple movimiento podrían sacar un ojo a alguien, sí, pero no habían sido creados para ello ¿o me equivoco? en cualquier caso tal vez para una espia si sirvieran como arma escondida, en mi situación solo serían simples zapatos. Por otra parte tenía la ventaja de que como siempre iba con ese estilo si alguna vez me asaltaban no debía olvidar ese día. Recordaría lo que podría hacer y entonces tendría una mínima posibilidad de defenderme.

Al irme a subir me di cuenta de que si continuaba con ellos -los zapatos- en la mano, acabaría por sacarle de verdad un ojo pues irian directos a estamparse contra su cara. Así pues, tuve que cogerlos con los dientes ¡increible! si me hubiese visto mi madre en ese momento se ¿desmayaría? tal vez, pues nunca se habría imaginado a su hija en esa postura, como si de un perrito se tratara si. Un perrito elegante porque no llevaba cualquier cosa en la boca ¡no! llevaba zapatos de Armani Italianos, pero aún así, la imagen de un perrito no se le iria de la cabeza por algún tiempo. A mi me parecía de lo más gracioso.

Cuando -por fin- conseguí subirme tras hacer unos cuantos malabares con el vestido solté los zapatos, agarrandolos enseguida con una de mis manos mientras la otra se aferraba al hombro que le correspondía - ¡Que dificil es esto por Dios bendito! - farfullé al notar mi respiración agitada ¡ni que subirse en la espalda de alguien fuera tan complicado! pero claro, teniendo en cuenta ese inmenso vestido y teniendo que llevar unos zapatos agarrados con los dientes la cosa ya no parecía tan fácil ¿a que no? Pues eso, que me costó lo mío - Todo sería mucho más fácil si no llevara ropa - susurré para mi misma no esperando que él lo oyera, porsupuesto, era un comentario íntimo.

Sin más di una leve palmadita con la mano que estaba sobre el hombro ajeno e hice el sonido que se hacía a los caballos; el propio de cuando iba a montar. Oh si, también sabía equitación y me era reconfortante por ser el único lugar en el que podía llevar pantalones; nadie conseguiría ponerme una falda para montar una caballo nisiquiera siendo doña perfecta - Adelante! - señalé hacia delante como si de verdad estuviese manejando un caballo más salí enseguida de la fantasía cuando casi caí hacia detrás ¿en que estaría pensando? solté la mano que le agarraba para hacer esa tontería y por poco me abria la cabeza contra el suelo.

Conseguí estabilizarme enseguida, soltando un suspiro y con suavidad dejando reposar mi otra mano -la que tenía los zapatos- al otro costal. Colgando así estos pegaditos al rostro ajeno ¡sólo quería ver su reacción! Reirme otra vez.