Unicamente son recuerdos... [Maicol]

por **Shoshana Levallois** Jue Jun 02, 2011 6:04 am

"Es un pájaro..."
El cantar de un ruiseñor sonaba a través de las copas de los árboles acompañando el sonido del vientro entre las hojas verdes llenas de rocio por la lluvia del día anterior.
Plof... Una gota de rocio cae sobre mi mejilla haciéndome mirar hacía la copa del árbol donde me encuentro. Rápidamente entrecierro los ojos. Un rayo de sol filtrado entre las ramas del árbol me ha dañado por un momento la vista incomodándome y, simplemente vuelvo la mirada hacia el camido que estoy tomando para llegar al pantano.
Cuesta un poco respirar, hay demasiada humedad entre estos árboles, charcas formadas por la lluvia, grandes arbustos y follaje entre ellos haciendo muy dificil el acceso a lo que sería el pantano en sí, pero continúo sin dudarlo ni un solo momento, me entretengo pensado las diversas opciones de atravesar todos estos matorrales.
Por fin llego al pantano. Está demasiado subido el nivel del agua, la gran tormenta de ayer por la noche había intervenido en ello indudablemente. Aquel lugar era precioso. No era posible ver através de los árboles debido a su frondosidad, a la luz del sol le era casi imposible hacese notar en aquel lugar, tan solo era capaz de ello en ciertos sitios. Ciertos resquicios de rayos de sol iluminaba un pequeño hueco debajo de un árbol, donde me fui a sentar. Noté el sol en mi piel calentándome un poco, el único rayo de sol de aquel lugar, exceptuando otro en el otro lado de lo que era el lago del pantano.
Me quedé observando un pequeño lugar, unas cinco mariposas de diversos colores entre ellos, verde, morado y amarillo revoloteaban alegremente entre ellas tranquilamente... Con una calma notable en el ambiente, al igual que el aroma de las flores que crecían por aquel lugar, en el cual era inevitable relajarse y ponerse a pensar en la vida y en todo lo que me había pasado... Mi forma de vestir se podría decir que era algo que no iba a cambiar, al igual que mi forma económica, por lo menos, eso no me preocupa en absoluto, el camisón azul claro desgastado era lo más bonito que tenía y el que llevo ahora mismo, junto con mis zapatillas marrones, simples y cómodas... Luego estan otros recuerdos... Los más bonitos, los más importantes y los mas añorables... Las personas con las que me relacionaba ahora, escasas y no de confianza y las de antes... Sí, claro que las echaba de menos, sin embargo... Ya no podía hacer nada, se habían ido y no volverían...

por **Maicol Musso** Lun Jun 06, 2011 1:37 am

¡Ese bribón de Bufón le había engañado una vez más! Maicol despegaba, a cada paso, sus pies del fango por donde pasaba. ¿Qué hacía en los Pantanos de París?. Su mejor amigo, Bufón, le había dicho que se encontrarían a primera hora en ése lugar. ¡Mentiras!. Maicol una vez más se vio idiotizado por las calumnias de su amigo que no paraba de jugarle ésa clase de bromas, en las cuales el vagabundo siempre caía redondito. A pesar de que la mañana estaba hermosa, el humor de Maicol no era el de todas sus mañanas. Aveces se lamentaba de ser tan ingenuo, pero ¿qué le iba a hacer? No tenía de otra.

Paso a paso sus pies se hundían en el lodo, lo cual era lógico a los ojos de cualquiera, pues el piso blando provocaba eso, pero ésta vez algo andaba mal. Sus pies se hundían cada vez más, al punto de no poder sacar sus pies del fango y verse obligado a arrastrarlos por debajo. ¿A qué se debía eso?. Maicol bajó su mirada hasta sus pies, los cuales estaban completamente hundidos en la arena. ¡Arenas movedizas!. El pequeño había quedado atrapado a centímetros de la orilla de aquel pequeño charco de arenas movedizas. Poco a poco comenzó a hundirse y la expresión de terror que se dibujó en su rostro fue garrafal. Alzó su vista en busca de algún lugar al cual aferrarse, para no hundirse, pero sin existo. Había escuchado de viajeros que lo mejor para combatir arenas movedizas era estar quieto y conservar la calma.

- ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Arenas movedizas! - gritó el pequeño, haciendo caso omiso a las palabras de los sabios viajeros y pataleando con todas sus fuerzas con la intensión de zafarse de las arenas. Mala idea, solo comenzó a hundirse más todavía.

por **Shoshana Levallois** Jue Jun 16, 2011 12:33 pm

Mi mirada se perdía en la distancia difuminándose con los resquicios entre los frondosos árboles. Me levanté y sacudí mi viejo camisón azulado un tanto desteñido para luego mirar hacia el cielo y colocarme bien el pelo apartando los mechones de mi cara dejándola al descubierto.
Comencé a caminar hacia donde el lodo casi te hacía hundirte en el pantano, sin llegar a meterme demasiado dentro para no mancharme más de lo que estaban mis manoletinas, aunque era más que evidente que mancharse más era algo un tanto complicado debido a su penoso estado por haber ido hasta aquel lugar tan alejado de la ciudad, pero bueno, me gustaba aquel sitio de difícil acceso con el que te manchabas con un 100% de posibilidad.

Un grito, un alarido no muy lejano me hizo girarme bruscamente hacia donde tenía la impresión que procedía, ¿qué había sido aquello? Me había parecido que alguien necesitaba ayuda, sin embargo había algo que me intrigaba mucho, demasiado... Aquella voz, aquel grito... Lo había escuchado en algún lugar aquella voz... Pero no podía ser, era imposible.
Comencé a correr hacía donde procedía la voz, con lo que cuanto más me acercaba más comprendía lo que decía aquella voz. Pedía auxilio, y lo era solo eso... Si no que cada vez estaba mas segura de quien era aquella voz, de la persona a la que pertenecían esos gritos.
Mi corazón comenzaba a acelerarse de una forma notable haciendo cansarme al paso que saltaba los troncos de los árboles, raíces y piedras del camino intentando no tropezarme con nada, no me lo podía permitir en aquel momento. Y llegué.

Si, era Maicol, aquel jovencillo que había conocido hace un año y que había desaparecido de pronto. Me quedé parada unos segundos sin saber como reaccionar, sí, era él, no me lo podía creer... Le había echado tantísimo de menos y ahora estaba allí,delante mía... Y... ¡Y se estaba hundiendo!
- ¡MAICOL! -Exclamé y me moví con velocidad en busca de una rama lo suficientemente larga y fuerte para poder traerle hacia la orilla. Por fin encontré la indicada.
- ¡Toma! ¡Agárrate fuerte! -Le dije mientras acercaba la rama hacia él permitiéndole que se agarrara a ella y en cuanto la agarró comencé a tirar con todas mis fuerzas.

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