El conocimiento es poder (Daniil)

por **Soren Kaarkarogf** Vie Jun 03, 2011 2:06 pm

Hacía al rededor de un año que había comenzado a trabajar como profesor en Paris, era su primera vez enseñando en toda su vida inmortal y le habia tomado casi 70 años percatarse de que era lo que realmente deseaba. Era increíble que hubiese pasado tanto tiempo dedicándose a algo tan distinto, llevando una agitada vida como espía militar, ostigandose con las atrocidades de una cruenta guerra que parecía no tener fin entre su país natal y la poderosa Rusia.

Parecía mentira que ahora estuviera en la capital del amor (Cómo solían apodarle a Paris) enseñando nada más y nada menos que arte y literatura en una Universidad, empuñando plumas en vez de cuchillos, manchando sus manos de pintura y no de sangre. El vampiro se hallaba bastante contento, aunque cada noche se convertia en un nuevo desafio (y esa era la gracía para ser francos) disfrutaba sobremanera su nuevo oficio, aún cuando la tentación de tener a todos esos chicos humanos a su alrededor era bastante grande.

Con suerte había logrado evitar morder a algúno y no había causado mayores problemas. Sin embargo tenía la sospecha de que los alumnos no gustaban mucho de sus clases, pues cada vez iban desertando y se pasaban a la cátedra de escultura con el Maestro Escalini. Soren suspiró mientras observaba el pergamino donde uno de sus alumnos había escrito un ensayo sobre la obra de Michelangelo. Lo dobló y lo juntó a los demás pergaminos que debía revisar y calificar y salió del amplio salón sumamente encartado, lleno de papeles libros y pinceles saliendo de sus bolsillos. Parecía una especie de armario viviente y muy larguirucho.

Entonces escuchó las voces de unas chicas en la esquina del corredor gracias a su buen oído, las muchachitas eran alumnas suyas, apenas unas adolescentes de 17 o 18, murmuraban exitadas sobre un hombre muy apuesto que recorría el campus.

- Su belleza es casi sobrenatural - Decía una de las chicas - Parece un muñeco de porcelana - Decía la otra.

Soren apuró el paso pues no quería verse opacado por la belleza de ese tal muñeco de porcelana que andaba por el campus, siempre era mejor pasar desapercibido si era posible...

(( se supone que es a Daniil a quien han visto ))

por Invitado Vie Jun 03, 2011 2:23 pm

Había tardado más de lo que a él le hubiese gustado pisar finalmente el College de France, era uno de los sitios marcados por su itinerario al llegar a la capital francesa pero de pronto se vio sepultado en un alud de eventos que no había planeado, encuentros inesperados, viajes relámpago a Italia, y un sin fin de cosas que no tenía previstas; lo sabía muy bien, eso de planear las cosas no era su fuerte, pero insistía en seguir teniendo un orden que al final resultaba sólo un vago boceto de lo que terminaba haciendo.

Ese sitio, como muchos otros en Francia tenían igual movimiento tanto de día como por las noches, y él lo agradecía, odiaba las limitaciones que su condición le imponía. Pero ahí estaba, finalmente, después de todas esas semanas, por fin en la Universidad, catedral de conocimiento, que era finalmente su lance, el meollo de todos sus viajes, su santo grial personal.

No pudo evitar, sin embargo, escuchar el cuchicheo de algunas alumnas (y alumnos, por todos los cielos) a su paso, odiaba ser considerado atractivo, él mismo no se consideraba tal pero supuso que era algo con lo que tenía que lidiar; aún en su vida mortal fue considerado, si bien no guapo en la acepción clásica, sí poseedor de un encanto diferente ("cara de niño bueno" le había dicho la duquesa que lo había convertido)

Salió avante de los pasillo con alumnos que hablaban a sus espaldas, algunos comentarios incluso fueron acreedores de alguna risa discreta de su parte. "Al menos me divierto" pensó hasta que dobló la esquina y antes de poder avanzar más paró como si una fuerza invisible lo hubiese obligado, ahí en el pasillo había un hombre que parecía tener dificultad para sostener todo lo que cargaba, montones de pergaminos y demás, entornó los ojos, aquel olor... como el suyo. Se acercó con paso seguro hasta quedar a una distancia prudente.

-¿Necesita ayuda? -vampiro o no, Daniil lo hubiera preguntado igual, porque ese era él, con su necesidad enfermiza por ayudar.

(( Jaja, gracias XD ))

por **Soren Kaarkarogf** Vie Jun 03, 2011 3:19 pm

Conforme los rumores se acrecentaban y las voces resonaban en su cabeza, Soren caminaba más rápido, odiaba escuchar cosas que no que no quería escuchar y que generalmente era el 95% de las cosas que se hablaban a su alrededor y la cosa se volvía aún más inevitable teniendo en cuenta el concurrido lugar en donde trabajaba.

- Dadadaaa tuuututuuuuu dada - Comenzó a tatarear intentando que su (hay que aceptarlo) terriblemente destemplada voz llenara su cabeza y alejara los comentarios de cuan sexy y comestible estaba ese señor, ¡Inclusive una chica había dicho que quería un hijo suyo! ¡Jesus en la cruz que barbaridad! y en medio de su encimismamiento la voz masculina que le habló lo tomó completamente desprevenido.

- ¿Ah? - Exclamó con la más tonta de sus expresiones de tonto que solía poner cuando lo cogían ensimismado en algo, sus ojos claros viajaron por el cuerpo de su interlocutor reparándolo en un santiamén, mientras en vez de procesar la pregunta, su mente se iba lejos a las conclusiones, imaginandose que, ese señor que más bien parecía un Principe de cuentos (o por su edad aparente, quizás un rey) Era el tan mencionado desde momentos atrás.

- Si... bueno... no... digo...- Logró decir - Como usted quiera, es muy amable monsieur - Agregó estirándole algunos pergaminos que amenazaban con caersele por un costado del cuerpo - Voy rumbo a la sala de profesores, le agradesco infinitamente que me ayude a llevar todo esto - Finalizó.

(( lol me gustó como escribes ))

por Invitado Vie Jun 03, 2011 3:45 pm

Esbozó una sonrisa cómplice, no del tipo burlón que había visto muchas veces en otros vampiros, sino una de aire casi infantil ante el joven que en inicio pareció demasiado sorprendido por su repentina presencia y luego simplemente naturalmente torpe. Rió cuando el joven trató de hilar una idea y entre estar luchando porque los pergaminos no cayeran y la sorpresa momentánea no pudo concretar del todo.

Se acercó y tomó los pergaminos que a penas podía sostener el otro y los afianzó, no sabía que valor podían tener y era mejor no empezar con el pie izquierdo al maltratarlos o dañarlos.

-Por supuesto, no hay problema -dijo con esa voz calmada y neutra que lo caracterizaba-, soy nuevo por aquí -eso podía interpretarse de muchos modos, nuevo en aquella Universidad, nuevo en París, nuevo en Francia, sin embargo dejó que la vaguedad jugase su papel en sus palabras -así que me temo que tendrá que guiarme -si no conocía el lugar, mucho menos la ubicación de la sala de profesores.

Comenzaron la caminata, Daniil miró de reojo al desconocido y pensó que aparentaba ser muy joven como para ser profesor. Además se sintió profundamente avergonzado ante su falta de modales.

-Soy el Doctor Stravinsky, Daniil Stravinsky -dijo y supuso que el apretón de manos tendría que esperar pues ambos las llevaban muy ocupadas-, es usted muy joven para ser profesor, ¿qué asignatura imparte?, espero no estarme metiendo a donde no me llaman -dijo y aclaró, subiendo y bajando sus cejas pobladas dándole una aire cómico pero involuntario; quería saber pues tal vez era algo que pudiera servirle, tal vez formaba parte del cuerpo académico de la facultad de Medicina, aunque cualquier área del conocimiento era de su interés, ese era, después de todo, su motivo de estar ahí, y su motivo para continuar con la inmortalidad que lo azoraba.

(( Jo, gracias ))

por **Soren Kaarkarogf** Vie Jun 03, 2011 6:48 pm

Cuando la impresión de la sorpresa pasó y comenzaron a caminar, Soren fue consciente de otros detalles hasta el momento desapercibidos, como el hecho de que efectivamente el hombre a su lado tenía un cierto encanto muy 'sobrenatural' para ponerlo en los términos que las chicas habían usado, su piel era inusualmente pálida y tenía ese magnetismo extraño, inusual en los humanos y tan común en los inmortales.

- No se preocupe, yo lo guio... no estamos lejos - Comentó un poco más tranquilo pero no menos curioso, ahora sentía que la curiosidad se incrementaba obsecionandose con la idea de que aquel hombre pudiese ser una creatura como él, no conocía muchos inmortales en Paris, así que el sólo hecho era una oportunidad casi única en su género.

- ¡Wuahhh...! - Exclamó con genuina sorpresa - ¿Doctor? - Preguntó aunque la respuesta fuera explicita, no conocía muchos doctores, bueno en realidad sólo a uno, a su mentor quien laboraba en el sanatorio mental pero ocacionalmente atendía cirugías en el hospital central - Este... si, soy profesor - Aceptó mirándolo de reojo.

Entonces no aguantó más la curiosidad y parpadeó concentrándose en la técnica mental de reconocimiento de auras. De repente todo se volvió a escala de grises a su alrededor y el hombre a su lado brilló con una ténue y mustia aurea grisásea, desprovista de todo el color que las auras de los vivos ostentaban en sus diferentes estados de ánimo. Sin duda aquel hombre era un vampiro.

Su sentido de alerta y peligro se disparó inconscientemente aún cuando el hombre no hubiese mostrado ningún comportamiento hostil.

- Soy profesor de historia del arte y también de Literatura clásica - Dijo al fin, parpadeando una vez más y saliendo del pequeño trance - No soy tan joven como parezco - Le susurró bajándo el tono de su voz, sin necesidad de acercarse a su oído pues estaba seguro que le escucharía - Tengo más de 200 - Agregó - ¡Y ya casi llegamos! -

por Invitado Vie Jun 03, 2011 7:45 pm

Nunca antes había recibido una reacción tan efusiva al momento de decir su profesión e inevitablemente esbozó una sonrisa que era lo mismo divertida que nerviosa, y al mismo tiempo el desconocido le confirmaba que era profesor. Interesante, pensó. Siguieron su camino pero no pudo evitar no notar un cambio en el rictus del joven, que a simple vista seguía tan normal como en el momento que sus caminos se cruzaron pero para el ojo observador podía notarse la tensión repentina.

Tal vez el hecho de ser un vampiro, pensó Daniil, era normal despertar esa especie de instinto, más en otros como él o en licántropos, ahora que lo analizaba, eran los segundos los que especialmente se mostraban inquietos cuando sus caminos se entrelazaban.

Pero todo eso de pronto pareció falto de sentido cuando el joven aceptó su edad real de forma tan abierta, aunque en tono bajo para que no otro más que él pudiera escucharlo, sonrió de lado y lo miró.

-Entonces ha tenido el tiempo suficiente para aprender bien -quería comunicarle, a parte de lo que sus palabras decían claramente, con su sonrisa que no iba a hacerle daño alguno, que no estaba interesado si quiera en ello, que no había qué temer, y con lo que estaba implícito, con lo no dicho, al no mostrar sorpresa alguna ante sus más de 200 años le quería decir que era como él, que ambos compartían una misma maldición-, tal vez podría recomendarme algo algún día, disfruto todo tipo de lectura pero últimamente me he encasillado en lo que concierne a la Medicina y necesito un descanso -soltó una risa breve -y a decir verdad no conozco a mucha gente en París con la que pueda conversar al respecto, es lo malo de ser un recién llegado -se encogió de hombros.

Unos pasos más y como él lo había dicho, ahí estaban; Daniil se quedó parado sin saber qué hacer, entrar con él o despedirse en ese punto.

-Ha sido un placer Profesor... -y se quedó a la mitad, pues el otro no le había dicho su nombre aún, esperaba que fuera él mismo quien completara el enunciado.

por **Soren Kaarkarogf** Lun Jun 06, 2011 11:35 am

Soren no tenía muchos amigos, eso se podía adivinar en su torpe comportamiento y en su falta de empatía hacía las personas que lo hacía incapaz de comprender fácilmente los estados de ánimo y las necesidades de su interlocutir para hacer de la conversación un momento de ameno intercambio de intelectos o simplemente entretener al otro, como era lo que a la final uno hacía al hablar con un amigo o conocido.

No obstante y aunque pareciera algo ilógico, nuestro vampiro cegatón tenía más relación y más 'amistades' por llamarlo de alguna manera, con humanos simples y corrientes, que con Vampiros. Se había por supuesto encontrado con vampiros en el pasado, pero nunca lograba simpatizar con ellos a pesar de compartir la misma maldición eterna.

Por unos momentos, mientras escuchaba a ese hombre de apariencia madura y (porque no) cálida sonrisa, Soren sintió que quizás podría existir una mínima posibilidad de que las cosas fuesen diferentes esta vez. A pesar de que fueran vampiros y de que estos fueran creaturas traicioneras, ladinas e hipócritas, el vampiro más joven no se sentía del todo amenazado por la presencia del otro.

Quizás es momento de dar el primer paso que nunca das.

Se quedó frente a la puerta con expresión ausente por unos segundos y entonces decidió que debía hacer algo - Profesor Kaarkarogf - Musitó y se giró para encararlo - Soy Soren Kaarkarogf, mucho gusto en conocerle Doctor - La sala de profesores era bastante amplia y de momento sólo habían dos profesores en ella (seguramente los otros daban clase) y se encontraban ensimismados en sus lecturas alejados en sus escritorios, el de Soren quedaba al lado de la ventana.

- ¿Le gustaría... - Se detuvo unos segundos y comenzó a retroceder entrando de espaldas al lugar para dejar sus cosas en el escritorio - ...Compartir un café... - ¡Los vampiros no toman café tonto! - O... dar una vuelta por el campus...quizás quiera conocer la biblioteca, tenemos mucha literatura de todos los géneros allí -

((Perdona la tardanza pero estoy fuera de la ciudad, el martes regreso))

por Invitado Lun Jun 06, 2011 4:08 pm

Daniil se quedó ahí y escuchó su nombre con atención, no sonaba para nada a un nombre francés, bueno, al menos compartían eso a parte de su condición y era buena entrada para más conversación. Sin embargo, el joven parecía indeciso en referencia a él, no lo culpaba, él mismo tenía sus reservas cuando se trataba de entablar algún tipo de relación con otro vampiro, por eso prefería a los humanos, aunque muchos humanos eran más descorazonados aún. Sacudió la cabeza y pensó que después de todo, su mejor amigo era vampiro también, supuso que la soberbia y la necesidad por derramar sangre no se reducía a un grupo determinado.

-Dime sólo Daniil -ofreció con una sonrisa, si el "señor" le resultaba raro, el "doctor" resultaba peor, no le gustaban los formalismo cuando se trataba de él, era como recibir un respeto inmerecido.

Lo observó caminar de espaldas y lo siguió de cerca, no quería que su anfitrión en la Universidad fuese víctima de una caída.

-Estaría encantado -le dijo -me emociona la idea de conocer la biblioteca -era la verdad, adoraba el olor de los libros, de sus páginas amarillentas, de sus pastas de cuero, era un aroma que le traía paz, paz que siempre estaba buscando en cada sitio y en cada detalle sin importancia como ese. Esperó a que el profesor Kaarkarogf pusiera órden a los pergaminos y le indicara a él dónde dejarlos para poder así continuar.

-Soren Kaarkarogf -repitió-, es un nombre interesante -comentó sólo para no quedarse con la duda.

((No te preocupes, ando peor sin computadora, pero vendré diario (si puedo) a responder))

por **Soren Kaarkarogf** Miér Jun 08, 2011 12:51 pm

Se quedó unos segundos pasmado pensando en el nombre que acababa de salri de los labios del vampiro doctor. Daniil sonaba como el aullido de un lobo en medio de una tempestad, quizás por la doble I que alargaba la nota, de cualquier forma, le recordó inmediatamente al idioma de sus enemigos, concretamente el Ruso.

Trastabilló un poco cuando el tobillo se le dobló ligéramente en un desnivel del suelo, pero logró apoyarse en la mesa y evitar una vergonzosa caída, sin embargo sus mejillas adquirieron el color del arrebol contrastándo con su desteñida piel. El profesor colocó los pergaminos, libros y pinceles sobre su escritorio sin preocuparse en ordenarlos.

- Vamos entonces - Le indicó intentando que saliera una sonrisa, pero no salió muy bien, de hecho parecia una especie de mueca extraña. A Soren no se le daba bien sonreír, sin embargo sus ojos demostraban amabilidad. Caminó hasta la puerta y comenzó a recorrer el pasillo que los conduciría al magno recinto del saber.

- Es que es Sueco - Explicó cuando hizo referencia a su nombre - No soy Frances, quizás se note un poco en mi asento, pero con el don de lenguas que tenemos se hace más sencillo emular el idioma - Comentó llevándose ambas manos enguantadas a los bolsillos del pantalón manchados con rastros de pintura vieja - Vengo del reino de Suecia... y si no me equivoco, usted es Ruso ¿No? Su nombre me es familiar ¿Hace cuando que está por estas latitudes ejerciendo su profesión?-

por Invitado Miér Jun 08, 2011 5:37 pm

Hizo un movimiento rápido y corto casi imperceptible cuando el joven profesor estuvo a punto de caer, sin embargo al no concretar su caída de inmediato Daniil guardó su misma posición.

La caminata sería más corta con la conversación, pensó, las preguntas de rutina para conocerse mejor aunque en un plano superficial, las dudas que su nombre despertaba y de las que seguramente Soren Kaarkarogf con un nombre como ese también era víctima. Eran las consecuencias de tener nombres tan nativos, quiso creer.

-Pues habla muy bien el francés -dijo por decir algo y observó más detenidamente a su guía, el pantalón manchado de pintura le daba un toque bohemio digno de los pensadores y filósofos de la época, era todo un personaje-, en efecto, ruso -habló con añoranza pero la siguiente pregunta cortó de tajo su momento de melancolía por la tierra natal -la verdad no tengo mucho tiempo en Francia, pero hace años que no piso mi natal Nóvgorod -dijo con el ceño ligeramente fruncido -¿familiar?, le aseguro que ni mi familia ni yo somos famosos -sonrió tratando de ocultar el gesto sombrío que se apoderó de él al hablar de su familia.

-Entonces a parte de la enseñanza, ¿le gusta pintar? -señaló el pantalón con la mirada y recordó los pinceles colados entre los pergaminos, aunque él no era hábil para ninguna de las bellas artes le gustaba disfrutar de las mismas y hablar sobre ellas, sin embargo era complicado para él cruzar más de dos palabras con otro vampiro (que no fuese Indro) pues siempre terminaba dándose cuenta de lo diferente que era, por eso encontrar a alguien como el profesor Kaarkarogf no sólo le sorprendía gratamente, sino que lo alegraba sinceramente.

por **Soren Kaarkarogf** Jue Jun 09, 2011 9:28 am

- ¿Nóvgorod? Nunca he estado allí... sólo estuve infil... de paso, por Moscu - Se interrumpió cuando estuvo a punto de decir 'infiltrado', cierto era que como espía en uno de sus múltiples trabajos sucios para el Eliseo Vampirico Sueco había tenido que infiltrarse en las tropas rusas, su estadía en Moscu había durado apenas 3 noches y la prioridad había sido recoger información del enemigo.

¿Que pensaría el amable doctor si supiera sobre su anterior trabajo?

- Bueno... no es que me resulte familiar en ese aspecto, a lo que me refiero es que, mi reino y el vuestro son cercanos, es común escuchar esos nombres y apellidos en la frontera, por eso me recuerda cosas de antaño - Le explicó pues en realidad no conocía a otra persona con su nombre o apellido.

- Este... - Se miró el pantalón al notar que Daniil miraba hacía allí y la verguenza lo invadió inmediatamente, una vez más el color viajó a sus pálidas mejillas - Pues... si...pintar una buena manera de desestresarme, liberar tensiones y expresar muchas cosas que no pueden ser dichas en palabras - Le explicó sacándose las manos de los bolsillos - No lo hago muy bien... de hecho nunca le muestro mis pinturas a nadie ni he participado en galerías, digamos que es un placer que disfruto en solitario -

- Pero me gusta el arte, siempre me atrajo aún desde cuando era humano, sin embargo sólo hasta ahora puedo ejercerlo como una profesión, hace un año que llegué a Paris y bueno, desde eso soy profesor - Se quedó callado como notando que hablaba mucho de si mismo y seguramente su interlocutor terminaría por aburrirse.

- La medicina no se me da bien... se hacer unas cuantas curaciones de emergencia... pues... en el campo de guerra uno debe aprender algo de medicina básica, sin embargo siento fascinación por quienes poseen tan maravilloso conocimiento que permite salvar vidas humanas, bastante contrástante y porque no, irónico, teniendo en cuenta de que inevitablemente de alguna u otra manera les robamos la vida nosotros... ¿Cómo hace para controlar la sed entonces? Quiero decir, como médico debe ser testigo de hemorragias y la tentación debe ser grande -

por Invitado Jue Jun 09, 2011 2:51 pm

Un "oh" inaudible se le escapó cuando mencionó el por qué de la familiaridad del nombre, por supuesto, aunque su contacto con los escandinavos había sido un tanto más esporádico. Iba a decirle algo sobre Nóvgorod y sus maravillas, sus iglesias románicas y el Vóljov, pero hubieran sido sólo recuerdos deslavados, le hubiera sido inevitable hablar con añoranza y melancolía, no quería eso, no en ese instante, no quería quebrarse así como si nada, se recompuso en ese instante porque eso era lo que él hacía, sobreponerse a los recuerdos de la vida humana que tanto extrañaba.

Notó las mejillas del joven y sonrió un poco divertido, esa no había sido su intención, apenarlo, sino simplemente saber si se trataba de un pasatiempo o una profesión, sin embargo pudo sentirse identificado, él mismo era susceptible a sonrojos por el más mínimo de los halagos.

-Ah, estoy seguro que es mejor de lo que cree, tendemos siempre a menospreciar nuestras propias habilidades -un comportamiento que había notado en muchas personas, sobre todo en los mortales-, a mi también me gusta el arte y mucho, pero por desgracia, definitivamente soy un negado, he intentado escribir algo decente en más de una ocasión pero... ha resultado desastroso -rió un poco -uno de mis mejores amigos -por no decir el único -se dedica al arte, no es artista, es más un comerciante pero supongo que se necesita buen ojo para eso -suspiró ("el idiota de Indro" pensó)

Pronto eso perdió importancia cuando el joven Kaarkarogf siguió hablando, dos cosas llamaron su atención, una más poderosamente que la otra, así que decidió responder primero la que era referente a él y luego preguntar.

-Cuando fui transformado -pausó, no podía ser tan débil con sus años como para aún ponerse mal al hablar de eso -dejé de ejercer mucho tiempo, en parte porque no estaba en un sitio como para hacerlo, pero cuando retomé la medicina vinieron los verdaderos retos, el impulso de probar la sangre que emana de las heridas, de lastimar a la gente que se acercaba a mi en busca de ayuda... -su mirada se perdió en un punto entre el horizonte y la nada -es la gran ironía de mi vida, mi deber es preservar la vida y mi instinto es quitarla, he logrado controlarme hasta ahora -miró a su acompañante de reojo, pero qué le decía, debía saber de lo que le hablaba -no sé de donde saco fuerza -apuntó, a diario se lo preguntaba.

-Siempre es bueno saber algo de primeros auxilios -relajó el ambiente-, ¿campo de guerra? -preguntó como no queriendo, pero ahí yacía su verdadera pregunta -entonces... ¿se trata usted de algún tipo de militar?, ¿antes de París y de ser profesor? -todos tenían una historia que contar, esa siempre había sido su idea sobre las personas, pero en definitiva la de un vampiro, con tantos años vividos, resultaba más interesante.

por **Soren Kaarkarogf** Jue Jun 09, 2011 4:42 pm

El vampiro más joven se giró observando a su interlocutor con creciente interés, al parecer tenían más cosas en común de lo que pensaba en un principio - Sería interesante conocer a ese amigo suyo - Comentó frotándose las manos - Me interesaría ver las obras que vende, no soy de los que compra muchos cuadros... la verdad no tengo donde ponerlos, pero tengo una tienda de antiguedades y a veces tengo clientes interesados en cuadros o esculturas -

Le escuchó hablar sobre sus primeros años como vampiro y como había tenido que aguantarse debido a su condición, una inocente facinación comenzó a nacer en lo más profundo de su pecho (aunque pensandolo bien dentro de su cabeza), sus ojos azules como el mismo cielo, se quedaron absortos en el doctor mientras continuaba hablando, como un gato muy grande que presta atención a un desprevenido pájaro en el jardín.

- Eso es facinante - Murmuró y tuvo ganas de compartir su experiencia como Maestro, pero la conversación se desvió hacía otra cosa más incómoda, así que carraspeó y volvió su vista al frente.

- Si... algo así... - Murmuró, el pasillo por el cual caminaban terminó y dio paso a una gran plaza interna dentro del campus, grupos de estudiantes se encontraban dispersos por el lugar, algunos leyendo libros o simplemente conversando - Fue hace mucho tiempo y no es algo de lo que me enorgullesca, pero por cosas del destino terminé trabajando para el Sherif de Estocolmo, la ciudad que me vio nacer - Le explicó, en ese punto no supo si debía ser más específico y aunque el doctor le inspiraba confianza, debía recordar que sus experiencias pasadas con otros vampiros nunca habían sido gratas - Y... lamento no poder ser más puntual en mi explicación pero es información clasificada de las fuerzas armadas vampiricas de mi País -

(( me tocó cortarlo aqui porque ya me estaba quedando muy largo! ))

por Invitado Jue Jun 09, 2011 5:32 pm

Rió más para sí mismo cuando dijo que sería interesante conocer a su amigo, Indro era cien veces más difícil de llevar que él, pero quien sabe, tal vez podría tener buenos tratos y negocios con el profesor, ahora estaba interesado en conocer su tienda, pero no lo diría por ahora, tal vez concretar un encuentro para después, quién sabe, era una posibilidad.

Estuvo interesado en lo que le decía, tanto que no estaba prestando mucha atención a su al rededor, lamentablemente el propio profesor dijo que no podía dar más información, y aunque lo entendía la decepción se apoderó de su semblante; no iba a presionarlo tampoco. Asintió sonriendo.

-No se preocupe -dijo, enfatizando con las manos lo que estaba diciendo-, aunque debe tener historias muy interesantes -agregó, se imaginó a si mismo en una situación similar, no hubiera podido, sí aún ahora más de 400 años después seguía lidiando con la culpa de tener que matar para sobrevivir, no se imaginaba qué sería de él si hubiera estado en un campo de batalla.

-Creo que nuestras situaciones difieren en algunos aspectos, pero en lo que coinciden es que ambos estamos... infiltrados -a falta de una mejor palabra -en el modo de vida humano, ¿se le ha complicado? -quiso ahora conocer esa parte del profesor, debía tener muchos estudiantes y algunos con aromas realmente magnéticos, cómo le hacía para no atacarlos.

((Don't worry, estuvo bien ^^ yo me adapto))

por **Soren Kaarkarogf** Jue Jun 09, 2011 6:08 pm

Generalmente Soren no era una persona abierta, a primera vista (además de torpe) era una persona introvertida y perdida en sus ensoñaciones, rara vez se le veía compartir con sus colegas de la Universidad, mucho menos iba por ahí hablando con la gente de sus cosas, sin embargo resultaba encantador poder hablar de sus experiencias con alguien que tenía la misma condición que él y que probablemente podría comprenderlo sin necesidad de extenderse en tediosas explicaciones.

Observó lo educado que era el doctor, seguramente era así con sus pascientes y había adquirido esa forma de ser a través de los tiempos ¿Cuantos años tendría Daniil? ¿sería más joven que él o más viejo? La curiosidad se manifestó en su cuerpo como un ejercito de hormiguitas que subían por su espalda en una alegre marcha matutina.

El doctor sonrió y Soren tuvo el impulso de hacerlo también, quizo sonreír con espontaneidad y mostrarle que se sentía a gusto con su presencia, pero aún era demasiado pronto para que pudiera expresar lo que sentía y sólo se limitó a mirárlo de reojo, relamiéndose los labios con evidente interés.

- No ha sido fácil y me tomó mucho decidirme a trabajar en este oficio pues el contacto constante con humanos es necesario y la tentación es a veces desesperante, no obstante nunca podría morder a alguno de mis alumnos ¿Cómo podría yo destruir al futuro del mañana? ¿A los constructores de la sociedad que tanto me facina día a día? No... - Se detuvo unos segundos para tomar impulso - Tardé demasiado en darme cuenta cual es mi lugar en la sociedad, no quiero ser un simple depredador que permea en el tiempo, quiero compartir lo que he aprendido en mi trasegar a través de la historia... por eso enseño historia del arte, el arte es la expresión del pensamiento de la humanidad década tras década y yo... quiero ser parte de ello de alguna manera... -

Cuando terminó de decir aquello, sintió como si se hubiese extendido demasiado y lo estuviera aburriendo, unas jovencitas de tercer grado, se habían detenido para observarles.

por Invitado Jue Jun 09, 2011 7:22 pm

Lo escuchó hablar con atención, todo eso que le decía sonaba tanto a él, no creyó toparse así, del modo en cómo se había cruzado en el camino del profesor Kaarkarogf, con alguien que compartiera su forma de pensar y ver al mundo. Una vez que él había salido del manto protector de aquella que lo había convertido, sintió que su deber era ese, ese mismo que su acompañante de la noche le decía, compartir el conocimiento, incluso lo había tomado como su deber, como una misión, por eso cada que podía tomaba jóvenes dispuestos y les enseñaba aquello que ellos desearan; ¿ser profesor?, de forma establecida como el joven Soren, había cruzado su cabeza en más de una ocasión pero nunca lo había llevado a cabo. Pensando en aquello creyó que había guardado silencio por demasiado tiempo, no muchas personas (o vampiros, daba igual) podían jactarse de hacerlo reflexionar como este hombre lo estaba consiguiendo.

-En eso -hizo una pausa -estamos de acuerdo -desvió la mirada y luego la regresó a su guía de una forma significativa -no creo ser autoridad, ni mucho menos, pero ya que cargo con esta maldición al menos he tratado de hacer algo de provecho, mi meta es el saber por el saber, y transmitirlo a quien esté dispuesto a recibirlo -se detuvo y río -hablo demasiado, lo siento -le ofreció una sonrisa y luego dirigió la mirada en dirección a donde el otro veía, un par de jovencitas, estudiantes supuso.

-¿Alumnas suyas? -preguntó-, usted es bien parecido, no dudo que tenga éxito con sus alumnas -se atrevió a bromear, esperando que Soren no se lo tomara a mal.

por **Soren Kaarkarogf** Sáb Jun 11, 2011 11:40 pm

Soren se sentìa bastante extraño, aquella era la primera vez que conocìa a otro inmortal que tuviera una perspectiva del mundo tan parecída a la suya, claro que, apenas le conocía superficialmente, sin embargo ya sentía cierto tipo de conexión con aquel hombre Ruso. Su sonrisa fue amable y el vampiro más joven quizo nuevamente corresponder, con otro intento fallido de sonrisa, pero una vez màs se sintiò cohibido.

- Me...alegro de verdad que piense asì - Comentò con sinceridad, con una franqueza que era muy común en sus palabras - Quiero decir... ojala existieran màs vampiros como usted y no puras bestias irracionales que sólo ridiculisan nuestro género - Finalizó. Soren aceptaba su condición vampirica y no se avergonzaba de ello, era una realidad que no le mortificaba y que había aprendido a aceptar, pero eso no significaba que lo considerara como algo bueno o correcto.

Era por eso que se esforzaba para hacer algo por esa humanidad que èl, inevitablemente tenìa de dañar eventualmente.

El comentario sobre las chicas avivó el arrebol en sus mejillas y casi tropesó con un pequeño desnivel en la baldosa, las jovencitas lo notaron y rieron cuchilleando, no era la primera vez que el torpe profesor de historia hacìa algo ridículo.

- ¡Nooo... claro que no! - Exclamó azorado por las palabras del doctor - Si, son alumnas mias... pero no tengo éxito en ese sentido... ser atractivo o no, no tiene que ver... siempre me pongo nervioso y termino hacíendo tonterías... así que - Carraspeó y girò hacìa la derecha para evitar seguir siendo observado por las chicas en cuestiòn - ¡La biblioteca! queda justo allá - Le indicó extendiendo su brazo y señalando.

Se preguntó si el doctor tendría mucho éxito con las mujeres, con esa personalidad tan agradable seguro que si. - ¿Y usted? ¿Que tal le va en esos temas sentimentales? -

por Invitado Dom Jun 12, 2011 2:13 am

Con un leve movimiento de cabeza le concedió la razón, él pensaba igual, no entendía el por qué del matar por matar, del goce de la crueldad, sin embargo, a pesar de esa visión, el cómo se habían dado las cosas para él lo habían hecho creer con firmeza que el que estaba equivocado era él, que él era el vampiro dañado, el débil como le llegaron a decir cientos de veces, y con el tiempo se lo creyó. Él era el defectuoso, el que no era digno, el endeble, y con los siglos encima sólo pudo comprobarlo, vampiro tras vampiro con el que se topaba se lo hacía ver, él no tenía nada en común con ellos, excepto con uno, con Indro, pero Indro era aparte; ahora que se topaba con el joven profesor se daba cuenta que, tal vez, sólo tal vez, no estaba tan solo, que había más como él y sólo había que buscarlos, o topárselos en los pasillos de las Universidades.

Una risa divertida se le escapó al ver como reaccionaba su acompañante de la noche, confirmando con actos lo que sus palabras decían. Pero uno nunca sabe, a quiénes encuentran esa actitud despistada algo adorable. Decidió no hacer más hincapié y seguirlo por el camino que había señalado, vigilando de cerca los pasos del joven Kaarkarogf, pues decía que "la tercera era la vencida" y él ya había amenazado con caerse dos veces.

-¿Yo? -preguntó de pronto sorprendido, carraspeó -yo soy un fracaso en el amor -se encogió de hombros -incluso de mortal no fue nada bien -confesó y trató de reír, pero recordó, inevitablemente, las traiciones de las que fue víctima, se recompuso en un segundo -además, no sé usted qué crea, pero yo automáticamente veté la posibilidad cuando me transformé -quizá estaba mal, quizá estaba siendo muy severo consigo mismo, quería conocer lo que este vampiro tan particular tenía que decir al respecto.

por **Soren Kaarkarogf** Vie Jul 01, 2011 2:05 pm

Caminó apresuradamente por el pasillo que había señalado, la biblioteca apareció al poco tiempo frente a ellos, entre más rápido se alejara de ojos conocidos mejor, le escuchó hablar a su lado y se giró para mirarle curioso, con los ojos azules, redondos y fijos en él como un par de canicas de cristal. Curioso como un gato muy grande.

- ¿En serio? - Preguntó sin pensar - ¿Usted? - Agregó sin comprender como era posible que un hombre amable y buen conversador como el que tenía a su lado pudiera tener mala suerte en esos temas. ¿Que pensaban entonces las mujeres de esa época? ¿Que tipo de hombre buscaban entonces? Se cuestionó.

Entró en la biblioteca y el silencio sepulcral de la misma acayó los murmullos y voces lejanas de los humanos que habían dejado atrás, sedas hileras de libros se extendían casi hasta el infinito (o hasta donde se alcanzaba a ver) y el olor a madera vieja y a papel se filtró en su nariz inmediatamente.

- Yo... yo antes creía que en mi condición... también me sería imposible amar a otro ser - Aceptó, recordando como tan solo un año atrás habría desechado cualquier posibilidad de contacto físico con otra persona - Para la mayoría de nosotros, los encuentros sexuales son fáciles de conseguir, aunque paresca torpe e idiota, se que... de alguna manera podría seducir a un humano si uso mis facultades - Explicó llevándose el dedo indice al costado de la frente - Pero el sexo es sólo sexo, un momento efímero que desaparece y te deja tan vacío como antes... por eso yo nunca me sentí particularmente interesado en ese tipo de cosas -

Suspiró subiendo los escalones que les separaban de las mesas de estudio y demás estantes con libros.

- Pero hace un año... conocí a una...persona y... entonces, todo lo que pensaba... cambió completamente, ahora creo que... aún para alguien como yo... como nosotros... existe la posiblidad de amar - Murmuró de nuevo, las mejillas coloradas como cerezas.

por Invitado Mar Jul 05, 2011 12:26 am

Se limitó a asentir cuando el joven profesor preguntó sorprendido si iba en serio aquello de su fracaso en el ámbito sentimental, pues sí, así era, qué le iba a hacer. Pero su atención fue desviada de su interlocutor cuando entraron a la biblioteca, se quedó inmutable por unos segundos, mirando los altos techos del lugar con una fascinación similar a la de un arqueólogo que ha descubierto una antigua tumba, el olor de las hojas amarillentas de los libros y la madera barnizada llegó a él como un duro golpe de adrenalina y el silencio lo sobrecogió por un instante, reanudó su marcha cuando se percató que su acompañante y guía lo hacía y lo siguió tan sólo un paso detrás.

Se giró para verlo cuando lo escuchó hablar mientras ambos se dirigían a un lugar que él no estaba seguro. El profesor habló y él no dijo nada, tenía razón, sexo sólo era sexo, un encuentro que no significaba nada más si ninguno de los involucrados lo deseaba, una satisfacción a una necesidad más básica que la de los sentimientos, en su condición, en la condición que ambos compartían, era fácil obtenerlo y desechar a la contraparte, pero ni Daniil, y estaba seguro que Soren tampoco, deseaban algo tan efímero. El médico estaba obsesionado con la trascendencia y encuentros como ese no se la daba, aunque lo había hecho, tampoco iba a mentir al respecto.

Ascendieron por las escaleras y lo que el joven vampiro dijo después fue lo que verdaderamente lo intrigó.

-Esa persona… -pausó, no quería entrometerse en la vida personal de aquel sujeto que tan amablemente lo estaba guiando por el campus, pero su curiosidad sobre ese tema era mayor-, esa persona ¿es como nosotros? –esa, de entre todas las cosas era su mayor duda, porque él lo había intentado en el pasado, estar con mujeres de su misma condición y al final resultaba que tenían tan pocas cosas en común que aquello estaba destinado a fracasar, y el asunto de amar a una mortal lo ponía muy mal de sólo pensarlo, de sólo imaginar lo que implicaba más allá de la atracción o amor mutuo, de su inmortalidad y la que aquella otra persona receptora de su afecto no poseía. Qué terrible es amar algo que la muerte puede tocar, pensaba como taladrante mantra y por ello se restringía su cariño cuando de mortales se trataba-. Me gustaría creerlo –reflexionó después, una vez que estuvieron en la planta superior de la biblioteca, mirando al frente a donde los estantes con libros parecían no tener fin-, creer que existe esa posibilidad para mí –concluyó con una sonrisa, restándole importancia, aunque lo intentó con ahínco no pudo evitar sonar lóbrego y abatido.

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El conocimiento es poder (Daniil)

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