Una noche para disfrutar

Los minutos empezaban a hacerseme eternos y ya iba por la segunda copa. Realmente nada llamaba mi atención aunque si es cierto que un par de muchachas habían pasado por mi lado de manera bastante sugerente, tanto como para solo haberme fijado en el canalillo de su escote, sin embargo, precisamente buscaba alguien que no me hiciese fijarse solo en eso. De lo contrario la noche no sería lo suficientemente divertida como para que le diera dinero al acabar. Vale sí, el dinero me sobraba, pero ¿Y qué? A mi no me gustaba malgastarlo con prostitutas pudiendo tener a cualquier otra muchacha gratis además del juego previo para seducirla. Realmente esperaba lo mismo de allí, encontrar a alguna a la que poder tratar como una jovencita más en lugar de como la calificaban por su trabajo. Solo tenía que esperar hasta que se me agotara la paciencia, cosa que estaba empezando a ocurrir.

Un cambio de música repentino me hizo salir de mis pensamientos además del revuelo que se había producido cerca de donde me encontraba yo. El ambiente se tornó algo más sensual y por la forma en que una joven se subió sobre la barra empezando a bailar deduje que algo bueno estaba a punto de cocerse. Me levanté disimuladamente y simplemente me alejé, desde tan cerca, no apreciaría realmente lo que yo quería comprobar.

Caminé hasta una de las paredes del lugar, apoyandome en ésta con la espalda y cruzandome de brazos o bueno mejor dicho cruzando el brazo que no estaba ocupado; la mano del otro todavía sujetaba la copa. Y la observé bailar durante unos cuantos minutos. Era bastante atrayente aunque se veía bastante jovencita pero por el contrario con experiencia en ese tema de seducir. La miraba fijamente a los ojos, precisamente como había buscado toda la noche, mirar a la chicas a los ojos en lugar de a los senos o al culo. ¡Voilà! Había dado en el clavo.

Me separé de la pared y con decisión caminé hasta el cantinero, el cual secaba la loza mirando de vez en cuando a la joven bailar. Había causado un gran revuelo pues igual que captó mi atención también lo había echo con muchos otros. Estaría solicitada aquella noche, a no ser que yo me adelantara. Era agradable verla bailar más si quería que bailara en exclusiva para mi tendría que ser rápido. - Dígame, esa muchacha, ¿es bastante solicitada? - me apoyé en el fondo de la barra dirigiendo mis palabras al cantinero mientras le señalaba con la mirada a quien me estaba refiriendo. Él únicamente rió - Oh sí, Rouge es una de las mejores de aquí, no acepta a cualquiera - me mordí el labio ligeramente pensativo - Entiendo, bueno, me voy a arriesgar - reí ligeramente y saqué de mi cartera uno de los billetes - Cuando acabe dele esto y dígale que la estoy esperando en esa sala - le dí los cien francos mientras le señalaba una de las salas privadas que había a los lados de la estancia.

Sin más, antes de darle una última mirada, caminé hacia la sala, abriendo la puerta para después cerrarla aunque dejandola ligeramente entreabierta. Solo me senté en el sofá que había allí, o mejor dicho, me tumbé, en espera de mi reclamo ¿Acudiría?.