Una noche para la nostalgia {Libre}

Él sabe que esa tumba esta vacía, que es una simple placa de roca levantada y llevada ahí por si mismo, que no hay ningún cuerpo dejaba de la tierra que el diga que su amada e hija están ahí abajo, siendo unas con la tierra, mientras sus almas descansan en algún cielo existente o en su recuerdo. Sabe bien que nunca hubo una vida llena de alegría, donde vieran crecer a su hija y le enseñara de la vida, todo solo existe en la imaginación del hechicero.

Se inca frente a la roca, que no tiene ningún nombre escrito, aunque le gustaría haber escrito Violeta y algún otro nombre femenino para la pequeña que nunca conoció y, según le dicen, nunca nació. Recordar la tragedia mas grande de su pasado lo lleva a la melancolía absoluta, su empatía se esparce por los terrenos cercanos, lo que haría que cualquier persona cerca sintiera tristeza, cosa sencilla en un cementerio, por lo que deja respirar su poder, sin molestias. Casi nunca puede expresarlo totalmente, sabe lo peligroso que es influenciar emociones en otras personas y lo que puede hacerles a sus cerebros y sentidos, aquí no cree que haya algún problema.

La luna sale de entre las nubes por un momento iluminando su rostro y la roca sin nombre, el árbol sobre él, con pocas hojas, no deja que su cuerpo se bañe de luz. Su gabardina negra se mueve con aquella brisa de la noche de París, tan ajena a la del mar, que lo estuvo acompañado por tanto tiempo, en tantos viajes.

Su pena no se extiende para aquellos marineros o piratas que mato en su tiempo, su dolor solamente radica en la perdida de Violeta y aquella bebe no nacida. Si existieran ¿Qué pensarían de un padre asesino?

-Buenas noches, querida-dice el hechicero poniendo la mano sobre la roca, pulida para aparentar una tumba e incluso preparada para poner fechas que desconoce, nunca supo el nacimiento de su amada, tampoco su muerte.

No deja a su cuerpo dejar caer lágrimas al césped que ha crecido alrededor con desesperación.

-París te hubiera encantado, es sumamente diferente a Andalucía y está lejos de tus padres que me añejaron de ti-, a veces me gustaría saber por qué no los mate

Mientras habla siente la ira de haber dejado a los ancianos vivir, aunque supo años después que murieron por la vejez, desde su punto de vista, ellos mataron a su amada.

Ebony abría la carta que había en la mesilla de noche de su habitación y encontró la siguiente frase sobre un trozo de pergamino:

“Estimada dama de fuego, mi comportamiento no ha sido correcto con usted. No deseo disculparme mediante correspondencia pues lo considero bastante descortés por lo que pido que nos veamos en el cementerio donde hay eternos testigos para pedirle las disculpas”

Pensó en que la carta era de Colm. A él le encantaba jugar de una manera algo retorcida conforme quedar en diferentes localizaciones para poder hablar los temas. Hace tiempo que no le veía. Hace tiempo que se olvidó de él. Entonces se dio cuenta de una cosa en la carta. La leyó varias veces pero confirmando sus sospechas, la carta que había leído no la había mandado él. Ella y Colm eran como amigos de toda la vida y no hablaban de una manera tan cordial entre ambos ni la llamaba dama de fuego. Esas maneras no eran las de su amigo Colm hacia ella por lo que la curiosidad le llamo muchísimo más la atención queriendo saber a quién se encontraría en el cementerio aquella noche. Levantándose de la cama, se armó en las calcetas unos ligeros de cuero en los que iban unos puñales además de unas armas arrojadizas. Dentro de su botín negro se instaló más puñales además de que los cordones que ataban sus botines estaban encantados ofreciéndole un aire de protección. Su ropajes se componían de un vestido de escote con encaje negro, de luto y debajo unas enaguas que la hacían un volumen pomposo a la falda. Se colocó su chaqueta de terciopelo negro con botones de plata con forma de cruces y como toque final, un sombrero ovalado en pico hacia su rostro junto con una fina tela de redecilla de encaje a juego con su vestimenta tan oscura como la noche.

Estimando que la hora de llegada al cementerio estaría muy cerca, Ebony pensaba llevar las flores que dormian en su regazo a una lápida muy especial y a la lápida que pensaba dejar las flores era a la de su estimada fallecida prima. Ebony habla poco de su familia pero su prima nunca la trato como si fuera alguien extraño. Discutían alguna que otra vez pero siempre hacían las paces. Es verdad que su prima a veces se le iba un poco la pinza, lo veia todo al extremo y pensandolo bien, le encantaba sentir adrenalina cada vez que podía y Ebony intentaba serenarla para que no sufriera ningún percance, pero los consejos de Ebony no sirvieron mucho cuando su prima quiso rodearse de muchachos de clase baja que la llevaron a hacer cosas malas y cuando era demasiado tarde para reftificar el camino, para su prima era demasiado tarde. Su prima había fallecido debido a un accidente. Un apuñalamiento accidentado de parte de aquellos con los que se rodeaba. Cuando la familia se entero Ebony solto lágrimas durante una temporada y supo que fue enterrada en el cementerio de París. Cuando pudiera iría a verla como ahora lo estaba haciendo.

- Señorita Cassia, ya hemos llegado al cementerio.

En silencio, Ebony se baja del carruaje con ayuda del cochero. Esta le paga y le dice que espere, que no tardará demasiado en volver. El cochero entonces asiente y se mete en el interior para no ganar más frio del que tiene por haber ido en la parte frontal del carruaje. Ebony seguía su camino, algo hizo crujir una ramita detrás de ella. Esta se quedo quieta y disimuladamente, cogía una de sus dagas de una de sus mangas del vestido y lo escondio entre las flores. Estuvo un rato quieta pero a lo mejor habría sido ella. Quien sabe. De todas maneras siguio alerta hasta que fue al panteon que los Cassia tenían en el cementerio. Busco el nombre de su prima y cuando lo encontró, vio algo extraño en el blanco del mármol. Estaba roto. Como si alguien lo hubiera golpeado o.....

- Oh no....

Ebony rápidamente dejó el ramo en el suelo y tiro como pudo hacia atrás de la argolla que guardaba el ataud de su prima, pero para cuando apenas lo sacó un poco esta vio que estaba roto por los lados.....¡Y que estaba vacío! ¿Su prima estaría viva? ¿Como es posible? Pero enseguida, Ebony fue empujada por una sombra negra contra el muro del panteón. Su sombrero y su velo de redecilla cayeron al suelo consiguiendo despeinandola un poco, se ganó un arañazo en el pómulo por el golpe. Entonces esta vio que un hombre le sonreía y asomaba un par de colmillos inconfundibles de un vampiro.

- Hola asquerosa sanguijuela ¿Vienes a jugar? - Encasillandose ahora solamente en querer matar al vampiro, Ebony saco sus puñales de sus botines para intentar herirle, lo consiguió pero este huyó hacia las lápidas del cementerio por lo que Ebony salió en su persecución.

Clinton aun acariciaba la lápida con nostalgia y cariño, ya no lloraba ni una sola lagrima, como si se hubiera secado toda agua de su ser el día que las perdió. El ruido a lo lejos no le llamo la atención, algún otro panteón buscando soltar las penas hacia sus seres queridos, no era nadie para meterse en los asuntos ajenos. Suspiro aliviado al sentir como las penas de la semana se iban en la despedida.

Al levantarse de la tierra sacudió sus pantalones negros y vuelvo a cerrar su gabardina del mismo color, una brisa helada le golpea la cara, dándole una señal que ya debería de ser hora de volver a casa a su vida de rico, la cual no termina de acostumbrarse ¿Tanto le gustaba ser un bucanero asesino?

Al alejarse de la tumba falsa escucha el ajetreo, por segunda vez cree que es otro transeúnte, tal vez maldiciendo la tumba de algún ex esposo infiel que la dejo en la calle o un hombre se maldice por asesinar a su prostituta favorita ¿Quién era el para juzgar?

Su sorpresa aparece a unos metros, una chica abría uno de los cajones de los ataúdes sin esfuerzo alguno.

-¿De qué está hecha esa muchacha?- habla para sí mismo, viéndola desde una distancia en donde la oscuridad lo protege, en estos tiempos es bueno tener cuidado de más.

Continuo viéndola, asegurándose de su sigilo fuera lo más ideal posible, por sus actividades, bien pudiera ser una vampira buscando liberar a un amigo recién creado, la última vez que vio un vampiro morder un cadáver no fue del todo agradable, aparte de que no pasó nada. Ahí todo se tornó más oscuro.

La sombra ya estaba esperándola desde hace un rato, seguramente sabiendo que la muchacha vendría al lugar, ¿un conocido tal vez? La criatura se dejó ver entre las sombras, un vampiro, uno listo si le prepara una sorpresa a alguien que, al parecer, puede defenderse

La mujer recibe un golpe de lleno de la criatura para luego levantarse y armarse, eso no es una coincidencia, es una cazadora, tal vez incluso una inquisidora, ya había tenido algunos encuentros con ellos ¿Qué es peor que un pirata hechicero? Un expirata, rico, hechicero y sospechoso de asesinar a dos tripulaciones enteras a espadazos.

Clinton se queda renuente a participar en el encuentro, no debería de mostrarse ante la luz, menos ante una inquisidora que pudiera reconocerle como una de sus presas. Su mente se invade con duda de, si ya está amarrado a la nostalgia y su coincidencia no lo deja dormir, seguramente tampoco lo hará si deja que un ser humano fuera herido cuando puede hacer algo.

El vampiro se prepara para su siguiente ataque, y Clinton suspira sabiendo que tiene que hacer algo. Si habría que defender a alguien, hubiera preferido defender a un par de gitanos o hechiceros como él. Camina fuera de su escondite con total calma, mientras su gabardina se mueve con la brisa fría de la noche de otoño. Ninguno de los dos contrincantes lo ha notado, por lo que se mueve a unos cuantos metros, hasta que la luz de la luna ilumina su rostro y su sonrisa. Un hechicero no tiene que mover las manos para hacer algo de magia, los que lo hacen es en los circos y aquellos farsantes ilusionistas.

Clinton no hace nada, se mantiene de pie mientras su respiración se mantiene en calma, contagiando al vampiro, interfiriendo en sus emociones, usando su empatía para afectarle. El hombre de cabello negro y largo, rostro pálido y ojos rojos sacude su cabeza tratando de entender que está pasando, incluso su pose de cambia, se altera mientras pierde la concentración, su furia disminuye, la calma lo está invadiendo. Clinton se comienza a alejar del lugar de vuelta a su escondite, ha notado las cruces en el vestuario de la mujer, es una inquisidora en efecto, al menos un cazador es algo amoral, los inquisidores siguen las patrañas del cielo, un cielo por el que no quisiera ser juzgado, con su cantidad de pecados, seguramente bailara con el diablo por muchos años bajo tierra.

Su acto de “buena voluntad” no pasa desapercibido por el hombre de la noche que mira la sombra del hechicero, si la inquisidora lo nota, también ha sido descubierto por ella.

Ebony seguía en su tarea de matar al vampiro que pretendía derrocar la tumba de la que había conocido o había visto rota, Ebony siguió al vampiro, estuvo disparándole detenidamente hasta que vio a un hombre que permanecía cerca de ambos.

- ¡Aléjese! – Dijo gritando al extraño que permanecía quieto en la distancia. Ebony estaba pendiente de matar al vampiro, dejó Ebony que el vampiro la arrastrara cuando la agarró del cuello mientras rompía las tumbas con el cuerpo de Ebony, está quejándose del dolor, hasta que finalmente el vampiro la dejo sobre un fuerte muro de piedra en el que ahora Ebony aprovecho para sacar una daga de plata de sus botas y clavársela en el corazón del vampiro bien a fondo, consiguió apartar al vampiro y finalmente le corto la cabeza de una sola tajada con otra de sus dagas de plata de su otra bota de rodilla ancha.

Para Ebony era todo muy sencillo. Pudo ver como el vampiro se convirtió en ceniza justo enfrente de ella, recupero sus dagas, las limpio con parte de su ropa oscura y lentamente se metió las dagas de nuevo en el interior de sus botas. Cuando se recompuso un poco, observo aquel hombre de pie, se acercó hasta dicho hombre y le miro con firmeza. Era mayor, canoso y prácticamente podría ser su padre, o un hombre del mismo su padre si existiera de seguro le casaría, pero estando soltera era como quería estar de momento.

- ¿Esta bien? – Pregunto Ebony, quedándose cara a cara frente al desconocido que probablemente habrá presenciado toda la caza de Ebony contra el vampiro – No debería de estar aquí. Como ha podido comprobar, este no es sitio para mortales como usted….-suspiro – ni si quiera tampoco para mi pero yo no tengo problemas en poder defenderme de monstruos como el que me acabo de enfrentar.


Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla. Enfurézcase quien quiera, con tal de que yo no sea hallado culpable de haber guardado un impío silencio; pues soy plenamente consciente de ser un deudor de la palabra divina, por grande que sea mi indignidad. Nunca se ha podido discutir en serio el verbo divino sin ocasionar peligro y derramamiento de sangre.