La historia del depredador tranquilo, Yann Gameiro

-Nombre del Personaje:

Yann Gameiro

-Edad:

23 años y aparenta 20.

-Especie:

Licántropo

-Tipo y Clase Social:

Clase media

-Orientación Sexual:

Heterosexual

-Lugar de Origen:

Francia, Saint-Quentin(Amiens)

-Habilidad/Poder:

Sentidos aumentados, agilidad y reflejos sobrehumanos, sanación acelerada, sentido del peligro, visión compartida y visión remota.

-Descripción Física:



-Descripción Psicológica:

Una maldición es aquel elemento cuyas características repercuten de manera negativa en el sujeto paciente, causándole desgracias, sufrimiento y en contadas ocasiones, hasta la muerte. Hasta convertirse en licántropo, Yann era una persona amable, sencilla, diligente, trabajadora, amigo de sus amigos y encantadora, mostrando siempre, fuera cual fuera la situación, una sonrisa en su rostro. Sin embargo, cuando el licantropismo se cernió sobre sus hombros, ese carácter vivaz que le caracterizaba se fue disipando poco a poco, dando lugar a una persona introvertida y antisocial. De no haber conocido al amor de su vida, Elizabeth, posiblemente hubiera padecido su dolor siempre en soledad, desembocando en un ser huraño y despreciable, pero el tener una persona que le escuchaba y le entendía, le hizo afrontar su situación con otra perspectiva. Actualmente, Yann ha superado con éxito todas las desgracias de su vida y a conseguido afrontar su verdadera condición, llegando a controlar lo que para él es una enfermedad de tal manera que lleva 3 años sin hacer daño a ningún otro ser.

-Historia:

Desde que tengo memoria he sido un huérfano, algunas veces viviendo en la calle, otras acogido en casas donde lo más agradable que recibía eran palizas y desprecios, pero siempre manteniendo las ganas de vivir y la ilusión por hallar algo mejor. A partir de los 10 años comencé a ganarme la vida en las calles del pequeño pueblo de Saint-Quentin realizando diferentes labores que oscilaban desde desempeñar actividades como la carpintería o la jardinería, hasta actuaciones musicales en medio de la calle. Me prestaba a hacer cualquier cosa para tener algo que llevarme a la boca, sin embargo, jamás, ni padeciendo ataques de hambruna ni sintiendo la crudeza de una noche de invierno, cometí ningún acto delictivo para subsistir. Mi solución para los malos momentos era sonreír, solo sonreír.

Superada la adolescencia no había familia que no me llamara para realizar alguna chapuza, pescador que no me contratara para ayudarle a cargar su mercancía o tabernero que no me requiriera para llevar a su casa a un cliente demasiado ebrio. Todo el mundo en el pueblo me quería,y yo era feliz simplemente ayudando a los demás y teniendo lo justo para vivir, sin embargo, no tenía familia, el cariño que sentía era superficial y eso me generaba un profundo malestar que muchas veces terminaba en noches en vela sin tener a nadie con quien hablar.

En la noche de mi 20 cumpleaños, todo el pueblo se reunió en la plaza para celebrarlo con una fiesta en la que yo actúe frente a todos los asistentes demostrando mis practicadas dotes de bailarín y mi habilidad para la interpretación. Al terminar la noche, los daños colaterales de la celebración me llevaron al bosque que rodea el pueblo, movimiento que fue mi perdición. Amparada por la nocturnidad, el ataque de una bípeda bestia peluda con forma de lobo repercutió en mi conversión en licantropo. A partir de esa noche, todas y cada una de las madrugadas de luna llena, perdía la razón y me convertía en aquello que me había atacado, una fiera sin control. Al despertar no recordaba nada, pero siempre lo hacía bañado en un charco de sangre con un cadáver mutilado cerca, muertes que no tardaron en cobrar trascendencia en un pueblo que estaba totalmente atemorizado por los ataques. Estaba destrozado, yo no quería herir a nadie, sin embargo en ese estado no era capaz de hacer prevalecer a la razón; era una amenaza y por lo tanto no tenía otra opción que marcharme para siempre.

A partir de ese momento comencé un viaje para intentar controlar mi fiereza, pero todos los intentos fueron en vano. Agotado del peregrinaje, y perdido en uno de los bosques más densos de Francia,el frío del invierno me hizo colapsar y mi cuerpo fue pasto de la nieve. Cuando recobré la conciencia me encontraba en una gran mansión de las afueras de Reims, alguien me había rescatado. La respiración se me detuvo cuando la vi por primera vez, Elizabeth, una joven de mi edad con una brillante melena castaña y unos ojos azules que bien podrían ser la perdición de cualquier ser humano. La chica me había encontrado tirado en medio del bosque y había ordenado a sus sirvientes que me llevaran a su casa. En un primer momento, pensé en marcharme para no tener ninguna oportunidad de herir a la mujer que me había rescatado, pero esa idea se disipó cuando miré por la ventana de la habitación y observé que había luna llena. No me había convertido en licántropo, no podía creerlo, ¿a caso estaba curado? Elizabeth se acercó hasta mi y me acarició la cabeza suavemente para después entregarme sus primeras palabras.

-A mi lado la bestia de tu interior estará tranquila...

No solo fueron sus palabras; su mirada, sus labios...No pude negarme a quedarme por mucho que me costara creer en que el contenido de las mismas fuera real. Poco después descubrí que Elizabeth era una hechicera que tenía una formula para frenar el impulso del licantropismo, la cual, se cimentaba en un sentimiento en concreto, el amor. Eli no solo era hermosa, era astuta, agradable, divertida, encantadora...Estaba totalmente enamorado de ella, y los meses que pasé a su lado fueron extraordinarios, jamás había sido tan feliz como con ella, pero la forma en la que todo terminó hace que aún hoy me siga arrepintiendo de haberme quedado la noche en la que pude marcharme. Un día, regresando desde la ciudad, me topé con una furiosa multitud frente a la casa, la cual, cimentaba su ira en una burda acusación"¡Muerte a la bruja!", Al encontrarme con Eli, la cual tenía un gesto en su rostro mucho más apesadumbrado que de costumbre, quise sacarla de la casa y ayudarla a escapar conmigo, sin embargo, la hechicera se negó.

-Si no dejo que cometan este error, jamás podrán quitarse la venda que cubre su conciencia.

Me opuse, Dios sabe que lo hice con todas mis fuerzas, pero cuando a Elizabeth se la metía algo en la cabeza era imposible quitárselo de la cabeza. Su último beso fue diferente a los anteriores que nos habíamos dado, sabía a despedida, sabía a tragedia, sabía a sufrimiento...La bruja me pidió que no viera como la quemaban en la hoguera, pero no pude evitarlo, y me quedé a ver su ejecución. La gente coreaba el nombre de los verdugos y a la par alimentaba la ira de mi interior, despertando al una bestia que llevaba meses dormida . Los alaridos de dolor de Elizabeth terminaron de hacerme estallar, y convertido en licántropo, masacré a todos los asistentes al burdo espectáculo haciendo una carnicería que prevalecería durante el paso de los años. A partir de ese día comencé a viajar por Francia, escondiéndome en bosques y cuevas y encadenándome en las noches de luna llena para no herir a nadie. Cada día recuerdo a Elizabeth, y de la misma manera, por ella, contengo a mi bestia interior para no herir a nadie. No quiero tener que volver a hacer daño a otro ser en mi vida, no tengo derecho a hacerlo y si algún día vuelvo a perder el control, espero que alguien me asesine, prefiero la muerte a soportar la penitencia de otra vida segada.

En la actualidad, Yann ha empleado sus momentos de soledad para convertirse en un aceptable violinista que habitualmente vaga por las calles tocando alguna melodía.

-Datos Extras:

-Es vegetariano, se prohibe a sí mismo comer carne.

-Adora la naturaleza y respeta a todos los seres vivos.

-Es un gran bailarín y le gusta actuar frente al público.

-Tiene mucha habilidad para realizar actividades como la carpintería, la pesca, albañilería...

-Una de sus aficiones es tocar el violín, a la que hay que sumar la interpretación y la canción.