Somewhere far from home { Samuel A. Salvatore}

por **Natalie Di Giovanni** Jue Jun 09, 2011 8:45 am

Estaba en el comedor, escribiendo un par de anotaciones sobre cosas para comprar y demases. Sentía que todo estaba muy vacío y desolado. El silencio era abrumador, y solo se destacaba el débil sonido que la pluma hacía sobre el pergamino. Suspiré profundamente, hacía bastante tiempo no existía tanta paz y serenidad en el hogar. Pero de pronto, toda aquella calma se desmoronó. Pude escuchar que golpeaban a la puerta, y me precipité a ir hasta ella para poder atender a quien sea que llamase. Era extraño, aquella persona parecía desesperada y aterrada en cuanto le abrí. Baja y menuda, una mujer lloraba y rogaba que la dejase entrar. No entendía nada por el momento, pero al verla en esas condiciones, no dudé en hacerle el favor. La señora entró casi a rastras, mientras yo cerraba la puerta con sutileza y me preguntaba que le sucedía. ¿Qué , acaso iba a ser una asesina serial aquella mujer? En esas condiciones, hasta un niño de 11 años podría vencerle. Más allá del corto tiempo que me había tomado pensar aquello, cuando me volví para dirigirme a ella, esta me miraba más pálida aun, mientras unas lágrimas recorrían sus mejillas. -¿Qué sucede?- pregunté. Pero era tarde. Un hombre lo suficientemente fuerte como para inmovilizarme intentaba sacarme de la casa, tomándome por la cintura desde atrás y arrastrándome a la fuerza hasta la puerta.

Pegué un grito casi ensordecedor. Pero ya estaba en la realidad para aquello. Otra pesadilla, ¿cuanto tiempo más debería de soportarlas? ¿Cuándo podré descansar sin despertarme a la madrugada por su culpa? Miré el reloj a cuerda que estaba en mi mesita de luz, a mi derecha, y volví mi vista al techo. Al menos eran las 9. En la habitación solo se escuchaba el tic tac que se producía por el reloj, mientras intentaba comprender por qué motivos todo estaba tan obscuro. Me desperecé con suavidad mientras me levantaba de la cama. Luego de vestirme y peinarme medianamente bien, noté que era un día un tanto fresco y gris para ser primavera .Las nubes hacían que todo pareciese desolado y triste.Parecía un día perfecto para dormir, pero yo no podría hacerlo hasta la noche. No porque tuviese muchas cosas que hacer, sino por el hecho de que una vez despierta, nada podría volver a hacer que tuviese sueño. Claro, todo esto si no es un caso extremo en el que solo haya dormido un par de horas.

Un té caliente y unas galletitas de chocolate harían que el día pareciese un poco más acogedor. Ni siquiera tenía ganas de salir a hacer las compras, pero eran indispensables para el día de hoy y el resto de la semana, por lo que otra no me quedaba. Luego de un buen desayuno mientras leía el diario, tomé algo de dinero para ir hasta el almacén que quedaba a unas cuantas cuadras de donde vivía. -Al menos tenía que caminar y no asear la casa - pensaba sonriente mientras salía de mi casa.

Después de hacer unas cuadras recordé que debería haber tomado el paraguas negro por si acaso, aunque a decir verdad, creía que era de esos días en donde las nubes solo amenazaban con llover. Cuando volví a bajar la vista, que antes se encontraba observando el cielo, noté que alguien venía en sentido contrario al mío, en la misma vereda. No pude evitar el choque, ya que para ese entonces me encontraba a pocos centímetros de él. Quizás pensó que lo esquivaría yo, sabiendo que iba por donde debía, o quizás simplemente él iba tan distraído como yo.
- Disculpe- atiné a decir, lamentando el hecho de haberlo llevado por delante.

por **Samuel A. Salvatore** Lun Jun 20, 2011 7:11 am

Andaba mirando hacia el cielo, azul por naturaleza, las nubes esparcidas por doquier se abalanzaban las unas sobre las otras. Era un día tranquilo, sereno, perfecto para pasear por las calles parisinas que tan llenas de gente estaban. Quizá fue por eso, y porque andaba distraído pensando en mis cosas, entre ellas mis padres, Jared y Ayris, que choqué contra alguien. El choque hizo que diera un paso hacia atrás y mis brazon cogieran automáticamente los de la otra persona para que no se cayera. Miré hacia el cuerpo y vi que era una joven, que se disculpaba. Al parecer andaba tan distraída como yo. -No importa- repuse con un amago de sonrisa. -Ha sido mi culpa, estaba en las nubes- añadí, no había mentido, hacia unos instantes había mirado fijamente las blancas y esponjosas nubes que cubrian el cielo con una fina capa de niebla sin color.

Ultimamente siempre estaba distraído, con cualquier cosa, desde nímios pensamientos hasta verdaderos revoltijos de cosas. Era algo que no terminaba de comprender, la facilidad de abstracción que yo tenía por aquel entonces. Era en cierto modo, divertido, gracias a ello sucedían cosas inesperadas, desde encontrar a mi familia, pasando por conocer a gente nueva, y acabando por descubrir a gente de mi condición. Ese día me había chocado con una hermosa joven, según mi madre, las cartas las baraja el destino y hay que aprovechar las oportunidades, así que puede que fuera esa la razón de mi arrebato rebelde -¿Puedo invitarte a algo, mademoiselle?- pregunté. No era que esperara un rechazo, pero tampoco estaba seguro de que la joven aceptara mi ofrecimiento.

Off: Perdón por la poco inspiración, pero debo contestar a tu Post y a cinco más y ando extenuado. Te prometo que la próxima vez será más gratificante.

por **Natalie Di Giovanni** Sáb Jun 25, 2011 12:47 pm

Aceptó mis disculpas y, a su vez, pidió las suyas. Logré sacar una sencilla mueca de sonrisa, aunque aun estaba un poco aturdida por lo que acababa de suceder. Al volver a la postura en la que estaba antes del choque y fijar mi mirada en quien ahora me estaba hablando, pude notar cuan hermoso era. Parecía bajado del cielo, y si bien todos sabemos que ángeles materiales no existen, él parecía leerme la mente y afirmármelo diciendo que andaba por las nubes. Pura coincidencia, supuse. Entre el choque y el estar hablando con alguien que hasta entonces era puramente un desconocido, no lograba recordar para que había salido hacía menos de unos instantes de mi casa. Me rasqué sutilmente la cabeza mientras veía como él también parecía quedarse estupefacto frente al otro. ¿Todo producto del choque? Que va. Todos nos solemos quedar inmutados en donde sea cuando nuestra mente empieza a desenrollar nudos y a recorrer hilos de pensamientos infinitos, que si no fueran interrumpidos, vaya uno a saber cuando podrían terminar.

Fue entonces cuando volví a escuchar su voz, esta vez para invitarme a lo que fuera que uno tuviese en esos momentos en mente. – Por supuesto que sí, pero deberá aceptar que yo también tuve un poco de culpa por el incidente de hace unos minutos- repliqué con mi suave voz, mientras mi sonrisa se ensanchaba un poco más. ¿Qué estaba haciendo? ¿Aceptaba la invitación de alguien a quien conocí en la calle? Mi abuela me mantendría toda una semana aislada del mundo por haber hecho algo tal que esto. Pero ella ya no estaba. Y yo tenía edad suficiente como para saber lo que estaba bien o mal, y por tanto, era responsable de mis actos en todo momento y lugar. Además, quien me invitaba no parecía ser un hombre cualquiera. Tenía algo distinto, aunque no podía decir precisamente que era.

Y por cierto, ¿Cómo te llamas?- pregunté con un leve tono de curiosidad. Al menos, si iba a pasar el resto del día con él, debía de saber como era su nombre. – Soy Natalie, es un gusto- agregué para dar simplemente un poco más de seguridad a quien ahora estaba a mi lado. No quería parecer de las fáciles a las que todo les venía bien, si bien tenía un carácter diferente a la de cualquier mujer parisina.

off: no te preocupes, it's all right .

por Contenido patrocinado

Somewhere far from home { Samuel A. Salvatore}

Somewhere far from home { Samuel A. Salvatore}

Re: Somewhere far from home { Samuel A. Salvatore}

Re: Somewhere far from home { Samuel A. Salvatore}

Re: Somewhere far from home { Samuel A. Salvatore}