AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Maestra-Alumna
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Maestra-Alumna
Mientras más pasaba el tiempo, la castaña se daba cuenta de lo riesgos que la revolución tenía involucrados. La mirada la tenía en dirección a su nombre en la hoja que Sybelle le había dado. ¿Aprender remedios, hiervas y todo eso? La chica mordió su labio inferior buscando la mirada de su teniente pero no la pudo encontrar ya que, como el se sentía como pez en el agua, estaba de un lado a otro dando instrucciones a los revolucionarios que estaban en ese lugar. Había pasado la reunión con rapidez, la mayor parte del tiempo se la paso callada, atenta y bastante comprometida con entender a detalle las cosas que estaban pasando en ese momento y que iban a pasar conforme el paso de los días para poder llegar a la meta. En vista del éxito no obtenido al querer encontrar al teniente, su mirada recorrió el lugar con tranquilidad. Observó la silueta de cada uno de los presentes, sus rostro, sus gestos. Como buena artista, Doreen estudiaba los gestos humanos para poder entenderlos e interpretarlos en una buena pintura. Algunos rostros le daban miedo, pero otros como el de aquella chica le daban paz al mismo tiempo una seguridad que la contagiaba. La chica parecía nerviosa. Tanto o un poco más que ella. Fue entonces cuando la delicada señorita Caracciolo se encontró con ese par de ojos hermosos y le dedico una de las sonrisas más bonitas y encantadoras que tenía. Por alguna extraña razón esa chica llamaba su atención. Era raro que ella no pusiera atención a lo que estuviera pasando a su alrededor, Maicol le hablaba de sin fin de libros que quería leer cuando ella terminará de enseñarle el don de la lectura, no ponía atención a la voz de Sybelle y Darcy que la llamaban para presentarla ante los demás, tampoco escuchaba la voz de Milo que se había adentrado al lugar buscándola para ver si se encontraba tranquila y bien. Su atención estaba completamente en ella. La joven de cabellos largos, hermosos y negros. Se levantó de su asiento acomodando la gran falda de su vestido. Caminó a paso lento hasta estar a su lado y para llamar su atención tosió un poco y colocó su mano en el hombro - Disculpe señorita ¿Cuál es su nombre? - Había puesto atención a los nombres de cada uno, incluso se los sabía de memoria pero el nerviosismo que traía en esos momentos le impedían pensar con claridad. Ambas miradas se volvieron a encontrar y fue entonces cuando recordó el nombre de su acompañante - Lyuba... ¿Verdad? - La miró un poco nerviosa y se sentó a su lado de manera delicada.
El nombre le era bastante conocido, lo había escuchado de la voz de su persona favorita. Lyuba era la pupila de él, esté le enseñaba lo necesario para ser una buena cazadora. O al menos era lo que Doreen creía. No tenía mucha idea de las enseñanzas de su caballero puesto que a él le daba miedo involucrarla demás y verla afectada. Se preguntaba que cosas sería capaz de hacer la chica. Sin duda tendría algún potencial demasiado elevado para que él pusiera sus ojos en la señorita como una herramienta de confianza, como su mano derecha. Pero a la castaña le daba preocupación verla ahí, se veía nerviosa y demasiado delicada para ese tipo de cosas, porque para Doreen nadie debería arriesgar su vida, ella estaba en contra de la violencia, temía por sus seres queridos y conocidos. Volvió a su realidad cuando esos ojos expresivos se movieron y volvió a ver la seguridad y ahora la fuerza que la señorita mostraba, eso la dejo más tranquila, seguramente era una guerrera completa, aunque fuera pequeña y a la vista delicada no la impedía ser excelente en lo que quería hacer. - ¿Cuales son sus habilidades, señorita? - Preguntó con cierta curiosidad. Esperaba no faltarle al respecto, lo que menos quería era hacer sentir incomodo a las personas que estuvieran a su alrededor y mucho menos a las personas que formarían parte de este nuevo futuro. Observó la hoja que la señorita tenía en su mano, la hoja de misiones y soltó un suspiro estirando su mano para señalar su propio nombre - No sé porque le digo esto, me ha de tomar a loca - Soltó una risa nerviosa - Pero requiero a alguien que me enseñe de hiervas... De medicamentos - Suspiro un poco, regreso su mano a su regazo, la observó aun con esa timidez en los ojos - ¿Sabría usted acaso de alguien que pueda enseñarme de eso, señorita? - Recargó su cuerpo en el asiento mientras observaba a lo lejos a Maicol que tenía el rostro lleno de nerviosismo y duda. Su pequeño aprendiz estaba intimidado y a ella no le gustaba verlo de esa manera.
Cerró los ojos por unos momentos. Doreen no era de esas chicas que se aventara a hablar con alguien más de la nada, era tan tímida que se sorprendía de estar frente a la señorita de cabellos negros sin ni siquiera ser presentada. Fue entonces cuando abrió los ojos de golpe y su cuerpo se sobresalto. Estiro su mano con delicadeza pero con cierta rapidez. - Disculpe mi descortesía, estoy aquí pidiendo su ayuda y ni siquiera digo mi nombre - Fue entonces cuando sus mejillas se sonrojaron por completo por su falta de educación mostrada. - Mi nombre es Doreen Caracciolo, es un placer conocerla - Y de manera grácil se levantó de su asiento para tomar las extremidades de su vestido y hacerle una elegante reverencia - Es un gusto tenerla aquí - Le sonrió frente a ella. Hasta ahora la señorita había permanecido callada y tranquila. Doreen parpadeo varias veces intentando descifrar los pensamientos de su acompañante. ¿Había hecho mal al acercarse? Respiro profundamente varias veces observando todo el lugar. Una de las ventanas había sido abiertas dejando ver la claridad del día, el olor del campo que estaba en esa dirección había entrado por esta abertura. La joven sonrió un poco. Disfrutaba demasiado de la naturaleza. Las cosas simples Doreen las hacía grandes y maravillosas. Un sonido proveniente del asiento de la joven a la que se había acercado la hizo salir de su ensoñación, la chica solía ser demasiado dispersa y soñadora. Observó a Lyuba, sonrió un poco aun nerviosa por la falta de respuesta.
El nombre le era bastante conocido, lo había escuchado de la voz de su persona favorita. Lyuba era la pupila de él, esté le enseñaba lo necesario para ser una buena cazadora. O al menos era lo que Doreen creía. No tenía mucha idea de las enseñanzas de su caballero puesto que a él le daba miedo involucrarla demás y verla afectada. Se preguntaba que cosas sería capaz de hacer la chica. Sin duda tendría algún potencial demasiado elevado para que él pusiera sus ojos en la señorita como una herramienta de confianza, como su mano derecha. Pero a la castaña le daba preocupación verla ahí, se veía nerviosa y demasiado delicada para ese tipo de cosas, porque para Doreen nadie debería arriesgar su vida, ella estaba en contra de la violencia, temía por sus seres queridos y conocidos. Volvió a su realidad cuando esos ojos expresivos se movieron y volvió a ver la seguridad y ahora la fuerza que la señorita mostraba, eso la dejo más tranquila, seguramente era una guerrera completa, aunque fuera pequeña y a la vista delicada no la impedía ser excelente en lo que quería hacer. - ¿Cuales son sus habilidades, señorita? - Preguntó con cierta curiosidad. Esperaba no faltarle al respecto, lo que menos quería era hacer sentir incomodo a las personas que estuvieran a su alrededor y mucho menos a las personas que formarían parte de este nuevo futuro. Observó la hoja que la señorita tenía en su mano, la hoja de misiones y soltó un suspiro estirando su mano para señalar su propio nombre - No sé porque le digo esto, me ha de tomar a loca - Soltó una risa nerviosa - Pero requiero a alguien que me enseñe de hiervas... De medicamentos - Suspiro un poco, regreso su mano a su regazo, la observó aun con esa timidez en los ojos - ¿Sabría usted acaso de alguien que pueda enseñarme de eso, señorita? - Recargó su cuerpo en el asiento mientras observaba a lo lejos a Maicol que tenía el rostro lleno de nerviosismo y duda. Su pequeño aprendiz estaba intimidado y a ella no le gustaba verlo de esa manera.
Cerró los ojos por unos momentos. Doreen no era de esas chicas que se aventara a hablar con alguien más de la nada, era tan tímida que se sorprendía de estar frente a la señorita de cabellos negros sin ni siquiera ser presentada. Fue entonces cuando abrió los ojos de golpe y su cuerpo se sobresalto. Estiro su mano con delicadeza pero con cierta rapidez. - Disculpe mi descortesía, estoy aquí pidiendo su ayuda y ni siquiera digo mi nombre - Fue entonces cuando sus mejillas se sonrojaron por completo por su falta de educación mostrada. - Mi nombre es Doreen Caracciolo, es un placer conocerla - Y de manera grácil se levantó de su asiento para tomar las extremidades de su vestido y hacerle una elegante reverencia - Es un gusto tenerla aquí - Le sonrió frente a ella. Hasta ahora la señorita había permanecido callada y tranquila. Doreen parpadeo varias veces intentando descifrar los pensamientos de su acompañante. ¿Había hecho mal al acercarse? Respiro profundamente varias veces observando todo el lugar. Una de las ventanas había sido abiertas dejando ver la claridad del día, el olor del campo que estaba en esa dirección había entrado por esta abertura. La joven sonrió un poco. Disfrutaba demasiado de la naturaleza. Las cosas simples Doreen las hacía grandes y maravillosas. Un sonido proveniente del asiento de la joven a la que se había acercado la hizo salir de su ensoñación, la chica solía ser demasiado dispersa y soñadora. Observó a Lyuba, sonrió un poco aun nerviosa por la falta de respuesta.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Maestra-Alumna
Lyuba intentaba posar su mirada azulada solo en las personas que hablaban pero le era imposible. Un vampiro, un ser que olía a muerte y a desgracias estaba presente en el mismo lugar que ella. Iba a exigir unas cuantas explicaciones por parte de su maestro. El sabía la repulsión de la gitana pero ni siquiera le había comunicado que tenía como compañero a un ser tan monstruoso. Se mantuvo callada, bajando su vista en la misión que debía cumplir . Optaba por no articular ninguna palabra con nadie, se sentía como si hubiese llegado de nuevo al campamento gitano. Los primero días , un fiasco total . Cuando levantó la mirada, se encontró con dos ojos curiosos e inquietos, tal cual un mar revoltoso en medio de una tormenta. Se había dado cuenta desde que hizo acto de su presencia en aquel restaurante, que su maestro y la señora posiblemente tuvieran algo. Y si no lo tenían…debían tener!. Pues la mujer era hermosa, con unos cabellos tal cual el oro ,brillante y voluminoso . Sus facciones, delineadas a la perfección y seguramente finas lo que hacía resaltar sus ojos y sus carnosos labios. Era perfecta para el teniente Milo . Se notaba que por su simpleza y su belleza era una persona de confianza, amable y con un alma pura. Lyuba siempre conseguía observar la bondad y la maldad de la gente, aquella mujer era mas pura que un ángel . No pensó dos veces y devolvió la sonrisa un tanto dulce. Un lado que siempre había creído desaparecido, pero al parecer aparecía cada vez que la gente obligaba en cierto modo sacar a flote su lado mas juvenil, hermoso e inocente.
Vio que se acercaba a ella y Lyuba no hizo no el menor esfuerzo por borrar su sonrisa, recibiendo a la mujer con una larga y amable sonrisa a su lado, como una bienvenida. Escuchó su pregunta y quiso responder pero la mujer tenía buena memoria . La morena asintió con la cabeza una vez – Así es, tiene una buena memoria – comentó encontrándose con sus ojos , una mirada tranquila que hacía desaparecer todos los miedos y toda la desconfianza de Lyuba – Pero por favor! Tutéame.. – exigió ella con una sonrisa, sintiendo y al mismo tiempo observando los nervios que desprendía con facilidad. Si pudiera tranquilizarla, lo haría. ¿Pero como si ella tenía el mismo estado?. Se emocionaba con facilidad y al mismo tiempo se ponía nerviosa con aquel vampiro que parecía sonreírle de una manera macabra. Deseaba arrancarle la cabeza, clavarle una estaca en el corazón , revolver la estaca para hacerle sentir el dolor que ella misma había sentido durante años debido a los de su misma especie. Pero no quería llamar la atención de los demás mediante aquel método violento, ya se encargaría de el en otro momento. Su atención, estaba posada sobre la mujer de cabellos dorados. Escuchó la pregunta que la mujer dejó escapar de sus labios. Las habilidades de la gitana…no eran importantes, aunque el maestro le dijera una y otra vez que sí, eran importantes. Aun así decidió contestar a su pregunta – Puedo adivinar el futuro mediante las cartas del tarot, bola de cristal, las líneas de la palma y obviamente otros métodos – comenzó la gitana explicando con la paciencia adecuada marcada en sus palabras, al igual que la paciencia el acento rumano también tenia una parte importante en sus silabas , las cuales parecían tener mucha mas diversión – Puedo controlar el aura de las personas ,humanos o seres.. – miró de reojo disimuladamente al vampiro , intentando tranquilizar sus latidos tan fuertes y también conteniéndose para no soltar tacos en medio de tanta gente – sobrenaturales. Aunque este ultimo no se controlarlo muy bien, es algo que aprenderé con el tiempo y con el esfuerzo adecuado – explico amablemente a la castaña , con la misma sonrisa de antes pintada en su pálido rostro.
- Y soy una cazadora, bueno una aprendiz, el teniente Milo es mi maestro – agregó escuchando a la mujer hablar de nuevo. Miró su papel , leyendo la misión que tenía encargada. ¿Cómo había sabido esa mujer que Lyuba era una experta en todo tipo de hierbas , maldiciones y artefactos oscuros?. Claro esta , que no iba contando a la gente sus dotes de brujería, aunque fuese una gitana – Tal vez es el destino el que me hizo aceptar todo esto – susurro la gitana para ella misma. Volvió a mirar a la mujer, juntando sus manos en el regazo un tanto nerviosa y mientras jugaba con sus propios dedos respondió - No quiero alardear, pero usted ha venido a mi como si supiese que yo tengo los conocimientos sobre los medicamentos naturales - sonrió aun mas alargando su sonrisa – Yo la ayudaré – aseguró la gitana olvidándose por completo de su misión. No importaba siempre habían maneras de buscar gitanos y brujos, era una tarea fácil aunque Lyuba necesitaba ayuda en unos cuantos aspectos – El placer es mío, Doreen – dijo Lyuba mirando desde la silla y con aquella dulce sonrisa – Cuando quieras, podremos empezar . En mi carreta tengo varios frascos y si deseas podremos ir al Bosque a buscar flores naturales que sirven como cura – dijo Lyuba con una buena intención , dispuesta a ofrecer sus dotes – El placer es mío, de estar entre todos vosotros – obviamente sin incluir al vampiro.
{Sorry el post malo!T.T Tu te mereces uno decente >.< No quise hacerte esperar, te quiero - la achuca - *-*}
Vio que se acercaba a ella y Lyuba no hizo no el menor esfuerzo por borrar su sonrisa, recibiendo a la mujer con una larga y amable sonrisa a su lado, como una bienvenida. Escuchó su pregunta y quiso responder pero la mujer tenía buena memoria . La morena asintió con la cabeza una vez – Así es, tiene una buena memoria – comentó encontrándose con sus ojos , una mirada tranquila que hacía desaparecer todos los miedos y toda la desconfianza de Lyuba – Pero por favor! Tutéame.. – exigió ella con una sonrisa, sintiendo y al mismo tiempo observando los nervios que desprendía con facilidad. Si pudiera tranquilizarla, lo haría. ¿Pero como si ella tenía el mismo estado?. Se emocionaba con facilidad y al mismo tiempo se ponía nerviosa con aquel vampiro que parecía sonreírle de una manera macabra. Deseaba arrancarle la cabeza, clavarle una estaca en el corazón , revolver la estaca para hacerle sentir el dolor que ella misma había sentido durante años debido a los de su misma especie. Pero no quería llamar la atención de los demás mediante aquel método violento, ya se encargaría de el en otro momento. Su atención, estaba posada sobre la mujer de cabellos dorados. Escuchó la pregunta que la mujer dejó escapar de sus labios. Las habilidades de la gitana…no eran importantes, aunque el maestro le dijera una y otra vez que sí, eran importantes. Aun así decidió contestar a su pregunta – Puedo adivinar el futuro mediante las cartas del tarot, bola de cristal, las líneas de la palma y obviamente otros métodos – comenzó la gitana explicando con la paciencia adecuada marcada en sus palabras, al igual que la paciencia el acento rumano también tenia una parte importante en sus silabas , las cuales parecían tener mucha mas diversión – Puedo controlar el aura de las personas ,humanos o seres.. – miró de reojo disimuladamente al vampiro , intentando tranquilizar sus latidos tan fuertes y también conteniéndose para no soltar tacos en medio de tanta gente – sobrenaturales. Aunque este ultimo no se controlarlo muy bien, es algo que aprenderé con el tiempo y con el esfuerzo adecuado – explico amablemente a la castaña , con la misma sonrisa de antes pintada en su pálido rostro.
- Y soy una cazadora, bueno una aprendiz, el teniente Milo es mi maestro – agregó escuchando a la mujer hablar de nuevo. Miró su papel , leyendo la misión que tenía encargada. ¿Cómo había sabido esa mujer que Lyuba era una experta en todo tipo de hierbas , maldiciones y artefactos oscuros?. Claro esta , que no iba contando a la gente sus dotes de brujería, aunque fuese una gitana – Tal vez es el destino el que me hizo aceptar todo esto – susurro la gitana para ella misma. Volvió a mirar a la mujer, juntando sus manos en el regazo un tanto nerviosa y mientras jugaba con sus propios dedos respondió - No quiero alardear, pero usted ha venido a mi como si supiese que yo tengo los conocimientos sobre los medicamentos naturales - sonrió aun mas alargando su sonrisa – Yo la ayudaré – aseguró la gitana olvidándose por completo de su misión. No importaba siempre habían maneras de buscar gitanos y brujos, era una tarea fácil aunque Lyuba necesitaba ayuda en unos cuantos aspectos – El placer es mío, Doreen – dijo Lyuba mirando desde la silla y con aquella dulce sonrisa – Cuando quieras, podremos empezar . En mi carreta tengo varios frascos y si deseas podremos ir al Bosque a buscar flores naturales que sirven como cura – dijo Lyuba con una buena intención , dispuesta a ofrecer sus dotes – El placer es mío, de estar entre todos vosotros – obviamente sin incluir al vampiro.
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Lyuba A. Yumara- Licántropo Clase Baja
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Re: Maestra-Alumna
Sentimientos encontrados eran los que tenía Doreen en ese momento. Por una parte estaba frente a una hermosa jovencita. Le había tenido confianza sin ni siquiera conocerá ya que Milo hablaba maravillas de ella y para Doreen lo que Milo decía era respetado. Pues aparte de ser su amor, era la persona que la cuidaba y le había estado enseñando cosas de la vida confirme el tiempo pasaban juntos. No podía evitar formar una sonrisa cómplice cuando escuchaba hablar de su teniente. Era evidente el amor que la rubia sentía por el ya que incluso sus mejillas se tornaban rosáceas con solo escuchar su nombre. Era bien sabido que Milo no era el hombre perfecto pero para ella llegaba a serlo de una manera especial. Bien dicen que el amor nos mantiene ciegos, pero ella no era ciega, intentaba ser realista, ya que el roce de su simple piel con el caballero le hacían recordar porque su corazón lo había escogido. Fue notoría la manera en que sacudió su cabeza para salir de su ensimismamiento - Oh disculpe mi distracción por favor - La miró de manera apenada mientras volvía a mostrar aquel pergamino de misiones. - Bueno si, ha sido demasiado mi cinismo a la hora de venir a usted sabiendo sus habilidades pero compréndame, Milo me había mencionado un poco de usted - Se encogió de hombros por unos momentos dejando a un lado el papel - Es una mujer afortunada por toda aquella variedad de habilidades que tiene en conocimiento. - La miro cual madre ve a una hija: con orgullo. Aunque claro no tenían nada que ver en eso. - Yo soy aquella mujer que es perfecta para el hogar, planchar, cocer, lavar, limpiar - Soltó una risita burlona sintiendo como una brisa de aire removía su cabello. Haciendo una mueca casi infantil enredó el mismo mechón detrás de su oreja para que no la estuviera molestando. - Me he atrevido a acercarme a usted puesto que he visto en sus ojos bondad, pero no solo eso, puedo notar la incomodidad sobre algunas criaturas que están aquí presentes - La mirada de Doreen se deslizó hasta el vampiro que aquella noche los estaba acompañando en la primera de varias reuniones antes del momento final.
La rubia se sorprendió de la rapidez con que la hermosa morena le contestó sobre su enseñanza. Una persona que estaba dispuesta a ayudar sin importar el momento y menos si le era conocida o no la persona era digna de mantener a lo largo de los años en tu vida. No pudo evitar ocultar su emoción ante tan inesperada e instantánea respuesta. La adorable joven se levantó de su asiento dando un abrazo cálido, fraternal y sobre todo lleno de gratitud a su nueva maestra. - Será emocionante entonces empezar desde este momento. Salgamos de aquí, donde solo se puede ver incomodidad en nuestros rostros - Soltó un suspiro cargado de emoción. Sabiendo también que pronto saldría de ese incomodo lugar, aunque… Para Doreen dejar a Milo de aquella manera era una completa falta de respeto ya que adoraba atenderlo a cada momento. - Permítame un momento - Dicho esto, la rubia dio media vuelta en dirección a su apuesto caballero. No tardó mucho tiempo en llegar, mucho menos en disculparse con los acompañantes del caballero. De no ser importante no lo interrumpiría pero ya que se iría a empezar su parte era mejor decirlo. Al explicarle que iría al bosque a empezar sus lecciones fue evidente el descontento del rostro del teniente. La verdad es que la cuidaba demasiado, pero cuando la rubia le indicó con quien iría una sonrisa casi poco perceptible se asomó en el rostro de su caballero accediendo a su partida. Deposito un beso en su mejilla y despidiéndose de todos los presentes. Sin olvidar el cálido abrazo de Sybelle y Darcy salió del lugar en compañía de su lo que ella pensaba: Amiga.
Ambas no podían salir hasta que la indicación del vigilante de la puerta fuera dada. En algunas ocasiones para Doreen este tipo de cosas le parecían más a un juego de escondidas de cuando estaban pequeños, intentaba la joven verlo de aquella manera para no sugestionarse. Era evidente que para ella todo aquello la ponían con los nerviosa de punta pero estaba aprendiendo a sobrellevarlo. Recibieron la señal y ambas salieron del pequeño restaurante sin mirar atrás. Cuando ya estaban lo suficientemente lejos Doreen soltó un suspiro sonoro agradeciendo ya actuar con naturalidad y no escapar - Dígame Lyuba… ¿Desde cuándo aprendió usted a hacer todo aquello que me ha platicado hace unos momentos? - la verdad es que Doreen nunca había tenido mucho tacto para presentarse, preguntar o decir ciertas cosas, pero su dulzura y su cara angelical denotaba que nunca hacía aquello con una intención doble o mala, al contrario su misma bondad la hacía pensar que la mayoría de las personas no tenían malicia como los hermosos ojos azules que estaban frente a ella. Sin poder evitarlo sonrió de manera más amplia cuando el hermoso bosque, bañado apenas de una manta de luz proporcionada por la luna se encontraba parado frente a ellas. Algo inquiera tomó la mano de su acompañante para seguir avanzando en la pesada oscuridad de la noche.
La rubia se sorprendió de la rapidez con que la hermosa morena le contestó sobre su enseñanza. Una persona que estaba dispuesta a ayudar sin importar el momento y menos si le era conocida o no la persona era digna de mantener a lo largo de los años en tu vida. No pudo evitar ocultar su emoción ante tan inesperada e instantánea respuesta. La adorable joven se levantó de su asiento dando un abrazo cálido, fraternal y sobre todo lleno de gratitud a su nueva maestra. - Será emocionante entonces empezar desde este momento. Salgamos de aquí, donde solo se puede ver incomodidad en nuestros rostros - Soltó un suspiro cargado de emoción. Sabiendo también que pronto saldría de ese incomodo lugar, aunque… Para Doreen dejar a Milo de aquella manera era una completa falta de respeto ya que adoraba atenderlo a cada momento. - Permítame un momento - Dicho esto, la rubia dio media vuelta en dirección a su apuesto caballero. No tardó mucho tiempo en llegar, mucho menos en disculparse con los acompañantes del caballero. De no ser importante no lo interrumpiría pero ya que se iría a empezar su parte era mejor decirlo. Al explicarle que iría al bosque a empezar sus lecciones fue evidente el descontento del rostro del teniente. La verdad es que la cuidaba demasiado, pero cuando la rubia le indicó con quien iría una sonrisa casi poco perceptible se asomó en el rostro de su caballero accediendo a su partida. Deposito un beso en su mejilla y despidiéndose de todos los presentes. Sin olvidar el cálido abrazo de Sybelle y Darcy salió del lugar en compañía de su lo que ella pensaba: Amiga.
Ambas no podían salir hasta que la indicación del vigilante de la puerta fuera dada. En algunas ocasiones para Doreen este tipo de cosas le parecían más a un juego de escondidas de cuando estaban pequeños, intentaba la joven verlo de aquella manera para no sugestionarse. Era evidente que para ella todo aquello la ponían con los nerviosa de punta pero estaba aprendiendo a sobrellevarlo. Recibieron la señal y ambas salieron del pequeño restaurante sin mirar atrás. Cuando ya estaban lo suficientemente lejos Doreen soltó un suspiro sonoro agradeciendo ya actuar con naturalidad y no escapar - Dígame Lyuba… ¿Desde cuándo aprendió usted a hacer todo aquello que me ha platicado hace unos momentos? - la verdad es que Doreen nunca había tenido mucho tacto para presentarse, preguntar o decir ciertas cosas, pero su dulzura y su cara angelical denotaba que nunca hacía aquello con una intención doble o mala, al contrario su misma bondad la hacía pensar que la mayoría de las personas no tenían malicia como los hermosos ojos azules que estaban frente a ella. Sin poder evitarlo sonrió de manera más amplia cuando el hermoso bosque, bañado apenas de una manta de luz proporcionada por la luna se encontraba parado frente a ellas. Algo inquiera tomó la mano de su acompañante para seguir avanzando en la pesada oscuridad de la noche.
- Spoiler:
Perdoname amore por la tardanza T_T!! Espero haya valido la pena! Te amo mucho!
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Maestra-Alumna
El sepulcro del silencio apareció de la nada entre aquellas dos jóvenes , permitiendo a ambas dejar a flote los pensamientos que renacían una vez mas tras aquella conversación. La gitana podía observar con facilidad, el rubor de las mejillas de Doreen. Aquello solo con la presencia de su maestro. Giró su rostro para observarle por unos segundos. Estaba conversando con Darcy sobre las misiones. Tan solo con sus gestos permitía a la gitana caracterizarlo con seriedad, influencia e inteligencia. Se alegraba por el, por encontrar a la mujer que seguramente le haría el hombre mas feliz de la tierra. “El amor..¿como sería en verdad aquella sensación y sentimientos?” aquel fue el pensamiento, el único que traspaso la red de su conciencia. Un verdadero enigma que la gitana no conocía y no había descubierto. Agradeció la intervención de Doreen, en el momento adecuado . No la culpaba,ella también se distrajo y por amabilidad y comprensión, de sus labios brotó una pequeña sonrisa dulce – No te preocupes, Doreen...agradezco tu iniciativa de venir a mi. Me gusta compartir mis habilidades con la gente que merece la pena.. - comentó ella con el fluido de su voz, tan pasivo y tierno que parecía imposible por romperlo - ¿Y que es lo que Milo ,mi maestro, habla sobre mi? - preguntó con un tono de voz bajito, por si el maestro pudiese escucharlas. Lyuba alargó su sonrisa al escuchar las palabras de ella – Soy afortunada por tener el conocimiento de la libertad.. - aquellas fueron mas unas suaves y simples palabras que ella dejó escapar sin su conciencia – Bueno, en ese caso somos un poquito opuestas – soltó unas pequeñas risas , contagiosas risas que contrastaban con las suaves de Doreen – Eso puede cambiar , te enseñaré todo lo que sé . Por supuesto si estás de acuerdo, y....también tu podrás enseñarme a .. - sus mejillas se tornaron de un color rosado ,muy llamativo al poseer una piel un poquito blanca – cocinar.. - susurró avergonzada por no tener aquellos conocimientos básicos caseros. Bajó su mirada azulada hacía sus manos y hacía su vientre, aquel que crecía con tanta rapidez y con cierto dolor que ponía a la morena de los nervios. Pero sabía muy bien cual iba a ser el resultado y por eso, era comprensiva con aquello que crecía dentro de ella. Llevó una de sus manos hacía el vientre, con disimulo. Gracias a su vestido un poco largo, conseguía esconderlo con facilidad, pero si , se podía notar con perfección que la gitana o estaba embarazada o había cenado de más.
Lyuba al escuchar las palabras de la rubia, aferró aun mas su mano sobre el vientre con un deseo incontrolable de protección . Su sonrisa se borró al instante como si alguien borrase el sol del cielo y todo se tornaría totalmente oscuro. Deslizó su mirada hacía aquel ser , con el odio reflejado en sus ojos celestes para luego desviarlos de la misma manera – Eh... - no sabía que decir . La rubia se había mostrado inteligente y se había dado cuenta de los sentimientos de la gitana – No importa. No e venido por ellos, si no por el motivo de la reunión..- finalizó sin tener muchas ganas de seguir conversando sobre aquel tema. Se levantó al mismo tiempo que Doreen. No pudo evitar volver a sonreír al recibir un abrazo tan dulce de alguien que apenas había conocido. En ningún momento pensó rechazarla, al contrario, correspondió al abrazo de la misma manera, rodeando su vestido elegante con sus brazos y sus manos trabajados como una auténtica mujer de la naturaleza. Aquello fue tan cálido , que llenó a la gitana con aquella dulzura de un helado de fresa y chocolate. Su energía fue creciendo y hasta su bebé notó aquella tranquilidad interna, puesto que sus patadas ya no eran tan fuertes y se estaba quieto. Se separó de ella para permitirle , unos minutos, despedirse de su amado. Aguardó en silencio, con un brillo especial en sus pupilas. “ Ya va siendo hora, de que tus conocimientos salgan a flote, de que las enseñanzas de los demás los pongas en practica” pensó con ilusión la gitana. Observaba con atención a la rubia y al teniente, seguramente no estaba de acuerdo con la partida de ambas . Pero de pronto, al encontrarse con los ojos de la gitana, su decisión pareció cambiar. Lyuba sonrió de medio lado, transmitiéndole la seguridad y protección de su amada.
La protegería, aunque ahora iban a ser tres . No importaría, ella daría la vida por ambos, por la rubia, su hijo/a . Se despidió de todos , con un simple “siento mucho no poder estar hasta finales de la reunión,pero tengo un asunto que atender. Buenas noches” y sin más, se dirigió hacía la rubia. Ambas tuvieron que dar el consentimiento del gorila que yacía a la entrada del restaurante. Con precaución, ambas salieron en mitad de la noche, con una misión importante:enseñar y aprender. La noche era tranquila, demasiado para la morena. A cada paso sus sentidos estaban alerta. Pues era la noche ,la madre de todos los seres sobrenaturales de la tierra. Sus pasos eran silenciosos, hasta que la lejanía fue mas acentuada del restaurante . Ella volvió a preguntar algo que Lyuba no respondió al instante debido a la mano que sujetaba su blancura y delicadez. También tomó a la rubia de la mano, con cierta protección puesto a que temía si algún vampiro pudiese atacarlas – De todas partes... - respondió sin estar muy segura de haber sido clara. - Es decir.. - comenzó la gitana con paciencia – de mi gente, los gitanos. De los brujos...de mi maestro.. - tras aquellas palabras sonrió . Se acercaban cada vez mas al bosque y con cada paso, el corazón de la gitana se encogía – Pero desafortunadamente, no e tenido la oportunidad de agradecer por sus enseñanzas , a la mayoría.. - musitó con un hilo de voz . Se refería a sus escapadas del vampiro que marcó su vida o simplemente a las personas que fallecieron en sus brazos. A la entrada del bosque , Lyuba se detuvo por unos momentos – Doreen.. -comenzó ella con voz serena – debemos tener cuidado. Sabes que la noche comparte con nosotros sus secretos..- no quería asustarla pero debía ser directa – Si escuchas algo raro, o si sientes alguna sensación extraña..házmelo saber de inmediato. Hay mas de una vida en peligro . No quiero que te ocurra nada malo...no me lo perdonaría...- murmuró, casi susurró dejando escapar un suspiro – Vamos, no me sueltes de la mano – comunicó esbozando una sonrisa dulce intentando tranquilizar su espíritu.
off:siento la tardanza mi vida ;_; e tenido algunos problemas personales =| prometo contestar seguido (L) se te quiere -la manosea- (? xD
Lyuba al escuchar las palabras de la rubia, aferró aun mas su mano sobre el vientre con un deseo incontrolable de protección . Su sonrisa se borró al instante como si alguien borrase el sol del cielo y todo se tornaría totalmente oscuro. Deslizó su mirada hacía aquel ser , con el odio reflejado en sus ojos celestes para luego desviarlos de la misma manera – Eh... - no sabía que decir . La rubia se había mostrado inteligente y se había dado cuenta de los sentimientos de la gitana – No importa. No e venido por ellos, si no por el motivo de la reunión..- finalizó sin tener muchas ganas de seguir conversando sobre aquel tema. Se levantó al mismo tiempo que Doreen. No pudo evitar volver a sonreír al recibir un abrazo tan dulce de alguien que apenas había conocido. En ningún momento pensó rechazarla, al contrario, correspondió al abrazo de la misma manera, rodeando su vestido elegante con sus brazos y sus manos trabajados como una auténtica mujer de la naturaleza. Aquello fue tan cálido , que llenó a la gitana con aquella dulzura de un helado de fresa y chocolate. Su energía fue creciendo y hasta su bebé notó aquella tranquilidad interna, puesto que sus patadas ya no eran tan fuertes y se estaba quieto. Se separó de ella para permitirle , unos minutos, despedirse de su amado. Aguardó en silencio, con un brillo especial en sus pupilas. “ Ya va siendo hora, de que tus conocimientos salgan a flote, de que las enseñanzas de los demás los pongas en practica” pensó con ilusión la gitana. Observaba con atención a la rubia y al teniente, seguramente no estaba de acuerdo con la partida de ambas . Pero de pronto, al encontrarse con los ojos de la gitana, su decisión pareció cambiar. Lyuba sonrió de medio lado, transmitiéndole la seguridad y protección de su amada.
La protegería, aunque ahora iban a ser tres . No importaría, ella daría la vida por ambos, por la rubia, su hijo/a . Se despidió de todos , con un simple “siento mucho no poder estar hasta finales de la reunión,pero tengo un asunto que atender. Buenas noches” y sin más, se dirigió hacía la rubia. Ambas tuvieron que dar el consentimiento del gorila que yacía a la entrada del restaurante. Con precaución, ambas salieron en mitad de la noche, con una misión importante:enseñar y aprender. La noche era tranquila, demasiado para la morena. A cada paso sus sentidos estaban alerta. Pues era la noche ,la madre de todos los seres sobrenaturales de la tierra. Sus pasos eran silenciosos, hasta que la lejanía fue mas acentuada del restaurante . Ella volvió a preguntar algo que Lyuba no respondió al instante debido a la mano que sujetaba su blancura y delicadez. También tomó a la rubia de la mano, con cierta protección puesto a que temía si algún vampiro pudiese atacarlas – De todas partes... - respondió sin estar muy segura de haber sido clara. - Es decir.. - comenzó la gitana con paciencia – de mi gente, los gitanos. De los brujos...de mi maestro.. - tras aquellas palabras sonrió . Se acercaban cada vez mas al bosque y con cada paso, el corazón de la gitana se encogía – Pero desafortunadamente, no e tenido la oportunidad de agradecer por sus enseñanzas , a la mayoría.. - musitó con un hilo de voz . Se refería a sus escapadas del vampiro que marcó su vida o simplemente a las personas que fallecieron en sus brazos. A la entrada del bosque , Lyuba se detuvo por unos momentos – Doreen.. -comenzó ella con voz serena – debemos tener cuidado. Sabes que la noche comparte con nosotros sus secretos..- no quería asustarla pero debía ser directa – Si escuchas algo raro, o si sientes alguna sensación extraña..házmelo saber de inmediato. Hay mas de una vida en peligro . No quiero que te ocurra nada malo...no me lo perdonaría...- murmuró, casi susurró dejando escapar un suspiro – Vamos, no me sueltes de la mano – comunicó esbozando una sonrisa dulce intentando tranquilizar su espíritu.
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Lyuba A. Yumara- Licántropo Clase Baja
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Re: Maestra-Alumna
Aquel par de ojos verdes no dejaban de ver la figura de la morena al andar en medio del bosque. Sus movimientos eran completamente agresivos pero sin duda denotaban una sensualidad y femineidad que pocas mujeres podían poseer. Se preguntó como sería ella al andar. Su dulzura era tan evidente incluso en cada paso que daba. Bueno al menos eso creía. La rubia a pesar de poseer una belleza impresionante no se creía esos cuentos de ser especial, de ser completamente bella. Siempre había entendido que su función era y sería ser la esposa perfecta, ser esa mujer que solo servía a ese esposo que en realidad no la tenía por amor, simplemente por que el dinero le había dado la oportunidad de comprarla con su padre. Por eso la rubia había decidido dejar su hogar, por eso había decidido escaparse sin importar que venían en su futuro. Recordar aquellos momentos de su vida la hizo entrar en un momento de tensión y confusión en si misma. Lo cierto es que siempre había pensado que el salir de su hogar la llevaría a brazos de aquel hombre que quisiera amarla con el corazón, pero tan pronto salió de su hogar aquel cuento de princesas se le deshizo al ser atacada gravemente por un licántropo. Por alguna extraña razón el camino que estaba siguiendo con Lyuba como guía le traía esos recuerdos.
La chica aun quería soñar con el bien que podían hacer las personas con los demás, con un amor de cuetos de hadas, sin embargo todo se resumía a estar en ese momento temiendo de lo que las criaturas de la noche pudieran ser capaz de hacer con ella y con su nueva protectora. Lo cierto era que Doreen era un tipo de imán para el peligro que ni ella misma podía entender aun del porque. No quería exponer a ninguna por lo que apresuró el paso, un poco torpe pero lo hizo con el afán de ponerlas a salvo además que había notado algo en aquella mujer que la tenia curiosa y más tarde lo aclararía.
El sonido proveniente del bosque solo se trataba de ramas que ambas pisaban en su andar. Lo cierto era que la rubia ya estaba demasiado cansada del día. Había hecho demasiada limpieza en la casa de la noche lista pare recibir a los nuevos inquilinos, una comida bastante grande para que se sintieran bastante complacidos por los anfitriones que eran Darcy y Milo. Estos a su vez dejaban en alto el nombre de Doreen y Sybelle dejando en claro que gracias a ellas la armonía de la casa estaba al pie de la letra, la misión que era tenía no le parecía para nada algo tan cansado como el que los cazadores tenían sin embargo no subestimaba ninguna tarea por cada una tenía su importancia. Se detuvieron bruscamente frente a una hermosa carreta. Doreen se asomó sobre el hombro de la morena para poder observar el lugar. - ¿Aquí vives? - Preguntó bastante emocionada. Lo cierto era que nunca antes había visto algo así pero sin duda alguna estaba completamente fascinada. La gitana era una mujer completamente libre, que tenía su vida en sus propias manos sin necesidad de que alguien velara sus sueños para que estuviera bien, simplemente era una mujer con fuerza, con garra, con entrega que era capaz de salir adelante, de defender sus ideales, de poder hacer lo que quisiera y se le veía en frente, lo cual la rubia se sentía completamente emocionada, inspirada.
-Te enseñaré a cocinar lo que quieras, lo que necesites y claro también te enseñaré cosas para el bebé, si me permites quiero ayudarte en eso, puede ser cansado y a mi me encantan los niños siempre he deseado uno - La emoción de Doreen al estar alado de ella era bastante evidente tanto que no volvió a tener tacto al hablar esta vez dejando en claro que había notado ese hermoso bulto que tenía en el vientre, la rubia era una artista, pintaba no solo con pinceles también con el corazón y por eso había notado la mirada de la mujer tan amorosa hacía su veinte, la chica no era tonta, su sonrisa permanecía en el rostro deseando animar a Lyuba, si era posible le enseñaría todo lo que estuviera a su alcance para verla sonreír como lo hacían al estar ahí, solas, juntas.
No sabía si había sido correcto o no haber mencionado lo del bebé sin que ella dijera algo antes al respecto. Pero para ser sincera desde pequeña había deseado tanto tener hijos que incluso aquellos temas se le hacían tan comunes como el decir que el día era soleado y la noche oscura. La miró con el rostro completamente enternecido, tomó ambas manos de la cazadora sin apartar su mirada de la de ella - De verdad es una mujer bastante afortunada - De pronto soltó una de sus manos y acarició el vientre de la chica, una patadita fue lo que sintió la rubia cuando descanso su mano en aquella zona - Reacciona ante mi roce, tal vez le caí bien - La miró con ese brillo peculiar, sin poder ocultar su emoción, su ilusión por aquel ser que venía prontamente a la vida que sin duda no provenía del veinte de la rubia pero sin lugar a duda la llenaba de una satisfacción grande.
La chica aun quería soñar con el bien que podían hacer las personas con los demás, con un amor de cuetos de hadas, sin embargo todo se resumía a estar en ese momento temiendo de lo que las criaturas de la noche pudieran ser capaz de hacer con ella y con su nueva protectora. Lo cierto era que Doreen era un tipo de imán para el peligro que ni ella misma podía entender aun del porque. No quería exponer a ninguna por lo que apresuró el paso, un poco torpe pero lo hizo con el afán de ponerlas a salvo además que había notado algo en aquella mujer que la tenia curiosa y más tarde lo aclararía.
El sonido proveniente del bosque solo se trataba de ramas que ambas pisaban en su andar. Lo cierto era que la rubia ya estaba demasiado cansada del día. Había hecho demasiada limpieza en la casa de la noche lista pare recibir a los nuevos inquilinos, una comida bastante grande para que se sintieran bastante complacidos por los anfitriones que eran Darcy y Milo. Estos a su vez dejaban en alto el nombre de Doreen y Sybelle dejando en claro que gracias a ellas la armonía de la casa estaba al pie de la letra, la misión que era tenía no le parecía para nada algo tan cansado como el que los cazadores tenían sin embargo no subestimaba ninguna tarea por cada una tenía su importancia. Se detuvieron bruscamente frente a una hermosa carreta. Doreen se asomó sobre el hombro de la morena para poder observar el lugar. - ¿Aquí vives? - Preguntó bastante emocionada. Lo cierto era que nunca antes había visto algo así pero sin duda alguna estaba completamente fascinada. La gitana era una mujer completamente libre, que tenía su vida en sus propias manos sin necesidad de que alguien velara sus sueños para que estuviera bien, simplemente era una mujer con fuerza, con garra, con entrega que era capaz de salir adelante, de defender sus ideales, de poder hacer lo que quisiera y se le veía en frente, lo cual la rubia se sentía completamente emocionada, inspirada.
-Te enseñaré a cocinar lo que quieras, lo que necesites y claro también te enseñaré cosas para el bebé, si me permites quiero ayudarte en eso, puede ser cansado y a mi me encantan los niños siempre he deseado uno - La emoción de Doreen al estar alado de ella era bastante evidente tanto que no volvió a tener tacto al hablar esta vez dejando en claro que había notado ese hermoso bulto que tenía en el vientre, la rubia era una artista, pintaba no solo con pinceles también con el corazón y por eso había notado la mirada de la mujer tan amorosa hacía su veinte, la chica no era tonta, su sonrisa permanecía en el rostro deseando animar a Lyuba, si era posible le enseñaría todo lo que estuviera a su alcance para verla sonreír como lo hacían al estar ahí, solas, juntas.
No sabía si había sido correcto o no haber mencionado lo del bebé sin que ella dijera algo antes al respecto. Pero para ser sincera desde pequeña había deseado tanto tener hijos que incluso aquellos temas se le hacían tan comunes como el decir que el día era soleado y la noche oscura. La miró con el rostro completamente enternecido, tomó ambas manos de la cazadora sin apartar su mirada de la de ella - De verdad es una mujer bastante afortunada - De pronto soltó una de sus manos y acarició el vientre de la chica, una patadita fue lo que sintió la rubia cuando descanso su mano en aquella zona - Reacciona ante mi roce, tal vez le caí bien - La miró con ese brillo peculiar, sin poder ocultar su emoción, su ilusión por aquel ser que venía prontamente a la vida que sin duda no provenía del veinte de la rubia pero sin lugar a duda la llenaba de una satisfacción grande.
- Spoiler:
Perdón si es corto pero creo que salió bien ojalá te guste
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Maestra-Alumna
- Si, aquí vivo – afirmó sonriente al llegar sanas y salvas al lugar que la gitana llamaba alegremente “casa”. No era un carreta demasiado grande, era perfecta para dos personas. Suficientes y esenciales, ella y su hijo/a. El campamento seguía despierto, las antorchas iluminadas, el fuego grande y algunos gitanos alrededor daban señales de que la noche apenas comenzaban para ellos. Ser un gitano tenía sus partes buenas, libre y disfrutar la vida sin depender de otros . Amar sin condición al gitano elegido , formar una familia y protegerlos con el fin de procrear y enseñar los conocimientos durante años y siglos. También tenía sus partes malas o desfavorables, no se podían mezclar con los blancos, eran mal vistos por las clases sociales a causa de los mitos y de las habilidades “poco humanas” que estos poseían o eran bendecidos y...eran pobres. Tenían la preocupación por el día de mañana , en sus ojos y en las manos, las horas trabajadas en las casas de los privilegiados. Lyuba permanecía tranquila, observando aquellas imágenes de su propia casa, de su familia - ¿Sabes?.Nosotros, los gitanos, sabemos sacar provecho de las situaciones. Alegrarnos de la vida a nuestra manera.. - comentaba como si nada sin dejar de observar a Django sonreír de medio lado ante las bailarinas que animaban aun mas el juego de las llamas – Vivimos tiempos difíciles pero seguimos gozando de la vida... - reflexionaba mas para ella que para la rubia. Django apartó la mirada ,encontrándose con la mirada de Lyuba. No deseaba perturbar ni atraer su atención de ninguna manera por eso mismo susurró a Doreen divertida – Entremos, ese de allí es el jefe y como se acerqué de seguro me quedaré sin orejas o bien las tendré alargadas como una especie de mutante – volvió a dirigir una última mirada al gitano . Acto seguido ella se giró para observar a la rubia con ternura.
Parpadeó varias veces ante sus palabras sobre obtener los conocimientos necesarios . Se sonrojó y su rostro se iluminó como una luciérnaga – Oh!Muchas gracias, querida! - exclamó ilusionada – Eres muy observadora.. - susurró sonriendo relajadamente. No estaba molesta de su comentario, al contrario – Créeme, necesito aprender a cocinar . Antes era vegetariana o sigo siendo.. -frunció sus cejas debido a las dudas sobre la alimentación -Pero desde que tengo a este pequeño...o pequeña, la carne es algo esencial en mis comidas diarias. Supongamos que es debido al embarazo.. - murmuraba cualquier sílaba que resbala de sus labios por miedo a ser escuchada. Aunque era un tanto imposible teniendo en cuenta el alboroto del campamento – ¿ Y a que esperas mujer? - preguntó la gitana a Doreen - ¿Acaso no tienes a mi maestro? Habla con el sobre tener hijos, la vida es corta..cumplir nuestros deseos realidad es esencial para nuestra felicidad. - tomó ambas manos de Doreen en una muestra de afecto ante ella . Ella acarició su vientre y la gitana sonrió aun mas – Claro que si! Eres un encanto y de seguro serás una de las primeras personas que lo tendrá en brazos cuando llegue su día.. - ante sus proprias palabras Lyuba se sorprendió. Nunca antes había depositado confianza con tanta rapidez y sin embargo con la mujer era diferente, tenía la sensación de que en una vida pasada ambas cosecharon unos fuertes lazos de amistad cercana.
-Venga, vamos adentro. Hace un poco de frío y no quiero verte resfriada .Ademas de que tenemos cosas que hacer – sonriente y aun tomándola de la mano la condujo hasta la puerta de la carreta. La dejó pasar primero consciente de que las velas seguían iluminando toda la carreta. Al entrar ,en la parte derecha había una cama cómoda llena de cojines ,iluminada por unas velas aromáticas de colores distintos. Alrededor amuletos colgaban de cuadros , una pequeña mesita de noche donde recargaba unos artefactos de Rumanía. En la izquierda, una parte oscura cubierta de una cortina de terciopelo roja . Allí solo estaban las cosas mas importantes, la bola de cristal, las cartas del tarot, una estantería llena de herbajes ,frascos y pociones que los brujos habían ofrecido a la gitana. Aun sonriente y familiarizada con la mujer, Lyuba le indicó la cortina – Por favor,pasa al lado oscuro de Lyuba! - bromeó jovialmente detrás de Doreen.
off:Perdona mi respuesta tan cortita X_X y la tardanza!T_T amé tu post!*-* Te quiero tontita mía!<3
Parpadeó varias veces ante sus palabras sobre obtener los conocimientos necesarios . Se sonrojó y su rostro se iluminó como una luciérnaga – Oh!Muchas gracias, querida! - exclamó ilusionada – Eres muy observadora.. - susurró sonriendo relajadamente. No estaba molesta de su comentario, al contrario – Créeme, necesito aprender a cocinar . Antes era vegetariana o sigo siendo.. -frunció sus cejas debido a las dudas sobre la alimentación -Pero desde que tengo a este pequeño...o pequeña, la carne es algo esencial en mis comidas diarias. Supongamos que es debido al embarazo.. - murmuraba cualquier sílaba que resbala de sus labios por miedo a ser escuchada. Aunque era un tanto imposible teniendo en cuenta el alboroto del campamento – ¿ Y a que esperas mujer? - preguntó la gitana a Doreen - ¿Acaso no tienes a mi maestro? Habla con el sobre tener hijos, la vida es corta..cumplir nuestros deseos realidad es esencial para nuestra felicidad. - tomó ambas manos de Doreen en una muestra de afecto ante ella . Ella acarició su vientre y la gitana sonrió aun mas – Claro que si! Eres un encanto y de seguro serás una de las primeras personas que lo tendrá en brazos cuando llegue su día.. - ante sus proprias palabras Lyuba se sorprendió. Nunca antes había depositado confianza con tanta rapidez y sin embargo con la mujer era diferente, tenía la sensación de que en una vida pasada ambas cosecharon unos fuertes lazos de amistad cercana.
-Venga, vamos adentro. Hace un poco de frío y no quiero verte resfriada .Ademas de que tenemos cosas que hacer – sonriente y aun tomándola de la mano la condujo hasta la puerta de la carreta. La dejó pasar primero consciente de que las velas seguían iluminando toda la carreta. Al entrar ,en la parte derecha había una cama cómoda llena de cojines ,iluminada por unas velas aromáticas de colores distintos. Alrededor amuletos colgaban de cuadros , una pequeña mesita de noche donde recargaba unos artefactos de Rumanía. En la izquierda, una parte oscura cubierta de una cortina de terciopelo roja . Allí solo estaban las cosas mas importantes, la bola de cristal, las cartas del tarot, una estantería llena de herbajes ,frascos y pociones que los brujos habían ofrecido a la gitana. Aun sonriente y familiarizada con la mujer, Lyuba le indicó la cortina – Por favor,pasa al lado oscuro de Lyuba! - bromeó jovialmente detrás de Doreen.
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Lyuba A. Yumara- Licántropo Clase Baja
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Re: Maestra-Alumna
El brillo de los ojos de la joven doncella había incrementado cuando pudo observar aquella fogata, aquellos hombres alabar el fuego y deleitarse con aquellos bailes de las mujeres que estaban en aquel lugar. Le pareció bastante único, bastante hermoso, incluso los movimientos le parecían sensuales sin llegar a la vulgaridad, un mundo nuevo en Paris, un mundo diferente que no muchos conocían, muchos que como ella ignoraban ese tipo de cosas pero que sabía de ahora en adelante estaba dispuesta a conocer, sabía que tendría la oportunidad pus cuidaría de su amiga gitana. En ese momento se preguntó a quien tendría aquella mujer morocha de compañía, ¿quién vigilaría sus progresos? ¿Su estado de salud? ¿Su alimentación? Se sintió un poco acongojada, preocupada y entonces aquella idea se le vino a la mente - Cuando estés con aquel bulto hermoso de manera en que no puedas ocultarlo debes ir a la casa de la noche, tendré los cuidados necesarios para ti, no debes estar sola, alguien debe ayudar a tu alimentación, a estar al pendiente de la venia de ese hermoso bebé por la seguridad de ambos… Sólo te pido lo consideres - Sonrió mientras observaba como aquella hermosa mujer abría las puertas de su hogar, invitándola a pasar. Doreen no lo dudo ni un momento y se adentro en aquel hermoso lugar. Era inevitable ver como se encontraba totalmente maravillada por esas maneras de ser, ella siempre se había sentido un espíritu totalmente libre pero se dio cuenta que lo que había aspirado no se comparaba en nada con esto.
Su imaginación la hizo ensanchar la sonrisa. ¿Cómo sería el bebé de Lyuba? Seguramente saldría igual de adoraba y bello que ella, pero ¿Su color de ojos? ¿Su color de cabello? A estás alturas creo que eso no importa pues lo que debe reinar en nuestros pensamientos es que llegué totalmente saludable. Recordar a Milo la hizo sentir un ligero escalofrío, nada incomodo en realidad revelador, sabía que Milo deseaba un varón, un descendiente, un heredero ¿Qué pasaba si no podía darle eso? Negó para ella misma sin dejar de sonreír encantada por ver a un niño como él correr por una casa, llamarle mamá y poder tener un hijo de ese hombre al que amaba. - Quizás después de que pase todo esto de la revolución sea momento para que ambos pensemos en eso, no estamos pasando por buenos momentos, esta muy al pendiente de la revolución que todo salga como es debido y yo debo hacer que se sienta orgulloso de mi aprendiendo de medicamentos y otras sustancias para dar remedio a aquellos que caigan enfermos o lastimados, los hijos pueden esperar, primero tengo que saber que estén bien todos, que él pueda descansar lo he visto demasiado exhausto estos días - Sonrió con timidez, a ella le encantaba poder atenderlo, hacer que se relajará, por lo menos sacarle una sonrisa antes de que descansará y verlo dormir para después caer rendida, siempre había sido bastante apasionada y entregada, nunca lo cambiaría y menos con él.
Se acomodó en un alargado sillón de la entrada sin dejar de observar las formas en las que la gitana se desenvolvía - No puedes evitar las carnes pues a él lo fortalecen así que muchos sacrificios aprenderás a hacer de ahora en adelante - Su voz salió de manera firme pero totalmente sincera, tener un bebé era bastante pesado pero sin duda tenía regalos más gratos con el tiempo, quizás el que lo pudiera verle sonreír sería uno de ellos. Guardó silencio, parecía que hablaba más de lo que hacía, en realidad así era, desvió su mirada a su alrededor, a cada segundo que pasaba a su lado se sentía más encandilada por el lugar y por Lyuba. Ella que había sido educada para ser una princesa al servicio de un hombre, había vivido en una horrorosa burbuja donde estaba por ser vendida, nunca en sus más locos sueños pudo imaginar esto. - ¿Aquí será mi nueva escuela? - Su sonrisa se volvió emocionada, Doreen estaba demasiado ansiosa por aprender, siempre se había considerado una chica con hambre de aprendizaje. Cuantos castigos tuvo que pasar a casa de esas lecturas a escondidas de su padre. Y ahora todo aquello era solo un recuerdo, un recuerdo que no volvería a ocurrir - ¿Cómo aprendiste todo esto? - Curiosa se poso la mirada de la rubia observando en una estantería varios frascos con colores diferentes, incluso el aroma del lugar era extraño pero delicioso, suponía que gracias a las hiervas y las esencias.
Su imaginación la hizo ensanchar la sonrisa. ¿Cómo sería el bebé de Lyuba? Seguramente saldría igual de adoraba y bello que ella, pero ¿Su color de ojos? ¿Su color de cabello? A estás alturas creo que eso no importa pues lo que debe reinar en nuestros pensamientos es que llegué totalmente saludable. Recordar a Milo la hizo sentir un ligero escalofrío, nada incomodo en realidad revelador, sabía que Milo deseaba un varón, un descendiente, un heredero ¿Qué pasaba si no podía darle eso? Negó para ella misma sin dejar de sonreír encantada por ver a un niño como él correr por una casa, llamarle mamá y poder tener un hijo de ese hombre al que amaba. - Quizás después de que pase todo esto de la revolución sea momento para que ambos pensemos en eso, no estamos pasando por buenos momentos, esta muy al pendiente de la revolución que todo salga como es debido y yo debo hacer que se sienta orgulloso de mi aprendiendo de medicamentos y otras sustancias para dar remedio a aquellos que caigan enfermos o lastimados, los hijos pueden esperar, primero tengo que saber que estén bien todos, que él pueda descansar lo he visto demasiado exhausto estos días - Sonrió con timidez, a ella le encantaba poder atenderlo, hacer que se relajará, por lo menos sacarle una sonrisa antes de que descansará y verlo dormir para después caer rendida, siempre había sido bastante apasionada y entregada, nunca lo cambiaría y menos con él.
Se acomodó en un alargado sillón de la entrada sin dejar de observar las formas en las que la gitana se desenvolvía - No puedes evitar las carnes pues a él lo fortalecen así que muchos sacrificios aprenderás a hacer de ahora en adelante - Su voz salió de manera firme pero totalmente sincera, tener un bebé era bastante pesado pero sin duda tenía regalos más gratos con el tiempo, quizás el que lo pudiera verle sonreír sería uno de ellos. Guardó silencio, parecía que hablaba más de lo que hacía, en realidad así era, desvió su mirada a su alrededor, a cada segundo que pasaba a su lado se sentía más encandilada por el lugar y por Lyuba. Ella que había sido educada para ser una princesa al servicio de un hombre, había vivido en una horrorosa burbuja donde estaba por ser vendida, nunca en sus más locos sueños pudo imaginar esto. - ¿Aquí será mi nueva escuela? - Su sonrisa se volvió emocionada, Doreen estaba demasiado ansiosa por aprender, siempre se había considerado una chica con hambre de aprendizaje. Cuantos castigos tuvo que pasar a casa de esas lecturas a escondidas de su padre. Y ahora todo aquello era solo un recuerdo, un recuerdo que no volvería a ocurrir - ¿Cómo aprendiste todo esto? - Curiosa se poso la mirada de la rubia observando en una estantería varios frascos con colores diferentes, incluso el aroma del lugar era extraño pero delicioso, suponía que gracias a las hiervas y las esencias.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Maestra-Alumna
-Oh, por favor! - espetó la gitana aun estando detrás de la rubia . No deseaba incordiar a nadie , en aquel estado de madre . Poso una mano en su hombro para poder pasar delante suyo y buscar las hierbas necesarias. Sujetó su vientre como si este fuese a desaparecer en cualquier momento – No deseo aprovechar tanta amabilidad, mi querida amiga. No estoy sola, estás conmigo y estoy segura de que estarás a mi lado en aquel momento..cuando llegue. .. - esbozó una sonrisa dulce mirando el vientre - ¿Acaso crees que esto puede seguir creciendo? - preguntó un poco dudosa mientras reflexionaba – Creo que no puedo esconderlo mas … - murmuró aun con aquella sonrisa que daba color a su rostro pálido –
No te preocupes. Mírame a mi! - exclamó divertida – No me preocupo tanto, aunque debería. Estaré bien – no deseaba hablar mas sobre aquello . Era cabezota y no deseaba que nadie la ayudase en sus fases aunque era consciente de que sí, necesitaba demasiada ayuda. Lyuba giró su cuello al ver como la hermosa dama se sentaba sobre un especie de sillón. Arqueó una ceja aun sonriente – Por favor, alumna! No eres una de mis clientes para sentar allí, ven aquí – su tono de voz no era frío, era mas cálido que las llamas de aquel fuego grande del campamento. Retiró la cortina cuanto pudo, con un poco de dificultad . Ante las estanterías había otra mesita con dos cojines y unas cuantas velas que iluminaban el lugar. Mas que una carreta, parecía un nido de escapatoria para los enamorados que tenían como destino esconder su amor.
Escuchaba con atención a la rubia . Imaginar a su maestro con un pequeño en los brazos la emocionó de tal manera que su sonrisa se extendió del todo – Tienes razón. Aunque en mi estado, creo que Milo me va a dejar a un lado – comentó con cierta frialdad – Bueno, tenéis una vida por delante. Y lo mas importante, tu conoces aquel sentimiento llamado “amor”. Yo no.. - escondió su rostro mirando los herbajes y buscando los frascos que necesitaban. Hablar del tema solo le provocaba recuerdos de aquella noche donde la pasión y el delirio la hizo cometer una locura,aquella locura que llevaba dentro - Es normal, Milo se preocupa mucho . A veces demasiado, pero tiene a su lado a Darcy, en su lugar me relajaría un poquito . No hacen bien al preocuparse tanto, deben confiar en ellos y en los miembros de la revolución – aquellas palabras fueron pronunciadas con un tono de voz mas bajito que de normal. No debían de hablar sobre aquel tema en un lugar como aquel, Lyuba sabía en que medio estaba viviendo .
– Hmmm – hizo un gesto pensativo poniéndose de puntillas para observar los frascos de arriba , buscando lo que necesitaba – No recuerdo muy bien... Ah!aquí esta!Llanten! - tomó en su mano derecha un frasco con unas hojas ,semillas y un liquido dentro que daban mas protección - Sirve para las heridas recién echas, suele calmarlas pero escuece y es insoportable por aguantar – mediante hablaba sacaba una hoja verde – Debes ponerlo sobre la herida, no importa la gravedad de esta. Siempre funciona. Tras ponerlo sobre la herida, obviamente después de limpiarla , necesitarás una venda para que no se caiga. Puede producir efectos negativos sobre la persona, no podrán dormir porque sus raíces penetran en la herida y la cura . Tendrán cierta fiebre, pero es bueno..porque si su temperatura corporal no sube..entonces la hoja no puede curarle.. - volvió a meter la hoja que había tomado para dar un ejemplo. Cerró el tarro con la tapa, mientras escuchaba sus palabras.
- No me hables de comida!Que seguro se me antoja algo de inmediato – sonrió volviendo a darse la vuelta para buscar otras especies que servirían para las curas de los heridos – Hematita! - tomó en sus manos un frasco pequeño de color verde – No me acuerdo muy bien de donde e recogido tantas cosas, solo sé que este me lo dio un brujo rumano que había viajado tantos años solo para buscar “polvo mágico”. No son polvos, está en un estado liquido porque le añadió algo especial. Sirve para desinflamar las heridas, deben actuar en una hora. Tan solo unge la parte inflamada y...como nuevo! - al igual que hacía con el tarro, abrió el frasco y lo extendió hacia la rubia ,que hasta aquel momento se mantuvo callada y muy atenta a la gitana – Huele.. - tras dejarla impregnarse de aquel olor, la gitana soltó una risa melódica – Apesta..¿cierto? - volvió a cerrarlo y ponerlo sobre la mesa ,al lado de la llanten . Llevó una mano al vientre , temerosa de aquel dolor que el pequeño produjo en ella – No, no...quieto... quieto – musitó acariciándolo sin poder evitar hacer una mueca de dolor.
Que conste que los nombres los e copiado de mis búsquedas ,aunque no tienen los efectos que mas arriba e pronunciado, e quitado..añadido ..=)
No te preocupes. Mírame a mi! - exclamó divertida – No me preocupo tanto, aunque debería. Estaré bien – no deseaba hablar mas sobre aquello . Era cabezota y no deseaba que nadie la ayudase en sus fases aunque era consciente de que sí, necesitaba demasiada ayuda. Lyuba giró su cuello al ver como la hermosa dama se sentaba sobre un especie de sillón. Arqueó una ceja aun sonriente – Por favor, alumna! No eres una de mis clientes para sentar allí, ven aquí – su tono de voz no era frío, era mas cálido que las llamas de aquel fuego grande del campamento. Retiró la cortina cuanto pudo, con un poco de dificultad . Ante las estanterías había otra mesita con dos cojines y unas cuantas velas que iluminaban el lugar. Mas que una carreta, parecía un nido de escapatoria para los enamorados que tenían como destino esconder su amor.
Escuchaba con atención a la rubia . Imaginar a su maestro con un pequeño en los brazos la emocionó de tal manera que su sonrisa se extendió del todo – Tienes razón. Aunque en mi estado, creo que Milo me va a dejar a un lado – comentó con cierta frialdad – Bueno, tenéis una vida por delante. Y lo mas importante, tu conoces aquel sentimiento llamado “amor”. Yo no.. - escondió su rostro mirando los herbajes y buscando los frascos que necesitaban. Hablar del tema solo le provocaba recuerdos de aquella noche donde la pasión y el delirio la hizo cometer una locura,aquella locura que llevaba dentro - Es normal, Milo se preocupa mucho . A veces demasiado, pero tiene a su lado a Darcy, en su lugar me relajaría un poquito . No hacen bien al preocuparse tanto, deben confiar en ellos y en los miembros de la revolución – aquellas palabras fueron pronunciadas con un tono de voz mas bajito que de normal. No debían de hablar sobre aquel tema en un lugar como aquel, Lyuba sabía en que medio estaba viviendo .
– Hmmm – hizo un gesto pensativo poniéndose de puntillas para observar los frascos de arriba , buscando lo que necesitaba – No recuerdo muy bien... Ah!aquí esta!Llanten! - tomó en su mano derecha un frasco con unas hojas ,semillas y un liquido dentro que daban mas protección - Sirve para las heridas recién echas, suele calmarlas pero escuece y es insoportable por aguantar – mediante hablaba sacaba una hoja verde – Debes ponerlo sobre la herida, no importa la gravedad de esta. Siempre funciona. Tras ponerlo sobre la herida, obviamente después de limpiarla , necesitarás una venda para que no se caiga. Puede producir efectos negativos sobre la persona, no podrán dormir porque sus raíces penetran en la herida y la cura . Tendrán cierta fiebre, pero es bueno..porque si su temperatura corporal no sube..entonces la hoja no puede curarle.. - volvió a meter la hoja que había tomado para dar un ejemplo. Cerró el tarro con la tapa, mientras escuchaba sus palabras.
- No me hables de comida!Que seguro se me antoja algo de inmediato – sonrió volviendo a darse la vuelta para buscar otras especies que servirían para las curas de los heridos – Hematita! - tomó en sus manos un frasco pequeño de color verde – No me acuerdo muy bien de donde e recogido tantas cosas, solo sé que este me lo dio un brujo rumano que había viajado tantos años solo para buscar “polvo mágico”. No son polvos, está en un estado liquido porque le añadió algo especial. Sirve para desinflamar las heridas, deben actuar en una hora. Tan solo unge la parte inflamada y...como nuevo! - al igual que hacía con el tarro, abrió el frasco y lo extendió hacia la rubia ,que hasta aquel momento se mantuvo callada y muy atenta a la gitana – Huele.. - tras dejarla impregnarse de aquel olor, la gitana soltó una risa melódica – Apesta..¿cierto? - volvió a cerrarlo y ponerlo sobre la mesa ,al lado de la llanten . Llevó una mano al vientre , temerosa de aquel dolor que el pequeño produjo en ella – No, no...quieto... quieto – musitó acariciándolo sin poder evitar hacer una mueca de dolor.
Que conste que los nombres los e copiado de mis búsquedas ,aunque no tienen los efectos que mas arriba e pronunciado, e quitado..añadido ..=)
Lyuba A. Yumara- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/03/2011
Edad : 30
Localización : Inside your heart.I'm certain that this will be the end of your life
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Re: Maestra-Alumna
Como le ordenó, la joven se puso de pie de un brincó, se recargó en una estantería sin dejar caer todo su peso. Observaba con atención a la gitana. Su cuerpo había cambiado por completo. No es que se hubiera puesto fuero, para nada, de hecho aquella imagen era excesivamente enternecedora y hermosa. Su pequeño cuerpo, sus caderas ensanchadas por el peso del bebé, y si la veíamos de perfil, podíamos ver ese enorme vientre abultado. - ¿Cuanto tiempo llevas de embarazo? - Tenían que hacer bien las cuentas, tenían que estar completamente atentas a las fechas que se veían para que su bebé estuviera bien, para que ella también lo estuviera. Fue entonces cuando sus hermosos ojos verdes fueron bajando, observando sus formas, su cuerpo delgado, sus pequeñas curvas, su vientre plano, se imaginaba si ella también se vería bien con un hermoso bebé dentro de su cuerpo. Estaba pecando de soñadora, e incluso de insegura en algo que ni siquiera se había planeado y que, aunque fuera muy positiva, en esta ocasión dudaba que algo así pasara. Sin embargo Caracciolo sonrió ampliamente, y lamentó profundamente no haber traído un carrete, con lienzo blanco, y pinturas para poder retratar a su amiga en ese estado, aunque quizás podría llevarla un día a la casa de la noche, podría hacer que al menos fuera a almorzar, a ambas le haría muy bien tener compañía de una amiga, y estaba segura que Sybelle estaría encantada con la visita - Quizás me permitas retratarte en ese estado -Sonrió ampliamente y se acercó. - Si, quizás en un principio Milo no quiera que intervengas, incluso yo no dejaría que eso pasará, no es un estado para que luches ¿Lo sabes verdad? Además piensa en tu hijo, no hay nada más importante que él - Dijo de manera sincera.
En su memoria Doreen guardó cada escénica, cada olor, cada función que tenía cada hierva, algunas les parecían muy hermosas, y con grandes dones para salvar a aquellos que luchaban por un bien. Lo único que o le gustaba de esas lecciones es saber que en algún momento le tocaría curar a aquellos seres queridos que iban a la guerra, que salvarían a todos los involucrados, y a un hermoso país. Su rostro de porcelana mostró un semblante totalmente preocupado. Se acercó a su amiga la gitana, tomando los frascos que tenía en la mano dejándolos a un lado. Su expresión se endureció por completo, ahora podría ser su alumna, pero ante todo era su amiga. No estaba para permitir esfuerzos - Me indicarás que frascos tomar te los acercaré, así me explicaras ¿entendido Lyuba? - Su voz se escuchaba diferente a otras veces, completamente sería, fría, pero denotando su preocupación, el amor que le tenía a la gitana. - Ven, acercarte y siéntate aquí - Susurró suavemente tomando sus manos, acomodándola en una silla que estaba cerca. La cara de dolor que la morena dejaba ver era evidente. Doreen se puso de rodillas frente a ella. Sonriendo con ternura, acariciando su abultado vientre - ¿Estás inquieto he? - Susurró como sabiendo que el bebé podía hacerle caso, que podía entenderle. - Tranquilo, si te mueves mucho, puedes lastimar a Mami, se delicado - Con cuidado Doreen pegó su rostro al vientre, intentando escuchar algún movimiento "extraño". Sintió ligeras patadas, se emocionó, quizás le había caído bien al pequeño antes de verla. Sin pensarlo dos veces, comenzó a tararear una canción, una de cuna, de esas que su madre le cantaba cuando tenía pesadillas, cuando se sentía perdida, cuando más le demostraba amarla.
Poco a poco se separó sonriendo - ¿Duele aún? - Preguntó con bastante inocencia. Se levantó con sumo cuidado, observando de nuevo aquella estantería de la que su amiga estaba quitando los frascos. - Bueno ya fueron unas hierbas, enséñame más ¿cuales tomo? - Preguntó observando la cantidad de colores que se ponía apreciar en aquel lugar, hojas de todos tamaños, sacó los colores que más le gustaban, morados, verdes, azules, rojos, amarillos, y los colocó frente a Lyuba para que le fuera indicando - Ahora si querida maestra, es momento que me diga que más debo aprender y como debo hacer las cosas - Un suspiro suave salió de sus labios, no quiso tocar el tema de la revolución al notar que la gitana no había indagado demasiado. Quizás su comunidad era demasiado recelosa de las cosas que hacían sus integrantes, protectores o demasiado liberales, quizás en otro lugar Doreen podría preguntarle a Lyuba para tener una idea correcta de como comportarse, al venirla a ver en otra lección. Había tanto que ella necesitaba aprender que en ese preciso momento se sentía insignificante, todo un mundo por conocer que se había perdido, y que si no se hubiera topado toda esta revolución seguramente nunca conocería ni la mínima parte de lo que hasta ahora había aprendido.
En su memoria Doreen guardó cada escénica, cada olor, cada función que tenía cada hierva, algunas les parecían muy hermosas, y con grandes dones para salvar a aquellos que luchaban por un bien. Lo único que o le gustaba de esas lecciones es saber que en algún momento le tocaría curar a aquellos seres queridos que iban a la guerra, que salvarían a todos los involucrados, y a un hermoso país. Su rostro de porcelana mostró un semblante totalmente preocupado. Se acercó a su amiga la gitana, tomando los frascos que tenía en la mano dejándolos a un lado. Su expresión se endureció por completo, ahora podría ser su alumna, pero ante todo era su amiga. No estaba para permitir esfuerzos - Me indicarás que frascos tomar te los acercaré, así me explicaras ¿entendido Lyuba? - Su voz se escuchaba diferente a otras veces, completamente sería, fría, pero denotando su preocupación, el amor que le tenía a la gitana. - Ven, acercarte y siéntate aquí - Susurró suavemente tomando sus manos, acomodándola en una silla que estaba cerca. La cara de dolor que la morena dejaba ver era evidente. Doreen se puso de rodillas frente a ella. Sonriendo con ternura, acariciando su abultado vientre - ¿Estás inquieto he? - Susurró como sabiendo que el bebé podía hacerle caso, que podía entenderle. - Tranquilo, si te mueves mucho, puedes lastimar a Mami, se delicado - Con cuidado Doreen pegó su rostro al vientre, intentando escuchar algún movimiento "extraño". Sintió ligeras patadas, se emocionó, quizás le había caído bien al pequeño antes de verla. Sin pensarlo dos veces, comenzó a tararear una canción, una de cuna, de esas que su madre le cantaba cuando tenía pesadillas, cuando se sentía perdida, cuando más le demostraba amarla.
Poco a poco se separó sonriendo - ¿Duele aún? - Preguntó con bastante inocencia. Se levantó con sumo cuidado, observando de nuevo aquella estantería de la que su amiga estaba quitando los frascos. - Bueno ya fueron unas hierbas, enséñame más ¿cuales tomo? - Preguntó observando la cantidad de colores que se ponía apreciar en aquel lugar, hojas de todos tamaños, sacó los colores que más le gustaban, morados, verdes, azules, rojos, amarillos, y los colocó frente a Lyuba para que le fuera indicando - Ahora si querida maestra, es momento que me diga que más debo aprender y como debo hacer las cosas - Un suspiro suave salió de sus labios, no quiso tocar el tema de la revolución al notar que la gitana no había indagado demasiado. Quizás su comunidad era demasiado recelosa de las cosas que hacían sus integrantes, protectores o demasiado liberales, quizás en otro lugar Doreen podría preguntarle a Lyuba para tener una idea correcta de como comportarse, al venirla a ver en otra lección. Había tanto que ella necesitaba aprender que en ese preciso momento se sentía insignificante, todo un mundo por conocer que se había perdido, y que si no se hubiera topado toda esta revolución seguramente nunca conocería ni la mínima parte de lo que hasta ahora había aprendido.
FIN
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 5232
Fecha de inscripción : 01/03/2011
Edad : 34
Localización : Zona Residencia.
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