Una Alumna para una Institutriz - Privado

por **Julia Rondizzoni** Dom Sep 11, 2016 7:50 pm

Kelsey estaba cansada, había tenido la inútil ilusión que con el tiempo Tristán dejaría de mirarla como una simple amiga, casi como una parte de su familia, para mirarla como una mujer, más los meses habían pasado, y nada de eso había ocurrido, por el contrario él había fijado sus ojos, su corazón en otra, dejándola nuevamente de lado. Suspiró desanimada, tanto esfuerzo para nada, tanto amor desperdiciado en un hombre que jamás podría verla de la manera que ella necesitaba que lo hiciera. Pero era consciente que no podía dejar el trabajo, sus ahorros no eran lo suficientes como para comprar una construcción que le permitiera hacer sus sueños realidad, pues escondido en el fondo de su corazón, aquel sueño de crear un instituto educativo para las jóvenes que no tuvieran recursos económicos como para costearse institutrices, o colegios afamados, aún latía en su corazón.

Aquella mañana, había dejado las instrucciones necesarias a las doncellas, la cocinera y el chofer, para que todo estuviera como Tristán deseaba, bien sabían que para mantenerse en el puesto de trabajo, jamás debían encontrarse con el dueño de la mansión, y si por casualidad algo así pasaba, debían mantener la mirada al suelo, hasta que él se retirara, o ellos abandonaran la estancia en la que lo encontraran. Por suerte, jamás tuvo que echar a la servidumbre por una cosa así. Aunque sí tuvo que deshacerse de más de una joven que se había quedado con algún objeto que le perteneciera al mago, bien era sabido que aquella propiedad pertenecía a tan eximio artista y más de uno pagaría sus buenos francos por algún suvenir que le proporcionaran desde adentro de la mansión. Tristes experiencias habían sido aquellos momentos en que los tuvo que echar, aunque fueran responsables por dichas acciones, la mayoría lo habían intentado por la necesidad de obtener dinero para mantener a un hijo o pagar el medicamento de algún ser querido enfermo.

Pensando en ello se encontraba cuando decidió sentarse en uno de los bancos de la plaza, allí podría pensar en los pasos necesarios para comenzar las clases en algún lugar tranquilo y no muy costoso, en el cual las jóvenes pudieran asistir, se conformara con que fuera la mitad de espaciosa que su habitación.