Maestra (Libre)

Sangre mi perdición, la de todos mis congéneres, aunque para los más refinados y negadores del Don, podía conformarse con alimentarse de animalillos a escondidas, no sabían divertirse ni mucho menos e incluso reconozco que en mis inicios y en los momentos que despertaba es lo que más me podía llevar a la boca hasta que lograra llegar a la civilización y tomar algo más a mis gustos, mortales, varones, féminas y jóvenes, sin tocar a los más pequeños, juegan es desventaja. Además es  mi regla principal no tocar a aquellos que independiente de que sepan de nuestra existencia les arrebate la vida, daría tiempo a la maduración y quizás solo después me atreva a tomarla –la vida- sin remordimiento que en ese entonces me atormente, al menos que esté en mi planes convertir, de momento me niego a ello...no quiero esto, para ellos.

Por esta noche cambiaré mis pasos, no serán los bosques mi cobijo de los gritos mientras me alimento cuanto deseo, sería más discreto, pero que importa también lo será esta vez…

Zona Comercial, Paris 1800

Vestida con ropas adecuadas a la estación de invierno, guantes de cuero  y chaquetón largo del mismo material con el cuello de piel de oveja, bajo ella; camisa de muñecas farolillo-no muy pronunciadas-, pantalones de textil duro y ajustable a mi silueta y botas planas que cubrían hasta por debajo de las rodillas, ligera ropa parece y es, pero solo es por el disimulo, no tenía frio.

Observo desde los tejados, lo más escondida posible y procurando una buena vista. Parece que el frio no es impedimento para salir, la calle llena, aún algunos haciendo las últimas compras, lo más posible que  en poco tiempo deje de estarlo, así que debo aprovechar, ahora o nunca,-río- o siempre puedo colarme de canclillas y en silencio en su hogares-vuelvo a reír-, quedo  quita observo de alguien concreto que planea entrar a la tienda frente a mí, observe sus harapos y su forma de prepararse para entrar allí, despertó curiosidad en mi, una joven adolescente, música al parecer por el instrumento que la acompañaba, me gustaba la idea de saber de que existen más de los que aprender de aquellos que observar e imitar el movimiento de su mano deslizando el arco, o en las teclas de un piano. Salió demasiado pronto, me movi y baje deslizándome por el tejado  cayendo en el callejón de esa misma calle, me hice hueco, volvía esconderme y la miraba, estaba tan quieta mientras echaban el cierre, una mirada de desprecio antes de marcharse, me molestaba aquél tipo de gente. Una punzada en el pecho me recuerda a lo que vine aquí, la sed esa sed que nunca nos abandona. Su aroma es cálido, llega hasta aquí eso no me ayuda, jadeo intento calmarme apoyo mi espalda contra la pared al igual que las manos cierro los ojos e intento en lo posible  pensar en otra cosa-¡chiquilla huye!-pensé, gruñí altamente sin ser consciente de ello-1…2…3-conté, salí de allí, me senté a su lado, tan rápido como pude, no mire su vena palpitante de mi alimento-miento, si lo hice, pero inmediatamente deshice  mi acción-acabareis enfermando, ma cherie..-mire al frente, el cartel de cerrado y la imagen del gesto del vendedor chocaron, apreté la mano  arrugando el guante-regresa mañana…y vuelve a intentarlo-aconsejé, intentando sonar lo más humanamente posible-…será mejor busquéis cobijo…-hice una pausa-necesita una reparación urgente me temo…vuestro violín…aunque puedo traeros uno del mismo teatro de los que no usan –finalice con ello en espera de sus reacciones.

Es extraña su reacción, ni siquiera los latidos de su corazón se alteran. Esta tan sumida en sus pensamientos que es lo último en lo que se fija.
Observé sus gestos, tensa o disgustada tal vez, también lo estaría es más mostraría mi mal carácter y me opondría a abandonar-y no es exagerar, quienes me conocen  mi carácter saben de ello, y hasta qué punto puede llegar-, entrelace los dedos de ambas manos, el cuero se arruga y la miro  con esfuerzo de abalanzarme y cortar mi sed en ese instante. Cierto que no era un infante, pero algo me frena, quizás por que compartía algo, la musique ,aprendiz a diferencia que la mía -un maestro-,en cambio yo a oídas a escondidas entre las sombras, desde los tejados o desde la misma habitación sin hacer el menor ruido para que notaran mi presencia-vale, de acuerdo, algunos podían intuirlo  pero  para cuando ellos se giraran (o mirasen al techo), yo ya no estaría allí-, lo que cuenta es que sus dedos eran la guía, una nueva forma de improvisación –copia y guía para crear mis propias melodías-;y así  ganarme algunas monedas en el circo gitano como  hice alguna vez. Y el cómo lo supe, la clarividencia un solo roce con el objeto perteneciente de quien pretendía auscultar sus recuerdos, y et prêt (y listo), de ella pasarón a mi sin perderlos el emisor original.

-¡oh! de acuerdo-susurre con la boca pequeña-si os acompañase un adulto creo que cerrarán el pico-dije decidida  a acompañarla si aceptaba. La otra cuestión que rondaba en la cabeza era por qué no quería ir hasta su hogar y así se lo hice saber- ¿no quieres entrar?-esta vez no use de mi habilidad, para que si quisiera me lo contara, si no, lo dejaría estar-¿ocurre algo allí?-finalice, quitándole la mirada, la sed se hacía hueco entre las preguntas, una solución  justo a mi lado, debo controlarme-¿caminamos?-dije  levantándome de golpe, peinándome para tapar  las venillas que se ponen en relieve, cuando el aroma de mi alimento penetra  por la nariz-hace mucho frio para quedarnos aquí, quietas-dije manteniendo en todo momento el tono lo más tranquilo que el hambre dejaba.

Su negativa cerraba un poco el camino a mi  proposición en ayudarla,pero el hambre me podía-no puedo negar la necesidad de sobrevivir,si tengo tan cerca lo que busco ,hasta que consiga colarme en alguna casa, o quien sabe si no lo haría de bagabundos,de ellos por desgracia o no (según se vea),los hay a puñados-,pero ese no es el caso,tarda en mirarme pero noto que lo hace miro al frente y comienzo a caminar hasta que vuelvo a escucharla, hago gesto y quejido por la molestia de aquellas palabras,-¿mandarme a  casa?-reí mientras hablaba conmigo misma,...o eso creia, me gire pero no demasiado para que el pelo llegue a cubrir el lado mas irritado-es peligroso para vos permanecer aqui-entrecierra los ojos-si os quedais no solo correreis el riesgo de hipotermia cherie, hay depredadores sedientos,asesinos,muchos de ellos que no paran en consecuencias-carraspee la voz para aclararla e intentar que el tono más humano se esfumara-...sois adulta lo sé,pero no más que yo-no avance mas en  aquella frase o acabaría rebelando lo que soy,aunque creo que no es de las personas que se asustan por algo así-vamos camine conmigo...-insistí nuevamente-...luego regresaremos,lo prometo,pero refugiate-dije con paso al frente y quieta en espera,.Pero antes que pudiera ver lo que hacía corrí al callejón de donde sali, me di golpes con los barriles-torpe-susurre regañandome,antes de saltar al tejado y desaparecer para poder ir al otro lado de la calle detrás de aquella tienda.

No tarde en agarrar a uno de los vagabundos izarlo  arrastrandolo contra la pared e hincar el diente,a espesas de su queja por el dolor que le inyectaba cada vez que apretaba la mandíbula en torno a su cuello-oh, maldita condición pero que deliciosa sensación-gemí suavemente,era tal placer que ignoré su olor  rancio y amargo que emitia su cuerpo y ropa.Inerte,lo dejé caer,me agache  y  movi su cabeza dejandola recta y apoyada en la pared-necesito más- susurré-.