Wet Dreams -privado-

por **Demian L. Resnick** Mar Jun 14, 2011 4:00 pm

Ya estaba agotado. Vladik parecía no progresar ésa noche, sobre todo desde la interrupción de Giara en la mansión. A pesar de que no me agradó del todo no tuve más remedio que pedirle que se quedara en casa pues pronto amanecería y no podría dejar que se expusiera al sol, mucho menos teniendo en cuenta que conoció a mi padre y a Lyam.

Al menos si fuera una chica atractiva... pero sus cabellos desaliñados, sus pies sucios y su aroma nada agradable me imposibilitaban para siquiera pensar en divertirme con ella. Aunque si lo intentara de seguro sería yo el perdedor, pues a pesar de su apariencia física, se notaba que era una vampiresa con años de experiencia. Antes de que se fuera le ordené que tomara una ducha, pues las sabanas de nuestras habitaciones, aunque fueran de huéspedes, eran de buenisima calidad, y no quería que se ensuciaran tanto. Quizás sin ésa mugre encima se viera más aceptable.

Me puse de pie cuando el sol comenzaba a asomarse por las ventanas. Me aproximé a éstas y lo observé con detención aparecer en el horizonte. Lastima que no pudiera sentir su calor y solo tuviera que observarlo a través de aquella ventana transparente que bloqueaba los rayos ultravioletas para protegernos del astro mayor. Cerré las persiana y dejé mi vaso de whisky a medio tomar sobre el velador. Subí las escaleras rumbo a mi habitación y en el trayecto pasé por fuera de la habitación donde había dejado a Giara. La puerta estaba entreabierta y decidí asomarme a ver que todo estuviera bien pues como buen anfitrión debía velar por su bienestar ésa noche, esperaba que no le faltara nada. Al entrar la oscuridad era total. Las persianas cubrían las ventanas y un bulto bajo las sabanas en la cama me alertó que Giara estaba ahí. Me aproximé a ella rodeando la cama y mi mirada se detuvo en sus finas facciones. Su pelo algo húmedo aún reposaba sobre el plumón de plumas y su rostro ahora limpio y pulcro desprendía belleza de cada poro de su piel. Sus parpados estaba sellados y su respiración eran calmada y sincronizada. Dormía. Dormía como un ángel sobre las nubes. Me incliné a su lado y una sonrisa nostálgica se asomó en mis labios sin siquiera percatarme. Recorrí su rostro con la punta de mis dedos en una suave caricia. Me había equivocado, era sencillamente hermosa.

por **Giara Duran** Mar Jun 14, 2011 5:27 pm

Al fin había llegado la primavera y con ella el tan deseado sol. Había sido feliz, luchaba por una razón y por amabilidad, había ilusión, todo aquello quedando en nada gracias a la perdida de vida, de existencia y de amor, sin razón a donde seguir, ni brazos a los que regocijarse, protección. Levanto la mirada enturbiada por la desazón ante su estadía en la capilla, mientras tanto seguía los pasos del guía hacia un aposento, no deseaba quedarse… solo lo hacia por el sol, sol que tocaría algún día su piel. Apariencia distante, entró arrastrando los pies desganada y sin deseos a la habitación, tanto tiempo sin haber estado allí, pero no lo suficiente para olvidarlo.

Escucho palabras ajenas, mandatos, simplemente asintió no había mucho que decir, sabía que no era deseada, él se lo había demostrado con cada una de sus miradas de despreció. Llego hasta el baño, observando las toallas, el perfume y todo lo necesario en una familia de dinero, preparo agua caliente, tantos años sin sentir calidez, dio una leve sonrisa quitando la capucha que le cubría, luego el vestido y cada cosa que traía puesta. Poco a poco se adentro en el agua y comenzó a lavar cada parte de su cuerpo, sus uñas, su cabello, el torso. El agua había quedado completamente negra, teniendo que cambiarla… tan bajo había caído?, luego de haberlo tenido todo, ahora… no tenía nada.

Ahora podía observar sus brazos pálidos, su cabello brilloso, se levanto secando cada parte y camino hasta la cama tomando un vestido blanco largo bastante sobrio, se sonrió, para luego entrar a las tapas que le cubrirían. Y entre lágrimas perdidas había vuelto a encontrar la espina clavada en su corazón. Porque aquel joven de mal carácter, podría haber sido Stefan.

El sueño le fue ganando, dejando atrás la tristeza y los malos momentos, su aposento era suave y cómodo.

Había vuelvo a parecer una niña…

por **Demian L. Resnick** Miér Jun 15, 2011 2:11 pm

Retiré mi mano de su mejilla y me incorporé para dejar la habitación. Una mueca se dibujó en su rostro, una mueca que no sabría si describir como una sonrisa o una expresión acongojada, lo que si sabía es que de hermosa pasó a verse divertida, pero igual de armoniosa a como la encontré en un principio.

Desde que llegué a la Capilla Tremere no había tenido tiempo de practicar mis poderes psicológicos. Para nadie es secreto que mi padre y Lyam eran los más inteligente y quienes tenían más facilidades para ésa clase de habilidades, a diferencia de mi que era un vampiro más físico. Incluso en mi propio clan me sentía excluido, pues es bien sabido que los vampiros tremeres son los científicos, los brujos, los que trabajan con su mente. Ahora que ellos no estaban debía compensar ésa debilidad, y una forma divertida de entrenar es la de entrar en los sueños de otras personas. ¿Por qué no hacerlo con Giara? Sería divertido. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y corrí una silla que estaba junto al escritorio. Me senté y cerré mis ojos.

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Campos, extensas praderas, pastizales y un enorme lago adornando el centro del lugar. Junto al lago se encontraba una chica, de figura núbil y curvas armoniosamente perfectas. Un enorme vestido cubría su curvilíneo cuerpo y una cinta adornaba sus cabellos. Su pies, descalzos sobre el verde césped, jugaban divertidos aferrándose al pasto. Detrás de ella alguien se aproximaba, alguien quien a simple vista cualquiera reconocería como el patán y altanero de Logan Demian Resnick, pero ella al verle le reconoció como quien en verdad era; su amado, su todo; Stefan Duran. ¿Qué le hizo asociar ésa similitud? El lugar donde estaban, los campos de sus ancestros, las tierras sudamericanas.

Logan se aproximó hasta ella y abrió sus brazos de par en par para recibirla entre ellos. - Ya estoy aquí, yo cuidaré de ti, Giara - musitó apartando su rostro del hombro de la chica que era notoriamente más baja en estatura que él y depositó un cálido beso en su frente, un beso tan tierno como sobreprotector. Había escapado de la muerte, había renacido de las cenizas, solo para estar con ella, solo para poder amarla una vez más. Sus manos capturaron el rostro de la joven y lo recorrieron en una suave caricia con las yemas de sus dedos. Una sonrisa se curvó de forma perfecta y enmarcada hacia un costado y en sus ojos se reflejó lo mucho que había extrañado su mirada, su sonrisa, su aroma, su cuerpo. Estaba de vuelta, por un día, por una noche, por una eternidad, quien sabe, pero estaba de vuelta y lo no dejaría escapar la oportunidad de amarla una ultima vez. Sus labios, húmedos, se aferraron a los de Giara, mientras el rostro de la chica era atraído con más ímpetu por la palma de sus manos. Aquella lengua escurridiza se coló por su boca y logró probar así la hiel que inundaba ambas lenguas, las cuales trataban con insistencia desenfrenada rosar la de otro como si de ello dependiera su vida.

por **Giara Duran** Miér Jun 15, 2011 2:49 pm

Luces de colores, los rayos del sol tocaban sus ojos iluminándolos, la muchacha tarareaba una canción, la de su amado y la de ella… una tan hermosa que había hecho que buscaran la verdad de sus sentimientos. Sus dientes saltaban a la vista, tan hermosa como las teclas de un fino piano, sonriente y feliz. El aroma del ser querido, se giró tan rápido sintió sus pasos por detrás para caer hasta aquellos brazos que le aferrarían a la vida, era inocente y el abría borrado todo dolor. No había palabras para expresar el sentimiento de aquella voz recorriendo sus oídos, la mente, agitando su alma.

Se aferro a sus brazos con fuerza, - Stefan… - no era él, pero en su mente él… lo era todo, diferente rostro, pero su voz, su cuerpo y su cabello simulaban el que fue una vez el hombre que reino su mente, que lo cierto aun lo hacia en su agonía, sin embargo aquí era feliz.

–El cuerpo de Giara se movió lentamente, con los ojos cerrados y una extraña sonrisa en ella, mientras aun yacía en el mundo de los sueños, queriendo en esos brazos volver a empezar, su cabello se alborotaba en las sabanas, suspirando –

Su suave toque, sus labios recorriendo los suyos el néctar de la pasión, pudo observar la sonrisa en sus labios, haciéndola experimentar la intensa sensación de felicidad y bienestar de un reconfortable abrazo, los brazos de su amor. Cariño puro, amor transparente, - te amo… - susurro entre besos, sin temblores en la lengua ni titubeos en sus labios. Era el frenesí en su alma, la volvía sincera y autentica. Su lengua se hacia paso una y otra vez en sus labios, sus brazos comenzaron a recorrer un camino sin retorno hasta su cuello, acariciando sus finos cabellos… mordisqueó levemente el labio inferior del joven, - volveremos a empezar… - murmuro, entre suspiros, pausada, una mujer amable. Pronto aquellos finos dedos bajaron lentamente por el cuello de Logan para desabotonar su camisa, le miró con una sonrisa picará, ladeando el rostro pronto con ternura y volver a tocar sus labios una vez más, amándolo como a nada en el mundo, deseando la piel contra la suya.

Déjame soñar…

por **Demian L. Resnick** Miér Jun 15, 2011 3:54 pm

Aquel "te amo" descolocó unos instantes a Logan, la pasión con la que Giara se entregaba era además de atrapante, encantadora. Las manos de la indígena se enredaron en los cabellos del vampiro, aquel vampiro que yacía bajo los rayos del sol, sin sentirlos, sin quemarse. Su cabellera, negra como la noche, abundante pero corta, brillaba como nunca antes, al igual que los hermosos ojos de aquella joven que retiraba uno a uno los botones de su camisa. Unos ojos que reflejaban el deseo y el amor en cada parpadeo. Su sonrisa, tímida, pero a la vez seductora y decidida, contagió a Logan, quien sonrió con ternura y calidez a la chica entre sus brazos. Sus labios se juntaron una vez más mientras su abdomen quedaba libre, a la vista de todos, y de nadie más a la vez, pues los unicos ojos que podrian apreciarlos estaba cerrados, disfrutando del tacto y los labios de Logan. Éste, abrió sus ojos lentamente, encontrandose con el hermoso rostro de Giara, separó sus labios de los de ella y mordió su hombro, sin asomar sus colmillos, solo para causarle un placer de forma consciente, eso era lo que quería, entregarle placer.

Un gemido se dejó escapar de los labios de la vampiresa. Aquello me hizo sonreír mientras asentía y observaba atentamente cada una de las expresiones de Giara. No estaba mal para empezar, y aún quedaba un largo día por delante para practicar mis habilidades. Su cuerpo se enredo con pereza entre las sabanas y sus brazos se abrieron como si se estuviera entregando a la pasión del sueño que estaba provocando en su subconsciente.

- Te amo... - la voz de Logan se alzó susurrante una vez apartó sus dientes de su hombro. Su mirada se encontró nuevamente con la de ella y agitó sus hombros para ayudar a Giara a retirar su camisa completamente, la cual se deslizó con facilidad por su torso hasta caer al césped. Logan alzó un brazo y retiró la cinta que cubría los finos cabellos de Giara, dejando que éstos se elevaran al viento, a la nada. El sol parecía ir y venir pero jamás se ocultaba en el horizonte. De atardecer al alba, del día a tarde, pero jamás anochecía. Un cielo que lejos de ser celeste o azul cambiaba sus colores del naranja al rojo, de amarillo al verde, al plomo, pero jamás al negro absoluto. Un clima que trataba de adecuarse a las necesidades de la pareja allí presente. La mirada de Logan se posó en el vestido, aquel vestido que deseaba con todas sus fuerzas desgarrar y descubrir así el núbil cuerpo de la joven. Sus manos recorrieron los muslos de Giara aferrándose al vestido que pronto quitaría si algo no se lo impedía.

por **Giara Duran** Miér Jun 15, 2011 11:30 pm

Y aunque sus cuerpos fueran de mármol al frágil toque de los terrenales humanos, entre ellos su tacto era dulce, incluso tibio, como si de piel caliente se tratará blanda y suave. Los colores del cielo ayudaban a la fantástica sensación de bienestar, en sus brazos la protección que necesitaba, en sus brazos encontraría un refugió del cual jamás querría escapar. Su pequeña barba rasa, sus pronunciados pómulos, su mentón firme y aquellos atrapándola en su mente, sus manos se desplazaron desde su pecho hasta su vientre, acariciando la firmeza de éste deseándolo, incitándola a querer más. Un leve gemido al sentir sus dientes en su piel, la hizo arar la piel del joven, mientras que escuchaba su voz, esa voz que la estaba volviendo loca, tan masculino, tan grande… ella era su presa y él… su cazador.

-El deseo se hizo inminente en el cuerpo de la durmiente vampira, como si la sabanas supieran de ello se enredaban en su cuerpo, ni un movimiento ni pasos, solo la respiración de ella y de ese alguien que le observaba desde un rincón sobre una silla disfrutando del placer que emitía la mujer. Mientras tanto la casa producía leves sonidos, el tic, tac del reloj al desplazarse, el crujir de la madera, las aves cantando al son del amanecer.-

Con suavidad quitó la ropa que estorbaba, esa sencilla camisa que cubría la espalda perfecta de Logan, que pronto tocaría solo ella, observando al hombre en todo momento. Y como si de un preso se tratará y recién hubiera sido absuelto sintiendo que su espíritu tiene la libertar de tomar lo que tanto se le había sido negado, el amarre que anclaban aquellos sentimientos se desprenden para navegar con un rumbo y pasajero… siendo feliz.

Porque debajo de la tela que le cubría a Giara existía el deseo y suspiros, el anhelo de la piel contra la piel, una lucha de cuerpos, una cosa de alterar todo lo que fuera increíble y expresar todo sentimientos feroz, animal y lujurioso, complementándolo con el anhelo y extraordinario amor, porque su gemelo estaba aquí volviéndose su complemento. – Tócame… - susurro, entre besos, -como si la última vez se tratase… ámame… como solo tú sabes hacerlo, amor mío… - sin apartar sus labios, tan sensual y felina, su cuerpo pidiéndolo a gritos, quitó sus manos de sus piernas para desabotonarle el pantalón con brusquedad, - hazme tuya otra vez… - pronunció, llevando sus labios hasta su mentón mordiendo lentamente, bajando por su cuello, allí lamiendo y chupando su piel, creando dulces sonidos, mientras sus respiración se volvía agitada.

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