AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Se te olvida algo?, qué cosa?, estoy rota... [Privado]
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Se te olvida algo?, qué cosa?, estoy rota... [Privado]
Tocas algo, tocas otro, tocas el suelo, tocas los labios, tocas la textura, tocas para sentir, tocas por placer, tocas sin razón… tocas con una razón, tocas porque las manos deciden hacerlo, porque tus ansias te lo piden, porque tu corazón lo interpreta, mientras que tu vientre lo sigue. Comes para vivir, comes para disfrutar, comes por sabor, comes por comer, comes por tristeza… vives por vivir, sin razón alguna. Aquello había sido parte de la mujer, mientras abría un maletín con hermosas curvas, dejando a ver madera y cuerdas, un paño y un arco. Poco el instrumento melodioso en su hombro, luego lo acomodo para dejar caer su mentón en la mentonera, tocando con sus finos dedos las cuerdas, moviendo las clavijas para escuchar el sonido perfecto.
Una sonrisa se curvaba de las comisuras de sus labios, estos estaban partidos, hoy… había decidido tocar y vender pasión, pronto sus ojos buscaron el arco para pasarlo una y otra vez por las cuerdas, quizás alguien gustaría de su música y se apiadaría de su alma, sabía que está sería interpretada por quien la escuchará. La multitud transitaba, mientras que el suelo dejaba a ver un pañuelo blanco con unos pocos francos, los ojos de Giara se cerraron, para solo sentir.
El viento tocaba a la par, emitiendo dulces tonadas, dejando flamear debes en cuando la melena de la morena, mientras los arboles danzaban al compás de estás, un vals de a su manera, dejando caer ojos en forma de lágrimas. Y ellos, los humanos frágiles observando a lo que podía ser un demonio vestido de oveja, ya no era lobo… eso seria mejor que encontrarle a alguien como ella, que podía quitarle la vida y volvérsela para sufrir la condena de la eternidad, solo en París.
Pies descalzos, ropas sucias como si de harapos se tratasen, rostro cubierto de tierra, ojos centelleantes… ojeras, pestañas largas y tristeza en el alma, reflejadas en la muerte misma que caminaba sin rumbo en la tierra.
Una sonrisa se curvaba de las comisuras de sus labios, estos estaban partidos, hoy… había decidido tocar y vender pasión, pronto sus ojos buscaron el arco para pasarlo una y otra vez por las cuerdas, quizás alguien gustaría de su música y se apiadaría de su alma, sabía que está sería interpretada por quien la escuchará. La multitud transitaba, mientras que el suelo dejaba a ver un pañuelo blanco con unos pocos francos, los ojos de Giara se cerraron, para solo sentir.
El viento tocaba a la par, emitiendo dulces tonadas, dejando flamear debes en cuando la melena de la morena, mientras los arboles danzaban al compás de estás, un vals de a su manera, dejando caer ojos en forma de lágrimas. Y ellos, los humanos frágiles observando a lo que podía ser un demonio vestido de oveja, ya no era lobo… eso seria mejor que encontrarle a alguien como ella, que podía quitarle la vida y volvérsela para sufrir la condena de la eternidad, solo en París.
Pies descalzos, ropas sucias como si de harapos se tratasen, rostro cubierto de tierra, ojos centelleantes… ojeras, pestañas largas y tristeza en el alma, reflejadas en la muerte misma que caminaba sin rumbo en la tierra.
Giara Duran- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 08/06/2011
Re: Se te olvida algo?, qué cosa?, estoy rota... [Privado]
Un día mas en la vida del muchacho... un muchacho que tan solo tenía ojos para una mujer que lo tenía locamente encandilado, su madre, a la cual amaba y protegía sobre todas las cosas, una mujer enferma de necesidad, sucumbía a la muerte, pero el muchacho de escasos recursos no iba a permitirlo. Mantuvo su estancia en la casa, cuidándola, mojando paños y escurriéndolos para posarlo en la frente de la vieja mujer, la mujer que lo había adoptavo, quien de verdad le había dado una oportunidad aunque no tuvieran mucho dinero, pero si un gran amor y pasión por los niños, no como el marido, el cual huyó de casa debido a los fuertes golpes que recibió haría ya 4 años del muchacho, al saber que el hombre la había maltratado de malas maneras mientras el chico se encontraba en el hospital con 16 años... hasta los 19 habiendo quedado en coma por un golpe de dicho hombre, no iba a permitir que aquel hombre hiciera con la mujer lo que le viniera en gana, por ello, trató de aquella manera a ese sujeto. Aquel día, después de tantos cuidados que le dió el muchacho a su amada madre adoptiva, se dispuso a salir con su bicicleta a hacer el reparto de prensa por el centro de París, y todo iba bien, si no fuera porque de lejos, muy lejos, mientras el chico aún continuaba con su trabajo acercándose cada vez más, un fino sonido en forma de música clásica comenzó a adentrarse en los oídos del pobre muchacho, que con su gorro gris, mal puesto, como si fuera un rebelde de tratara, llevaba en la cabeza. Éste dió un par de pedaladas más para volver a dejar en otro felpudo otro tomo de prensa para continuar su trabajo con eficiencia, hasta que en el centro de la calle, había bastante gente quieta, y otra mucha caminando pero con el rostro girando hacia una dirección, hacia donde se escuchaba aquel fino hilo de música. El muchacho se intrigó de cierta manera y apartando a la gente de su camino con el manillar de aquella bicicleta para llegar a observar quien tocaba aquel instrumento melodioso de música lenta y triste. Al parecer, y por la percepción del chico, era una muchacha de no mucha edad, de cabello oscuro, y sin color de ojos, ya que los tenía cerrados mientras usaba su vara, la cual llevaba una cuerda para hacer rozar las cuerdas del instrumento para forzar aquella melodía melancólica, esa música que hacer pensar a cualquier en lo efímera que es la existencia. Quedó ensimismado obsrvando el toque dulce que la muchacha le cedía a aquel instrumento haciendo levitar las notas musicales hasta los oído de los oyentes, los cuales, comenzaron a retomar sus caminos, algunos dejaban algunas monedas en un paño que la chica tenía en frente, otras personas, sencillamente se marchaban a rápido paso, gente aparentemente con dinero, algo que le incomodaba al chico, ya que después de haber sido deleitado por aquellas notas angelicales, no dejaban ni un mísero franco. Éste se bajó de la bicicleta poníendola en el suelo, por delante de la demás gente, haciéndose notar, y al terminar aquella maravillosa melodía, el chico se acercó lentamente e inclinándose delante de aquella muchacha, que a decir verdad, era hermosa y que no parecía una típica chica con dinero egocéntrica y vacilona, dejó sobre su paño unas monedas con una pequeña sonrisa en sus labios, no era mucho, ya que tampoco el dinero sobraba en la pequeña familia, pero era como un agradecimiento por haberle dejado escuchar su linda música. Después se levantó de manera lenta y agarró su bicicleta, y ya una vez terminada la canción y los viandantes habiéndose ido, el muchacho aún seguía parado delante de la chica con la bici incorporada pero sin ser montada por el muchacho -Maravilloso- La murmuró a la chica con una sonrisa tímida pero sincera, con cierto brillo en los ojos, ya que le había producido cierta ternura en su pequeño corazón
Invitado- Invitado
Re: Se te olvida algo?, qué cosa?, estoy rota... [Privado]
Miles de aromas, todos revueltos, cada uno de ellos más exquisito que el otro, mientras que sus ojos se abrían lentamente dándole paso a la luz de las velas encendidas, así mismo sus orbes se dispusieron a ver el rostro de una mujer, con una perturbadora sonrisa pudo reconocerla, sabía quien era, más no podía hacer nada contra ella, porque era su propio reflejo… el lado oscuro y necesitado, como la sed de sangre que corría por sus sentidos, como ahora mismo analizaba a cada humano que le rodeaba, metiéndose en sus mentes escuchando palabras, unos tan crueles, otros tan soberbios, otros… llenos de amabilidad, todos y cada uno de ellos tan diferentes.
Sus ojos se mantenían entreabiertos, pero su mirada solo estaba perdida en profundos recuerdos, tanto así que sus manos se movían solas, así como su cuerpo, podría haber llorado y derramado una vez más las tantas agonías que le arrebataban por pedazos el alma, así como la misma soledad, maldita egoísta y acaparadora, que solo deseaba tenerla en sus redes sin soltarla, ni dejarla ser. Al cabo de uno o dos minutos, la tonada fue terminada, algunos aplausos fueron bienvenidos, mientras que los labios de la Vampiresa se curvaban en una dulce y tierna sonrisa, aceptando cada adulación, cada mirada, interpretando un personaje que mostraba satisfacción como la buena actriz que era.
Algunos dejaban francos, otros pasaban, daba igual era bueno ser escuchada debes en cuando, dejando a demostrar que no todo era dinero, porque el talento no se compraba, el talento nacía en cada uno de los seres existentes, sus ojos se encaminaron por rostros ajenos, desconocidos, pero hubo uno que acaparo su atención, uno que se acercaba lentamente y se agachaba a posar una moneda… un guapo joven, de cabellos oscuros, más no negros, ojos llenos de amabilidad y pureza, timidez digno de admiración, único realmente de los pocos verdaderos humanos que poblaban el mundo, siendo cada vez más acaparándose de terrenos ajenos.
Parpadeó unas cuantas veces con los labios entreabiertos, el violín en su mano zurda y el arco en la diestra, un instrumento que no amaba… pero que sentía que le llamaba, para volver a crear tristes sonidos, porque Giara era como una mariposa volando, mientras el violín quedaba sonando en su alma. Se acercó al muchacho con sus pies descalzos, sin emitir ruido alguno y bajo haciendo una reverencia, cerrando sus ojos y bajando la cabeza, en forma de respeto, el único que se lo merecía entre todos ellos, entre cada uno de esos seres… había sido él, y nadie más que él.
-Gracias- dijo, con tono dulce y aterciopelado, girando y retrocediendo unos pasos para dejar entrar el violín en su caja, acomodándolo y luego cerrándolo, para luego volver donde el joven bajando hasta el paño blanco que cubría el sucio suelo, tomándolo quitando tres francos, entre ellos el que había dejado el joven, lo demás lo dejo en el paño y lo tomó con delicadeza, para volver donde él y entregárselo.
-Ya tengo lo que necesito… - murmura, “Tú me lo entregaste… sintiendo mi pasión correr en tu alma”.
Sus ojos se mantenían entreabiertos, pero su mirada solo estaba perdida en profundos recuerdos, tanto así que sus manos se movían solas, así como su cuerpo, podría haber llorado y derramado una vez más las tantas agonías que le arrebataban por pedazos el alma, así como la misma soledad, maldita egoísta y acaparadora, que solo deseaba tenerla en sus redes sin soltarla, ni dejarla ser. Al cabo de uno o dos minutos, la tonada fue terminada, algunos aplausos fueron bienvenidos, mientras que los labios de la Vampiresa se curvaban en una dulce y tierna sonrisa, aceptando cada adulación, cada mirada, interpretando un personaje que mostraba satisfacción como la buena actriz que era.
Algunos dejaban francos, otros pasaban, daba igual era bueno ser escuchada debes en cuando, dejando a demostrar que no todo era dinero, porque el talento no se compraba, el talento nacía en cada uno de los seres existentes, sus ojos se encaminaron por rostros ajenos, desconocidos, pero hubo uno que acaparo su atención, uno que se acercaba lentamente y se agachaba a posar una moneda… un guapo joven, de cabellos oscuros, más no negros, ojos llenos de amabilidad y pureza, timidez digno de admiración, único realmente de los pocos verdaderos humanos que poblaban el mundo, siendo cada vez más acaparándose de terrenos ajenos.
Parpadeó unas cuantas veces con los labios entreabiertos, el violín en su mano zurda y el arco en la diestra, un instrumento que no amaba… pero que sentía que le llamaba, para volver a crear tristes sonidos, porque Giara era como una mariposa volando, mientras el violín quedaba sonando en su alma. Se acercó al muchacho con sus pies descalzos, sin emitir ruido alguno y bajo haciendo una reverencia, cerrando sus ojos y bajando la cabeza, en forma de respeto, el único que se lo merecía entre todos ellos, entre cada uno de esos seres… había sido él, y nadie más que él.
-Gracias- dijo, con tono dulce y aterciopelado, girando y retrocediendo unos pasos para dejar entrar el violín en su caja, acomodándolo y luego cerrándolo, para luego volver donde el joven bajando hasta el paño blanco que cubría el sucio suelo, tomándolo quitando tres francos, entre ellos el que había dejado el joven, lo demás lo dejo en el paño y lo tomó con delicadeza, para volver donde él y entregárselo.
-Ya tengo lo que necesito… - murmura, “Tú me lo entregaste… sintiendo mi pasión correr en tu alma”.
Giara Duran- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 08/06/2011
Re: Se te olvida algo?, qué cosa?, estoy rota... [Privado]
La noche tan solo estaba siendo iluminada por la luz artificiales que brindaban las farolas de las calles del centro de parís, una luz ambientalmente pequeña pero hermosa para pasear tranquilamente y deleitarse de lo que había sido una bella melodía, la cual el muchacho se sintió agradecido entregando una moneda, aunque fuera poco, era lo único que podía hacer, que mas si no, si apenas tenían mucho, lo suficiente para comer y para las medicinas que le recentaban a la madre y que tan caras eran, eran pequeño lujos necesarios, y era todo el sueldo del chico el que se utilizaba en aquellas medicinas y en un poco de comida, pan y algo de embutido, fiambre y carnes rojas, llenas de colesterol. Pero que mas se podía hacer, absolutamente nada, era su trabajo y como tal, su pequeño cobro. El muchacho agarró su bicicleta, con su cestita ya vacía de haber entregado toda la prensa nocturna que debía entregar, pero algo extraño sucedió cuando la gente ya había desaparecido y tan solo quedaban dos o tres personas comentando la canción y hablando de otras cosas entre ellos, y el chico agarrando su bicicleta del suelo y levantándola para seguir su camino, que ni siquiera sabía a donde se dirigía en ese momento, la muchacha que tan bello tocaba el violín, se le acercó con el paño de las monedas extendiéndoselo. Christopher apenas sabía que estaba intentando la muchacha hacer con esa acción, pero el chico no agarró dicho paño, ella lo agradeció y le murmuró unas palabras: ''Ya tengo lo que necesito…''.
El chico con cara de extrañeza y con la bicicleta inerte sin moverla un solo centímetro se aproximó a decir algunas palabras hacia la bella muchacha con, ahora sí, un color claro de ojos, conjuntando con su oscuro color de cabello, un bello rostro que no olvidaría nunca, pues le parecía la mujer mas hermosa que había conocido hasta ahora, aunque no conociera a muchas personas que hubieran conversado con el muchacho ya que era tímido y poco hablador -No puedo aceptarlo- Dijo con un fino hilo de voz negando con delicadeza con su cabeza cubierta por su gorrito gris, que tanto quería, ya que fué el primer regalo de su madre adoptiva -Lo has ganado debido a tu maravilloso talento, yo tan solo dediqué mi agradecimiento con lo que pude al haber sido deleitado por esa maravillosa melodía, no puedo- Dijo una vez más para mostrarle una pequeña sonrisa -Pero tampoco quiero que se sienta ofendida por el rechazo a su paño, me gustaría, si no esta ocupada, invitarla a dar un paseo, si quiere- Dijo algo cabizbajo ya que veía algo prematuro el haber preguntado si quería dar un paseo con él, ya que era un desconocido, por qué debería aceptar su invitación, es más, por qué tuvo que dirigirse a él y no a otra cualquier persona que la había dado al igual que él, o incluso, más monedas que el muchacho por lo que incluso se arrepintió de haberlo hecho -Discúlpa, fuí descortes y algo atrevido, de verdad lo lamento, espero que le vaya bien- Dijo en modo de despedido para subirse a la bicicleta y colocar si no con más dilación su pie derecho sobre el pedal para marcharse, pero algo se lo impidió, tal fué un impulso de volver a sonreirla, pero algo... y no sabía que, no le dejaba comenzar a pedalear para marcharse, lo más seguro que a su casa, donde debería chequear a su madre y no obstante, descansar después de un duro día.
El chico con cara de extrañeza y con la bicicleta inerte sin moverla un solo centímetro se aproximó a decir algunas palabras hacia la bella muchacha con, ahora sí, un color claro de ojos, conjuntando con su oscuro color de cabello, un bello rostro que no olvidaría nunca, pues le parecía la mujer mas hermosa que había conocido hasta ahora, aunque no conociera a muchas personas que hubieran conversado con el muchacho ya que era tímido y poco hablador -No puedo aceptarlo- Dijo con un fino hilo de voz negando con delicadeza con su cabeza cubierta por su gorrito gris, que tanto quería, ya que fué el primer regalo de su madre adoptiva -Lo has ganado debido a tu maravilloso talento, yo tan solo dediqué mi agradecimiento con lo que pude al haber sido deleitado por esa maravillosa melodía, no puedo- Dijo una vez más para mostrarle una pequeña sonrisa -Pero tampoco quiero que se sienta ofendida por el rechazo a su paño, me gustaría, si no esta ocupada, invitarla a dar un paseo, si quiere- Dijo algo cabizbajo ya que veía algo prematuro el haber preguntado si quería dar un paseo con él, ya que era un desconocido, por qué debería aceptar su invitación, es más, por qué tuvo que dirigirse a él y no a otra cualquier persona que la había dado al igual que él, o incluso, más monedas que el muchacho por lo que incluso se arrepintió de haberlo hecho -Discúlpa, fuí descortes y algo atrevido, de verdad lo lamento, espero que le vaya bien- Dijo en modo de despedido para subirse a la bicicleta y colocar si no con más dilación su pie derecho sobre el pedal para marcharse, pero algo se lo impidió, tal fué un impulso de volver a sonreirla, pero algo... y no sabía que, no le dejaba comenzar a pedalear para marcharse, lo más seguro que a su casa, donde debería chequear a su madre y no obstante, descansar después de un duro día.
Invitado- Invitado
Re: Se te olvida algo?, qué cosa?, estoy rota... [Privado]
Y es allí un real encuentro, de miradas sinceras al momento de intercambiarse, de disponerse a dar un resplandor distinto, ¿qué importaban los demás alrededor?, si bien seguimos encaminándonos, y mientras la vida sigue enseñándonos, dándonos la facultad de aprenderlo, a pesar de que los paradigmas no sean los mismo, ello lo hace real. Porque las situaciones se vuelven las mismas, los sentimientos con el tiempo… igualmente, creando un circulo vicioso, pero no era lo que el muchacho le había presentado a la Vampira, no, ahora él se había vuelto especial, ¿por qué? Porque su esencia era distinta… intensa, bondadosa y acaparadora.
No sabía la verdad, porque a pesar de todos su años ella seguía descubriendo nuevas cosas o simplemente el hecho de estar lejos de todos… la había vuelto curiosa. Nadie había dicho que era de tener todo claro, aquello no funcionaba, aunque la edad pasará y los años con ellos… no dignificaba que supiera todo, porque siempre era bueno estar aprendiendo lo nuevo, sin embargo el miedo podía estar presente, había que seguir adelante.
La vida, mero significado, porque la verdad era que uno debía realizar y crearla, aunque ello constará de meterse en una burbuja, pero seria solo tuyo, esa quien le diera un piquete haciéndola explotar se volvería los ojos de está. Porque sin dudas habían cosas que era mejor no comprender, porque mucho no tenia explicación… tampoco es que lo tuvieran, pero se hacia placentera, tenerlas en tus manos acariciarlas… y no dejarlas ir. Un humano cual marchitaría en un momento, como si de una flor se tratase, había que saber regarla cada día con energía… de la cual Giara carecía.
Y levantando esa mirada llena de nostalgia, con esa soberana majestuosidad que le caracterizaba, dio una dulce sonrisa, le había rechazado. Sin embargo había logrado volver a escuchar su voz, tan dulce como un caramelo.. y ella deseaba saborear. El viento recorrió un camino sin fin, pasando por entre ellos, el aroma… el efluvio de ese joven se deslizaba por la nariz de la mujer, mientras que a ella se le hizo agua a la boca, porque a pesar de todo… el seguía siendo la rica presa.
Le miró en todo momento con una leve sonrisa, guardo el dinero en un pequeño bolsito que cruzaba en su cintura, estirando una de sus manos para tocar con sutilidad el brazo del muchacho, - seria un honor – mumura por lo bajo, girando para ir a recoger el violín que tanto al joven le había gustado, para luego incorporarse a su lado y ladear un tanto su rostro sonriendo, - Es una noche muy fresca, - comenta, mientras una brisa se desplaza creando ruido entre los árboles, el habla de la mujer era diferente… sin dudas con un acento distinto, notándose la antigüedad en ésta, camina lentamente y gira a mirarle para que le sigue – entonces… ¿Me acompaña? – suelta una risita tierna.
No sabía la verdad, porque a pesar de todos su años ella seguía descubriendo nuevas cosas o simplemente el hecho de estar lejos de todos… la había vuelto curiosa. Nadie había dicho que era de tener todo claro, aquello no funcionaba, aunque la edad pasará y los años con ellos… no dignificaba que supiera todo, porque siempre era bueno estar aprendiendo lo nuevo, sin embargo el miedo podía estar presente, había que seguir adelante.
La vida, mero significado, porque la verdad era que uno debía realizar y crearla, aunque ello constará de meterse en una burbuja, pero seria solo tuyo, esa quien le diera un piquete haciéndola explotar se volvería los ojos de está. Porque sin dudas habían cosas que era mejor no comprender, porque mucho no tenia explicación… tampoco es que lo tuvieran, pero se hacia placentera, tenerlas en tus manos acariciarlas… y no dejarlas ir. Un humano cual marchitaría en un momento, como si de una flor se tratase, había que saber regarla cada día con energía… de la cual Giara carecía.
Y levantando esa mirada llena de nostalgia, con esa soberana majestuosidad que le caracterizaba, dio una dulce sonrisa, le había rechazado. Sin embargo había logrado volver a escuchar su voz, tan dulce como un caramelo.. y ella deseaba saborear. El viento recorrió un camino sin fin, pasando por entre ellos, el aroma… el efluvio de ese joven se deslizaba por la nariz de la mujer, mientras que a ella se le hizo agua a la boca, porque a pesar de todo… el seguía siendo la rica presa.
Le miró en todo momento con una leve sonrisa, guardo el dinero en un pequeño bolsito que cruzaba en su cintura, estirando una de sus manos para tocar con sutilidad el brazo del muchacho, - seria un honor – mumura por lo bajo, girando para ir a recoger el violín que tanto al joven le había gustado, para luego incorporarse a su lado y ladear un tanto su rostro sonriendo, - Es una noche muy fresca, - comenta, mientras una brisa se desplaza creando ruido entre los árboles, el habla de la mujer era diferente… sin dudas con un acento distinto, notándose la antigüedad en ésta, camina lentamente y gira a mirarle para que le sigue – entonces… ¿Me acompaña? – suelta una risita tierna.
Giara Duran- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 08/06/2011
Re: Se te olvida algo?, qué cosa?, estoy rota... [Privado]
La bicicleta era de color gris, con mangos negros, una cesta de metal en donde no había nada ya que el reparto había sido entregado, el sillín era un trozo de plástico para que no incomodara y las ruedas eran finas como si se trataran de las ruedas de un ciclista del ''futuro''. Era una de las peores bicicletas que existían, pero era un vehículo a dos ruedas bastante servible para trabajar cerca de casaa o en una extensa zona como lo era París. Y ahí se encontraba Christopher, frente a una muchacha de cabello oscuro y ojos celestes, cubiertos por las luces artificiales de las farolas que habían en el centro de París así protegidos por la luz lunar, una luz blanca y brillante que hacía que brillara más que cualquier sol, ya que las calles se veían a la perfección y al parecer, seguiría así toda la noche, una noche algo fría pero no molesta a ser cierto. Chris se bajó de su bicicleta para caminar junto a la muchacha, ya que no era de agrado que éste fuera pedaleando y la chica fuera caminando, por lo que con su mano izquierda llevó su bicicleta al son de su caminar junto con el de la vampira -Sí, eso parece- Dijo el chico a su comentario sobre la frescura de la noche mientras observaba el cielo e intentar descifrar una nube, una nube que jamás apareció. A continuación la chica le preguntó al muchacho que si la acompañaba, éste complacido asentió con la cabeza con una tierna sonrisa y la miró fijamente -Claro madame...- Dijo parando ya que el muchacho no conocía aun su nombre por lo que ladeó la cabeza -Mi nombre es Christopher, pero todos me llaman Chris- Sonrió para luego preguntarla algo obvio -Parece muy joven, ¿no cree que no es conveniente que una muchacha como usted esté sola en la noche sin protección?- Dijo como si de verdad se preocupara y no era eso, porque a penas conocía a la muchacha, pero a él si le inspiraba ternura y amabilidad, como casi todas las personas que estaban alrededor de Chris, excepto la gentuza que acostumbraba a golpearlo por un mero empujoncito que ellos mismo provocaban contra el pobre muchacho, y con ello, una noche de moratones y dolores conllevaba a una siguiente mañana de descanso y un doloroso día de trabajo, ya que no podía dejarlo, si no, sería malo para su beneficio, aunque fuera poco.
Invitado- Invitado
Re: Se te olvida algo?, qué cosa?, estoy rota... [Privado]
La muchacha camino a su lado, tranquilamente con su violín en una de sus manos, mirando al frente… tantos rostros distintos, ojos diferentes, brillos en ellos con diferentes tonalidades, podía reconocer a algunos de sus pares, deslizando como si fueran simples humanos… tan hipócritas como ella misma, pero en esa sociedad era necesario hacerlo, era parte de su existir… casi como una regla, nadie podía saberlo solo los mismos demonios. Tanto ser sobrenatural, podía reconocerlos… su edad le había dado experiencia, reconocimiento, así mismo el aroma, cada uno parecido al de su raza en especial, menos a los cazadores, aun no lograba reconocerles de la forma adecuada… puesto su esencia era normal.
No miró al muchacho en ningún momento, pero eso no significaba que no le estaba tomando atención, no necesitaba mirarle para saber lo que estaba pensando, ladeó el rostro escuchando sus palabras – Giara – respondió, y bajo la mirada unos momentos al suelo, mientras le seguía escuchando, acto seguido una sonrisa se coló por sus labios, - No, no necesito protección… sé cuidarme sola, - esta vez giro levemente el rostro hacia él y mostrando el gesto que traía en sus labios, - tengo edad suficiente para caminar sola a cualquier hora, joven Christopher – inquirió con notoria amabilidad, volviendo su mirada a la gente que pasaba.
No miró al muchacho en ningún momento, pero eso no significaba que no le estaba tomando atención, no necesitaba mirarle para saber lo que estaba pensando, ladeó el rostro escuchando sus palabras – Giara – respondió, y bajo la mirada unos momentos al suelo, mientras le seguía escuchando, acto seguido una sonrisa se coló por sus labios, - No, no necesito protección… sé cuidarme sola, - esta vez giro levemente el rostro hacia él y mostrando el gesto que traía en sus labios, - tengo edad suficiente para caminar sola a cualquier hora, joven Christopher – inquirió con notoria amabilidad, volviendo su mirada a la gente que pasaba.
Giara Duran- Vampiro Clase Baja
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