AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¡Intruso! [KinKlaus]
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¡Intruso! [KinKlaus]
La vampiresa volvía, por apenas contada segunda vez, a las fincas de herencia familiar. Miraba con desinterés a través de la insignificante ventanilla del carruaje, jugando con su pierna cruzada por ensima de la otra. Movió con el pie el desabrido y desangrado cuerpo humano que yacía sobre el rústico suelo de madera de la carroza.
Apestaba, sencillamente no soportaba en ese momento su olor. Estaba fresco. De hecho, no hacía mas de una que le había succionado hasta las entrañas de ser posible. Katherine le observó con asco, con desprecio. Con el mismo que le hubiese mirado estando vivo. Aquel no era mas que un joven humilde, o de bajos recursos; como quien quiera llamarle.
La vampiresa levantó su lasciva mirada hacia su acompañante; Alessandro. Su leal humano, ese que ella necesitaba por sobre cualquier otra cosa, tal vez hasta por sobre el mismísimo poder de la sangre. Pues, sin este, ella hubiese muerto en los exactos tres meses, por alguna especie de estúpida maldición impuesta vaya saberse por que fuerza sobrenatural.
- ¿Madame?. - Preguntó este con su acostumbrado respeto, ¿o sería miedo?. En aquel momento ella deseó arrancar su cabeza de sus hombros. Pero no, Katherine le había dado su palabra, y a pesar de sus retorcidas condiciones, mantenía su palabra.
- Largad el cuerpo. - Le ordenó sin siquiera pensarlo. Quería el cuerpo fuera de alcance. Lejos de donde sus ojos, olfato, o cualquiera de sus sentidos sobre-desarrollados pudiesen sentir. Alessandro abrió la boca para intentar dar una explicación coherente a su ama. Pero luego la cerró. La había visto a los ojos y aquella mirada la conocía a carne propia. Si desobedecía lo pagaría con sangre.
- Oh Madame, por favor. - comenzó este a rogar mientras tomaba los brazos del ya fallecido joven. - El cuerpo podría ser descubierto camino a sus fincas... - Alessandro no era un hombre de riesgos. Quizás porque no poseía toda una eternidad para intentarlo, ni los poderes de un no-muerto. Y ese era el verdadero y maldito motivo por el que servía a un ser tan desquiciado como lo es su ama.
Katherine pareció meditarlo. No le gustaba despertar sospechas de aquella forma tan... tan torpe e inapropiada. Ella prefería despertarlas frente a multitudes, que desesperaban que gritaban, que ardían en la desesperación; las masas son torpes como un cardumen de peces. La vampiresa retiró la mirada del cuerpo y de Alessandro mientras este tiraba y jalaba del cuerpo hacia la abertura de la carroza para desechar el cuerpo.
Este abrió la puerta mientras la carreta se mantenía en movimiento. Katherine aun no se molestaba por volver la vista. No prestaba el mas mínimo interés en lo que sucedía a su alrededor. Se encontraba en una disputa consigo misma.
El debilucho humano finalmente conseguía el acercar el cuerpo al marco de la puertecilla. Pero antes de que intentase arrojarlo siquiera, el cuerpo le era arrebatado de las manos. Los movimientos eran mas veloces de lo que sus ojos podían llegar a captar. Sin embargo, sus oídos oían el desquiciante crujir de huesos, partidos, quebrados, quitados de sus respectivas partes. Alessandro podía sentir como su corazón lo ahogaba a la altura de la garganta, pero no mas se decidió a cerrar nuevamente la puerta, agradecido de no ser el en aquellas manos.
Al llegar la carroza a las antiguas fincas de la familia Katherine no esperó protocolos, ni diplomacias. Abrió la puerta por si misma y bajó de la carroza despreciando todo gesto de ayuda que ofrecieron sus mortales y leales sirvientes. No dirigió a ninguno de ellos siquiera la mirada al pasar. Caminó a paso firme, hasta quedar a 5 metros de la carroza. Volteó sobre sus talones y observó como todos observaban con horror el cuerpo destrozado de lo que alguna vez había sido un ser humano.
- Que os sirva de advertencia. - Dijo esta con un tono recio, seco... Despojado de cualquier sentimiento. - Alessandro incinerad lo. No deseo ni sus rastros. - Volvió a voltear con aquel aire déspota y desapegado a cualquier sentido de humanidad en ella.
Caminó hacia el chalet. Pero se detuvo en el hall. Aquel hall que había visto, pero no contado, los infiernos de su familia, de su propia vida. Algo no estaba bien a los alrededores. Podía sentirlo, mas no podía definir con exactitud de que se trataba. Se sonrió torcido, ¿quien se atrevería a meterse en sus tierras? No había vampiro racional que pudiese atreverse a tal cosa como si no significase una lucha a muerte segura, sobre todo con el mal carácter que ya traía en el viaje.
Tomo el picaporte de la puerta principal, y abrió con lentitud, introduciéndose dentro a la vez que abría esta.
Nuevamente permanecía inmóvil, mas sólo sus ojos se dirigieron con letalidad a cada rincón de la sala, y sólo después de asegurarse que todo sería una reconfortante sorpresa. Cerró la puerta tras de sí.
Apestaba, sencillamente no soportaba en ese momento su olor. Estaba fresco. De hecho, no hacía mas de una que le había succionado hasta las entrañas de ser posible. Katherine le observó con asco, con desprecio. Con el mismo que le hubiese mirado estando vivo. Aquel no era mas que un joven humilde, o de bajos recursos; como quien quiera llamarle.
La vampiresa levantó su lasciva mirada hacia su acompañante; Alessandro. Su leal humano, ese que ella necesitaba por sobre cualquier otra cosa, tal vez hasta por sobre el mismísimo poder de la sangre. Pues, sin este, ella hubiese muerto en los exactos tres meses, por alguna especie de estúpida maldición impuesta vaya saberse por que fuerza sobrenatural.
- ¿Madame?. - Preguntó este con su acostumbrado respeto, ¿o sería miedo?. En aquel momento ella deseó arrancar su cabeza de sus hombros. Pero no, Katherine le había dado su palabra, y a pesar de sus retorcidas condiciones, mantenía su palabra.
- Largad el cuerpo. - Le ordenó sin siquiera pensarlo. Quería el cuerpo fuera de alcance. Lejos de donde sus ojos, olfato, o cualquiera de sus sentidos sobre-desarrollados pudiesen sentir. Alessandro abrió la boca para intentar dar una explicación coherente a su ama. Pero luego la cerró. La había visto a los ojos y aquella mirada la conocía a carne propia. Si desobedecía lo pagaría con sangre.
- Oh Madame, por favor. - comenzó este a rogar mientras tomaba los brazos del ya fallecido joven. - El cuerpo podría ser descubierto camino a sus fincas... - Alessandro no era un hombre de riesgos. Quizás porque no poseía toda una eternidad para intentarlo, ni los poderes de un no-muerto. Y ese era el verdadero y maldito motivo por el que servía a un ser tan desquiciado como lo es su ama.
Katherine pareció meditarlo. No le gustaba despertar sospechas de aquella forma tan... tan torpe e inapropiada. Ella prefería despertarlas frente a multitudes, que desesperaban que gritaban, que ardían en la desesperación; las masas son torpes como un cardumen de peces. La vampiresa retiró la mirada del cuerpo y de Alessandro mientras este tiraba y jalaba del cuerpo hacia la abertura de la carroza para desechar el cuerpo.
Este abrió la puerta mientras la carreta se mantenía en movimiento. Katherine aun no se molestaba por volver la vista. No prestaba el mas mínimo interés en lo que sucedía a su alrededor. Se encontraba en una disputa consigo misma.
El debilucho humano finalmente conseguía el acercar el cuerpo al marco de la puertecilla. Pero antes de que intentase arrojarlo siquiera, el cuerpo le era arrebatado de las manos. Los movimientos eran mas veloces de lo que sus ojos podían llegar a captar. Sin embargo, sus oídos oían el desquiciante crujir de huesos, partidos, quebrados, quitados de sus respectivas partes. Alessandro podía sentir como su corazón lo ahogaba a la altura de la garganta, pero no mas se decidió a cerrar nuevamente la puerta, agradecido de no ser el en aquellas manos.
Al llegar la carroza a las antiguas fincas de la familia Katherine no esperó protocolos, ni diplomacias. Abrió la puerta por si misma y bajó de la carroza despreciando todo gesto de ayuda que ofrecieron sus mortales y leales sirvientes. No dirigió a ninguno de ellos siquiera la mirada al pasar. Caminó a paso firme, hasta quedar a 5 metros de la carroza. Volteó sobre sus talones y observó como todos observaban con horror el cuerpo destrozado de lo que alguna vez había sido un ser humano.
- Que os sirva de advertencia. - Dijo esta con un tono recio, seco... Despojado de cualquier sentimiento. - Alessandro incinerad lo. No deseo ni sus rastros. - Volvió a voltear con aquel aire déspota y desapegado a cualquier sentido de humanidad en ella.
Caminó hacia el chalet. Pero se detuvo en el hall. Aquel hall que había visto, pero no contado, los infiernos de su familia, de su propia vida. Algo no estaba bien a los alrededores. Podía sentirlo, mas no podía definir con exactitud de que se trataba. Se sonrió torcido, ¿quien se atrevería a meterse en sus tierras? No había vampiro racional que pudiese atreverse a tal cosa como si no significase una lucha a muerte segura, sobre todo con el mal carácter que ya traía en el viaje.
Tomo el picaporte de la puerta principal, y abrió con lentitud, introduciéndose dentro a la vez que abría esta.
Nuevamente permanecía inmóvil, mas sólo sus ojos se dirigieron con letalidad a cada rincón de la sala, y sólo después de asegurarse que todo sería una reconfortante sorpresa. Cerró la puerta tras de sí.
Ecaterina Ruth Bathory- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 06/11/2010
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Re: ¡Intruso! [KinKlaus]
Ha pasado bastante tiempo desde que estuve en estos territorios. Aún recuerdo mi vida humana, todo lo que viví y con quién hasta que esa vida cambió y todo gracias a ella, a esa...mmm ya no se si es maldita o bendita mujer. En un principio la odie, lo cual sigo haciendo, pero ahora le agradecía porque gracias a eso había tenido todo el tiempo del mundo en poder conocer los mejores placeres que otorga la vida.
Después de haber realizado un viaje por toda Europa en estos 200 años, había decido que ya había jugado demasiado y que era momento de volver a París a cumplir con mi objetivo: vendetta contra esa mujer, venganza contra Katherine Ruth Bathory, la responsable de que ahora sea un vampiro.
Aún recordaba la noche en que la había vuelto a ver. Ella invadiendo mi territorio y no solo ella, su madre también andaba cerca. Esa noche, esa maldita noche, como fuese pero ahora tenía mejores cosas que hacer y que pensar.
Esos eran mis pensamientos esta noche, una noche que iba a ser diferente, de eso estaba seguro. Y para que esta noche comenzara como era debido, había conseguido una humana para poder saciar mis necesidades del día. Después de haber tenido sexo...regular con la humana, la convierto en mi cena y lo de siempre, queda muerta, hora de mandarla a la chimenea para que su cuerpo se perdiera. Después de todo quien extrañaría el cuerpo de una prostituta?, lo más lógico es que pensaran que había sido comprada por para poder llevarsela por un buen tiempo.
Me levanto de mi sofá para arreglarme. Esta iba ser una ocasión especial, un reencuentro más bien ya que había sabido por unos vampiros que cierta vampiresa estaba de vuelta en París. Al fin había regresado esa maldita bruja. Tomo aire y salgo de mi propiedad para dirigirme a casa de mi "querida" vecina. Al estar en frente de su territorio, no puedo dejar de recordar que esa mujer era mi obsesión de niño y hasta el día de hoy lo era, pero la situación a cambiado.
Miro a mi alrededor esperando no encontrarme con alguien que tuviera que ver con ella, no quería perder mi tiempo con los humanos, sería aburrido. Afortunadamente logro llegar a su mansión y sin muchos problemas logro entrar. Aunque para mi sorpresa si había alguien, sin pensarlo le lanzó una navaja en la yugular y éxito, mate a ese humano y oh, era humana de 16 años. Me encojó de hombros y le saco la navaja para después sacarle su sangre, la cual sirvo en una copa y después desaparezco el cuerpo.
Ahora, solo faltaba esperar a la susodicha. Me siento y con la copa de vino en la mano espero pacientemente a que aparezca mientras disfruto de la sangre. Lo único malo era que no sabía si tardaría en hacer acto de presencia. De todas formas ya la estaba esperando. Le doy un sorbo a mi bebida, cuando mi nariz percibe el aroma...ese aroma tan, tan ella. Sin darle importancia me concentro en la sangre, esperando a que ella termine por entrar, lo cual no tarda mucho al momento que escuchó que cierra la puerta.
-Al fin llegás Bathory, siempre tan...cautelosa no es así?-
Pregunto sentando en un sillón que estaba de espalda a la puerta. Le digo de forma tranquila, sin prisas pero con mi tono de voz frío. Si algo había cambiado era mi voz, se hizó igual que mi corazón o lo que quedaba de el.
Después de haber realizado un viaje por toda Europa en estos 200 años, había decido que ya había jugado demasiado y que era momento de volver a París a cumplir con mi objetivo: vendetta contra esa mujer, venganza contra Katherine Ruth Bathory, la responsable de que ahora sea un vampiro.
Aún recordaba la noche en que la había vuelto a ver. Ella invadiendo mi territorio y no solo ella, su madre también andaba cerca. Esa noche, esa maldita noche, como fuese pero ahora tenía mejores cosas que hacer y que pensar.
Esos eran mis pensamientos esta noche, una noche que iba a ser diferente, de eso estaba seguro. Y para que esta noche comenzara como era debido, había conseguido una humana para poder saciar mis necesidades del día. Después de haber tenido sexo...regular con la humana, la convierto en mi cena y lo de siempre, queda muerta, hora de mandarla a la chimenea para que su cuerpo se perdiera. Después de todo quien extrañaría el cuerpo de una prostituta?, lo más lógico es que pensaran que había sido comprada por para poder llevarsela por un buen tiempo.
Me levanto de mi sofá para arreglarme. Esta iba ser una ocasión especial, un reencuentro más bien ya que había sabido por unos vampiros que cierta vampiresa estaba de vuelta en París. Al fin había regresado esa maldita bruja. Tomo aire y salgo de mi propiedad para dirigirme a casa de mi "querida" vecina. Al estar en frente de su territorio, no puedo dejar de recordar que esa mujer era mi obsesión de niño y hasta el día de hoy lo era, pero la situación a cambiado.
Miro a mi alrededor esperando no encontrarme con alguien que tuviera que ver con ella, no quería perder mi tiempo con los humanos, sería aburrido. Afortunadamente logro llegar a su mansión y sin muchos problemas logro entrar. Aunque para mi sorpresa si había alguien, sin pensarlo le lanzó una navaja en la yugular y éxito, mate a ese humano y oh, era humana de 16 años. Me encojó de hombros y le saco la navaja para después sacarle su sangre, la cual sirvo en una copa y después desaparezco el cuerpo.
Ahora, solo faltaba esperar a la susodicha. Me siento y con la copa de vino en la mano espero pacientemente a que aparezca mientras disfruto de la sangre. Lo único malo era que no sabía si tardaría en hacer acto de presencia. De todas formas ya la estaba esperando. Le doy un sorbo a mi bebida, cuando mi nariz percibe el aroma...ese aroma tan, tan ella. Sin darle importancia me concentro en la sangre, esperando a que ella termine por entrar, lo cual no tarda mucho al momento que escuchó que cierra la puerta.
-Al fin llegás Bathory, siempre tan...cautelosa no es así?-
Pregunto sentando en un sillón que estaba de espalda a la puerta. Le digo de forma tranquila, sin prisas pero con mi tono de voz frío. Si algo había cambiado era mi voz, se hizó igual que mi corazón o lo que quedaba de el.
Kinklaus- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 14/06/2011
Re: ¡Intruso! [KinKlaus]
La puerta había hecho su clásico sonido metálico al cerrarse, pero además la vampiresa no olvidó el detalle de colocar el seguro, no quería tener a los molestos mortales dentro de su lujoso chalet en caso de que pasara algo grande e interesante.
Sólo alcanzó a dar un par de pasos cuando oyó una voz proveniente del sillón. Ella endureció su expresión, reconocía y a la vez no aquella voz. No sabía quien diablos era pero, no había sido invitado y muchos menos a sentarse en su sillón predilecto.
Katherine se movió veloz, rodeando el sillón y tomando desprevenidamente el cuello del osado vampiro que se atrevía a estar en tal forma en sus territorios, en su chalet y por sobre todo, en su sillón. Sus dedos alcanzaron apretar con furia su cuello, mas la presión que ejercida se vio contrariada por un momento. La vampiresa soltó del cuello del vampiro, y lo observó con cierta sorpresa. Con una que ocultaba muy bien detrás de sus ojos grises. Finalmente reconocía por completo a quien pertenecía la frívola voz.
- ¿Kinklaus?. - Preguntaba una obviedad, bien sabía que era el. Borró aquel sutil gesto de sorpresa y se enderezó. Tomando la compostura pero sin sacar fuera sus decadentes costumbres de "dueña de casa". - No recuerdo haberte invitado. - Dijo como si verlo allí después de tantos siglos fuere lo mas normal en e mundo. Quizás para ella lo era, a razón de que a finales, había sido ella quien lo había convertido.
Se aleja de este dándole la espalda, cruzando sus brazos por detrás hasta tomar su muñeca con la mano. - Ni tampoco os di permiso para asesinar a mi criada. - Aun que en realidad la existencia de la mocosa la tenía sin cuidado, pero cualquier cosa era provechosa para provocar el choque con Klaus. Quería ver de que estaba forjado. Tenían casi los mismos años en antigüedad y además habia llegado a ello sin necesidad de tenerla como "maestra". Se las habría arreglado solo, y al parecer; bastante bien. ¿Vendría a dar reproche? ¿O en idea de agradecimiento?. Katherine estaba segura que sería por lo seguro.
- ¿Y bien?. - voltea a ver al vampiro justo a los ojos. Ya no encontraba en él aquel miedo de la última noche en que lo había visto. No, el miedo se había desvanecido, y sólo quedaba ese muchacho con mezcla de demonio. - Espero los aplausos y los agradecimienos. - Se sonrió con arrogancia y levantando su mentón como toda una aristócrata, siendo que era nacida en una época feudal, donde el papel femenino era menor que el de una mula de carga.
Al tiempo, unos pasos se acercaron a la puerta principal. Tocaron tres veces, con lentitud. Pero Katherine no se molestó ni en contestar, ni en abrir la puerta.
Sólo alcanzó a dar un par de pasos cuando oyó una voz proveniente del sillón. Ella endureció su expresión, reconocía y a la vez no aquella voz. No sabía quien diablos era pero, no había sido invitado y muchos menos a sentarse en su sillón predilecto.
Katherine se movió veloz, rodeando el sillón y tomando desprevenidamente el cuello del osado vampiro que se atrevía a estar en tal forma en sus territorios, en su chalet y por sobre todo, en su sillón. Sus dedos alcanzaron apretar con furia su cuello, mas la presión que ejercida se vio contrariada por un momento. La vampiresa soltó del cuello del vampiro, y lo observó con cierta sorpresa. Con una que ocultaba muy bien detrás de sus ojos grises. Finalmente reconocía por completo a quien pertenecía la frívola voz.
- ¿Kinklaus?. - Preguntaba una obviedad, bien sabía que era el. Borró aquel sutil gesto de sorpresa y se enderezó. Tomando la compostura pero sin sacar fuera sus decadentes costumbres de "dueña de casa". - No recuerdo haberte invitado. - Dijo como si verlo allí después de tantos siglos fuere lo mas normal en e mundo. Quizás para ella lo era, a razón de que a finales, había sido ella quien lo había convertido.
Se aleja de este dándole la espalda, cruzando sus brazos por detrás hasta tomar su muñeca con la mano. - Ni tampoco os di permiso para asesinar a mi criada. - Aun que en realidad la existencia de la mocosa la tenía sin cuidado, pero cualquier cosa era provechosa para provocar el choque con Klaus. Quería ver de que estaba forjado. Tenían casi los mismos años en antigüedad y además habia llegado a ello sin necesidad de tenerla como "maestra". Se las habría arreglado solo, y al parecer; bastante bien. ¿Vendría a dar reproche? ¿O en idea de agradecimiento?. Katherine estaba segura que sería por lo seguro.
- ¿Y bien?. - voltea a ver al vampiro justo a los ojos. Ya no encontraba en él aquel miedo de la última noche en que lo había visto. No, el miedo se había desvanecido, y sólo quedaba ese muchacho con mezcla de demonio. - Espero los aplausos y los agradecimienos. - Se sonrió con arrogancia y levantando su mentón como toda una aristócrata, siendo que era nacida en una época feudal, donde el papel femenino era menor que el de una mula de carga.
Al tiempo, unos pasos se acercaron a la puerta principal. Tocaron tres veces, con lentitud. Pero Katherine no se molestó ni en contestar, ni en abrir la puerta.
Ecaterina Ruth Bathory- Vampiro/Realeza
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Re: ¡Intruso! [KinKlaus]
Mis sentidos estaba alertas ante cualquier movimiento que la mujer fuese a hacer. Era increíble que después de haber pasado mi niñez con Bathory ahora la tratara como una extraña. Después de todo ella se lo busco al alejarse de este lugar y sobre todo, después de lo que me hizo en compañía de su madre. Miraba al frente, observando la decoración del lugar que seguía igual, quizás con un poco más de polvo pero eso no importaba ahora. Tantas cosas han pasado desde la última vez que estuve en este lugar.
-Ni más ni menos "Katty"-
Katty. Aún recuerdo que así solía decirle cuando eramos niños. Debo aceptar que si le tuve aprecio y que por eso se volvió mi obsesión, pero las cosas cambiaron cuando deje de verla. Me atrevo a decir que me había olvidado de ella por así decirlo hasta esa noche que se le ocurrió la maravillosa idea de invadir mi propiedad.
Tal y como esperaba, veo como una mano de Kathe toma mi cuello, luego afloja el agarre. Si mi vista no me fallaba, había sorpresa en su mirada, su cuerpo reaccionaba asi, por más que quisiera aparentar a mi no me engañaba. Sonrío un poco sin soltar mi copa de sangre, luego alzo mi mirada para poder verla.
-Jajaja si no me invitaste, como yo tampoco lo hice esa noche en la que a ti y a tu querida madre se les ocurrió ir a cenar, así que no te quejes de mi intromisión en tu propiedad. En cuanto a tu empleada dudo que la extrañes-
Digo viéndola a sus ojos y viendo después que intentaba tomar mi muñeca, pero alcance a tomar la suya antes de que me tocara. La miro y sujetándola de la muñeca la acerco a mi cuerpo. Podía percibir su aroma, era igual al mismo del de aquella noche.
-Jajaja si te lo agradeceré, jajaja que buen chiste, pero si te pagare y eso sera deshaciéndome de ti. Después de todo esa fue mi promesa. El día en el que te volviera a ver me desharía de ti-
Digo de forma fría sin dejar de apartar mi vista de la de ella. Ya había llegado el momento de acabar con ella. Debía tener consideración con ella?, no, ni una. Cuando me decido atacarla escucho que tocan la puerta, lo que hace mi mire de reojo hacia la puerta y luego vuelvo a verla.
-Cuántos son?-
Me refería al numero de personas que seguramente la estarían acompañando. Esto cada vez se ponía más interesante.
-Ni más ni menos "Katty"-
Katty. Aún recuerdo que así solía decirle cuando eramos niños. Debo aceptar que si le tuve aprecio y que por eso se volvió mi obsesión, pero las cosas cambiaron cuando deje de verla. Me atrevo a decir que me había olvidado de ella por así decirlo hasta esa noche que se le ocurrió la maravillosa idea de invadir mi propiedad.
Tal y como esperaba, veo como una mano de Kathe toma mi cuello, luego afloja el agarre. Si mi vista no me fallaba, había sorpresa en su mirada, su cuerpo reaccionaba asi, por más que quisiera aparentar a mi no me engañaba. Sonrío un poco sin soltar mi copa de sangre, luego alzo mi mirada para poder verla.
-Jajaja si no me invitaste, como yo tampoco lo hice esa noche en la que a ti y a tu querida madre se les ocurrió ir a cenar, así que no te quejes de mi intromisión en tu propiedad. En cuanto a tu empleada dudo que la extrañes-
Digo viéndola a sus ojos y viendo después que intentaba tomar mi muñeca, pero alcance a tomar la suya antes de que me tocara. La miro y sujetándola de la muñeca la acerco a mi cuerpo. Podía percibir su aroma, era igual al mismo del de aquella noche.
-Jajaja si te lo agradeceré, jajaja que buen chiste, pero si te pagare y eso sera deshaciéndome de ti. Después de todo esa fue mi promesa. El día en el que te volviera a ver me desharía de ti-
Digo de forma fría sin dejar de apartar mi vista de la de ella. Ya había llegado el momento de acabar con ella. Debía tener consideración con ella?, no, ni una. Cuando me decido atacarla escucho que tocan la puerta, lo que hace mi mire de reojo hacia la puerta y luego vuelvo a verla.
-Cuántos son?-
Me refería al numero de personas que seguramente la estarían acompañando. Esto cada vez se ponía más interesante.
Kinklaus- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/06/2011
Re: ¡Intruso! [KinKlaus]
Katherine escuchaba las palabrerías de Klaus. Mantuvo la calma al sentir que este le tomó la muñeca con determinación. Su rostro no hizo ni la mas sutil ni sublime de sus tan variadas muecas mas esperó mientras este la atrajo hacia el. Le sostuvo la mirada, ella jamás permitiría que la intimidara. Se sonrió luego de que este preguntara cuantos hombres habían fuera del chalet. ¿Temor?, se pregunto esta por un momento, pero no tardo en borrar aquella idea con una cínica sonrisa en sus labios. No conocía a Klaus como vampiro, y mucho menos como humano mas de su infancia en la que jamás había aparentado ser un niño normal. No hacia falta sacar muchas cuentas, Kinklaus no era un ser de temor, o por empezar no hubiera tomado la temeraria decisión de entrometerse en sus tierras.
- En total son treinta humanos, fieles siervos. Pero, especulo que fuera solo deben haber diez, mas un intocable. - Le contesto con tranquilidad. Pero aquella serenidad en ella duraría lo que un bostezo, tiró su cuerpo hacia el de él, estrellándolo contra la pared a su espalda, zafando su muñeca de las garras del demonio. Su rostro no había sufrido cambio alguno. Su enojo apenas si empezaba a tomar matices. Se alejó luego de este riendo con desdén, sin motivo real alguno. - Así es tu gran plan. Asesinar a tu honorable creadora. - dijo esta mientras le daba la espalda, le despreocupaba dejar de verlo. Estaba segura que aquel vampiro no había desarrollado sus propias habilidades de velocidad y fuerzas, aún superiores a los de un vampiro tipo. - No importa, yo también lo hice. - su voz sonó cantarina. Aún recordaba el placer de asesinar a su madre. El sabor de la superioridad.
Esta volteo a verlo a los ojos. - Pero a ti no te veo razón aparente. A menos que seas un derroche de creación, una infeliz alma lamentando su condición de superioridad. ¿Eso eres?, ¿Eso eres Klaus?. - Comenzó a provocarlo, a distraer su atención de los humanos, no por todos ellos, simplemente por Alessandro. Al único a quien no solo había dado su palabra, aquel pacto tenía sus letras en sangre. Y ello la dejaba entre la espada y la pared; no podía permitir el descenso de Alessandro y mas no deseaba asesinar a Kinklaus. Su aparición repentina después de nueve siglos era mas que una sorpresa... Había algo mas que ella debía saber, algo que desconocía en forma pero, que sabía no podría permitir pasar por alto.
Klaus llamaba a su atención, era un timbrazo, una sirena de advertencia; no de peligro pero si de curiosidad. ¿De cuanto sería capaz?.
- En total son treinta humanos, fieles siervos. Pero, especulo que fuera solo deben haber diez, mas un intocable. - Le contesto con tranquilidad. Pero aquella serenidad en ella duraría lo que un bostezo, tiró su cuerpo hacia el de él, estrellándolo contra la pared a su espalda, zafando su muñeca de las garras del demonio. Su rostro no había sufrido cambio alguno. Su enojo apenas si empezaba a tomar matices. Se alejó luego de este riendo con desdén, sin motivo real alguno. - Así es tu gran plan. Asesinar a tu honorable creadora. - dijo esta mientras le daba la espalda, le despreocupaba dejar de verlo. Estaba segura que aquel vampiro no había desarrollado sus propias habilidades de velocidad y fuerzas, aún superiores a los de un vampiro tipo. - No importa, yo también lo hice. - su voz sonó cantarina. Aún recordaba el placer de asesinar a su madre. El sabor de la superioridad.
Esta volteo a verlo a los ojos. - Pero a ti no te veo razón aparente. A menos que seas un derroche de creación, una infeliz alma lamentando su condición de superioridad. ¿Eso eres?, ¿Eso eres Klaus?. - Comenzó a provocarlo, a distraer su atención de los humanos, no por todos ellos, simplemente por Alessandro. Al único a quien no solo había dado su palabra, aquel pacto tenía sus letras en sangre. Y ello la dejaba entre la espada y la pared; no podía permitir el descenso de Alessandro y mas no deseaba asesinar a Kinklaus. Su aparición repentina después de nueve siglos era mas que una sorpresa... Había algo mas que ella debía saber, algo que desconocía en forma pero, que sabía no podría permitir pasar por alto.
Klaus llamaba a su atención, era un timbrazo, una sirena de advertencia; no de peligro pero si de curiosidad. ¿De cuanto sería capaz?.
Ecaterina Ruth Bathory- Vampiro/Realeza
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Re: ¡Intruso! [KinKlaus]
El aroma a humano invadía mi nariz ya que no solo era uno, sino 10 o por lo menos los que podía percibir mi nariz. Mis ojos cambian de color, estaba dispuesto a salir de ese salón dispuesto a matar. Después de todo a eso había ido a ese lugar, iba a matar. Cuando al fin me decido salir y matar a esos malditos humanos, siento como "Katty" me estrella, por así decirlo en la pared, a lo que solo la miro de forma fría, pero después decido sonreír. Cree que seguía siendo el mismo?, esta muy equivocada.
-Adorable?, de donde Katty?, pero sabes? me acabas de dar una buena y excelente idea jajaja-
Digo viendo como se separaba de mi, estaba loca sin duda alguna y sin duda, comenzaba a caerme mal, no se porque o tal vez si?. Lo que sea pero ya tenía una idea de como me iba a desquitar con ella. Si adoraba mi vida, pero me había hecho una promesa y obviamente debía cumplirla.
-No se porque no me extraña que hallas matado a tu madre, aunque ese suceso me causa una gran curiosidad, la cual espero saber después-
Le digo sonriendo, comenzando a caminar de forma tranquila hacia la puerta. Paso junto a ella escuchando sus palabras que evidentemente me andaban provocando. Para desgracia de ella, sus palabras eran como el agua que caía en mi cuerpo cada vez que tomaba un baño. Me detengo y la miro tomando su mano para besarla suavemente.
-Sabés?, creo que si me da gusto verte de nuevo Katty-
Suelto su mano y salgo de ahí para comenzar a buscar a los humanos, los cuales no estaban tan lejos. El más cercano estaría a un 1.30 mts de mi. Llevó mi mano dentro de mi saco sacando una especie de agujas pero parecían muy bien bisturí. Si algo había hecho en todo este tiempo era viajar y aprender nuevas técnicas de caza, pelea y sobre todo armas para poder pelear.
Sin perder más tiempo lanzo la primera navaja al humano de 30 años aprox. Sigo caminando tranquilamente y veo a 2 y repito lo mismo con los demás sirvientes hasta encontrar unos que al parecer y por el grito de otro se llama Alessandro, Sonrio y saco mi daga especial, logrando hacerle un corte en su abdomen y sonriendo al ver como caía.
-Creo que el veneno acabara con el en menos de 24 hrs, después de todo nunca lo he probado en otro seres que no sean vampiros-
Me separo de el recostándolo en el suelo y recargándome en la pared esperando ver a Bathory, la que seguramente me habría seguido y si no me equivoco, observado lo que estaba haciendo.
-Adorable?, de donde Katty?, pero sabes? me acabas de dar una buena y excelente idea jajaja-
Digo viendo como se separaba de mi, estaba loca sin duda alguna y sin duda, comenzaba a caerme mal, no se porque o tal vez si?. Lo que sea pero ya tenía una idea de como me iba a desquitar con ella. Si adoraba mi vida, pero me había hecho una promesa y obviamente debía cumplirla.
-No se porque no me extraña que hallas matado a tu madre, aunque ese suceso me causa una gran curiosidad, la cual espero saber después-
Le digo sonriendo, comenzando a caminar de forma tranquila hacia la puerta. Paso junto a ella escuchando sus palabras que evidentemente me andaban provocando. Para desgracia de ella, sus palabras eran como el agua que caía en mi cuerpo cada vez que tomaba un baño. Me detengo y la miro tomando su mano para besarla suavemente.
- Mostrando educación:
-Sabés?, creo que si me da gusto verte de nuevo Katty-
Suelto su mano y salgo de ahí para comenzar a buscar a los humanos, los cuales no estaban tan lejos. El más cercano estaría a un 1.30 mts de mi. Llevó mi mano dentro de mi saco sacando una especie de agujas pero parecían muy bien bisturí. Si algo había hecho en todo este tiempo era viajar y aprender nuevas técnicas de caza, pelea y sobre todo armas para poder pelear.
- Spoiler:
Sin perder más tiempo lanzo la primera navaja al humano de 30 años aprox. Sigo caminando tranquilamente y veo a 2 y repito lo mismo con los demás sirvientes hasta encontrar unos que al parecer y por el grito de otro se llama Alessandro, Sonrio y saco mi daga especial, logrando hacerle un corte en su abdomen y sonriendo al ver como caía.
-Creo que el veneno acabara con el en menos de 24 hrs, después de todo nunca lo he probado en otro seres que no sean vampiros-
Me separo de el recostándolo en el suelo y recargándome en la pared esperando ver a Bathory, la que seguramente me habría seguido y si no me equivoco, observado lo que estaba haciendo.
Kinklaus- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/06/2011
Re: ¡Intruso! [KinKlaus]
El comportamiento del vampiro finalmente había sacado de gracia a Katherine. Nadie, pero nadie se atrevía a ignorar sus provocaciones y Klaus lo estaba haciendo. Lo miro fijo, con un semblante seco, inexpresivo mientras este le besaba la mano.
- Pues a mi no. - dijo esta sin tardar de responder mientras observaba como salía. Su mayor preocupación ahora era Alessandro. Se acercó al marco de la puerta y observó a los alrededores, ignorando por completo el comportamiento del vampiro mientras asesinaba en lo que ella consideraba: De forma aburrida, a los humanos.
De un segundo a otro Katherine ya no se encontraba en la puerta de entrada al Chalet. Había desaparecido en los alrededores.
El grito ahogado, de quien reconocía perfectamente, distrajo a la vampiresa. Se volvió hacia el lugar con las manos vacías de lo que estaba buscando; algo que sirviera de buena estaca. Rodeó al caído de Alessandro y a Klaus aún mas veloz que una luz al titilar.
- ¿Oyes eso?. - Hablo el humano que intentaba detener la sangre presionando su abdomen. - Es el zumbido que lleva directo al infierno. - apenas Alessandro dejo de hablar Katherine se detuvo de inmediato frente al vampiro. Lo miró fijo durante una milésima de segundo y lo golpeó en el rostro con el dorso de la mano, con la fuerza que podría ser comparada con la cornada de un toro y que tumbaría lejos de ella al vampiro.
- Te lo adverti. - habló esta con un tono de voz seco y recio. - Vete de mis territorios. O haré contigo lo que mi madre con tu difunta familia. - El rostro de Katherine se había transformado. Su gesto era sombrio, el alrededor de sus ojos estaba rodeado de venillas y en el interior el derrame en estos los había cubierto por completo. Su rostro, no podía ser confundido por el de un humano. En aquel momento era el demonio que hacía siglos había decidido ser.
Se acercó a Alessandro, levantándolo como si este fuera una pluma y absorbiendo de la herida de su abdomen la sangre. Mas bien el veneno. Las fuerzas de Katherine se debilitaron, cesaron... Se volvieron volátiles. Dejando en el piso y con pesar, el cuerpo del humano.
No obstante sonreía. Mirando fijo a Klaus, con su mandíbula manchada en sangre, su cuello chorreado en aquel mortal elixir.
La vampiresa cayo de rodillas, apoyándose en sobre sus manos. - Si buscas venganza llegas tarde. - la sangre que recientemente había bebido parecía ser rechazada de su sistema, siendo devuelta de pocas cantidades por su boca. - Hace siglos yo tomé venganza. Puedo enseñarte su tumba si quieres danzar sobre ella. - Rió con cinismo, ahogándose con la misma sangre que se había bebido.
Katherine, sin dudas es un ser oscuro de palabra. Pero, jamás daría su existencia por alguien mas que no fuese por ella misma; menos aún por un mortal. Jamás tomaría riesgos, no sin antes tener un As bajo su manga.
- Pues a mi no. - dijo esta sin tardar de responder mientras observaba como salía. Su mayor preocupación ahora era Alessandro. Se acercó al marco de la puerta y observó a los alrededores, ignorando por completo el comportamiento del vampiro mientras asesinaba en lo que ella consideraba: De forma aburrida, a los humanos.
De un segundo a otro Katherine ya no se encontraba en la puerta de entrada al Chalet. Había desaparecido en los alrededores.
El grito ahogado, de quien reconocía perfectamente, distrajo a la vampiresa. Se volvió hacia el lugar con las manos vacías de lo que estaba buscando; algo que sirviera de buena estaca. Rodeó al caído de Alessandro y a Klaus aún mas veloz que una luz al titilar.
- ¿Oyes eso?. - Hablo el humano que intentaba detener la sangre presionando su abdomen. - Es el zumbido que lleva directo al infierno. - apenas Alessandro dejo de hablar Katherine se detuvo de inmediato frente al vampiro. Lo miró fijo durante una milésima de segundo y lo golpeó en el rostro con el dorso de la mano, con la fuerza que podría ser comparada con la cornada de un toro y que tumbaría lejos de ella al vampiro.
- Te lo adverti. - habló esta con un tono de voz seco y recio. - Vete de mis territorios. O haré contigo lo que mi madre con tu difunta familia. - El rostro de Katherine se había transformado. Su gesto era sombrio, el alrededor de sus ojos estaba rodeado de venillas y en el interior el derrame en estos los había cubierto por completo. Su rostro, no podía ser confundido por el de un humano. En aquel momento era el demonio que hacía siglos había decidido ser.
Se acercó a Alessandro, levantándolo como si este fuera una pluma y absorbiendo de la herida de su abdomen la sangre. Mas bien el veneno. Las fuerzas de Katherine se debilitaron, cesaron... Se volvieron volátiles. Dejando en el piso y con pesar, el cuerpo del humano.
No obstante sonreía. Mirando fijo a Klaus, con su mandíbula manchada en sangre, su cuello chorreado en aquel mortal elixir.
La vampiresa cayo de rodillas, apoyándose en sobre sus manos. - Si buscas venganza llegas tarde. - la sangre que recientemente había bebido parecía ser rechazada de su sistema, siendo devuelta de pocas cantidades por su boca. - Hace siglos yo tomé venganza. Puedo enseñarte su tumba si quieres danzar sobre ella. - Rió con cinismo, ahogándose con la misma sangre que se había bebido.
Katherine, sin dudas es un ser oscuro de palabra. Pero, jamás daría su existencia por alguien mas que no fuese por ella misma; menos aún por un mortal. Jamás tomaría riesgos, no sin antes tener un As bajo su manga.
Ecaterina Ruth Bathory- Vampiro/Realeza
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Re: ¡Intruso! [KinKlaus]
Tal y como lo había sospechado, Katty estaba cerca y vio lo que había ocurrido. Así por lo menos me evitaría la molestia de tener que andar dando explicaciones de mis actos. Pensaba si este humano sería tan importante para ella que sería capaz de dar su vida...debe estar loca o qué?. En fin es su maldita vida y no me interesa. Pero si me daba curiosidad el saber si se arriesgaría tanto por el.
Había pocas opciones al saber que pasaría. La primera sería que muriera pero el veneno en la sangre del humano estaba fabricado para matar vampiros, no humanos o tal vez si?, sigo creyendo que debere hacer más investigaciones. Pero mi cadena de pensamientos fue interrumpida al sentir un golpe en el rostro. La muy maldita se atrevió a golpearme. La miro después del golpe que no me dolió, más bien causo cosquillas, pero el caso era que se había atrevido a golpearme.
-En tu vida vuelvas a poner una mano sobre mi rostro o de verdad sabrás quien soy maldita bruja-
Digo de forma fría y viéndola a sus ojos. Evidentemente la mujer estaba molesta y a mi eso no me importaba, me causaba risa. Ya sabía bien por donde atacarla. Luego escuchó lo que me dice y la miro alzando una ceja.
-Tu madre al igual que tu son lo mismo, pero a estas alturas si mató o no a mi familia es algo que no me interesa ya, a mi solo me importas tu-
Estaba molesto, pero externamente no lo expresaba debido a que ya sabía como contener mis emociones ante este tipo de situaciones. La miraba fijamente y veía su rostro con manchas de snagre, una escena bastante atractiva. Río ligeramente por eso y luego otro poco al escucharla.
-No gracias, tengo mejores cosas que hacer que ir a visitar la tuma de tu madre. Por cierto, deberías tener cuidado con lo que bebes de ese humano, su sangre no esta limpia-
Sonrío por eso. Seguramente no le pasaría nada pero no estaba de más advertirle que acababa de tomar un veneno un "poco" especial para los vampiros. Acomodo mi saco y me doy la vuelta, no estaba bien hacerlo, quizás me atacara por atrás....seguramente.
Había pocas opciones al saber que pasaría. La primera sería que muriera pero el veneno en la sangre del humano estaba fabricado para matar vampiros, no humanos o tal vez si?, sigo creyendo que debere hacer más investigaciones. Pero mi cadena de pensamientos fue interrumpida al sentir un golpe en el rostro. La muy maldita se atrevió a golpearme. La miro después del golpe que no me dolió, más bien causo cosquillas, pero el caso era que se había atrevido a golpearme.
-En tu vida vuelvas a poner una mano sobre mi rostro o de verdad sabrás quien soy maldita bruja-
Digo de forma fría y viéndola a sus ojos. Evidentemente la mujer estaba molesta y a mi eso no me importaba, me causaba risa. Ya sabía bien por donde atacarla. Luego escuchó lo que me dice y la miro alzando una ceja.
-Tu madre al igual que tu son lo mismo, pero a estas alturas si mató o no a mi familia es algo que no me interesa ya, a mi solo me importas tu-
Estaba molesto, pero externamente no lo expresaba debido a que ya sabía como contener mis emociones ante este tipo de situaciones. La miraba fijamente y veía su rostro con manchas de snagre, una escena bastante atractiva. Río ligeramente por eso y luego otro poco al escucharla.
-No gracias, tengo mejores cosas que hacer que ir a visitar la tuma de tu madre. Por cierto, deberías tener cuidado con lo que bebes de ese humano, su sangre no esta limpia-
Sonrío por eso. Seguramente no le pasaría nada pero no estaba de más advertirle que acababa de tomar un veneno un "poco" especial para los vampiros. Acomodo mi saco y me doy la vuelta, no estaba bien hacerlo, quizás me atacara por atrás....seguramente.
Kinklaus- Vampiro Clase Alta
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