Flowers of Scotland [+18 ~ Época Actual] [Kristof Von Garvel]

Se había dormido todo el día, lo normal, y ahora el bendito despertador había hecho mal su trabajo, ahora que realmente lo necesitaba, se le había hecho demasiado tarde para su cita, él no tardaría en llegar.

Estiró su desnudo cuerpo para lograr salir del sopor que le había causado el hecho de dormir demasiado, solía dormir así solo por el placer se sentir las finas fibras de la seda rozándole el cuerpo por completo, era uno de los tantos placeres a los que se podía dedicar ahora que sus negocios habían sido delegados y que solo debía supervisar de vez en cuando, motivo por el que se encontraba ahora en Escocia, aburridos negocios, reuniones a las que debía asistir “representando” a su supuesto padre, dado que por su edad parecía imposible que fuese dueña de todo aquello.

Se quedaba en el penthouse de un gran edificio en el centro de la ciudad, siempre con las cortinas cerradas, lo demás era fácil de ocultar, en especial su vida nocturna. Y fue en una de esas salidas en la que conoció a Kris, no sabía casi nada de él pero aun así se armó de valor para pedirle su número de teléfono e invitarlo a salir. La excusa, un concierto de Alestorm, para el que tenía dos boletos pero no un acompañante. Perfecto.

Él llegaría en menos de media hora, tiempo que tenía para darse una ducha y terminar de prepararse, pero desafortunadamente para Kris, ese era un ritual que tardaba mucho más tiempo.

Caminó perezosamente hasta el baño y miró tentada la enorme bañera de mármol, suspiró pues no tenía tiempo para aquello, dejó que el agua que salía de la ducha fuese lo suficientemente caliente y se ubicó bajo la pequeña cascada, dejando que la sensación del agua que recorría su cuerpo la librara de los vestigios del sueño del que acababa de salir.

Tomó uno de los delicados frasquitos de cristal que estaban en la repisa, y comenzó a acariciar su cuerpo con el contenido de éste, era su aroma característico, las inconfundibles rosas, al momento en que llegó a sus pechos, se puso a pensar en aquellas mujeres llenas de plástico… Sus pechos no eran excesivamente voluptuosos, o al menos lo suficiente como para complacerla, pero no podía esperar nada más ya que se había quedado estancada en los diecisiete.

En aquello perdía el tiempo cuando comenzó a sonar su celular ¡Kristof! Salió corriendo de la ducha para contestar a la llamada, dejando una estela de agua por todo el camino hasta el escritorio donde vibraba el aparato.

- ¿Podrías subir? Aun no estoy lista – dijo algo avergonzada pues había perdido media hora pensando en estupideces - ¿Trajiste tu auto, verdad? – dijo mientras caminaba de vuelta al baño para acabar su ducha – Estupendo, te espero –

Llegó con media hora de antelación pues siempre tenia el reloj un poco adelantado para no llegar tarde a sus clases ni a los eventos importantes que se realizaban en el centro de la ciudad. Una noche cuando fue engañado por su grupo de amigos, se encontro solo en un bar y lo unico que podria hacer es sacar su portatil y comenzar a trabajar mientras disfrutaba de la compañia de una buena cerveza. Cuando ya se cansó de trabajar y comenzaba a picarle los ojos, una joven de cabellos rojos aparecio dentro del bar en donde se encontraba. Pidio algo de beber y se quedo mirando a la nada mientras resoplaba. Pero algo capto su atencion y sus cinco sentidos de brujo le advertían que no era una chica normal.

Bien, perfecto. La curiosidad comenzo a picarle y entonces se acerco lentamente sin querer llegar a molestar a la joven, pero para cuando llego a su lado, le dedico una sonrisa. Y desde entonces era el acompañante de esa joven para ir a un concierto de Alestorm dentro de dos noches. Comenzo a hablar con ella, charlaron y se quedo con la ultima sonrisa que le dedico la joven antes de que se fuera. Se dieron los telefonos y se le quedo grabado su nombre, Carmmine.


Llegada la noche de la cita esperada para ir al concierto, Kristof llegaba con su descapotable deportivo de color verde oscuro y se dispuso a esperar. Al ver que Carmmine no bajaba la llamo al movil para ver si le ocurria algo, pero al parecer estaba entreteniendose dado que le contesto al movil enseguida.

-Carmmine, ¿estás lista?-Pregunto a lo que escucho como respuesta que si quería subir. Una sonrisa se le dibujo en la cara y cuando iba a colgar el telefono le pregunto por el coche un poco nerviosa. Paro enfrente del ancensor para poder tranquilizar a Carmmine-Tranquila Carmmine, ya voy en camino.-Dijo antes de colgar. El ancensor se abrio y se metio dentro para pulsar el boton del sexto piso. Espero y espero hasta que por fin llegó a la puerta de la habitacion para darle dos golpes suaves a la puerta para avisar de su llegada. Pegó el oido a la puerta y escucho como abria la ducha. Con el ceño fruncido, miró el reloj y volvio a llamar a la puerta. Tendría que darse cuenta de que era un poco tarde y el lugar del concierto no estaba, digamos demasiado cerca.

Habia que salir a las afueras del centro de Escocia para ir a un estadio de futbol que es en donde se hacía el concierto y si no se daba prisa, no llegarían a tiempo.

Apenas colgó el celular se metió nuevamente a la ducha, pero esta vez por traicionada por los nervios abrió la llave del agua fría por error, dándole la sensación de una brusca corriente eléctrica recorriéndole el cuerpo. Trato de no inmutarse, al menos así su ducha acabaría más rápido, y había calculado que tendría menos de diez minutos para ello, pero comenzó a temblar y cogió la toalla para dejar la ducha inconclusa.

Corrió a su habitación, no había preparado nada antes de irse a dormir y ahora no sabía que rayos ponerse ¿Tanto le importaba? Sí, aunque no sabía por qué. Comenzó a pensar en tontos dilemas, lo funcional o lo lindo, si era un concierto en un estadio de fútbol debería ir cómoda pero al mismo tiempo se moría de ganas de llamar la atención de Kris ¿Falda o pantalón? ¿Zapatillas o zapatos de tacón? ¡Por qué tenía que complicarse tanto!

Escuchó que golpeaban la puerta, debía ser él, y apenas había alcanzado a ponerse ropa interior; sacó de su cajón lo primero que encontró, resultó ser un típico pantalón de cuero muy ceñido al cuerpo que le resaltaba bastante bien las juveniles curvas, aún estaba empapada así que le costó un poco calzarse aquel pantalón. Tiempo valioso, perdido. Ya lo había hecho esperar demasiado.

¿Ya estaba vestida, no? Casi, pero lo suficiente como para abrir la puerta y causar una gran impresión en Kris. Corrió hacia la puerta mientras su cabello aún empapado iba mojándole el torso casi desnudo que solo era escondido por un sujetador de encaje negro, abrió intempestivamente la puerta solo para encontrarse con el oído de Kris pegado a la misma.

Lo miró divertida, pues al levantar el rostro sus ojos quedaron dirigidos directamente hacia los pechos de Carmmine, que no hizo el más mínimo esfuerzo en impedirlo.

- Lamento haber tardado tanto – dijo mientras le señalaba que entrara – Dame un segundo y acabo de vestirme –

Comenzó a caminar descalza hacia su habitación, riendo interiormente al recordar la expresión de Kris y al imaginar la que tendría ahora, aunque en el fondo esperaba no haberle dado una mala impresión de ella.

- ¿Quieres beber algo mientras esperas? – dijo volteándose al dejar que la curiosidad por ver su rostro la venciera.

Se acercó a una elegante barra del tamaño de una mesa de comedor, mientras se inclinaba para abrir un pequeño bar con las bebidas heladas.

Por poco se cae en los pechos de Carmmine al haber sido descubierto con la oreja en la puerta escuchando por si habia problemas. Sonrió y le siguio adentro de la habitacion del hotel y vio que se iba a una barra a preparar unas copas. Negó con la mano y con la cabeza en señal de que no le apetecia beber en ese momento, dado que tenía que conducir. Carmmine iba con unos pantalones de cuero y solo con un sujetador de encaje negro. Le gustaba mejor el rojo pero lo mejor era dejar de mirarla pues se tiraria a ella y no seria correcto, al menos el no se comporta asi.

Se fue a sentar a un sofa que habia en el salon con vistas a la calle. Carmmine parecia hacer ruido intentando buscar algo que ponerse por encima, en realidad le daba igual, quien sabe cuando no necesitaria su ropa. Sonrio ante aquel pensamiento tan pecaminoso, pero se le borro en seguida cuando vió que en el edificio de enfrente comenzaba a haber fuego. Miró a su izquierda y vio a Carmmine con el pelo medio seco, envuelto en rizos y con un sueter ancho de rejilla negro a juego con unos pantalones de cuero. Estaba fantastica y habia captado su atención al completo.

-Perfecta-Dijo con una sonrisa lasciva en su cara-Me has asombrado, la otra noche parecias mas modosita-Sonrio mientras se levantaba y la observaba muy de cerca. Se alejo y le ofrecio el brazo para que salieran por la puerta una vez que ya creia que estaban listos para ir al concierto. La miro con el brazo en alto y no lo bajaria hasta que se lo agarrara. En un momento penso que no se lo iba a coger, pero entonces a Kristof se acordo de que había traido un presente para ella.

Los joyeros eran buenos amigos de la familia de Kristof y cuando les pidio que hicieran el colgante mas delicado que representara a una mujer, que le llamara al movil. En su bolsillo descansaba un pequeño estuche rectangular, lo sacó y le coloco el colgante a Carmmine sobre el cuello. Del colgante colgaba una luna junto con una estrella y un circulo dentro. Le sonrio a la cara para despues besarla en la mejilla.

-¿Estamos listos?-le sonrie.

Vio aquel ademan negando la bebida, quizás él no la necesitaba, pero ella sí, sacó un par de botellas de agua mineral del bar, poniendo una sobre su mejilla para bajar el rubor que sentía, y luego dejó ambas botellas sobre el mesón. Caminó despacio hasta su habitación, dejándolo solo en el salón, y parecía bastante cómodo cuando de reojo lo vio sentarse en su sofá favorito, por lo que soltó una leve risita.

Tomó el primer sweater que tenía a la mano y unas botas con un abismante tacón, sabía que debía ahorrar tiempo en ello, pues en el momento en que llegara al tocador podría tardar lo suficiente como fastidiar a Kris. Se miró al espejo con semblante indeciso… dejó su cabello tal cual, no se molestó en peinarse siquiera, ¿Maquillaje? No lo necesitaba, eso solo haría resaltar más la palidez de su rostro. Paseo su mirada por todas las botellitas que tenía enfrente, pensando en el perfume indicado, y tomó una que poseía una fragancia muy suave con unas leves notas de cereza, era un poco infantil… pero acorde a su edad.

Salió de la habitación impaciente por ver la cara que Kris pondría ¿Estaba intentando provocarlo? Un poco. Y lo había logrado. Comenzó a reír ante la impresión que tuvo de ella el día en que conocieran, era cierto, pero sabía que en público debía mantener la compostura, pero ahora era privado así que dejaría que conociera la otra parte de su personalidad. Kris le ofreció su brazo para que por fin salieran, pero ante ese gesto Carmmine no pudo sino morderse el labio y sonreír, espero que fuese un poco más agresivo.

- Sí – dijo mientras se tomaba de su brazo luego de que le pusiera aquel misterioso collar y le rozara la mejilla con sus labios – Y gracias – dijo mientras se aprovechaba los centímetros que le regalaban sus botas para devolverle el beso pero en los labios, pegando los pechos en el brazo de Kris.

Lo tironeo un poco para que se acercara a la puerta, si no remontaban el tiempo que ella había perdido preparándose, llegarían tarde al concierto, que en estos momentos había pasado a ser una segunda prioridad. Luego lo condujo al mismo ascensor que probablemente había usado para subir, pero desafortunadamente, o quizás no, muchos de los botones estaban presionados y tardarían una eternidad en bajar.

- Debe haber sido uno de los rubios malcriados del segundo piso – dijo suspirando – Vamos a tardar bastante ¿Quieres ir por las escaleras? – dijo sin pensar.

Y claro, había olvidado los malditos tacones de sus botas, no es que fuesen a causarle una gran molestia para bajar todos esos pisos, pero eso Kris no lo sabía.

Observo como las luces de los botones del ascensor se apagaban y de nuevo podrian bajar. Hizo un ademan para que Carmmine pasara delante y asi pasar dentro del ascensor. Una vez dentro, Kristof le dio al boton para bajar a la planta baja donde tendria el coche para ir al concierto. Pero de repente, cuando estaban en el cuarto piso, el ascensor se paró y entonces Kristof fruncio el ceño e intento hacer sonar la alarma de emergencia, pero tampoco sono.

De repente las luces se fueron y una luz de emergencia se encendió en el recuadro del ascensor. Genial, atrapados en un ascensor, el coche en doble fila y ya se veia yendo al taller para ir a recoger el coche más pagar una multa de más. Se sento en el suelo intentando respirar tranquilamente para no agobiarse, y más si tenia a Carmmine a su lado, de un modo a otro le ponia en orbita y acabaria haciendo algo indecente.

De repente, cuando vio a Carmmine vio que se aferraba a la barandilla del ascensor y no tuvo más remedio que acercarse a ella y abrazarla para que al menos uno de los dos no estuviera nervioso y pudiera tener la mente fría ante el problema que se les presenta con el ascensor. Parecía que Kristof se pegaba mucho a Carmmine, pues un aroma a cerezas le atraia haciendole suspirar y creandole una necesidad de oler mas de ella, incluso catarla.

De momento aparto sus pensamientos pecaminosos a un lado y se concentro en la situacion en la que se encontraban. Miro a Carmmine y en un segundo, sus labios presionaban los suyos delicadamente. Se fue separando de ella, pero no dejo de abrazarla, pues ahora era él, el que se sentia nervioso.

Dio un suspiro de alivio cuando vio que las luces del tablero se apagaron, aun llegarían al concierto a tiempo, pero ya en el cuarto piso un nuevo inconveniente que los retrasaría, que por esta vez no era culpa de Carmmine. Vio a Kristof sentarse en el suelo, con una tierna expresión de resignado. Y ella lo único que podía hacer por el momento era culparse a sí misma por todo esto, ya que si no se hubiese quedado dormido la historia sería muy diferente.

Se volteó para aferrarse con rabia a la barandilla del ascensor, pensando en que podía hacer para salir de este embrollo ¿Salir por la escotilla de emergencia? ¿Forzar las puertas? Con cualquiera de las opciones terminaría haciendo que Kristof se extrañara hasta que se diera cuenta de su condición. Estaba comenzando a desesperarse, más por el mal rato que le hacía pasar a su acompañante que por el concierto mismo.

Lo único que supo después de eso, fue que Kris se había levantado para abrazarla… seguramente ante sus ojos se vería como una persona frágil, cosa que en el fondo era cierto aunque ella misma no quisiera asumirlo. La estaba reconfortando, su mente dejaba de dar vueltas por las posibles soluciones, para quedar fija en los ojos de Kris, ya los tenía demasiado cerca, hasta que sus labios se encontraron por iniciativa de él. Cerró los ojos por todo el tiempo en que duró aquel beso, hasta que se separó de ella.

Aquel beso la había tomado completamente por sorpresa, ya que había pensado que el solo la veía como una niña malcriada con mucho tiempo libre, tal vez estaba empezando a interesarse en ella. Después de aquello, decidió regalarle otra sorpresa para así romper un poco con la tensión de ese momento. No hacían falta palabras.

Le propinó un suave empujón, procurando que no se hiciera daño, pero si con la suficiente fuerza como para que se viera forzado a llegar a la otra pared del ascensor, respiró agitada por unos segundos antes se acercarse rápidamente a él y tomarle el mentón para obligarlo a mirarla, entonces le dedico una coqueta sonrisa.

- ¿Qué fue eso? – le preguntó con un tono infantil, muy típico de ella.

No le dio tiempo a responder, pues no le interesaba la respuesta, al menos por ahora. Junto su mejilla a la de Kris, cerró los ojos y sintió la calidez de su piel, ya no pudo resistirse y volteando el rostro comenzó a besarlo al tiempo que se afirmaba de sus hombros, pues era bastante más alto que ella.

Sonrió al empujarlo pues hasta que se acerco a él no sonrió abiertamente hasta que le atrapo entre sus redes de mujer seductiva. Cuando lo besó, sintió como un escalofrió recorriendo por su espalda que le hizo mover sus brazos instintivamente alrededor de Carmmine para atraerla más hacia él. Respondió al beso y lo único que podía mientras tanto, era comenzar a acariciar la espalda de Carmmine por debajo del suéter y sentir su suave piel. Era gélida, pero eso le excitaba de sobremanera para seguir acariciándola y querer mucho más de ella.

Siguió acariciándola deslizando sus manos por todo su cuerpo. Se separo un instante para sonreír y coger aire para luego bajar al cuello de Carmmine mientras le retiraba el cabello y agarrándolo en un moño detrás de su muñeca, para tener más amplitud de campo. Kristof se estaba clavando la barandilla del ascensor y poco a poco fue poniendo a Carmmine sobre la pared y ahora sí que podría jugar.

Se acerco a ella y para cuando iba a deslizar su mano por dentro del sostén, el ascensor pego un vuelco haciendo que se estampara contra la pared y parte del cuerpo de Carmmine. Murmuro mil demonios, pues seguramente la operación de nariz le había costado un Congo y ahora podría tener sus consecuencias, pero ese no era el caso. Miró a Carmmine y vio que se recolocaba en postura y su ropa mientras el ascensor iba ya por el tercero.

El segundo, el primero y finalmente llegaron a la planta baja en silencio y cada uno en una punta del ascensor por mera vergüenza. El momento hubiera sido perfecto si hubiera seguido parado, pero en parte tenía ganas de ir al concierto. Miró a Carmmine y le tendió la mano para que salieran del ascensor, pero al ver la vergüenza de esta, ando hasta ella y le cogió de la mano suavemente para besársela en el dorso de la mano.

Tiró de ella hacia el hall y salieron por la puerta principal y Kristof dio un suspiro de alivio al ver aún su coche..... ¿Aparcado? Kristof miro el coche por un rato pensando en si de verdad había dejado el coche aparcado, porque de verdad, no se acordaba. Posiblemente mientras estaba hablando por el móvil, no se dio cuenta de que había hecho tal cosa como el haber aparcado su coche. A él le gustaba desafiar las leyes y la doble fila, pero no le gustaba los castigos. Dejó de pensar pues tendría a Carmmine aburrida y perdiendo tiempo, un tiempo valioso que por su culpa ahora iban a perder la oportunidad de ver un concierto.

-Lo siento...creí que lo deje en doble fila...-dijo refiriéndose al coche-Es este-Dijo mientras tiraba suavemente de Carmmine y andaba hacia el coche.

Jamás pensó que Kristof tomaría la iniciativa de aquella manera, aunque si se ponía en su lugar ella habría hecho lo mismo, sintió sus cálidas manos bajo el sweater, y como no llevaba camiseta, directamente sobre su piel, le hizo olvidar lo fría que debía sentirse y el hecho de que creía que la que controlaba la situación era ella. La cambió de lugar y la puso a ella contra la pared, vio en sus ojos aquellas intenciones y no haría nada para evitarlo… las incitaría arqueando un poco la espalda para acercarle sus pechos.

Todo era en cierto modo perfecto, hasta que el ascensor emprendió su marcha hacia la primera planta, no sin dejar el cuerpo de Carmmine aplastado debajo de Kris. Suspiró algo de decepcionada ante aquella situación, de estar dejándose llevar a quedar cada uno en su lado del ascensor. Estaba pensando en si en el ascensor habrían cámaras de seguridad, aquello sí que sería otra fatalidad, pero se olvidó de ello cuando Kris le tomó la mano para conducirla a su auto.

- No creo que te fueras a meter en problemas de todos modos – dijo sonriendo ante aquello del auto aparcado en doble fila – Bonito auto – dijo riendo, más por decir algo que por saber realmente de automóviles.

Estéticamente se veía genial, pero era un convertible, así que tendrían menos intimidad si no corría el techo que seguramente se cerraba con presionar un botón, pensó en pedírselo, pero sonaría a que tenía otras intenciones, a menos que encontrara otra excusa.

- ¿Podrías correr el techo? – dijo mientras de un salto entraba, sin usar la puerta – Sino luego voy a quedar hecha un desastre – dice señalando su cabello que ni siquiera se molestó en cepillar.

Se miró en el espejo del auto, por mera vanidad, mientras Kris se sentaba a su lado, suspiró y se pasó las manos por los ojos como si estuviera cansada.

- ¿Crees que alcanzaremos a llegar? – dijo poniendo suavemente la mano sobre la pierna de Kris – Queda bastante lejos de aquí –

Comenzó a acariciarle la pierna, descuidadamente, sin darse cuenta de aquello sino hasta que lo vio sonrojarse, quitó su mano rápidamente y volteó el rostro hacia el lado contrario por toda la vergüenza que sentía, iba a ponerse el cinturón de seguridad pero se detuvo, más bien la detuvieron.

Casi pudo sentir que le rozaba los pechos cuando Kristof estiro el brazo para tirar del cinturón de seguridad, dio un suspiro de alivio cuando acabo con aquello, pero de nuevo la sorprendió con un tierno beso en la mejilla. Sin duda no era como otros hombres que habían tratado de abordarla antes, si hubiese querido algo de ella la hubiese tomado en el apartamento o en el ascensor. Ante esos pensamientos no pudo sino sonreírle, no sabía porque pero se sentía segura con él.

Cuando le aseguró y reaseguro que llegarían a tiempo, suspiró tal vez… un poco decepcionada. No es que quisiera perderse el concierto, pero quería estar a solas con él, sin hacer nada, solo estar. Estaba tan perdida pensando en eso, que no se dio cuenta que habían ido una buena parte del trayecto con la briza asediándolos sino hasta que perdió la vista de las estrellas.

Paró casi de golpe en medio de lo que parecía un camino rural, Carmmine no se dio cuenta de lo que sucedía sino hasta que le preguntó por el concierto, temía que esta ruta no apareciera en ningún GPS, y de todos modos había olvidado el celular en casa. Estaba tan perdida que lo próximo que pudo recordar era a Kris abrazándola, acción que la descolocó un poco, quedándose en silencio. Podía oír perfectamente la dirección de la que comenzaban a oírse los primeros gritos, la primera canción, podrían llegar… si querían.

- No era tan importante, aunque el hecho de que tocaran en su país natal era especial – suspira negando ante lo que iba a hacer.

Le dio un pequeño tirón en la camisa para que la mirara, sin duda se iba a arrepentir luego de que hablara, pero para asegurarse se levantó del asiento para sentarse sobre él, no quedaba demasiado cómoda pero así podría controlar mejor la situación para que no fuese a pensar mal de ella.

- Dime algo – dijo mientras pasaba un brazo por su cuello – ¿Realmente quieres ir? Porque si es así conozco una forma de llegar – dijo con un poco de tristeza.

No quería arruinarle la salida, después de todo ella lo había invitado, pero por otro lado no quería compartirlo con los roces de toda esa gente saltando a su alrededor… Se regañó a si misma por ser tan egoísta, así que se sonrojó y se bajó de él, volviendo a su asiento para luego escaparse de sus brazos saliendo del auto.

Caminó sola para sentarse al cobijo de un árbol que había ya un poco dentro del bosque, apoyando la espalda en el mismo, mientras jugaba con el colgante que Kristof le había regalado. No quiso esperar una respuesta… Se maldijo a si misma por ser tan infantil, toda una niña mimada.

Se sorprendió cuando se sentó sobre ella. Iba a darla una respuesta pero de repente ve que sale corriendo del auto hasta perderse en el bosque. Rápidamente salió del coche y se dirigió a abrir el maletero para sacar su bolsa con los instrumentos para ir de acampada, su equipo de brujería y una pistola con balas de plata y unos cuantos frascos de agua bendita por si las moscas. Lo pensó mejor y el agua bendita lo dejo para otra ocasión y cerro el maletero dejando el resto de las armas escondidas. Carmmine debería de estar sola y asustada en donde se encontraba.

No conocía este bosque pero el sí, de tantas salidas ocultas bajo la capa negra de la noche, Kristof se sabía estas tierras, estas colinas de verde prado que dibujaba los paisajes de Escocia, se las sabia al pie del dedillo y si alguien se perdía, que le llamaran al busca y el llegaría enseguida con su equipo de trabajo y en un instante estar de vuelta en un lugar seguro. Pero Carmmine, era cambiante como la luna. Algunas veces se comportaba correcta y sumisa, en cambio otras, por lo que pudo observar de lo poco que la conocía, misteriosa y provocativa. Dios, tendría que darse prisa y encontrarla antes de que algún ser de la noche, sea vampiro o licántropo la encontrase y la violara en el bosque dado que a menudo por estos lares se practicaba el sexo como si fuera el padre nuestro de todos los días.

Andando unas buenas millas consiguió al final hallar a Carmmine apoyada en un saliente de un árbol, acariciando el colgante que él la había regalado antes de salir al concierto. Fue corriendo a su lado mientras soltaba a la vez las bolsas de sus hombros y conseguía abrazarla dando gracias a Dios por haberla encontrado sana y salva. Le cogió con suavidad de su bello rostro y la miro con preocupación. Le acaricio los pómulos lentamente mientras observaba que de la cavidad de sus ojos salían tiernas lágrimas que resbalaban su rostro poco a poco. Le limpio sus lágrimas y la propino a besos mientras le acariciaba los hombros poco a poco.

-¡Me has asustado!-Dijo mientras la rodeaba con los brazos y la apoyaba contra su pecho-Carmmine...nunca lo hagas por favor...me has asustado de verdad.-Dijo de repente. En realidad le habría dado un ataque al corazón si se hubiera encontrado a Carmmine violada y muerta en mitad del bosque, pero como no paso tal cosa, se tranquilizo y volvió a limpiarle las lágrimas esta vez con más tranquilidad. Al parecer sintió que debajo de él, Carmmine fue recuperando estabilidad y entonces la miro a los ojos.-Carmmine...no sé que me haces...pero no te quiero con otra gente que conmigo...-Dijo un poco posesivo-Puede sonar egoísta, pero no sé, me siento como si hubiera estado esperando una eternidad...para estar a tu lado....

Comenzó a decir palabras fluidas llenas de sinceridad desde su corazón palpitante. Ahora el que comenzaba a llorar era él. Ahora él se apoyaba en su hombro para llorar y abrazarla para sentir que no era una ilusión y que estaba a su lado.-A la mierda el concierto....-la mira con el rostro marcado por las lágrimas-A la mierda el concierto....si quieres concierto....-Dijo mientras la abrazaba de la cintura y la tumbaba en la tierra lentamente mientras se colocaba encima de ella-Pues tendrás el concierto de tu vida.-Dijo palabras melódicas, palabras protectoras, pero estas palabras fueron posesivas llenas de afecto hacia Carmmine que fueron acalladas con un beso de amor en los labios de Carmmine.

Estaba hipnotizada por el brillo de la pequeña joya en el centro de la estrella del colgante, tratando en vano encontrarle un significado concreto, Carmmine ya no supo nada, ni siquiera se había dado cuenta de que había comenzado a llorar, hasta que Kristof comenzó a limpiarle las lágrimas. Había sido una imprudente al haberlo dejado así, no conocía el lugar, pero tampoco es que tuviese algo que temer porque podía defenderse con facilidad… pero eso Kris no lo sabía… Se maldijo de nuevo por ser así, ya le había causado demasiados problemas por un día.

Quería irse a casa, a su casa, no al maldito hotel que se sentía como un cascarón vacío, pero al mismo tiempo no quería alejarse de él, y al parecer era recíproco. Cada palabra y cada roce que salió de él la conmovieron profundamente, casi parecía una declaración de amor pero era lo mismo que ella sentía. No quería compartirlo con nadie.

Por aquello fue que le permitió que la manejara con cierta docilidad mientas las lágrimas del joven impregnaban su sweater y resbalaban por su cuello, decidió acompañarlo con las lágrimas mientras cerraba los ojos para sentir como sus fuertes brazos la rodeaban por la cintura hasta tumbarla en el suelo. ¿En qué momento habían cambiado sus intenciones? ¿O habían sido las mismas desde el principio? Tenía que decidir antes de que fuese demasiado tarde.

- Tu... ya – le susurró al oído – Hazme tuya… Kris –

Alzó los brazos para colgarse de su cuello y sentir su aroma, para embriagarse de él, hasta que comenzó a lamerle la línea del cuello hasta detrás de su oído para provocarlo y hacer que la deseara aún más, hasta que no pudiese soportarlo, pero era una lástima que tuviesen que detenerse, de no ser por aquel intruso que parecía acercarse, se hubiese entregado a él aquí mismo.

- Pero no aquí – dijo rodando para quedar sobre él – Tenemos compañía – dijo besándolo apasionadamente para luego levantarse de él.

No sabía bien si era un animal o algo más, pero pensó que sería mejor no arriesgarse. Se inclinó para sacudirse los pantalones, casi de espalda a Kris, provocándolo para que no se olvidara de lo que le había pedido antes. Miró de reojo las cosas que había dejado tiradas, y se agachó para recoger parte de ellas, hasta que dio con algo que la asustó de sobremanera, dejando caer el resto nuevamente al suelo.

En un bolsa sintió la fría silueta de lo que parecía un arma, se alarmó un poco, pero se tranquilizó a si misma diciéndose que era para defenderla en caso de que ocurriese algo más. La sacó de la bolsa, y comenzó a acariciarse el cuello con él, escondiendo la experiencia que tenía con las armas, hasta bajar a su escote.

- ¿Para qué es?- dijo con una mirada infantil mientras esperaba que Kristof se levantara.

Sonrió cuando dijo que la hiciera suya, ahí mismo, pero el aviso y el tintineo de las hojas entre la maleza le advirtió de que no estaban solos. Vio como Carmmine jugueteaba con la recién descubierta armería, que no pudo evitar mostrar una sonrisa maliciosa. Se levantó poco a poco y se fue acercando a Carmmine, juntando sus cuerpos lentamente mientras la aprisionaba contra la madera de un árbol y le quitaba la pistola mientras la deslizaba por el tembloroso cuerpo de Carmmine terminando dentro de la bolsa junto con el resto de las armas. Acercó sugerentemente sus labios hacia el cuello de Carmmine mientras comenzaba a acariciarla los muslos lentamente, bajo la atenta mirada de la luna. Besó su pálida piel lentamente mientras terminaba con la mano en sus nalgas por encima del pantalón de Carmmine.

-Te podría hacer mía en un lugar mucho más cómodo y en un ambiente más intimo....-Dijo lentamente mientras se separaba de Carmmine y le besaba en la mejilla tiernamente. Se separo lentamente para que no perdiera su calor y cuando recogió su bolsa con las armas y se la colgó a sus hombros, cogió delicadamente la mano de Carmmine para no soltársela por todo el camino hasta volver al coche. Caminaron un buen rato. En un momento en el que ambos parecían estar más calmados de camino al coche, una sombra misteriosa corrió rapaz por la arboleda entorpeciendo la intensa luz de la luna que iluminaba su camino.

Abrazó a Carmmine fuertemente, sintiéndola contra su cuerpo y en un segundo, Kristof estaba apuntando contra lo que parecía el problema del asunto. Con la mirada fijada en el blanco, casi con los ojos en blanco, Kristof se concentraba en el sujeto a disparar mientras tenia a Carmmine sujeta a él, y puesta contra su pecho para ocultar su vista de lo que pudieran ver sus delicados zafiros. Siguió apuntando pero enseguida bajo el arma en señal de que la amenaza se había alejado del área de Carmmine y Kristof. Suspiro aliviado, pero se guardo el arma en un lugar cerca para poder disparar enseguida.

Cuando llegaron al coche, Kristof abrió la puerta del lado de Carmmine para que entrara rápido pues no confiaba en el juego de la noche. Cuando Carmmine estuvo dentro, se montó en el coche, pisó el acelerador y decidió coger el camino de la derecha. Sea cual fuera el lugar a donde les llevase, improvisaría sobre la marcha. Con el coche en marcha y mirando atentamente al lugar por donde estaban, intento alcanzar la mano de Carmmine para acariciarla y darla señales de que estaba a salvo con él.

La encontró y comenzó a acariciarla lentamente sobre el dorso de ella. Después entrelazo sus dedos con los suyos y comenzó a acariciar con el pulgar la suave piel de Carmmine. No podía mirarla a causa de la vigilancia mientras conducía, por ello espero que aquel gesto de su mano sirviera para algo. Él no servía para dar ejemplos de dulzura, pero no podía permitir que Carmmine entrase en pánico y lo pasara mal. Ya le había chafado la cita con no haber ido al concierto y le devolvería el dinero en besos o en un fajín de billetes.

No quería separarse de ella. No, de ella no. Paró un instante el coche en una curva para poder distraerse con la aparición de Carmmine y le beso la mejilla de nuevo para después separarse de ella y sonreír mientras arrancaba de nuevo el coche y llegaban a lo que parecía a un hermoso castillo, que al parecer lo habían reformado en un hotel sin tocar nada de la estructura. Amaba Escocia, amaba a su país y podría estar enamorándose de Carmmine. ¿Podría? No, ya estaba enamorado de ella.

De la mano la llevaba de regreso al coche, en silencio, no quería pensar en nada más que en los latidos de su corazón, que se habían acelerado cuando la acorraló contra el árbol mientras la acariciaba sobre la ropa. Kristof parecía saber perfectamente donde iban pero… ¿Si conocía tan bien el bosque, como es que no conocía el camino correcto para llegar al estadio donde se haría el concierto?

No podía sacarse ese pensamiento de la cabeza, pero se regañó a si misma por pensar mal de él, después de todo se había arriesgado a venir por ella a un lugar que parecía peligroso ¿Cómo no iba a confiar en él? Cuando intempestivamente la abrazó, dio un pequeño salto, estaba nerviosa, demasiado y aquello no era normal en absoluto. Ya cuando la soltó, suspiró aliviada al no tener que oír ningún disparo, quería salir de este bosque lo más pronto posible. Tenía un mal presentimiento agobiando su pecho.

Subió al coche sin rechistar ni decir nada, estaba angustiada por algo, pero no quería hacérselo saber. Ya le había ofrecido su cuerpo, y no iba a quitar la oferta por un miedo tonto y sin fundamento. Sintió su mano enlazada a la de él, tan cálida que la hizo sonrojarse, pero no lo suficiente como para quitar esos atisbos de miedo que sentía.

Siguió callada todo el camino, tanto que cuando el ruido de las ruedas rozando la tierra del rústico camino se detuvo, el sonido del motor terminó retumbando sobre todo el lugar. Un beso en la mejilla y una sonrisa. Necesitaba volver a sentirse segura, lo necesitaba desesperadamente.

De nuevo se perdió en sus cavilaciones, y no se encontró sino hasta que estaban pisando los escalones para subir a una de las habitaciones de un suntuoso castillo convertido en hotel, algo muy común en Escocia, pensó para ella. No recordó siquiera el momento en que Kristof había pasado por la recepción ¿Qué podía hacer ella? No había traído ni su móvil ni una identificación, ni dinero. Se odió a si misma por no ser tan precavida.

La suite principal, sonrió al oír eso, probablemente habría solo una enorme cama matrimonial, y pensar en ello le apagó esa leve sonrisa. Había perdido por completo el ánimo que hace un rato había servido para provocar a Kris, lo lamentaba en el fondo, pero estaba preocupada por algo y quería descansar.

- Estoy agotada – dijo mientras se tiraba por fin en la enorme cama de la habitación – Nada nos salió bien hoy, Kris –

Ya estaba resignada. Se sentó al borde del lado derecho de la cama para inclinarse y así desabrochar sus botas de tacón, hasta que por fin pudo quitárselas. Ahora seguía el sweater, si no quería arruinarlo durmiendo con él, ya que probablemente se le armarían pequeñas pelusas con el roce de la cama, además como acostumbraba a dormir desnuda sentirse tan apretada la agobiaría aún más, y no necesitaba aquello. Así que simplemente se lo quitó, quedando tan solo con los ajustados pantalones y el sujetador.

- Disculpa por todas las molestias que te he causado hoy – le dijo mientras se acostaba sobre la cama, de lado y evitando cualquier contacto visual con él – No quería que la noche acabara así –

Con el dolor de su alma, quería dormir, quedar inconsciente para olvidarse de todas las estupideces que había cometido hoy. Si en primer lugar el maldito despertador hubiese hecho su trabajo la cadena, cual hilera de piezas de dominó, no hubiesen terminado en aquel desastre.