AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Tormentosas vorágines de promiscuidad golpean nuestros sentidos {Claire}
Página 1 de 1.
Tormentosas vorágines de promiscuidad golpean nuestros sentidos {Claire}
El sol se había puestro tras las montañas. Las luces de los burdeles y demás locales nocturnos se encendieron, empezando a llenarse de corrientes de gente promiscua y desvergonzada. Él permaneció de pie, impasible delante de la puerta de uno de los más prestigiosos burdeles de la zona. Se colocó bien el sombrero de copa y tomó aire antes de decidirse a entrar a ese local de perversión y erotismo. Le abrireron las puertas y lo que pudo ver en el interior no le vino de nuevo, pero por ello no dejó de sorprenderle. Mil silvidos y risotadas enfurecidas y macabras se enrolaron en un mismo todo para golpear los agudos sentidos del que se consideraba señor de la noche por excelencia.
Música excesivamente fuerte, miles de luces de colores, mujeres en paños menores bailando para hombres, levantándose las faldas. Gente ebria de excitación y alcohol que intentaban llegar con sus viciosas manos a colar alguna moneda en sus vestidos escotados y a pellizar una de esas vivas nalgas firmes. Wyatt se sintió engullido por esa vorágine de ruido, colores, olores y gemidos. Parpadeó de forma veloz un par de veces y trató de separarse del punto más bullicioso de la escena. Un par de mujeres se aferran a sus brazos prometiendole mil maravillas si paga bien por ellas. Él no tuvo otra que renunciar a los placeres prometidos y aferrarse a la idea con la que se había entregado a la decisión de acudir al burdel, acción que hacía años que no protagonizaba.
Un hombre borracho se apoyó en su hombro con toda la confianza del mundo para recomendarle a la más golda de todas las mujeres que habían en ese prostíbulo. Monsieur Romanov lo miró fijamente a los ojos y el hombre palideció al instante, viéndose convertido en cadaver en el reflejo de esa inmortal mirada. Se alejó dejándolo solo y el altivo vampiro aprovechó para arreglarse el pañuelo del cuello y mirar por encima de las cabezas en busca de una cortesana más que especial. Sabía que ella no quería verlo por esos lares, mas él no había hallado su casa y no había podido presentarse por sorpresa en la misma. A los cinco mintuos, medio burdel cuchicheaba sobre un atractivo varón que no parecía decidirse por ninguna.
Música excesivamente fuerte, miles de luces de colores, mujeres en paños menores bailando para hombres, levantándose las faldas. Gente ebria de excitación y alcohol que intentaban llegar con sus viciosas manos a colar alguna moneda en sus vestidos escotados y a pellizar una de esas vivas nalgas firmes. Wyatt se sintió engullido por esa vorágine de ruido, colores, olores y gemidos. Parpadeó de forma veloz un par de veces y trató de separarse del punto más bullicioso de la escena. Un par de mujeres se aferran a sus brazos prometiendole mil maravillas si paga bien por ellas. Él no tuvo otra que renunciar a los placeres prometidos y aferrarse a la idea con la que se había entregado a la decisión de acudir al burdel, acción que hacía años que no protagonizaba.
Un hombre borracho se apoyó en su hombro con toda la confianza del mundo para recomendarle a la más golda de todas las mujeres que habían en ese prostíbulo. Monsieur Romanov lo miró fijamente a los ojos y el hombre palideció al instante, viéndose convertido en cadaver en el reflejo de esa inmortal mirada. Se alejó dejándolo solo y el altivo vampiro aprovechó para arreglarse el pañuelo del cuello y mirar por encima de las cabezas en busca de una cortesana más que especial. Sabía que ella no quería verlo por esos lares, mas él no había hallado su casa y no había podido presentarse por sorpresa en la misma. A los cinco mintuos, medio burdel cuchicheaba sobre un atractivo varón que no parecía decidirse por ninguna.
Invitado- Invitado
Re: Tormentosas vorágines de promiscuidad golpean nuestros sentidos {Claire}
Reía a carcajadas, era una noche tranquila, común, como cualquier otra, tamborileaba los dedos sobre el borde de una mesa, escuchaba como otra cortesana le contaba historias de la noche anterior. Los asuntos de siempre, pero resueltos con más creatividad que nunca, clientes intentando aprovecharse para tocar algo más sin pagar y las mujeres ideando formas de hacerles el quite sin que se dieran cuenta. Repentinamente sintió la atmósfera rara, todos comenzaban a bajar el volumen de la voz y las miradas se dirigían hacia un punto, apenas se escuchaban murmullos y pequeños diálogos. Su risa se apagó al mirar de quien se trataba.
Le tomó apenas un segundo volver a poner en su rostro esa falsa máscara de felicidad que tenía cada noche. Los músculos de su cara dolían al final de cada jornada por tener que fingir tantas sonrisas, pero era la mejor actriz, especialmente cuando tenía que esconder su desagrado o profundo amor como era en este caso. Se bajó de la mesa y caminó lentamente hasta el señor foco de las esquivas miradas. No le habló, sólo le hizo un pequeño movimiento de cabeza y lo guió hasta su aposento privado, un cuarto finamente decorado, donde la cama era el elemento principal, de firma madera e roble, tenía cuatro postes que la envolvían entre cortinajes de seda fina, las sábanas de algodón egipcio eran cambiadas cada noche, dándole el placer que ella buscaba antes de irse a dormir.
-Digame señor Romanov, ¿Qué lo trae por acá? –preguntó fingiendo que no se conocían, mientras cerraba la puerta y le ponía llave. Se giró y corrió a sus brazos enterrando la cabeza en su cuello, respiró su aroma y sintió como su piel se enfriaba con su contacto, suspiró y levantó la mirada para encontrar esos destellos de rubí que la hipnotizaban en cada encuentro. –No debió venir, este lugar, nosotros, no – hablaba sin sentido, estaba algo sorprendida aún de verlo ahí. Tendría que encontrar la forma de justificar poder estar con él horas encerrada, jamás permitiría que le pagara.
Le tomó apenas un segundo volver a poner en su rostro esa falsa máscara de felicidad que tenía cada noche. Los músculos de su cara dolían al final de cada jornada por tener que fingir tantas sonrisas, pero era la mejor actriz, especialmente cuando tenía que esconder su desagrado o profundo amor como era en este caso. Se bajó de la mesa y caminó lentamente hasta el señor foco de las esquivas miradas. No le habló, sólo le hizo un pequeño movimiento de cabeza y lo guió hasta su aposento privado, un cuarto finamente decorado, donde la cama era el elemento principal, de firma madera e roble, tenía cuatro postes que la envolvían entre cortinajes de seda fina, las sábanas de algodón egipcio eran cambiadas cada noche, dándole el placer que ella buscaba antes de irse a dormir.
-Digame señor Romanov, ¿Qué lo trae por acá? –preguntó fingiendo que no se conocían, mientras cerraba la puerta y le ponía llave. Se giró y corrió a sus brazos enterrando la cabeza en su cuello, respiró su aroma y sintió como su piel se enfriaba con su contacto, suspiró y levantó la mirada para encontrar esos destellos de rubí que la hipnotizaban en cada encuentro. –No debió venir, este lugar, nosotros, no – hablaba sin sentido, estaba algo sorprendida aún de verlo ahí. Tendría que encontrar la forma de justificar poder estar con él horas encerrada, jamás permitiría que le pagara.
Claire Quartermane- Realeza Francesa
- Mensajes : 1198
Fecha de inscripción : 24/05/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Tormentosas vorágines de promiscuidad golpean nuestros sentidos {Claire}
Las luces seguían deslumbrando su rostro, de manera que sus irises negros se contraían al ritmo de la música de can can que alguien había puesto de fondo. Mentira, había una pequeña orquesta y todo. Sus ojos siguieron buscando un rostro que no parecía querer aparecer esa noche. Notó como el pecho se le oprimía ligeramente mirando a su alrededor. Las agujas del reloj avanzaban y ella no aparecía, solo veía a hombres y más hombres entrar y salir. Billetes arriba billetes abajo. ¿Estaría su cortesana con algún cliente en ese preciso instante? Su expresión se endureció de forma incontrolable y apartó de un empujón elegante a un hombre que se le acercó demasiado.
Sus colmillos parecieron estar de repente más notorios dentro de sus fauces teniendo en cuenta que, sin querer, llegó a hacerse un pequeño corte en su misma húmeda lengua. A punto estuvo de salir por la puerta ante la atenta mirada de su público, hasta que una mujer se le acercó y, afortunadamente, tenía la apariencia con la que recordaba a Claire cada anochecer. Su expresión se relajó al verla pero no medió palabra, sabía que demasiados ojos estaban puestos en ellos dos. Apreció el movimiento de cabeza que hacía ella y se limitó a seguirla cual sombra por todo el prostíbulo, vigilando de no caer en la tentación de observar las miradas de deseo desenfrenado que le echaban algunas.
Acabó por entrar en esa habitación y observó de forma distraída esa cama elegante mientras alzaba una mano y se sacaba el sombrero de copa que adornaba su cabesa. Lo dejó reposar en un perchero y la observó mientras cerraba la puerta, apreciando las miradas de los últimos curiosos. Frunció el ceño y aguardó a estar seguros y solos. Ella lo miró balbuceando cosas sin sentido y Wyatt se acercó sin más para tomarla de la cintura y apegarla a la misma puerta que acababa de cerrar. Creó una cárcel humana con su marmóreo cuerpo que no podía ser acariciado por los ténues rayos del sol y se agachó para poder darle un corto pero intenso beso en los labios. Cuando se separó ya pareció haber encontrado la paz interior que necesitaba para ser como él era siempre. - Necesitaba veros, mademoiselle. - Siseó.
Sus colmillos parecieron estar de repente más notorios dentro de sus fauces teniendo en cuenta que, sin querer, llegó a hacerse un pequeño corte en su misma húmeda lengua. A punto estuvo de salir por la puerta ante la atenta mirada de su público, hasta que una mujer se le acercó y, afortunadamente, tenía la apariencia con la que recordaba a Claire cada anochecer. Su expresión se relajó al verla pero no medió palabra, sabía que demasiados ojos estaban puestos en ellos dos. Apreció el movimiento de cabeza que hacía ella y se limitó a seguirla cual sombra por todo el prostíbulo, vigilando de no caer en la tentación de observar las miradas de deseo desenfrenado que le echaban algunas.
Acabó por entrar en esa habitación y observó de forma distraída esa cama elegante mientras alzaba una mano y se sacaba el sombrero de copa que adornaba su cabesa. Lo dejó reposar en un perchero y la observó mientras cerraba la puerta, apreciando las miradas de los últimos curiosos. Frunció el ceño y aguardó a estar seguros y solos. Ella lo miró balbuceando cosas sin sentido y Wyatt se acercó sin más para tomarla de la cintura y apegarla a la misma puerta que acababa de cerrar. Creó una cárcel humana con su marmóreo cuerpo que no podía ser acariciado por los ténues rayos del sol y se agachó para poder darle un corto pero intenso beso en los labios. Cuando se separó ya pareció haber encontrado la paz interior que necesitaba para ser como él era siempre. - Necesitaba veros, mademoiselle. - Siseó.
Invitado- Invitado
Re: Tormentosas vorágines de promiscuidad golpean nuestros sentidos {Claire}
Cerró los ojos apenas unos momentos, el beso se había hecho tan corto que apenas sintió como sus labios perdían calor. No había notado que ahora su espalda estaba pegada a la puerta, Wyatt solía sorprenderla con sus dotes extraordinarios. Sonrió y puso una mano en su mejilla hasta que ambas pieles alcanzaron la misma temperatura. Suspiró un par de veces y tuvo el valor de separarse unos centímetros de su boca, él llevaba el pañuelo que antes le pertenecía y ella llevaba escondido entre los pechos aquel rubí que le había obsequiado para recordar el destello de sus ojos.
-Y yo necesitaba tenerte amor…- dijo en un susurro, sólo cuando estaban solos y en algún lugar privado se atrevía a hablarle en voz alta y gritar lo que sentía a los cuatro vientos. Una cortesana no debía enamorarse de un cliente, pero Wyatt nunca lo había sido, él simplemente arremetió en su vida, dándola vuelta y agregándole un poco más de caos al lío en el que ya estaba metida. Ella conocía su secreto y él sabía los suyos, nunca podrían estar juntos públicamente. Claire se sentía a gusto en su profesión, era más que buena, tenía muchísimo dinero, la pasaba bien y por lo que había podido averiguar, su amor tenía vida eterna, ella no.
Buscó sus labios y volvió a besarlo, por mucho más tiempo, debía estar en puntillas para alcanzar su altura. Pasó los brazos por alrededor de su cuello y enterró los dedos en su pelo, se quedó ahí varios segundos, disfrutando la textura de esos cabellos. – ¿Por qué viniste sabiendo lo riesgoso que es para ambos? – volvió a besarlo, sus labios eran como una fuente de agua para un viajante sediento del desierto. –Quería tanto verte que siento que te llamé con el pensamiento- una sonrisa apenas se formó, no llegaba a sus ojos, que lucían siempre preocupados y algo tristes cuando estaban juntos, incluso un poco nostálgicos, como si antes de separarse ya añorara volverlo a ver.
-Y yo necesitaba tenerte amor…- dijo en un susurro, sólo cuando estaban solos y en algún lugar privado se atrevía a hablarle en voz alta y gritar lo que sentía a los cuatro vientos. Una cortesana no debía enamorarse de un cliente, pero Wyatt nunca lo había sido, él simplemente arremetió en su vida, dándola vuelta y agregándole un poco más de caos al lío en el que ya estaba metida. Ella conocía su secreto y él sabía los suyos, nunca podrían estar juntos públicamente. Claire se sentía a gusto en su profesión, era más que buena, tenía muchísimo dinero, la pasaba bien y por lo que había podido averiguar, su amor tenía vida eterna, ella no.
Buscó sus labios y volvió a besarlo, por mucho más tiempo, debía estar en puntillas para alcanzar su altura. Pasó los brazos por alrededor de su cuello y enterró los dedos en su pelo, se quedó ahí varios segundos, disfrutando la textura de esos cabellos. – ¿Por qué viniste sabiendo lo riesgoso que es para ambos? – volvió a besarlo, sus labios eran como una fuente de agua para un viajante sediento del desierto. –Quería tanto verte que siento que te llamé con el pensamiento- una sonrisa apenas se formó, no llegaba a sus ojos, que lucían siempre preocupados y algo tristes cuando estaban juntos, incluso un poco nostálgicos, como si antes de separarse ya añorara volverlo a ver.
Claire Quartermane- Realeza Francesa
- Mensajes : 1198
Fecha de inscripción : 24/05/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Tormentosas vorágines de promiscuidad golpean nuestros sentidos {Claire}
Las manos de Wyatt bailaron por ese femenino rostro, resiguiendo cada una de sus facciones como si de ese modo pudiera recordarlas en su eterna y desaventurada soledad. Resiguió esos pómulos marcados, su pequeña nariz, su labio inferior ligeramente más grueso que el superior, esos mechones de pelo color otoño, esos hermosos ojos celestes siempre brillando con una pizca de picardía que en su presencia parecía convertirse en verguenza o tristeza. Sintió su mano en la mejilla y notó como el frío luchaba por no desvanecerse, pero finalmente el calor corporal de la humana siempre ganaba la batalla. Sus labios siguieron entreabiertos, sin sonreír, no era su estilo.
Sabía que no debía haber venido, pero también era consciente que de no haberlo hecho se habría sentido aún más solo que de costumbre. Serían sus casi dos milenios de edad, sería que se sentía solo, sería la falta de apoyo por parte de sus padres, sería que el mundo no paraba de dar vueltas. Fuera lo que fuera, precisaba estar con ella más de lo común; pero jamás como cliente, sólo como hombre. A juzgar por su efímera respuesta, ella también lo había necesitado encarecidamente. Entreabrió más esos finos labios varoniles, entornados en una descuidada barba, pero los labios de ella fueron más rápidos y se limitó a dejar caer muertos los párpados y entregarse a esos irresistibles labios que lo habían condenado noches atrás.
Sus labios bailaron intensamente, silenciando una escena que sólo se valía de los ruiditos procedentes de sus bocas como banda sonora. Se separó cuando ella le pidió explicaciones, unas explicaciones que dificilmente tendrían algo de justificables, por lo que no se esmeró en trazar una elocuente respuesta sino que se limitó a sisear viperinamente aquello que realmente lo llevó a presentarse esa noche en el burdel. - Quería besaros, mademoiselle. - Afirmó serio, mirándola a los ojos sin interrupciones, entre besos que la cortesana no se reprimía en darle y él no se molestaba en rechazar; era vampiro, no idiota. Se agachó un poco, curvando la espalda en arco para que ella no tuviera que estar necesariamente de puntillas para abrazarlo del cuello. La siguió rodeando de la cintura, sintiéndose prisionero de un maldito sentimiento voraz.
Sabía que no debía haber venido, pero también era consciente que de no haberlo hecho se habría sentido aún más solo que de costumbre. Serían sus casi dos milenios de edad, sería que se sentía solo, sería la falta de apoyo por parte de sus padres, sería que el mundo no paraba de dar vueltas. Fuera lo que fuera, precisaba estar con ella más de lo común; pero jamás como cliente, sólo como hombre. A juzgar por su efímera respuesta, ella también lo había necesitado encarecidamente. Entreabrió más esos finos labios varoniles, entornados en una descuidada barba, pero los labios de ella fueron más rápidos y se limitó a dejar caer muertos los párpados y entregarse a esos irresistibles labios que lo habían condenado noches atrás.
Sus labios bailaron intensamente, silenciando una escena que sólo se valía de los ruiditos procedentes de sus bocas como banda sonora. Se separó cuando ella le pidió explicaciones, unas explicaciones que dificilmente tendrían algo de justificables, por lo que no se esmeró en trazar una elocuente respuesta sino que se limitó a sisear viperinamente aquello que realmente lo llevó a presentarse esa noche en el burdel. - Quería besaros, mademoiselle. - Afirmó serio, mirándola a los ojos sin interrupciones, entre besos que la cortesana no se reprimía en darle y él no se molestaba en rechazar; era vampiro, no idiota. Se agachó un poco, curvando la espalda en arco para que ella no tuviera que estar necesariamente de puntillas para abrazarlo del cuello. La siguió rodeando de la cintura, sintiéndose prisionero de un maldito sentimiento voraz.
Invitado- Invitado
Re: Tormentosas vorágines de promiscuidad golpean nuestros sentidos {Claire}
Aún se escuchaba una canción proveniente del gran salón, la canción era una que ella perfectamente conocía de memoria. Hablaba de amor, como la mayoría de la música que sonaba en ese lugar. De dos extraños que se habían conocido una fría noche, era casi como su historia, sólo que terminaba con un final feliz. Algo que no sabía si pasaría en este caso. Puso su mejilla contra la de aquel hombre que le robaba el alma, sintió como la barba le raspaba el rostro, se atrevía a hacerlo pese a que manchas rojas aparecerían ahí, serían el recuerdo que atesoraría horas después mientras llorara sola por ahogarse en sus propias palabras.
Apoyó su frente en la de él, quería simplemente sentirlo cerca, soñar con un futuro imposible, con algo que jamás pensó y quiso en su vida. Algo dentro de mí necesitaba verte, tenías sonido pero no aroma ni color. Hoy suspiraba como robando aire, me miraban extraño. ¿Será que llevo tu ausencia tatuada en la cara?. Pensaba sabiendo que él entendería, siempre lo hacía. Depositó un suave beso en sus labios y lo miró a los ojos, sonriendo al escuchar sus palabras. –Yo siempre quiero besarte, ¿tendré que buscarte todos los días?- repitió el beso pero se demoró un poco más, este no sólo expresaba la necesidad física que tenía de él, sino también el sentimiento que se había formado pero no era capaz de pronunciar.
Acarició su mejilla y pasó la yema de sus dedos por aquellos vellos que crecían junto a su boca, era una mezcla de firmeza, suavidad y unos pequeños pinchazos. Sin darse cuenta tenía las mismas características de una rosa, sólo que ésta era suya y no se marchitaría en un par de días. - ¿Puedes quedarte conmigo hoy… al menos por unas horas? – Miraba al suelo, no se atrevía a ver esos rubíes destellantes cuando él dijera que eso no era posible. La vez anterior apenas habían estado juntos un par de minutos, en un callejón oscuro, lejos de las miradas curiosas o acusadoras. Los días después sus labios seguían sedientos de él y sus dientes masticaban la amarga sensación de creer perderlo sin haberlo tenido.
Apoyó su frente en la de él, quería simplemente sentirlo cerca, soñar con un futuro imposible, con algo que jamás pensó y quiso en su vida. Algo dentro de mí necesitaba verte, tenías sonido pero no aroma ni color. Hoy suspiraba como robando aire, me miraban extraño. ¿Será que llevo tu ausencia tatuada en la cara?. Pensaba sabiendo que él entendería, siempre lo hacía. Depositó un suave beso en sus labios y lo miró a los ojos, sonriendo al escuchar sus palabras. –Yo siempre quiero besarte, ¿tendré que buscarte todos los días?- repitió el beso pero se demoró un poco más, este no sólo expresaba la necesidad física que tenía de él, sino también el sentimiento que se había formado pero no era capaz de pronunciar.
Acarició su mejilla y pasó la yema de sus dedos por aquellos vellos que crecían junto a su boca, era una mezcla de firmeza, suavidad y unos pequeños pinchazos. Sin darse cuenta tenía las mismas características de una rosa, sólo que ésta era suya y no se marchitaría en un par de días. - ¿Puedes quedarte conmigo hoy… al menos por unas horas? – Miraba al suelo, no se atrevía a ver esos rubíes destellantes cuando él dijera que eso no era posible. La vez anterior apenas habían estado juntos un par de minutos, en un callejón oscuro, lejos de las miradas curiosas o acusadoras. Los días después sus labios seguían sedientos de él y sus dientes masticaban la amarga sensación de creer perderlo sin haberlo tenido.
Última edición por Claire Delacroix el Dom Jun 20, 2010 4:38 pm, editado 1 vez
Claire Quartermane- Realeza Francesa
- Mensajes : 1198
Fecha de inscripción : 24/05/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Tormentosas vorágines de promiscuidad golpean nuestros sentidos {Claire}
Sus manos rodearon de forma firme y decidida esa delgada cintura que alguna que otra noche había podido reseguir con sus gélios labios de hielo. La separó un escaso palmo de la puerta y entrecerró los ojos, dándose un respiro para sí mismo en el que no precisara hacer uso de palabras para expresar lo que realmente deseaba de esa perticular mujer de belleza excepcional y carácter abrumadoramente llamativo. Sintió su cálida mejilla rozarse con su fina barba y relajó la expresión, ejerciendo algo de fuerza en su espalda con las yemas de los dedos, atrayéndola más hacia su firme cuerpo escultural.
Se separó un poco para poder enfrentarse a esos humanos ojos azules que le prometían una romántica vida siéndole fiel pero que él no sabía si podía o debía aceptar. Sus frentes se apoyaron una en la otra mientras todo parecía detenerse a su alrededor y sus labios se tomaron de las manos en un dulce beso de amor vampíricamente verdadero. El mayor suspiró con una mueca parecida a una sonrisa en cuanto ella afirmó dicha sentencia de que deseaba besarlo. Se relamió el labio inferior, mirándola fijamente largo y tendido. Deseó firmemente que el tiempo se detuviera para gastar su eternidad admirando la cantidad de imperfecciones que adornaban ese rostro femenino. Todos y cada uno de los motivos por los que no debería amarla.
Pero, para su desgracia, cada imperfección, cada contra se convertía en un motivo más para yacer a su lado cada noche y acogerla en su fuerte pero frío pecho cada atardecer. Entreabrió los labios para hablar pero las palabras no salieron proyectadas de sus labios. Se congelaron en su garganta al sentir la dulzura con la que la cortesana acariciaba su mandíbula y su barba, deleitándose con los excitantes pinchazos de la misma. Le dió un corto beso, sin poder guardarselo más para él y lo dijo. - Os amo, y si vine fue a pasar la velada con vos, como una pareja normal. - La firmeza con la que lo dijo era admirable, y la soltura, envidiable. Esa noche harían lo que ella quisiera, hasta dormir abrazados como si nada de lo que los rodeaba realmente importara. Esa noche solo serían dos átomos más de ese mundo que giraba y giraba sin dejar nada en su pertinente lugar.
Se separó un poco para poder enfrentarse a esos humanos ojos azules que le prometían una romántica vida siéndole fiel pero que él no sabía si podía o debía aceptar. Sus frentes se apoyaron una en la otra mientras todo parecía detenerse a su alrededor y sus labios se tomaron de las manos en un dulce beso de amor vampíricamente verdadero. El mayor suspiró con una mueca parecida a una sonrisa en cuanto ella afirmó dicha sentencia de que deseaba besarlo. Se relamió el labio inferior, mirándola fijamente largo y tendido. Deseó firmemente que el tiempo se detuviera para gastar su eternidad admirando la cantidad de imperfecciones que adornaban ese rostro femenino. Todos y cada uno de los motivos por los que no debería amarla.
Pero, para su desgracia, cada imperfección, cada contra se convertía en un motivo más para yacer a su lado cada noche y acogerla en su fuerte pero frío pecho cada atardecer. Entreabrió los labios para hablar pero las palabras no salieron proyectadas de sus labios. Se congelaron en su garganta al sentir la dulzura con la que la cortesana acariciaba su mandíbula y su barba, deleitándose con los excitantes pinchazos de la misma. Le dió un corto beso, sin poder guardarselo más para él y lo dijo. - Os amo, y si vine fue a pasar la velada con vos, como una pareja normal. - La firmeza con la que lo dijo era admirable, y la soltura, envidiable. Esa noche harían lo que ella quisiera, hasta dormir abrazados como si nada de lo que los rodeaba realmente importara. Esa noche solo serían dos átomos más de ese mundo que giraba y giraba sin dejar nada en su pertinente lugar.
Invitado- Invitado
Re: Tormentosas vorágines de promiscuidad golpean nuestros sentidos {Claire}
Sus labios tibios buscaban más de su piel, necesitaban ese contacto antes de que el tiempo se les escurriera como agua entre los dedos. Buscó su cuello, a veces parecía que ella era la vampira, ya que era quien se detenía más tiempo en esa zona. Con dos dedos soltó el pañuelo que él, al menos cuando se veían siempre tenía puesto, el del color de la sangre, que antes había sido de ella. Besó no cientos, sino miles de veces cada milímetro de piel marmórea que pudo encontrar, desabotonó sólo el primer botón, quería disfrutarlo lentamente.
Sonrió dulcemente cuando aquellas palabras llegaron a sus oídos, él era el único que tenía la capacidad de suavizar su rostro sólo con un roce o con su simple presencia. – Nunca seremos una pareja normal amor mío – besó sus clavículas, le gustaba recorrerlas con su boca durante las noches en que estaban juntos, sus huesos marcados y su suave piel casi transparente la cautivaban al borde de la locura. – Eres mi tentación, mi obsesión, pasaría todas las veladas de mi vida entre tus brazos, si pudiera salir de aquí, sólo lo haría para ir a encerrarme a tu cama – él más que nadie conocía el significado de esas frases. Sabía que ella no estaba obligada ahí, pero su trabajo le gustaba, le daba satisfacciones y más dinero que muchas ocupaciones que se decían más decorosas.
Sacó el rubí de entre sus pechos para que colgara libremente frente a su ropa, era el recuerdo al que se aferraba cuando la nostalgia la invadía. – Lo amo Señor Romanov… pero más te amo Wyatt – dijo con una sonrisa que era verdadera, ésta no le producía cansancio al final del día, sólo ese calorcito en el lugar donde dicen está el corazón. Suspiró reiteradamente y buscó sus labios para perderse en ellos, tocó sus colmillos con su lengua y dejó de estar en puntillas para tomarle una mano. – Te quiero en mi cama esta noche, en esta cama, la que sólo utilizo yo, ahora será nuestra.-
Sonrió dulcemente cuando aquellas palabras llegaron a sus oídos, él era el único que tenía la capacidad de suavizar su rostro sólo con un roce o con su simple presencia. – Nunca seremos una pareja normal amor mío – besó sus clavículas, le gustaba recorrerlas con su boca durante las noches en que estaban juntos, sus huesos marcados y su suave piel casi transparente la cautivaban al borde de la locura. – Eres mi tentación, mi obsesión, pasaría todas las veladas de mi vida entre tus brazos, si pudiera salir de aquí, sólo lo haría para ir a encerrarme a tu cama – él más que nadie conocía el significado de esas frases. Sabía que ella no estaba obligada ahí, pero su trabajo le gustaba, le daba satisfacciones y más dinero que muchas ocupaciones que se decían más decorosas.
Sacó el rubí de entre sus pechos para que colgara libremente frente a su ropa, era el recuerdo al que se aferraba cuando la nostalgia la invadía. – Lo amo Señor Romanov… pero más te amo Wyatt – dijo con una sonrisa que era verdadera, ésta no le producía cansancio al final del día, sólo ese calorcito en el lugar donde dicen está el corazón. Suspiró reiteradamente y buscó sus labios para perderse en ellos, tocó sus colmillos con su lengua y dejó de estar en puntillas para tomarle una mano. – Te quiero en mi cama esta noche, en esta cama, la que sólo utilizo yo, ahora será nuestra.-
Claire Quartermane- Realeza Francesa
- Mensajes : 1198
Fecha de inscripción : 24/05/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Cazaré nuestros recuerdos, nuestros odios y nuestros amores, para dártelos a manos llenas, cuando vuelvas a mi - relaciones de Jianna Scogliere
» La señorita Claire [Ainara Saint-Claire]
» Que problema...[Claire D.][+18]
» Jugando con los sentidos [Libre] [+18]
» Un gusto aparte (Claire)
» La señorita Claire [Ainara Saint-Claire]
» Que problema...[Claire D.][+18]
» Jugando con los sentidos [Libre] [+18]
» Un gusto aparte (Claire)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour