AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Despertando nuevas emociones [Bryanna]
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Despertando nuevas emociones [Bryanna]
Un día más había terminado su jornada de aquel trabajo tan sumamente aburrido… Tenía que encargarse de un par de fábricas que en el pasado habían pertenecido a su fallecido padre y no era algo que le gustase demasiado. Sin embargo lo hacía más que nada por obligación y por recuerdo a aquel hombre que le había dado la vida. No era para menos después de todo… Había llegado aquella noche a su mansión y había entrado en su habitación. Como todas las noches, ese era el momento en el que se apoyaba en la puerta de esta y sonreía, despeinándose el cabello y soltando una pequeña risa de lo más misteriosa y es que ahora era cuando empezaba la verdadera diversión, cuando dejaba de lado su máscara de tipo rico y comenzaba a comportarse como él quería, acorde a cada uno de sus deseos…
Uno de sus mayordomos le trajo el tipo de vestimentas que le gustaba ponerse en ese tipo de situaciones y con sumo gusto lo tomó y se encerró en su habitación, prendiendo luz a algunos de los candiles que había para poder ver con mayor intensidad sus aposentos. La luz de aquella hermosa luna llena que adornaba el oscuro cielo de la noche no era suficiente para él en ese momento, así que serían las velas de aquellos candiles las que le acompañasen en su transformación…
Su vestimenta constaba de unos pantalones grises de vestir que fue lo primero que se puso, después, una camisa blanca, abrochándose todos los botones menos los dos de arriba y metiéndola por dentro del pantalón. A continuación, un chaleco de color gris también, con los botones abrochados y una chaqueta a juego con el resto de la ropa. Se miró en uno de los pequeños espejos que poseía en aquel cuarto y se despeinó un tanto más el cabello, observándose con una de sus cejas arqueadas. Sonrió levemente, de medio lado para después ampliar esa sonrisa y bajar la mirada, comenzando a caminar para salir de sus aposentos y por tanto, también de su mansión.
Su destino estaba claro y es que era el mismo lugar al que iba cada noche exceptuando un par de ellas. El camino se lo conocía ya de memoria: esas calles de piedras rodeadas de casas lujosas como la suya comenzaba a cambiar, convirtiéndose el paisaje en uno de una clase más baja… ahora las casas tenían un aspecto mucho más normal y asequible para la época en la que se encontraban y el camino de piedras estaba peor formado que el de la calle principal de su vivienda. No era de extrañar y es que no iba más que a un lugar que se podría llamar incluso de mala muerte debido a que era ni más ni menos que un burdel… Sin embargo tomó un camino diferente al que tomaría cualquier cliente y es que él podía pasar perfectamente por uno de esos hombres que buscaban compañía de una bella dama y pagaban por ello. Muy diferente era la historia de este joven de ojos azules cristalinos y es que él cobraba en vez de pagar por sus servicios.
Continuó caminando, guardándose las manos en los bolsillos para sacar un cigarro y un pequeño encendedor de plata. No detuvo sus pasos hasta que estuvo en la puerta trasera de ese burdel, apoyando su espalda justo en la pared que estaba al lado de la puerta. Se encendió entonces aquel tabaco y le dio la primera calada, soltando después el humo algo más tranquilo. Se guardó el encendedor en uno de los bolsillos de su pantalón y dejó aquella mano guardada en la prenda mientras apoyaba su cabeza en la pared y miraba hacia aquel cielo nocturno. En un lugar como ese debía bastar con la luz de la luna llena, que en esa noche estaba más grande, más espléndida que en cualquier otra, para ver todo lo que ocurría a su alrededor. Nada más que aquella sagrada luz iluminaba el camino de ese hombre que se había dejado vencer por la perdición…
Uno de sus mayordomos le trajo el tipo de vestimentas que le gustaba ponerse en ese tipo de situaciones y con sumo gusto lo tomó y se encerró en su habitación, prendiendo luz a algunos de los candiles que había para poder ver con mayor intensidad sus aposentos. La luz de aquella hermosa luna llena que adornaba el oscuro cielo de la noche no era suficiente para él en ese momento, así que serían las velas de aquellos candiles las que le acompañasen en su transformación…
Su vestimenta constaba de unos pantalones grises de vestir que fue lo primero que se puso, después, una camisa blanca, abrochándose todos los botones menos los dos de arriba y metiéndola por dentro del pantalón. A continuación, un chaleco de color gris también, con los botones abrochados y una chaqueta a juego con el resto de la ropa. Se miró en uno de los pequeños espejos que poseía en aquel cuarto y se despeinó un tanto más el cabello, observándose con una de sus cejas arqueadas. Sonrió levemente, de medio lado para después ampliar esa sonrisa y bajar la mirada, comenzando a caminar para salir de sus aposentos y por tanto, también de su mansión.
Su destino estaba claro y es que era el mismo lugar al que iba cada noche exceptuando un par de ellas. El camino se lo conocía ya de memoria: esas calles de piedras rodeadas de casas lujosas como la suya comenzaba a cambiar, convirtiéndose el paisaje en uno de una clase más baja… ahora las casas tenían un aspecto mucho más normal y asequible para la época en la que se encontraban y el camino de piedras estaba peor formado que el de la calle principal de su vivienda. No era de extrañar y es que no iba más que a un lugar que se podría llamar incluso de mala muerte debido a que era ni más ni menos que un burdel… Sin embargo tomó un camino diferente al que tomaría cualquier cliente y es que él podía pasar perfectamente por uno de esos hombres que buscaban compañía de una bella dama y pagaban por ello. Muy diferente era la historia de este joven de ojos azules cristalinos y es que él cobraba en vez de pagar por sus servicios.
Continuó caminando, guardándose las manos en los bolsillos para sacar un cigarro y un pequeño encendedor de plata. No detuvo sus pasos hasta que estuvo en la puerta trasera de ese burdel, apoyando su espalda justo en la pared que estaba al lado de la puerta. Se encendió entonces aquel tabaco y le dio la primera calada, soltando después el humo algo más tranquilo. Se guardó el encendedor en uno de los bolsillos de su pantalón y dejó aquella mano guardada en la prenda mientras apoyaba su cabeza en la pared y miraba hacia aquel cielo nocturno. En un lugar como ese debía bastar con la luz de la luna llena, que en esa noche estaba más grande, más espléndida que en cualquier otra, para ver todo lo que ocurría a su alrededor. Nada más que aquella sagrada luz iluminaba el camino de ese hombre que se había dejado vencer por la perdición…
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
Pasos para arriba y para abajo, cosa que no podía desesperarle más ¿Es que todos en aquella residencia estaban locos? Las risitas ahogadas de las chicas, deseosas de una nueva fiesta, esperando que esta noche fuese la que tanto habían esperado a lo largo de su vida y su príncipe apareciese ante sus ojos, le dijese lo preciosa que estaba y juntos se perdían en la pista de baile, para siempre... Bryanna enarcó una ceja y le dio una pequeña colleja a su compañera, la joven pelirroja... unos 4 años más joven siempre soñaba despierta ¿y quién mejor para despertarla? Solo ella, le encantaba fastidiarla, la chica la miró bastante enfadada y no era para menos, que pedazo de golpe pero eso no fue nada... nada con lo que venía ahora
-Sophie ¿quieres dejar de ser tan ingenua? Cuando os vais a enterar que eso del amor y príncipes es una soberana idiotez? Si os casais alguna, cosa que dudo porque no hay quien os aguante, lo hará tan solo por pasta...sois de lo mejorcito de cada país, sobre todo de esta mierda de ciudad... sí, no me mires así odio esta ciudad , yo quiero irme a Londres y dejaros en paz ¿no seríais mas felices?
La pelirroja no contestó, ¿a dónde iban hoy?a una fiesta nada más que de disfraces, todas..como no iban o de pavo real o de vete a saber qué , porque no tenía ni idea...ella sin embargo, se decantó por uno de sus vestidos de disfraces más bonitos, el de griega. Era sencillo, blanco como la nieve con un escote pronunciado de más, en su cintura un cinturon con pequeñas bolas doradas al igual que en sus hombros. Aquella mujer la miraba por el espejo, sabía que tras esa inocente mirada azul había miles de pensamientos no muy acordes con su manera de pensar... la terminaría por llevar a la locura más infinita y eso ambas lo sabían, pero también que era el ojo derecho de aquella nana parisina.
-Bryanna Lynn Appleby por favor , es una fiesta importante, la de los Wisnley ¿Recuerdas? Su propio hijo está interesado en buscar esposa, una que vaya al baile y no se le ocurra librarse de él , sabes que eres una de las más cotizadas señoritas, tienes muchas ofertas...y...-como no , ese “Jum” seguido de un “Ya estamos” hizo enfurruñar a la mujer, que al ver el resultado de su recogido no podía estar más acertado, era alto y el cabello le caía en cascadas por aquella coleta de lado, jugó con un mechó y la miró tras el espejo.
-Me niego, casa a esta... estoy seguro que con cualquiera está bien, todo por ser el centro de atención una vez, casarse...eso no es lo mío ¿Es que vos no ha vivido la vida de joven? Así es ahora, señorita Lacroix por favor , la estimo... más que a mi madre, bueno casi... porque no es que la quiera mucho... me portaré bien, no daré un ruido y todos contentos...¿Vale? Pero eso sí, no me busque cada dos por tres... no soy una niña- “Ni en broma voy a dejar que ese tarado se me acerque, me pienso largar en cuando tenga ocasión”, pero esa sonrisa...esa ricura de sonrisa ¿qué mal podía hacer? Que ojos... que mirada más inocente, risa que trató de salir a flote... y uno de los sirvientes dio aviso de que ya se tenían que ir...
La mujer no se fio mucho pero como era “su ojo derecho”, la dejó terminar... se echó su habitual perfume de violetas y tomó la máscara dorada, solo ocultaba sus ojos...
Tras salir todas hacia la fiesta... Bryanna no llegó a montar en uno de los carruajes ¿cómo lo había conseguido? Con tanto plumaje y tanto vestido pomposo le había dado vía libre a correr calle abajo, la misma calle que había tomado no solo una vez... de reojo pudo oír a aquella mujer maldecir por lo bajo al ver que no cabían casi por culpa de los vestidos, se echó a reír y sí , terminó caminando sola y sin rumbo por las calles parisinas.
¿Qué hacía una joven sola y vestida así por las calles? Ser presa de cualquiera, pero ella como que estaba acostumbrada, y tomó destino a otras calles con casas menos lujosas, aquella noche de verano era magnífica... no hacía calor, corría una suave brisa fresca y eso hacía que su vestido bailase , haciéndole ver incluso como algo que no se podía saber si era real o no...giró en una de las calles, con la máscara aún puesta... una gota de lluvia le rozó el brazo, luego otra y otra más...¿dónde encontrar refugio? Bajo los tejados, así que se metió en el primero que pudo apreciar , una vez allí maldijo todo lo impensable, resopló y se cruzó de brazos , lluvias cortas de verano que te ponían perdida y lo siguiente... pero un olor le hizo entrecerrar los ojos , odiaba el tabaco y más si justo le llegaba todo el humo a ella, era como si lo llamase.
-¡Diablos!¿Quereis apagar esa porquería? Al final tendré que apagarlo yo, será mejor que no sea así porque puede que utilice esa frente que posee como cenicero- aquellos ojos azules, miraban desafiantes al dueño de aquel cigarrillo, ya había llegado, ya la había liado.
-Sophie ¿quieres dejar de ser tan ingenua? Cuando os vais a enterar que eso del amor y príncipes es una soberana idiotez? Si os casais alguna, cosa que dudo porque no hay quien os aguante, lo hará tan solo por pasta...sois de lo mejorcito de cada país, sobre todo de esta mierda de ciudad... sí, no me mires así odio esta ciudad , yo quiero irme a Londres y dejaros en paz ¿no seríais mas felices?
La pelirroja no contestó, ¿a dónde iban hoy?a una fiesta nada más que de disfraces, todas..como no iban o de pavo real o de vete a saber qué , porque no tenía ni idea...ella sin embargo, se decantó por uno de sus vestidos de disfraces más bonitos, el de griega. Era sencillo, blanco como la nieve con un escote pronunciado de más, en su cintura un cinturon con pequeñas bolas doradas al igual que en sus hombros. Aquella mujer la miraba por el espejo, sabía que tras esa inocente mirada azul había miles de pensamientos no muy acordes con su manera de pensar... la terminaría por llevar a la locura más infinita y eso ambas lo sabían, pero también que era el ojo derecho de aquella nana parisina.
-Bryanna Lynn Appleby por favor , es una fiesta importante, la de los Wisnley ¿Recuerdas? Su propio hijo está interesado en buscar esposa, una que vaya al baile y no se le ocurra librarse de él , sabes que eres una de las más cotizadas señoritas, tienes muchas ofertas...y...-como no , ese “Jum” seguido de un “Ya estamos” hizo enfurruñar a la mujer, que al ver el resultado de su recogido no podía estar más acertado, era alto y el cabello le caía en cascadas por aquella coleta de lado, jugó con un mechó y la miró tras el espejo.
-Me niego, casa a esta... estoy seguro que con cualquiera está bien, todo por ser el centro de atención una vez, casarse...eso no es lo mío ¿Es que vos no ha vivido la vida de joven? Así es ahora, señorita Lacroix por favor , la estimo... más que a mi madre, bueno casi... porque no es que la quiera mucho... me portaré bien, no daré un ruido y todos contentos...¿Vale? Pero eso sí, no me busque cada dos por tres... no soy una niña- “Ni en broma voy a dejar que ese tarado se me acerque, me pienso largar en cuando tenga ocasión”, pero esa sonrisa...esa ricura de sonrisa ¿qué mal podía hacer? Que ojos... que mirada más inocente, risa que trató de salir a flote... y uno de los sirvientes dio aviso de que ya se tenían que ir...
La mujer no se fio mucho pero como era “su ojo derecho”, la dejó terminar... se echó su habitual perfume de violetas y tomó la máscara dorada, solo ocultaba sus ojos...
Tras salir todas hacia la fiesta... Bryanna no llegó a montar en uno de los carruajes ¿cómo lo había conseguido? Con tanto plumaje y tanto vestido pomposo le había dado vía libre a correr calle abajo, la misma calle que había tomado no solo una vez... de reojo pudo oír a aquella mujer maldecir por lo bajo al ver que no cabían casi por culpa de los vestidos, se echó a reír y sí , terminó caminando sola y sin rumbo por las calles parisinas.
¿Qué hacía una joven sola y vestida así por las calles? Ser presa de cualquiera, pero ella como que estaba acostumbrada, y tomó destino a otras calles con casas menos lujosas, aquella noche de verano era magnífica... no hacía calor, corría una suave brisa fresca y eso hacía que su vestido bailase , haciéndole ver incluso como algo que no se podía saber si era real o no...giró en una de las calles, con la máscara aún puesta... una gota de lluvia le rozó el brazo, luego otra y otra más...¿dónde encontrar refugio? Bajo los tejados, así que se metió en el primero que pudo apreciar , una vez allí maldijo todo lo impensable, resopló y se cruzó de brazos , lluvias cortas de verano que te ponían perdida y lo siguiente... pero un olor le hizo entrecerrar los ojos , odiaba el tabaco y más si justo le llegaba todo el humo a ella, era como si lo llamase.
-¡Diablos!¿Quereis apagar esa porquería? Al final tendré que apagarlo yo, será mejor que no sea así porque puede que utilice esa frente que posee como cenicero- aquellos ojos azules, miraban desafiantes al dueño de aquel cigarrillo, ya había llegado, ya la había liado.
- Spoiler:
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 505
Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
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Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
Ese era uno de los pocos momentos que el hombre tenía de libertad… siempre andaba ocupado con diferentes personas de su empresa, con economistas que intentaban decirle como llevar mejor la empresa y adultos que pensaban podían llevar mejor todas esas fábricas que él mismo. Su trabajo nocturno le relajaba, era algo que en absoluto podía negar pero el momento de libertad, de estar solo y poder penar en todo lo que tenía encima era único. Ese cigarrillo después de un trabajo y antes de otro era sagrado, era un momento que disfrutaba al máximo…
Observando aquella cúpula ahora oscura que era el cielo pudo comprobar como algunas nubes estaban ocultando las estrellas que podían verse en la noche parisina. Le dio una nueva calada a aquel cigarro, expulsando el humo hacia arriba y después suspirando, ya que antes o después empezaría a llover. Esperaba tener la suerte de que la tormenta no le pillase en mitad de la calle aunque ahora estaba bien resguardado… Odiaba aquella llovizna de verano que podía convertirse en un diluvio y fastidiar así la noche perfecta que muchos franceses y extranjeros como él habían planeado pero en fin, por el momento no podía hacer nada más que resguardarse de aquella lluvia que podía comenzar a caer en breves momentos.
Y así fue, mirando al suelo de piedra podía ver como algunas gotas de agua comenzaban a caer del cielo. Observó el cigarro que tenía entre dos de sus dedos de reojo y es que aún le quedaba más de la mitad. Sería un desperdicio tirar aquella droga que necesitaba casi para vivir. La meteorología había arruinado su momento sagrado por culpa de la lluvia pero no iba a tirar el cigarro. Terminaría de fumárselo y después entraría.
Dio de nuevo una calada y al soltar el humo hacia un lado, entre aquel humo pudo divisar algo que le llamó la atención. No fue otra cosa más que una figura con un blanco vestido que caminaba a paso ligero hacia él por culpa de la lluvia. Sus ojos azules se clavaron en esa figura, pensando por un momento que podían ser imaginaciones suyas… una muchacha vestida de aquel modo, además como una diosa griega, del mismo lugar del que él procedía… Cerró los ojos un instante pensando que así esa figura creada por su imaginación desaparecería pero cuando los abrió pudo ver que se había detenido a su lado.
Su vista se posó en aquella especie… de diosa… no debía ser más que una pobre chica que habría escapado de alguna fiesta de aquellas tan extrañas que solían tener lugar entre la alta sociedad. O eso o definitivamente te había vuelto loco de remate… Le analizó con sus ojos, sin perder detalle alguno de ella… Su delgado cuerpo estaba cubierto por esa tela blanquecina que dejaba ver más de lo que seguramente cualquier otra mujer de la época dejaría que un hombre observase. Aquel cabello rubio, casi del mismo color que el oro, caía de una forma elegante y tentadora por uno de sus hombros y esa máscara el mismo tono impedía que pudiese admirar la posible belleza de esa diosa griega…
Apartó la vista mientras sonreía de forma divertida y dio una nueva calada a su cigarro, escuchando entonces una voz que provenía justo de su lado. Agachó la vista soltando el humo y después arqueó una de sus cejas, mirándola de reojo… parecía que aquella diosa no era precisamente tan elegante y educada como parecía en un primer momento. ¿Desde cuándo una señorita hablaba de ese modo?
- A mi se me está ocurriendo otro lugar donde podría apagar el cigarro pero dudo mucho que os gustase, mademoiselle… - murmuró bastante divertido, mirándola de reojo para después relamerse. Era divertido encontrarse con una mujer diferente a todas las que había conocido hasta el momento y quién sabía hasta donde podía llegar la diversión esa misma noche… - ¿No creeis que ahora mismo deberiais preocuparos más de lo que pueda haceros cualquier pervertido que del humo de mi cigarro? No sabeis con quién estais hablando y aún así es como si no sintieseis miedo… ¿os habeis parado a pensar en que yo podría ser un loco que busca hacer cualquier cosa a una joven como vos? - sus ojos se clavaron en ella y es que ella parecía estar más pendiente de lo que le molestaba el tabaco que de cualquier otra cosa - Puede que sea alguien peligroso, puede incluso que os haga algo que no está bien visto por esta sociedad… llevais el pecado escrito en la piel ahora mismo y la lluvia no ayuda a apagar el fuego que crece en mi interior al ver ese vestido blanco… - sonrió divertido pensando en lo fácil que podría ser deshacerse de el…
Observando aquella cúpula ahora oscura que era el cielo pudo comprobar como algunas nubes estaban ocultando las estrellas que podían verse en la noche parisina. Le dio una nueva calada a aquel cigarro, expulsando el humo hacia arriba y después suspirando, ya que antes o después empezaría a llover. Esperaba tener la suerte de que la tormenta no le pillase en mitad de la calle aunque ahora estaba bien resguardado… Odiaba aquella llovizna de verano que podía convertirse en un diluvio y fastidiar así la noche perfecta que muchos franceses y extranjeros como él habían planeado pero en fin, por el momento no podía hacer nada más que resguardarse de aquella lluvia que podía comenzar a caer en breves momentos.
Y así fue, mirando al suelo de piedra podía ver como algunas gotas de agua comenzaban a caer del cielo. Observó el cigarro que tenía entre dos de sus dedos de reojo y es que aún le quedaba más de la mitad. Sería un desperdicio tirar aquella droga que necesitaba casi para vivir. La meteorología había arruinado su momento sagrado por culpa de la lluvia pero no iba a tirar el cigarro. Terminaría de fumárselo y después entraría.
Dio de nuevo una calada y al soltar el humo hacia un lado, entre aquel humo pudo divisar algo que le llamó la atención. No fue otra cosa más que una figura con un blanco vestido que caminaba a paso ligero hacia él por culpa de la lluvia. Sus ojos azules se clavaron en esa figura, pensando por un momento que podían ser imaginaciones suyas… una muchacha vestida de aquel modo, además como una diosa griega, del mismo lugar del que él procedía… Cerró los ojos un instante pensando que así esa figura creada por su imaginación desaparecería pero cuando los abrió pudo ver que se había detenido a su lado.
Su vista se posó en aquella especie… de diosa… no debía ser más que una pobre chica que habría escapado de alguna fiesta de aquellas tan extrañas que solían tener lugar entre la alta sociedad. O eso o definitivamente te había vuelto loco de remate… Le analizó con sus ojos, sin perder detalle alguno de ella… Su delgado cuerpo estaba cubierto por esa tela blanquecina que dejaba ver más de lo que seguramente cualquier otra mujer de la época dejaría que un hombre observase. Aquel cabello rubio, casi del mismo color que el oro, caía de una forma elegante y tentadora por uno de sus hombros y esa máscara el mismo tono impedía que pudiese admirar la posible belleza de esa diosa griega…
Apartó la vista mientras sonreía de forma divertida y dio una nueva calada a su cigarro, escuchando entonces una voz que provenía justo de su lado. Agachó la vista soltando el humo y después arqueó una de sus cejas, mirándola de reojo… parecía que aquella diosa no era precisamente tan elegante y educada como parecía en un primer momento. ¿Desde cuándo una señorita hablaba de ese modo?
- A mi se me está ocurriendo otro lugar donde podría apagar el cigarro pero dudo mucho que os gustase, mademoiselle… - murmuró bastante divertido, mirándola de reojo para después relamerse. Era divertido encontrarse con una mujer diferente a todas las que había conocido hasta el momento y quién sabía hasta donde podía llegar la diversión esa misma noche… - ¿No creeis que ahora mismo deberiais preocuparos más de lo que pueda haceros cualquier pervertido que del humo de mi cigarro? No sabeis con quién estais hablando y aún así es como si no sintieseis miedo… ¿os habeis parado a pensar en que yo podría ser un loco que busca hacer cualquier cosa a una joven como vos? - sus ojos se clavaron en ella y es que ella parecía estar más pendiente de lo que le molestaba el tabaco que de cualquier otra cosa - Puede que sea alguien peligroso, puede incluso que os haga algo que no está bien visto por esta sociedad… llevais el pecado escrito en la piel ahora mismo y la lluvia no ayuda a apagar el fuego que crece en mi interior al ver ese vestido blanco… - sonrió divertido pensando en lo fácil que podría ser deshacerse de el…
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
Aquel olor a tierra mojada, aquella sensación de bienestar que cubría su piel... era increíble como algo tan natural como la lluvia pudiese calmar a aquella fiera, las calles cada vez empezaron a empaparse y antes de resguardarse, alzó la mirada hacia el cielo dejando que algunas gotas acariciasen sus mejillas. Una vez a salvo, apoyó la espalda en la pared... y suspiró, estaba lejos de aquella ruidosa fiesta, de aquellas chicas inaguantables, paz y tranquilidad y como no a solas. Miró de reojo como aquella persona se dirigía a ella, sus ojos azules buscaron la mirada de aquel que se dirigía a ella ¿cómo osaba a contradecirle? Frunció el ceño, encontrando una clara mirada azul, podía asegurar que parecía que incluso brillasen en la misma oscuridad, tan misteriosa como esos ojos azules... dejó escapar una risa, seguido de un murmullo que no fue otra cosa que “Ya, claro...”.
-Quien sabe, quizás hasta me guste, el dolor puede transformarse en placer en determinadas ocasiones ¿o me equivoco? Y no entiendo a quién os referís por loco porque yo no veo ninguno aquí, si es por vos...supongo que si queriais hacerme algo ya lo hubieseis hecho. Tened cuidado vos, que al final la loca seré yo... ¿o...no os lo habeis preguntado? Puedo ser...
Enarcó una ceja “No sabeis quién soy..”, no, esa frase era de ella, él sí que no sabía a quién tenía delante ¿Estábamos todos locos o qué?, suspiró negando con la cabeza... no era la primera vez que le pasaba esto, hombres que se creían importantes y luego, a la hora de la verdad salían huyendo como niños, a muy pocos había podido aguantar, más bien aguantarla por lo que ni se inmutó...solo se medio giró para quedar con un brazo apoyado en la pared y su cuerpo mirándole ahora de frente, ¿qué se suponía que hacía allí un hombre como ese? Sí, como ese... aunque al seguir la mirada hacia la calle pudo ver de qué podía tratarse, “uno de esos depravados”.
-Ah entiendo, sois de esos depravados que buscan sexo desesperadamente ¿que llevo en la piel tatuado? Creo que os equivocais de ramera, no me interesa tal cosa y menos de un desconocido, no os atrevais a tocarme, es un simple aviso... ¿nunca habeis visto a una chica disfrazada? Si que eres sensible ¿eh? Pues no será tu noche de gloria, príncipe...esta noche yo... yo me largo, total, es agua...
Pero no quedó todo en un “Me voy y ahora no respiro porque me he enfadado”, acortó las distancias hasta quedar cerca, más de lo que supuestamente el decoro requería pero es que tenía que dejárselo todos además quería curiosear, era atractivo y mucho, esos ojos azules podían destacar entre un millón, seguro que era una de sus armas...¿qué haría ahí? La curiosidad mató al gato, apoyó la mano a la altura de la cabeza de él y se inclinó , quedaron tan juntos que ahora sí que podía ver él algo de su identidad aunque nada en clave, ese pelo rubio ensortijado, aquella sonrisa burlesca que adornaban esos labios rojizos y tentadores...y ese vestido blanco, sí...era muy poco inusual pero ella era atrevida y contra más hacerse notar mejor, casi sus narices se podían rozar...pero antes rió muy divertida.
-No sois... ¿Tan peligroso? Demostradmelo, eso sí como hagais algo que no me guste te arrepentirás , sé defenderme no es a de la primera fiesta que me escapo...y no veo que en mi piel tenga tatuado nada ¿Acaso vos vais a hacerlo? No, claro que no... esperad un par de minutos más, el burdel abra y así por fin podais quedaros satisfechos...hasta mas...ver -sus ojos azules se clavaron en sus labios para enseguida apartarse, ahora sí que caminaba bajo la lluvia, no había dado más de un par de pasos y aquella brisa volvió a alzar al vuelo su vestido, de reojo le observó mientras retomaba el paso, esta noche si que empezaba a ser interesante, notaba aquella mirada azul sobre ella, esos ojos juraría que los había visto brillar con intensidad.
-Quien sabe, quizás hasta me guste, el dolor puede transformarse en placer en determinadas ocasiones ¿o me equivoco? Y no entiendo a quién os referís por loco porque yo no veo ninguno aquí, si es por vos...supongo que si queriais hacerme algo ya lo hubieseis hecho. Tened cuidado vos, que al final la loca seré yo... ¿o...no os lo habeis preguntado? Puedo ser...
Enarcó una ceja “No sabeis quién soy..”, no, esa frase era de ella, él sí que no sabía a quién tenía delante ¿Estábamos todos locos o qué?, suspiró negando con la cabeza... no era la primera vez que le pasaba esto, hombres que se creían importantes y luego, a la hora de la verdad salían huyendo como niños, a muy pocos había podido aguantar, más bien aguantarla por lo que ni se inmutó...solo se medio giró para quedar con un brazo apoyado en la pared y su cuerpo mirándole ahora de frente, ¿qué se suponía que hacía allí un hombre como ese? Sí, como ese... aunque al seguir la mirada hacia la calle pudo ver de qué podía tratarse, “uno de esos depravados”.
-Ah entiendo, sois de esos depravados que buscan sexo desesperadamente ¿que llevo en la piel tatuado? Creo que os equivocais de ramera, no me interesa tal cosa y menos de un desconocido, no os atrevais a tocarme, es un simple aviso... ¿nunca habeis visto a una chica disfrazada? Si que eres sensible ¿eh? Pues no será tu noche de gloria, príncipe...esta noche yo... yo me largo, total, es agua...
Pero no quedó todo en un “Me voy y ahora no respiro porque me he enfadado”, acortó las distancias hasta quedar cerca, más de lo que supuestamente el decoro requería pero es que tenía que dejárselo todos además quería curiosear, era atractivo y mucho, esos ojos azules podían destacar entre un millón, seguro que era una de sus armas...¿qué haría ahí? La curiosidad mató al gato, apoyó la mano a la altura de la cabeza de él y se inclinó , quedaron tan juntos que ahora sí que podía ver él algo de su identidad aunque nada en clave, ese pelo rubio ensortijado, aquella sonrisa burlesca que adornaban esos labios rojizos y tentadores...y ese vestido blanco, sí...era muy poco inusual pero ella era atrevida y contra más hacerse notar mejor, casi sus narices se podían rozar...pero antes rió muy divertida.
-No sois... ¿Tan peligroso? Demostradmelo, eso sí como hagais algo que no me guste te arrepentirás , sé defenderme no es a de la primera fiesta que me escapo...y no veo que en mi piel tenga tatuado nada ¿Acaso vos vais a hacerlo? No, claro que no... esperad un par de minutos más, el burdel abra y así por fin podais quedaros satisfechos...hasta mas...ver -sus ojos azules se clavaron en sus labios para enseguida apartarse, ahora sí que caminaba bajo la lluvia, no había dado más de un par de pasos y aquella brisa volvió a alzar al vuelo su vestido, de reojo le observó mientras retomaba el paso, esta noche si que empezaba a ser interesante, notaba aquella mirada azul sobre ella, esos ojos juraría que los había visto brillar con intensidad.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
Hizo un gesto de lo más tentador mordiéndose el lateral de su labio inferior con una sonrisita en su rostro cuando escuchó lo que aquella muchacha decía… ¿qué quizás le gustase? Iba a ser más que eso si dado el momento… Negó un tanto con la cabeza de lo más divertido y es que era mejor no hacer comentarios al respecto, no por el momento. Pero no podía negar que sentía algo de curiosidad por aquella rubia cuyo rostro continuaba oculto detrás de esa máscara del mismísimo color del oro. Arqueó una de sus cejas pensando en que no sería la primera loca que se encontraba en ese caso… pero mejor no decirlo, mejor guardar silencio porque no quería tampoco asustarla.
- ¿Vos la loca? No lo dudaría dado las vestimentas que llevais en este momento. Aunque sea verano eso no significa que podais enseñar más de lo necesario, muchacha… - dijo de lo más divertido y es que lo más normal en esos tiempos era ver a las mujeres tapadas hasta arriba y sin dejar que alguien osase en mirar tan solo un tanto de la piel de sus brazos… - Sobre lo otro, puede que sea un loco de lo más inteligente. ¿Me veis pinta acaso de ser tonto, mademoiselle? Yo creo que no y es que… si ya me hubiese abalanzado sobre vos, entonces ahora estaría corriendo calle abajo para intentar salvarse de mi… - aquello lo dijo con un tono incluso sensual, dejando sus labios entreabiertos al terminar la frase sin dejar de observarla y es que la vista que tenía ahora mismo era espectacular. No lo reconocería porque él solo era algo caballeroso si había dinero de por medio aunque tampoco le importaría disfrutar de su trabajo sin tener que cobrar… después de todo el dinero era algo secundario para una persona que disfrutaba de una gran fortuna como le ocurría al joven moreno.
No pudo hacer más que soltar una divertida risa… una risa que resonó en todo aquel callejón en el que se encontraban ahora y es que al parecer aquella diosa griega le había tomado por ni más ni menos que uno de los clientes de ese burdel. ¿Pensaría que estaba esperando para entrar y buscar alguna mujer? Qué osadía… él no iba buscando a las mujeres, sino que eran ellas las que le buscaban a él. Por supuesto por la forma en la que vestía, por su porte y su forma de ser podría parecer todo lo contrario pero por el momento tenía la frase perfecta para responder a la muchacha…
Enarcó una de sus cejas cuando escuchó que no iba a tocarla y alzó un poco sus manos, aún con aquel cigarro entre dos de sus dedos, señalando que él no le había puesto una mano encima así que no tenía por qué temer… ¿o sí?
- Perdonad que tenga que replicaros señorita pero… yo no he dicho en ningún momento que seais una ramera puesto que aquí el único ramero soy yo… Sí, vaya sorpresa ¿verdad? No estoy esperando a que abra el burdel para fantasear con cualquier mujer… son ellas las que vienen a buscarme a mí. ¿No os gustaría ser mi clienta por esta noche? Podría incluso haceros un descuento porque vuestro atuendo me ha traído gratos recuerdos de mi amada patria… - la miró de arriba abajo sin cortarse tan solo un pelo, de forma intensa, como si la estuviese desnudando solo con ese gesto. Acabó colocando una media sonrisa en su rostro cuando terminó de recorrerla y es que no se había dejado una parte de su cuerpo sin que sus ojos azules la observasen al completo…
Sus ojos no se apartaron de la muchacha en ningún momento, ni siquiera cuando ella apoyó su mano en la pared, justo a la altura de la cabeza del moreno. Sonrió de lo más divertido, fijando su vista en esos ojos casi tan claros como los suyos. Bajó después hasta su boca y se relamió, mostrando aquella sonrisa y ensanchándola de manera curiosa… y es que no era como el resto de mujeres que había conocido… interesante, muy interesante…
Se contuvo de contestar lo que estaba pensando en esos momentos y es que algo había venido a su cabeza y no era nada bueno, eso por supuesto. Tiró el cigarro después de darle la última calada y vio como se separaba y antes de que la rubia pudiese hacer nada la tomó de la cintura, colocándose delante de ella y mirándola divertido, con sus ojos clavados en los de ella. ¿Qué si era peligroso? Colocó una de sus manos encima del pecho de la muchacha, subiéndola suavemente hasta su cuello, simulando que la estaba estrangulando pero de una forma suave, sin hacerle daño alguno. Así la llevó hasta la pared y la apoyó en ésta, acercando su rostro hasta que sus labios estuvieron a escasos centímetros de los ajenos
- ¿Dudáis de lo peligroso que puedo llegar a ser? Basta con un movimiento para terminar con vuestra vida y no habrá testigo alguno, ¿sabéis? Es divertido ver cómo intentáis negar lo evidente y es que sabéis que no esta no es la mejor situación para vos, my lady… Estáis sola con un total y completo desconocido en un callejón de la zona menos visitada de París. Os encontráis en la puerta trasera de un burdel y… podría haceros todo lo que se me pasase por la mente. Por supuesto, aunque un caballero soy peligroso… No intentéis jugármela, princesa, podéis tener más de un problema… Decidme, ¿quién es el loco ahora…? -
- ¿Vos la loca? No lo dudaría dado las vestimentas que llevais en este momento. Aunque sea verano eso no significa que podais enseñar más de lo necesario, muchacha… - dijo de lo más divertido y es que lo más normal en esos tiempos era ver a las mujeres tapadas hasta arriba y sin dejar que alguien osase en mirar tan solo un tanto de la piel de sus brazos… - Sobre lo otro, puede que sea un loco de lo más inteligente. ¿Me veis pinta acaso de ser tonto, mademoiselle? Yo creo que no y es que… si ya me hubiese abalanzado sobre vos, entonces ahora estaría corriendo calle abajo para intentar salvarse de mi… - aquello lo dijo con un tono incluso sensual, dejando sus labios entreabiertos al terminar la frase sin dejar de observarla y es que la vista que tenía ahora mismo era espectacular. No lo reconocería porque él solo era algo caballeroso si había dinero de por medio aunque tampoco le importaría disfrutar de su trabajo sin tener que cobrar… después de todo el dinero era algo secundario para una persona que disfrutaba de una gran fortuna como le ocurría al joven moreno.
No pudo hacer más que soltar una divertida risa… una risa que resonó en todo aquel callejón en el que se encontraban ahora y es que al parecer aquella diosa griega le había tomado por ni más ni menos que uno de los clientes de ese burdel. ¿Pensaría que estaba esperando para entrar y buscar alguna mujer? Qué osadía… él no iba buscando a las mujeres, sino que eran ellas las que le buscaban a él. Por supuesto por la forma en la que vestía, por su porte y su forma de ser podría parecer todo lo contrario pero por el momento tenía la frase perfecta para responder a la muchacha…
Enarcó una de sus cejas cuando escuchó que no iba a tocarla y alzó un poco sus manos, aún con aquel cigarro entre dos de sus dedos, señalando que él no le había puesto una mano encima así que no tenía por qué temer… ¿o sí?
- Perdonad que tenga que replicaros señorita pero… yo no he dicho en ningún momento que seais una ramera puesto que aquí el único ramero soy yo… Sí, vaya sorpresa ¿verdad? No estoy esperando a que abra el burdel para fantasear con cualquier mujer… son ellas las que vienen a buscarme a mí. ¿No os gustaría ser mi clienta por esta noche? Podría incluso haceros un descuento porque vuestro atuendo me ha traído gratos recuerdos de mi amada patria… - la miró de arriba abajo sin cortarse tan solo un pelo, de forma intensa, como si la estuviese desnudando solo con ese gesto. Acabó colocando una media sonrisa en su rostro cuando terminó de recorrerla y es que no se había dejado una parte de su cuerpo sin que sus ojos azules la observasen al completo…
Sus ojos no se apartaron de la muchacha en ningún momento, ni siquiera cuando ella apoyó su mano en la pared, justo a la altura de la cabeza del moreno. Sonrió de lo más divertido, fijando su vista en esos ojos casi tan claros como los suyos. Bajó después hasta su boca y se relamió, mostrando aquella sonrisa y ensanchándola de manera curiosa… y es que no era como el resto de mujeres que había conocido… interesante, muy interesante…
Se contuvo de contestar lo que estaba pensando en esos momentos y es que algo había venido a su cabeza y no era nada bueno, eso por supuesto. Tiró el cigarro después de darle la última calada y vio como se separaba y antes de que la rubia pudiese hacer nada la tomó de la cintura, colocándose delante de ella y mirándola divertido, con sus ojos clavados en los de ella. ¿Qué si era peligroso? Colocó una de sus manos encima del pecho de la muchacha, subiéndola suavemente hasta su cuello, simulando que la estaba estrangulando pero de una forma suave, sin hacerle daño alguno. Así la llevó hasta la pared y la apoyó en ésta, acercando su rostro hasta que sus labios estuvieron a escasos centímetros de los ajenos
- ¿Dudáis de lo peligroso que puedo llegar a ser? Basta con un movimiento para terminar con vuestra vida y no habrá testigo alguno, ¿sabéis? Es divertido ver cómo intentáis negar lo evidente y es que sabéis que no esta no es la mejor situación para vos, my lady… Estáis sola con un total y completo desconocido en un callejón de la zona menos visitada de París. Os encontráis en la puerta trasera de un burdel y… podría haceros todo lo que se me pasase por la mente. Por supuesto, aunque un caballero soy peligroso… No intentéis jugármela, princesa, podéis tener más de un problema… Decidme, ¿quién es el loco ahora…? -
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Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
Enseñar demasiado, ese era el problema en estos tiempos y es que un poco de escote , sin llegar a mostrar un poco el nacimiento del pecho ya era pecado, por eso ella siempre se saltaba a rajatabla todas los prejuicios aquellos y aunque sabía que se metía en camisa de once balas , lo hacía aún peor para dolor de cabeza de aquella mujer a su cuidado y que a pesar de ello la adoraba incluso más que a su hija. Rió como si eso ahora tuviera algo que ver, cada uno iba como le salía de las mismas narices así que no fuera tan presuntuoso, entornó los ojos y chasqueó la lengua, así que era también narcisista no sabía porqué no le sorprendía, aunque sus motivos tenía, apenas podía verle con claridad pero aquellos ojos azules eran como el candelabro de luz intensa y clara, era una persona bastante llamativa, como ella... y por sus palabras fueron más que gemelos.
Aquella risa no hizo otra cosa que, ella mostrase una sonrisita de lo más enternecedora como si realmente le hubiese dicho un comentario divertido pero no había sido así. Un ...¿ramero? Exactamente no sabía cual era la palabra pero tampoco es que le sorprendiese, ese tipo de hombres que requerían un poco de dinero por compañía, entre otras cosas... había que estar desesperada para hacer tal cosa, ni en sueños pagaba a un hombre por muy guapo que fuese para hacerla disfrutar de placer, ella ya tenía sus cosas... bueno, algunas... Rió ella aún más fuerte, una risa de lo más cantarina que terminó por volverse de lo más irritante, ¿su clienta? Como si no tuviera cosas que hacer.
-Para vuestra desgracia no me interesa, a saber lo que podais contagiarme, y no... no me interesa, prefiero darme placer a mí misma que caer tan bajo, ¿me veis cara de desesperada? Sí, lo haceis como esa chica altanera que necesita un buen revolcón en la cama ¿no ...es...así? Puede, pero no sereis vos, ni esta noche... ni nunca, no mezclo los negocios con el placer, así que...¿vuestra patria? Vaya que casualidad... a lo mejor soy una aparición que os tiene que advertir de que tengais cuidado... o, el deseo personificado vestido con los colores y tradiciones de vuestra tierra y sin embargo no podais tocar...-se encogió de hombros y se relamió, algunas de las gotas de lluvia le molestaban al hablar y eso un poco calmaba su sed, ahora no había nada que pudiese calmarla.
No se movió cuando la tomó de la cintura, bajo esa máscara que brillaba como el oro, clavó sus ojos claros en los de él, echando hacia atrás la cabeza, volvía al punto de partida pero de otra manera, una amenaza, suposiciones...ella había estado en situaciones peores. Ni sus palabras le tentaron a asustarse... simplemente lo miró desafiante ¿pensaba que iba a asustarse con aquello de que iba a estrangularla en aquella pocilga? Se echó a reír e incluso tomó su mano que apretaba con las suyas haciendo presión en ella, no es que pareciese en absoluto que tuviese miedo.
-Adelante, Apolo...¿pretendeis acaso que me asustan vuestras artes? Que pena, os aburrireis en esta lluviosa noche de verano...o podeis correr como un corderito sumiso a tomar como loco a sus mujeres... perdeis el tiempo conmigo...matadme... -de nuevo aquella risa malévola pero una de sus piernas se alzó para atrapar una de las suyas, haciendo presión y que casi cayese sobre ella, si estaba antes cerca ahora lo estaba más, ella era muy difícil que se acobardase, ¿qué rostro ocultaba? ¿qué ocultaba más de sí misma? Él solo podría decidir...
Aquella risa no hizo otra cosa que, ella mostrase una sonrisita de lo más enternecedora como si realmente le hubiese dicho un comentario divertido pero no había sido así. Un ...¿ramero? Exactamente no sabía cual era la palabra pero tampoco es que le sorprendiese, ese tipo de hombres que requerían un poco de dinero por compañía, entre otras cosas... había que estar desesperada para hacer tal cosa, ni en sueños pagaba a un hombre por muy guapo que fuese para hacerla disfrutar de placer, ella ya tenía sus cosas... bueno, algunas... Rió ella aún más fuerte, una risa de lo más cantarina que terminó por volverse de lo más irritante, ¿su clienta? Como si no tuviera cosas que hacer.
-Para vuestra desgracia no me interesa, a saber lo que podais contagiarme, y no... no me interesa, prefiero darme placer a mí misma que caer tan bajo, ¿me veis cara de desesperada? Sí, lo haceis como esa chica altanera que necesita un buen revolcón en la cama ¿no ...es...así? Puede, pero no sereis vos, ni esta noche... ni nunca, no mezclo los negocios con el placer, así que...¿vuestra patria? Vaya que casualidad... a lo mejor soy una aparición que os tiene que advertir de que tengais cuidado... o, el deseo personificado vestido con los colores y tradiciones de vuestra tierra y sin embargo no podais tocar...-se encogió de hombros y se relamió, algunas de las gotas de lluvia le molestaban al hablar y eso un poco calmaba su sed, ahora no había nada que pudiese calmarla.
No se movió cuando la tomó de la cintura, bajo esa máscara que brillaba como el oro, clavó sus ojos claros en los de él, echando hacia atrás la cabeza, volvía al punto de partida pero de otra manera, una amenaza, suposiciones...ella había estado en situaciones peores. Ni sus palabras le tentaron a asustarse... simplemente lo miró desafiante ¿pensaba que iba a asustarse con aquello de que iba a estrangularla en aquella pocilga? Se echó a reír e incluso tomó su mano que apretaba con las suyas haciendo presión en ella, no es que pareciese en absoluto que tuviese miedo.
-Adelante, Apolo...¿pretendeis acaso que me asustan vuestras artes? Que pena, os aburrireis en esta lluviosa noche de verano...o podeis correr como un corderito sumiso a tomar como loco a sus mujeres... perdeis el tiempo conmigo...matadme... -de nuevo aquella risa malévola pero una de sus piernas se alzó para atrapar una de las suyas, haciendo presión y que casi cayese sobre ella, si estaba antes cerca ahora lo estaba más, ella era muy difícil que se acobardase, ¿qué rostro ocultaba? ¿qué ocultaba más de sí misma? Él solo podría decidir...
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Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
No se inmutó en absoluto al escuchar la risa de aquella doncella que se encontraba compartiendo una perfecta “velada” de lluvia veraniega. Tan solo escuchó todas y cada una de las palabras que decía, sin mirarla directamente. Sus ojos de aquel color tan sumamente extraño, se paraban y posaban en cualquier lugar menos en ella, como si todo fuese más interesante que mirarla a ella… incluso una rata que pasó muy cerca de ellos en busca de algún lugar en el que encontrar comida captó su atención más de lo que lo hacían esas palabras.
Al menos eso era lo que intentaba hacer, eso era lo que buscaba… que aquella señorita pensase que nada en absoluto le importaba… no era del todo así y es que le había despertado una gran curiosidad encontrar a alguien que estaba demasiado adelantado para la época en la que nos encontramos. Era una mujer con las ideas claras, no una de esas típicas que ponía una sonrisa a su marido cuando volvía del trabajo y solo servía para alegrarle un poco la vista. Ella sabía lo que hacía y también parecía saber qué era lo que quería. ¿Podía haber algo más interesante que una mujer fuera de toda lógica posible…?
- En ningún momento osé decir que vos seáis una desesperada pero my lady… me lo acabáis de confirmar. No sé si es que no os habéis dado cuenta pero una mujer o un hombre que, teniendo el dinero suficiente para hacerlo no se dedica a otra cosa más que a satisfacer sus deseos en carne propia… Sí, pienso que es de desesperados… crucificadme si así lo deseáis, madame, pero sabéis en vuestro interior que tengo razón. De todos modos ¿dónde ha quedado el mito de que las mujeres no podían hacer ese tipo de cosas…? Virgen hasta el matrimonio, entera y pura… creo que no seréis un buen ejemplo a seguir, princesa… - murmuró ahora sí, clavando aquellos ojos tan fríos y del mismo color que el mismísimo hielo en esa figura griega que se abría paso delante de él, en la más pura perfección que había encontrado a lo largo de su vida…
No le quedó otra más que relamerse los labios en el momento en el que escuchó como ella explicaba el motivo por el que se habían encontrado. Tenía claro que ella no era una aparición por muy extraña que fuese su apariencia. Era una muchacha, de lo más extraña pero estaba tan seguro de que ella estaba ahí como de que la noche era oscura… Evitó el soltar una leve carcajada en el momento en el que dejó de compararse con una aparición para decir que podía ser el deseo, la tentación… ¿ella la lujuria personificada? No le extrañaría en absoluto…
- O quizás no seáis más que una muchacha que ha tenido la mayor suerte de su vida… ha acertado de pleno con un disfraz que en absoluto pensaba le podría dar una noche junto a un extranjero como yo… Habéis acertado de pleno… - su sonrisa, aquella que era más que maliciosa, no se apartaba en ningún momento de sus labios y no era para menos. Había comenzado a ser aquella charla una batalla por el primer puesto de algún concurso que no tenía premio alguno pero que los dos querían y deseaban ganar…
No tenía precio la mirada que ella le puso, aquella tan desafiante y es que parecía que los dos intentaban quedar por encima del otro, fuese como fuese. Quizás fuese ella o él quien se hubiese encontrado con lo que menos esperaban… con quien pudiese crear una desesperación enorme, increíble… en su persona… Bajó ligeramente la vista al darse cuenta de que le había apresado con una de sus piernas y mientras esa mujer comenzaba a hablar bajó su rostro, rozando con su nariz el cuello de ella, aspirando aquel aroma con el que le premiaba la muchacha enmascarada… Sonrió ante lo que estaba diciendo, de forma incluso tentadora y aprovechó para pasar su labio inferior por la barbilla de la chica, posando sus dos manos ahora a la altura de la cintura de la rubia…
- Habláis de mí como si fuese un brujo que intenta traeros hacia el lado más desconocido de la vida y de la sociedad… ¿malas artes? Vos sois la única que está jugando conmigo… ¿Veis normal que aparezcáis delante de mi persona vestida de tal manera? Y lo mejor de todo… decís que no queréis saber nada, que no os interesa pero aún así me atraéis hacia vos en cuanto tenéis la oportunidad… ¿Me diréis ahora que si estamos tan cerca es para resguardarnos de la lluvia…? - susurró mientras pasaba sus labios por la mejilla de la rubia de forma suave y tentadora… desde luego no iba a ser una noche para olvidar aquella…
Al menos eso era lo que intentaba hacer, eso era lo que buscaba… que aquella señorita pensase que nada en absoluto le importaba… no era del todo así y es que le había despertado una gran curiosidad encontrar a alguien que estaba demasiado adelantado para la época en la que nos encontramos. Era una mujer con las ideas claras, no una de esas típicas que ponía una sonrisa a su marido cuando volvía del trabajo y solo servía para alegrarle un poco la vista. Ella sabía lo que hacía y también parecía saber qué era lo que quería. ¿Podía haber algo más interesante que una mujer fuera de toda lógica posible…?
- En ningún momento osé decir que vos seáis una desesperada pero my lady… me lo acabáis de confirmar. No sé si es que no os habéis dado cuenta pero una mujer o un hombre que, teniendo el dinero suficiente para hacerlo no se dedica a otra cosa más que a satisfacer sus deseos en carne propia… Sí, pienso que es de desesperados… crucificadme si así lo deseáis, madame, pero sabéis en vuestro interior que tengo razón. De todos modos ¿dónde ha quedado el mito de que las mujeres no podían hacer ese tipo de cosas…? Virgen hasta el matrimonio, entera y pura… creo que no seréis un buen ejemplo a seguir, princesa… - murmuró ahora sí, clavando aquellos ojos tan fríos y del mismo color que el mismísimo hielo en esa figura griega que se abría paso delante de él, en la más pura perfección que había encontrado a lo largo de su vida…
No le quedó otra más que relamerse los labios en el momento en el que escuchó como ella explicaba el motivo por el que se habían encontrado. Tenía claro que ella no era una aparición por muy extraña que fuese su apariencia. Era una muchacha, de lo más extraña pero estaba tan seguro de que ella estaba ahí como de que la noche era oscura… Evitó el soltar una leve carcajada en el momento en el que dejó de compararse con una aparición para decir que podía ser el deseo, la tentación… ¿ella la lujuria personificada? No le extrañaría en absoluto…
- O quizás no seáis más que una muchacha que ha tenido la mayor suerte de su vida… ha acertado de pleno con un disfraz que en absoluto pensaba le podría dar una noche junto a un extranjero como yo… Habéis acertado de pleno… - su sonrisa, aquella que era más que maliciosa, no se apartaba en ningún momento de sus labios y no era para menos. Había comenzado a ser aquella charla una batalla por el primer puesto de algún concurso que no tenía premio alguno pero que los dos querían y deseaban ganar…
No tenía precio la mirada que ella le puso, aquella tan desafiante y es que parecía que los dos intentaban quedar por encima del otro, fuese como fuese. Quizás fuese ella o él quien se hubiese encontrado con lo que menos esperaban… con quien pudiese crear una desesperación enorme, increíble… en su persona… Bajó ligeramente la vista al darse cuenta de que le había apresado con una de sus piernas y mientras esa mujer comenzaba a hablar bajó su rostro, rozando con su nariz el cuello de ella, aspirando aquel aroma con el que le premiaba la muchacha enmascarada… Sonrió ante lo que estaba diciendo, de forma incluso tentadora y aprovechó para pasar su labio inferior por la barbilla de la chica, posando sus dos manos ahora a la altura de la cintura de la rubia…
- Habláis de mí como si fuese un brujo que intenta traeros hacia el lado más desconocido de la vida y de la sociedad… ¿malas artes? Vos sois la única que está jugando conmigo… ¿Veis normal que aparezcáis delante de mi persona vestida de tal manera? Y lo mejor de todo… decís que no queréis saber nada, que no os interesa pero aún así me atraéis hacia vos en cuanto tenéis la oportunidad… ¿Me diréis ahora que si estamos tan cerca es para resguardarnos de la lluvia…? - susurró mientras pasaba sus labios por la mejilla de la rubia de forma suave y tentadora… desde luego no iba a ser una noche para olvidar aquella…
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
Perfecto. No se quedaba callado y encima le devolvía las palabras quedando por los suelos, le divertía y más en esa situación, ¿quién conversaba en aquella postura? Solo los masoquistas, enarcó una ceja al nombrar lo de casta y pura...así que lo había dado por hecho, bueno...esa clase de hombres sabrían ese tipo de cosas pero no iba a pecar de ingenua, tampoco lo iba a negar... iba a tentarle con eso, ya lo creía que sí. Una breve e inocente sonrisa, la que quiso que él viese...se la dedicó por entero porque en todo momento no había despegado su mirada de la suya, se lo estaba pensando, esa vez se pensaba en lo que decir... no quería quedar por una maldita tonta por segunda vez. Iba a jugar bien sus cartas, ese vestido, esa pureza que aún poseía...pero esa alma que se la llevaba el diablo, no podía dejar de ser tentadora... traviesa, peligrosa y tenerlo todo, pero aquello le iba a costar , lo vio venir.
-Hasta el matrimonio, que palabra tan horrible, me da alergia... no creo eso de que hay que dejarle el privilegio a un hombre que seguramente que creas que te quiera ,será un acto frío y soso... que no disfrutes, sin pasión... sin deseo...-ante eso se mordió los labios le gustaba pronunciar esas dos palabras y más seguidas . ¿Qué cómo lo sé? Porque así son todas... piensan que es el príncipe azul, ¿quién habla de príncipes cuando solo hay ranas? Mi pureza solo será ofrecida a quién lo merezca, ¿de verdad creeis que soy la típica joven sumisa y siempre dispuesta? Ah no, claro que no... pero os tendreis que hacer una idea y si no tendré que haceros alguna demostración, no voy mal desencaminada...¿cierto? y... ¿ser un ejemplo? No quiero que nadie me siga de ejemplo porque yo soy única en mi especie, me da igual si suena egocéntrico... -
Sonrió de medio lado bastante satisfecha con haber acertado sin pensar en las consecuencias de esa noche, no tenía miedo, ella nunca lo tenía y antes de rehuir de aquellos azules, seguía allí oyendo cada una de las palabras que le ofrecía...se mantuvo en silencio, solo que el contacto empezaba a hacerse presente y a lo único que pudo reaccionar fue cerrar los ojos un solo segundo para volver a abrirlos sintiendo aquel tacto...las dos manos de la chica al quedar libres se apoyaron en el pecho del joven, a lo que aprovechó para tomarlo de la ropa y acercarle a ella lo suficiente para que sus frentes casi chocasen, solo fue un pequeño roce, como lo hicieron ambas narices, su boca se entreabrió ante aquel roce labial, aquellos labios rojizos terminaron mordisqueados por aquellos dientes que tenía por perlas... pero no quedó todo ahí, al atraerle su cabeza había quedado cerca de la pared y dejándola apoyar, alzó un tanto su rostro por lo que casi sus labios se tocan pero no lo dejó.
-Por supuesto ¿para qué otra cosa íbamos a estar tan cerca? Si dais un solo paso más hacia atrás os mojareis, tendré entonces que correr ese riesgo...¿ya no quereis matarme? O acaso... ¿Se os ocurre otra manera? No vais a conseguir otra cosa más que esto y en cierto modo sois un brujo de la tentación, sabeis jugar vuestras cartas y dejaros desear pero siempre hay una primera vez ¿os enseño cual? -sonrió de un modo no muy angelical, todo lo contrario a su sonrisa , aprovechó para quitar algunos botones de su camisa, sin apartar ni un instante sus ojos de los suyos...e inclinándose a besar a aquella piel que quedaba al descubierto... sin más lo apartó de ella apoyando ambas manos en su pecho... dejando que se mojase... no se despegó de donde estaba, tan solo se encogió de hombros con la palma de la mano hacia el cielo... ahora llovía más...era interesante ver aquel joven con mejor luz, la de la luna que se reflejaba en el callejó, podía oír las gotas estamparse con los charcos que se habían formado y como ahora recorría el rostro de aquel hombre de ojos hechizantes.
Sus manos se resguardaron tras su espalda como si no hubiese hecho nada y efectivamente estuviese esperando a que terminase de dejar de llover pero no iba a ser por lo visto de momento.
-¿Cómo está el agua , Apolo? -
-Hasta el matrimonio, que palabra tan horrible, me da alergia... no creo eso de que hay que dejarle el privilegio a un hombre que seguramente que creas que te quiera ,será un acto frío y soso... que no disfrutes, sin pasión... sin deseo...-ante eso se mordió los labios le gustaba pronunciar esas dos palabras y más seguidas . ¿Qué cómo lo sé? Porque así son todas... piensan que es el príncipe azul, ¿quién habla de príncipes cuando solo hay ranas? Mi pureza solo será ofrecida a quién lo merezca, ¿de verdad creeis que soy la típica joven sumisa y siempre dispuesta? Ah no, claro que no... pero os tendreis que hacer una idea y si no tendré que haceros alguna demostración, no voy mal desencaminada...¿cierto? y... ¿ser un ejemplo? No quiero que nadie me siga de ejemplo porque yo soy única en mi especie, me da igual si suena egocéntrico... -
Sonrió de medio lado bastante satisfecha con haber acertado sin pensar en las consecuencias de esa noche, no tenía miedo, ella nunca lo tenía y antes de rehuir de aquellos azules, seguía allí oyendo cada una de las palabras que le ofrecía...se mantuvo en silencio, solo que el contacto empezaba a hacerse presente y a lo único que pudo reaccionar fue cerrar los ojos un solo segundo para volver a abrirlos sintiendo aquel tacto...las dos manos de la chica al quedar libres se apoyaron en el pecho del joven, a lo que aprovechó para tomarlo de la ropa y acercarle a ella lo suficiente para que sus frentes casi chocasen, solo fue un pequeño roce, como lo hicieron ambas narices, su boca se entreabrió ante aquel roce labial, aquellos labios rojizos terminaron mordisqueados por aquellos dientes que tenía por perlas... pero no quedó todo ahí, al atraerle su cabeza había quedado cerca de la pared y dejándola apoyar, alzó un tanto su rostro por lo que casi sus labios se tocan pero no lo dejó.
-Por supuesto ¿para qué otra cosa íbamos a estar tan cerca? Si dais un solo paso más hacia atrás os mojareis, tendré entonces que correr ese riesgo...¿ya no quereis matarme? O acaso... ¿Se os ocurre otra manera? No vais a conseguir otra cosa más que esto y en cierto modo sois un brujo de la tentación, sabeis jugar vuestras cartas y dejaros desear pero siempre hay una primera vez ¿os enseño cual? -sonrió de un modo no muy angelical, todo lo contrario a su sonrisa , aprovechó para quitar algunos botones de su camisa, sin apartar ni un instante sus ojos de los suyos...e inclinándose a besar a aquella piel que quedaba al descubierto... sin más lo apartó de ella apoyando ambas manos en su pecho... dejando que se mojase... no se despegó de donde estaba, tan solo se encogió de hombros con la palma de la mano hacia el cielo... ahora llovía más...era interesante ver aquel joven con mejor luz, la de la luna que se reflejaba en el callejó, podía oír las gotas estamparse con los charcos que se habían formado y como ahora recorría el rostro de aquel hombre de ojos hechizantes.
Sus manos se resguardaron tras su espalda como si no hubiese hecho nada y efectivamente estuviese esperando a que terminase de dejar de llover pero no iba a ser por lo visto de momento.
-¿Cómo está el agua , Apolo? -
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Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
No le faltaba razón a aquella chica que había decidido compartir unos momentos de su tiempo con alguien como él. Era una persona que había podido probar cualquier cosa, incluso se había encontrado con muchas mujeres que le habían contado cosas que en absoluto tenían que ver con su trabajo. Cierto que muchas veces él no era más que un compañero, alguien que estaba ahí para que las mujeres se desahogasen pero jamás pensó que sería de ese modo… Y es que había muchas mujeres que decían que no era lo mismo hacerlo con un cortesano que con su marido y por supuesto, no se habían quedado con el hombre con el que habían contraído matrimonio.
Solo las más valientes eran las que decían ese tipo de cosas y es que la sociedad en la que se encontraban no era en absoluto la mejor para las mujeres. Ellas se suponía no podían tan siquiera decir su opinión, menos aún verse con otros hombres cuando estaban casadas… o incluso solteras. Había temas que no eran más que un tabú en el París del año 1800 y eso siempre resultaba un problema. Era difícil ser cortesano porque pocas eran las mujeres que conseguían escaparse de las garras de su matrimonio para encontrar el placer en unos brazos ajenos. Él mismo no creía en el matrimonio, ni siquiera creía en el amor. No creía en las emociones que jamás había sentido… y prefería su vida tal y como estaba en esos momentos, eso por supuesto.
No le quedó otra más que reír con los comentarios que decía y es que no parecía ser una mujer de estas puritanas que no buscaban hacer nada pero tenía su carácter y todo bien puesto por lo que puritana o no, no se dejaría tocar si ella no quería y eso era algo que le llamaba terriblemente la atención. ¿Un reto? Quizás podríamos considerarlo como tal…
- Me gustaría saber qué es lo que piensa vuestros progenitores acerca de ese asunto del matrimonio. Una visión demasiado futurista pensando en que una señorita como vos, que seguramente venga de una clase muy diferente a la de este barrio acabará siendo vendida a cualquier hombre con algo de dinero que pase, tan solo para aumentar la fortuna y el poder de vuestro padre. Una desgracia pero para eso sirven las hijas de los ricos… como monedas de cambio. Sí, será soso, será frío… aunque eso dependerá de la persona que elijais. Deberíais ser lista, my lady… hay fuegos que no se pueden detener, fuegos que deseas que te quemen… y oportunidades que solo se presentan una vez en la vida. ¿Pensáis acaso que yo sería igual de aburrido que vuestro futuro marido? No, sabéis tan bien como yo que no sería así… - aún no se había separado del cuello de aquella doncella, por lo que cada una de sus palabras chocaban contra la piel y el aroma de esa rubia que había despertado su atención… no era para menos… - Nadie os ha llamado sumisa ni mucho menos. Supongo que es eso lo que os hace interesante… que pensáis de forma diferente al resto de mujeres… - elevó su rostro, rozando el cuello de ella con sus labios hasta llegar a su oído - Y eso me gusta… diosa griega… - sonrió y se relamió de forma… totalmente consciente ya que su lengua rozó el lóbulo de la oreja de esa mujer que aún escondía su rostro tras una máscara que parecía clamar a gritos ser arrancada por él…
Le sorprendía a cada gesto y no era para menos ya que cualquier otra “señorita” seguramente se habría ido corriendo de allí, intentando huír de los placeres que aquel griego podía mostrarle… No se había encontrado con demasiadas mujeres que fuesen tan inteligentes o lanzadas como para quedarse pero ella era diferente… por supuesto que tenía que serlo…
Clavó sus ojos de color azul en los esa mujer, posando una de sus manos en la cintura de la chica mientras que la otra continuaba soportándose en la pared que tenía delante. Recorrió el costado de ella, desde un poco más arriba de la cintura hasta las caderas, notando el suave tacto de esa tela blanca, tan pura como debía serlo ella… Una media sonrisa se formó en su rostro en el momento en el que sintió como le acercaba de esa manera y es que parecía un “quiero y no puedo” de lo más tentador. No se iba a quedar parado mirando como ella lo hacía todo, menos aún cuando sabía a la perfección que lo que intentaba era tentarle… ¿para después dejarle con las ganas? Posiblemente, pero en ese caso los dos se quedarían con las ganas, de eso no cabía duda…
Rozó con su labio superior el de ella, entreabriendo sus labios para que pudiese notar como su aliento, tan cálido como la propia noche, chocaba suavemente contra su boca. Sus ojos miraban esos labios del mismo color de la pasión y aquella media sonrisa volvió a aparecer al darse cuenta de que se mordisqueaba los labios. Sinónimo de deseo… Alzó la vista hasta clavar sus ojos en los de ella y arqueó una de sus cejas, rozando de nuevo su nariz con la de la chica de forma suave. Murmuró algo en silencio, moviendo tan solo sus labios y volviendo a provocar de aquel modo un roce de lo más tentador que no acabó de otro modo que con él bajo la lluvia.
Entrecerró un tanto sus ojos para mirarla bien, terminando por sonreir de aquel modo tentador cuando escuchó como le preguntaba por cómo estaba el agua. Elevó un tanto su rostro, echándolo hacia atrás para notar como las gotas de agua de esa tormenta le recorrían por completo. La escena no podía ser más atractiva y es que su cuerpo comenzaba a estar completamente mojado, su camisa de pegaba a su perfecto cuerpo y los botones que la propia rubia había desabrochado antes no dejaban demasiado a la imaginación… Rió sin poder evitarlo, para después agachar la cabeza y echarse hacia atrás el cabello antes de clavar sus ojos de nuevo en ella. ¿Quería saber cómo estaba el agua? Se lo iba a decir…
. ¿Por qué no lo probáis y así salís de dudas, my lady…? - dicho y hecho, era de suponer que no había nada bueno rondando por su cabeza en esos momentos…
Se acercó un poco, lo suficiente como para tomarla de la muñeca y de un movimiento rápido, atraerla hacia él. Sus manos rápidamente se posaron en la cintura de aquella rubia, provocando que los dos comenzasen a mojarse ahora, solo que su vestido blanco empezaba a dar demasiado a la imaginación… Apoyó su frente contra la de ella de nuevo y sonrió de esa manera tentadora y traviesa…mordió suavemente una de las mejillas de esa muchacha vestida de forma tan sumamente tentadora antes de susurrar algo...
- Deliciosa... El agua, me refiero.. ¿no pensáis lo mismo? No viene mal mojarse un poco... de vez en cuando... - con segundas o no, ahí había dejado eso...
Solo las más valientes eran las que decían ese tipo de cosas y es que la sociedad en la que se encontraban no era en absoluto la mejor para las mujeres. Ellas se suponía no podían tan siquiera decir su opinión, menos aún verse con otros hombres cuando estaban casadas… o incluso solteras. Había temas que no eran más que un tabú en el París del año 1800 y eso siempre resultaba un problema. Era difícil ser cortesano porque pocas eran las mujeres que conseguían escaparse de las garras de su matrimonio para encontrar el placer en unos brazos ajenos. Él mismo no creía en el matrimonio, ni siquiera creía en el amor. No creía en las emociones que jamás había sentido… y prefería su vida tal y como estaba en esos momentos, eso por supuesto.
No le quedó otra más que reír con los comentarios que decía y es que no parecía ser una mujer de estas puritanas que no buscaban hacer nada pero tenía su carácter y todo bien puesto por lo que puritana o no, no se dejaría tocar si ella no quería y eso era algo que le llamaba terriblemente la atención. ¿Un reto? Quizás podríamos considerarlo como tal…
- Me gustaría saber qué es lo que piensa vuestros progenitores acerca de ese asunto del matrimonio. Una visión demasiado futurista pensando en que una señorita como vos, que seguramente venga de una clase muy diferente a la de este barrio acabará siendo vendida a cualquier hombre con algo de dinero que pase, tan solo para aumentar la fortuna y el poder de vuestro padre. Una desgracia pero para eso sirven las hijas de los ricos… como monedas de cambio. Sí, será soso, será frío… aunque eso dependerá de la persona que elijais. Deberíais ser lista, my lady… hay fuegos que no se pueden detener, fuegos que deseas que te quemen… y oportunidades que solo se presentan una vez en la vida. ¿Pensáis acaso que yo sería igual de aburrido que vuestro futuro marido? No, sabéis tan bien como yo que no sería así… - aún no se había separado del cuello de aquella doncella, por lo que cada una de sus palabras chocaban contra la piel y el aroma de esa rubia que había despertado su atención… no era para menos… - Nadie os ha llamado sumisa ni mucho menos. Supongo que es eso lo que os hace interesante… que pensáis de forma diferente al resto de mujeres… - elevó su rostro, rozando el cuello de ella con sus labios hasta llegar a su oído - Y eso me gusta… diosa griega… - sonrió y se relamió de forma… totalmente consciente ya que su lengua rozó el lóbulo de la oreja de esa mujer que aún escondía su rostro tras una máscara que parecía clamar a gritos ser arrancada por él…
Le sorprendía a cada gesto y no era para menos ya que cualquier otra “señorita” seguramente se habría ido corriendo de allí, intentando huír de los placeres que aquel griego podía mostrarle… No se había encontrado con demasiadas mujeres que fuesen tan inteligentes o lanzadas como para quedarse pero ella era diferente… por supuesto que tenía que serlo…
Clavó sus ojos de color azul en los esa mujer, posando una de sus manos en la cintura de la chica mientras que la otra continuaba soportándose en la pared que tenía delante. Recorrió el costado de ella, desde un poco más arriba de la cintura hasta las caderas, notando el suave tacto de esa tela blanca, tan pura como debía serlo ella… Una media sonrisa se formó en su rostro en el momento en el que sintió como le acercaba de esa manera y es que parecía un “quiero y no puedo” de lo más tentador. No se iba a quedar parado mirando como ella lo hacía todo, menos aún cuando sabía a la perfección que lo que intentaba era tentarle… ¿para después dejarle con las ganas? Posiblemente, pero en ese caso los dos se quedarían con las ganas, de eso no cabía duda…
Rozó con su labio superior el de ella, entreabriendo sus labios para que pudiese notar como su aliento, tan cálido como la propia noche, chocaba suavemente contra su boca. Sus ojos miraban esos labios del mismo color de la pasión y aquella media sonrisa volvió a aparecer al darse cuenta de que se mordisqueaba los labios. Sinónimo de deseo… Alzó la vista hasta clavar sus ojos en los de ella y arqueó una de sus cejas, rozando de nuevo su nariz con la de la chica de forma suave. Murmuró algo en silencio, moviendo tan solo sus labios y volviendo a provocar de aquel modo un roce de lo más tentador que no acabó de otro modo que con él bajo la lluvia.
Entrecerró un tanto sus ojos para mirarla bien, terminando por sonreir de aquel modo tentador cuando escuchó como le preguntaba por cómo estaba el agua. Elevó un tanto su rostro, echándolo hacia atrás para notar como las gotas de agua de esa tormenta le recorrían por completo. La escena no podía ser más atractiva y es que su cuerpo comenzaba a estar completamente mojado, su camisa de pegaba a su perfecto cuerpo y los botones que la propia rubia había desabrochado antes no dejaban demasiado a la imaginación… Rió sin poder evitarlo, para después agachar la cabeza y echarse hacia atrás el cabello antes de clavar sus ojos de nuevo en ella. ¿Quería saber cómo estaba el agua? Se lo iba a decir…
. ¿Por qué no lo probáis y así salís de dudas, my lady…? - dicho y hecho, era de suponer que no había nada bueno rondando por su cabeza en esos momentos…
Se acercó un poco, lo suficiente como para tomarla de la muñeca y de un movimiento rápido, atraerla hacia él. Sus manos rápidamente se posaron en la cintura de aquella rubia, provocando que los dos comenzasen a mojarse ahora, solo que su vestido blanco empezaba a dar demasiado a la imaginación… Apoyó su frente contra la de ella de nuevo y sonrió de esa manera tentadora y traviesa…mordió suavemente una de las mejillas de esa muchacha vestida de forma tan sumamente tentadora antes de susurrar algo...
- Deliciosa... El agua, me refiero.. ¿no pensáis lo mismo? No viene mal mojarse un poco... de vez en cuando... - con segundas o no, ahí había dejado eso...
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
Era cierto que era como un ángel por fuera y un demonio por dentro, aquellos ojos te lo hacían ver, esa claridad te invitaba a ver dentro de él, lo suficiente para saber que no era como los demás hombres y que se aprovechaba de ello, vaya que sí... seguro que recurrían a él muchas mujeres, todas diferentes pero todas buscándole tan solo a él... pero ¿todas le daban conversación o juego? No se creía mejor que ninguna, porque es que ella era única... ella no podía compartir lo mismo que ellas, en absoluto que no, por lo que tenía muy claro lo que iba a pasar ahí. Muchas preguntas se amontonaban en su mente, tantas que no iba a hacer ninguna... a ella no le importaba en absoluto solo era mera curiosidad... siempre le solían decir que hablaba mucho, demasiado y que a la mayoría de la gente no le dejaba decir palabra, tenía que ser la voz cantante, hacer lo que ella quisiese menos en un terreno... en el que estaban hablando, sus padres ya se habían puesto a buscarle marido y ella no podía elegir, porque para Bryanna ninguno era bueno ¿quién podría enamorar a la chica de hielo? Nadie. El amor era algo que los bohemios describían de ese estado en el que no eres el que eres, cambias totalmente...te ríes de forma tonta, sumisa y sientes cosas ¿pero...qué cosas? Eso era imposible... oyó cada una de sus palabras, su teoría era bastante convincente y no le quitó razón, si él se había dedicado a eso era porque entendía a las mujeres en algunos aspectos, sabían lo que buscaban y por dinero como placer ¿qué negocio podía ser mejor? Interesante, nunca se lo había replanteado así en absoluto...
Entreabrió los labios para como no, exponer sus pensamientos cuando oyó eso de “Deneriais ser lista, my lady”, ella lo era pero eso no la salvaba de al final tener que escoger y conformarse, ya se había hecho a ello... así que no le afectaba ya no.
-No, Apolo... no es así, a mí me escogerán el pretendiente... de momento me voy escapando pero por mi edad ya va siendo hora de que me case, no quito razón a vuestras palabras pero no seré una de esas mujeres casadas que pagan por vos, nunca recurriría a eso... si has elegido un fuego con el que quemarte, te quemarás y ya está... aunque tu fuego sea el más provocador de todos... y ya sé que soy diferente, soy la única que aún no os ha acorralado y pedido que me hagais vuestra, habeis sido vos quién lo ha hecho, punto a mi favor... mi querido griego... -
Su boca seguía entreabierta, y es que a medida que hablaba aquel roce cálido le cubría la piel...se controló, no era la primera vez que pasaba pero tampoco sería la última, eso esperaba de verdad... le dejó que le tocase, quería ver y sentir porqué tenía que ser diferente al resto, cuando a un hombre se le presentaba una mujer joven y hermosa siempre tenían el mismo pensamiento... no lo había contratado y él parecía estar interesado en saber más, eso o simplemente que cayese en su red para terminar siendo adicta a su cuerpo y arruinarla...rió a la vez que suspiraba. Una de sus manos acarició la pared tan solo con la yema de los dedos, mientras su mirada azul seguía inmersa en aquellos gestos felinos, como un tigre tentando a su presa...
La estaba tentando, no la había besado pero eso buscaba que ella buscase su beso, ella también entreabrió los labios y lejos de apartarse, tomó el labio inferior de él mordisqueándolo un tanto con los dientes, ni siquiera le rozó los labios... solo las veces que él lo había hecho, soltándolo en el mismo instante que sus cuerpos volvieron a moverse. Sí , sabía lo que hacer para tentar a un hombre a pesar de no tener experiencia, era algo que le salía solo... su mano libre empezó a recorrer el vientre sobre la ropa, lo imitaba... y apenas podía sentirse la presión, era como si acariciase la prenda, pero sin embargo él podía notar aquel calor agradable traspasar la tela y sentir como se dibujaban en su piel de forma terrible...porque era más que tentación aquello, cosa que estaría bastante acostumbrado, no lo hizo para impresionarle...
Que bonita y tentadora imagen, si lo hubiese hecho aposta no le hubiese salido tan bien, se volvió a relamer al ver como aquellas gotas recorrían aquel rostro atractivo, ladeó la cabeza como si no le entendiese y sin más le atrajo hacia sí, no se apartó, dejó que la lluvia acariciase sus brazos, recorriese la parte que tenía descubierta de su cara... la máscara comenzaba a molestarle pero no se la quitaría aún, ya que estaba sujeta de aquel modo... echó su cuerpo hacia atrás, agarrándose de la camisa... la cual le sirvió de apoyo, ahora sí que el agua recorrió su vestido, que hizo el mismo resultado que su camisa, se le pegó, tenía algo de calor, no supo si por la situación o una mezcla del calor y de la excitación... era bonito verle arquearse, recoger el agua que le estaba golpeando la piel, como dándole envidia ya que él no lo había hecho...
-Está perfecta... ¿pensais aún que vais a sacarme la pasta? Podeis hacer lo que querais, me parece que no será vuestra noche, podeis volver a vuestro rincón del deseo y recordar esta pequeña danza bajo la lluvia, ¿no os da curiosidad qué rostro se muestra tras la máscara? Puede que no seais tan amable conmigo después de ello o... seguramente, pensareis en mí cada noche de vuestra vida... la única mujer que no ha querido ni un beso del cortesano griego...
Ahora fue cuando volvió a su estado normal, inclinándose a su boca, aquella que ahora estaba adornada de gotas de lluvia, rió de lo más divertida y sin más pasó la lengua por sus labios recogiendo el agua y relamiéndose después...sus dos manos seguían en su pecho y como había hecho antes para apartarlo de la pared... se intentó librar de él con algo de más fuerza llevando a cabo un baile de la alta cuna...como si la música fuera aquella lluvia... cada gesto y cada mirada era clave...y no, ni parpadeó...seguía mirándole de aquella forma tan penetrante.
Entreabrió los labios para como no, exponer sus pensamientos cuando oyó eso de “Deneriais ser lista, my lady”, ella lo era pero eso no la salvaba de al final tener que escoger y conformarse, ya se había hecho a ello... así que no le afectaba ya no.
-No, Apolo... no es así, a mí me escogerán el pretendiente... de momento me voy escapando pero por mi edad ya va siendo hora de que me case, no quito razón a vuestras palabras pero no seré una de esas mujeres casadas que pagan por vos, nunca recurriría a eso... si has elegido un fuego con el que quemarte, te quemarás y ya está... aunque tu fuego sea el más provocador de todos... y ya sé que soy diferente, soy la única que aún no os ha acorralado y pedido que me hagais vuestra, habeis sido vos quién lo ha hecho, punto a mi favor... mi querido griego... -
Su boca seguía entreabierta, y es que a medida que hablaba aquel roce cálido le cubría la piel...se controló, no era la primera vez que pasaba pero tampoco sería la última, eso esperaba de verdad... le dejó que le tocase, quería ver y sentir porqué tenía que ser diferente al resto, cuando a un hombre se le presentaba una mujer joven y hermosa siempre tenían el mismo pensamiento... no lo había contratado y él parecía estar interesado en saber más, eso o simplemente que cayese en su red para terminar siendo adicta a su cuerpo y arruinarla...rió a la vez que suspiraba. Una de sus manos acarició la pared tan solo con la yema de los dedos, mientras su mirada azul seguía inmersa en aquellos gestos felinos, como un tigre tentando a su presa...
La estaba tentando, no la había besado pero eso buscaba que ella buscase su beso, ella también entreabrió los labios y lejos de apartarse, tomó el labio inferior de él mordisqueándolo un tanto con los dientes, ni siquiera le rozó los labios... solo las veces que él lo había hecho, soltándolo en el mismo instante que sus cuerpos volvieron a moverse. Sí , sabía lo que hacer para tentar a un hombre a pesar de no tener experiencia, era algo que le salía solo... su mano libre empezó a recorrer el vientre sobre la ropa, lo imitaba... y apenas podía sentirse la presión, era como si acariciase la prenda, pero sin embargo él podía notar aquel calor agradable traspasar la tela y sentir como se dibujaban en su piel de forma terrible...porque era más que tentación aquello, cosa que estaría bastante acostumbrado, no lo hizo para impresionarle...
Que bonita y tentadora imagen, si lo hubiese hecho aposta no le hubiese salido tan bien, se volvió a relamer al ver como aquellas gotas recorrían aquel rostro atractivo, ladeó la cabeza como si no le entendiese y sin más le atrajo hacia sí, no se apartó, dejó que la lluvia acariciase sus brazos, recorriese la parte que tenía descubierta de su cara... la máscara comenzaba a molestarle pero no se la quitaría aún, ya que estaba sujeta de aquel modo... echó su cuerpo hacia atrás, agarrándose de la camisa... la cual le sirvió de apoyo, ahora sí que el agua recorrió su vestido, que hizo el mismo resultado que su camisa, se le pegó, tenía algo de calor, no supo si por la situación o una mezcla del calor y de la excitación... era bonito verle arquearse, recoger el agua que le estaba golpeando la piel, como dándole envidia ya que él no lo había hecho...
-Está perfecta... ¿pensais aún que vais a sacarme la pasta? Podeis hacer lo que querais, me parece que no será vuestra noche, podeis volver a vuestro rincón del deseo y recordar esta pequeña danza bajo la lluvia, ¿no os da curiosidad qué rostro se muestra tras la máscara? Puede que no seais tan amable conmigo después de ello o... seguramente, pensareis en mí cada noche de vuestra vida... la única mujer que no ha querido ni un beso del cortesano griego...
Ahora fue cuando volvió a su estado normal, inclinándose a su boca, aquella que ahora estaba adornada de gotas de lluvia, rió de lo más divertida y sin más pasó la lengua por sus labios recogiendo el agua y relamiéndose después...sus dos manos seguían en su pecho y como había hecho antes para apartarlo de la pared... se intentó librar de él con algo de más fuerza llevando a cabo un baile de la alta cuna...como si la música fuera aquella lluvia... cada gesto y cada mirada era clave...y no, ni parpadeó...seguía mirándole de aquella forma tan penetrante.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
Cierto… a las mujeres de clase alta eran los padres los que acababan eligiendo con quién debían casarse o no, lo gracioso del asunto es que parecía que la muchacha, según le estaba diciendo, conseguía siempre escaparse de todos aquellos planes de matrimonio que debían tener para ella. No podía verle le cara pero tampoco le echaba más de 23 o 24 años… Desde luego sabiendo que había chicas a las que sus padres obligaban a casar incluso a los 16 años de edad, le sorprendió que ella aún estuviese soltera. No se había parado a pensarlo hasta ese momento. De todos modos no era algo que solo afectase a las mujeres y es que los hombres, aunque con algo más de libertad, siempre acababan del mismo modo. En su caso no habían sido sus padres, sino su abuelo quien le había empezado a meter prisa para que encontrase una mujer con la que poder pasar el resto de su vida antes de que él perdiese la suya. Parecía que al anciano le gustaría ver como su único nieto no se quedaba solo en el mundo cuando le perdiese a él.
Ese era el punto a favor que tenían todos los de género masculino y por lo tanto él. De algún modo podían incluso elegir a sus pretendientas, pero había mujeres a las que obligaban a casarse con un hombre en particular. Ciertamente deseaba que a esa muchacha de túnica griega no le pasase algo como aquello, que corriese una suerte mucho mejor a lo largo de su vida y es que sino, acabaría siendo como las demás… unas amargadas que finalmente y aunque lo negasen hasta la saciedad, acababan buscando compañeros como él mismo…
- ¿Podeis afirmar al 100% que no seríais una de esas mujeres que pagan por mí? Creo que no, porque podéis, si así lo deseáis, fantasear con que encontraréis un pretendiente a vuestra altura y podéis además vivir engañada pensando que os podéis llegar a enamorar de esa persona que en realidad no tiene nada que ver con vos. Sabéis tan bien como yo que la mejor opción para cualquier persona es elegir a alguien que le atraiga, que le haga sentirse especial. El amor a veces es algo secundario y para las mujeres que son como vos, mi querida rubia, dentro de un par de años… yo soy su mejor elección… - aquello último lo susurró en su oído y es que había conocido a muchas mujeres de clase social alta a lo largo de toda su vida… no solo por ese trabajo como cortesano que venía a ser más una afición que cualquier otra cosa, sino también por las fiestas que tenía que frecuentar de la alta cuna. Él era uno de ellos después de todo…
Una sonrisa comenzó a formarse en su rostro y en lugar de desaparecer ante las palabras que iba diciendo aquella mujer, no hacía más que ampliarse, de una forma tentadora. Sí, había sido una de las pocas mujeres que no le habían dejado claro que querían ser suyas pero ¿qué más daba eso? Las palabras para él sobraban cuando había podido ver como enredaba una de sus piernas con las de él, acercándole de manera peligrosa.
- Supongo entonces que los movimientos y la forma en la que me habéis atrapado antes no era más que un juego de niños o una simple provocación, my lady… ¿Buscáis acaso que esta noche sueñe con lo que os haría y no pude hacer? Lamento deciros que ese no es mi estilo en absoluto. Puede que no me estéis diciendo con palabras que deseáis más de mi, pero vuestro cuerpo habla solo… - susurró acariciando de nuevo uno de sus costados, con la suficiente fuerza como para que notase las yemas de sus dedos recorrerla, pero a la vez de forma suave, para tentarla…
Le había quedado más que claro lo que acababa de decir y prueba de ello fue darse cuenta de que le estaba mordiendo el labio inferior. No pudo hacer más que atraerla un tanto más a su cuerpo con ambas manos y sonreir divertido. No, no iba a ser él quien se decidiese a besarla porque antes o después lo haría ella. Ya se había acercado más de la cuenta, lo suficiente como para que quedase claro el deseo que podía existir en aquellos dos cuerpos por poseer al otro bajo la lluvia si hacía falta.
Cómo no, esa lucha no era más que un tira y afloja entre el uno y la otra y es que las cosas no se podían poner más interesantes. Tan pronto como ella le echaba de su lado, él la atraía y era entonces cuando la propia chica se aferraba a él como si no quisiera dejarle marchar. Pero la escena se repetía una y otra vez, en un bucle sin sentido que continuaba dando vueltas del mismo modo una y otra vez. Sus palabras provocaron que arquease una de sus cejas de forma divertida y es que había escuchado que ella no le iba a pagar…
- ¿Quién ha hablado de pagar, my lady…? Nadie ha mencionado nada por el estilo y es que el burdel está ahí dentro, no aquí fuera. No me dedico a hacer negocio buscando muchachitas por las calles parisinas. Lo suyo ha sido una simple casualidad… una deliciosa casualidad además… - murmuró antes de acercarse a su oído para rozar sus labios con aquel lugar, sonriendo ante las palabras que le había dicho - Muy injusto por vuestra parte continuar escondiéndome vuestro rostro… ¿no será que sois vos quien tenéis miedo de que vea lo que hay bajo la máscara? No creo que me asustéis precisamente… - sonrió de ese modo tan suyo antes de separarse y mirarla fijamente. Aún tenía en los labios aquel sabor de su lengua pasando por ellos, apartando las gotas de lluvia que se posaban en esa parte de su anatomía. Se relamió recogiendo el sabor que quedaba… no podía ser mejor, digno de una diosa griega…
La escena parecía sacada de algún cuento de esos en los que solo las niñas creían… y es que dos cuerpos como los suyos estaban totalmente empapados por culpa de la lluvia pero aún así no buscaban lugar para resguardarse ni mucho menos. Solo continuaban ahí, mirándose el uno al otro con aquel deseo que se podía palpar en el ambiente, bailando puesto que le había seguido el ritmo sin problemas, como si ella no fuese más que una princesa. Adonis tenía ese toque tentador que podía volver loca a cualquier mujer, pero jamás olvidaba algo que era simplemente imprescindible en un hombre de su clase social: la caballerosidad. Sonrió mientras sus ojos azules, tan claros como el mismísimo hielo, se clavaban directamente en esa máscara dorada que ansiaba arrancar para poder ver de una vez al completo esa aparición que le estaba llevando por el camino de la tentación… Su frente se apoyó en la de ella y rozó sus labios de nuevo, aunque esta vez lo hizo con la punta de su lengua, dibujando con ésta el contorno de esa deliciosa boca que pedía a gritos ser tomada por él. No lo haría, por supuesto que no… aún quedaban más lecciones para aquella chica antes de llegar a ese deseado beso…
Ese era el punto a favor que tenían todos los de género masculino y por lo tanto él. De algún modo podían incluso elegir a sus pretendientas, pero había mujeres a las que obligaban a casarse con un hombre en particular. Ciertamente deseaba que a esa muchacha de túnica griega no le pasase algo como aquello, que corriese una suerte mucho mejor a lo largo de su vida y es que sino, acabaría siendo como las demás… unas amargadas que finalmente y aunque lo negasen hasta la saciedad, acababan buscando compañeros como él mismo…
- ¿Podeis afirmar al 100% que no seríais una de esas mujeres que pagan por mí? Creo que no, porque podéis, si así lo deseáis, fantasear con que encontraréis un pretendiente a vuestra altura y podéis además vivir engañada pensando que os podéis llegar a enamorar de esa persona que en realidad no tiene nada que ver con vos. Sabéis tan bien como yo que la mejor opción para cualquier persona es elegir a alguien que le atraiga, que le haga sentirse especial. El amor a veces es algo secundario y para las mujeres que son como vos, mi querida rubia, dentro de un par de años… yo soy su mejor elección… - aquello último lo susurró en su oído y es que había conocido a muchas mujeres de clase social alta a lo largo de toda su vida… no solo por ese trabajo como cortesano que venía a ser más una afición que cualquier otra cosa, sino también por las fiestas que tenía que frecuentar de la alta cuna. Él era uno de ellos después de todo…
Una sonrisa comenzó a formarse en su rostro y en lugar de desaparecer ante las palabras que iba diciendo aquella mujer, no hacía más que ampliarse, de una forma tentadora. Sí, había sido una de las pocas mujeres que no le habían dejado claro que querían ser suyas pero ¿qué más daba eso? Las palabras para él sobraban cuando había podido ver como enredaba una de sus piernas con las de él, acercándole de manera peligrosa.
- Supongo entonces que los movimientos y la forma en la que me habéis atrapado antes no era más que un juego de niños o una simple provocación, my lady… ¿Buscáis acaso que esta noche sueñe con lo que os haría y no pude hacer? Lamento deciros que ese no es mi estilo en absoluto. Puede que no me estéis diciendo con palabras que deseáis más de mi, pero vuestro cuerpo habla solo… - susurró acariciando de nuevo uno de sus costados, con la suficiente fuerza como para que notase las yemas de sus dedos recorrerla, pero a la vez de forma suave, para tentarla…
Le había quedado más que claro lo que acababa de decir y prueba de ello fue darse cuenta de que le estaba mordiendo el labio inferior. No pudo hacer más que atraerla un tanto más a su cuerpo con ambas manos y sonreir divertido. No, no iba a ser él quien se decidiese a besarla porque antes o después lo haría ella. Ya se había acercado más de la cuenta, lo suficiente como para que quedase claro el deseo que podía existir en aquellos dos cuerpos por poseer al otro bajo la lluvia si hacía falta.
Cómo no, esa lucha no era más que un tira y afloja entre el uno y la otra y es que las cosas no se podían poner más interesantes. Tan pronto como ella le echaba de su lado, él la atraía y era entonces cuando la propia chica se aferraba a él como si no quisiera dejarle marchar. Pero la escena se repetía una y otra vez, en un bucle sin sentido que continuaba dando vueltas del mismo modo una y otra vez. Sus palabras provocaron que arquease una de sus cejas de forma divertida y es que había escuchado que ella no le iba a pagar…
- ¿Quién ha hablado de pagar, my lady…? Nadie ha mencionado nada por el estilo y es que el burdel está ahí dentro, no aquí fuera. No me dedico a hacer negocio buscando muchachitas por las calles parisinas. Lo suyo ha sido una simple casualidad… una deliciosa casualidad además… - murmuró antes de acercarse a su oído para rozar sus labios con aquel lugar, sonriendo ante las palabras que le había dicho - Muy injusto por vuestra parte continuar escondiéndome vuestro rostro… ¿no será que sois vos quien tenéis miedo de que vea lo que hay bajo la máscara? No creo que me asustéis precisamente… - sonrió de ese modo tan suyo antes de separarse y mirarla fijamente. Aún tenía en los labios aquel sabor de su lengua pasando por ellos, apartando las gotas de lluvia que se posaban en esa parte de su anatomía. Se relamió recogiendo el sabor que quedaba… no podía ser mejor, digno de una diosa griega…
La escena parecía sacada de algún cuento de esos en los que solo las niñas creían… y es que dos cuerpos como los suyos estaban totalmente empapados por culpa de la lluvia pero aún así no buscaban lugar para resguardarse ni mucho menos. Solo continuaban ahí, mirándose el uno al otro con aquel deseo que se podía palpar en el ambiente, bailando puesto que le había seguido el ritmo sin problemas, como si ella no fuese más que una princesa. Adonis tenía ese toque tentador que podía volver loca a cualquier mujer, pero jamás olvidaba algo que era simplemente imprescindible en un hombre de su clase social: la caballerosidad. Sonrió mientras sus ojos azules, tan claros como el mismísimo hielo, se clavaban directamente en esa máscara dorada que ansiaba arrancar para poder ver de una vez al completo esa aparición que le estaba llevando por el camino de la tentación… Su frente se apoyó en la de ella y rozó sus labios de nuevo, aunque esta vez lo hizo con la punta de su lengua, dibujando con ésta el contorno de esa deliciosa boca que pedía a gritos ser tomada por él. No lo haría, por supuesto que no… aún quedaban más lecciones para aquella chica antes de llegar a ese deseado beso…
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
No, no era como “esas mujeres” ni aunque estuviese casada iba a aceptarlo, ella era diferente al resto y aunque él no lo viese, su ceño se había fruncido bajo la máscara en señal que no estaba de acuerdo con eso, no iba a negar que hiciese tal cosa porque no podía saber qué ocurriría en un futuro pero a lo que ahora respectaba, no, no se le ocurriría jamás pagar por sentirse especial...un matrimonio no iba a destruir su ego, es más... con suerte elegiría a un hombre al que manejar y terminar haciendo lo que le diese la gana ¿qué mejor manera que esa? Era un plan soberbio, una cosa por otra... y seguro que habría miles de hombres por París con sus mismos pensamientos, era un matrimonio de conveniencia pero cada uno a su aire, su madre tuvo que conformarse y no era feliz... nunca la había visto sonreír en sus veintiún años de vida. Enarcó una ceja de forma visible “soy la mejor elección”, se echó a reír sin más negando con la cabeza...
-Sí, sois la mejor elección...no os ata nadie, dais lo que ellas quieren cuando ellas lo deseen, ¿quién no os dice que yo ya esté casada o comprometida? Que no lleve anillo no quiere decir que no lo esté, por eso sé tan bien de qué hablo...a ver si os enterais de que no todas son iguales, yo no me lo considero... sé que mi último recurso sería pagar a alguien como vos, ¿sabeis porqué? No me haría falta, encandilaría a cualquiera y sería fácil que retozase en mis sábanas como seguro a ninguna mujer le hiciese el amor o como querais llamarlo, se entiende que toda persona tenga necesidades y las quiera calmar... pero ante todo está el orgullo y antes de verme por un burdel buscando un cuerpo que ya ha sido de tantas mujeres, prefiero que me atreviesen el corazón con una daga y no una vez, mil...
Era clara por supuesto, lo tenía más claro que el agua y no era por lo recatada era como había dicho, orgullo y nada más que orgullo. Tanto aquella caricia de su costado como su sonrisa arrebatadora, le hacía ir un paso más atrás, no quería saber nada sobre eso... ni ser una niña caprichosa con un hombre que se vende al mejor postor. Se encogió de hombros, que soñase con lo que le diese la gana, ella nunca soñaba y mucho menos con un desconocido, se mantuvo en silencio ...volviéndola hacer reír, esa risa hizo eco en aquel inmenso callejón...claro que era un juego, provocación y tentación ¿se pensaba que no sabía hacer eso? Lo había aprendido con el paso del tiempo, observando a otros o que otros se lo intentasen de hacer a ella, ahora por lo visto era un experto en el lenguaje corporal, no negaba que hubiese atracción y el hecho de quedar uno por encima del otro era insuperable y eso era lo que más le gustaba de todo esto.
¿Se estaba refiriendo que sus fines no eran solo del dinero? Ella no creía en las casualidades, solo que tenía que pasar y ya, pero estaba claro que al igual que se acercaba ella se alejaba, y viceversa, sin cruzar un límite porque estaba prohibido, negó a su petición no iba a darle el gusto de que viera su rostro, el juego era más interesante si era así.
-No os tendría que dar miedo, no soy tan horrible como vos... así que punto a mi favor-su tono fue divertido, una broma al igual que el egocentrismo crecía por segundos, ambos con el mismo problema seguramente. No lo demostró, solo sus ojos azules se agrandaron un tanto cuando él se unió a su baile, siguió cada uno de sus movimientos a la perfección y cuando tuvieron que unirse sus manos, sus palmas se tocaron y juntos giraron entre sí hasta que ambas frentes chocaron y la joven no apartó su mirada de la suya, siguió allí sin dejar de mirarle a los ojos, estaban completamente empapados pero eso no le importaba...quería seguir disfrutando de aquel baile y aquella curiosidad que empezaba a despertarse en ella.
Entreabrió los labios por imitarla pero él le estaba lamiendo los labios cosa que le dejó hasta que terminó de dibujarlos pero su propia mano, la que estaba apoyada en la suya... la llevó a aquellos carnosos labios que dibujaron con cuidado, solo con la yema de sus dedos y acto seguido se llevaba a los labios para lamer con verdadera sensualidad, se apartó de nuevo de él dándose la vuelta, mirando hacia el frente del callejón, empezando a caminar hacia la salida, tal vez sería mejor volver... no quería que todo esto fuese a más había sido simplemente perfecto y por primera vez un hombre no se había quedado callado y le había puesto las cosas en su sitio, dio un par de pasos, sujetándose el vestido con una mano mientras la otra se acariciaba el cabello rubio mojado era una imagen digna de ver porque sí que se podía asimilar a ser una diosa griega..., no dijo nada hasta que volvió a girarse caminando hacia atrás muy lentamente, la lluvia se convirtió en aguacero y caía con más fuerzas, apenas se podía distinguir ambas figuras y para ella ese momento fue absolutamente perfecto...nada mejor que eso. Sabía que era mejor marcharse de allí, el baile había concluído, ella no solía bailar con nadie y aquel maldito ángel lo había hecho.
-¡Reservadme la próxima pieza! Creo que no hay mejor de ver qué pasaría sí en un nuevo encuentro, si creeis en el destino os encontraré si no... siempre puedo volverme a escapar de otra fiesta -alzó la voz pero no aceleró sus pasos, seguí mirándole fijamente con aquella sonrisa en su boca...¿Era una cobarde? Puede, pero era mejor no tentar a la suerte...
-Sí, sois la mejor elección...no os ata nadie, dais lo que ellas quieren cuando ellas lo deseen, ¿quién no os dice que yo ya esté casada o comprometida? Que no lleve anillo no quiere decir que no lo esté, por eso sé tan bien de qué hablo...a ver si os enterais de que no todas son iguales, yo no me lo considero... sé que mi último recurso sería pagar a alguien como vos, ¿sabeis porqué? No me haría falta, encandilaría a cualquiera y sería fácil que retozase en mis sábanas como seguro a ninguna mujer le hiciese el amor o como querais llamarlo, se entiende que toda persona tenga necesidades y las quiera calmar... pero ante todo está el orgullo y antes de verme por un burdel buscando un cuerpo que ya ha sido de tantas mujeres, prefiero que me atreviesen el corazón con una daga y no una vez, mil...
Era clara por supuesto, lo tenía más claro que el agua y no era por lo recatada era como había dicho, orgullo y nada más que orgullo. Tanto aquella caricia de su costado como su sonrisa arrebatadora, le hacía ir un paso más atrás, no quería saber nada sobre eso... ni ser una niña caprichosa con un hombre que se vende al mejor postor. Se encogió de hombros, que soñase con lo que le diese la gana, ella nunca soñaba y mucho menos con un desconocido, se mantuvo en silencio ...volviéndola hacer reír, esa risa hizo eco en aquel inmenso callejón...claro que era un juego, provocación y tentación ¿se pensaba que no sabía hacer eso? Lo había aprendido con el paso del tiempo, observando a otros o que otros se lo intentasen de hacer a ella, ahora por lo visto era un experto en el lenguaje corporal, no negaba que hubiese atracción y el hecho de quedar uno por encima del otro era insuperable y eso era lo que más le gustaba de todo esto.
¿Se estaba refiriendo que sus fines no eran solo del dinero? Ella no creía en las casualidades, solo que tenía que pasar y ya, pero estaba claro que al igual que se acercaba ella se alejaba, y viceversa, sin cruzar un límite porque estaba prohibido, negó a su petición no iba a darle el gusto de que viera su rostro, el juego era más interesante si era así.
-No os tendría que dar miedo, no soy tan horrible como vos... así que punto a mi favor-su tono fue divertido, una broma al igual que el egocentrismo crecía por segundos, ambos con el mismo problema seguramente. No lo demostró, solo sus ojos azules se agrandaron un tanto cuando él se unió a su baile, siguió cada uno de sus movimientos a la perfección y cuando tuvieron que unirse sus manos, sus palmas se tocaron y juntos giraron entre sí hasta que ambas frentes chocaron y la joven no apartó su mirada de la suya, siguió allí sin dejar de mirarle a los ojos, estaban completamente empapados pero eso no le importaba...quería seguir disfrutando de aquel baile y aquella curiosidad que empezaba a despertarse en ella.
Entreabrió los labios por imitarla pero él le estaba lamiendo los labios cosa que le dejó hasta que terminó de dibujarlos pero su propia mano, la que estaba apoyada en la suya... la llevó a aquellos carnosos labios que dibujaron con cuidado, solo con la yema de sus dedos y acto seguido se llevaba a los labios para lamer con verdadera sensualidad, se apartó de nuevo de él dándose la vuelta, mirando hacia el frente del callejón, empezando a caminar hacia la salida, tal vez sería mejor volver... no quería que todo esto fuese a más había sido simplemente perfecto y por primera vez un hombre no se había quedado callado y le había puesto las cosas en su sitio, dio un par de pasos, sujetándose el vestido con una mano mientras la otra se acariciaba el cabello rubio mojado era una imagen digna de ver porque sí que se podía asimilar a ser una diosa griega..., no dijo nada hasta que volvió a girarse caminando hacia atrás muy lentamente, la lluvia se convirtió en aguacero y caía con más fuerzas, apenas se podía distinguir ambas figuras y para ella ese momento fue absolutamente perfecto...nada mejor que eso. Sabía que era mejor marcharse de allí, el baile había concluído, ella no solía bailar con nadie y aquel maldito ángel lo había hecho.
-¡Reservadme la próxima pieza! Creo que no hay mejor de ver qué pasaría sí en un nuevo encuentro, si creeis en el destino os encontraré si no... siempre puedo volverme a escapar de otra fiesta -alzó la voz pero no aceleró sus pasos, seguí mirándole fijamente con aquella sonrisa en su boca...¿Era una cobarde? Puede, pero era mejor no tentar a la suerte...
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Despertando nuevas emociones [Bryanna]
Aún podía notar la lluvia caer desde el cielo, recorriendo cada parte de su cuerpo y empapando aquel traje que sabía al final acabaría en la basura… con un poco de suerte no pillaría un resfriado o alguna pulmonía y es que aunque interesante… lo que estaban haciendo no era muy inteligente o sano precisamente. Sin embargo no era capaz de moverse para resguardarse de la lluvia y así apartarse de esa mujer que parecía estar completamente segura de que jamás iba a pagar por él. Le parecía divertida la situación y es que ninguna mujer se le había resistido hasta el momento pero ¿qué era lo que pasaba por esa cabecita rubia? Quién sabía, cualquier cosa… pero debía admitir que aunque la muchacha tenía razón, estaba equivocada en alguna que otra cosa. En situaciones de lo más sencillas y es que estaba ahí con él, empapándose bajo la lluvia en vez de irse, de resguardarse en cualquier lugar. Y si estaba ahí no era obligada ni mucho menos.
Rió sin más cuando escuchó todo lo que dijo. Sí, cierto que podía estar prometida o incluso casada pero ¿en algún momento le había dicho que ese tipo de cosas le importasen? En absoluto y si a lo que ella se estaba refiriendo es que aún estando casada no acudía a gente como él, pues no había más que pensar que la chica estaba recién casada o que en verdad era diferente. Pero aún así había algo claro y es que si estuviese tan solo enamorada del hombre con el que estaría prometida o casada… no estaría ahí, escondiéndose de ir a cualquier sitio y menos aún sola. AL igual que tampoco habría jugado con él de ese modo tan tentador. Lamerle los labios, desabrochar algunos botones de su camisa… había que estar muy ciego para no darse cuenta de lo que estaba pasando en ese lugar.
- Hay mucha razón en vuestras palabras mi señora pero… ¿os habéis parado a pensar en algo muy simple? Veréis, es posible que podáis encandilar a cualquier hombre sin tan siquiera despeinaros vuestra melena rubia. No lo dudo ni lo he dudado en ningún momento pero ¿no veis el problema? Ese hombre no seré yo y tampoco podrá daros la mitad de lo que podría este humilde cortesano… Supongo que no os habéis parado a pensar en esto pero… sí, buscad a quien vos queráis. Al igual que yo soñaré con vos esta noche pensando en la mujer que no fue mía, es muy posible, casi seguro que vos no solo esta noche, sino todas las que restan hasta que paseis a mejor vida, serán tan solo dedicadas a mi… todos y cada uno de los sueños, de una manera u otra, estarán protagonizados por mi… - sonrió de forma divertida y es que con eso le había dicho todo lo que tenía que expresar en esos momentos. Ella era diferente, sí pero… ¿acaso él no lo era? Por supuesto que lo era también y eso era lo que hacía que todo lo que la rubia decía careciese de sentido en algún que otro momento…
Divertido y curioso ver como cuando él se acercaba un paso ella se retiraba otro y por supuesto, cuando ella se acercaba era él quien se retiraba, como si fuese un baile en el que ninguno de los dos quería caer de lleno. No era para menos, un acercamiento más de lo debido podría acabar de cualquier modo y él deseaba que fuese ella quien le buscase. Por supuesto que sí, no podía haber nada mejor el simple hecho de notar como venía hacia él, como quería un beso al menos. Sin embargo era diferente de las otras veces porque tenía que dar él algún que otro paso para ver si se decidía. Sabía como tentarle, claro que sabía y es que sino no habría lamido sus labios en absoluto o haber intentado escapar de él consiguiendo tan solo que sus cuerpos se pegasen aún más. Hasta intentando librarse de él conseguía ser tentadora…
Y finalmente no pudo hacer otra cosa más que echarse a reir en una carcajada igual de sonora o incluso más que la que ella le había dedicado. ¿Qué no sería tan horrible como él? No sabía dónde estaba mirando para decir ese tipo de cosas pero fuera egocentrísmo, él era un tipo que llamaba la atención y tenía un atractivo casi único. Para más INRI siempre era capaz de mezclar su aire despreocupado y misterioso, su carácter tentador con ese cuerpo que le había dado la madre naturaleza y el resultado no podía ser mejor que el que se encontraba delante de ella…
- No estaría mal que cuando mintieseis no se os notase en absoluto, madame… ¿Insinuáis que yo tan siquiera merezco la pena? Permitidme que os diga que vuestro cuerpo no dice lo mismo que vuestros labios. Incluso éstos se han rendido ante mí y han buscado por un instante los mios en algo que no quedó más allá de notar vuestra lengua y por tanto el sabor que desprendéis… ¿y aún así intentais hacerme creer que no merezco la pena y que ni siquiera os atraigo? Sabéis tan bien como yo que no es bueno mentir… No entiendo por qué aún no lo han declarado como un pecado por el que debas ir a la cárcel… no sabeis mentir, bella dama… - y es que no sabía hacerlo porque podía estar diciendo todas las sandeces que quisiera pero todas eran simplemente mentiras para aquel hombre griego que no buscaba más que la verdad en esos ojos claros, casi iguales que los suyos propios…
Tras finalizar aquel baile que ambos parecían saber llevar a cabo a la perfección, sus frentes quedaron unidas y sus ojos se clavaron en los de ella, sintiendo el mismo resultado por parte de aquella mujer vestida de su tierra que tenía delante en ese mismo momento. Sonrió de un modo tentador y travieso cuando vio como recorría sus labios con las yemas de sus dedos, dibujándolos después de que hubiese sido él quien hubiese hecho uno y mil dibujos de esos labios rojizos tan apetecibles en esos momentos. Y no le quedó otra opción más que relamerse cuando ella se llevó los dedos a su propia boca, lamiéndolos tras aquel acto. Era increíble como con tan poco podía conseguir provocarle como ninguna mujer había hecho hasta el momento.
Sin embargo lo único que hizo ella fue separarse de él, darse media vuelta y comenzar a caminar por el callejón. Agachó la mirada de forma divertida, notando como la lluvia se hacía mucho más presente en esos momentos. Se guardó una de sus manos en el bolsillo de su pantalón y la otra la llevó hasta su cabello, sacudiéndolo un poco y consiguiendo así tan solo que se revolviese un tanto. Al elevar la vista la había perdido y es que se había marchado del mismo modo en el que había llegado, como ni más ni menos que una aparición. Dio un paso hacia el burdel pero entonces escuchó algo en la lluvia y se echó a reir sin más.
- Por supuesto mi damisela asustada… Eso sí, espero la próxima vez no huyáis de mí como lo estáis haciendo en este momento. Si en verdad el destino desea juntarnos a ambos espero que la próxima vez le hagáis caso en lugar de marcharos en cuanto teneis oportunidad - sonrió y después continuó dando algunos pasos más, abriendo la puerta trasera del burdel y apoyándose en ésta, sin importarle estar mojando todo. Rió incluso y negó con la cabeza, guardando las dos manos en sus bolsillos y comenzando a caminar hasta el interior de aquel local… esperaría con ansia poder encontrarse de nuevo con aquella muchacha enmascarada…
Rió sin más cuando escuchó todo lo que dijo. Sí, cierto que podía estar prometida o incluso casada pero ¿en algún momento le había dicho que ese tipo de cosas le importasen? En absoluto y si a lo que ella se estaba refiriendo es que aún estando casada no acudía a gente como él, pues no había más que pensar que la chica estaba recién casada o que en verdad era diferente. Pero aún así había algo claro y es que si estuviese tan solo enamorada del hombre con el que estaría prometida o casada… no estaría ahí, escondiéndose de ir a cualquier sitio y menos aún sola. AL igual que tampoco habría jugado con él de ese modo tan tentador. Lamerle los labios, desabrochar algunos botones de su camisa… había que estar muy ciego para no darse cuenta de lo que estaba pasando en ese lugar.
- Hay mucha razón en vuestras palabras mi señora pero… ¿os habéis parado a pensar en algo muy simple? Veréis, es posible que podáis encandilar a cualquier hombre sin tan siquiera despeinaros vuestra melena rubia. No lo dudo ni lo he dudado en ningún momento pero ¿no veis el problema? Ese hombre no seré yo y tampoco podrá daros la mitad de lo que podría este humilde cortesano… Supongo que no os habéis parado a pensar en esto pero… sí, buscad a quien vos queráis. Al igual que yo soñaré con vos esta noche pensando en la mujer que no fue mía, es muy posible, casi seguro que vos no solo esta noche, sino todas las que restan hasta que paseis a mejor vida, serán tan solo dedicadas a mi… todos y cada uno de los sueños, de una manera u otra, estarán protagonizados por mi… - sonrió de forma divertida y es que con eso le había dicho todo lo que tenía que expresar en esos momentos. Ella era diferente, sí pero… ¿acaso él no lo era? Por supuesto que lo era también y eso era lo que hacía que todo lo que la rubia decía careciese de sentido en algún que otro momento…
Divertido y curioso ver como cuando él se acercaba un paso ella se retiraba otro y por supuesto, cuando ella se acercaba era él quien se retiraba, como si fuese un baile en el que ninguno de los dos quería caer de lleno. No era para menos, un acercamiento más de lo debido podría acabar de cualquier modo y él deseaba que fuese ella quien le buscase. Por supuesto que sí, no podía haber nada mejor el simple hecho de notar como venía hacia él, como quería un beso al menos. Sin embargo era diferente de las otras veces porque tenía que dar él algún que otro paso para ver si se decidía. Sabía como tentarle, claro que sabía y es que sino no habría lamido sus labios en absoluto o haber intentado escapar de él consiguiendo tan solo que sus cuerpos se pegasen aún más. Hasta intentando librarse de él conseguía ser tentadora…
Y finalmente no pudo hacer otra cosa más que echarse a reir en una carcajada igual de sonora o incluso más que la que ella le había dedicado. ¿Qué no sería tan horrible como él? No sabía dónde estaba mirando para decir ese tipo de cosas pero fuera egocentrísmo, él era un tipo que llamaba la atención y tenía un atractivo casi único. Para más INRI siempre era capaz de mezclar su aire despreocupado y misterioso, su carácter tentador con ese cuerpo que le había dado la madre naturaleza y el resultado no podía ser mejor que el que se encontraba delante de ella…
- No estaría mal que cuando mintieseis no se os notase en absoluto, madame… ¿Insinuáis que yo tan siquiera merezco la pena? Permitidme que os diga que vuestro cuerpo no dice lo mismo que vuestros labios. Incluso éstos se han rendido ante mí y han buscado por un instante los mios en algo que no quedó más allá de notar vuestra lengua y por tanto el sabor que desprendéis… ¿y aún así intentais hacerme creer que no merezco la pena y que ni siquiera os atraigo? Sabéis tan bien como yo que no es bueno mentir… No entiendo por qué aún no lo han declarado como un pecado por el que debas ir a la cárcel… no sabeis mentir, bella dama… - y es que no sabía hacerlo porque podía estar diciendo todas las sandeces que quisiera pero todas eran simplemente mentiras para aquel hombre griego que no buscaba más que la verdad en esos ojos claros, casi iguales que los suyos propios…
Tras finalizar aquel baile que ambos parecían saber llevar a cabo a la perfección, sus frentes quedaron unidas y sus ojos se clavaron en los de ella, sintiendo el mismo resultado por parte de aquella mujer vestida de su tierra que tenía delante en ese mismo momento. Sonrió de un modo tentador y travieso cuando vio como recorría sus labios con las yemas de sus dedos, dibujándolos después de que hubiese sido él quien hubiese hecho uno y mil dibujos de esos labios rojizos tan apetecibles en esos momentos. Y no le quedó otra opción más que relamerse cuando ella se llevó los dedos a su propia boca, lamiéndolos tras aquel acto. Era increíble como con tan poco podía conseguir provocarle como ninguna mujer había hecho hasta el momento.
Sin embargo lo único que hizo ella fue separarse de él, darse media vuelta y comenzar a caminar por el callejón. Agachó la mirada de forma divertida, notando como la lluvia se hacía mucho más presente en esos momentos. Se guardó una de sus manos en el bolsillo de su pantalón y la otra la llevó hasta su cabello, sacudiéndolo un poco y consiguiendo así tan solo que se revolviese un tanto. Al elevar la vista la había perdido y es que se había marchado del mismo modo en el que había llegado, como ni más ni menos que una aparición. Dio un paso hacia el burdel pero entonces escuchó algo en la lluvia y se echó a reir sin más.
- Por supuesto mi damisela asustada… Eso sí, espero la próxima vez no huyáis de mí como lo estáis haciendo en este momento. Si en verdad el destino desea juntarnos a ambos espero que la próxima vez le hagáis caso en lugar de marcharos en cuanto teneis oportunidad - sonrió y después continuó dando algunos pasos más, abriendo la puerta trasera del burdel y apoyándose en ésta, sin importarle estar mojando todo. Rió incluso y negó con la cabeza, guardando las dos manos en sus bolsillos y comenzando a caminar hasta el interior de aquel local… esperaría con ansia poder encontrarse de nuevo con aquella muchacha enmascarada…
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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