Danzando con los muertos (Jin)

por **Dana Luminita** Lun Jul 04, 2011 3:25 am

Los pasos cautivos de Luminita se pierden en la noche. Esas noches que se vuelven condena de esta ciudad que no me pertenece, solo las noches me alimentan con un sonido o una nota, solo somos perseguidores de tormentas. Una tras otra, las noches van marcando mis pasos, esos pasos que dejan huellas desquebrajadas en un sendero vacío.

Ding Dong

¿Escuchas Juana? ¿Quién está ahí? ¿Un gatito?

Los sonidos son diferente con esas botas color escarlata que contrastan con mi pantalón oscuro, soy un mago de época, un arlequín vestido como caballero antiguo, con los holanes, con sombrero de copa y con un bastón que en la empuñadura tiene un conejo rabioso que muestra amenazante sus incisivos. Los ángeles no cantan y las desdichas de los hombres alimentan mi cuerpo dejándolo saciado, con aquella sangre que solo reza blasfemias.

Giros y giros hace la nieve con una ventisca. Ojos del cielo que cayeron en mi mano, están listos para portar un cristal o un prendedor, ojos dignos de mi colección, ¿Su nombre? No hay nombre Juana, no seas entrometida. Solo se quedan en el abismo de esta cuartilla, solo se quedan en oscuros lamentos de una caja, donde se pudrirán y nadie recordará su alma, ni su nombre.

La muñeca decapitada cuelga de una de mis manos y sigo caminando junto con mis dos estatuas a mis espaldas, grandes sombras humanas que me persiguen hasta el fin de mis días, mis sirvientes, hombres corpulentos y encantados, prohibidos para Luminita, solo hacen sus trabajo, proteger a la desprotegida, irónico .

Ding Dong

Abro los ojos ligeramente cuando el cuerpo de la chica a la que le he sacado los ojos cae al suelo, mis pasos se adelantan un, dos, tres, entre esas tumbas que solo escuchan y las torres me persiguen como sombras. Guardan los rastros de muerte de la mujer abandonada y vuelven a su posición sin dejar rastros, cuidadosos y expertos. Vuelven a su pose de guardianes. Nosotras no necesitamos nadie que nos cuide.

Ding Dong

Juana cae al suelo, un, dos, tres...Hay alguien más cerca, ese aroma lo había conocido antes, no sé quien es... pero su esencia se difumina con el aire veraniego... escha a los angeles... aun se lamentan de aquellos días...
-Bienvenido sean los cantos...

por **Jin Kanishia** Lun Jul 04, 2011 6:16 pm

¿Qué hacía yo en aquel sitio? Simplemente había llegado allí, las explicaciones estaban de más, no había nada que decir en realidad. Tenía tan poco de haber llegado a París y quería ver cada rincón, descubrir los lugares escondidos en las sombras.... Y a pasos ciegos había llegado al cementerio...

Mi creador realmente no ponía vigilancia sobre mí... sabía que no podría traicionarle aunque quisiera, eso me daba más libertad de la que a otros le era concedida... En un inicio estaba solo, con la noche la tranquilidad se había apoderado de aquel lugar en el que sólo había cadáveres pudriéndose bajo tierra... El mío jamás descansaría de esa manera....

Y entonces, cuando creí que mantenerme allí era algo que no planeaba, encontré algo que llamó mi atención. Sí, justo cuando empezaba a creer que el aburrimiento haría presa de mi... Ya no era mi presencia la única que residía en aquella extraña morada...

Sin embargo no hice nada, porque los sucesos se dieron como algo ajeno a mi. Me mantuve quieto, solo observando... simplemente disfrutando ser un espectador en aquel instante. Sabía que no lo sería por mucho, y es que tampoco quería serlo... pero había sido algo tan entretenido de ver que no pude evitar quedarme en la lejanía...

Aquel olor traído a mí a través del suave viento, que acaricia mi piel tan fría como las rocas y como aquellos monumentos alzados para guardar a los muertos... ese aroma inunda mis sentidos como pocas cosas pueden hacerlo...

Hay algo que me atrae, que me obliga a avanzar y mostrarme ante aquella figura que ha despertado en mí una chispa de curiosidad. No me muevo como lo haría al intentar ocultar mi presencia a un humano para pasar desapercibido... no, eso no es necesario en esta noche...

Con actitud desenfadada le saludó haciendo un ligero movimiento de cabeza. Lo mío no son las formalidades... Siempre se ha dicho que el cinismo y el descaro son más bien las características que marcan mi existencia... No soy nadie para negar tales palabras, porque me interesa poco lo que se diga, soy de los que hacen lo que quiere, sin preguntar, sin molestarse en saber demasiado de los demás...

Y una sonrisa se dibuja en mi rostro, porque algo realmente singular se encuentra frente a mis ojos... Algo que no planeaba encontrarme una noche con la luna iluminando sutilmente los sepulcros y las siluetas que se mueven en la oscuridad...

por **Dana Luminita** Mar Jul 19, 2011 2:14 am

Las voces de los muertos se apagan esta noche Juana... solo hay ese eco incandescente sobre los suelos, esta noche podrás contar las pelusas de la alfombra mientras le abrimos el vientre a un vagabundo. Las lapidas tienen secretos, este está muerto, la mía no fue recordada y solo tenía una placa blanca... Dana Roman Eminescu 1333 - 1350. No hay más recuerdos de mi partida.

Juana juega con mi mano mientras los ángeles cantan las pérdidas de esta noche. El cuerpo cae dentro de una fosa y las dos torres la tapan, vigilantes faros que siempre cumplen los caprichos de una adolecente caprichosa, de una mujer que permanecerá en este cuerpo de niña. El olor de los muertos es enfermizo y puedo escuchar a los gusanos roer los huesos.

Aparece de las sombras, es un hombre... al menos eso percibo desde mi lugar, mis zapato rojos se adelantan unos pasos, sigo con la muñeca decapitada en una mano y con el tintineo que me acompaña.
-¿Tu eres el gatito de la noche?... ¿Escuchaste? –hace un cono con una mano para poner en un oído y en el fondo se escucha el aullido de los lobos- Están de fiesta los lobitos... ¿Tienen hambre o tienen frío?... –mi sonrisa guasona distorsiona mi mal logrado maquillaje en mi rostro, soy un brinco grácil sobre una de las lapidas y me quedo mirando al recién llegado- Está noche parece que nada detiene a los de nuestra sangre... ¿Quién eres menusino?...¿Te perdiste en el sendero de la noche? Ó viniste a dormir con alguno de los cuerpos? Podríamos danzar con unos... hay varios que están frescos y no se les caen los ojos...

por **Jin Kanishia** Lun Ago 22, 2011 10:29 am

.-Puede que lo sea... y tal vez tienen hambre y frío... no muy grata combinación.... - Sonreí de lado mientras me acercaba un poco más. El aullido de los lobos no me alertaba, estaban lejos de aquel sitio y realmente no me interesaban...

-No me he perdido, he venido aqui solo por matar el rato...pero veo que tu por otro lado... - avancé rodeándole mientras le veía fijamente obserrvando cada detalle de su rostro que me hacía una invitación -Veo que algo más interesante has encontrado... el aburrimiento ha sido mi causa, no menos... bueno, quien sabe, tal vez... ¿Bailar con los muertos, dices? -hice un gesto con la cabeza como de estarlo pensando.

-Cuerpos en putrefacción... Preferiría bailar contigo, si me lo preguntas... - Me moví con paso ligero quedando recargado en la tumba que frente a ella se erigía. Yo no prestaba ya atención a los sepulcros, las tumbas para mi ya no existían. Su figura dibujada en contraste con el manto oscuro de la noche que cubría el camposanto era lo que mis ojos observaban.

Era una imagen diferente y llamativa a los sentidos, al menos de los míos, no sé si para cualquiera. Sus movimientos, lo que traía puesto ¿era posible que no llamara mi atención? Y ahora su voz que me dirigía aquellas frases que me parecían curiosas en realidad. Pero no tan extrañas como en otros tiempos habría pensado.

El aura que emanaba no era como la de mi maestro, tampoco como los otros a los que apenas estaba conociendo ni los que hubiese conocido. Y eso era en gran medida lo que me atraía. Que le veía diferente, que me provocaba algo totalmente desacorde a lo que conocía y de algún modo eso me gustaba.

por **Dana Luminita** Jue Sep 29, 2011 8:12 pm

Los cantos de las aves se escuchan en esos árboles sombríos. Los muertos están en silencio Juana, no dicen nada... solo se escuchan los murmullos de los gusanos comiéndose la carne. ¿Lo miras? Si, yo también. Es extraño, su aroma es de los caminantes, un desconocido que se pierde en la noche. Le sigo con la mirada y veo las marcas que dejan sus pasos cuando mueve la tierra a mi alrededor.

Ding dang dong.

-Bailar con los muertos ¿y como le ha puesto la noche? –murmuro de forma autómata y repetitiva mis ojos le siguen en cada uno de sus pasos, camina sinuoso pequeño vampiro, ahí sigo mirándole, aspirando su aroma a algún espectro de limas con regaliz.

Ding, ding, ding.

-Bailemos... –digo sin preguntar más bien lo digo como una orden. Una muñeca decapitada cae al suelo y mis pasos avanzan lentamente hasta donde está el hombre desconocido, un fantasma bebedor de sangre un caminante más de la noche- ¿Tiene miedo? –Una reverencia ante una música imaginaria esperando su compañía para que balemos una pieza. La danza de las tumbas empieza, los cadáveres salen de sus lechos de muerte para acompañarnos con sus trajes desgarrados bailan esa pieza que suena en el fondo, que brota de los arboles.

por **Jin Kanishia** Jue Oct 13, 2011 10:23 pm

Empecé a moverme a cierto compás, acercándome, con movimientos simples pero bien marcados, mientras le sonreía de medio lado -Permítame... - Le extendí la mano. en ningún momento dejé de moverme. Ah, podía saberlo al aspirar el aire de esa noche sin estrellas. Ella tenía más tiempo que yo en esta tierra, aún así su pregunta me hizo reír de forma abierta -No, miedo no siento... ¿Debería acaso? - Había pocas cosas a las que temiera, y jamás diría en voz alta alguna de ellas, a no ser que de eso dependiera mi propio deseo.

Esto parecía divertido, moverme al compás del viento, con una melodía insonora, quería hacerlo de manera vertiginosa, de ser posible perderme entre todo esto. No pensar, aunque rara vez alguien como yo pensaba en las consecuencias. Tomé su mano, atrayéndole a mí, moviéndome entre tumbas y mausoleos.

No importaba lo que sucedía más allá de esto, observé su rostro con detenimiento, admirando sus facciones, aquel encanto que poseía, sin duda, era algo digno de verse. En mi mente se dibujo aquella escena, dos seres de la noche moviéndose entre los sepulcros en silencio, apenas tocando el suelo, con aquella gracia propia de su raza. Bailar... bailar... ¿era posible quedar sin aliento? Quería experimentar la más dulce locura, la más tentadora que me hiciera

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