Si la vida te da Mil razones para "llorar", demuestrale que tienes Mil Una para "sonreir" - Loukas -

Recuerdo del primer mensaje :

No había nada que odiara más….o quizás si…..pero esta era una de las cosas que más me exasperaban y desesperaban….el tener que soportar una maldita tarde de verano enfundada en un pesado y elegante vestido….me fascinaban, claro, como a cualquier mujer pero estos en ocasiones sobre todo cuando el clima era insoportablemente caluroso solían convertirse en un verdadero martirio.

Salí a toda prisa del salón. Subiendo escaleras arriba casi corriendo hasta mi habitación confiada en que Thiago ya tenia preparada la ducha y un cómodo y apropiado vestido aunque más sencillo elegante a la vez.

- Todo esta como usted lo dispuso, ama – me comento al topármelo saliendo de la habitación – bien – me limite a decir, había días en que mi trato hacía él era demasiado serio, en apariencia algo frío pero en el fondo el buen y servicial Thiago se había ganado mi entera confianza y aprecio pero eso no podía hacerlo tan evidente, a Fenrir lo más probable era que no le pareciera.

El atardecer caía y el calor menguaba un poco, situación que me reconfortaba. Me acerque a la ventana encontrándome ante un paisaje verdaderamente maravilloso. El espectáculo que el cielo brindaba a mis ojos era algo verdaderamente digno de admirar. Contemple largos minutos aquel cielo teñido entre colores naranjas y rojos que daban la sensación de que se trataba de fuego y no de nubes, lucia como si el mismo cielo se estuviera incendiando.

Me aparte de la ventana esbozando en mi rostro una amplia y feliz sonrisa sin duda alguna esta era una hermosa tarde para dar un paseo y no tenia la mínima intención de desaprovecharla.

- Vamos Thiago date prisa que quiero estar de regreso para cuando mi Señor Black este en casa – la felicidad ¿de que?...no lo se pero estaba feliz se hacía notar en el sonido de mi voz. Mi buen Thiago asintió en tanto solo me observaba y finalmente se atrevió a hablar – me gusta verla tan feliz ama – de inmediato como si hubiera dicho algo malo bajo la mirada – lo estoy Thiago, lo estoy - le respondí sonriendo.

Al llegar al sitio indicado a mi buen sirviente este me ayudo a bajar del carruaje – daré un paseo por aquí – me gire y apenas al dar el primer paso sentí ese golpe de aire veraniego acariciando mi rostro y colándose hasta recorrer toda mi piel. Corinne hacia tanto que no te permitías disfrutar de lleno de las delicias de la naturaleza..... mis labios se curvaron en una sonrisa.

Comencé mi andar con la mirada al suelo disfrutando y riendo como si fuera una niña pequeña con el sonido del crujir de la hojarasca dando pasos cada vez con más fuerza y presión sobre esta para hacer más fuerte el sonido a mis oídos. Levante la vista y cual fue mi sorpresa que sin siquiera percatarme mis pasos ya me había llevado muy cerca de la laguna y frente a esta sentado en la orilla se encontraba un solitario caballero. Dudaba en acercarme pues se trataba de un desconocido y a Thiago lo había dejado atrás. Me atreví a acercarme con cierta cautela - Buena tarde – salude a su espalda con voz suave – espero no molestar o interrumpirle en su soledad....si es así juro que le dejo solo – quede a la espera de su reacción ante la desconocida que se atrevía a acercarse y a hablarle.

Escuche su sonrisa, una sonrisa con cierta picardía más aún así no quise abrir los ojos. “Ventajoso……ventajoso” pensé cuando ingeniosamente sin soltar mis manos se colocaba detrás de mí al tiempo que mis brazos quedaban cruzados abrazándome a mí misma y eran sujetados con fuerza por él a mis espaldas.

Pánico sentí al escuchar aquella carcajada. Abrí los ojos desmesuradamente intentando zafarme de su agarre. Fue inútil y fueron pocos los segundos que tuve para intentarlo. Se impulso con gran fuerza hacía arriba llevándome consigo para después como si fuese olla de presión zambullirnos hasta el fondo de la laguna. Los segundos que le tomo el impulso me sirvieron para tomar aire y prepararme para lo que me esperaba.

Bajo el agua nuevamente lo tenía frente a mí, le mire con ojos asesinos, él al parecer no lo noto o no quiso darse por enterado. Todo paso tan rápido yo solo deseaba salir a la superficie pero antes de impulsarme hacía arriba se encargo de no soltar mis manos y de acercar nuestros rostros y rozar fugazmente sus labios con los mios para inmediatamente soltarme y salir “huyendo” a caso “huía el muy cobarde” …….esto no se quedaría así no tenía ningún derecho a hacer lo que hizo.

Nadé despavorida hacia la superficie, al llegar arriba pensé en propinarle tremenda bofetada apenas lo tuviera frente a mi pero mí buena fortuna me favorecía y salí justo a su espalda, ni tiempo de le di de girarse y enrede mi brazo por su cuello atrayendo con gran fuerza su cabeza hacía mi pecho e impidiéndole moverse – como se te vuelva ocurrir semejante atrevimiento te juro que te mato – lo amenace apretando con más fuerza su cuello hasta casi cortarle la respiración. Lo solté colocándome frente a él y mirándole con los ojos inyectados de rabia le dije – no estoy bromeando.

Todo iba perfecto disfrutaba del momento, disfrutaba ser mi propio yo en absoluta y plena libertad porque tenía que haberlo arruinado de esta manera. Negué con la cabeza y comencé a nadar hacia la orilla.

El rumor del agua provenía de mi espalda. Supuse que intentaría ahogarme ella a mí como venganza, pero fue más fiera, lanzándose literalmente a mi cuello para intentar estrangularme. Cuando se dio por satisfecha y me soltó, parecía realmente molesta conmigo. Puse los ojos en blanco y la miré mientras se dirigía hacia la orilla. Entonces empecé a nadar de espalda con mucha lentitud y tranquilidad, como si estuviera solo en aquél lago e intentara relajarme. Pronto la alcancé y la seguí a su lado con una sonrisa triunfante en mi rostro.

- Uhmmm... me agradan las lobitas rebeldes.- comenté entre una carcajada relajada.- Vamos, no te enfades conmigo, sólo quería jugar.

La miré de reojo y me avancé, impidiéndole el paso.

- ¿Qué hay de malo en jugar?- insistí con la voz fingidamente ofendida.

No me refería a ningún juego sexual, simplemente a comportarnos como críos, a chapotear en aquellas aguas solitarias, reír, bromear, en fin... pasar un buen rato en buena compañía.

Volví a tenderle la mano con una sonrisa amistosa y esperé a que, de nuevo, la aceptara. Si la rechazaba, dejaría que se marchara sin más. Era su última oportunidad para ser una niña.¿La dejaría escapar por sus prejuicios?

Inhale y exhale repetidas ocasiones hasta lograr tranquilizarme después de todo la estaba pasando bien, y ahora que lo pensaba su atrevimiento no había sido para tanto, mientras no se le ocurriera pasarse de listo una vez más todo estaría más que perfecto.

No tuve que molestarme en nadar de regreso pues él ya se encontraba a mi lado con una ingenua sonrisa de satisfacción “Ahhhhh…..con que eso tenemos, te sientes vencedor cada vez que me haces enfurecer” ….debes poner remedio a esto Corinne…..ya, ya lo haré.

Ja!!!!!!! jugar, jugar si que era ingenuo o que le pasaba si lo que me molesto fue sentir sus labios sobre los míos y “sin mi permiso” me parecía imposible que no se enterará de que era lo que realmente me había puesto furiosa y no su jueguito de zambullirme hasta el fondo del lago.

- Nada, no hay nada de malo en jugar – mi voz a pesar de haberme tranquilizado sonaba ofendida, realmente estaba indignada por lo que había hecho – pero si tus juegos incluyen intentar besarme o cualquier otra cosa que yo considere una falta de respeto hacía mí tan siquiera una vez más el juego se termina – le miraba fijamente cuando se interpuso en mi camino – ¿te queda más que claro? – decidí darle una oportunidad más y tome, otra vez, la mano que me ofrecía. Estuve a punto de corresponder a su sonrisa con otra pero no, no iba a premiarlo con una de “mis” sonrisas ¿Por qué?....

Rodeé los ojos y asentí con una sonrisa divertida. ¿De veras no se daba cuenta que adoraba cada uno de sus enfados?

Entonces ella tomó mi mano y la guié hacia el final del lago, donde caía una pequeña cascada. La miré y sin decir nada más fui escalando las rocas hasta el comienzo de la cascada. Allí me acerqué y vociferé:

- Si hago un triple mortal, ¿me regalarás un beso?

Sonreí para mis adentros cuando observé a la loba a lo lejos, a bastante distancia. Sabía que me había escuchado, pero no sabía si pensaba responder. Supuse que si no lo hacía, no le quedaría más remedio que aceptar.

Así pues, tomé velocidad y me lancé al vacío, sintiendo la brisa mañanera cómo me envolvía en sus brazos. Mis músculos se tensaron y llevé a cabo tres formidables piruetas en el aire antes de aterrizar, de cabeza, junto a la rubia, salpicándola sin quererlo.

- ¿Y bien?- le pedí con una sonrisa triunfante en cuanto salía a la superfície y quedé frente con frente.

Me causo gracia el gesto de resignación que hacia ante mis palabras, sonreí para mis adentros, se miraba lindo dándose por vencido al menos en apariencia.

Al llegar a la cascada di un salto para sentarme sobre una roca mientras él sin mediar palabra agarro y comenzó a trepar por las rocas hasta subir a lo alto.

“Estas loco” pensé negando con la cabeza ante el premio que pretendía ganarse si hacía un triple salto mortal – por mí puedes hacer todos los saltos que te vengan en gana y no por eso tengo que darte nada – respondí tranquilamente sin levantar la voz, se encontraba muy lejos y la verdad no tenía ni ganas ni necesidad de gritar.

Cuando mire que él se preparaba para su salto yo salte de nuevo al agua para observar desde ahí sus piruetas en el aire. Vaya no lo hacía nada mal todo indicaba que era todo un experto en ese tipo de saltos cosa que me sorprendió enormemente.

Caía en picada muy cerquita de mí, Salio a flote con una gran sonrisa de héroe. Sin poder evitarlo solté una divertida carcajada que no termino ni cuando pego su frente con la mía – bien – respondí sin poder contener la risa – te lo has ganado – acerque mis labios y le di un beso en la punta de su nariz – lo has hecho muy bien hubiera sido un pecado no darte un beso – le comente divertida y apartándome de él me acerque hasta dejar que el agua que caía de la cascada chocará contra mi cuerpo -¿saltarás de nuevo?....

Ella me obsequió con un efímero beso en la nariz, algo que me hizo sonreír. Era curioso cuán difícil me ponía cada situación. He de admitir que estaba acostumbrado a que las mujeres se abalanzaran encima mío en cuanto disponían de una opción. Pero ella no era así, visto lo visto. Quizás estaba casada. Me encogí de hombros para mis adentros, pues entonces me di cuenta que no necesitaba saber nada sobre su vida personal. Me bastaba con tener esos momentos juguetones con ella. Ser unos críos.

- Depende.- murmuré con aire decepcionado.- ¿Qué me ofreces?

Hice un mohín infantil para, poco después, soltar una carcajada sutil. Ella se había acercado a la cascada y dejaba que el agua se deslizara por la espalda. Daba una imagen digna de ser estampada o enmarcada, puesto que no todos los días posa una mujer tan bella envuelta en Naturaleza.

En verdad que parecía un niño con esas muecas que hacía. Se miraba tan divertido. Me limite a deleitarme contemplándolo de reojo y alegrándome de que por fin era yo quien lograba al menos desubicarlo un poco.

No le desagrado el tierno beso que le di en la nariz pero su cara y su voz al hablarme me confirmaban que no era el beso que él esperaba, lo lamentaba hasta podría decir que sentí un poco de tristeza por él pero no debía quejarse casi nadie en mi larga vida sentía el mínimo roce de mis labios y él lo había conseguido.

- Ummmmm, veamos que sería bueno ofrecerte – fruncí el ceño recargando mi índice sobre mi cien y apretaba un poco los labios – bueno si lo haces de nuevo puedo,,,,, - guarde silencio un momento – yo también me lanzo desde lo alto de la cascada…¿Qué dices? ¿aceptas? – no sabía si funcionaría al menos lo intentaba.

Eche ni cabeza atrás para permitir que el agua golpeará directo en mi rostro. Sonreía feliz mientras levantaba los brazos al cielo como si fuera a atraparlo para abrazarlo a mi pecho.

Esperé con la ilusión de que me ofreciera algo más de ella, algo que deseaba volver a robarle. Sin embargo, no fue así. Sólo me ofreció un salto por su parte.

Pensé unos segundos en regatear esa oferta, de pedirle algo más. Pero desistí, puesto que no quería robarle otro beso. Esta vez deseaba que ella viniera a buscarlo.

- Un salto es lo que tu deseas, princesa.- murmuré con un gesto seductor.- Pero no, si yo elijo el tipo de salto.

Le guiñé un ojo y antes de que pudiese responder, volvía a escalar las rocas hacia el nacimiento de la cascada. Como la otra vez, tomé velocidad, extendí mis brazos, abracé mis rodillas, di cinco perfectas volteretas, y caí elegantemente en el agua.

Salí a la superfície radiante por mi proeza y me aproximé a mi acompañante con una sonrisa burlona.

- ¿Merezco mi premio, no?- comenté.- Si no quieres saltar, siempre puedes recurrir a otra cosa.

Mentalmente, me preparé para su respuesta y poder pedirle un tipo de salto que jamás olvidaría. Reí interiormente al imaginarlo...

Ohhhhh por Gaia como se le ocurría solo pensar que aceptaría que fuera él quien eligiera el tipo de salto que yo daría. Estaba loco, loco de remate y loco de atar.

Se aproximo mucho a mi hasta susurrarme de manera retadora y seductora que no creía que desearía saltar si era él quien elegiría el tipo de saldo, uhmmm si que era astuto pero ni así lo conseguiría, si estaba dispuesta a dejarme llevar por el momento a disfrutar al máximo este día pero eso no significaba que yo tenía porque darle premiecitos además quien le mandaba trepar nuevamente y lanzarse sin antes esperar mi respuesta….así que ohhh sorpresa que se llevaría cuando flotara de nuevo a la superficie.

- No!!!....no mereces nada – afirme en tono socarrón – te juro que no es que no desee saltar es que en verdad ese salto estuvo de lo peor y para merecer tu premio debe ser un salto perfecto - le guiñe el ojo eche la espalda hacia atrás y comencé a nadar tranquilamente así, de espaldas.

- Aunque bueno, para que veas que aprecio en algo tu esfuerzo tu premio será saber mi nombre – dije tranquilamente – si no aceptas jamás sabrás mi nombre – mi voz además de sincera denotaba cierto toque seductor.

Cabeceé unos momentos mientas observaba como la joven nadaba de espaldas.

- Está bien, está bien.- murmuré entre dientes.- ¿Cuál es tu nombre?

En todo ese tiempo que estaba compartiendo con aquella mujer no había sentido curiosidad por saber nada a cerca de ella y de su vida, pero ahora quería saberlo todo.

Nadé hacia ella y cuando estuve a su lado, la empujé lago adentro, viendo como el agua envolvía su cuerpo para luego expulsarlo de nuevo a la superfície, al mismo tiempo que mis carcajadas resonaban por el bosque.

Me dirigí tras la cascada y aguardé a que ella secara el agua de sus ojos y se percatara de mi ausencia, de que había desaparecido de su campo de visión. Permanecí en silencio, oculto tras una roca justo detrás de dicha cascada. ¿Me buscaría? ¿Me encontraría? ¿Qué haría cuando lo hiciera?

Me hubiera gustado echarme a reír a carcajadas como lo hacía él cuando enfadado aceptaba olvidar mi salto y conocer mi nombre…pero no, me contuve yo no iba a mostrar tan poca educación, en mi concepto de diversión haría hasta lo imposible por no incluir los malos modales…*”aggggggg vamos… ¿con una persona como él lo lograrás?”….al menos lo intento ¿no?....déjame tranquila*.

Entreabría los labios para presentarme ante él, por fin, cuando se acerco a mi aparentemente muy amistoso, con una amplia e ingenua sonrisa en su rostro y simulando que me daría un abrazo pero no!!!!!....el muy traicionero lejos de eso llevo su mano hasta mi cabeza y zassssss me zambullo lago adentro….si hubiera podido literalmente me hubiera reído de mi misma por haber sido tan ingenua y por lo cómico del momento….bueno si lo hice pero hasta que logre salir de nuevo a la superficie.

Talle los ojos con el dorso de la mano en tonto retoma aire. Cuando abrí los ojos gire mi vista para un lado, para el otro, busque hacía todas direcciones y nada él no estaba por ningún lado aparentemente pero siendo sincera no lo creía capaz de salir huyendo. Si no estaba bajo el agua sería muy fácil rastrearlo su aroma ya lo tenia grabado pero no, no pensaba tomarme la molestia de buscarlo si estaba bajo el agua, si estaba cerca ya se cansaría y saldría de donde estuviera y si había salido del lago y se había retirado pues pobre era él quien se perdía de mi compañía.

- Mira lobito…..se que no te has ido – en verdad percibía su aroma – pero si estas esperando a que te busque tendrás que esperar sentado porque por lo pronto no me apetece jugar a las escondida – una pequeña y casi inaudible risita traviesa y divertida se escapaba de solo imaginar que lo que él pretendía era que de inmediato me apresurara a buscarlo, esto si que era un juego de niños y la verdad comenzaba a justarme demasiado.

Sonreí ampliamente bajo mi nariz y tomé oxígeno antes de zambullirme sigilosamente. Una vez sumergido hasta tocar la arena de debajo del lago, empecé a nadar muy paulatinamente, intentando no alzar ningún tipo de movimiento que captara la atención de la jovencita. Con los ojos bien abiertos y sin borras aquella sonrisa juguetona que se había acomodado en mis labios, pasé mi cuerpo por debajo de sus piernas entreabiertas y con un leve movimiento de cintura la obligué a que se sentara sobre mi espalda desnuda mientras mis manos encarcelaban sus tobillos a cada lado de mi cabeza. Me aseguré que su rostro permanecía en la superficie lo suficiente como para que ella pudiese respirar sin dificultades. Entonces me puse en movimiento de nuevo, meciéndola levemente al nadar por aquellas aguas estancadas. Mientras estaba bajo ella, me imaginé cómo se sentiría en esos momentos. Probablemente se asustó al principio, pero quizás ahora sonreía cuando la brisa acariciaba sus rubios y largos cabellos mientras la salpicaba sin querer a cada uno de mis movimientos.

Cuando el aire empezó a escasear en mis pulmones me di la vuelta bajo el agua, dejando que su cuerpo siguiera sobre el mío aunque ahora estuviera sentada sobre mi abdomen. Tomé su cintura con delicadeza para que no cayera cuando saliera a la superficie y una vez pude respirar de nuevo, la tenía más cerca de mi rostro que nunca y me pregunté qué haría ahora. ¿Huiría de mí? ¿Se mantendría quieta mirando mis ojos como yo escrutaba los suyos? Mordí mi labio inferior con picardía y esperé a que ella misma revelara las respuestas.

Continué por un buen rato nadando tranquilamente disfrutando de la suavidad y la calma de aquel lago solitario a momentos recriminándome por no disfrutar más a menudo de este placer. Me quede quieta preguntándome hasta cuando ese lobito caprichoso saldría de su escondite cuando el muy ocurrente y con mucha astucia se colaba pasandose por entre mis piernas y afianzaba mis tobillos y lograba sentarme sobre su espalda. Si hubiera podido ver mi rostro seguro se reía de mí al ver mis mejillas rojas como tomates. Cada vez cada ocurrencia me daban ganas de gritarle unas cuantas cosas pero lejos de ello terminaba sonriendo y en ocasiones soltaba una que otra carcajada como la que acababa de soltar.

Cuando comenzó a nadar llevándome con él eche la cabeza a atrás, cerré los ojos y la sonrisa en mi rostro se hizo más profunda. No deseaba que esto terminara pero de un momento a otro sabía que necesitaría tomar aire. Dicho y hecho con movimientos cautelosos se giraba, afianzaba mi cintura y salía a la superficie. Me quede en silencio fijando mis ojos en los suyos apretando mis labios y algo nerviosa por la cercanía entre nuestros rostros – eres muy divertido – finalmente lo reconocía y volvía a apretar mis labios sin apartar mis ojos de esos bellos y picaros ojos y curiosamente sin alejar en lo más mínimo mi rostro del suyo.

Deslicé suavemente una de mis manos desde su cintura surcando su espalda, sus hombros, su cuello, hasta reposar sutilmente sobre una de sus sonrojadas mejillas, humedeciéndolas sin querer.

- Y tú eres la persona más excepcional que he conocido nunca.- murmuré con un hilo de voz, sabiendo una vez había dicho aquellas palabras, la cantidad de sinceridad que residía en ellas.

Acaricié su mejilla y mis ojos escrutaban los suyos en busca de respuestas a preguntas a penas formuladas coherentemente en mi mente. Divisé un atisbo extraño en su mirada, un centello especial. Pero a lo largo de nuestro encuentro me había avanzado demasiadas veces y siempre obtenía su rechazo. Ahora que ella se mantenía junto a mí, debía ser cuidadoso. Eso me sorprendió. ¿Cuidadoso? ¿Porqué quería ser cuidadoso con aquella bella desconocida? ¿Por qué ahora me importaba el no alejarla de mí? Mordí mi labio inferior, ahora confuso conmigo mismo. Pero antes de que mis cavilaciones me desarmaran por completo, enfoqué de nuevo mi ojos en el rostro de la loba.

- ¿No crees que por esto merezco algún presente tuyo?- sugerí con un tono de voz sumamente seductor a la vez que torcía una sonrisa pícara.

No esperaba que ella me brindara con uno de sus ansiado besos. En realidad, sólo aguardaba a saber su nombre. Eso me bastaba... por el momento.

Me encogí de hombros al tiempo que el cuerpo se estremecía por completo mientras sus mano se deslizaba hasta posarse con ternura sobre mi mejilla.

Mis ojos le miraron sorprendida en extremo por sus palabras….”¿Qué?......¿que era eso que acababa de decir?".....has escuchado bien mujer no te hagas la tonta…..”pero si somos unos desconocidos prácticamente si no sabemos ni como nos llamamos no sabemos absolutamente nada el uno del otro”…..negué con la cabeza incrédula de lo que acababa de escuchar. ¿Incrédula porque incrédula si comenzaba a sentirme diferente ante sus palabras, ante él….¿porqué? acaso sería que a pesar de sus bromas ya había sinceridad en él…no lo sabía.

- Pero que dices ¿un presente por reconocer que eres divertido? – intente no reír, juro que lo intente pero su pregunta y su carita al formularla no me ayudaron en nada para no hacerlo – Jajajajaja – solté la carcajada además su voz sugerente me ponía nerviosa y que mejor forma de disimularlo – uhmmm, esta bien – le dije cuando al fin me controle. Acerque mis labios hasta su frente y le di un pequeño beso y me separa – ahí tienes tu presente - le dije curvando los labios en una amplia sonrisa – espero que lo valores en verdad y eso sea suficiente para ti – le sonreí de medio lado con una sonrisa traviesa.

Ella pareció quedarse alucinada tras mis palabras. ¿Por qué? ¿Qué era lo que le sorprendía tanto? Entreabrí mis labios para preguntarle, pero la muchacha se avanzó para entregarme un beso en la frente. ¡En la frente! Solté una carcajada sincera y tras sus palabras bajé la mano posada en su mejilla para regresarla a su espalda, aprisionándola un poco más contra mi pecho desnudo.

- Digamos que soy inconformista...- comenté sin borrar mi sonrisa llena de sensualidad y picardía varonial.- ¿Me darías algo más?

Acerqué mi rostro al suyo y escuché sus acelerados latidos bajo el bello corsé que vestía ocultando la parte más erótica de su cuerpo. Mi boca se detuvo a unos milímetros antes de rozar sus suaves pétalos de color rubí. Torcí de nuevo mi sonrisa y esperé varios minutos en silencio, dejando que probablemente, en la mente de aquella joven se dibujaran diversos esquemas de besos y travesuras. Entonces, entreabrí de nuevo mis labios pero ésta vez, para hablar.

- ¿Cuál es tu nombre, madmoiselle?- le pedí con un susurro.

Lo sabía, lo sabía, sabía bien que eso no le parecería suficiente, claro al fin y al cabo era un macho no un caballero lo que tenía frente a mí. “Mujer, mujer pero que ilusa eres en verdad….¿sabes? desde un inicio lo has sido y mucho más en el momento en que aceptaste meterte en esta laguna con él…..¿que podías esperar ehhhh?....que te cuidara como un padre cuida de su niña pequeña para que no se ahogue…..por favor mujer”……detente…..no soy una ingenua y no soy una niña.

Aún así algo pasaba porque no lo apartaba, porque no ahora si lo dejaba solo ahí en medio del lago. Su mirada me detenía….¿ehhhh, su mirada? pero qué tontería era esa. Quizás la culpable de mí falta de acción era la guerra que se formaba en mi mente y claro de nueva cuenta él se aprovechaba de ello. Deslizo su mano con delicadeza desde mi rostro hasta colocarla a media espalda atrayéndome más hacía él logrando que mi pecho rozara contra su cuerpo desnudo y yo continué pasmada ante su acción, ante su mirada solamente contemplándolo, escrutando cada movimiento, cada gesto que desde minutos atrás habían cambiado ahora eran completamente diferentes ya no mostraban interés por divertirse a mi costa ahora mostraban otro tipo de interés . Sus palabras me sacaron de mis cavilaciones y reaccione como solo él sabía hacerme reaccionar – No!!!!!!!!!!!!!!!! – exclame tajante – no estoy yo aquí para saciar tus inconformidades.

Jo!!!!! Tal parecía que mi enfado le importaba un bledo……*no, no lo hagas* pensé cuando acercaba a milímetros su rostro del mío…..ohhhhhh por Dios cerré los ojos casi, casi esperando algo que parecía él no descansaría hasta conseguir, sentir una vez más mis labios contra los suyos, no, eso no podía pasar muy en el fondo tenía que residir un caballero en su persona, me negaba a abrir los ojos, mi corazón latía con fuerza sin poder controlarlo imaginando el beso que de ser otras la circunstancias quizás yo misma le daría.

Sentí alivio cuando su respiración se alejaba un poco de mi y de nuevo escuchaba su voz - ¿Cuál es tu nombre, madmoiselle?- entonces abrí los ojos, me encontré con una mirada casi suplicante porque no me negará a darle mi nombre – Corinne Blanchard, monsieur – respondí con un hilo de voz casi inaudible y sin apartar mis ojos de los suyos y mirarlo como esperando algo sin saber a ciencia cierta el que.

Asentí una sola vez, visiblemente complacido que mi táctica de la presión física funcionara con ella. Ahora ya sabía su nombre. Ya no podría huir de mí.

- Precioso nombre para tan hermosa mujer, Corinne.- le susurré con cierto tono poético.- Mi nombre es Loukas Giorkas.

Dicho ésto y con mucho sigilo, mis manos se apartaron de su espalda para dejar de ejercer en ella presión alguna, liberándola si así lo deseaba, de mi piel. Sin dejar de sonreír, aliviado por saber que aquello no era un maravilloso sueño sino que ella realmente existía con nombre y apellido, me dediqué a juguetear con un mechón de su cabello dorado, observando los reflejos que producía cuando el sol se miraba en éste.

Su repentino silencio y su mirada por Dios……su mirada ahora me inquietaba….porque me miraba de esa manera. Me sentí como una jovencita inexperta intimidada por un experto conocedor y conquistador de mujeres. “Vamos mujer esas son tonterías , no me dirás que a estas alturas de tu vida te va a intimidar algo como esto…..no me decepciones Corinne…venga”.

Wow si que sabía como hacer sentir bien a una mujer y aumentar su ego… - Gracias, Loukas – susurre con voz suave y dulce. A los pocos segundos reaccione dándome cuenta de lo tonta que estaba actuando – ¿debo decir mucho gusto? – esto en verdad parecía una batalla pero si, ante todo era una mujer con educación así que debía decirlo – perdona, no se que…..que me pasa, en verdad lo siento….mucho gusto Loukas Giorkas – su respiración chocaba con la mía, las miradas se cruzaban y el silencio se hacía presente.

Aflojo su agarre poco a poco en tanto mi cuerpo se separaba lentamente del suyo hasta soltarme por completo. Me quede quieta por largo rato mirando hacía le frente pero sin mirarlo a él. Era momento de salir de ahí, si, si lo era pero no lo hacía….que esperaba…..no lo sabia….”sal de aquí mujer….ya te has divertido ahora el sueño se acabo….venga”. Volví mi vista a él y hasta entonces me percate que desde que me había soltado jugueteaba con un mechón de mi cabello enredándolo y desenredándolo entre sus dedos - de verdad me alegra haberte conocido – cuando le dije esto acariciaba suavemente su mejilla con el dorso de mi mano.

Meneé levemente la cabeza.

- ¿Ves? Aquí es dónde fallas, Corinne.- comenté con un deje despreocupado.- Tu vida está firmemente marcada por lo que "debes" decir, hacer o incluso pensar. Eso no es así conmigo. Puedes ser tu misma si así lo deseas.

Le guiñé el ojo y solté una carcajada sutil y agradable, volviendo mi vista hacia el mechón con el que todavía jugaba. De pronto y para mi sorpresa, ella posó el dorso de su mano sobre mi mejilla y susurró aquellas palabras que me sonaron a despedida. No, no quería que eso sucediera. No quería que se marchara. No quería que ese sueño se desvaneciera. Tomé su muñeca con decisión pero sin lastimarla con mi fuerza ni apartarla de mi rostro. Mis cejas se fruncieron y mis labios hicieron algo parecido a un puchero infantil.

- No te vayas de mi vida, por favor.- le supliqué con un hilo de voz.