AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Ishtar Nasic Lacrocq
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Ishtar Nasic Lacrocq
Ishtar Nasic Lacrocq
Edad:
917 años
Especie:
Vampiro
Tipo y Clase social:
Clase media
Orientación Sexual:
Bisexual
Lugar de origen:
Hungría, Budapest
Habilidad, Poder:
- Agilidad y reflejos sobrehumanos: Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando mas rápido que un humano normal.
- Sentidos aumentados: Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.
Telepatía: Habilidad para comunicarse mentalmente con otros, rompiendo las barreras de la distancia. Leer las mentes de los demás.
- Sentidos aumentados: Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.
Telepatía: Habilidad para comunicarse mentalmente con otros, rompiendo las barreras de la distancia. Leer las mentes de los demás.
Descripción física:
No se puede negar que los vampiros poseen una belleza extrema, es inevitable hablar de ellos sin que se venga a nuestra mente una imagen llena de porte, con piel férrea y pálida, imponentes, colmillos asomándose por encima de los labios, ojos sedientos de sangre, cabello suave y sedoso, esbeltez en las damas y corpulencia en los varones. Habrá que olvidarse del estereotipo por un instante para observar con detalle la silueta de Ishtar. Es una mujer con una belleza promedio, nariz perfilada, ojos pequeños, labios rosados y perfectamente delineados. Su cuerpo aparenta fragilidad a comparación de la vampiresa infernal (femme fatale) que se pintan en las fábulas, los cuentos, las leyendas, los mitos, las historias; la realidad… es otra. Su mejor arma es esa sonrisa en forma de luna creciente, hipnotiza, hechiza y atrapa en su fina curva una vez que sonríe ante una persona. Su cabello cae empicada sobre su espalda, no le gusta traerlo amarrado, por lo cual casi todo el tiempo juega con las ráfagas del viento, se ondula, se risa, se enreda y desliza.
Como todos los condenados, tiene una de las pieles más frías dentro de las estirpes, eso no es lo que la diferencia de los demás, el color de esa piel es lo destacable. Piel morena, un perfecto tono dorado que se extiende por todo su cuerpo, el laberinto de la locura. Recorrer sus curvas, es encontrarse con un edén en cada una de ellas, es como haber consumado todas las expectativas en una caricia, en un beso. No recomiendo quedarse con la primera impresión de la dama, tampoco juzguen su debilidad como una oportunidad para sus enemigos, porque debajo de esa quebrantable coraza, se esconde una inmortal, tan desgraciada y aniquiladora como cualquier esbirro diabólico con un puesto importante en el infierno. Su fuerza no se visualiza, pero allí esta, tras nueve siglos cargados sobre sus hombros, resulta difícil vencerla en una batalla cuerpo a cuerpo. Es una como una pequeña caja de Pandora, esperando ser abierta para escupir todos los males en la tierra.
Como todos los condenados, tiene una de las pieles más frías dentro de las estirpes, eso no es lo que la diferencia de los demás, el color de esa piel es lo destacable. Piel morena, un perfecto tono dorado que se extiende por todo su cuerpo, el laberinto de la locura. Recorrer sus curvas, es encontrarse con un edén en cada una de ellas, es como haber consumado todas las expectativas en una caricia, en un beso. No recomiendo quedarse con la primera impresión de la dama, tampoco juzguen su debilidad como una oportunidad para sus enemigos, porque debajo de esa quebrantable coraza, se esconde una inmortal, tan desgraciada y aniquiladora como cualquier esbirro diabólico con un puesto importante en el infierno. Su fuerza no se visualiza, pero allí esta, tras nueve siglos cargados sobre sus hombros, resulta difícil vencerla en una batalla cuerpo a cuerpo. Es una como una pequeña caja de Pandora, esperando ser abierta para escupir todos los males en la tierra.
Descripción psicológica:
Dicen que de entre las cosas que atormenta la existencia del vampiro, están la eternidad y la desdicha de no poder sentir una vez más el calor de una hermosa madrugada, o el frío inesperado de un crepúsculo adormecido por la noche. Para alguien que nunca ha conocido la luz del sol y que sabe que la inmortalidad es tan relativa como la creencia de un Dios, eso queda fuera. Es entonces que el enfoque del vampirismo cambia constantemente. La búsqueda irrefutable por convencerse a si mismo que existe una razón por la cual seguir aquí, se vuelve una completa y total adicción. Algunos, logran callar las voces en su cabeza, explotando su maldad, llevándolo hasta la cima de la frialdad y lo demoniaco. Se asesina sin piedad, se tortura sin miedo alguno, no hay corazón, porque no existe semejante órgano en el interior de la bestia; al momento de aceptar la condena, se realiza un trueque, tu alma a cambio de la nada, el vacío total, bajo el mortífero yugo de la eterna soledad. Al ser un hijo de la noche, se está condenado a perder todo cuanto se conoce, no importa lo que el tiempo te lleve, no basta con la eternidad en si, si al final de todo quedas aturdido, cansado y abatido porque fue tu tiempo el que consumió el de los demás, es esta la principal causa por la cual un vampiro no intima con los mortales, con nadie que no sea de su misma especie, pues sólo así puede estar seguro que se le amará por siempre.
Para Ishtar todo en este mundo es relativo, las verdades no son absolutas, y aunque se esfuerce por conseguir un razonamiento pleno, nunca tocará el fondo de sus pensamientos. Aprecia cada detalle de su inmortalidad y lo memoriza, sabe perfectamente que el futuro es incierto incluso para ellos, reconoce que el pasado nunca logrará alcanzar al presente, es por eso que disfruta del ahora constantemente. No suele limitarse, no se prohíbe nada, vive y siente… ¡Aún está viva! Si debe sonreír lo hará a carcajadas, si tiene que sentir el dolor, lo amará hasta que sangren sus heridas y vuelvan a sanar. Su condición no le impide nada, por el contrario, ha logrado intensificar sus emociones, sus sensaciones… El odio es una palabra que no se encuentra dentro de su vocabulario, opina que las personas que malgastan su energía en el odio no conseguirán su transcendencia. Es de humanos tener rivalidades, sentir la hostilidad para con las personas, ellos no están lejos de hacerlo pasar desapercibido, por ende sí puede tener sus diferencias con quienes no comparten su punto de vista, sus ideales, sus pensamientos. No obstante, suele ser lo suficientemente tolerante como para ignorar las ofensas que le hagan, no hay que olvidarlo, es una chica inteligente. El miedo, hay que aceptarlo, el miedo está presente en todas y cada una de las especies que existen, quien no lo siente…. ¿No está vivo? ¡Patrañas! Los que no sienten miedo, son aquellos que más están sumergidos en él, miedo al miedo mismo. Ama la literatura y la música, podría decirse que son el único verdadero amor en su existencia. Suele pasar noches enteras devorando las paginas de un antiguo libro o escuchando la opera de algún artista fracasado.
Para Ishtar todo en este mundo es relativo, las verdades no son absolutas, y aunque se esfuerce por conseguir un razonamiento pleno, nunca tocará el fondo de sus pensamientos. Aprecia cada detalle de su inmortalidad y lo memoriza, sabe perfectamente que el futuro es incierto incluso para ellos, reconoce que el pasado nunca logrará alcanzar al presente, es por eso que disfruta del ahora constantemente. No suele limitarse, no se prohíbe nada, vive y siente… ¡Aún está viva! Si debe sonreír lo hará a carcajadas, si tiene que sentir el dolor, lo amará hasta que sangren sus heridas y vuelvan a sanar. Su condición no le impide nada, por el contrario, ha logrado intensificar sus emociones, sus sensaciones… El odio es una palabra que no se encuentra dentro de su vocabulario, opina que las personas que malgastan su energía en el odio no conseguirán su transcendencia. Es de humanos tener rivalidades, sentir la hostilidad para con las personas, ellos no están lejos de hacerlo pasar desapercibido, por ende sí puede tener sus diferencias con quienes no comparten su punto de vista, sus ideales, sus pensamientos. No obstante, suele ser lo suficientemente tolerante como para ignorar las ofensas que le hagan, no hay que olvidarlo, es una chica inteligente. El miedo, hay que aceptarlo, el miedo está presente en todas y cada una de las especies que existen, quien no lo siente…. ¿No está vivo? ¡Patrañas! Los que no sienten miedo, son aquellos que más están sumergidos en él, miedo al miedo mismo. Ama la literatura y la música, podría decirse que son el único verdadero amor en su existencia. Suele pasar noches enteras devorando las paginas de un antiguo libro o escuchando la opera de algún artista fracasado.
Historia:
De su infancia no recuerda mucho, a decir verdad, no logra recordar casi nada. Solo está consciente de la historia que su hermano mayor le contó a ella y a su hermana. Pero no sabe si creerle todo o continuar con su indagación a sus espaldas. Sus memorias son turbias, como la espuma del mar revolcándose en los arrecifes. Sólo puede dar fe y testimonio de esa noche en adelante…
La llama de las veladoras bailaba al compás de una sonata silenciosa. Lidérc tocaba el violín y la lluvia parecía pronunciarse, los relámpagos absorbían la obscuridad en efímeros instantes, el rugido de la tormenta acompañaba la fúnebre melodía de su hermano. Ishtar amaba a Lidérc, por él estaría dispuesta a entregar su vida, era su padre, era su amante… El único hombre con el que había mantenido un contacto, desde siempre. Ella leía un pergamino antiguo sobre el vampirismo, tenía muchas dudas desde que él se los había confesado; beber sangre, inmortalidad, condena, las estacas, el agua bendita, los ajos, las cruces, el cementerio, el ataúd… Trataba de discernir si sería una opción coherente aceptar lo que él le ofrecía ¿Qué hacer? No conocía el mundo exterior, no había intimado con absolutamente nadie más que él y Sorha, esta última no parecía alarmarse por el estilo de vida que llevaban, pero Ishtar comenzaba a sentirse sola. Sorha y ella no compartían la misma clase de pensamiento, su hermana estaba completa y totalmente idiotizada por las palabras aduladoras de Lidérc, le juraba amor eterno. Sorha era (es) capaz de cometer cualquier estupidez por él. Esa fue la principal razón por la cual comenzó a separarse de su gemela, no porque no la quisiera, Ishtar la adora, pero sus diferencias eran enormes. Discutir con ella sobre la problemática vampírica era inútil, cuestionar a Lidérc era inconcebible. Buscó sus propias respuestas, algo rotundamente difícil dada la situación en la que se encontraban.
Recuerda que esa noche, irrumpió en la sala poco después de acabada su lectura. El vampiro hizo callar el violín y admiro la belleza de su hermana, relamiéndose los labios, saboreando la dulzura de su sangre. Lidérc tenía hambre y ellas eran su festín. Se levanto del sillón en el que se encontraba pidiéndole a Ishtar que llamara a Sorha, ella se negó – Quiero hablar contigo – La expresión en el rostro de su hermano fue incomprensible. Había arrugado su frente y esa era una señal de no agradarle la situación, aún así la morena continuó – Por favor Lidérc, te lo suplico – Su voz, tan suave, tan delicada… eras los acordes perfectos que le hacían falta a su violín. Él sonrió y caminó hasta ella. Al quedarse en completo silencio, la dama comprendió que Lidérc le había cedido el poder de la palabra y de su tiempo. – Confiésame lo más cruel de tu condición – Ishtar se refería al vampirismo como una enfermedad, pues no son más que parásitos que necesitan a los humanos para subsistir en este mundo. Las horas consumieron la noche, la madrugada golpeo directamente las cortinas negras con las cuales el vampiro protegía su vida de los rayos solares. La charla se prolongó más allá de lo esperado y con cada frase que él formulaba, Ishtar se convencía más de no querer la condena de esa manera ¿Cómo era posible que alguien cometiera todos esos crímenes sin sentir ni una miga de arrepentimiento? Su hermano se lo explicó todo. En ese instante un lapso más fuerte se abrió entre ellos. Ishtar lo admiraba por su valentía, por la fuerza que él poseía, por todo lo que había hecho por ellas, por sus sacrificios y demás… Lidérc confesó haber deseado con tantas drenar su sangre cuando apenas tenían 3 años, el trabajo que le costó separarse del cuerpo de Sorha. – ¿Entonces por eso tiene esas marcas en sus brazos? – El asintió. Eso es lo más difícil del vampirismo y ella lo supo siendo humana. – Pero nos amabas entonces y nos amas ahora, eso sólo destaca que no eres un monstruo… - La mirada de Lidérc penetro los orbes de Ishtar, era dulce, era tierno. Nunca antes se había comportado de esa manera, él siempre las había mimado, esa madrugada, fue ella quien lo consintió. Acurrucados los dos sobre el sillón la pregunta de Lidérc hizo que la piel de Ishtar se erizara por completo. Ya la había hecho un par de veces, Sorha aceptó desde el primer instante, pero ella tenía sus dudas y ahora estaba más segura que nunca, la pregunta resonó en su cabeza “¿Estarás junto a mí el resto de la eternidad?” Vaciló antes de responder. Dubitativa, pensó en las razones que tenía por las cuales debía negarse, pero únicamente basto con una para que asintiera. Ella lo amaba, más que a su vida misma. Además conociéndolo a él y sabiendo como era Sorha, una madre les haría falta.
Ese día no durmieron. Sorha llegó cuando la plática había terminado. Se acurrucó justo a un lado de ellos. El silencio se prolongó, cuando el instante no pudo haber sido más extraño Lidérc rompió con el silencio para decir las palabras más hermosas que se le puede ofrecer a una mujer, él tenía a dos bellas compañeras. “Las amo y cambiaría mi eternidad por cualquier cosa que me pidan” Una hermana de cada lado, a ambas les acariciaba el cabello, les besó la frente, Ishtar respondió – No tienes que hacer nada, ya te has sacrificado bastante Lidérc… - Como por arte de magia, Sorha terminó la frase de su gemela – Es nuestro turno, cambiaremos nuestra humanidad por ti – No había nada más que decir. Los brazos del vampiro acariciaron la suave piel de sus hermanas, beso a Ishtar en los labios y acorraló a Sorha sobre el sillón. El día se tiño de promiscuidad, deseo y pasión. Demostrarían el afecto que tenían el uno por el otro con acciones. Cometieron el peor de los pecados, pero descubrieron la única forma que tenían para concebir lo más parecido al amor. Incesto… Bebió y bebieron de ella. En un instante, se encontraba muerta pero más viva que nunca. Décadas pasaron, amándose como esa noche, siglos que aún no pueden borrarse de su piel, pese a los conflictos que han ido sucintándose entre los tres. Muertes, destrucción, torturas… Ishtar no disfruta con eso, ellos sí… No discutirá es su forma de ver las cosas y lo respeta, después de todo fue ella quien dijo que sí, aún consciente de todo el infierno que le esperaba.
La llama de las veladoras bailaba al compás de una sonata silenciosa. Lidérc tocaba el violín y la lluvia parecía pronunciarse, los relámpagos absorbían la obscuridad en efímeros instantes, el rugido de la tormenta acompañaba la fúnebre melodía de su hermano. Ishtar amaba a Lidérc, por él estaría dispuesta a entregar su vida, era su padre, era su amante… El único hombre con el que había mantenido un contacto, desde siempre. Ella leía un pergamino antiguo sobre el vampirismo, tenía muchas dudas desde que él se los había confesado; beber sangre, inmortalidad, condena, las estacas, el agua bendita, los ajos, las cruces, el cementerio, el ataúd… Trataba de discernir si sería una opción coherente aceptar lo que él le ofrecía ¿Qué hacer? No conocía el mundo exterior, no había intimado con absolutamente nadie más que él y Sorha, esta última no parecía alarmarse por el estilo de vida que llevaban, pero Ishtar comenzaba a sentirse sola. Sorha y ella no compartían la misma clase de pensamiento, su hermana estaba completa y totalmente idiotizada por las palabras aduladoras de Lidérc, le juraba amor eterno. Sorha era (es) capaz de cometer cualquier estupidez por él. Esa fue la principal razón por la cual comenzó a separarse de su gemela, no porque no la quisiera, Ishtar la adora, pero sus diferencias eran enormes. Discutir con ella sobre la problemática vampírica era inútil, cuestionar a Lidérc era inconcebible. Buscó sus propias respuestas, algo rotundamente difícil dada la situación en la que se encontraban.
Recuerda que esa noche, irrumpió en la sala poco después de acabada su lectura. El vampiro hizo callar el violín y admiro la belleza de su hermana, relamiéndose los labios, saboreando la dulzura de su sangre. Lidérc tenía hambre y ellas eran su festín. Se levanto del sillón en el que se encontraba pidiéndole a Ishtar que llamara a Sorha, ella se negó – Quiero hablar contigo – La expresión en el rostro de su hermano fue incomprensible. Había arrugado su frente y esa era una señal de no agradarle la situación, aún así la morena continuó – Por favor Lidérc, te lo suplico – Su voz, tan suave, tan delicada… eras los acordes perfectos que le hacían falta a su violín. Él sonrió y caminó hasta ella. Al quedarse en completo silencio, la dama comprendió que Lidérc le había cedido el poder de la palabra y de su tiempo. – Confiésame lo más cruel de tu condición – Ishtar se refería al vampirismo como una enfermedad, pues no son más que parásitos que necesitan a los humanos para subsistir en este mundo. Las horas consumieron la noche, la madrugada golpeo directamente las cortinas negras con las cuales el vampiro protegía su vida de los rayos solares. La charla se prolongó más allá de lo esperado y con cada frase que él formulaba, Ishtar se convencía más de no querer la condena de esa manera ¿Cómo era posible que alguien cometiera todos esos crímenes sin sentir ni una miga de arrepentimiento? Su hermano se lo explicó todo. En ese instante un lapso más fuerte se abrió entre ellos. Ishtar lo admiraba por su valentía, por la fuerza que él poseía, por todo lo que había hecho por ellas, por sus sacrificios y demás… Lidérc confesó haber deseado con tantas drenar su sangre cuando apenas tenían 3 años, el trabajo que le costó separarse del cuerpo de Sorha. – ¿Entonces por eso tiene esas marcas en sus brazos? – El asintió. Eso es lo más difícil del vampirismo y ella lo supo siendo humana. – Pero nos amabas entonces y nos amas ahora, eso sólo destaca que no eres un monstruo… - La mirada de Lidérc penetro los orbes de Ishtar, era dulce, era tierno. Nunca antes se había comportado de esa manera, él siempre las había mimado, esa madrugada, fue ella quien lo consintió. Acurrucados los dos sobre el sillón la pregunta de Lidérc hizo que la piel de Ishtar se erizara por completo. Ya la había hecho un par de veces, Sorha aceptó desde el primer instante, pero ella tenía sus dudas y ahora estaba más segura que nunca, la pregunta resonó en su cabeza “¿Estarás junto a mí el resto de la eternidad?” Vaciló antes de responder. Dubitativa, pensó en las razones que tenía por las cuales debía negarse, pero únicamente basto con una para que asintiera. Ella lo amaba, más que a su vida misma. Además conociéndolo a él y sabiendo como era Sorha, una madre les haría falta.
Ese día no durmieron. Sorha llegó cuando la plática había terminado. Se acurrucó justo a un lado de ellos. El silencio se prolongó, cuando el instante no pudo haber sido más extraño Lidérc rompió con el silencio para decir las palabras más hermosas que se le puede ofrecer a una mujer, él tenía a dos bellas compañeras. “Las amo y cambiaría mi eternidad por cualquier cosa que me pidan” Una hermana de cada lado, a ambas les acariciaba el cabello, les besó la frente, Ishtar respondió – No tienes que hacer nada, ya te has sacrificado bastante Lidérc… - Como por arte de magia, Sorha terminó la frase de su gemela – Es nuestro turno, cambiaremos nuestra humanidad por ti – No había nada más que decir. Los brazos del vampiro acariciaron la suave piel de sus hermanas, beso a Ishtar en los labios y acorraló a Sorha sobre el sillón. El día se tiño de promiscuidad, deseo y pasión. Demostrarían el afecto que tenían el uno por el otro con acciones. Cometieron el peor de los pecados, pero descubrieron la única forma que tenían para concebir lo más parecido al amor. Incesto… Bebió y bebieron de ella. En un instante, se encontraba muerta pero más viva que nunca. Décadas pasaron, amándose como esa noche, siglos que aún no pueden borrarse de su piel, pese a los conflictos que han ido sucintándose entre los tres. Muertes, destrucción, torturas… Ishtar no disfruta con eso, ellos sí… No discutirá es su forma de ver las cosas y lo respeta, después de todo fue ella quien dijo que sí, aún consciente de todo el infierno que le esperaba.
Datos extra:
- Por defender sus pensamientos, puede aplastar a cualquier rival, incluso sus hermanos -
- A diferencia de Sorha, ella no posee ninguna marca -
- Prefiere vestirse de forma cómoda antes que usar los pomposos vestidos de la clase alta -
- No ambiciona poder, ya tiene suficiente -
- Es uno de los pocos vampiros que no presume de superioridad -
- Nadie puede engañarla, pero ella es la maestra en el engaño -
- Durante 5 décadas sobrevivió con sangre de animal -
- No mata a sus víctimas -
- No disfruta de su vampirismo, pero tampoco lo rechaza -
Ishtar Nasic- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 03/07/2011
Re: Ishtar Nasic Lacrocq
FICHA APROBADA
Bienvenida al foro
Bienvenida al foro
Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
- Mensajes : 10717
Fecha de inscripción : 11/01/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
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