En la boca del lobo. [Sirenia]

Katrina sintió algo que la hizo estremecerse en toda su columna, profiriendo un gemido aun en sueños.
Se encontraba en el más placido de ellos, de los últimos trece meses... Ella, aun sin saberlo se encontraba en medio de un bosque rodeada de diversos gruñidos que ella entendía por llamamientos de pajarillos.
Aun con los párpados cerrados a cal y canto, caminaba a paso lento, despacio, al tiempo que se tambaleaba sin quererlo por entre las raíces que sobresalían del suelo. Suerte o no, consiguió adentrarse mas en aquella profunda oscuridad.
sus labios proverían palabras en su lengua natal, algo que la dejaba mucha raíz, algo bueno que haría que no se olvidase jamás de su nacimiento, en aquel paraje desertico. Egipto.
La niña, en sus sueños perseguía a un escarabajo, pero era algo peculiar... tenía un color azul brillante que la hacía querer poseerlo a toda costa.

Mientras tanto, en los alrededores de la Pequeña Dama se oían mas fuerte cada vez aquellos gruñidos provenientes de lobos salvajes, que al aroma de la benjamina se alertaban de sobremanera, como si fuese alguien de mayor corpulencia, como si de un cazador se tratase, siguiendo su instinto, esperando al momento apropiado para atacarla.

Caminaba por el bosque en busca de ramas especiales para el brebaje que estaban haciendo en el campamento. Iba visualizando las plantas y cuando me doy la vuelta en el sitio hacia el este, me encuentro una flor agazapada en miedo y misterio. Corte con una hoz la flor pues podria serme de gran utilidad. Me hizo esbozar una sonrisa el suspiro de la noche removiendo mis cabellos aleatoriamente. Comenze a caminar de nuevo y pude escuchar los pasos de alguien. Me escondi de repente detras de un árbol y para cuando vire mi mirada hacia la amenaza, descubri a una niña pequeña, de cabellos castaños y parecia andar segura en la senda del bosque. Me quede quieta viendo sorprendida a la niña para despues no poder soportarlo y acercarme lentamente hacia ella. La segui de lejos pero no demasiado.

La vigilaba con cuidado y en cuanto escuche gemidos de miedo, me acerque a ella y vi en su rostro que tenia los ojos cerrados. Era sonambula. Perfecto. Las personas que eran sonambulas, eran las personas mas delicadas del mundo, pues le podrias causar alguna relacion entre su subconsciente y la realidad. Me arriesge y me puse delante de ella hasta que se paro insitu. Sonrei y vi como sus gemidos paraban al instante. Me agache a su altura y me quede observandola hasta que abriera los ojos. Sonrei y prepare mis brazos por detras de ella por si llegaba a caer al suelo.

Comence a tararear una nana para que la niña despertara lentamente y pudiera ver donde se encontraba. La pobre niña se abria salido de su cama, pero no sabria como volver. Sonrei y espere con una sonrisa en mis labios.

La niña sacudió su pequeño cuerpo en un repelús al sentir un aroma distinto, algo salvaje pero afrutado al mismo tiempo.

- M..mami..?

La niña profirió con un leve hilo de voz, ya que su garganta estaba reseca. La niña, observó la sombra delante suya, y como los brazos de su mamá intentaban abrazarla. Todo su alredeedro estaba cambiando a cada segundo. Se avalanzó con sutileza (ya que no puede hacer estragos mientras duerme) hacia el cuello de su mamá, abrazándolo deseando que su mamá no volviese a irse en sueños.
Katrina lloraba cada noche a su mamá, todo desde el día que la raptaron. Siempre, había tenido la habilidad desde que era pequeña, de revivir cada uno de los momentos vividos con anterioridad.
La pequeña dama abría los ojos poco a poco, sintiendo que aquel aroma no era el de su... mamá.

Katrina se frotó los ojos en un llanto seco, hizo un puchero al tiempo que se daba cuenta de que no conocía el lughra en el que se encontraba.

Vi como la niña se abalanzaba a mi cuello para agarrarlo con suavidad y cogerla entre mis brazos. Parecía que se había despertado del todo y se limpiaba los ojitos con cuidado para luego ver donde se encontraba. Sonreí mientras la tenía en brazos y le acariciaba el pelo suavemente.

-Pequeña niña…-Llame la atención de la pequeña y vi como sus ojitos claros estaban llenos de miedo por no saber dónde se encontraba y ni con quien se encontraba.-No temas…estas a salvo en mis brazos-Le sonreí abiertamente para enseñar una personalidad amable y calmada para la niña. A juzgar por la apariencia de la joven, supe enseguida que posiblemente seria la hija de alguien de la clase burguesa, alguien superior a ella, pero ahora eso carecía de importancia.-Dime niña, ¿Cómo te has perdido?-Posiblemente esa pregunta hubiera sido mejor ahorrársela, al ser sonámbula te perdías y al despertar, bueno, simplemente despiertas en un bello o desastroso sueño.

La niña me miraba con el rostro cansado y la acurruque en mi pecho. –Probemos por esta dirección.-Dije eligiendo un camino de salida al azar. Comencé a caminar con la pequeña por la maleza del bosque y pare un momento para rascarme la nariz, continué y pude ver un campamento. Por aquí no era. Comencé de nuevo otra ruta distinta y al parecer ya iba por el buen camino. –Ya estamos cerca….-Mire a la niña-Vamos…arriba ese ánimo, preciosa.-Dije con una sonrisa constante en la cara-Piensa, que para cuando estes en tu hogar...estaras durmiendo en una preciosa cama de plumas, adornada con unas sabanas preciosas.-Sonreia sin parar.

Una sensacion de calma me transmitia esta niña. Apoye mi mejilla en la cabezita de la niña pero la levante después de un rato al ver un camino de tierra que iba de derecha a izquierda en linea recta. Habiamos atravesado la maleza en un momento y mi intuicion, si no me fallaba, me decia que tenia que ir hacia la izquierda, hacia el oeste, hacia el mar. Miré a la niña y le sonreí-¿Como te llamas?-Pregunte con curiosidad.

Sonreí al escuchar el nombre de la pequeña. “Katrina”, Silver era un nombre que podría encajarle por el brillo de los ojos de la pequeña pero Katrina, estaba más bonito. Caminaba por el bosque hasta que ella me pregunto el mío. Iba a responderla cuando de repente comenzó a gemir al ver que al parecer mis pies se encaminaban hacia un camino oscuro y peligroso. Era demasiado tarde cuando de repente delante de sus ojos apareció un indefenso cachorro de lobo con los dientes al acecho, amenazando a sus presas. Sonreí deliberadamente y de la bolsa saque un filete envuelto en una tela oscura. Cogí el filete y lo sacudí hasta que la tela se cayó al suelo de tierra y al final tenía el filete en la mano. Con cuidado, lance el filete lejos de nosotras, pero el cachorro fue a por el trozo y enseguida volvió a fijarse en nosotras. Suspire tranquila mientras acurrucaba a Katrina en mi pecho y le acariciaba el pelo.

Espere paciente y pude sonreír al ver al cachorro darse la vuelta en cuanto termino de comerse el trozo de carne cruda. Me di la vuelta y tape con un pañuelo de color azul cielo los ojitos de Katrina para que no viera por dónde íbamos a ir. Comencé a andar por el bosque y lentamente me dirigí al campamento gitano que estaba completamente en silencio. Al verme con la niña en brazos, la gente comenzaba a hacer reverencias. Era obvio de que no era por mí, sino por la niña que cuidaba en mi pecho. Algo en mi se despertó haciendo que mis instintos hicieran que protegiera a esta niña con mi vida. Muchas historias de brujas y de magia circulaban por el campamento, todas ciertas, algunas falsas y otras nunca sabían si de verdad te llegaron a importar algo. Cuando llegue a la tienda del mayor, suspire y me di media vuelta, pero el gemido de Katrina, me había hecho volver de nuevo para dirigirme hacia la tienda. Joe, estaría dormido en la carpa de al lado y...él estaría ahí...durmiendo. No quise pensar en lo que pasaría, pero no tenía otra opción si quería ayudar a la pequeña en volver a su casa y dejarla en un lugar a salvo. Suspire y entre poco a poco en la tienda. Parecía como si lo hiciera adrede. Siempre que tenía que recurrir a algo importante, siempre acababa en su mirada y en su presencia que le hacía temblar. Creía que era de él, de su propiedad. Se equivocaba completamente. Suspire y entre mucho más adentro dejándome guiar por las velas que iluminaban la parte frontal. Me senté en un taburete de piel marrón y apoye a Katrina en mi regazo.

-Estamos con alguien muy bueno. Nos ayudara a encontrar el camino, Silver- Dije tranquila antes de que unas pisadas y un resoplido proviniendo de un hombre alto y con la melena desordenada, nos mirara a ambas desde el sitio. Solo llevaba los pantalones y su torso se dejaba ver completamente. Fije mi mirada en Katrina y le quite la venda de los ojos. Pude escuchar que las pisadas del mayor se metían dentro de su cuarto y volvían de nuevo hacia nosotras. Se quedo mirándonos delante del escritorio de madera y pude ver que miraba de un lado a otro. Pude escuchar su suspiro de cansancio y me miro a la cara.
-Bueno... ¿Qué es ahora?-Pregunto con severidad.
-La encontré...sola...en mitad de la nada.-Dije alertándome un poco.
-Calla-Dijo de repente. Me sorprendí al haberme mandado callar, pero no era a mí. Katrina me agarraba del cuello y había gemido un poco al ver al mayor en todo su poder.
-La asustas...-Dije con dureza.
-Me da igual...-Dijo mirándome y poso sus ojos en Katrina -Niña... ¿Qué haces aquí?-Pregunto con tranquilidad.

Pude ver de reojo como Katrina se deslizaba por mis ropas hasta quedar medianamente de pie sobre el suelo de tierra. Miraba con dureza a Gilbert y mientras él me observaba lascivamente, le ignore y me dirigí hacia el cuenco el cual tenía Katrina la mirada fija. Cogí el cuenco y se lo acerque a Katrina para que pudiera beber un poco de agua, pero el gruñido bárbaro de Gilbert hizo encogerme un poco, pero no me retire y en cuanto bebió un poco volví a dejarlo sobre la mesa. Cogí en brazos a Katrina tras incorporarme de pie y mira a Gilbert.-Escucha, si no vas a ayudarla, me largo-Dije un poco impaciente. Me giraba en el sitio, pero en cuanto daba la espalda a Gilbert, su fuerza agarro parte de mi brazo, haciendo que girara en el sitio bruscamente. Sujete con fuerza a Katrina y sonreí de lado a los ojos fríos de Gilbert-Si tienes algún problema, habla conmigo a solas, pero no metas a Silver dentro de tus inquietudes personales, Gilbert-Mientras iba escupiéndole cada palabra, Gilbert fruncía la mirada hasta casi cerrarla por completo. Me soltó lentamente el brazo y me retire dos pasos hacia atrás.

-Esta bien, pero dime qué puedo hacer-Dijo intentando aguantar la calma.
-Eso vine a preguntarte yo a ti-Dije con insistencia-Tienes el don de la clarividencia, ¿Por qué no lo usas?-Dije con cierta preocupación. Los gemidos de Katrina hicieron verla a la cara y la acurruque contra mi pecho, acariciando su delicado pelo castaño y susurrándole palabras para que entrara en una tranquilidad que debería de echar de menos.-¿Y bien?-Dije un poco más calmada.
-No se puede usar en una niña de 12 años...-Cuando dijo doce años no pude evitar echar a reír. Era el hombre perfecto, arrogante, sexy, poderoso...aterrador, pero a veces metía la pata hasta el fondo.
-Jibero...-reí para dentro-Debe de tener por lo menos cuatro o tres años, no más-Dije con una sonrisa burlona en mí cara, casi vacilante. Gilbert frunció el ceño y se sentó en el trono de golpe. Me miro con mala cara. ¿Por qué siempre me buscaba peleas innecesarias con él? A veces no podía manejar a Gilbert por lo terco que era. Mire a la pequeña y suspire-Vamos, ya buscaremos quien te pueda ayudar-Dije tranquilamente junto con una sonrisa en mi rostro. Empecé a andar hacia la salida de la tienda pero Joe se puso delante de la puerta impidiéndome el paso. Le mire a los ojos y luego me gire por completo con Katrina en brazos para mirar a Gilbert.-Diles que me dejen pasar, Gilbert, esto no es divertido y es muy tarde para Ka...para Silver.-Dije con rapidez, intentando que no hubiera sido un error.
-Sirenia...-Dijo mi nombre correctamente, entonces supe que hablaba en serio y que ocurría algo de gran importancia.-La niña, no puede abandonar el campamento, no sabes lo que tienes entre tus brazos.-Dijo con seriedad y una sonrisa en su rostro. Fruncí el ceño pues no sabía a qué se refería. Katrina, una niña normal y corriente, en brazos de una joven, ya está, no tiene más misterio.
-Déjanos salir.-Dije de nuevo. Sujete a Katrina de nuevo pues comenzaba a resbalar, la sujete con fuerza y la acurruque con mis brazos por su espalda y sus piernas contra mi pecho a modo de protección y cuidado de que no se la llevaran de mi lado. Cuando Gilbert se ponía de este modo, me daba escalofríos.

¿Qué había sido eso? No sabía lo que dijo pero algo hizo mirar a la pequeña con el ceño fruncido en cuanto agarro su colgante y se acurruco en su pecho. Lo que haya sido eso, no tuvo más remedio que mirar a Gilbert a los ojos el cual estaba con la mirada fija en la niña. Abrace con todas mis fuerzas a Katrina y suspire fuera lo que fuera aquellas palabras.

-Sabes...muy bien lo que ha dicho...-Dije mirando fijamente a Gilbert mientras este suspiraba y se sentaba en su trono de terciopelo. Me acerque a Gilbert y apoye a Katrina en la mesa, pero seguía abrazándola con fuerza.
-Simplemente está cansada, no dejare que le hagas nada malo.-Mire a Gilbert con los ojos entrecerrados y decidí por simple impaciencia salir de la tienda y buscar una salida. Se había quedado callado pero eso no me importaba. Extrañamente, nos habían dejado pasar sin pegas y bueno, estábamos fuera de la tienda. Fruncí el ceño pues nada me olía bien y a la altura de la plaza central del campamento, escuche las voces de varios hombres asintiendo a las órdenes de Gilbert, de nuestro mayor. Al final se había quedado callado y después mandar a sus hombres en nuestra búsqueda. Me escondí como pude con Katrina entre mis brazos y me agache en cuclillas para hablar cara a cara con Katrina. Le dedique una amplia sonrisa y le mira con cierta ternura.
-No te voy a dejar al amparo del mal, Katrina-Dije en un suave susurro cerca de su linda carita-Sea lo que sea que quiere el mayor conseguir de ti, no lo tendrá....-baje la mirada pues comenzaba a sentirme un poco impotente, pero alce mi mirada de nuevo con una sonrisa y pose un dulce beso en la frente de Katrina.-Te esconderé contra mi pecho y te envolveré con este pañuelo-Dije a la vez que observaba un montón de harapos y telas sin usar. Había una vieja capa y yo me apañaba con los disfraces. Sonreí cómplice a Katrina mientras la peinaba y le hacia un moño a la altura de su cogote y mientras tanto, envolví afablemente el cuerpecito de Katrina, encapuchándola e intentando que su rostro permaneciese oculto de las ojeadas de los escoltas.

Una vez que Katrina estuvo lista, enrolle un montón de tela y lo metí por debajo de mi camisa, haciendo una especie de chepa. Hizo un gesto divertido para hacer reír a Katrina y enseguida envolví mi figura en una capa negra holgada y usada. Las cerdas de los caballos que se usaban como ribetes para adornar los bordes de las cubiertas, estaban caídos en el suelo. Enganche unos cuantas cerdas y me las puse por dentro de la capa para aparentar una apariencia mayor.

Una vez lista la trampa cogí a Katrina como en realidad podría hacerlo una anciana, pero con mi respectiva fuerza avance poco a poco entre el campamento y como iba vigilando que no me siguiera nadie, pues no pensé en el contratiempo que nos encontramos. Me choque contra nada más ni nada menos que con la espalda del mayor del campamento. Tierra trágame, ojala no hubiera notado el choque y cuando vi girar su rostro hacia la derecha, me di la vuelta, pero su voz ronca y potente hizo quedarme de piedra.

-Abuela....-Dijo amablemente, increíble y puso su mano sobre mi hombro. Había creído que era una anciana y Katrina un bulto contra mi pecho. No sonreí pues no me dejaba avanzar.-Es estrechamente una hora avanzada para sus huesos y su delicada salud, convendría que se fuera a su carpa a descansar-Sus palabras salían tranquilas, fuera de ira y con una ternura increíble. No me lo podía creer, ¿En serio? ¿Gilbert tierno? Afirmé rápidamente con mi cabeza y me dirigí hacia una carpa, que estaba vacía, corrí la cortina y me escape por detrás de la carpa fuera del campamento. Anduve más rápido con Katrina en brazos. La mira a los ojos y le sonreí.
-Ya estamos fuera, ¿Dónde vives? Iré lo más rápido que pueda-Termine de soltar palabras con la misma sonrisa de siempre. Retire la tela un poco del rostro de Katrina para ver sus ojos y su belleza infantil.