La hija de la demencia busca y encuentra {Nicolas D’Lenfent}

por **Luna Angerona** Dom Jul 17, 2011 6:38 pm

Luna era una criatura curiosa por naturaleza, lo que le había ocasionado más de un problema, muchas situaciones que prefería no recordar, y momentos tan traumáticos que habían ocasionado su completa perdición dentro del espiral de la locura. Por lo que no sería extraño descubrir que se había encaminado al theatre des vampires para descubrir si sus inquilinos eran realmente hijos de la noche, un prospecto que le animaba a sobremanera. Rara vez se había encontrado con vampiros, caminantes del sendero del diablo, pero mentiría si dijera que el socializar con la especie no le hacía estremecer placenteramente. Había oído historias de la insanidad de estos, de sus vidas inmortales y sus tragedias, se sentía identificada con sus pasiones y leyendas. No, no deseaba compartir esos dones, vagamente deseaba estar viva, ni que decir que vivir para siempre no era una de sus mayores aspiraciones. Simplemente deseaba tocar a uno, engullir la sabiduría, zambullirse en la verdadera fuente de la demencia.

Con agiles piernas, se encaramó a una de las ventanas más bajas del teatro, intentando forzar su entrada, escabulléndose por la habitación en la que había caído; llena de instrumentos y partituras, respiró con alivio el olor a papeles viejos y arte. Se sentía en casa.

por **Nicolás D' Lenfent** Mar Jul 19, 2011 12:26 pm

¿Qué sucede? ¡Que es lo que sucede! Se preguntaba entre pensamientos, pensamientos que se alejaban a los compas de que sus pies avanzaban en ese camino, un camino oscuro al cual jamás saldrá. ¿Pedirás luz?, Esta vez no habrá luz si no solo sombras, sombras que le persiguen que le reinan el mundo a su alrededor.

Su andar entre las sombras, la gente le mira. ¿A caso me tienen miedo?, valla que humanos más estúpidos, pero está bien sentir miedo, miedo que me alimenta de risa, una risa que jamás oirán solo será la melodías que se escucha dentro de mí.

Al pasara por ese callejón, ese callejón que me quito la vida, la vida que se fue en las manos de un completo imbécil que solo deseaba fortuna. Una fortuna que se adueño de mí. ¿Ambición? Era lo que tenía por el mundo, por el dinero que se gastaba en el maldito Paris.

Il mio amore, la mia vita, la mia anima.Theatre Des Vampires un sueño hemoso traspaso en mi en cuento le mire, en cuanto senti la presencia del telon, los actores, mi viiolin. En la perdida de el, despues de perder todo, tener que empezar desde el principio, un principio despues de mi muerte, una muerte que detesto y amo demasiado pero que ocurre, por que aun sigo aqui desapareciendo entre la maldita multitud. Es hora de hacer mi regreso un regreso tenible, un renacer esta a punto de estar, un presente que jamas de escapara y eso es todo poder, fortuna, dinero vendrian a mis manos con un solo sueño.

Adentrandome al theatre, de nuevo las mriadas, sus pensamientos de ¿Es, el violinista del diablo?, ¿Sera el, mi maester Nicolas D`Lenfent?. Si soy el, soy el mismisimo Demonio. A quie estoy para vovler a tomar en mis propias manos el Thetare, es hora de ver mi teatre asi que largo...Rio de nuevo embozando en mi rostro una seriedad que nadie se esperaba. Traidores, insolentes dejar que cualwueira tomara el mando. Imbeciles, no queria ver la funcion ya que era una basura, esto no era mas que una miseria sin mi presencia, sin mis actos. Precioso, divino estaba todo, como los viejos tiempos, pero algo me llamo la atencion, ese cuarto donde solia estar, donde me perdia.

Es hora de que las hojas sean escritas, de que la obra de inicio, de que la tinta se acabe en las ilusiones en esos sentimientos demostrados en ellos. ¿Qué empiece? La maldición de un inicio en este Theatre, Soñar, soñar, en este cuarto lleno de tesoros, lleno de almas perdidas en melodías, una vida guardada en viejos momentos.

La puerta se abrió y adentrándose en la oscuridad, gozaba y anhelaba el silencio, ven mi amado silencio envuélveme como tú sabes hacerlo déjame sentirte tan cerca de mí.

por **Luna Angerona** Mar Jul 19, 2011 9:01 pm

Luna se empujó contra la pared al escuchar movimiento detrás de la puerta, vagamente oculta detrás de la sombra de un rincón. Su sorpresa fue enorme al observar quién, de todos los inmortales que pululaban el teatro, había hecho presencia en la habitación. Con paso de rey y físico de pecado, caminó Nicolas D’Lenfent, el prodigo violinista demente. No parecía haberse percatado de su presencia, por lo que Luna asumió que se encontraba ensimismado en el corazón del arte mismo, sintiendo el latido de la sabiduría de la forma en la que sólo los locos podían percibirlo. Bueno, ella nunca se vanagloriaría de sus bailes de fuego, nunca los llamaría arte, de tener que compararlos con el trabajo de semejante maestre. Porque ella había probado la locura, la consumía como una comida diaria, ¡pero aún no se encontraba allí, en ese centro de virtudes inconexas que te hacían ser único e inigualable!

¿Cómo sabía de Nicolas?, simple, en realidad. Como una apasionada por el arte y lo bello que el podrido mundo tenía que ofrecer, conocía el theatre des vampires y sus funciones. En diversas ocasiones se recostó de una puerta, pared o ventana clandestina para poder ser testigo de la voluntad de los dioses. Nunca le dejarían entrar con los trapos que llevaba puestos, y tampoco traspasaría; se arriesgaría a ser el alimento de uno de estos hijos de la noche. En pocas palabras, se hallaba frente a una expresión de la más pura demencia, el más perfecto hijo del diablo. Y la simple noción de hallarse allí, le hizo caer encima de los violonchelos, el estruendo evidenciando su presencia.

Aprovechando el probable momento de duda de Nicolas, enardecida por su fervor fanático, se lanzó a los pies de éste como una vulgar sirvienta.

– ¡Es usted, Monsieur D’Lenfent! –exclamó con ojos llenos de adoración.

por **Nicolás D' Lenfent** Miér Jul 20, 2011 3:19 pm

¡Silencio! Era lo que le hacía perder la razón, perderse entre murmureos fantasiosos, saber que la noche aun está a punto de empezar que las horas ya no se marcaran y que este demente podrá hacer su voluntad. Observando el lugar, se encontraba sus viejos textos en aquel libreto, el cual solo miro y no se acerco a tomarlo. ¡Solo eran recuerdos!, y esos recuerdos jamás podrán ser tomados de nuevo, eso sí sería una nuevo renacer a partir de hoy, desdeñar lo común perseguir lo refinado.

Algunos vestuarios viejos y empolvados que fueron la causa de una gran función haciendo que esto se levantara de la noche a la mañana.
Viejos instrumento colocados en aquel ataúd, que más podría haber si no simplemente cosas que un día llegaron al éxito y que serán recordadas por mí, por mi belleza que aun no perece en las sombras.
Hermoso mi mirada se dirigió a aquel sitio donde estaba un estuche, el estuche de un viejo violín, quería ir a tomarlo pero algo me interrumpió que me enfade aun gruñendo con los colmillos enseñando y ese rostro molesto por la interrupción.

Desviando la mirada hacia abajo, nefasta humana que le tocaba, detestaba que le tocaran cuando no le conocían. Le jalo el pie para que no hubiese ningún contacto con él, Y aun molesto por si mismo ya que por estar soñando, por estar perdido entre pensamientos se dejo llevar sin saber que alguien le acompañaba, que alguien le estaba mirando y el sin darse cuenta. Pero sus pensamientos mas sinceros, alabándome parecía hacerlo, mi rostro embozo una seriedad que solo asentí con el rostro. –mm así me llaman, Nicolás, Nicolás D`Lenfent, The Devil`s Violinist, demasiados sobrenombres pero así es…Venia el sarcasmo en ellas y solo le tomo el brazo para levantarla. –Levántate. Su intención no era ordenarle si no simplemente que no hiciera eso, detestaba que lo hicieran a pesar de todo n estaba aun acostumbrado as eso.

por **Luna Angerona** Miér Jul 20, 2011 11:24 pm

Presintiendo que le había ofendido, Luna se sacudió los descoloridos ropajes descuidadamente, mirando al suelo para evitar conectar mirada con tal criatura. ¡Por la diosa, era él! Casi no podía creer que estuviera en presencia del creador detrás de las obras con las que tanto había reído; porque nunca le había hecho llorar, se carcajeaba de todos los momentos inmortalizados en el escenario y el papel, incluso de los asesinatos y descuartizamientos, porque sabía que eso era lo que las obras estaban predestinadas a causar, ¡risa e hilaridad!, pero los demás no lo comprendían, no entendían el significado detrás de la mano maestra de Monsieur D’Lenfent.

Inclinó su cabeza en forma de disculpa.

– ¡Lo lamento mucho, maese D’Lenfent! –dijo, rehusándose a utilizar su nombre de pila, le parecía un enorme irrespeto a semejante individuo.

La locura, de eso se trataba todo, de la forma en la que a ella le había consumido y cómo a él le había elevado a la genialidad. Y Luna no podía evitar amarle, no a él, pero a su sabiduría, su talento, su poder, que como una filarmónica tocaba debajo de su piel. Sus venas no se hallaban llenas de sangre, se encontraban trasportando arte. Era un perfecto maestro de la destrucción y la creación. Al pensar en lo que ella podría hacer con tal poder, no pudo evitar que sus ojos se anegaran de lágrimas. Quizás, sólo quizás, había finalizado su nunca iniciada búsqueda de hallar a alguien como ella, alguien que comprendiera, pero con una capacidad mayor.

– No le he estado esperando, maese D’Lenfent, pero la voluntad de la diosa ha hablado por mí –expresó, su voz llena de un grueso acento sin procedencia, mezcla de los idiomas que conocía y los dialectos que había oído durante sus viajes–. Es usted por quien he aguardado sin aguardar, déjeme demostrarle de lo que soy capaz –su tono suplicante por última vez en su entera vida llena de “¡deténgase!” o “¡pare, por favor!”.

El pobre inmortal tal vez ni siquiera comprendía el porqué esta demente mujer se lanzaba, esta vez metafóricamente, a sus pies.

por **Nicolás D' Lenfent** Vie Jul 22, 2011 12:48 pm

Reír solo reír me causaba sus gestos, sus movimientos muy sutiles pero a la vez hermosos, admirable se sentía por mí, atraída será. Siempre pasa esto, los deseos por verme, por obtener cierto placer que causo. Pero esta noche será lo mismo no lo creo no veo a esta mujer ganas de peligrar, ganas de jugar mientras sigues sus vehemencias de servir. Mujer valiente que se atreve a `pensar demasiado, ¡Problemas! Pero siempre había problemas, que sucede mujer vamos solo soy un demente que ahora ríe por verte. Deseoso de seguir oyéndote, de seguir una locura que ya conocía.

Muertes ¡Oh si muertes! Eso es todo lo apasionante, valla que gustos y maravillas puedo seguir oyendo de ti. Me admiras pero aun no conoces a un asesino, podre matarte si lo deseo, podre devorarte mientras te hago hablar con locuras así como lo estás haciendo ahora.

No me molesta para nada, pero veo que aun sigue hablándome con tanto delirio. Mirándole, esperando interrumpirle para poder sesear un deseo y atracción por sus palabras, aun desconociendo el motivo que se hallaba ahí. Música se oye está dando inicio la obra, pero que música aun no me atrae del todo.

Se disculpa por nada, que ha cometido esta mujer, que pecado cometió o quiere cometer. Pedir perdón por estar hablando hermosamente. Continúa mujer y sigue pidiendo perdón, sigue por qué todo esto es pecado.

-Lamentarse, ¿No veo el por qué hacerlo? Le miro aun con los ojos posados en ella, con la atracción que siente por seguir hablándole como su rey o al menos así parecía.

Sabiduría, poder, de que estas halando. Solo hago lo que tengo, nada de eso tengo nada de eso puedo decir que hago, Solo hago locuras que me apasiona intensamente. Como tu ahora demuestras demasiada pasión, eso me atrae y lo sabes. Al menos me entiendes, al menos veo una comprensión, valla estamos locos así nos llaman.

¡Divino! Poder disfrutar de las lágrimas brillantes que salían de esos hermosos ojos, con tal rapidez llevo la llama de uno de sus dedo y la tomo, con delicadeza para probarla, probar una gota de lágrima que desconocía el sabor durante años. Llevándola después a su boca para saborearla, le miro maravillado, seguía sin comprender tanta locura de ambos.

-Ya no esperes mas aquí me tienes, pero que ¿diosa? Dioses no existen , no al menos en mi mundo. Le miro algo serio con tal descaro…-¿De es capaz? Tomo su cuello con tal fuerza para que lo sintiera. Mostrando el asesino que escondió en esas palabras…-¿Capaz de morir? Le pregunto mientras le mostraba los hermosos colmillos rozándolos con la piel en su cuello.

Sus ojos le mostraban la misma muerte que posaba en ellos, podía sentir que su parecer cambio algo así que rio mirándole con descaro…

por **Luna Angerona** Vie Jul 22, 2011 9:46 pm

Al sentir el contacto con tan mortalmente frío dedo, Luna se estremeció, era como ser acariciado por la mismísima muerte. ¡Oh, maldito masoquismo que hacía que aquello fuera un deleite para sus sentidos! Estaba frente a un dios, aunque él negara la existencia de alguno, ¿qué no era eso lo que hacían los dioses? Perjuraban contra la existencia de tal cosa como la perfección, pero saciaban nuestras ansias por el placer del espíritu mientras al mismo tiempo se regocijaban con las alabanzas a la carne. No, no, no, estaba delirando de nuevo.

Comenzó a jadear como un pez fuera del agua cuando el inmortal le tomó por la garganta, sus ojos saliéndose de orbita; sólo era una reacción de su cuerpo, nunca de sorpresa, esta caperucita sabía lo que le esperaba dentro de la boca del lobo, la bella inocencia le había dejado violada en un bosque a la merced del universo y sus espectros con la vida como maestra. Pero la vida había sido una maestra mediocre en todo lo que no fuera la paranoia y la histeria, nadie le había hablado de su potencial y su enferma madre había podido enseñarle tan poco. Su magia nunca fluiría más allá de la yema de sus dedos si no se adentraba por completo en la demencia, y nunca podría lograrlo sola.

D’Lenfent, D’Lenfent, D’Lenfent, vociferaba su cabeza, él era su única respuesta.

Era débil, demasiado como para si quiera mover un dedo al estar bajo el inmenso poder de tal individuo. Las lágrimas no dejaron de brotar de sus ojos, pero no se trataban de lágrimas de melancolía o dolor, tampoco de felicidad. Otra acción involuntaria de su cuerpo ante el peligro.

– Y-yo ya estoy m-muerta, ma-maese D’Lenfent –habló, su respiración tan entrecortada como sus palabras, su aliento extenuado. Dejando sus brazos libres en los costados de su cuerpo, acción que le hizo lucir como una muñeca de trapo abandonada, continuó–: Ellos me asesinaron, me descuartizaron, estoy incompleta.

por **Nicolás D' Lenfent** Dom Jul 24, 2011 1:36 pm

Maldición que dios no existe, nadie existe somos todos fantasmas, nada podrá ser verdadero mientras existamos. Nada tiene vida si no saben el significado, nadie sabe cómo vivir, nadie comprende nada, Podría decir que la muerte los acecha a todos, así como nosotros buscamos a quien maldecir con esta miserable vida, ¡Ha! ¿Si a esto se le llama vida? Todo podría ser inexplicable, todo esto es solo un abismo el cual nadie podrá escapar solo aquellos que se aferren a una vida que no existe podrán sentirlo y superarlo pero por lo mientras seguir fingiendo que vivimos. Si vivimos porque aun estamos aquí, aun puedo ver mi cuerpo posado en la tierra, ver como el mundo cambia con el paso de los tiempos.

Tenía razón esta mujer, una mujer al fin, porque nada en este mundo puede ser como ella. Todas siempre se prestaban a un juego, si un juego el cual no tiene límites solo ofrece placer y eso pero yo me estaba enloqueciendo por todo esto. Jamás pude imaginar que aparte de mi querida Luminita existiera otra mujer poeta, otra que conozca placeres hermosos del alma. Eres como aquella mujer que murió por saber del conocimiento, por superar a un hombre en su saber. Hermosas palabras, Pero ahora deseaba saber si conocías el significado o solo hablas por hablar, quería sentirte, quiero sentir ese sentimiento tuyo que no es imitado, no eres un actor lo veo en tus ojos. Veo la sinceridad de tus palabras en ellas que eso es lo que me brindo confianza para poder expresarme de igual forma. Como dicen cómo te traten te trataran y ahora solo necesitaba de decir unas cuantas palabras y esta mujer caería al infierno a donde pertenezco.

Al verla me cautivo un poco el pensamiento, belleza tenia pero que era lo que guardaba en ella, algo extraño había en ella que me llamo la atención. Pero un estasis de placer tenia la ver pegar esos gemidos, me sentía atraído por la fuerza que emplea en su cuello, Si soy ese lobo pero un lobo inmortal un lobo que no tiene consideración de nada, y tu una indefensa mujer o niña que no tiene remedio más que esperar a que tu cuerpo se quede quieto, inmóvil y sin aliento.

Pero algo interrumpió, algo que le hizo alzarla, llevando su rostro al suyo para descifrar que era lo que tenia. ¿Muerta? Muerta se consideraba en vida, como era posible que pensara eso y en ese momento un recuerdo muy vago de mi llego y recordé cuando me transformaron en esto que era realmente estaba muerto, pero me sentía muerto estando como ella. La solté y deje que hablara, que viviera ya que la muerte no tiene sentido cuando uno siente que ya lo tiene.

-¿A qué te refieres? ¿Muerta? Muerta , acaso conoces el sentimiento de esta palabra..Le miro sin despejar la mirada en ella, observándola para poder saber qué era eso. Maldición….

por **Luna Angerona** Lun Jul 25, 2011 1:18 am

Cayó al suelo con un sonido sordo, abrió los ojos, clavándolos al suelo como si se hallara en presencia de una estatua a la que debía honrar. Pero debía escucharle, para eso estaba allí, para prestar atención a sus diatribas. Y sí, quizás no era un dios, pero un maestro, y debía tenerlo, debía ser suyo su conocimiento. Al levantar la mirada, sintiéndose por fin merecedora de la forma del artista demente, colocando sus manos sobre su cuello en un abrazo, pudo sentir el ardor y la quemadura que la fuerza de sus manos había causado en su delicada carne; acarició la zona como quien descubre su orgasmo por primera vez, rozó los bordes de las marcas con las yemas de sus dedos y se sintió bendita.

– El sentimiento –repitió, sin apartar sus manos de su cuello, sentada despreocupadamente–. Sí, muerta, ¡estoy muerta! –rió, cubriendo su boca con una de sus palmas para evitar llamar la atención de los curiosos; y a pesar de su intento, su carcajada aún podía ser oída a través de sus dedos–. Mi museo es la morgue, mis venas todavía no varicosas palpitan, mis manos tiemblan, oigo campanas pero nunca pienso en suicidio porque ya estoy muerta, ¡soy decadente! –terminó gritando, envolviendo su rostro con sus manos como si se propusiera llorar sin hacerlo realmente–. ¡Y podría dormir por mil años, soñando sueños que me despertarían! ¿¡Quién podría saber que tantos colores salían de las lágrimas!?

por **Nicolás D' Lenfent** Mar Jul 26, 2011 6:19 pm

Mismo acto, misma locura hacia ella, pareciera repetir mis acciones pasadas. Ella hacia todo lo que yo hubiese hecho si estuviese en su lugar ero que era lo que realmente le había sucedido. “Pensamientos” donde la fuerza le gustaba era una amante de la brusquedad, sus manos parecían ser aquellas cadenas que hubiesen recorrido todo su cuerpo, una especie de marcación se podía ver en ella pero sensual. Agradable presencia tenía el día de hoy.

¿Alguien podía sentir eso?, ella era humana, si era humano no del todo pero estaba mas viva que yo, podía fingir ser parte de ellos con facilidad pero que era lo que realmente le sucedía o le sucedió. Misterios le aguardan el rostro, torturas podía sentir al verla, quería torturarla un poco ¿Por qué no? Le podía mostrar un mundo que ambos amaran, un mundo al cual ya no querrá salir sin mi compañía. Esto era lo que quería esto era lo que obtendría.

Así que nadie se escapa de mi desquiciada vida o muerte o renacimiento, ya ni sé que nombre tener, que vida llevar solo dejar que el momento sea como deseo desde el principio y eso es lo que hare. Pero el sonido se había detenido, apenas comenzaría el segundo acto en la obra, podía sentir los nervios y ansias de la gente que estaba presente. Aun podía disfrutar de ambos lugares, podía saber con exactitud cada movimiento que alguien omitía en el lugar, hasta oía sus pensamientos, aunque esta mujer era la que dominaba de ellos.

Rio por verla, sintió su locura que le miraba disfrutando de su palabras hermosas que hicieron que fantaseara un mundo pero mi mundo, la invitaría. ¿Invitarla? Por qué no, que vea lo que es realmente la locura…Camino alrededor de ella, haciendo que se desmayara al verle, que viera lo que podía ver. Saber si podía soportar tal rudeza de mentes en ella para que en verdad viera si su locura es en verdad exquisita.

Después de un gran largo rato tomándolo de su cuello, la atrajo hacia sus benditas manos, el cual solo acaricio el cuello rojizo, marcado por mis propias manos disfrutando del ardor que aun se sentía en ella, le susurraba al oído para seducirla.- ¿Puedes ver mi templo encendido por tanto delirio? Termino con un soplido que salía de sus labios en aquella oreja, provocándole, incitándole a cometer locuras juntas. Ven siente como quema, aun no has visto lo hermoso que puedo ser..Le decia para que se enfadara, pero solamente queria saber si era en verdad la pasion lo que corria en ella.

por **Luna Angerona** Mar Jul 26, 2011 7:14 pm

– Todo termina quemado después de un tiempo –fue lo único que dijo, sus ojos vacios y perdidos en el infinito espacio y profundidad que la brindaba la oscura estancia, dejando su cuerpo libre al inmortal para que hiciera lo que deseara con él; ¿qué era un cuerpo sin un alma, había tenido una alguna vez? Le gustaría saber cómo robar un alma, cómo devorarla–. Veo un templo sin dios, veo un teatro lleno de payasos, eso es lo que veo, maese.

Podía oír las carcajadas y los aplausos, tan vacios y carentes. ¡Nadie estaba creando arte en ese escenario! ¿Cómo se atrevían a dar cumplidos a falsos loas? ¡Que le saquen los ojos, prefiere estar ciega antes de cometer semejante herejía!

Aunque su cuerpo aún se hallaba estático, sus ojos giraban trastornados, recorriendo el lugar con movimientos tan bruscos que parecían querer salir de sus soquetes. No buscaba salida, no deseaba escapar, intentaba ver, ser testigo de la majestuosidad que D’Lenfent le describía. Su mente divagaba en los más grandes rincones de su psique; recuerdos que hubiera querido olvidar pero no lo había hecho, recuerdos valiosos, ¿amor, dónde se encontraba el amor y la felicidad? Esos sucesos borrados por la marca del tiempo quizás nunca habían tenido existencia en verdad, fabricaciones, mentiras. Y podía sentirlas como nunca antes, lenguas, mordiscos… ¡Qué alguien me golpee, no quiero hablar!

– ¡Sal de mi mente! –exclamó, apartándose del abrazo del cadáver frente a ella, este dios falso y maestro de todo lo que merecía ser aprendido. Las velas de cera y lámparas encontrando el fuego repentinamente, la habitación rápidamente iluminada por una bruja inexperimentada y su arrebato de rabia.

¿¡Cómo se había atrevido a hacerle revivir sus memorias reprimidas!? ¡Tan cruel y benigno, venenoso! Y, oh, atroz destino, no deseaba nada más que aprender de él. Su compañía como el más dulce vino, esencia de la vida y la perdición, una adicción maliciosa.

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